Geografía
Urbanismo
EL FENÓMENO
URBANO :
LAS CIUDADES
CURSO: 2ºE
1. Características de la ciudad
No resulta fácil definir lo que es una ciudad, ni determinar porqué surgen, y sin embargo todo el mundo reconoce una ciudad en cuanto la ve: tiene una alta densidad de población, construcciones muy próximas y «altas» y una gran actividad económica en sus calles, sobre todo del sector servicios. Sin embargo, no todas las partes de una ciudad tienen servicios; algunas tienen industria y en otras sólo residencias. Además, no siempre la construcción del continuo urbano es densa, ni está separado del campo por un frente de edificios.
Las funciones urbanas:
Parece lógico definir a una ciudad por su función; pero las funciones de una ciudad son muchas y muy variadas y, además, cambian con el tiempo. Quizá la única función que no tiene es la producción agrícola, ni el sector primario, en general: minas, silvicultura, etc.; los altos precios del suelo no lo permite, ya que son actividades que necesitan mucha superficie para ser rentables. Pero ni siquiera esto es absoluto, ya que encontramos actividades agrícolas en las ciudades antiguas.
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Principales funciones
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Función comercial que hoy en día es la razón de ser de todas las ciudades.
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Función residencial ya que en ella vive la mayor parte de la población. En los países ricos más del 75% de la población vive en ciudades.
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Función administrativa, ya que concentra los centros de decisión tanto públicos como privados.
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Función cultural ya que en ella se encuentran los principales centros de ocio y de difusión de ideas y opiniones. El turismo urbano se alimenta de esta concentración cultural.
Todas las ciudades tienen todas las funciones, aunque en ocasiones unas están más desarrolladas que otras. Por ejemplo en las capitales de provincia la función administrativa está muy marcada, ciudades como Benidorm tiene una función turística muy clara.
La ciudad tiene una gran capacidad para organizar el territorio en torno a sí, y las actividades económicas en torno a su centro de urbano o de negocios. Desde su aparición, la ciudad ha sido el instrumento básico para transformar el entorno, para colonizar el territorio, para construir un medio diferente en el que la vida humana tenga todas las ventajas.
La ciudad, y su concepto, ha cambiado a lo largo del tiempo, desde las casas rurales contiguas de las ciudades más antiguas, a la ciudad como población amurallada que definiera Alfonso X el Sabio, o la ciudad actual, tan extensa y variada que se escapa a la escala humana.
No obstante, hay que tener en cuenta que la función, la forma y la estructura de las ciudades dependen de la concepción que sobre el ámbito urbano y el mundo, tienen la cultura que las crea.
2. EL PLANO URBANO
Todas las ciudades se construyen siguiendo unos criterios que marcan los poderes públicos. Esos criterios se manifiestan en dos hechos, el aspecto general de los edificios y el plano urbano.
Podemos reconocer cuatro tipos básicos de plano urbano:
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El plano ortogonal, en cuadrícula o en damero. En este tipo de plano las calles se cortan perpendicularmente formando manzanas rectangulares.
FOTOGRAFÍA 1:Plano ortogonal de La Carolina (Jaén)
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El plano radioconcéntrico. Este tipo de plano se caracteriza por tener un centro alrededor del cual se organizan unas calles concéntricas cada vez más alejadas y otra avenidas, diagonales que pasan por el centro.
FOTOGRAFÍA 2: Plano radial de Palmanova (Italia)
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El plano lineal tiene forma alargada. Generalmente es una consecuencia de la influencia de alguna vía de comunicación, como es el caso de las ciudades itinerarias.
FOTOGRAFÍA 3:Plano del proyecto de ciudad lineal de Arturo Soria
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El plano irregular tiene un aspecto anárquico, sin forma definida. Es fruto de una decisión social, como en la ciudad medieval islámica, un origen multipolar, con varios centros que crecen hasta juntarse, o de la yuxtaposición de varios tipos de plano diferentes, como en nuestras ciudades actuales.
FOTOGRAFÍA 4:Plano de Toledo
Hoy en día nos podemos encontrar, en todas las ciudades, distintos tipos de plano según la época en la que fueron reformadas: desde el irregular de la ciudad antigua, al plano radial, ortogonal o lineal.
FOTOGRAFÍA 5:Plano de Madrid
3. Las ciudades ideales modernas
Siempre ha habido una preocupación por idear una ciudad que combine las ventajas de la vida urbana y la rural. Todos los socialistas utópicos tienen un modelo urbano, muy similar, pequeñas comunidades de unos 1500 habitantes que se abastecían de todo lo necesario. En nuestra época ha habido dos propuestas que han tenido cierto éxito. Se han construido pequeños pueblos con ellos, incluso se han tomado como modelo para planear el crecimiento urbano.
Las propuestas que más éxito tuvieron fueron:
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La ciudad jardín, en la que Ebenezer Howard intenta sintetizar todas las propuestas de los socialistas utópicos. Esta es una ciudad sin un verdadero centro urbano, de casas pequeñas y unifamiliares, que integra abundantes zonas verdes, pensada para la clase obrera, para hacerles sentirse propietarios y que viviesen en un entorno saludable. Se construyeron muchas ciudades con estos planteamientos, pero el modelo estaba tan lejos de lo que era realmente la ciudad industrial que terminaron por convertirse en pequeños pueblos, o siendo absorbidas por las grandes ciudades. El parque Güell en Barcelona fue un proyecto de ciudad jardín. Las encontramos en zonas de masiva inmigración obrera.
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La ciudad lineal, que diseñaría Arturo Soria. Su proyecto está más en la línea de lo que es realmente una ciudad actual. Es modelo que se fundamenta en las líneas de comunicación, carreteras y ferrocarriles, y en los nudos (que pueden convertirse en centro urbano). Las viviendas se dispondrían en torno a estas vías, y todas ellas con las mismas facilidades de acceso. Detrás de ellas estaría la naturaleza. Además, este modelo debería constituir un auténtico continuo urbano entre las ciudades existentes. Con esta pauta se construyó un tramo en Madrid, pero no se extendió. El ejemplo más desarrollado de ciudad lineal es Volgogrado. Pero el precio del suelo no se distribuye linealmente, lo que impide la construcción lineal de las ciudades
4. La ciudad actual
La ciudad actual tiene unas formas semejantes en todo el mundo, sobre todo en el mundo desarrollado. En todas ellas podemos encontrar diversos elementos comunes que definen lo que es una ciudad en nuestros días.
Los edificios de varios pisos permitirán el uso de los bajos para mercado y el resto del edificio para vivienda. La revolución industrial necesita un mercado concentrado, y la agrupación de los trabajadores, de ahí que la población se reúna en las ciudades y se desvincule del campo.
El centro urbano
Durante el siglo XIX, y con la revolución industrial, cambia la sociedad, la economía y, por lo tanto, la ciudad. Haciéndose industrial y burguesa. La ciudad contemporánea se construye sobre dos ideas básicas: En torno a la creación de un centro urbano y la reunión de los trabajadores y los consumidores.
El centro urbano es la zona donde se hacen los negocios, y en torno a la cual se disponen las demás funciones de la ciudad. No suelen tener zonas verdes, aunque hay casos excepcionales como el parque de del Retiro de Madrid.
En el centro es donde se concentran los edificios más altos que están dedicados a oficinas. A él se llega desde cualquier parte de la ciudad. El precio del suelo es muy caro. En las ciudades españolas se encuentra en el ensanche.
Los barrios residenciales
Ocupan la mayor parte del espacio urbano y están equipados con pequeñas tiendas y lugares de ocio. Encontramos parques y zonas verdes.
En las ciudades españolas las clases altas y medias altas viven en el entorno inmediato del centro urbano y en las partes más alejadas o las peor comunicadas la clase media y los obreros.
La zona de equipamiento
La ciudad actual necesita de una gran infraestructura que debe situarse en las afueras, desde cementerios a vertederos, rondas de ciudades, depósitos de agua, transformadores eléctricos, etc.
En la franja más externa se sitúan, también, los polígonos industriales, los almacenes, las fábricas, los centros deportivos, las grandes superficies comerciales y la vivienda marginal de chabolas.
Todos los productos que necesita una urbe los consigue a través de las vías de comunicación: carreteras, aviación y puertos. Es necesario crear una densa red de carreteras entre las distintas ciudades, y con el medio rural y natural, para el buen funcionamiento de estas.
La franja periurbana
La franja periurbana es un espacio difuso entre la ciudad y el mundo rural. Encontramos tanto pueblos en los que viven familias que trabajan en la ciudad. Aquí viven las personas de renta más alta ya que necesitan el coche para desplazarse a la ciudad.
Una de las condiciones para el desarrollo de esta franja es la existencia de buenos accesos al centro urbano.
Las ciudades y los equipamientos
La ciudad contemporánea debe su tamaño y sus características a los nuevos medios de transporte. En los años 20 surge un nuevo modelo de ciudad: se abren las calles para los coches y se jerarquiza la red viaria; se crean las infraestructuras que llevarán el agua y las ciudades, se recogen las basuras, etc., y aparece un nuevo tipo de edificio que condicionará el paisaje urbano: los edificios de varios pisos (rascacielos).
Con la expansión demográfica y el aumento de la sociedad industrial, las ciudades crecen. El transporte urbano es el que posibilita el crecimiento de las ciudades en superficie, hasta límites insospechados. El tranvía es el símbolo de la ciudad decimonónica y el coche privado el de la ciudad de nuestro tiempo. Cuando el tranvía se entierra se convertirá en metro. En superficie la ciudad es recorrida por autobuses, taxis y el coche privado.
Tras el coche privado, la ciudad ha de adaptar su infraestructura para su uso: se asfaltan las calles, se crean las aceras y se ponen las señales de tráfico, especialmente el semáforo. Todos ellos son elementos presentes en nuestras ciudades actuales. Las ciudades no está preparada para este tráfico y presenta problemas de congestión. Los atascos son frecuentes por lo que en todas partes han sido necesarias las carreteras, túneles, la construcción de vías rápidas y la peatonalización de la ciudad más antigua.
Los trenes disponen de una estación central. Encontramos estaciones en todas las poblaciones importantes. Las estaciones datan del siglo XIX o principios del XX cuando llegó el tren a las ciudades. En aquella época estaban a las afueras pero las ciudades urbanas las ha integrado y hoy en día se encuentran cerca del centro urbano.
La red de metro enlaza tanto con las ciudades periféricas, como con las paradas de taxis y autobuses.
El transporte público de viajeros entre ciudades se concentra en una estación de ciudades. En todas las grandes ciudades encontramos paradas de taxis. Normalmente se encuentra en el centro urbano y en las confluencias de las calles y plazas más importantes. Las paradas de metro también se suelen situar en las confluencias de las calles, pero se encuentran tanto en el centro como en las afueras de la ciudad. La mayoría de las líneas pasan por el centro de la ciudad, aunque suele haber una que conecta los barrios de la periferia sin pasar por el centro.
En las ciudades encontramos teléfonos públicos. La mayoría de ellos están situados en el centro de la ciudad, aunque los hay por toda ella. También los encontraremos en las plazas y las confluencias de las calles.
La planificación y el crecimiento urbano
El crecimiento urbano ha supuesto la colmatación de la ciudad y la creación de barrios social y ciudades diferenciados. En ellas aparecen distritos especializados en determinadas funciones: negocios, residencia, ocio, turismo, etc.
Durante los años 60 el crecimiento demográfico fue, en España, más rápido que la construcción de viviendas. Esto ha pasado en todos los países en cada momento. El precio de las viviendas aumentó y las clases más humildes no pudieron acceder a ellas. Aparecen así los barrios de chabolas y casas en las periferias de las ciudades. Son suburbios marginados sin infraestructura sanitaria; lo que les convierte en permanentes focos de infección, y en los que la marginación es caldo de cultivo de la delincuencia. Este proceso continúa en las ciudades del Tercer Mundo.
Tras la segunda Guerra Mundial los poderes públicos de todo el mundo toman las riendas de la planificación de la ciudad, aunque en muchos casos se salten sus propias normas. La ciudad se fue equipando, e incorporó a su entorno las barriadas marginales y del extrarradio. Se construirán viviendas obreras dignas, y también para las clases marginales, con el fin de erradicar el chabolismo. En la actualidad, se intentan conservar los edificios más antiguos de la ciudad, pero la renovación del caserío ha sido tan intensa que apenas quedan edificios anteriores al siglo XIX.
Las ciudades actuales han crecido ciudades hasta el punto de haber absorbido pueblos y ciudades vecinas. Las ciudades de las conurbaciones y las megalópolis es uno de los fenómenos urbanos más dinámicos de nuestro tiempo.
Desde hace mucho tiempo en todas las ciudades se observan fenómenos de urbanización, que en las ciudades más grandes alcanzan la isocrona de los 30 minutos, he incluso más.
Este fenómeno de ciudad urbana afecta a las ciudades más próximas, que se convierten en ciudades satélite. El caso más conocido de ciudad satélite es la ciudad dormitorio, una población donde residen los obreros que trabajan en la ciudad central, durante el día pierde más de la mitad de su población que sólo regresa tras la jornada laboral a descansar. En España las ciudades, en buena medida, son ciudades dormitorio.
5. La ciudad española
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Las ciudades históricas españolas
La parte histórica de las ciudades española se divide en dos: el casco antiguo y el casco histórico. La ciudad histórica es la que concentra todos los edificios con valor artístico y que merece la pena conservar. El casco antiguo es el que abarca las calles y los edificios anteriores a la revolución industrial. Conserva los restos de su origen y su historia a través de la Edad Media y Moderna. El casco histórico, además del antiguo, incluye el ensanche y las barriadas de extrarradio contemporáneas a él.
Esta es una división administrativa, ya que las calles que forman el casco antiguo tienen un grado de protección mayor. En la actualidad se están haciendo peatonales estas calles, las reformas de edificios debe conservar la fachada y los comercios de la zona deben tener un aspecto similar y no muy llamativo. En el resto del casco histórico se permite una mayor intervención urbana, pero hay ciertos edificios con altos valores artísticos que están protegidos, para conservar el carácter de los primeros tiempos de la ciudad industrial.
La ciudad romana
La ciudad romana tienen, como las griegas, un plano ortogonal. Había edificios públicos para el gobierno, el culto y la diversión: los palacios, templos, foros, basílicas, teatros, anfiteatros, circos, mercados, baños, etc.
Si el plano es cuadrangular no todas las calles son iguales, hay dos calles principales mucho más anchas y que cruzan la ciudad de parte a parte: el cardo con dirección norte-sur, y el decumanus, con dirección este-oeste. El resto de las calles son más estrechas y se inscriben dentro de una de las manzanas en que se divide el rectángulo. Córdoba, Mérida, León, Zaragoza, son algunas ciudades romanas de la península ibérica.
La ciudad medieval islámica
El aspecto de la ciudad islámica es muy pobre ya que tiende a carecer de adornos. El callejero es irregular y estrecho en el que con frecuencia hay calles que no tienen salida (adarves). Son ciudades islámicas bien porque se crearon de nueva planta bien porque se transformaron tan intensamente que no es posible descubrir en su plano la morfología anterior. Ejemplos de esta herencia los tenemos en Córdoba, Toledo, Sevilla, Zaragoza, Granada, y la mayoría de las poblaciones de la mitad sur.
La ciudad medieval cristiana
La ciudad medieval cristiana tiende a la regularidad geométrica y adaptarse a la topografía, si bien la poca exactitud con que se construyeron les da cierta irregularidad. Ciudades como Salamanca, Segovia o Soria nacen tras el amurallamiento de varios núcleos rurales próximos, los cuales irán creciendo hasta llegar a ser uno solo.
FOTOGRAFÍA 6: Casco medieval de Vitoria
La ciudad renacentista y barroca
El espíritu racionalista de la Edad Moderna tiende a regularizar las calles y a ensancharlas. En España se crean las plazas mayores: grandes espacios en el centro de las ciudades, abiertos con ocasión de algún incendio o cualquier catástrofe, o alguna operación que permitiese al ayuntamiento comprar el suelo barato, como el incendio de Valladolid de 1561. Estas plazas están asoportaladas y acogen a los edificios municipales más representativos de la ciudad. La entrada, normalmente, se encuentra en las esquinas.
La muralla moderna tiene una clara función fiscal. En 1625 Madrid se rodea de una cerca fiscal que delimita su territorio y dentro de la cual los impuestos son diferentes, a los de fuera. También se mantienen los impuestos de paso y almacenaje.
Durante el Barroco en las ciudades se acometen operaciones de cirugía urbana: ensanchamiento de calles, creación de perspectivas, salones, arboledas, paseos, etc. Como no es posible acometer el ensanchamiento de las calles tirando todas las casa hay que esperar a que su dueño decida tirarla y construir una nueva. En las calles aparecen, así entrantes y salientes de la línea de fachadas. A los salientes se les llama martillos y a los entrantes retranqueos.
La ciudad barroca refleja la grandeza del Estado y la monarquía, y se señalan diversos edificios emblemáticos creando espacios y puntos de vista que los destaquen.
El modelo universal de este tipo de ciudad es Versalles, que en España se imitará en ciudades como Aranjuez y La Granja de San Ildefonso.
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La ciudad española contemporánea
El impacto en la estructura urbana de la revolución industrial fue de tal magnitud que transformó totalmente el aspecto, la estructura y hasta las relaciones entre las ciudades.
Aparece el capitalismo industrial y la creación de una nueva sociedad, la de clases, con la burguesía dominadora del poder político. La burguesía es la ostentadora del poder económico, y tras las revoluciones burguesas del siglo XIX lo será, también, del poder político.
Uno de los hechos más trascendentales para la construcción de la nueva ciudad es la desamortización, que pone en el mercado mucho suelo urbano amortizado en manos de la Iglesia, la nobleza y el Estado.
El prototipo de ciudad es París, y la reforma de Haussmann el modelo de actuación en todo el mundo. Haussmann propone una ciudad ordenada, en la que estén presentes los supuestos higienistas de los ilustrados: alcantarillas, iluminación, calles anchas y arboladas, etc. Pero, además, esta ciudad está construida con criterios policiales, ya que se propone un plano; bien sea este radial, ortogonal, o cualquier otro; que permite la represión de las manifestaciones revolucionarias. Sin embargo, lo importante del modelo de Haussmann no es esto, sino el hecho de que somete a la ciudad antigua a toda una operación de cirugía urbana, tirando lo viejo para construir lo nuevo, y todo ello financiado por los poderes públicos.
La reforma interior y el ensanche
En el caso de España el primer hecho significativo es la reforma interior. Consiste en un plan de rectificación y ensanchamiento de calles en el que se crea la «gran vía». Este espacio se convierte en una zona comercial y se reserva a la burguesía. Es la creación del centro urbano. El centro urbano genera una segregación social en el espacio en virtud de los diferentes precios del suelo que se introducen con la actividad comercial y terciaria. A medida que nos alejamos de él el precio del suelo es más barato, lo que quiere decir que está al alcance de familias con rentas más bajas.
La reforma interior engarza con el ensanche: un plan de expansión de la ciudad reservado a la burguesía y a la función servicios, que como prolongación de la reforma interior y la gran vía, se dirige, en la mayoría de los casos, a la estación del ferrocarril; verdadero motor de la industrialización y del desarrollo económico. Esta expansión implica la desamortización de los solares intramuros y el derribo de las murallas, al menos en el área de crecimiento. Comienza la tendencia a la colmatación de la ciudad y a la progresiva desaparición de los espacios verdes, salvo algunos que fueron retenidos por motivos especulativos, o programados en el Plan de Ensanche y Reforma Interior.
FOTOGRAFÍA 7:Vista aérea del ensanche de San Sebastián
En todas las ciudades de España se hace ensanche: el de Madrid fue diseñado por Carlos María de Castro, el de Barcelona por Ildefonso Cerdá, pero también en León, Málaga, Mataró, etc. Además, algunas ciudades que no tuvieron Plan de Ensanche, el crecimiento de la ciudad en el eje de la estación hizo las veces de él, como en Oviedo o en Valladolid. Fuera del ensanche y la ciudad antigua quedaría el extrarradio.
Alrededor del centro urbano y en torno al ferrocarril aparece la industria urbana, que caracteriza a la ciudad del siglo XIX. Pero las necesidades de espacio y los problemas de la contaminación terminan por expulsar esta actividad de las urbes, en favor de la función residencial y terciaria. La industria se instala en el extrarradio, cada vez más lejano del centro, a medida que crece la ciudad.
La vivienda obrera y el extrarradio
Los altos precios de las parcelas tras los planes de reforma interior y ensanche suponen que el proletariado no puede acceder a estas viviendas, por lo que aparecen dos tipos de vivienda marginal:
Las barriadas del extrarradio son parcelaciones privadas e ilegales, al no estar proyectadas no tienen servicios de ningún tipo, ni sanitarios ni comerciales. El ayuntamiento no las reconocerá. Carecen de un proyecto conjunto por lo que y que dan al plano un aspecto irregular, a pesar de su regularidad interna, ya que se yuxtaponen diversas parcelas con las calles orientadas en direcciones diferentes.
Los corrales o casas de vecinos es encuentran en los cascos antiguos de las ciudades y en el ensanche. Estos corrales se suelen esconder en el interior de las manzanas o en los edificios abandonados por la burguesía, que progresivamente se van deteriorando.
Los altos precios hacen caro el suelo incluso para la burguesía, por lo que los planes iniciales casi nunca se cumplen. Las parcelas se dividen, creándose calles nuevas, porque son muy caras para un solo promotor. Las casas que se construyen tienen más pisos de los previstos y menos espacio verde, todo para rentabilizar del suelo.
Con el tiempo, la burguesía fue trasladándose al ensanche y el casco antiguo se fue degradando socialmente hasta que recientemente el interés por conservar los testimonios del pasado y su nueva función, como lugar de ocio y turismo, lo ha revitalizado, para lo que está siendo necesario expulsar de allí a las clases bajas.
La ciudad racionalista: los polígonos de viviendas
Durante las décadas de los 60 y 70 la economía española despega y se pone a la altura de los principales países desarrollados. En la época del desarrollismo la construcción fue uno de los motores de la economía. Las ciudades cambiaron su aspecto por completo. Aparecieron los edificios de varios pisos por toda la ciudad, tanto en el extrarradio como en el ensanche e incluso en el casco antiguo.
Fueron los ideales técnicos del Movimiento Moderno, introducidos en España por el GATEPAC (Grupo de artistas y técnicos españoles para el progreso de la arquitectura contemporánea), quienes propiciaron esta renovación. Edificios cuadrados con ventanas rectangulares y muy similares entre sí. Los ayuntamientos se hacen cargo de los barrios arrabales, se asfaltan, se ponen las aceras y se les proporciona alcantarillado, luz y teléfono, integrándose así en la ciudad.
A finales de los 70 apenas quedaba suelo urbano en las ciudades por lo que se comenzó a construir en los solares próximos que aún no estaban urbanizados, surgen así los polígonos de viviendas. A diferencia de las parcelaciones privadas anteriores los polígonos son producto de una decisión administrativa. Lo primero que se hace es construir el trazado de las calles, aceras, alcantarillas, traída de aguas, luz y teléfono, y se reservan las zonas verdes y los parques. Luego se darán los permisos para levantar los edificios. En principio todo era provisional. Los polígonos se numeraban, así como las calles y las parcelas. Cuando estuvieron habitados cambiaron los números por nombres que hacía referencia a algo común montañas o ríos famosos, flores, pájaros, países, etc.
El aspecto de las viviendas de todo el polígono es muy similar, ya que estaba encargado a un arquitecto, o a su estudio. Desde finales de la década de los 80 la fachada de los edificios se comienza a decorar, y se construyen elementos decorativos puros que dan variedad al paisaje urbano. También se dotan de servicios: comercios, líneas de autobús y taxi y zonas deportivas. Este es el modelo actual de crecimiento urbano en España.
El caserío urbano actual
El caserío de la ciudad actual es marcadamente diferente al de la tradicional. En su concepción han tenido una influencia decisiva los argumentos de la arquitectura racionalista. Pero no es el modelo de Le Corbusier el que triunfa (edificios de viviendas en altura rodeados de campo) sino su técnica de construcción. La arquitectura racionalista permite optimizar el precio del suelo, al construir varias viviendas en altura, y que los bajos de los edificios puedan ser utilizados para diversos negocios, tiendas, oficinas, etc. En estos edificios el ascensor es un elemento esencial. Será en Chicago donde se cree este modelo de ciudad, donde se pongan los primeros ascensores, donde los bajos se reserven para los negocios y donde se construyan los primeros grandes almacenes, otra de las señas de identidad de la ciudad actual.
Este modelo es el que ha permitido el aumento de la densidad humana en las urbes, y el crecimiento en altura del paisaje urbano. Además, el equipamiento de la casa ha cambiado extraordinariamente, gracias al alto consumo de energía y el abaratamiento de los electrodomésticos: luz eléctrica, televisión, teléfono, frigorífico, lavadora, lavaplatos, microondas, ordenador, etc.
6.Repercusiones ambientales
La ciudad es un espacio artificial y cómodo para la vida humana. En ella está ausente la mayor parte de la naturaleza salvaje. Aunque está presente la naturaleza domesticada en los parques, las riberas de los ríos y los animales de compañía. Fuera de esto todo es artificial. Hasta el piso sobre el que caminamos es sintético, de asfalto o piedras de distinto tipo. Pero hasta en nuestra ciudad persiste la vida salvaje; pájaros, insectos, algunos animales que se acercan para conseguir comida entre nuestros residuos o las ratas que mantienen en buen estado las alcantarillas y las tuberías más pequeñas.
Además de ser un entorno artificial es un espacio concentrado, lo que convierte a la ciudad en un agente contaminante de primer orden. Existe contaminación lumínica, que permite ver durante la noche casi con la misma eficacia que durante el día. Existe contaminación atmosférica, procedente de la combustión de gasóleos y gasolinas, tanto por el transporte como por las calefacciones. Existe contaminación por residuos, biológicos, sólidos y químicos, que utilizamos en nuestras vidas diarias generando basuras de muy difícil degradación.
La eliminación de basura es probablemente uno de los problemas más graves de la sociedad actual. Los residuos llegan a la naturaleza, desde la ciudad, por distintos caminos: las alcantarillas y los ríos, la recogida de basuras controlada y la eliminación de basura incontrolada.
Dentro de la ciudad el coche privado es un elemento esencial y un agente contaminante de primer orden. El coche contamina el aire por la combustión de gasolina o gasóleo, y el medio por ruido y por la gran cantidad de espacio que ocupa. Son frecuentes los atascos, pero también los malos aparcamientos que dificultan el tránsito peatonal.
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El clima urbano
Como consecuencia de los altos niveles de contaminación las ciudades tienen un clima diferenciado. En general, la temperatura dentro de la ciudad es mayor que en las afueras. Esta diferencia se incrementa en situaciones de estabilidad por la acción de un anticiclón térmico, es entonces cuando aparece la isla de calor.
FOTOGRAFÍA13:Aumento de temperatura desde las afueras al centro de la ciudad
La atmósfera urbana es ligeramente más húmeda. Las precipitaciones son las mismas que en el resto del entorno, pero la escorrentía está dirigida. El asfalto y la piedra convierten a las calles y alcantarillas en canales de aguas rápidas que arrastran consigo las basuras acumuladas durante las épocas secas. Esto provoca un aumento repentino de los detritos en el agua de los ríos, aumentando su contaminación.
La contaminación atmosférica produce un aumento de las partículas, sobre todo de CO2 y SO2, que producen lluvia ácida sobre los bosques más o menos cercanos y la propia ciudad. La lluvia ácida ataca gravemente a los edificios históricos.
Pero el impacto de la ciudad sobre el medio no se limita a la contaminación. La ciudad organiza el espacio en torno a sí. Necesita materias primas y recursos naturales para vivir, ya que ella no las produce. Las ciudades consumen el 16% del agua embalsada, además de maderas, pierdas, productos energéticos, productos alimenticios, etc.; y todo ello lo ha de conseguir de una naturaleza más o menos cercana, y más o menos en buen estado. La buena salud de la naturaleza es vital para la existencia de la ciudad.
Los urbanitas exigimos de la naturaleza un campo de ocio en buen estado, aunque no siempre tengamos el cuidado de procurarlo. Son frecuentes las escapadas al campo los días de fiesta, pero no son tan frecuentes las recogidas de los residuos que generamos, y es que mucha gente se cree que alguien lo recogerá, como pasa en la ciudad.
Toda la actividad económica y social, y su impacto ambiental, gravita sobre las ciudades, la nuestra es una cultura urbana, este es nuestro modelo de convivencia, pero dependemos de unas condiciones ecológicas sanas para sobrevivir.
BIBLIOGRAFÍA
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Gran diccionario enciclopédico ilustrado, SELECCIONES DEL READER`S DIGEST.
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Gran diccionario enciclopédico DURVAN.
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Enciclopedia LAROUSSE.
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Enciclopedia AUTO DIDACTA 2000.
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Enciclopedia multimedia ENCARTA.
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Enciclopedia multimedia PLANETA AGOSTINI.
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Guía escolar VOX :GEOGRAFÍA.
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Enciclopedia PLAZA & JANNES.
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