Filosofía y Ciencia
Vida, obra y teorías de Platón
Platón (c. 428-c. 347 a.C.), filósofo griego, uno de los pensadores más originales e influyentes en toda la historia de la filosofía occidental.
1. VIDA
Platón nació en Atenas probablemente el año 428 o el 427 a. c. de familia perteneciente a la aristocracia ateniense, que se reclamaba descendiente de Solón por línea directa. Su verdadero nombre era Aristocles, aunque al parecer fue llamado Platón por la anchura de sus espaldas, según recoge Diógenes Laercio en su "Vida de los filósofos ilustres", anécdota que ha sido puesta en entredicho. Los padres de Platón fueron Aristón y Perictione, que tuvieron otros dos hijos, Adimanto y Glaucón, que aparecerán ambos como interlocutores de Sócrates en la República, y una hija, Potone.
A la muerte de su padre, siendo niño Platón, su madre contrajo nuevas nupcias con Pirilampo, amigo de Pericles, corriendo la educación de Platón a su cargo, por lo que se supone que Platón pudo haber recibido una enseñanza propia de las tradiciones democráticas del régimen de Pericles.
En todo caso,Platón recibió la educación propia de un joven ateniense bien situado, necesaria para dedicarse de lleno a la vida política, como correspondía a alguien de su posición. Según Diógenes Laercio llegó a escribir poemas y tragedias, aunque no podamos asegurarlo. También fue discípulo del heracliteano Cratilo, noticia esta que tampoco parece posible confirmar. La vocación política de Platón está constatada por sus propias declaraciones, en la conocida carta VII; pero su realización se vio frustrada por la participación de dos parientes suyos, Cármides y Crítias, en la tiranía impuesta por Esparta luego de la guerra del Peloponeso, conocida como la de los Treinta Tiranos, y que ejerció una represión violenta y encarnizada contra los lideres de la democracia. Sin embargo, el interés político no le abandonará nunca, y se verá reflejado en una de sus obras cumbre, la República.
En el año 407, a la edad de veinte años, conoce a Sócrates, quedando admirado por la personalidad y el discurso de Sócrates, admiración que le acompañará toda la vida y que marcará el devenir filosófico de Platón. No parece probable que Platón mantuviera una relación muy intensa con el que consideró su maestro, si entendemos el término relación en su sentido más personal; sí es cierto que entendida en su sentido más teórico la hubo, y de una intensidad que raya en la dependencia. Pero también sobre su relación con Sócrates hay posiciones contradictorias. El que no estuviera presente en la muerte de Sócrates ha hecho pensar que no pertenecía al círculo íntimo de amigos de Sócrates; sin embargo, parece que sí se ofreció como aval de la multa que presumiblemente la Asamblea impondría a Sócrates, antes de que cambiara su decisión por la condena a muerte.
En el año 399, tras la muerte de Sócrates, Platón abandona Atenas y se instala en Megara, donde residía el filósofo Euclides que había fundado una escuela socrática en dicha ciudad. Posteriormente parece que realizó viajes por Egipto y estuvo en Cirene, (noticias ambas, aunque probables, difíciles de contrastar, no habiéndose referido Platón nunca a dichos viajes, por lo que también es probable que luego de una breve estancia en Megara regresara a Atenas yendo posteriormente a Italia en donde encontraría a Arquitas de Tarento, quien dirigía una sociedad pitagórica, y con quien trabó amistad.
Invitado a la corte de Dionisio I, en Siracusa, se hizo amigo de Dión, que era cuñado de Dionisio, y con quien concibió la idea de poner en marcha ciertas ideas políticas sobre el buen gobierno que requerían la colaboración de Dionisio. Al parecer, las condiciones de la corte no eran las mejores para emprender tales proyectos, ejerciendo Dionisio como tirano de Siracusa; irritado por la franqueza de Platón, según la tradición, le retuvo prisionero o lo hizo vender como esclavo en Egina, entonces enemiga de Atenas, siendo rescatado finalmente por un conciudadano que lo devolvió libre a Atenas.
Una vez en Atenas, en el año 388-387, fundó la Academia, nombre que recibió por hallarse cerca del santuario dedicado al héroe Academos, especie de "Universidad" en la que se estudiaban todo tipo de ciencias, como las matemáticas (de la importancia que concedía Platón a los estudios matemáticos da cuenta la leyenda que rezaba en el frontispicio de la Academia: "que nadie entre aquí que no sepa matemáticas"), la astronomía, o la física, además de los otros saberes filosóficos y, al parecer, con una organización similar a la de las escuelas pitagóricas, lo que pudo comportar un cierto carácter secreto, o mistérico, de algunas de las doctrinas allí enseñadas. La Academia continuará ininterrumpidamente su actividad a lo largo de los siglos, pasando por distintas fases ideológicas, hasta que Justiniano decrete su cierre en el año 529 de nuestra era.
En el año 369 emprende un segundo viaje a Siracusa, invitado por Dión, esta vez a la corte de Dionisio II, hijo de Dionisio I, con el objetivo de hacerse cargo de su educación; pero los resultados no fueron mejores que con su padre; tras algunas dificultades (al parecer estaba en situación de semi-prisión) consigue abandonar Siracusa y regresar a Atenas. También Dión tuvo que refugiarse en Atenas habiéndose enemistado con Dionisio I, donde continuará la amistad con Platón. Unos años después, en el 361, y a petición de Dionisio II, vuelve a realizar un tercer viaje a Siracusa, fracasando igual que en las ocasiones anteriores, y regresando a Atenas en el año 360 donde continuó sus actividades en la Academia, siendo ganado progresivamente por la decepción y el pesimismo, lo que se refleja en sus últimas obras, hasta su muerte en el año 348-347.
2. INFLUENCIAS FILOSÓFICAS EN PLATÓN.
En la exposición de la teoría de las Ideas podemos apreciar numerosas influencias de filósofos anteriores a Platón: De Heráclito toma el sentido de la dialéctica, es decir, la importancia de analizar los elementos opuestos para alcanzar una síntesis o conclusión en una determinada investigación. De Pitágoras hereda la importancia que concede a la geometría, hasta el punto de poner como inscripción en la entrada de la Academia: «No entre aquí nadie que no sepa geometría». De Sócrates asimila gran parte de sus doctrinas, y a él le dedica casi todos sus diálogos. La influencia de Parménides se aprecia en todas sus teorías sobre las Ideas y la realidad del ser. Y otras muchas ideas platónicas surgieron a propósito de la confrontación entre las tesis de Heráclito y las de Parménides. La teoría de las ideas podría ser entendida como un intento de conciliar las ideas básicas, pero opuestas, de los principales filósofos anteriores:
- Protágoras: Afirmó que todo conocimiento es relativo y que no existen verdades absolutas.
- Heráclito: Afirmó que las cosas están en continua transformación, en constante fluir.
- Parménides: Define un ser totalmente opuesto al de Heráclito: estático, sólido, inmóvil...
- Sócrates: Sostuvo que podemos hallar definiciones universalmente válidas y comprensibles.
Desde este punto de vista podemos decir que Platón representa la primera síntesis filosófica en la historia del pensamiento, al intentar una mediación entre el pensamiento de Heráclito y el de Parménides. Esto le lleva a sostener, por un lado, que existen conceptos estables, realidades permanentes, al mismo tiempo que, por otro lado, existen también las cosas mutables y efímeras que nos muestra el conocimiento sensible. En definitiva, postula la existencia de una doble realidad (el mundo de las ideas y el mundo sensible) y dos formas de conocimiento (el conocimiento sensible y el intelectual o racional).
3. OBRA
Los escritos de Platón adoptaban la forma de diálogos, a través de las cuales se exponían, se discutían y se criticaban ideas filosóficas en el contexto de una conversación o un debate en el que participaban dos o más interlocutores. El primer grupo de escritos de Platón incluye 35 diálogos y 13 cartas. Se ha cuestionado la autenticidad de algunos diálogos y de la mayoría de las cartas.
3.1 Primeros diálogos
Los diálogos platónicos pueden ser divididos en cuatro etapas de composición. La primera representa el intento de Platón de comunicar la filosofía y el estilo dialéctico de Sócrates. Algunos de esos diálogos tienen el mismo argumento. Sócrates se encuentra con alguien que dice saber mucho, él manifiesta ser ignorante y pide ayuda al que afirma saber. Sin embargo, conforme Sócrates empieza a hacer preguntas, se hace patente que quien se dice sabio realmente no sabe lo que afirma saber y que Sócrates aparece como el más sabio de los dos personajes porque, por lo menos, él sabe que no sabe nada. Ese conocimiento, por supuesto, es el principio de la sabiduría. Dentro de este grupo de diálogos se encuentran Eutifrón (una consideración sobre la naturaleza de la piedad y la religión), Laques (una búsqueda del significado del valor), Cármides (un intento por definir la templanza), la Apología de Sócrates (donde narra la defensa que de sí mismo ejerció Sócrates en el juicio que le condujo a la muerte) y Protágoras (una defensa de la tesis de que la virtud es conocimiento y que es posible aprenderla).
3.2 Etapas de pensamiento.
DIÁLOGOS DE JUVENTUD (393-389 ac): En ellos es fiel a los temas y las doctrinas socráticas. Encontramos disputas sobre conceptos éticos, virtud y conocimiento. El narrador y figura principal será Sócrates.
· "APOLOGÍA DE SÓCRATES": Es una defensa de su maestro. Nos presenta el proceso de Sócrates, centrándose en el discurso ante los tribunales que le condenan a muerte. Único texto con forma estricta de diálogo.
· "CRITÓN": Es un diálogo en la cárcel donde Sócrates defiende las leyes y justifica su decisión de no huir de la cárcel.
"LISIS": Sobrenatural.
· "EUTIFRÓN": Sobre la Piedad.
· " LAQUES": Discute el tema del Valor.
· "IÓN": Sobre la Poesía de inspiración divina.
· "CARMIDES": Sobre la Templanza.
· "PROTÁGORAS": Sobre si la Virtud es enseñable. Se accede a la Razón a través de la Virtud.
DIÁLOGOS DE TRANSICIÓN (388-385 ac): En ellos comienza a elaborar sus doctrinas originales, predominan los problemas políticos (Sócrates enfrentado con los Sofistas y la crítica de la democracia). Tras su primer viaje a Sicilia aparece claramente la influencia de elementos órfico-pitagóricos, como la idea de la inmortalidad del alma. Primeros esbozos de la Teoría de las Ideas.
· "GORGIAS": Crítica de la retórica de los Sofistas y su papel en la decadencia de la democracia ateniense. Debate sobre la Justicia. Incluye un mito sobre la inmortalidad del alma.
· "MENÓN": Retoma el tema de la enseñanza de la Virtud y presenta su teoría del conocer como "reminiscencia".
· "CRÁTILO": Debate sobre la significación de las palabras, se sirve de la dualidad sofista entre lo que es por naturaleza y lo que es convencional. Presenta algunos elementos de la Tª Ideas.
· "HIPPIAS MAYOR": Discute sobre la Belleza. Autenticidad discutida.
· "HIPPIAS MENOR": Sobre la Eurística.
· "MENEXENO": Es una parodia de las oraciones fúnebres, en concreto la dedicada a Pericles.
DIÁLOGOS DE MADUREZ (385-370 ac): Son los fundamentales pues presenta en ellos una concepción completa de su Teoría de las Ideas. Ofrece una teoría de la polis ideal (la primera utópica). Expone los mitos más importantes.
· "EL BANQUETE": Se exponen distintas concepciones del amor, entre ellas el amor platónico.
· "FEDÓN": Nos muestra a Sócrates en el momento en que aguarda la muerte y dialoga sobre la inmortalidad del alma, y de la filosofía como actividad que sirve de preparación para la muerte. Mito del Carro Alado.
· "LA REPÚBLICA": Presenta su concepción de la polis ideal, la importancia de la Educación, y de la Virtud.
· Se presentan todos los temas básicos de su filosofía (y modelo político). Carta Séptima, la parte más esencial.
· "FEDRO": Vuelve a tratar los temas del Amor, la Inmortalidad del alma y la Belleza.
DIÁLOGOS CRÍTICOS Y ÉPOCA DE VEJEZ (369-362 ac): Su estilo se vuelve más seco y más difícil, se centra en problemas lógicos vinculados a la Teoría de las Ideas. Aborda cuestiones de Cosmología y de Historia. Adapta parte de la Teoría de la Ideas con aspectos pitagóricos. Al menos dos cartas son auténticas.
· "PARMÉNIDES": Es una exposición crítica de los temas que la Teoría de las Ideas deja sin resolver plenamente. Refleja los debates internos de la Academia (Un anciano Parménides derrota a un joven Sócrates).
· "TEETETO": Aborda eL problema del conocimiento.
· "EL SOFISTA" y "EL POLÍTICO": En ellos, duda de su concepción del filósofo-rey.
· "FILEBO": Sobre el Bien y el Placer. Proyecto de historia desde la formación del Cosmos.
· "TIMEO": Recoge su concepción cosmológica y la de otros autores.
· "CRITIAS": Presenta parte del mito de la Atlántida, y una descripción de la antigua Atenas.
· "LAS LEYES": Es su última obra. Aborda cuestiones políticas, sobre la Constitución de una ciudad (ya no ideal), sino la mejor dentro de lo posible.
Su visión es ya marcadamente pesimista sobre el Hombre y por ello la ciudad presentará una legislación autoritaria y en muchos aspectos tradicional. Adquiere gran importancia la religión y la censura. En definitiva, refleja en esta obra (y en sus últimas) sus reiterados fracasos políticos en Siracusa.
4. TEORÍA DE LAS IDEAS
La teoría de las Ideas representa el núcleo de la filosofía platónica, el eje a través del cual se articula todo su pensamiento. No se encuentra formulada como tal en ninguna de sus obras, sino tratada, desde diferentes aspectos, en varias de sus obras de madurez como "La República", "Fedón" y "Fedro". Por lo general se considera que la teoría de las Ideas es propiamente una teoría platónica, pese a que varios estudiosos de Platón, como Burnet o Taylor, hayan defendido la tesis de que Platón la había tomado directamente de Sócrates. Los estudios de D. Ross, entre otros, han puesto de manifiesto las insuficiencias de dicha atribución, apoyando así la interpretación más generalmente aceptada.
Tradicionalmente se ha interpretado la teoría de las Ideas de la siguiente manera: Platón distingue dos modos de realidad, una, a la que llama inteligible, y otra a la que llama sensible. La realidad inteligible, a la que denomina "Idea", tiene las características de ser inmaterial, eterna, (ingenerada e indestructible), siendo, por lo tanto,ajena al cambio, y constituye el modelo o arquetipo de la otra realidad, la sensible, constituida por lo que ordinariamente llamamos "cosas", y que tiene las características de ser material, corruptible, (sometida al cambio, pues, a la generación y a la destrucción), y que resulta no ser más que una copia de la realidad inteligible.
La primera forma de realidad, constituida por las Ideas, representaría el verdadero ser, mientras que de la segunda forma de realidad, las realidades materiales o "cosas", hallándose en un constante devenir, nunca podrá decirse de ellas que verdaderamente son. Además, sólo la Idea es susceptible de un verdadero conocimiento o "episteme", mientras que la realidad sensible, las cosas, sólo son susceptibles de opinión o "doxa". De la forma en que Platón se refiere a las Ideas en varias de sus obras como en el "Fedón" (el alma contempla, antes de su unión con el cuerpo, las Ideas) o en el "Timeo" (el Demiurgo modela la materia ateniéndose al modelo de las Ideas), así como de la afirmación aristotélica en la "Metafísica" según la cual Platón "separó" las Ideas de las cosas, suele formar parte de esta presentación tradicional de la teoría de las Ideas la afirmación de la separación ("khorismós") entre lo sensible y lo inteligible como una característica propia de ella.
Una de las primeras consecuencias que se ha extraído de esta presentación tradicional de la teoría de las Ideas es, pues, la "separación" entre la realidad inteligible, llamada también mundo inteligible ("kósmos noetós") y la realidad sensible o mundo visible ("kósmos horatós"), que aboca a la filosofía platónica a un dualismo que será fuente de numerosos problemas para el mantenimiento de la teoría, y que Aristóteles señalará como uno de los obstáculos fundamentales para su aceptación.
En cuanto a las Ideas, en la medida en que son el término de la definición universal representan las "esencias" de los objetos de conocimiento, es decir, aquello que está comprendido en el concepto; pero con la particularidad de que no se puede confundir con el concepto, por lo que las Ideas platónicas no son contenidos mentales, sino objetos a los que se refieren los contenidos mentales designados por el concepto, y que expresamos a través del lenguaje. Esos objetos o "esencias" subsisten independientemente de que sean o no pensados, son algo distinto del pensamiento, y en cuanto tales gozan de unas características similares a las del ser parmenídeo. Las Ideas son únicas, eternas e inmutables y, al igual que el ser de Parménides, no pueden ser objeto de conocimiento sensible, sino solamente cognoscibles por la razón. No siendo objeto de la sensibilidad, no pueden ser materiales. Y sin embargo Platón insiste en que son entidades que tienen una existencia real e independiente tanto del sujeto que las piensa como del objeto del que son esencia, dotándolas así de un carácter trascendente. Además, las Ideas son el modelo o el arquetipo de las cosas, por lo que la realidad sensible es el resultado de la copia o imitación de las Ideas. Para los filósofos pluralistas la relación existente entre el ser y el mundo tal como nosotros lo percibimos era el producto de la mezcla y de la separación de los elementos originarios (los cuatro elementos de Empédocles, las semillas de Anaxágoras o los átomos de Demócrito); también Platón deberá explicar cuál es la relación entre ese ser inmutable y la realidad sometida al cambio, es decir entre las Ideas y las cosas. Esa relación es explicada como imitación o como participación: las cosas imitan a las Ideas, o participan de las Ideas.
Por su parte la realidad sensible se caracteriza por estar sometida al cambio, a la movilidad, a la generación y a la corrupción. El llamado problema del cambio conduce a Platón a buscar una solución que guarda paralelismos importantes con la propuesta por los filósofos pluralistas: siguiendo a Parménides hay que reconocer la necesaria inmutabilidad del ser, pero el mundo sensible no se puede ver reducido a una mera ilusión. Aunque su grado de realidad no pueda compararse al de las Ideas ha de tener alguna consistencia, y no puede ser asimilado simplemente a la nada. Es dudoso que podamos atribuir a Platón la intención de degradar la realidad sensible hasta el punto de considerarla una mera ilusión. La teoría de las Ideas pretende solucionar, entre otros, el problema de la unidad en la diversidad, y explicar de qué forma un elemento común a todos los objetos de la misma clase, su esencia, puede ser real; parece claro que la afirmación de la realidad de las Ideas no puede pasar por la negación de toda realidad a las cosas.
En los diálogos de vejez, especialmente en los llamados diálogos críticos y, entre ellos, en el "Parménides", Platón revisa la teoría de las Ideas, especialmente en lo referente a la relación de las Ideas con las cosas y a las clases de Ideas, así como las relaciones que pueda haber entre ellas. Por lo que respecta a la relación entre las Ideas y las cosas expone Platón dos formas de relación: la imitación y la participación. La semejanza mutua que existe entre los objetos es el resultado de la imitación de un modelo que permanece él mismo inmutable; pero tal afirmación plantea, dice Parménides, un problema que no parece de menor importancia: si eso es así, entonces la semejanza que existe entre los objetos de la misma clase y el modelo que imitan deberá tener a su vez su razón explicativa en un tercer modelo al que imiten tanto la Idea como las cosas; y este argumento se podría realizar indefinidamente, ya que siempre necesitaríamos recurrir a un tercer modelo explicativo de las sucesivas semejanzas que van apareciendo (es el argumento conocido como el del "tercer hombre").
Las Ideas, por lo demás, está jerarquizadas. El primer rango le corresponde a la Idea de Bien, tal como nos lo presenta Platón en la "República", aunque en otros diálogos ocuparán su lugar lo Uno, (en el "Parménides"), la Belleza, (en el "Banquete"), o el Ser, (en el "Sofista"), que representan el máximo grado de realidad, siendo la causa de todo lo que existe. A continuación vendrían las Ideas de los objetos éticos y estéticos, seguida de las Ideas de los objetos matemáticos y finalmente de las Ideas de las cosas. Platón intenta también establecer una cierta comunicación entre las Ideas y, según Aristóteles, terminó por identificar las Ideas con los números, identificación de la que sí tenemos constancia que realizaron los continuadores de la actividad platónica en la Academia.
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Génesis de la teoría de las Ideas.
Se puede distinguir dos corrientes de influencia en la elaboración de la teoría de las Ideas. Por una parte, las enseñanzas socráticas, centradas en la búsqueda de la definición universal, habían apuntado la necesidad de destacar el elemento común entre todos los objetos de la misma clase. Ese objeto común o término del conocimiento, que en Sócrates no dejaba de ser un término lingüístico, es convertido por Platón en algo independiente de conocimiento y del lenguaje: de la afirmación de la necesaria realidad de ese objeto común Platón concluye que debe existir independientemente de la mente que lo concibe, y lo llama Idea.
Por otra parte, las investigaciones de los filósofos anteriores, tanto de las escuelas jónicas como de las escuelas itálicas, habían puesto de manifiesto también la necesidad de reconocer la unidad en la diversidad, a través de la búsqueda del arjé. La preocupación socrática, limitada estrictamente a los objetos éticos, es extendida por Platón a la investigación de los objetos naturales: del mismo modo que debe existir una definición universal de "virtud", ha de existir una definición universal de todos y cada uno de los componentes de la realidad. Dado que Platón hace del término de esa definición universal una Idea, una realidad subsistente, termina por postularla detrás de los objetos éticos y de los objetos naturales.
En los primeros diálogos no hallamos nada que nos pueda sugerir que Platón hubiera estado en posesión de la teoría de las Ideas. El discurso socrático en estos diálogos está orientado hacia la búsqueda de una definición de las virtudes, teniendo una intencionalidad fundamentalmente ética. En los diálogos de transición sí encontramos algunos elementos que parecen orientar el pensamiento de Platón hacia dicha teoría, como puede ser la formulación de la teoría de la reminiscencia en el "Menón". Sí encontramos esa formulación en los diálogos de madurez: "Fedón", "Fedro", "República" y "Banquete", en los que, a raíz de distintos temas, Platón presenta la teoría de las Ideas apoyándose en explicaciones figuradas que vienen recogidas en los más conocidos mitos de Platón.
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El conocimiento de las Ideas por reminiscencia
No adquirimos las ideas por la razón, ni son el resultado de pensamientos o reflexiones. Platón dice que el alma ya tenía esos conocimientos desde siempre, por haberlas contemplado en períodos anteriores a nuestra existencia, puesto que el alma preexistió, junto a los dioses, en el Olimpo.
Como el alma está encerrada en un cuerpo material y en contacto con realidades materiales espaciotemporales, sólo puede tener recuerdos de las Ideas que en su momento contempló directamente. A estos recuerdos le llama Platón «anámnesis». Son, por tanto, conocimientos a priori, anteriores a cualquier tipo de experiencia o impresión sensible. Cuando vemos objetos concretos (árboles, casas, libros...) esos objetos nos evocan la idea correspondiente que conocimos en la eternidad. Ni siquiera estas ideas se adquieren por el estudio o la reflexión
Puesto que su concepción sobre el mundo es dualista (lo divide en dos: Mundo de las Ideas y Mundo de las cosas), también lo es su concepción del ser humano, en el que distingue claramente alma y cuerpo. La superioridad del Mundo de las Ideas sobre el de las cosas se traduce en el contexto antropológico en una prioridad absoluta del alma sobre el cuerpo, hasta el punto de afirmar que «el hombre es su alma». Alma y cuerpo forman una unidad accidental, precaria, en un sentido parecido a como afirmamos que un jinete está unido a su caballo.
• El cuerpo: Es la cárcel del alma, algo así como el caparazón que lleva dentro a la ostra.
- Supone un lastre negativo para el alma, pues le crea necesidades, enfermedades, deseos, temores, pasiones y sensaciones que le obstaculizan la búsqueda de la verdad.
-Es un estorbo del que el alma tiene que liberarse poco a poco, del que tiene que purificarse para poder acceder a la contemplación de las Ideas.
- El cuerpo inclina al alma a poseer cada vez más, a ser ambiciosa, al comportamiento violento y a la guerra, a los placeres sensibles (Fedón, 250 D y 66).
No debe extrañar, por tanto, que Platón estuviera convencido de que "morir es lo mejor que le puede pasar al filósofo" y de que la filosofía sea una "preparación para la muerte". En el Fedro, Platón sostiene que el alma se halla unida accidentalmente al cuerpo como castigo por algún pecado. Pero en el Timeo afirma que el alma puede estar en perfecta armonía con el cuerpo.
• El alma: Es muy superior al cuerpo. Es la que constituye nuestro yo.
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Representa lo más auténtico del ser humano, y al lado de ella el cuerpo es sólo una sombra, una apariencia.
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- El alma racional es una creación directa del Demiurgo, tomando como modelo las Ideas eternas.
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El alma obtuvo sus conocimientos mientras estuvo en contacto con las Ideas, en su primera existencia
El alma, creada directamente por los dioses, desciende en un carro alado a la tierra, donde se une accidentalmente a un cuerpo y queda instalada en el mundo sensible. Pero el cuerpo sigue manteniendo su naturaleza más o menos depravada después de esta unión. Por eso, más que de unión hay que hablar división o dicotomía entre cuerpo y alma. El elemento material, el cuerpo, está cargado de connotaciones negativas y es un obstáculo para la búsqueda de la verdad. El alma es el elemento espiritual, bueno y positivo, interesado en purificarse y hallar la verdad.
Con esta concepción, Platón deja abierto un profundo abismo entre el mundo material -el mundo de lo sensible, de lo físico- y el mundo de lo espiritual, de las Ideas y de lo mental. Esta oposición tajante entre materialismo y espiritualismo hará del hombre un ser escindido, imperfecto, incapaz de conseguir unidad y auténtica armonía.
LAS PARTES DEL ALMA
Platón habla de tres partes, que en algunos textos parecen almas independientes más que partes de un alma única.
• Alma racional (noûs, lógos), de naturaleza divina y situada en el cerebro, es inmortal e inteligente. Se dedica al pensamiento puro y busca la contemplación de la verdad.
• Alma irascible (thymós), fuente de pasiones nobles, situada en el tórax e inseparable del cuerpo, mortal.
• Alma concupiscible o apetitiva (epithymía), situada en el abdomen y mortal. De ella proceden las pasiones más bajas y los sentimientos innobles.
Como vemos, también la teoría platónica del alma es dualista: habla de una parte inmortal del alma y considera mortales las demás, mucho más ligadas al cuerpo. Quizá esta división en partes pretenda ser reflejo de los conflictos éticos y psíquicos que el ser humano experimenta en sí mismo. En la República habla de tres funciones distintas de una misma alma, mientras que en el Timeo ya da la impresión de estar pensando en tres almas diferentes. El alma inmortal es creación directa del Demiurgo, con los mismos elementos que el Alma del Mundo, lo que la hace muy semejante al mundo de las Ideas. Esa semejanza con las Ideas es lo que le permite conocerlas. La distinción de partes en el alma está muy en relación con la vida ética individual y la concepción política de la sociedad.
LA INMORTALIDAD DEL ALMA
Fue una de las doctrinas filosóficas importantes de Platón más novedosas en su momento. El alma no es inmortal por naturaleza, sino únicamente por la voluntad del Demiurgo que la formó. Al mismo Platón no le convencían demasiado los argumentos que daba para demostrarla. Los consideraba sólo probables, y les daba un alcance sólo relativo:
• Argumento 1: La anámnesis. Puesto que el alma recuerda las Ideas tenidas anteriormente y tiene muchas ideas no adquiridas por la experiencia, esto indica que antes de unirse al cuerpo tuvo una preexistencia diferente. Lo natural, por tanto, es que vuelva de nuevo al estado que tuvo anteriormente, es decir, que pase de la existencia terrena a la pura contemplación del Mundo de las Ideas.
• Argumento 2: La simplicidad. Sólo se corrompe lo que está compuesto de partes; como el alma es la única que conoce las Ideas porque se identifica con ellas -que también son simples-, hay que pensar que también el alma es simple. Y si todo lo que es simple no puede corromperse, podemos deducir que tampoco morirá, es decir, que es inmortal.
• Argumento 3: El principio de movimiento. Alma significa vida, es decir, principio de movimiento. Pero no se trata de un movimiento que procede de fuera del alma, sino de sí misma, producido por su propia naturaleza. Esto significa que por sí misma siempre estará en movimiento, siempre tendrá vida, y esto equivale a decir que es inmortal.
5. TEORÍA DEL CONOCIMIENTO
Como ocurre con otros aspectos de su pensamiento, se plantea en varios de sus diálogos
A los planteamientos iniciales de la teoría de la reminiscencia, expuesta en el Menón y en el Fedón, con ocasión de la demostración de la inmortalidad del alma, seguirá la explicación ofrecida en la República (libro VI) donde encontramos la exposición de una nueva teoría -la dialéctica- que será mantenida por Platón como la explicación definitiva del conocimiento. En el Teeteto, obra posterior a la República, no encontraremos ninguna ampliación de lo dicho en ésta respecto al conocimiento, sino una crítica a la explicación del conocimiento dada por los sofistas, basada en la percepción sensible, con objeto de definir cuáles son las condiciones que debe cumplir el verdadero conocimiento, condiciones que se habían planteado ya en la República al explicar la teoría dialéctica.
El problema del conocimiento había sido abordado ya por los filósofos presocráticos. Recordemos la distinción hecha por Parménides entre la vía de la opinión y la vía de la verdad. Existen, para Parménides, dos formas de conocimiento: una basada en los datos de los sentidos y la otra basada en la razón. La vía de la opinión, en la medida en que remite a los datos sensibles, procedentes de un mundo aparentemente en devenir, no constituye un verdadero conocimiento: su falsedad le vendría de la aceptación del no ser, fuente de todas las contradicciones; en efecto, si el no ser no es ¿cómo confiar en el conocimiento que derive de su aceptación? El verdadero conocimiento nos lo ofrece la vía de la razón, al estar basada en el ser y rechazar, por lo tanto, toda contradicción. Por lo demás, el ser es inmutable, por lo que el verdadero conocimiento ha de ser también inmutable. La verdad no puede estar sometida a la relatividad de lo sensible.
Para los sofistas, sin embargo, el conocimiento sensible es, simplemente, el conocimiento. La verdad o falsedad no pueden existir como absolutos, estando sometidas a la relatividad de la sensación.
La razón debe partir de los datos sensibles para realizar sus operaciones, por lo que depende absolutamente de ellos. No tiene sentido hablar de un conocimiento racional como si fuera algo distinto y aún opuesto al conocimiento sensible.
En el Teeteto, sin embargo, Platón realizará una crítica de las explicaciones del conocimiento dadas por Protágoras negando:1) que el conocimiento se pueda identificar con la percepción sensible, ya que la verdad se expresa en el juicio y no en la sensación; 2) que ni siquiera se puede identificar el conocimiento con el "juicio verdadero" ya que podría formularse un juicio que resultara verdadero y estuviera basado en datos falsos; 3) que tampoco se puede identificar el conocimiento con el "juicio verdadero" más una razón, pues ¿qué podría añadirse, mediante el análisis, a un "juicio verdadero" que no contuviera ya, y que le convirtiera en verdadero conocimiento? Platón admite, con Protágoras, que el conocimiento sensible es relativo; pero no admite que sea la única forma de conocimiento. Cree, por el contrario, con Parménides, que hay otra forma de conocimiento propia de la razón, y que se dirige a un objeto distinto del objeto que nos presenta la sensibilidad: las Ideas. El verdadero conocimiento ha de versar sobre el ser, no sobre el devenir, y no puede estar sometido a error, ha de ser infalible. El conocimiento sensible, pues, no puede ser el verdadero conocimiento ya que no cumple ninguna de esas características.
La primera explicación del conocimiento que encontramos en Platón, antes de haber elaborado la teoría de las Ideas, es la teoría de la reminiscencia (anámnesis) que nos ofrece en el Menón. Según ella el alma, siendo inmortal, lo ha conocido todo en su existencia anterior por lo que, cuando creemos conocer algo, lo que realmente ocurre es que el alma recuerda lo que ya sabía. Aprender es, por lo tanto, recordar. El contacto con la sensibilidad, el ejercicio de la razón, serían los instrumentos que provocarían ese recuerdo en que consiste el conocimiento. La teoría de la reminiscencia volverá a ser utilizada en el Fedón en el transcurso de una de las pruebas para demostrar la inmortalidad del alma, pero Platón no volverá a insistir en ella como explicación del conocimiento.
En la República nos ofrecerá una nueva explicación, la dialéctica, al final del libro VI, basada en la teoría de las Ideas, así una discusión sobre la imagen de la línea divisible y el mito de la caverna. En la primera, establecerá una correspondencia estricta entre los distintos niveles y grados de realidad y los distintos niveles de conocimiento. Fundamentalmente distinguirá Platón dos modos de conocimiento: la "doxa" (o conocimiento sensible) y la "episteme" (o conocimiento inteligible). A cada uno de ellos le corresponderá un tipo de realidad, la sensible y la inteligible, respectivamente. El verdadero conocimiento viene representado por la "episteme", dado que es el único conocimiento que versa sobre el ser y, por lo tanto, que es infalible. Efectivamente, el conocimiento verdadero lo ha de ser de lo universal, de la esencia, de aquello que no está sometido a la fluctuación de la realidad sensible; ha de ser, por lo tanto, conocimiento de las Ideas.
El mito de la caverna describe a personas encadenadas en la parte más profunda de una caverna. Atados de cara a la pared, su visión está limitada y por lo tanto no pueden distinguir a nadie. Lo único que se ve es la pared de la caverna sobre la que se reflejan modelos o estatuas de animales y objetos que pasan delante de una gran hoguera resplandeciente. Uno de los individuos huye y sale a la luz del día. Con la ayuda del Sol, esta persona ve por primera vez el mundo real y regresa a la caverna diciendo que las únicas cosas que han visto hasta ese momento son sombras y apariencias y que el mundo real les espera en el exterior si quieren liberarse de sus ataduras. El mundo de sombras de la caverna simboliza para Platón el mundo físico de las apariencias. La escapada al mundo soleado que se encuentra en el exterior de la caverna simboliza la transición hacia el mundo real, el universo de la existencia plena y perfecta, que es el objeto propio del conocimiento
Platón nos lo explica mediante la conocida alegoría de la línea. Representemos en una línea recta los dominios de los sensible y lo inteligible, uno de ellos más largo que el otro, y que se encuentre en una relación determinada con él, nos dice Platón. Dividamos cada uno de dichos segmentos según una misma relación, igual a la precedente. Sobre la parte de la línea que representa el mundo sensible tendremos dos divisiones: la primera correspondiente a las imágenes de los objetos materiales -sombras, reflejos en las aguas o sobre superficies pulidas-, la segunda correspondiente a los objetos materiales mismos, a las cosas -obras de la naturaleza o del arte-. De igual modo, sobre la parte de la línea que representa el mundo inteligible, la primera división corresponderá a las imágenes (objetos lógicos y matemáticos), y la segunda a los objetos reales, las Ideas.
Ahora bien, si el mundo sensible es el mundo de la opinión (doxa) y el mundo inteligible el dominio de la ciencia (episteme) estamos autorizados a formular la proposición siguiente: la opinión es a la ciencia lo que la imagen es al original. Las imágenes de los objetos materiales dan lugar a una representación confusa, que llamaremos imaginación (eikasía); los objetos materiales dan lugar a una representación más precisa, que comporta la adhesión del sujeto que las percibe, y a la que llamaremos creencia (pístis); por su parte, en el mundo inteligible, las imágenes de las Ideas (objetos matemáticos) dan lugar a un conocimiento discursivo (diánoia), mientras que las Ideas mismas da lugar a un conocimiento intelectivo (nóesis), el conocimiento de la pura inteligencia. La dialéctica es, pues, el proceso por el que se asciende gradualmente al verdadero conocimiento, al conocimiento del ser, de lo universal, de la Idea.
La teoría de las ideas de Platón y su teoría del conocimiento(ya mencionadas y explicadas anteriormente) están tan interrelacionadas que deben ser tratadas de forma conjunta. Influido por Sócrates, Platón estaba persuadido de que el conocimiento se puede alcanzar. También estaba convencido de dos características esenciales del conocimiento. Primera, el conocimiento debe ser certero e infalible. Segunda, el conocimiento debe tener como objeto lo que es en verdad real, en contraste con lo que lo es sólo en apariencia. Ya que para Platón lo que es real tiene que ser fijo, permanente e inmutable, identificó lo real con la esfera ideal de la existencia en oposición al mundo físico del devenir. Una consecuencia de este planteamiento fue su rechazo del empirismo, la afirmación de que todo conocimiento se deriva de la experiencia. Pensaba que las proposiciones derivadas de la experiencia tienen, a lo sumo, un grado de probabilidad. No son ciertas. Más aun, los objetos de la experiencia son fenómenos cambiantes del mundo físico, por lo tanto los objetos de la experiencia no son objetos propios del conocimiento.
6. TEORÍA POLITICA
Platón presenta una clara correlación entre el alma y el Estado. Opina que la estructura de la ciudad y clases sociales tiene su reflejo en el alma y, a su vez, las partes del alma se corresponden con la estructura social. Por esa razón cuando habla de ética y virtudes personales nos introduce, al mismo tiempo, en la política. Además, sólo en la ciudad justa es posible educar a hombres justos, capaces de armonizar bien sus diferentes virtudes. Sólo la pólis permite adquirir las virtudes éticas propias de un ciudadano honrado.
El tema de la República es la justicia en el individuo y en el Estado. Ofrece una utopía en la que el gobierno pertenece a los filósofos. Platón se inclinaba por un gobierno monárquico o aristocrático, donde la aristocracia era una aristocracia de la virtud y el saber, no de sangre o linaje. En contra de lo que algunos sofistas opinaban, los gobernantes no debían guiarse por la ambición personal ni por la fuerza, sino aspirar a la contemplación del orden inmutable de las Ideas para que su acción política fuese un reflejo de ellas (cf. el «mito de la caverna», donde los que consiguen salir de la caverna y llegan a contemplar el sol de la Verdad, la Justicia y el Bien deben «volver a la caverna» para guiar a los que siguen allí).
• El origen de la sociedad. La ciudad responde a las necesidades humanas, porque ningún ser humano se basta a sí mismo y depende de los demás para la satisfacción de sus necesidades, desde alimentación hasta educación y atención médica. Todos nos necesitamos mutuamente, porque cada uno aporta su saber, experiencia y conocimientos a la comunidad. Es la satisfacción de las necesidades lo que establece la división del trabajo en la ciudad, a partir de tres tipos básicos de actividades que se corresponden con las disposiciones naturales de la mayoría de los ciudadanos:
1ª. Artesanos (actividades productivas).
2ª. Guardianes o guerreros (encargados de la defensa).
3ª. Gobernantes (actividad política y gobierno).
• Las clases sociales. La ciudad, según Platón, se compone de tres clases sociales que se corresponden con las tres partes del alma*. Presenta una organización política estrictamente jerarquizada. Parte de que no todos los hombres están igualmente dotados por naturaleza ni deben realizar las mismas funciones. En cada uno predomina un alma y ha de ser educado para las funciones que deba realizar (la educación debe ser idéntica para hombres y para mujeres). El Estado, según Platón, es ante todo una institución educativa. Por otro lado, la existencia de los ciudadanos está en función del bien de la colectividad, y esto justifica para Platón un comunismo total para las clases superiores, que incluye la abolición de la propiedad privada y de la familia. Pensaba Platón que de este modo los gobernantes y los guerreros estarían a salvo de los peligros de la ambición personal o familiar.
- Los artesanos: Ofrece los recursos suficientes para satisfacer las necesidades básicas (alimentos, etc.), mediante un trabajo productivo de bienes y servicios. Platón no explica por qué es "natural" que unos tengan que servir a la ciudad y otros beneficiarse de su trabajo.
- Los guardianes o guerreros: Tienen como función defender la ciudad de posibles invasores, extranjeros o bárbaros, y también aplacar los conflictos internos. Es la más importante, porque de esta clase saldrán los gobernantes (los mejores entre los guardianes). Su educación y preparación deben ser la propia de una élite, puesto que de ellos dependerá el buen funcionamiento de la ciudad. Además, tendrán un régimen especial de vida: se alojarán en viviendas separadas de las del resto de los ciudadanos; no poseerán riquezas propias, ni vivienda privada, ni familia, ni mujeres. Se mantendrán en régimen de matrimonio monogámico permanente. Se casarán con mujeres de su misma clase para preservar la pureza del grupo.
- Los gobernantes: Son los árbitros absolutos de la vida política, y sólo se justifican en el cargo si llegan a ser los más sabios. Deben ser seleccionados entre los mejor dotados y estar sometidos, entre los 20 y 30 años, a una formación científica muy especial. Normalmente procederán de los guardianes perfectos, aquellos que, al final de su formación, llegan a ser filósofos casi perfectos, capaces de poner como fundamento del Estado la Verdad, la Justicia y el Bien.
• Teoría de las diferentes formas de gobierno. Según Platón, el devenir histórico de los Estados les conduce a la degradación progresiva (contra el optimismo de Protágoras, que entendía la historia como progreso). El criterio que utiliza Platón para establecer sus preferencias por uno u otro sistema político es la capacidad intelectual y preparación filosófica que cada forma de gobierno requiere:
1º. Aristocracia ("gobierno de los mejores"): Es la forma más perfecta de gobierno, tanto si manda una persona sola como si lo hacen varios.
2º. Timocracia: Es el gobierno de los que tienen cierta renta y honor. En él no mandan los mejores, sino los más ambiciosos y guerreros, más amigos de la guerra que de la buena gestión política pacífica.
3º. Oligarquía: Gobierno de unos pocos, los explotadores, los que están a la caza de puestos y riquezas. Esto no significa que siempre gobiernen mal.
4º. Democracia: Gobierno del pueblo, donde predomina la libertad -sobre todo de expresión-, normalmente cuando el pueblo llano expulsa a los ricos del poder y permite una libertad inmoderada, que a menudo supone el desprecio de las leyes. La falta de una autoridad rígida que domine a los demás y el hecho de que todos se consideren igual puede suponer, con frecuencia, la perversión del orden social y de la fuerza.
5º. Tiranía: Es la ruina y degradación del Estado, la peor forma de gobierno. A menudo es consecuencia de la democracia y de no saber hacer uso de la libertad, lo cual obliga a que alguien tome el poder e imponga su dominio por la fuerza. La necesidad de líder es lo que justifica que el pueblo demande un tirano. Pero este suele embriagarse fácilmente de poder y, en la práctica, hace surgir la mayor de las esclavitudes.
Platón estaba convencido de que el orden en que expone sus críticas a las diferentes formas de gobierno reflejaba la sucesión de formas políticas en Grecia. Pero históricamente no fue así.
*
Correspondencia entre las clases sociales, tipos de alma y virtudes | ||
Clase social | Tipo de alma | Virtud |
Gobernantes | Racional | Sabiduría |
Guerreros | Irascible | Coraje |
Artesanos | Concupiscible | Templanza |
7.ÉTICA
La teoría ética de Platón descansa en la suposición de que la virtud es conocimiento y que éste puede ser aprendido. Dicha doctrina debe entenderse en el conjunto de su teoría de las ideas. Como ya se ha dicho, la idea última para Platón es la idea de Dios, y el conocimiento de esa idea es la guía en el trance de adoptar una decisión moral. Mantenía que conocer a Dios es hacer el bien. La consecuencia de esto es que aquel que se comporta de forma inmoral lo hace desde la ignorancia. Esta conclusión se deriva de su certidumbre de que una persona virtuosa es realmente feliz y como los individuos siempre desean su propia felicidad, siempre ansían hacer aquello que es moral
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Enviado por: | Marina |
Idioma: | castellano |
País: | España |