Historia
Tecnología mesolítica
INDICE
DENOMINACIÓN DEL DOCUMENTO
DEFINICIÓN DEL DOCUMENTO
DESCRIPCIÓN GENERAL
MATERIALES
DIMENSIONES
PESO
FORMA
AUTOR
FINALIDAD
CRONOLOGÍA
DEL DOCUMENTO
PERIODO / ESTILO / CULTURA A LA QUE PERTENECE
LOCALIZACIÓN
LUGAR DE ORIGEN O DE APARICIÓN
NIVEL / YACIMIENTO / ZONA / REGIÓN ...
LOCALIZACIÓN ACTUAL
ANÁLISIS
DESCRIPCIÓN DE DETALLE
ELEMENTOD DE RELACIÓN
RESTOS ARQUEOLÓGICOS / YACIMENTOS / LUGARES PRÓXIMOS
COMENTARIO DEL DOCUMENTO
EL DOCUMENTO EN SU ÉPOCA
INFLUENCIAS
FUNCIÓN, IMPORTANCIA
LA ÉPOCA DEL DOCUMENTO
DURACIÓN, CARACTERÍSTICAS
INFLUENCIA POSTERIOR
BIBLIOGRAFÍA.
DENOMINACIÓN DEL DOCUMENTO
Tecnología mesolítica, utilidades e importancia.
DESCRIPCIÓN DEL DOCUMENTO
DESCRIPCIÓN GENERAL
Materiales: Sïlex
Dimensiones: No conocidos con exactitud; sin embargo, sí conocemos las dimensiones de otros útiles encontrados en el mismo yacimiento, siendo en su mayoría útiles de sílex de poco tamaño, y teniendo en cuenta que los microlitos han de medir como máximo 2´5 cm por convenio. Por ejemplo, algunos punzones no superan los 35mm de longitud (llamados por ello microperforadores). Los núcleos pueden variar muchísimo de tamaño.
Peso: Los núcleos pueden desde caber en la palma de la mano hasta llegar a pesar varios kilos.
Forma:
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1 y 2. Núcleos laminados: Cada lasca o lámina extraída deja su negativo sobre el núcleo, denominándose negativo lascado, limitado por dos aristas o nervaduras. El negativo lascado presenta una zona más cóncava situada justo bajo el plano de percusión, por encima de la cual hay un saliente llamado cornisa.
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Microlitos: Los hay de diversas formas, pero abundan las puntas de truncadura oblicua, pudiendo encontrar también puntas de dorso rectilíneo con retoque unilateral, foliáceas, triangulares, etc. En general son armaduras no geométricas.
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Punzón: Presenta una punta más o menos despejada del resto del soporte. Su punta es fina y retocada a partir de una cara.
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Sierra o denticulado: Útiles sobre lascas que presenta en uno o varios bordes no adyacentes una serie de muescas contiguas o casi contiguas.
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6-9. Raspadores y raederas: Pueden presentar diversas formas, por ejemplo aquí tenemos un raspador doble, con una lámina o lasca que presenta dos frentes opuestos. Tienen el frente redondeado, claramente regular, en forma de arco de círculo.
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10-11. Buriles: Aquí tenemos dos con distinta forma, comprendidos por una truncadura en uno o en los dos extremos. El paño (superficie negativa que se produce al saltar una laminita) puede ser perpendicular a la cara del lascado del soporte o también más o menos oblicuo, incluso paralelo. Tienen una cierta cantidad de aristas.
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12 y 13.Azuela y hoja desprendida de azuela afilada: Hoja de piedra tallada o pulida con asimetría en el filo, pero un golpe para extraer una hoja puede obtener un filo transversal totalmente regular y cortante.
AUTOR
Yacimiento excavado y publicado por J.G.D. Clark
FINALIDAD
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1 y 2. Núcleos laminados para obtener lascas que luego serán transformados en útiles
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3. Microlitos probablemente utilizados como proyectiles.
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4. Punzón para hacer agujeros o coser fibras vegetales
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5. Sierra o denticulado para raer, calibrar o apuntar los objetos de madera, hueso o marfil
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6-9. Raspadores o raederas para el preparado de pieles
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10-11. Buriles seguramente utilizados para trabajar el hueso y el asta
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12. Azuelas para cortar vegetales
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13. Una hoja desprendida de una azuela afilada.
CRONOLOGÍA
DEL DOCUMENTO
El yacimiento de Star Carr está fechado hacia el 9500 a.C .
Según Clark se trata de una estación al aire libre datada por C-14 en torno al 7500 a.C. Excavado entre 1949-1951 y publicada por el mismo autor en 1954.
Datado mediante carbono 14 en 7611 + 120 y 7540 + 350 a.C . Se inscribe palinológicamente en el Preboreal.
PERÍODO/ ESTILO/ CULTURA A LA QUE PERTENECE
En el Mesolítico europeo se pueden establecer tres grandes fases en función de la forma de los microlitos y de las fechas de radiocarbono. El yacimiento de Star Carr pertenece a la primera fase , caracterizada por puntas romas oblicuas. Este período termina en torno al 9000 a.C.
Pertenece a la cultura Maglemosiense, que según Clark, se desarrolla en tres etapas que coinciden con las fases climáticas del lago de Ancyclus, la de Littorina y el Atlántico tardío y Subboreal . Esta atribución de Clark a un Proto-Maglemosiense no coincide con la idea de R. M. Jacobi, quien lo incluye en un Mesolítico antiguo. Para A. Mellars, Star Carr entra con Flixton 1 y Warcock Hill South, en uno de los dos subgrupos de la “Broad Blade Industries” o “Indrustria de hoja amplia”. S. K. Kozowski ha escogido la estación de Star Carr para caracterizar una de las culturas del “Complejo de Duvensee”; según este autor, la cultura de Star Carr que se limitaría a la parte oriental de Inglaterra, comprendería las estaciones de Broxbourne 103, Flixton 1, Haslemere-Blackdown, Peace-haven, Sandstone Iver, Thatcham I/V, II, III, situadas en el Preboreal.
LOCALIZACIÓN
LUGAR DE ORIGEN O DE APARICIÓN
Yacimiento de Star Carr, cerca de Seamer, a 50 km al nordeste de York (en el condado de Yorkshire), al este de Inglaterra. En él se distinguen dos niveles, pero desconozco en cual de los dos fueron encontrados los útiles del documento.
LOCALIZACIÓN ACTUAL
No encontrada.
ANÁLISIS
DESCRIPCIÓN DE DETALLE
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1 y 2. Núcleos laminados. El núcleo es el bloque de materia prima de donde se extraen por percusión o por presión las lascas, láminas o laminitas denominadas productos de lascado. Estos productos están habitualmente destinados a ser utilizados como útiles tras su transformación mediante el retoque o, a veces, en bruto. El sílex se encuentra en la naturaleza en forma de nódulos, cantos o placas. Presenta en su superficie una costra debida a la alteración de sus constituyentes: el córtex. Cuando se talla, la superficie de los fragmentos obtenidos a menudo sufre una modificación. Es lo que se llama pátina, que penetra de manera variable en la materia y se reconoce gracias a su color característico. Las causas físico-químicas de esta alteración son complejas y mal conocidas.Dos elementos caracterizan a un núcleo: el plano de percusión y las superficies talladas. La primera es la parte del núcleo sobre la que se golpea o presiona; y puede ser: liso o cortical. Puede modificarse por retoques: plano de percusión “preparado” para mejorar el impacto.Existen distintos grados entre el núcleo apenas tallado, justo “ensayado” y el núcleo lascado hasta casi su totalidad.
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3. Microlitos: El inicio del lascado de las láminas se realiza con percutor duro o blando y los productos se transforman en raspadores largos y sobre todo en buriles. La fase siguiente es la de la “plena talla” con percutor blando para obtener hojas destinadas a la fabricación de láminas de borde abatido, o bien mediante talla por presión (en una etapa más reciente) y las láminas, muy regulares, se fracturarán para obtener microlitos geométricos de dimensiones perfectamente estandarizados. Los microlitos se clasifican en dos grandes grupos:
- Los microlitos geométricos: triángulos, trapecios, rectángulos, segmentos de círculo...
- Las armaduras no geométricas: puntas de truncadura oblicua, de dorso rectilíneo, con retoque unilateral o bilateral, fusiformes, de base transversal...
En general, los del documento a tratar son, en su mayoría, no geométricos
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4. Punzón: Este útil presenta una punta más o menos despejada del resto del soporte. Esta punta puede poseer distintos aspectos según sea su longitud, su diámetro o su orientación con relación al eje de la lasca o lámina, o la extensión del retoque que las conforma. Las aristas se esquirlan y pulen, o la presión ejercida en el eje puede producir microlaminitas a partir de su extremo distal en forma semejante a la de minúsculos “golpes de buril”.
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5. Sierra o denticulado: Son útiles sobre lascas, que presentan en uno o varios bordes muescas contiguas o casi contiguas realizadas mediante retoques pequeños o anchas muescas de tipo clactoniense. Estas últimas aparecieron con las primeras lascas, en los que un golpe del percutor realizado en uno de los bordes hace saltar una lasca pequeña produciendo una muesca. Se obtienen anchas muescas a partir de un solo golpe con el percutor, a veces regularizadas mediante pequeños retoques secundarios, que pueden incluso ser el resultado de la utilización. Otra manera de realizar una muesca es mellar el borde de una lasca o de una lámina mediante numerosos retoques a partir de una de sus caras.
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6-9. Raspadores y raederas: La variedad de raspadores es elevada en función de la naturaleza del soporte - lámina o lasca - su espesor, la extensión del frente, que puede ser estrecho o, por el contrario, extenderse por tolo el contorno de la lasca. El retoque que configura el frente puede tener diversas formas: corto o largo y laminar. La parte restante del soporte puede estar retocado de diferentes maneras, limitando el frente, regularizando los bordes de la lámina para permitir una mejor sujeción o para realizar sobre el mismo soporte un segundo útil mediante la configuración de un frente de “raedera” o acondicionando el soporte para favorecer el enmangue.
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10-11. Buriles: Para tallarlos se escoge una lámina y se retoca su extremidad distal para obtener lo que se llama una truncadura, que puede ser rectilínea o un poco cóncava y generalmente oblicua. Se golpea después en un extremos de la truncadura con su percutor y se extrae una laminita, que arrastra con ella una porción del borde de la lámina. Esta es la técnica del denominado “golpe de buril” y la laminita se llama “de golpe de buril” o “recorte”.
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12 y 13. Azuela y hoja desprendida de azuela afilada: La azuela posee una hoja de piedra, tallada o pulida, fijada de diversas maneras a un mango, pero en todos los casos el filo es perpendicular al eje del mango. La hoja puede fijarse directamente en un mango de madera con ayuda de ligaduras o insertada en un mango de asta de ciervo. En los restantes casos la hoja se fija en el mango indirectamente, con una pieza intermedia.
ELEMENTOS DE RELACIÓN
En Inglaterra el yacimiento de Dunford (hacia el 9000 a.C) donde se desarrolla un epipaleolítico caracterizado por puntas oblicuas, desarrollo de una primera fase mesolítica, al igual que el de Star Carr. El yacimiento de Gleann Mor (en Escocia), donde se encuentran microlitos geométricos y de lámina estrecha, hacia el 8500 a. C. (como ejemplos de una segunda fase). También se caracterizan el de Dunford y Broonhead por ser de carácter estacional. En el yacimiento de Bolsay (en la Isla de Islay), aparecen muchísimos útiles, y por ejemplo en el de Hengistbury Head se han encontrado 38000. También son yacimientos mesoíticos el de Staosnaig, Bolsay Farm, y del río Lussa en las Islas Hébridas de Escocia. En Francia, los yacimientos de la Grotte des Fieux y de Rouffignac, en torno al décimo milenio a. C., es uno de los lugares donde aparece una inmensa diversificación de formas microlíticas. En la primera mitad del noveno milienio a. C. también aparecen en otros yacimientos de Francia, en Holanda y en las islas Británicas, y hacia el 8500 a.C. ya están en todas partes. Estas industrias duraron cerca de un milenio y fueron sustituidas a su vez por industrias con predominio de rombos y trapecios sobre grandes hojas, excepto en las islas Británicas, donde no se ha recuperado ninguna, tal vez debido a su aislamiento del continente.
COMENTARIO DEL DOCUMENTO
EL DOCUMENTO EN SU ÉPOCA
- Influencias
Gran parte de la tecnología básica vista en el utillaje, deriva de fuentes locales o cercanas al Paleolítico Superior, sobre todo los buriles, la idea del microlito, la utilización avanzada de astas y huesos (aunque debemos tener en cuenta que este material era ya menos abundante debido a la emigración de los grandes animales hacia el norte como consecuencia de los cambios climáticos, en busca de zonas más frías) y la utilización del retoque pronunciado del sílex.
- Función, Importancia
Los útiles del documento se encontraron en el yacimiento de Star Carr, en el que se hallaron restos de dos hogares y algunas manchas carbonosas, abundantes de restos de fauna y un rico instrumental de piedra, hueso, asta y madera. Su excavador pensó que era un campamento base, pero revisiones posteriores apuntan hacia un campamento de caza estacional (verano), tal vez un área de trabajo y deshecho, un área marginal del verdadero campamento base, probablemente situado hacia el interior, en tierra seca.
Star Carr constituye un ejemplo clásico del intento de inferir la estacionalidad y la función del yacimiento a partir de los restos fáunicos. Sus restos se han estudiado a conciencia y han sido reinterpretados en numerosas ocasiones. La mayoría de autores estima que podría tratarse de una ocupación de finales de primavera/veranoo, interpretación basada en la dentición de las mandíbulas de ciervo y de corzo, y en los numerosos cráneos de ciervo con astas ya mudadas, algo que sólo tiene lugar en abril y mayo. Las astas mudadas encontradas en el yacimiento, que a primera vista indicarían una ocupación en otoño pudieron perfectamente recogerse a lo largo de todo el año. Dado que el tipo de huesos que se han encontrado en el yacimiento son precisamente aquellos que los cazadores suelen desechar tras la matanza inicial debido a la poca carne que contienen, esta ocupación de primaver/verano parece corresponder a un campamento temporal de caza, no a un campamento base de ocupación permanente, donde suelen encontrarse los huesos más ricos en carne.
En otros documentos se recoge lo siguiente: “Se ha demostrado que el campamento de Star Carr, en el norte de Inglaterra, que data de mediados del octavo milenio a. C., se ocupaba sobre todo en invierno, cuando el ciervo rojo, que era el principar animal que figuraba en la dieta, se refugiaba en el valle de Pickering. Cuando los ciervos se desplazaban a las alturas en busca de los pastos de verano, es de suponer que sus cazadores hacían los mismo.
Según autores como J.G.D. Clark (1972), Mellars (1976), Jacobi (1978), Thomas (1979), la ocupación de este lugar es invernal. Sin embargo, M. Pitts (1979) y J. M. Andresen hablan de una ocupación durante todo el año. A. Legge y P. Rowley lo atribuyen a los meses del período estival. M. Pitts ve en Star Carr un lugar especializado en la fabricación de puntas y el trabajo de las pieles después de su inmersión en medio rico en tamino ; J. M. Andresen considera que es un lugar de caza y despiece, ocupado por visitas breves y frecuentes. Al parecer, las poblaciones maglemoisienses ocupaban hábitats estacionales en lugares forestales o lacustres, y su economía, que obviamente presentaba diferencias entre los distintos medios, se centraba en la caza, la pesca, la recolección y el marisqueo.
La industria lítica de este yacimiento está representada por 17000 piezas, con un 14% retocadas o utilizadas, incluye 216 armaduras microlíticas (126 puntas truncadas, 45 triángulos, 45 láminas bitroncadas), 15 microburiles, 446 raspadores, 334 buriles, 7 hachas/azuelas en sílex marrón, gris o miel. La industria ósea, que comprende algunas puntas, punzones y útiles para curtir cuero en hueso de alce, está dominada por el trabajo de la cornamenta de ciervo; han sido descubiertas 106 cornamentasde ciervo, de las cuales 41 de la parte baja de la cornamenta; 187 puntas dentadas de entre 15 y 30 cm. de largo han sido realizadas en estas cornamentas; 5 de ellas han sido abandonadas durante el proceso de fabricación; cornamentas de alce abiertas han sido transformadas en picos. La ornamentación ha utilizado los dientes de los animales, esquislo y ámbar. Los únicos vestigios trabajados en materia vegetal son rollos de corteza de abedul y un remo de abedul, provista de una pala estrecha de una teintena de cm. de largo; es el instrumento de navegación más antiguo conocido actualmente. La fauna cazada está constituida principalmente por animales grandes: uros, ciervo, alce, corzo y jabalí, este último poco numeroso; los pájaros son raros y los pescados están ausentes. J. G. D. Clark ha enumerado ocho plantas comestibles, a las que M. Pitts añade el rizoma de Nymphea alba, las hojas de Epilobium, Polygonum bistorta y Crataegus monogyna, así como las bayas de Crataegus y de Empetrum nigrum. El yacimiento de Star Carr cubre una superficie de unos 240 m2; el espesor del lecho del hábitat, separado en dos por un nivel estéril, varía entre 0´15 y 0´45 m. Las estructuras del hábitat son difusas: los vestigios están asociados a una plataforma de ramas de abedules; podría ser un montón de deposición natural; las siete mancas carbonizadas observadas no constituyen verdaderos hogares.
Muchos útiles de sílex del Mesolítico se tallaron sobre pequeñas laminillas obtenidas a partir de núcleos tan pequeños y tan bellamente trabajados donde se pone de manifiesto la gran destreza alcanzada en la manufactura del sílex. Es posible que durante el laminado se utilizaran unos soportes de madera para fijar los núcleos.
Los microlitos tuvieron múltiples usos, quizás la más importante fuera como puntas y dientes para armas de caza. Diversas fuentes lo demuestran. Se han encontrados numerosas flechas con microlitos aún sujetos con resina y guita a un fuste de madera. (En Star Carr se encontró un microlito que lleva residuos de resina ). Algunos microlitos presentan asimismo típicas pautas de fractura causadas por impacto sobre carne o hueso. También se han descubierto numerosos huesos de animales (y de humanos) con microlitos todavía clavados, lo que demuestra claramente que fueron letales, desde el momento en que podían provocar una fuerte hemorragia si dañaban músculos o arterias o una muerte inmediata si afectaban a órganos vitales. Una punta de flecha, para ser realmente eficaz, requiere tres cualidades: capacidad de penetración, potencial para producir cortes profundos, y simetría para garantizar la máxima estabilidad direccional de la flecha. La variación de las formas microlíticas en el tiempo y en el espacio podría deberse a una continua interacción entre estas tres variables. No cabe duda de que los microlitos trapezoidales o rombolidales de grandes hojas, constituyeron una combinación sumamente eficaz de esas tres cualidades. Su utilización tuvo que procurar una creciente eficacia cazadora, un factor crucial que podría explicar su rápida adopción en toda Europa. Durante la primera fase atribuía la mayor importancia a la flecha penetrante, pero después se cambió en general a puntas con fines oblicuos o de cincel o transversal, que dependían, en cuanto a su eficacia, sobre todo de su capacidad incisiva. Otros útiles de caza eran las puntas dentadas de lanza y arpón hechas de asta o hueso.
De todas formas, los microlitos pudieron utilizarse para otras actividades no relacionadas con la caza, por ejemplo, para trabajar y cortar materias vegetales. La enorme cantidad de microlitos que aparecen en los yacimientos podría deberse a la utilización de sus partes cortantes como raspadores. Es muy probable que la variedad de formas que presentan los microlitos tenga que ver, pura y simplemente, con sus múltiples usos. O puede que su importancia funcional fuera escasa. Otros factores pudieron ser igualmente importantes. Por ejemplo, la forma de un microlito podría tener un valor simbólico, para indicar su pertenencia a una determinada persona o a un miembro de un determinado grupo.
Las hachas y las azuelas, al igual que las raederas, son artefactos que están presentes en casi todos los conjuntos mesolíticos europeos, con distintos grados de refinamiento y estandarización. Sin embargo, tampoco resulta fácil determinar la función de los útiles de sílex más frecuentes y vulgares. Es difícil imaginar que un artefacto de punta afilada sirviera para algo más que para perforar. Y, sin embargo, la palabra “raspador” no implica que se utilizara necesariamente para raspar, sino que pudo abarcar una infinidad de funciones; suele aplicarse solamente a lascas o láminas que han sido retocadas de una determinada manera y que presentan una gran variedad de formas. Un estudio de los útiles de sílex del yacimiento de Star Carr sólo permitió detectar algunas pautas inequívocas de relación entre la forma del artefacto, la materia sobre la que se había utilizado y la manera en que fue utilizado. Por ejemplo, se analizaron cincuenta y seis de los 374 raspadores del yacimiento en busca de pautas de uso. Sólo treinta y seis (un 64%) mostraban señales de uso, representando cincuenta y cinco episodios de uso, fundamentalmente acciones de raspado/ igualación practicadas sobre cuero (40%), hueso (22%)., asta (22%), madera (13%) y sobre hueso o cuero (4%). Parece que sí se apreció alguna diferencia morfológica en los artefactos utilizados sobre distintas materias. Los que habían servido para trabajar el asta tendían a ser más largos y curvados que los utilizados sobre hueso, madera o cuero.
El estudio analítico de las huellas de uso en los raspadores atestigua que estas herramientas fueron utilizadas en la preparación de pieles. Lo que llama la atención, sobre todo, es la forma del borde de trabajo (su filo) puesto bajo el binocular, que nunca tiene una forma recta; por lo general es semicircular o tiene sus ángulos redondeados. Esta redondez, esta convexidad del borde laboral, es imprescindible para el trabajo en la parte interna de las pieles, que se cambian bajo la presión de una herramienta relativamente estrecha, como es el raspador terminal. Una herramienta que no estuviera redondeada, que tuviera sus ángulos rectos, podía producir rasguños en la piel e incluso podía, en el proceso de trabajo, cortarla. En segundo lugar, en el raspador sólo se gasta el borde del filo (que se embota más o menos uniformemente debido a la fricción) ya que el eje del raspador está dirigido hacia la superficie de la piel en un ángulo de 75-80º. En tercer lugar, las estrías de desgaste en el raspador tiene el aspecto de pequeñísimas ranuras que cruzan el borde del filo transversalmente.
LA ÉPOCA DEL DOCUMENTO
- Duración, Características
El Mesolítico es un período de transición entre el Paleolítico y el Neolítico. El Mesolítico corresponde al período inmediatamente posterior al final de la última glaciación y anterior a una economía de base predominantemente agrícola y ganadera. Ambos límites temporales son harto confusos. Los ineterestadiales tardoglaciares (hacia el 13.000-12000 a.C) significaron un “falso comienzo” dela era posglaciar, durante la cual los cazadores-recolectores se adaptaron a medios más cálidos. Luego, antes del retorno a condiciones más templadas tuvieron que readaptarse a un período final de intenso frío. De modo que resulta hasta cierto punto arbitrario intentar establecer con exactitud la línea divisoria entre el Paleolítico y el Mesolítico, aunque por lo general se opte por la fecha de 10000 a. C. Pero más que una clara separación entre el comportamiento de los cazadores-recolectores paleolíticos y el de los mesolíticos en el registro arqueológico, lo que aparece por encima de todo es un continuo proceso de cambios de comportamiento que se prolonga hasta el último glaciar, cuando los cazadores-recolectores exploran y explotan una serie de paisajes en cambio permanente. Tanto la sociedad paleolítica como la mesolítica se estructuraron a través de ese mismo proceso de adaptación humana al entrono. Además, hoy se puede confirmar plenamente que muchos de los rasgos distintivos tradicionales del Mesolítico como la tecnología microlítica y la explotación de recursos costeros, se remontan también al Paleolítico.
Se trata de un período de importantes conquistas culturales en el ámbito de la tecnología, de la subsistencia y del arte.
La era mesolítica está íntimamente vinculada a la secuencia de cambios medioambientales que siguieron a la última glaciación. El calentamiento progresivo modificó la extensión de las tierras y los mares y la distribución de la flora y la fauna.
En las regiones septentrionales tuvieron lugar dos procesos que culminaron en la reestructuración y cambio de las dimensiones y las formas de las masas continentales: la elevación isostática quedó limitada a las tierras que habían estado bajo la capa de hielo, y fue tan drástica en el extremo norte que dejó vestigios en forma de líneas de costa posglaciares de más de 250 metros por encima del actual nivel del mar. Las Islas Británicas quedaron separadas del continente en torno al 85000 a. C. Se produjeron en todo el norte de Europa una considerable variabilidad en la alteración de las líneas de costa.
Con los cambios en las relaciones tierra-mar, los paisajes abiertos y las tundras se transformaron en paisajes dominados por masas arbóreas. Los análisis de polen del norte de Europa revelan una sucesión de variedades arbóreas que llevaron a la formación de densos y frondosos bosques. La extensión y la sucesión de diferentes tipos de árboles vinieron determinadas por una interacción compleja de diversos factores, como el creciente recalentamiento, los distintos procesos de formación. En muchas zonas, la temperatura era ya suficientemente templada para permitir el desarrollo de especies arbóreas. En los primeros paisajes posglaciares de la Europa septentrional predominaron las especies herbáceas de paisaje abierto, así como las especies tolerantes al frío como el abedul, el álamo, el sauce y los enebros. Con el progresivo aumento de la temperatura se irían imponiendo el pino y, más tarde, el avellano, seguidos de especies de grandes hojas propias de los climas templados, para acabar formando un bosque mixto, característico del periodo posglaciar medio, con predominio de robles, tilos, olmos y alisos en suelos con peor drenaje.
En la Europa del sur, lejos de los antiguos límites de las capas de hielo, los cambios de vegetación fueron menos espectaculares.
La fauna posglaciar presentaba mayores contrastes que la del tardoglaciar. Algunos grandes mamíferos se extinguieron, como el rinoceronte lanudo, el mamut y el ciervo gigante, y el reno y el alce tuvieron que desplazarse hacia latitudes más septentrionales. Las grandes manadas migratorias de renos y caballos, que habitaban en los paisajes abiertos de la tundra, fueron sustituidas por un conjunto más diversificado de ungulados que vivían en grupos más pequeños y carecían de un comportamiento migratorio estable. Entre ellos destacaban los cérvidos, el corzo, el cerdo salvaje, el alce y el bisonte europeo o uro. Los pequeños mamíferos también aumentaron en número y diversidad. La fauna fue cambiando durante todo el Mesolítico debido a los continuos cambios climáticos y fáunicos, pero también a causa de la actividad humana. Entre los vertebrados marinos hubo desde tiburones y ballenas hasta delfines y marsopas, así como una extensa gama de peces de agua salada y distintos moluscos. Los lagos, lagunas y ríos de agua dulce también llegaron a contener una rica variedad de vida animal. Proliferaron las aves silvestres y las especies marinas de agua dulce, como la tenca, el lucio y la brema.
Todas las especies, incluida la humana, se vieron involucradas en una escala superior de conexiones con otras especies animales y vegetales tanto desde el punto de vista depredador-presa como de la rivalidad. Los ecosistemas se hicieron más sensibles a las hora impredecibles fluctuaciones periódicas que afectaban a la composición y número de las especies. También el medio experimentó cambios estacionales muy pronunciados que afectaron a las poblaciones animales y vegetales. Además de esta variabilidad temporal, una de las características más importantes de los paisajes posglaciares fue su fragmentación espacial.
En cuanto a tecnología, los útiles líticos dominan el registro arqueológico del Mesolítico. El sílex era un material sumamente asequible en casi todas las regiones y con él se tallaron finas puntas de flecha y otros útiles. La materia orgánica preservada en los pantanos del norte de Europa permite vislumbrar un uso múltiple y muy perfeccionado del asta, del hueso y de la madera. También hay algunos ejemplos de preservación de ítems de tecnología más elaborada: los que tienen que ver con la protección y el transporte. El sílex no fue la única piedra utilizada en el Mesolítico. En aquellas zonas que carecían de él, o que lo consideraban inadecuado para la tarea a la que estaba destinado, los cazadores recolectores mesolíticos se dedicaron a explotar otro tipo de piedras, como el cuarzo y la cuarcita, con los que también podían fabricarse lascas afiladas para obtener raspadores o puntas de flecha. Las excavaciones realizadas en los yacimientos de Gleann Mor, de Staosnaig y del río Lussa, en las islas Hébridas de Escocia, indican que el incremento del uso del cuarzo en el utillaje mesolítico pudo ser paralelo al progresivo alejamiento de las canteras de sílex. Las pizarras se partían con facilidad y se presentaban a un buen pulimentado, de ahí que los cuchillos de pizarra constituyan una parte importante de la industria lítica mesolítica. El mineral verde de grano fino también se podía tallar con facilidad, mientras que el gneis y de una serie de rocas se podían obtener fácilmente hachas y azuelas, entre otros. La utilización de un amplio espectro de materias primas locales es característica del Mesolítico. En algunas zonas de Europa se confirma un cambio en las materias primas utilizadas a lo largo del tiempo: del sílex banco-gris de alta calidad a una variedad de cuarzo de baja calidad y un sílex transparente. Este cambio podría indicar aumento demográfico e imposibilidad de adaptar el sílex de alta calidad a la demanda, agotamiento de la fuente o su pérdida tras la subida del nivel del mar.
Útiles de madera, asta y hueso: Los cazadores recolectores mesolíticos dispusieron de un utillaje sumamente variado en asta, hueso y madera que complementaba el equipo lítico. Por ejemplo gran cantidad de flechas, puntas de lanza y arpones de gran diversidad formal. Otro artefacto director manufacturado en asta de ciervo o de alce fue el pico. También se utilizaron para fabricar objetos de cestería, con la que probablemente se confeccionaron trampas para peces y anguilas. La materia vegetal sirvió para otros muchos usos en el Mesolítico, por ejemplo para la fabricación de anzuelos de pesca.
Muchas comunidades del Mesolítico reciente ya fabricaban y utilizaban vasijas de cerámica. Esto demostraría que aquellas comunidades llegaron a consolidar un estilo de vida semisedentario o totalmente sedentario.
En muchos yacimientos mesolíticos pueden identificarse improntas de postes o vigas, indicativas de estructuras de habitación pretéritas, que van desde simples parapetos para resguardarse del viento hasta auténticas cabañas.
El transporte del agua tuvo que ser esencial para las comunidades mesolíticas europeas, tanto para asegurar distintas actividades de subsistencia, como para trasladarse de un hábitat a otro o para la comunicación intergrupal. En el Mediterráneo y para esas travesías marítimas tuvieron que contar con embarcaciones relativamente sólidas: Los restos de abadejo encontrados en varios asentamientos del oeste de Suecia indican que se practicó la pesca de altura.
Durante mucho tiempo se pensó que la esencia de las economías mesolíticas fueron los grandes mamíferos terrestres. También se explotó la caza menor: se cazaban conejos, tejones, nutrias y martas cibelinas por su carne y sus pieles. Es probable que para cazarlos se recurriera preferentemente a los cepos. Para aquellos grupos que vivían en la costa o a orillas de los grandes ríos y lagos los recursos acuáticos habrían sido tanto o más importantes que los grandes mamíferos terrestres desde el punto de vista de su productividad. Es probable que las aves acuáticas constituyeran una fuente importante de alimento. En muchos concheros litorales del Mesolítico reciente se han descubierto huesos de grandes mamíferos marinos: delfines, focas, marsopas y ballenas. La caza de estos animales tuvo que hacerse desde embarcaciones. En yacimientos muy bien preservados suelen encontrarse asimismo restos de peces, tanto de especies de agua dulce como de agua salada, todas ellas muy apreciadas, al parecer, por su gran valor alimenticio. En la cola del espectro acuático se encuentran los moluscos y las conchas, como ostras, lapas y berberechos. Parece que constituyeron un recurso alimentario fundamental en el Mesolítico reciente. Además, son muy accesibles, por lo que se podía recurrir a ellos cuando los demás recursos faltaban.
Las plantas comestibles tuvieron que ser una parte esencial de la dieta mesolítca. El bosque posglaciar habría proporcionado una rica variedad de plantas comestibles, como bayas, setas, raíces y distintos frutos secos como la nuez o la avellana.
La diversidad tipológica que presentan los yacimientos mesolíticos es inmensa. En un extremo de la escala están los pequeños campamentos que representan una sola ocupación, tal vez de unas pocas horas y protagonizada por un pequeño grupo de cazadores. En el otro extremo están los grandes complejos que deparan restos de asentamiento indicadores de una ocupación prolongada de todo un año por parte de grandes grupos humanos. Entre ambos extremos encontraos diversos tipos de campamentos de caza, yacimientos de extracción de materias primas, y emplazamientos dedicados a una actividad especializada.
El sistema de asentamiento mesolítico más simple es aquel que implica movimiento entre tierras altas y bajas. La mayoría de los pueblos cazadores-recolectores históricamente documentados solían agruparse en tierras bajas durante los meses de invierno, que era cuando se realizaban muchas actividades comunitarias, para luego dispersarse durante el verano, en grupos más pequeños, hacia las zonas altas.
A este período se le considera, por lo general, como de crecimiento demográfico.
Las necrópolis son un fenómeno del Mesolítico reciente. Las necrópolis, y las sociedades “complejas” se encuentran fundamentalmente en áreas costeras a orillas de grandes lagos o ríos. Hay buenas razones para ello, toda vez que este tipo de áreas son las más productivas y , por consiguiente, las más idóneas para albergar a poblaciones mayores. Algunos creen que este proceso está relacionado, o que incluso porvocó, la necesidad por pare de muchas sociedades tradicionales de marcar o defender territorios mediante el uso de la presencia de los ancestros, es decir, a través de los enterramientos.
Uno de los datos más interesantes que podemos extraer de los restos óseos se refieren al estado de salud de las comunidades del pasado. En el material óseo vemos representadas muchas clases de enfermedades y heridas. Las más corrientes son la artritis y la caries, pero la patología también incluye la hiperostosis, la hipoplasia del esmalte, el raquitismo y la osteomalacia. Muchos de los esqueletos excavados en estas necrópolis mesolíticas presentan heridas de puntas de proyectil, con frecuencia aún incrustadas entre los huesos y que probablemente causaron la muerte.
Cuando pasamos de los esqueletos a los ajuares funerarios y a la manera de enterrar a los muertos volvemos a encontrar de nuevo una considerable variabilidad entre las distintas necrópolis y dentro de ellas. La variación interna puede relacionarse con la organización social de los grupos, mientras que la variación entre las distintas necrópolis podría asociarse a las tradiciones concretas de cada grupo. Algunas tumbas aparecían dispuestas en hileras paralelas, individuales, o en posición supina, con los pies juntos y los brazos paralelos al cuerpo; también podían encontrarse en posición sedente, o en posición fetal y en otras muchas posturas.
Podemos apreciar dos tipos de diferenciación social. El primero, horizontal, hace referencia al estatus adscrito a una persona por sus características intrínsecas -edad, sexo, logros personales- y es típico de una sociedad “igualitaria”. El segundo, vertical, aparece cuando el estatus se adquiere por nacimiento -desigualdad hereditaria- y es la base de todas las sociedades “de rango” o jerarquizadas. El clásico indicador de uno u otro tipo son las tumbas infantiles, puesto que aquellas que contienen un rico ajuar funerario denotan que esa riqueza no pudo obtenerse mediante acciones personales. En la mayoría de los casos parece que la diferenciación social fue de tipo horizontal. La riqueza de un individuo se expresaba a través del tipo y la cantidad de collares de dientes animales perforados con los que se le enterraba; unos incisivos solían ser de oso, de alce o de castor, por nombrar sólo tres de los muchos animales que se cazaban y que, posiblemente, también tenían una importancia simbólica. Los individuos que tienen más colgantes son aquellos que están en la flor de la vida, es decir, aquellos que representan una mayor habilidad en la caza, frente a los más jóvenes o los más viejos.
Solemos definir como arte todo aquello cuya función se nos escapa. Por ejemplo, los cantos rodados, aunque los describimos como arte no presentan ni la elegancia ni el oficio que encontramos en los arpones de asta o en las trampas trenzadas para peces que la convención nos obligaba a analizar bajo la etiqueta de “tecnología”. Acaso fueron fichas de algún juego, o es posible que se utilizaran en actividades relacionadas con el culto o el ritual. Se encontró una gran serie de grandes piedras de arenisca talladas. Muchas de ellas con dibujos puramente abstractos de tipo geométrico o bien algo más amorfos. Otros son antropomórficos, rostro, manos y mitad pez. En todo el sur de Escandinavia se han realizado muchos hallazgos de objetos de asta y hueso decorados. Se creaban dibujos geométricos a base de tallar y vaciar, con diseños y formas geométricas, fundamentalmente romboidales, cuadrados, rombos y líneas dentadas. A veces también aparecen imágenes más complejas reticuladas y, en ocasiones, figurativas. Los objetos decorados presentan ciertas pautas espaciales y temporales que se han podido identificar. En el Maglemosiense, los principales ítems decorados fueron los objetos de hueso y útiles de asta afilados. Los animales grabados son excepcionales, y pueden ser tan esquemáticos que a veces resultan difíciles de identificar. Los dibujos antropomórficos son más numerosos y suelen aparecer entremezclados, hasta convertirse gradualmente en dibujos geométricos. Hay un pequeño conjunto de objetos tallados sobre ámbar que incluyen el ánade y el oso (o jabalí) salvaje. También había tradición de talla e cabezas de alce procedente del norte. El tema predominante del arte es la caza y la recolección, de modo que ofrece considerable información sobre muchos aspectos de este tipo de vida de la Europa prehistórica sobre los que no existe otra evidencia.
- Influencia Posterior
El lazo de unión entre el Mesolítico y el Neolítico también es confuso. En su día se creyó que el uso de la cerámica, el sedentarismo y una organización social compleja eran características propias de las poblaciones neolíticas. Hoy se sabe que también fueron propias del Mesolítico reciente, y que la economía de muchos de los primeros grupos neolíticos se articuló prioritariamente en torno a recursos y especies salvajes más que sobre especies domesticadas. Estos grupos encajarían mucho mejor en la definición de “cazadores-recolectores complejos” que en la de agricultores-ganaderos. Pese a la imposibilidad de determinar exactamente cuándo empezó o acabó el Mesolítico, el hecho es que se trata de uno de los períodos más críticos de la prehistoria europea. Al final del Peistoceno (10000 a.C) las poblaciones vivían de un modo que, en esencia, poco había cambiado desde la 1primera llegada de seres humanos biológicamente modernos a Europa 30000 años antes. Se caracterizaban por una organización social igualitaria y estilos de vida sumamente móviles. En el lapso de 5000 años tuvieron lugar tres acontecimientos irreversibles jerarquizadas, la adopción de economías agrícolas y la importante transformación del medio natural por el hombre.
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