Política y Administración Pública


Subcomandante Marcos


Análisis del discurso México, D.F., a 28 de noviembre de 2000

Arturo González Alonso

Nos enfrentamos a un texto en donde la injusticia social se hace presente. En un principio en el texto el escritor se sitúa en una posición inferior al lector, “debo empezar por unas disculpas”, aunque inmediatamente señala su error, “mal comienzo”. Posteriormente la carta va tomando un carácter más formal y enfatizando su disgusto hacia las autoridades, y más en concreto hacia las violaciones que no dejan de cometer en su contra. Tras haber mandado unos documentos lo único que obtienen por respuesta es un perdón por parte del gobierno un ofrecimiento de perdón hacía sus fuerzas, aquí empezamos a ver la segmentación del discurso, dirigiéndose únicamente a los integrantes del grupo de gobierno.

Pero, también es aquí donde encontramos el núcleo del discurso. Es en donde el Subcomandante Marcos nos marca una tendencia a buscar un culpable, es donde se coloca su máscara de “Llanero Solitario” de superhéroe, es justo aquí, que encontramos la máscara del mexicano, de que nos hablan varios autores, incluyendo a Octavio Paz, y ya que lo único que deja apreciar el antifaz de Marcos son sus ojos, me hace recordar cuando Eliseo Verón dice que “olvidar que mirar a los ojos de millones de personas es a la vez interesante y complicado, es igualmente peligroso para un presidente de la república y para un investigador del discurso político”. Al hacer todos estas preguntas, Marcos esta dirigiéndose a todos los destinatarios posibles, haciendo caer en responsabilidad de todos la situación actual de Chiapas. Dirigiendo su vista a todos y cada uno de los mexicanos, que en lugar de ayudar prefieren huir e ignorar el problema. Cabe mencionar que este discurso político lo hace primero segmentando a los paradestinatarios y los contradestinatarios, construyendo su discurso político por medio del componente descriptivo, argumentando sus acciones a manera de pregunta. Mencionando su pasado para así hacer entender a los destinatarios su posición, y así estimular a los paradestinatarios a coincidir con su manera de pensar. Y haciendo un llamado a las tres entidades discursivas, pregunta “¿de qué nos van a perdonar…de ser mexicanos todos?”, como si quisiera ponernos a pensar que por el simple hecho de ser parte de un todo (México) ¿el pez gordo tiene derecho a comerse al más chico simplemente por no tener las mismas condiciones de vida que el otro, éste puede aplastarlo, inclusive hasta matarlo, aunque el más fuerte sea minoría?

En un lugar donde las enfermedades (ahora curables) causan la muerte de inocentes, de personas que buscan encontrar una razón un sentido a todas esas muertes. Marcos hace un llamado de auxilio y de reclamo “¡Ya basta!”, en donde deja ver todo ese rencor y cansancio hacia la falta de cumplimiento de los derechos de los indígenas, indígenas que según su discurso se preparan, se prepararon para poder, por fin, dar ese golpe, bien dado. Un trabajo que les costó, sin dudarlo, tiempo “Venimos a preguntarle a la patria, a nuestra patria, ¿por qué nos dejó ahí tantos y tantos años?”. Preparación para enfrentarse a un monstruo que dicta leyes absurdas y represivas.

Colocando al escritor en una posición de filósofo, planteando preguntas, preguntas a las que todos sabemos las respuestas y nos incluimos en ellas. Lo que me lleva a pensar en la función intelectual a la que todos tenemos acceso y manera de desarrollar. "Los intelectuales como categoría son algo muy vago, ya se sabe. Diferente es, en cambio, definir la "función intelectual". La función intelectual consiste en determinar críticamente lo que se considera una aproximación satisfactoria al propio concepto de verdad; y puede desarrollarla quien sea, incluso un marginado que reflexione sobre su propia condición y de alguna manera la exprese, mientras que puede traicionarla un escritor que reaccione ante los acontecimientos con apasionamiento, sin imponerse la criba de la reflexión." .

Marcos nos da un ambiente de vivencias terribles en el estado de Chiapas, donde al parecer todo a su alrededor es muerte, inevitable que sin razón sucede. ¿Quién o quiénes serán los culpables?, ¿quién se hará responsable de esas muertes? O más bien le atribuye a todos y a cada uno de los mexicanos todas y cada una de esas muertes.

Pues, en cada pregunta engloba a un grupo, a un personaje de nuestra vida cotidiana e incluso nos nombra a cada uno de nosotros, en un orden jerárquico, desde: “¿El presidente de la república? … ¿Los medios de comunicación? ¿Los estudiantes? ¿Los Maestros?…”. Entonces la responsabilidad cae sobre todos, incluso sobre ellos, pues, al ser pobres, ellos tienen la culpa de su situación. Es por eso que ahora consientes de ella, claman por ayuda, nos la exigen para poder ser parte de nosotros, pues al igual que nosotros ellos también son mexicanos. Sufren de muerte, sí, pero a diferencia de nuestra posición, ellos la viven a diario, es más natural que nuestra muerte, pues ellos ya no le temen a la muerte, pues, es tal su situación que enfrentarse a ella es ganar un paso, porque ya no tienen nada más que perder.

Llegar hasta el extremo de vivir sin miedo, de existir sin tener nada más por que luchar sino, por la propia vida. Y sin embargo, se demuestra ahí, otra vez, la capacidad del ser humano para solucionar problemas, se nos presenta la oportunidad de ayudar a un semejante, a un ser que con esa máscara lleva el rostro de todos los mexicanos, que nos ocultamos bajo máscaras que nos dejan liberarnos de nosotros mismos para convertirnos en alguien más, y así, poder escapar de nuestras realidades para vivir las de los otros. En lugares distintos, tiempos distintos, y hasta personificar personajes ficticios de nosotros mismos, dando a los demás, expresiones de inexistentes de nuestra esencia.

¿Quién va a pedir perdón…, si todos somos culpables? ¿Quién puede otorgar ese perdón…, ahora que se han cometido tantos asesinatos, tantas violaciones, tantas injusticias? Que acaso la “vida” que llevan estos hombres no va en contra de los seres humanos. Un lugar donde se vive al día el racismo, el hambre, el vivir ese día pudiendo ser el último, porque quizá, esa misma noche se pierda la vida.

¿Quién por fin se quitará la máscara, para así poder ver la verdad? ¿Quién se atreverá a aceptarse tal cual es y así poder abrirse a ayudar al prójimo? Algún día desaparecerá esa desigualdad, ese racismo y sobre todo, ese gobierno que abusa de todos para poder así obtener su propio beneficio. ¿Nos responsabilizaremos algún día de nuestros actos y estaremos dispuestos a quitarnos esa máscara, a aceptar esa dualidad de nuestra cultura, ese doble sentido de vida, de manera de ver las cosas, para en lugar de que sean diametralmente opuestas, las conjuguemos para ser realmente mejores con nosotros mismos y para los demás? Dejar de ser ese hombre de tan variadas caras y dejar de ser tan egoístas, cuándo vamos a hacer que valga la pena la vida que vivimos para los demás, que en un mundo de ideas se debatan como debe ser y por fin dejar de ser animales domesticados.

Bibliografía:

Subcomandante Insurgentes Marcos, Carta ¿De qué nos van a perdonar?, 21 enero de 1994.

Umberto Eco. "Cinco escritos morales". Ed. Lumen. Traducción Helena Lozano Miralles. p. 14-15.

Verón, Eliseo, Análisis del Discurso Político.

Fuentes Electrónicas:

Subcomandante Insurgentes Marcos, http://spin.com.mx/~floresu/FZLN/acteal.htm

Subcomandante Insurgentes Marcos, Carta ¿De qué nos van a perdonar?, 21 enero de 1994.

Subcomandante Insurgentes Marcos, Op. Cit.

Verón, Eliseo, Análisis del Discurso Político.

Subcomandante Insurgentes Marcos, Carta ¿De qué nos van a perdonar?, 21 enero de 1994.

Subcomandante Insurgentes Marcos, Op. cit.

Subcomandante Insurgentes Marcos, http://spin.com.mx/~floresu/FZLN/acteal.htm

Umberto Eco. "Cinco escritos morales". Ed. Lumen. Traducción Helena Lozano Miralles. p. 14-15.

Subcomandante Insurgentes Marcos, Carta ¿De qué nos van a perdonar?, 21 enero de 1994.

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