Literatura


The quest for El Cid; Richard Fletcher


FICHA BIBLIOGRAFICA

Título:” The Quest for El Cid”

Autor: Richard Fletcher

Traducción: Javier Sánchez García- Gutiérrez

Edición: Tercera (2001), la primera es del año 1989.

Editorial: Nerea

Biografía del autor

Richard Fletcher era uno de los talentos excepcionales en beca medieval inglesa y española. Cuando murió de un ataque al corazón el 28 de febrero del pasado año le habían contratado para elaborar su proyecto más ambicioso, un estudio monumental de la caída del imperio romano, del que desgraciadamente no hemos podido disfrutar.

Nacido en 1944, Richard Fletcher pasó su niñez en Wighill cerca de Tadcaster. La aldea era probablemente el sitio del notorio asesinato de Earl Uthred de Northumbria en 1016, y con sólo 14 años comenzó a investigar la evidencia de este hecho de asesinato y venganza en la historia anglosajona, y que finalmente plasmó en su último libro, Bloodfeud (2002). Estudió durante cinco años en una escuela pública inglesa y ya se le veía como un aspirante a historiador.

Más tarde, fue con una beca de historia a la universidad de Worcester, Oxford, desde 1962 hasta 1965. Allí tendría la buena fortuna de ser enseñado por James Campbell, un profesor, posiblemente, de los más influyentes de la universidad con respecto a la Historia Medieval. Después de su beca emprendió la elaboración de una tesis que se desarrollaba en la época medieval española y que se convirtió en su primer libro importante, The Episcopate in the Kingdom of León in the Twelfth Century (1978).

En 1969 lo destinaron como profesor de historia medieval, a la universidad de York donde causó un impacto inmediato entre sus alumnos y colegas. Fue en esta época cuando se descubrió su capacidad de poseer un extraordinario juicio histórico. Su Saint James's Catapult: The Life and Times of Diego Gelmírez of Santiago de Compostela (1984) ejemplificó su capacidad de crear una historia detectivesca emocionante a partir de las fuentes históricas de las que disponía.

The Quest for El Cid (1989), conocida en España por El Cid, fue traducida, además de al español, al italiano, obra que le convirtió en una figura conocida internacionalmente, así como el premio de la concesión literaria de Wolfson para la historia. Tres años más tarde, Moorish Spain (1992) fue muy bien recibida y fue, y sigue siendo, el compañero histórico ideal para los viajeros que visitan Andalucía.

Por esta etapa la carrera de Fletcher no se limitaba al estudio de la España medieval y la Inglaterra anglosajona; y en 1997 apareció su trabajo más largo y más notable, The Conversion of Europe: From Paganism to Christianity 371-1386. Saludado con entusiasmo en ambos lados del Atlántico ("un libro cautivador de genio verdadero, "según Roberto Runcie), de muchas maneras The Conversion of Europe: From Paganism to Christianity 371-1386, no tiene ningún precedente en la literatura histórica inglesa.

En 1998 lo designaron a profesor en York, pero él se había desencantado con la intrusión del aumento de influencias directivas e inquisitoriales en el mundo de la universidad. En el año 2001 se retiró de su puesto en la universidad por dichos motivos.

The World of EL Cid (2000), una edición inestimable de las cuatro crónicas principales de la Reconquista Española, publicados con la colaboración del profesor Simon Barton, probó su energía formidable para realizar un análisis textual minucioso.

A Richard Fletcher le sobrevivió su esposa Rachel Toynbee, con la que se casó en 1976, y sus tres hijos. Murió con la edad de 60 años, como he relatado al comienzo, de un ataque al corazón, el 28 de Febrero de 2005.

RESUMEN

El autor comienza con un análisis exhaustivo de la época anterior al nacimiento de Rodrigo Díaz de Vivar relatando los acontecimientos más importantes que tuvieron lugar en el territorio arábigo peninsular: Al-Andalus.

Las monarquías visigodas viven en un periodo de inestabilidad política debida a tensiones internas, en la mayoría de los casos por la sucesión a la corona y eso en mayor o menor medida, favoreció la entrada de los pueblos musulmanes. El rey Rodrigo estaba combatiendo contra los pueblos vascones en el norte peninsular en el momento en que Tariq, comandante musulmán, entró por la parte meridional de la península, encontrando relativa facilidad en la conquista de territorios. El hecho de la entrada sucesiva de tropas contribuyó enormemente en la realización de su meta. En pocos años, la ocupación musulmán se extendía desde el sur de la península hasta el río Duero tanto por el este cómo por el oeste, toda la zona levantina, el valle del Ebro, hasta el pirineo aragonés. Esto significó la destrucción del reino visigodo y la conversión al Islam de muchos hispano-godos (muladíes), en el mayor de los casos para evitar el pago de impuestos. Los hispanos que no quisieron vivir bajo poder árabe emigraron a la cornisa cantábrica, único reducto cristiano de la península.

Desde la entrada de los musulmanes fechada en el siglo VIII, hasta el siglo XI, que es cuando nació el Cid, la península atraviesa un periodo gobernado por un emirato independiente bajo la protección religiosa de Damasco. Abd-al-Rahman I, último superviviente de la poderosa dinastía Omeya, se proclama emir y malik (rey), conservando el título de califa para señalar su respeto hacia el califa de Damasco, capital del Islam. Su nieto, Abd-al-Rahman III, rompe su relación con Damasco, pues apenas influía en el ejercicio del poder peninsular, y se proclama califa del Islam, situando su capital en Córdoba. En este periodo, Córdoba será testigo de la máxima expresión artística dada por los musulmanes, centrando su arte en la arquitectura religiosa (mezquitas). La mas destacada mezquita es la de Córdoba. Durante el califato de Córdoba, se vive una época, a su vez, de máximo esplendor a nivel político y económico.

Además de Abd-al-Rahman I y III, conviene destacar a otros califas como es el caso de Al-Hakam II, que construyó una de las bibliotecas más importantes de occidente a finales del siglo X. También citar la importancia del primer ministro de Hisham II, Almanzor (nombre cristianizado), que empezó siendo un soldado del ejército musulmán y acabó a la derecha de este califa, tomando las decisiones más importantes por él, con su pleno consentimiento. Almanzor mantuvo relaciones con la mujer del califa lo que le ayudó enormemente para llevar acabo sus propósitos, y mantuvo su poder dictatorialmente bajo el amparo del califa. Llegó a realizar actos tan extremistas como quemar la fabulosa biblioteca construida por Al-Hakam II provocando conflictos tanto religiosos como culturales en la comunidad musulmana.

Almanzor desarrolló de manera extraordinaria el potencial militar del ejército musulmán llevando a cabo contiendas con éxito en el norte de Africa, y sobretodo, contra las fronteras de los reinos cristianos del norte.

A su muerte, dejó su legado a su hijo pero este murió al poco tiempo. A este hecho le siguió un periodo de continuas disputas entre los jefes locales importantes, con la consiguiente quiebra de la administración, sin que llegasen a ningún acuerdo para mantener la unidad del califato. Cada wali en su territorio se hizo independiente formándose un gran conjunto de pequeños reinos que produjeron la atomización de Al-Andalus, aparte de las numerosas disputas que entre ellos se produjeron. Los reinos taifas más importantes fueron Badajoz, Toledo, Zaragoza y Tudela.

Como he mencionado antes, la zona norteña peninsular escapaba de todo control musulmán. La parte Astur-Leonesa, la cántabra, la zona donde actualmente se encuentran Guipúzcoa y Vizcaya, junto con el borde pirenaico, forman pequeños reinos que inicialmente su objetivo sería la resistencia, pero con el tiempo van adoptando una posición beligerante con la intención de abarcar más territorios, sobre todo hacia la zona del Duero y la parte riojana. Con el rey astur Alfonso II comienza una fase de añoranza hacia todo el mundo visigótico anterior, y protagonizará gran parte de estas campañas de recuperación de territorios que en el pasado fueron cristianos. A la muerte de Fernando I, monarca de León, se produce una división de su reino al ceder la parte leonesa a su hijo Alfonso y a su otro hijo, Sancho, Castilla.

En este punto exacto de la historia es cuando nació Rodrigo Díaz de Vivar. Fletcher indica que el motivo de que se le recuerde no es tanto por la importancia de sus hechos, pues hubo jefes militares que protagonizaron hazañas mayores, sino por la conservación del gran poema dedicado a su persona, aparte de otro escritos como la Historia roderici o Carmen campi doctoris. Rodrigo nació en Vivar (1043), en el seno de una familia pudiente, con recursos.

Su padre fue Diego Lainez y ocupó en vida el puesto de alférez real de Fernando I, hecho que ayudaría a Rodrigo a formar parte los sirvientes de la casa real. Se crió junto al rey castellano Sancho y al igual que su padre, y le serviría de alférez hasta que fue asesinado en Zamora, donde fue a apaciguar unas rebeliones. El asesinato se cree que pudo ser ordenado por su hermana Urraca tras una serie de intrigas con un soldado. En este momento, Alfonso, su hermano, queda como rey legítimo de Castilla y León.

Según Menéndez Pidal, que recalcó y verificó numerosas leyendas sobre el Cid como hechos reales, afirma que el Cid le ordenó jurar a Alfonso VI que no había participado en la muerte de Sancho. Richard Fletcher se limita a afirmar que el Cid sirvió a Alfonso en un puesto menos importarte que el que ocupaba con Sancho, como agente del rey. El rey, tiempo después, le desterraría de Castilla por invadir y saquear el reino taifa de Toledo, el cual estaba bajo la protección castellana a cambio de tributos. Ante las malas relaciones con el rey Rodrigo pierde su puesto en la corte. En 1074 se casa con Jimena, nieta de Alfonso VI.

Una vez desterrado, Rodrigo y sus vasallos se dirigieron el reino taifa de Zaragoza para ponerse bajo las ordenes del rey musulmán Al-Muqtadir y a su muerte, al de su hijo Al-Mutamin. Durante un tiempo estuvo luchando a favor de sus protectores, normalmente musulmanes, hasta que en la batalla de Zalaca venció a las tropas de Alfonso VI y este le perdono y le permitió volver a Castilla.

Bajo la protección del rey Alfonso VI luchó en numerosas batallas en el levante peninsular derrotando a los reyes musulmanes de Albarracín y Valencia, obligándoles al pago de tributos dirigidos a Castilla y dominando unas bastas extensiones de tierra que estaban bajo dominio almorávide.

Mas tarde, volvió a tener diferencias con Alfonso VI ganándose el exilio y despojado de sus privilegios. En este momento se puso bajo la protección del rey de Valencia con el que consigue derrotar y apresar al condede Barcelona Berneguer Ramón II en 1090.

En el año 1094 conseguirá el control de Valencia, a pesar de estar rodeado por territorios y tropas almorávides, y la gobernará con mano dura hasta su muerte en 1099.

OPINION PERSONAL

Rodrigo Díaz de Vivar, caballero legendario de Castilla perteneciente al siglo decimoprimero, conocido como El Cid, se recuerda hoy como un héroe cristiano que emprendió hazañas bélicas decisivas en la reconquista de la península para conseguir el triunfo de la cruz sobre la media luna. En nuestro país es considerado como héroe nacional por liberar la patria de la ocupación árabe. Richard Fletcher demuestra en este libro el gran número de contradicciones entre la realidad del undécimo siglo que le toco vivir a nuestro protagonista y la mitología que se ha ido elaborando a lo largo de los años en torno a su figura.

 

Fletcher nos sitúa la figura del Cid en su contexto histórico, demostrándonos que fue un soldado aventurero de fortuna y que igual que él, existieron un gran número de "cids," o de jefes militares, arropados por una figura que podía ser un rey cristiano o musulmán. Antes de que se produjese la muerte de Rodrigo, sus triunfos fueron alabados en un poema escrito como tributo a la conquista de Almería. Póstumamente quedará inmortalizada su figura en el gran Poema épico de El Mio Cid que se convirtió en una pieza que inspirará un incontable número de trabajos de la literatura. Cuando murió en Valencia en 1099, él era gobernante de un principado independiente situado en el este de España: Valencia.

Me ha sorprendido enormemente que el líder cristiano que siempre había creído que fue, y al igual que yo, creo que un gran numero de personas, en el estudio de Fletcher aparezca como un soldado mercenario que igualmente luchó defendiendo los reinos feudales cristianos de la España norteña, como las tierras musulmanas del sur, vendiendo sus habilidades al mejor postor, mirando su propio beneficio, algo nada criticable. De hecho, su mismo título deriva de la palabra árabe sayyid significando "señor" o "amo."

 

A lo largo del libro, Fletcher nos indica las fuentes en las que se basa para afirmar determinados hechos y a los autores que defienden hipótesis contrarias a la suya, y con ello, la necesidad de potenciar el mito con el fin de crear un retrato llamativo de un hombre extraordinario; demuestra claramente cómo y porqué la leyenda transformó su figura, en su opinión, muy diferente a la que tendría en vida.

Lo que mas me ha gustado del libro es lenguaje sencillo y directo que utiliza el autor, intercalando fragmentos de las dos obras que más información y credibilidad sobre el Cid nos han revelado (Carmen Campi Doctoris y La Historia Roderici), y de algunas composiciones literarias de autores musulmanes como Ibn Alqama e Ibn Bassam. Los apéndices poseen un desarrollo explicativo impresionante, al igual que la bibliografía aconsejada para cada uno de los distintos hechos históricos, de los que el Cid es testigo. Otra parte del libro, en mi opinión bastante curiosa, es la dedicada a combatientes, tanto extranjeros, cómo españoles, contemporáneos a Rodrigo, que han sido vanagloriados igualmente por sus proezas y recordados por ello. Un ejemplo de esto lo encontramos en figuras como Roussel de Bailleul, jefe normando al servicio del Imperio Bizantino, o la familia de los Tosny.

En cambio, me resulta un poco extensa la primera parte del libro dedicada a explicarnos detalles sobre el periodo histórico en que se desarrolla la vida del Cid, aunque me parece imprescindible para entender el comportamiento de los protagonistas de esta historia.

En resumen, me parece interesante la nueva evaluación que realiza Richard Fletcher de la figura de Rodrigo Díaz de Vivar, El Cid, y cómo extrae una nueva interpretación de su persona, explicando en el proceso cómo se desarrolló su leyenda.




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Enviado por:Willy
Idioma: castellano
País: España

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