Ciencias Políticas y de la Administración
Sistemas políticos comparados
SISTEMAS POLÍTICOS COMPARADOS
VOTOS QUE MUERDEN
El voto de protesta tiene sus motivos, mientras resurgen reivindicaciones para que se escuche la voz del pueblo. Irrumpen los políticos populistas: Ross Perot en USA, Manning en Cánada o Berlusconi en Italia. Una de las causas de este resurgimiento de los populistas reside en el abandono, por la izquierda de su función “Tribúnica” (ya no están en la izquierda, sino en la extrema derecha).
Pero otras causas han conducido a este camino, iniciado quizás por la derrota de George Bush en las urnas frente a un entonces desconocido Bill Clinton. Lo cierto es que el trasfondo de todo esto es una crisis multiforme (económica, social e ideológica), que está afectando a los principios y mecanismos de la representación política.
CAUSA ECONÓMICA Y EXCLUSIÓN SOCIAL RESULTANTE.
Recientemente, unos analistas se interrogaban sobre la incongruencia que representaba el que aumentará la desilusión y la abstención en la población norteamericana, al mismo tiempo que se reactivaba el empleo. Las conclusiones apuntaban que la razón podía deberse a la quiebra de la solidaridad social y el aumento de las desigualdades socioeconómicas.
Lo cierto es que no hay mejora posible de la participación democrática sin una marcha razonablemente buena de las economías domésticas. El actual modelo económico neoliberal, conduce a la precariedad social, luego al descenso de la participación política, y a la crisis de la representación.
El advenimiento de una sociedad sin trabajo obliga a pensar la exclusión socioeconómica no en función de la no- ocupación de un puesto de trabajo, sino de la caída de la renta personal media.
En el libro de Edward Behr, Una América que da miedo, este autor denuncia la creciente segregación de las poblaciones negra y amarilla. Además, añade que al mismo tiempo hay que tener en cuenta el ascenso de las clases altas. Esto provoca la aparición por doquier de suburbios, incluso pequeñas ciudades que están herméticamente cerradas, que permiten vivir en un mundo seguro. Según Miles Davis, si se observan de cerca los fenómenos de las ciudades-bunker, uno puede percatarse de que se está aplicando un principio aceptado en el siglo XIX, que se pensaba desaparecido: el consistente en garantizar a los ricos el privilegio de evitar el menor contacto físico con los pobres.
El fenómeno de la doble segregación (unos hacia arriba, muchos hacia abajo) es difícilmente evitable, al ser consecuencia de la ecuación económica neoliberal: la competitividad exige rentabilidad, reducción del precio del trabajo y despidos, lo que implica, paro y a la postre, exclusión (primera causa de la crisis de la participación política y de la democracia).
La mundialización y la privatización ofrecen a los acumuladores de capital buenas ocasiones de incrementar su botín. Llevamos en Occidente unos quince años de constante ascenso de las rentas de capital y descenso de las rentas de trabajo. Ahora es cuando en verdad estamos en manos del capital, el Estado neoliberal se desresponsabiliza privatizando, pero como consecuencia tiene que dedicar medios crecientes para el tratamiento social del paro y así poder atenuar la miseria. Es el capital el que pide menos inflación, para que no se deprecien los intereses que se le deben, es el capital el que pide paro, para que la cifra de desocupados tire hacia abajo el precio del trabajo y asciendan los beneficios. Esto nos lleva a la segunda causa de la crisis de la participación política y de la democracia: la distancia creciente entre el pueblo y las élites.
DIRIGIDOS Y DIRIGENTES
La sobre-acumulación de capital financiero está indisociablemente unida a la sobre-delegación del poder político y de la gestión económica. El poder de formar proyectos y ponerlos en marcha ha sido confiscado por aparatos y profesionales de las finanzas y del Estado. El ciudadano queda relegado al papel de espectador.
En el estudio dirigido por Ezra Suleiman y Henri Medras sobre El reclutamiento de las élites de Europa, John Scott reafirma lo que ya sabíamos desde Marx: “En una sociedad industrial capitalista……el ocupar un puesto superior en una gran empresa está relacionado con la situación de clase. La clase capitalista representa una categoría más amplia en el seno de la cual se recluta a la élite industrial”. Ahora bien, lo válido para los empresarios industriales lo es también para el funcionario.
Tomando el caso de la ENA (École National de l´Administration), cada subsector contribuye al reforzamiento del conjunto.
1º. Uno de los rasgos característicos del mundo de las élites francesas es su gran homogeneidad, definida por un sentido de pertenencia común a un mismo ambiente socio-cultural. No existe distinción clara entre los perfiles sociales, culturales y escolares de los líderes políticos, las élites administrativas y los dirigentes de las grandes empresas privadas.
2º. Por encima de cambios, la homogeneidad de clase trasciende la alternancia política, ello favorecido por un tránsito demasiado fácil desde el sector público al privado y a la inversa, esto lleva a que incluso los cambios de estructuras estatales, van acompañados de un reforzamiento de los poderes de las élites.
3º. Permanencia, casi inamovilidad: “no hay diferencia entre los gabinetes ministeriales de izquierda y los de derecha”. Así se explica que durante el período de la Vª República gala aparecieran ciertos peligros para las élites francesas, como:
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La llegada al poder en 1981 de una mayoría política cuyo proyecto se basaba en la puesta en cuestión del sistema elitista.
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La transformación estructural del Estado mediante la privatización y la promoción de “menos Estado” que suponía la desaparición o pérdida de atribuciones por parte de la Administración y de las élites que la dirigen.
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La extensión de los mecanismos de unificación de Europa y la sustitución de las normas nacionales por normas supranacionales.
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La aparición de leyes de descentralización y el surgimiento de un nuevo personal administrativo en regiones y departamentos.
Debemos constatar que hasta hoy, estos problemas no han tenido incidencia directa sobre el sistema elitista y los procedimientos de reclutamiento de las élites francesas, que han conservado e incluso extendido su influencia en el aparato del Estado. En el caso francés, existen pocas posibilidades de cambiar seriamente las cosas. Se percibe una aceleración de la tendencia a la sobre-elitización:
Por la evolución de la escala de valores. El dinero ya no tiene la connotación negativa que anteriormente tenía. Europa se halla actualmente tan fascinada por el dinero como lo están los norteamericanos.
Por la timidez de las reformas. Los altos funcionarios constituyen redes que cruzan las fronteras entre la Administración Pública y la política, la izquierda y la derecha, el sector privado y el público, etc.
El fenómeno no es ni mucho menos francés, en el caso de Gran Bretaña, las élites se renuevan esencialmente por auto-reclutamiento. El acceso a las élites se halla completamente cerrado a los menos poderosos y a los menos ricos, y en particular, a la clase obrera.
Vistos los casos de la Vª República, Alemania, Gran Bretaña, Italia, España, Polonia y USA, la conclusión es que hemos llegado a una situación de homogeneización, sobre-elitización y alejamiento entre las élites y el pueblo. Está en entredicho el funcionamiento de la democracia y de la clase política, pero especialmente, el modo de reclutamiento y de formación de las élites. Este proceso es el origen de:
La llamada “crisis de la política” y de los políticos: para la mayoría de los ciudadanos europeos, sus políticos no se ocupan del bien público.
La posición de que “da igual”, de que no hay alternativa ni alternancia reales.
La uniformidad del sistema deja poco lugar para productos ajenos al círculo. Es decir, vote lo que vote el pueblo predomina una élite única, un pensamiento único y una política única: “las candidaturas oficiales son las que tienen la capacidad más mayoritaria. Cada vez más son las condiciones del mercado las que moldean los programas de gobierno, los compromisos deben ser conformes a los intereses del big business. Los gobernantes quedan bajo la estricta tutela de los mercados.
¿HACIA EL PARTIDO ÚNICO?
Para Michael Chossuchousk, se está expandiendo una ideología uniforme. Más que la impotencia ante la realidad, la solidaridad de clase, a veces la falta de preparación intelectual es lo que permite el triunfo de los guardianes del dogma. Aunque es verdad que ninguno de los oponentes del pensamiento único logra explicar de forma convincente lo que sería una alternativa.
Según Christian Brie, sobre estas bases se está edificando un sistema político de partido único. Después de haber intentado persuadir a los pueblos del fin de las ideologías, y por tanto, de cualquier alternativa política, ello conduce a vislumbrar la desaparición de los partidos y de los movimientos protestatarios. En cuanto al partido único, hay que ofrecer al ciudadano una posibilidad de opción, la representación de diferencias formales constituye una necesidad.
Para mantener la cohesión del sistema y el interés por la cosa pública, se buscan o se inventan “enemigos” de sustitución (Islam, narcotráfico, skins, vascos, etc.) y se procede a linchamientos periódicos. Como explica Kahn, en eso reside la función del linchamiento, en desviar hacia un chivo expiatorio el cada vez más fuerte rechazo popular a un capitalismo pervertido. Cuando son las derivaciones de una lógica capitalista, que se ha vuelto loca, las cuestionadas por sus efectos perversos (aumento de las desigualdades, concentración de los poderes económicos de decisión, etc.), es necesario designar el origen del mal.
A pesar de todo, se está organizando una resistencia que no tiene aún más vertiente que la intelectual en los autores que atacan al pensamiento único.
En el origen de la justificación ideológica del actual statu quo, hallamos autores importantes como el griego Kostas Axelos, el norteamericano Chomsky, o el francés Kahn. El último es el más conocido en España, director del mensual Le Monde Diplomatique que denuncia el intento de reordenar “un mundo sin rumbo….. desde el brutal derrumbamiento de la arquitectura edificada después de la IIª Guerra Mundial”. Y eliminar todo un sistema de valores establecidos desde la época de las luces.
Se trata de una ideología única que tiene como centros el mercado, el dinero y la comunicación. Según Petrella, sus mandamientos son:
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La mundialización de las finanzas, del capital, de los mercados, de las empresas, etc.
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Las consecuencias de las revoluciones científicas y tecnológicas de los últimos treinta años en el ámbito de la energía, de los materiales y de las informaciones y comunicaciones requieren una adaptación, ya que van a cambiar la condición humana al reducir los puestos de trabajo.
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La necesaria ultracompetitividad es universal y alcanza tanto a personas, como a empresas, universidades, ciudades o naciones.
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Como consecuencia, es necesario liberalizar los mercados nacionales para llegar a un espacio único mundial.
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Todo ello conlleva la desregulación en todas las direcciones y a privatizaciones generalizadas.
El concepto de pensamiento único fue creado por Kahn. En su libro, La pensée unique, denuncia que una especie de politburó oculto, nacido de un mismo clan, estratégicamente repartido por la derecha y por la izquierda, fabrica el pensamiento dominante, habiendo así establecido una especie de dictablanda que excluye cualquier contradicción y que señala con el dedo al insensato que pensase diferente.
Kahn distingue varias causas de este fenómeno:
La extrema reducción de los centros mediáticos de producción ideológica y el aumento de la cifra y el poder de los roles audiovisuales.
Como causa profunda, el miedo a repensar el mundo tras el final de la guerra fría.
Para los defensores del pensamiento único, no es la acción de los hombres lo que influye sobre lo real, sino lo real lo que prefigura, produce y pone en escena la acción humana.
Tras estas conclusiones, uno puede preguntarse cómo se pudo abolir la esclavitud, rebasar el feudalismo, domesticar un capitalismo de jungla, etc. Hay aquí, una permanencia del discurso conservador según el cual una realidad única no permite salir del círculo de su propio determinismo.
Pero, el problema es las exclusiones, los excluidos cada vez en mayor número, sin la posibilidad de contradecir el statu quo. Es entonces cuando surge la tentación del antisistema.
FRANCIA, REVUELTA EN FRÍO
Sabíamos que un arrebato de ira, se iba a producir allí tarde o temprano. Lo que poca gente vio venir fue su previa traducción electoral. Chirac juraba que no iba a anticipar las elecciones legislativas, pero lo hizo y quizá esto haya incluso evitado males mayores para el Sistema, encauzando algo que amenazaba con tomar aspecto de revolución. Como dice Kahn, hemos presenciado una “revolución en frío”. La causa: la política económica neoliberal y sus consecuencias.
En una entrevista concedida al diario conservador Le Figaro, Serge Dassault, patrón del conocido grupo aeronáutico, explicaba que habría que decir que desde el momento en que hay un millón de parados, todas las obligaciones administrativas, sindicales, fiscales y financieras de las empresas han de quedar canceladas.
La prensa no vio venir la avalancha de la contestación, de hecho, daba casi unánimemente la razón al gobierno en su política de saneamiento. Tampoco supieron los analistas vincular los síntomas dispersos: la bolsa reía más cuantos más desempleados lloraban, el 10% detentaba el 50% del patrimonio nacional, los asalariados han perdido 5,6% del PIB en 13 años, mientras que el 54% de las empresas no aumentan los salarios y se ha disparado la desigualdad. Las empresas infladas de dinero gracias a los despidos y a las facilidades fiscales, ya no saben que hacer con tanta liquidez.
Pasando a otro registro, el de los auténticos privilegiados, en 1996 se publicaron datos que revelaron que 28 grandes empresarios ganaban entre 50 y 500 millones, mientras que otros 75.000 se beneficiaban de acciones preferentes, contratos blindados con indemnizaciones de despido variables entre 5 y 30 años de salario. La enseñanza superior alcanza al 71,1% de los hijos de los “cuadros altos”, sólo lo logran el 56,7% de los hijos de obreros.
Paralelamente, las acusaciones contra la clase política aumentan a la vez que ésta es amalgamada con banqueros y empresarios.
En un sondeo realizado en 1995 se deriva que un 58% de los franceses juzgan a sus élites “poco honesta”; el 61% “poco preocupadas por el interés general”; el 68% “cerradas sobre sí mismas”; el 53% considera que todo se hace por enchufe o por dinero; el 59% considera que para un niño nacido en ambientes modestos es más difícil que antaño acceder a la élite. Las conclusiones que se pueden sacar son que el pueblo siente que las élites han fracasado y que benefician a los que exigen. Según el entorno de Chirac, “el divorcio entre la opinión y los dirigentes arranca en los años 90, cuando las sociedades se pusieron a anunciar beneficios en alza, mientras el paro seguía progresando.
La denuncia procedente de la izquierda, surge incluso desde la derecha. El propio Presidente de la Asamblea de Diputados, Seguin, declara que el mercado, ni más ni menos, se está imponiendo a la democracia.
Al otro lado de la barrera, podían percibirse unos amagos de reacción. El resultado electoral, puso en evidencia que la capacidad de aguante se agotaba. Ya antes, determinadas categorías laborales habían pasado de las palabras a la acción: camioneros, ferroviarios, sector eléctrico, etc., protagonizaron huelgas que paralizaron ramas enteras de la economía, obligando a los gobiernos a ceder, retirando “planes sociales”, en realidad planes de despido. La crisis de las clases medias se ha ido acelerando.
El economista Samuelson había pronosticado en 1948, que el librecambio propendía a igualar el coste de los factores de producción entre los países, entre ellos los salarios. En un interesante libro titulado L´inegalité du monde, Noel Giraud ha recogido y actualizado esta tesis: “ la igualitarización mundial conducirá a un incremento de la desigualdad en el interior de los países ricos que desembocará en la desaparición de las clases medias.
Conservadores, neoliberales y socialdemócratas se han dedicado a meditar sobre la pérdida de capacidad revolucionaria de los trabajadores debido a la irrupción de las clases medias. Estos cuadros son un conjunto humano más deseoso de medrar en el Sistema que otra cosa. Sin embargo, esos cuadros se revelan hoy como agentes revolucionarios en potencia, asumiendo tácticas de lucha propias de las épocas más combativas de la clase obrera.
Primero, por un sentimiento de desposesión intelectual ante la primacía de la rentabilidad, por un descenso del estatus, por el aumento de su jornada laboral, por el miedo al paro, etc.
Christian Bachmann ha sacado incluso las consecuencias políticas del proceso. Para él, la toma de conciencia arranca no sólo de la entronización del rentista frente al hombre que vive de su salario, sino también del redescubrimiento de la no-defunción del capitalismo hereditario del dinero. Porque ante el ascenso de las clases medias, se creyó que el capitalismo ya no era familiar ni hereditario. Sin embargo, se asiste hoy al retorno masivo de las familias a la cabeza de las grandes empresas. La conclusión es que estamos asistiendo a una descomposición de las clases medias que va a trastocar la vida política.
La evolución de estos últimos años demuestra el sentimiento creciente de la población de que sólo una protesta masiva puede obligar al poder a retroceder. En 1968 existió el precedente de la huelga sorpresa de 1963, ampliamente respaldada por la población. Tras mayo hubo un período de calma, pero la secuencia arranca de nuevo en 1986 cuando el gobierno francés, tuvo que retirar su proyecto de reforma universitaria en 1993.
¿Qué se puede decir de las elecciones de 1997? Para Girard, la primera vuelta de esas elecciones, parece más bien una revuelta espontánea. El análisis de la primera vuelta demuestra que la situación es más grave de lo que pueda parecer: la derecha parlamentaria obtiene el 21,55% y la izquierda no comunista el 18,47%. Pero los votos antisistema o no del Sistema suman el 23,42%. Si a esto se añade un 32,04% de abstencionistas y 4,94% de votos en blanco, el porcentaje de inscritos que no han votado “dentro del sistema” es del ¡60,4%!. Un resultado pésimo para el Sistema.
Desde las elecciones de 1993, los politólogos coinciden en que la ola antipolítica no deja de crecer. Según ellos, hay ya tantos ciudadanos dentro como fuera del Sistema; se trata de una crisis de Régimen.
Hay más conclusiones que sacar. La primera es que la clase dirigente ha sido claramente castigada, particularmente la que estaba en el ejercicio del gobierno.
Segundo, la cuestión del Frente Nacional se está transformando en una auténtica bomba de relojería. No sólo crece sino que se consolida, más aún, está cambiando la composición de su electorado: más hombres jóvenes, sube el nivel intelectual y al tiempo la cifra de obreros, a costa de la izquierda. Tercero: la victoria de la izquierda es muy relativa. La derecha ha perdido 10 puntos en 4 años, pero la izquierda sólo ha recuperado unos 8,5 puntos entre 1988 y 1993.
Y ello sin contar con el Frente Nacional; la proporción de votos de este partido procedente de derecha e izquierda es de 6-4. Si se reparten esos votos, la derecha con parte del Frente Nacional rebasa a la izquierda.
La izquierda ha ganado gracias al sistema mayoritario. Las causas de que la izquierda haya ganado sólo por los pelos son: subestimar el problema de la emigración y el de la seguridad ciudadana y, centrar el debate político en el antifascismo. Si se suprime del programa de la izquierda lo relativo a la creación de 700.000 empleos para los jóvenes, una subida salarial sustancial y las 35 horas semanales, no queda gran cosa.
Aunque hay una buena noticia, para el último sondeo, sólo el 43% de los franceses aprueba la actual composición del gobierno Jospin, mientras que para el 50% la inserción en él de ministros comunistas es un paso adelante.
REFLEXIONES SOBRE LA COBARDÍA EN POLÍTICA
No ven ideologías alternativas motivadoras, ni grupos sociales numerosos, concienciados y estructurados, capaces de hacer saltar la tapa de la cloaca. No ven desunión entre las subclases dominantes nacionales. El discurso único y el reforzamiento de los medios de represión directa e indirecta se han impuesto. De ahí la deserción de la mayoría de aquellos que debían guiar la resistencia, pero que ya han sido comprados o se sienten impotentes ante tanto poder. Como ha reconocido Martín Seco, la izquierda está presa de la tentación de situarse en las coordenadas de lo establecido.
Los últimos botones de muestra de la actitud cobarde de las contraélites son, por ejemplo, que el Partido Laborista Británico bajo la dirección de Blair, considerara al señor Clinton como de “centro-izquierda” y al Partido Demócrata como el socio ideal para una nueva Internacional social-liberal (¿también con el ala sureña del Partido Demócrata americano, tradicionalmente racista y de extrema derecha?).
Lo más grave es que este proyecto tenga interesados a los socialistas alemanes e italianos. En cuanto a los socialistas españoles, hace tiempo que están barajando renunciar no a ser socialistas para ser socialdemócratas, sino a esto último para ser social-liberales.
Otro botón de muestra de la cobardía es el asombroso silencio de los gobernantes occidentales, socialistas incluidos ante el AMI (Acuerdo Multilateral sobre Inversiones), auténtico atraco a la voluntad de los pueblos, puesto que coloca el interés de los detentadores del capital por encima del interés nacional de los Estados.
LAS CUATRO FASES
El famoso Acuerdo Multilateral sobre Inversiones constituye no sólo el intento de profundizar más en los principios de la Organización Mundial del Comercio, y de generalizar a escala planetaria los principios de intercambio desigual, sino que es la última fase de la estrategia de sobreexplotación del factor trabajo por el gran capital.
Primero tuvimos que sufrir, en las décadas de los 60 y 70, la reconstitución mediante la importación de mano de obra africana barata.
La segunda fase permitió la ampliación e internacionalización de un volante de paro: ya no era necesario importar marroquíes para bajar los salarios de los obreros europeos, se pudo directamente importar género tirado de precio desde los países de origen de esos trabajadores inmigrantes.
La tercera fase significó la ampliación de la libertad de circulación de capitales y la generalización de las deslocalizaciones. En lugar de importar mano de obra del otro lado del Mediterráneo se trasladaron allí las fábricas.
La cuarta fase permitió la mundialización de la más absoluta libertad de circulación de capitales. En virtud del AMI, cualquier país que cambie las condiciones de rentabilidad vigentes, deberá indemnizar a los inversores afectados.
EL MANIFIESTO DEL PARTIDO COMUNISTA
Elaborado por la OCDE, el Acuerdo Multilateral sobre Inversiones extiende los principios de la Organización Mundial de Comercio, radicalizándolos y extendiéndolos. Ahora que el texto es público, se han disparado las críticas. Para los sindicatos franceses, el AMI implica un riesgo de vasallaje, y se reclama la adopción de una cláusula social que obligue al respeto de las normas internacionales fundamentales del trabajo.
Según la revista Marianne, el AMI es “un tratado secreto que abole las Naciones en beneficio de los Trust.
A los 150 años del Manifiesto del Partido Comunista asistimos con el AMI, al nacimiento de un auténtico Manifiesto del Capitalismo Radical. Las características más importantes del texto, son:
Las empresas e inversores internacionales sólo ostentan derechos mientras las obligaciones corren a cargo de los Gobiernos.
En el capítulo titulado “Derechos de los inversores”, hallamos el derecho absoluto de invertir sin restricción alguna, debiendo además garantizar los Gobiernos el pleno disfrute de esas inversiones, ello con numerosas cláusulas de defensa e indemnización de los inversores y empresas en el caso de incumplimiento de condiciones por parte de los Gobiernos. Es la prohibición absoluta de nacionalización de los bienes de producción. Estas reglas relativas a las indemnizaciones son las más peligrosas, ya que otorgan a cada empresa el derecho de poner en entredicho cualquier política o acción gubernamental, que constituya una amenaza potencial para la obtención de beneficios.
No sólo se pide en el AMI un programa mundial de ayudas a las multinacionales, sino que estimula que, perder una oportunidad de beneficios constituiría un tipo de perjuicio suficiente para dar derecho a una indemnización al inversor. Ejemplos prácticos de la consagración del Capitalista-Rey: “el inversor no tiene por qué indicar la procedencia de los fondos, no habrá posibilidad de luchar contra el narcocapitalismo investigando sus flujos financieros. Pero hay más, en virtud de la “igualdad de trato”, se prohíbe a los Estados vetar inversiones foráneas, o preferir las de una nacionalidad a otra.
LA DESESTRUCTURACIÓN DEL MUNDO
El AMI significa un auténtico atropello que avanza por los pasillos de las Organizaciones Internacionales. Bajo el pretexto de suprimir cualquier obstáculo a la inversión, el AMI, el GATT y la OMC, atacan las políticas originales de crecimiento y la libertad de los pueblos de optar por una vía propia. En el caso del AMI, si se llega a firmar, instauraría el poder absoluto del dinero. Para los inversores todos los derechos; para los Estados todos los deberes. La soberanía pública será transferida a personas privadas; las legislaciones nacionales protectoras del interés público, como la política de empleo, la defensa del entorno, la limitación de inversiones extranjeras en sectores vitales de las economías nacionales, serán puestas directamente en peligro.
Las empresas que se estimen lesionadas tendrán la posibilidad de recurrir a los Tribunales ad hoc y exigir sustanciales compensaciones, incluyendo la cancelación de la puesta en vigor de las legislaciones nacionales o comunitarias molestas. Más aún, la facultad de escoger ante qué jurisdicción apelar, le corresponderá al inversor. El proyecto amenaza claramente a la Comunidad Europea, ya que podría poner en cuestión el principio de integración económica regional.
El AMI viene reforzado por el “New Trasatlantic Market”, patrocinado por uno de los más radicales apóstoles del Librecambismo, Leon Brittain, que sugiere establecer una zona de libre-cambio para el comercio de servicios, el compromiso político de eliminar las barreras aduaneras y la puesta en funcionamiento de un organismo trasatlántico para resolver las diferencias.
A esta moda de consagración absoluta del predominio del capitalismo se ha unido el político español, Marcelino Oreja, el cual junto a Martin Bangemann, es autor del “Informe sobre Medios y de las Tecnologías de la información; y sus implicaciones sobre la Reglamentación”. La idea central de este informe es, disminuir la protección del sector mencionado.
CONDICIONES OBJETIVAS ESTRUCTURALES FAVORABLES
¿Cuáles son las reacciones ante esta nueva fase del avance de la mundialización capitalista?. Muy débiles y sospechosamente tardías.
Nadie tiene dudas de que estamos en situación de pre-crack. De hecho, algunos comparan cada vez más lo que ahora está aconteciendo, y que se inicia en 1990, con el crack del 29; es decir, con una auténtica depresión. En 1992, Pierre Pascallon se atreve a establecer los primeros paralelismos serios con la crisis del 29.
Tomando el mundo industrializado en conjunto, hay una disminución de la actividad económica tan intensa como en el 29.
El aumento correlativo del paro es igualmente intenso.
Han aparecido, como en el 29, fenómenos deflacionistas.
Aún cuando se vislumbran giros hacia un neoproteccionismo, aún no han caído las importaciones como lo hicieron en el 29.
El consumo interno no se recupera, al igual que en 1929.
Esto último, más el no-derrumbamiento completo del consumo interno, se debe a que, las economías actuales están dotadas de estabilizadores institucionales, como los sistemas de seguros, la Seguridad Social general, el seguro de desempleo, etc.
Lo que ha evitado la caída de la economía es el tan denostado por los liberales Estado de Bienestar. Claro que el empeoramiento de la actual situación económica puede llevarnos hacia una dirección u otra. Pero conviene recordar que Franz Von Papen, había llevado a cabo una política económica de reducción de las indemnizaciones de paro, por lo que su gobierno empeoró la suerte de aquellos más afectados por la crisis. El resultado de aquella crisis fue el fascismo.
EL RETORNO DE LA “MUY GRANDE DEPRESIÓN”
Es posible que los cambios de estructura sean tan intensos que se avecinen tiempos muy distintos. La tesis de Gombeaud y Decaillot, es que nos avecinamos a tiempos muy movidos, tanto que en la historia de Europa sólo hay dos precedentes de algo semejante. Estos autores afirman:
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Procesos de mundialización (definida ésta como el desmantelamiento de todas las protecciones, desencadenador de la guerra de todos contra todos, y que provoca, la aparición de una espiral macro-depresiva) previos al actual, han existido dos, concretamente en los siglos IV y XIV.
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Cada uno de esos dos procesos previos fue seguido de su correspondiente “macro-depresión”.
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De estas dos macro-depresiones sólo se pudo salir volviendo a instaurar espacios protegidos.
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El actual proceso de mundialización es de igual intensidad que los dos anteriores y ya está produciendo su correspondiente macro-depresión.
Los dos autores pasan después a enumerar las gravísimas analogías entre los tres procesos “macro-depresivos”:
Crecimiento inicial de los tráficos mercantiles, lo que provoca un atiborramiento del mercado y la ralentización de la actividad económica: “vivimos, con la llegada de los productos de la industria informatizada junto con bajos salarios”. El efecto global no puede ser más que la saturación del mercado.
En los períodos en que se prepara la ralentización, se produce una tentación deflacionista. Inflaciones de este tipo son observables a finales del siglo XIII, al igual que en los años 30.
Se recrudece la guerra de precios. Cuando la ralentización de la actividad restringe las salidas para los productos, los precios comienzan a bajar en conjunto.
Los productos ven bajar su calidad.
Se utiliza cada vez más, mano de obra poco remunerada.
Se luchará contra una competencia creciente mediante la concentración patrimonial y, hoy, la empresarial.
Muchos creen hallar la salvación en el endeudamiento, alimentando los riesgos financieros. El peso de los tipos de interés es algo más que un síntoma del endeudamiento, y denuncia la saturación del mercado.
La ley se hace más dura.
La ausencia de mercados de salida provoca el retroceso de la actividad económica y la continuación del descenso de los precios y de los salarios. La marginación se extiende, produciendo capas sociales que hoy se denominan de excluidos.
Surge el síndrome del “hombre sobrante”.
Se multiplican los conflictos; las formas criminales de actividad económica se multiplican….
Se disparan los movimientos migratorios.
¿Retorno posible de la peste negra? : Ahí tenemos el SIDA, el Ébola, la Malaria, así como, las enfermedades derivadas de la pobreza: tuberculosis, cólera…
Hace siglos que los poderes públicos pierden pie ante los desajustes económicos. Los Estados actuales no paran de renunciar a sus atributos.
Además de estar cada vez más inmersa la sociedad europea en una “lógica de opresión”, vamos a enfrentarnos a fisuras planetarias porque se desarrolla un doble movimiento. El mercado unifica mundialmente los procedimientos, los precios y los plazos, las normas de gestión; en una palabra se instala en el reino de la competencia. Se impone la apertura de los mercados, la circulación de capitales, la expansión de empresas de talla mundial.
Un aparente consenso hace aceptar el juego mercantilista, sin embargo, los desequilibrios de los intercambios y de las situaciones y los choques de interés se manifiestan como conflictos abiertos.
En definitiva, para Gombeaud y Decaillot, la más Grande Depresión, no es sólo un descenso de las curvas, sino una desestructuración del conjunto de la sociedad
HACIA LA REVUELTA
Como explica Gaston Bouthoul, en su obra “Le Phenoméne Guerre”, las guerras y los conflictos internos derivan de variaciones estructurales en la relación entre los diversos elementos que componen la estructura social, desembocando en una estructura explosiva, lo que provoca “pulsiones destructivas externas”: guerras; o “pulsiones destructivas internas”: revueltas y revoluciones.
Existe un problema de tiempo en la percepción de las variaciones estructurales, percepción que se produce con relativa lentitud dado que, en el paso de la estructura a la pulsión existen dos grados: uno en el que la pulsión es resentida; y un segundo en el que la variación se hace consciente.
Mucho tardamos, en ver cómo la primera ampliación del volante de paro, que trajo la inmigración de mano de obra extra-europea en los años 60 y 70, empeoró la lógica de la opresión. Sin embargo, ya Marx lo apuntó; no era necesario recurrir al grito de alarma de Kahn, para reconocer que el no luchar contra la inmigración extra-europea se traduciría en:
Ofrecer un ejército de reserva (de parados) a los actores más opresores de la lógica precapitalista.
Favorecer la empresa neoliberal.
Incrementar la pobreza en los barrios más desheredados.
Dar un poco más de grano a los negreros esclavistas.
Fragilizar y desestabilizar a los millones de inmigrantes legales.
Hinchar las velas de la nave neofascista entre los más débiles.
Se tardó mucho, pero parece como si hoy las tomas de conciencia se acelerasen: mientras en Alemania y España se extiende el movimiento de parados, en Francia aparece cada vez con más claridad el espectro de la revolución.
La revolución es necesaria para romper la dinámica de una sociedad cada vez más desigualitaria. Incluso ha hallado el agente revolucionario sustitutivo del proletariado clásico: los jóvenes.
Otros planteamientos más serios procedentes de la izquierda, parten de varias constataciones. La primera es que, no sólo están las variaciones estructurales negativas para el sistema, como la inminencia de un crack.
También hay más factores negativos, como la mundialización, y se reconoce que no cabe progreso social si prosigue el actual proceso de globalización.
REVOLUCIÓN, DEMOCRACIA Y SUFRAGIO
Tras varios procesos revolucionarios pareció como si el advenimiento del sufragio universal acabase con las revoluciones. Pero como explica Kahn, “hoy se vota lo que cada uno quiere, pero entre los propuestos”. El escrutinio es libre, y el sufragio universal. Pero terminada la votación, nada cambiará en lo fundamental porque los condicionantes de la mundialización, hacen que sólo sea posible una única política legitimada por un pensamiento forzosamente único. Ahora bien, dado que a los ciudadanos les parece que no es posible modificar mediante una papeleta de voto una lógica económico-social regresiva, entonces está permitido recurrir a otros medios.
Utilizando como analogía los años 1848-1998, Kahn plantea que en 1848, el mundo estaba regido por una ideología única, en la que la Santa Alianza definía los principios y dictaba las reglas. Contra ese orden europeo no se podía hacer nada. Hoy en día, ocurre lo mismo.
De nuevo en 1848, en medio de una miseria creciente, los capitales privilegiaban las inversiones especulativas; se buscaba la ganancia rápida. En cuanto a la clase dirigente que entonces gobernaba, su indiferencia y sus vicios, la habían vuelto incapaz e indigna de gobernar. Hoy, ya sabemos lo que hay, pero qué ocurrirá mañana, cuando el número de parados siga aumentando junto con las desigualdades, la miseria que se instala y el peligroso retorno de la lucha de clases.
Ansia revolucionaria, nueva clase motora de la revolución, condiciones estructurales y coyunturales favorables, algo está cambiando. Falta ver qué pasará con la cobardía de una parte considerable de los líderes de la izquierda. Más claramente: si la revolución no la hace la izquierda, la harán otros. En todo caso, hay que recordar que toda Revolución es, una respuesta a una regresión considerada intolerable.
DEL PENSAMIENTO ÚNICO AL PARTIDO ÚNICO
Varios son los factores que han contribuido al actual descrédito de la política y de los regímenes “representativos”. Primero, el aumento de la exclusión socioeconómica debido a la insistencia en combatir el ciclo económico a través de la inversión, del endeudamiento empresarial y del comercio exterior, en lugar de hacerlo por la vía de la expansión salarial o la reactivación del consumo.
En segundo lugar, por el incremento no sólo hacia abajo de la segregación social, con la aparición de un “cuarto mundo”, sino también hacia arriba con el creciente cierre sobre sí mismas de las élites. La homogeneización de las élites se traduce, en el hundimiento de los rasgos ideológicos diferenciadores que podrían definir diferentes alternativas de poder. Se iría así, hacia una especie de partido único, en el que las antiguas formaciones políticas quedarían rebajadas al nivel de tendencias.
Si cada vez hay menos donde optar, simplemente se deja de hacerlo. Este “pensamiento único” descalifica cualquier crítica radical de la situación reinante.
El “Pensamiento Único” halla su primera formulación pública en el Informe sobre el desarrollo en el mundo de 1991, del Banco Mundial, en el que tras una definición económica del desarrollo, éste es condicionado a la obtención del papel principal en cualquier circunstancia; al aumento de la productividad; a la apertura exterior de los mercados; a la reducción del déficit presupuestario, de la inflación y del consumo, y a la expansión de las inversiones.
Hay cada vez menos dudas sobre la marcha hacia el “Partido Único”, consecuencia final del “Pensamiento Único”: según un sondeo de 1995, el 55% de los franceses estaban convencidos de que un gobierno de izquierdas no lo haría “ni mejor ni peor” que otro de derechas.
Kahn aprovechaba en octubre de 1995 para lanzar una enumeración del número creciente de tabúes destinados a defender al “Sistema”.
Así, desde la quiebra del sistema soviético, designar la fuente real del mal hace incurrir en una acusación de anatema, y son, las derivas de una lógica capitalista, las que son puestas en entredicho a través de sus consecuencias perversas: exacerbación de las desigualdades, concentración de poderes de decisión económica o dictadura institucionalizada de una ideología única.
En el origen de la denuncia del “Pensamiento Único” hallamos cuatro autores: Ramonet, Chomsky, Ward y Kahn. La concepción de Ramonet sobre el pensamiento único es básicamente economicista, y ha sido brillantemente desarrollada por Ricardo Petrella, en un trabajo titulado “Las nuevas tablas de la ley”, en las que los nuevos mandamientos serían seis:
Mundialización de las finanzas, del capital, de los mercados, de las empresas y su estrategia.
Adaptación a las revoluciones científicas y tecnológicas en los ámbitos de la energía, biotecnología y comunicaciones, teniendo en cuenta que se trata de innovaciones de procedimientos y fabricación, lo cual acarrea pérdida de puestos de trabajo.
Lo anterior obliga a la ultracompetitividad y ello a naciones incluidas.
Hay que ir a un espacio mundial único en el que no tendrán lugar protecciones.
Para ello, hay que desregular los mecanismos de dirección y orientación de la economía. No le toca mandar ni al ciudadano, ni al Estado, sino al productor.
Y finalmente, la privatización de la estructura económica.
El auténtico padre de la denuncia contra el “Pensamiento Único” es Kahn, que denuncia como causas principales del pensamiento único, por una parte, a la concentración de los medios de comunicación en cada vez menos manos; y por otra parte, la negativa por parte de las élites a repensar el mundo a pesar del final de la Guerra Fría.
Tras lo cual, define el fenómeno como “aquel que identifica las actuales opciones y medidas neoliberales en la política, la economía y lo social, como las únicas posibles, sin que quepan alternativas, producto todo ello de una especie de politburó oculto, nacido de un mismo clan, repartido tanto en la derecha como en la izquierda”.
Un clan conservador que ha producido un pensamiento conservador que no deja generar posibilidad alguna de alternativa. Todo esto produce, rechazo y favorece el surgimiento de protestas ultras, populistas o radicales.
LA ECONOMÍA DE CASINO
El último sondeo publicado en Francia sobre el estado de ánimo de su población arroja el dato de que el 72% de los entrevistados oscila entre el miedo y la revuelta, ante el sistema tal y como funciona actualmente. Se está produciendo la propensión a considerar el discurso económico como falso o desconectado de la realidad, pidiendo lo contrario de lo que este discurso defiende. Esto es producto de un capitalismo que se ha vuelto loco, de una década que ha visto subir vertiginosamente las rentas de capital mientras que bajaban las de trabajo, del incremento de la desigualdad social.
La reacción ante este fenómeno es tratada en el libro de la novelista francesa Vivianne Forrester, titulado L´Horreur Económique. Al no ser ni economista, ni socióloga pasa por alto las tesis de Schaff sobre las causas tecnológicas que están produciendo la aparición de una sociedad sin trabajo. Para ella, la causa esencial del fenómeno estriba en “ese régimen que nunca fue proclamado y que detenta las llaves de la economía”, en un neo-liberalismo desmelenado que desemboca en una economía de casino.
Mercados que desembocan en creación de riqueza, que no necesitan ni sedes y que no emplean casi personal. Pero esos mercados no implican el trabajo el trabajo de otro. En ese contexto crear empleos a partir de las creaciones de riqueza sería producto del humanitarismo. “Vivimos en el seno de un mundo desaparecido, que políticas artificiales intentan perpetuar”. El trabajo ligado a todos los mecanismos íntimos o públicos de nuestras sociedades es ya un mito. El parado no es ya objeto de un apartamiento provisional, sino que se enfrenta con una implosión general; el trabajador sobra y sobra absolutamente.
Para el Sistema su existencia es indiferente; más allá de la explotación de los hombres hay algo peor, la ausencia de explotación. Además esto va a ir en aumento.
Para colmo, hoy los dueños de la situación no son fácilmente identificables, no sólo esas redes económicas privadas dominan cada vez más a los poderes estatales, sino que, antaño, sabíamos donde estaban los dirigentes y hoy no es tan fácil. Además, reina la indiferencia de la población, las masas ya no reivindican.
Forrester no pretende escribir un nuevo Manifiesto Comunista, no ofrece una solución. Pero sí reivindica la lucha de clases, en términos marxistas, como lo hace cuando se refiere a una “sobre-apropiación creciente de la plusvalía”.
Finalmente, Forrester confía en el pensamiento para subvertir esa orden impuesta, “porque nada es tan movilizador como el pensamiento”. De ahí, la lucha llevaba a cabo en nuestros días contra el pensamiento, contra la capacidad de pensar. No se trata de resucitar lo caduco, pero sí de exigir el respeto por la persona.
UN PRECURSOR EN LA DENUNCIA DEL PENSAMIENTO ÚNICO
Desde Marx y Pareto sabemos que todo proceso de dominación social tiene su ideología justificativa de la nueva relación de clases que pretende instaurar. El Viejo Topo fue la primera revista de este país en dar cuenta de esta justificación ideológica del Partido del Orden, denominado Pensamiento Único.
El Pensamiento Único en cuestión es algo muy viejo y su única novedad consiste en una generalización derivada de la ausencia de alternativas. En el libro de Hirschmann, Retórica de la intransigencia Reaccionaria, se denuncia que, cualquier planteamiento revolucionario ha venido siendo objeto de un discurso reaccionario en su contra. La identificación del pensamiento único viene precedida de una retórica reaccionaria. Desde esta perspectiva, no ha habido salto cualitativo: el mensaje es el mismo; pero sí ha habido una ruptura cuantitativa: antes el pensamiento reaccionario competía con otros, hoy el capitalismo ya no tiene competidores. Reduciendo los conceptos a su justo nivel, la mundialización es el capitalismo solo, sin rival, y por ello, sin límite. Mundialización significa no tener alternativas y ser orientados en su acción por el Pensamiento Único.
Hirschmann arranca de la tipología de las tres revoluciones de Marshall, distinguiendo tres dimensiones de ciudadanía: civil, política y social. Marshall demostró cómo los países más avanzados habían acometido con éxito la realización de cada uno de estos tres aspectos. El esquema marshalliano reservaba a cada etapa aproximadamente un siglo. Así, el siglo XVIII fue el siglo de las grandes batallas por la instauración de los derechos civiles, más o menos los “Derechos del hombre”, tal y como los definieron las revoluciones francesa y norteamericana. El siglo siguiente fue con la extensión del sufragio, el turno de la dimensión política, es decir, el derecho de participar en el ejercicio del poder político. Finalmente, en el siglo XX se extenderá la noción de ciudadanía en el ámbito económico y social, al reconocer que las condiciones mínimas en materia de instrucción, de sanidad, de bienestar económico y de seguridad condicionan la vida civilizada, al igual que el ejercicio de los derechos cívicos y políticos.
Para Hirschmann, cada una de esas tres etapas fue seguida por una violenta contraofensiva ideológica (la Restauración, el Fascismo y la Mundialización) y esas contraofensivas han constituido el origen de luchas sociales y políticas que han dificultado la aplicación de las medidas progresistas.
La tesis de Hirschmann es que “el contra-discurso reaccionario se ha articulado en tres ejes: el efecto perverso, la inutilidad y el riesgo. Los tres son desarrollo de los efectos no deseados de la acción humana, concepto desarrollado por el filósofo y economista francés Mandeville en su obra “La fábula de las abejas” y posteriormente por Jaspers, quien explicó que “toda acción acarrea consecuencias para el agente”.
Veamos en qué consiste cada una de estas variantes del temor ante lo imprevisto:
Tesis de la perversidad: Toda acción tendente a mejorar un aspecto del orden político, social o económico, sólo sirve para empeorar la situación que se intenta corregir.
Tesis de la inutilidad: Cualquier intento de transformación del orden social es vano.
Tesis del riesgo: El coste de las reformas contempladas es demasiado alto, ya que esas reformas pueden perjudicar ventajas o derechos adquiridos anteriormente.
Hirschmann muestra la aplicación de cada una de estas tres tesis relacionándolas con cada una de las tres fases de desarrollo histórico de la ciudadanía.
PERVERSIDAD VERSUS IGUALDAD CIVIL
Schiller: “El intento del pueblo francés de instalar los derechos del hombre y conquistar la libertad política no ha hecho sino sacar a la luz impotencia e invalidez; el resultado ha sido que el pueblo y una parte considerable de Europa y el siglo entero han caído de vuelta en la barbarie y la servidumbre”. Idénticos argumentos los encontramos en Burke y De Maistre.
PERVERSIDAD VERSUS IGUALDAD POLÍTICA
Burke (in Reflections): “La ocupación de un peluquero, o del obrero no puede ser asunto de honor para ninguna persona…. El Estado sufre opresión si a personas como esas…se les permite gobernar.
Buckhardt: “La palabra libertad suena rica y hermosa, pero no debería hablar de ella nadie que no haya visto y experimentado la esclavitud bajo las masas, llamadas pueblo.
PERVERSIDAD VERSUS IGUALDAD SOCIAL
Edward Bulwer-Lytton: “Las leyes de los pobres se proponen acabar con los mendigos; han hecho de la mendicidad una profesión legal”. Las leyes del salario mínimo son el caso más claro que puede darse de una medida cuyos efectos son los contrarios de lo que se proponen los hombres de buena voluntad que las apoyan”.
En España, los argumentos utilizados son que un seguro de desempleo demasiado largo fomenta la vagancia. Otros autores que han recuperado este argumento en contra de la igualdad social son Burke, Tocqueville o Disraeli.
INUTILIDAD VERSUS IGUALDAD CIVIL
Lewis Carroll (en Alicia en el país de las maravillas): “ Aquí se necesita correr todo lo que puedas para quedarte en el mismo sitio”.
T. di Lampedusa (en El Gatopardo): “Si queremos que todo siga como está, es preciso que todo cambie”.
INUTILIDAD VERSUS IGUALDAD POLÍTICA
J.F. Stephen (en Liberty, equality, fraternity, 1873): “Legislad como se os antoje, estableced el sufragio universal…. Seguís estando tan lejos como siempre de la igualdad. El poder político ha cambiado su forma, pero no su naturaleza…… el hombre más fuerte, gobernará siempre.
INUTILIDAD VERSUS IGUALDAD SOCIAL
Sobre la inutilidad del Estado del Bienestar, Milton Friedman: “Las medidas sociales benefician más a las clases medias o altas que a los pobres”. A los pobres les faltan no sólo las aptitudes valoradas por el mercado, sino también las cualidades políticas requeridas para disputar los fondos públicos.
Según Martin Feldstein: “Los asalariados de las capas pobres con más frecuencia tienen profesiones no cubiertas por el seguro de desempleo. Al contrario, los asalariados de rentas más altas ejercen profesiones cubiertas por el seguro y ocupan un empleo remunerado el suficiente tiempo para tener derecho a los subsidios de desempleo”.
RIESGOS VERSUS IGUALDAD POLÍTICA
Finalmente está la Tesis del riesgo inaceptable, según la cual las reformas y los cambios propuestos implican un coste demasiado elevado. Dicho de otro modo, un buen consejo para un joven político será: “No actuar con justicia ahora por temor a despertar expectativas de que podría actuar con mayor justicia, expectativas que se teme pueda no tener el valor de satisfacer”. El argumento del riesgo fue sobre todo utilizado contra el sufragio universal, es decir contra la igualdad política.
Henry Mainer (en Popular Government): “Si durante cuatro siglos hubieran habido en Inglaterra unos derechos políticos extendidos y un cuerpo electoral más grande, no se habría producido ninguna reforma de la religión, ningún cambio de dinastía, ninguna tolerancia del disentimiento; la máquina hiladora, el telar mecánico y la máquina de vapor hubieran sido prohibidos”.
George Cunning: “Seamos sensibles a las ventajas que tenemos la dicha de gozar. Guardemos la llama de la genuina libertad, de la que nuestra Constitución es el sagrado depósito y no mancillemos, con la eventualidad de hacerla más intensa y radiante, su pureza, ni nos arriesguemos a que se extinga”.
Los demás seguidores de esta tesis son entre otros, Constant, Sieyés, Burke, Disraeli, etc.
RIESGOS VERSUS IGUALDAD SOCIAL
Son conocidas las tesis de F. Hayek y de sus seguidores, con las que nos bombardean hay, sobre la relación entre el Estado del Bienestar y la ruina económica vía el aumento del déficit, la caída de la productividad, la inflación o la sobre imposición. Quizá quien lo ha resumido de una manera más lapidaria es el conservador S. Huntington: “La vitalidad de la democracia de los Estados Unidos, produjo un aumento considerable de la actividad gubernamental, y una disminución considerable de la autoridad gubernamental”.
EL PANORAMA
PROLEGÓMENOS
Cuando aún éramos australopitecos, en parte por condicionantes genéticos heredados de los animales, en parte porque ya la cultura nos llevaba hacia las apropiaciones iniciales y la división sexual y de clases, existen: explotadores y explotados. Y, lógicamente, disidentes, rebeldes, revolucionarios, que denuncian el orden establecido y proponen relaciones sociales diferentes. Y, también, marginados que, ante sistemas sociales que niegan la condición de humanidad a una parte de la misma, optan por apearse.
El sociólogo, Jules Monnerot, dijo que Marx no llegó al concepto de proletariado empíricamente, sino por la aplicación del postulado central del hegelianismo (la dialéctica): la existencia de la burguesía y de las clases poseedoras no podía sino producir la deducción de una clase explotada, una clase anti-sistema, con características opuestas a las de la dominante.
Pero no era necesaria la intervención de Hegel para dar cuenta de la existencia de contraclases: el enriquecimiento de la burguesía implicaba que se negara a una parte de la humanidad, su condición de tal, haciéndola objeto de un proceso de expropiación-explotación, que no podía sino alzar a esos hombres y mujeres contra el sistema.
La aseveración marxista de que la historia de la humanidad lo es también de la expropiación-explotación del hombre por el hombre y, su consiguiente reacción anti-sistema, es cierta. Pero es un error vincular en exclusiva al Capitalismo, por qué el capitalismo no es sino una de las muchas modalidades de expropiación-explotación.
Y uno de los errores del marxismo histórico fue no darse cuenta del carácter complementario que el pensamiento del sociólogo Pareto tenía en relación con el pensamiento de Marx. El “paretianismo” afirma que la expropiación-explotación basada en la apropiación privada de los medios de producción, no era la única; por ello, el Socialismo no es algo que se alcanza de una vez por todas y con carácter irreversible, sino un esfuerzo permanente, constante, por la dignidad humana y contra la desigualdad y el privilegio.
Todo Sistema genera, pues, su antítesis; o cuando menos su oposición al orden establecido. Más aún, el siglo XX puede ser considerado como el del final de los Imperios. El mismo Imperio norteamericano ha entrado ya en agonía.
Como explica D. Bensaid: “En los años 70, la hegemonía de los USA pareció resquebrajarse tanto económica como políticamente. En los años 80, su déficit comercial y presupuestario transformaron a los USA en la principal nación deudora, pero la desregulación monetaria favorable al estatus dominante del dólar, las derrotas inflingidas a las clases trabajadoras por las políticas liberales y el relanzamiento de la carrera armamentística, han permitido frenar esta tendencia.
Económicamente debilitados frente a Europa, los USA conservaban la ventaja de ser un Estado centralizado, de una moneda inconvertible y de un poderío militar sin rival. Una recuperación como esta, siendo un Imperio declinante, no tiene precedentes. Pero, Imperio declinante, al fin; Imperio que va generando sus anti-sistemas.
El final del Comunismo ha roto la tenaza que condenaba a los pueblos a una ida y vuelta entre dos soluciones igualmente insatisfactorias. Estamos pasando de un mundo de dominancia bipolar a un mundo de dominancia unipolar. Hoy, sólo quedan dos vías: el Sistema mercantil liberal y quienes lo rechazan. La oposición fundamental es la que se produce entre el centro y la periferia”.
Lo que hoy acontece dentro de las denominadas sociedades “occidentales” puede parecer a algunos una sencilla reacción antigubernamental: los gobiernos no aciertan y las dificultades económicas y sociales arrecian”.
Nos hallamos, pues, ante un panorama complejo. Y la falta de coordinación entre todos los “Anti-sistemas” no debe hacernos olvidar que: “ Las revoluciones dignas de mención tienen una fase inicial “anárquica”.
¿ES POSIBLE LA REVOLUCIÓN?
Nada más acabar el movimiento de Mayo del 68, la mayoría de las ventajas económicas y sociales arrancadas por los obreros a la patronal francesa quedaron esterilizadas por la inflación y por otras medidas de expropiación. De Gaulle hubiera podido encabezar el movimiento pero tuvo que abandonar el poder, además, a éste le sucedió el “pompidolismo”, que dio al terror que había sentido la burguesía la ocasión para provocar una policialización intensa del país.
Sin embargo, aun hoy, el mito de la “oportunidad perdida” perdura en las mentes de una gran parte de aquella generación de estudiantes. Más aún, nunca han tenido tanta actualidad las teorías de uno de los principales inspiradores de aquellos estudiantes, H. Marcuse (MARCUSE protesta contra el mantenimiento de altos niveles de represión social, política y económica, por la necesidad que tiene el capitalismo de mantener unos niveles de escasez que permitan tasas altas de beneficios. Si la escasez de bienes justificó la represión social, la llegada de la abundancia debería permitir la reducción de una parte de la sobre represión).
¿Fue Mayo del 68 un movimiento anti-sistema?. Sin duda la fue, aun cuando sus valores resultaran cancelados por el Sistema.
¿Por qué fue Mayo del 68 un movimiento anti-sistema?. Más allá de sus repercusiones políticas (tambaleamiento de la V República francesa, distanciamiento de Francia con Estados Unidos, y la caída del general De Gaulle), Mayo del 68 constituyó una puesta en cuestión del Sistema capitalista, a la vez que el rechazo del modelo soviético; pero sobre todo, representó la revalorización de reivindicaciones tales como una mayor igualdad económica, social, y más unidad y solidaridad con las clases deprimidas. Además, supuso la reivindicación del Feminismo, del Ecologismo, de cierta solidaridad con el Tercer Mundo, así como la quiebra de la intransigencia en la tradicional autoridad paterna en la relación familiar.
La gran esperanza de Mayo del 68 estriba hoy en si aún es posible desde dentro del Sistema, y frente a él, una revolución.
La obra más completa al respecto es la de uno de los grandes pensadores conservadores franceses de los 70, Jacques Ellul. En su De la révolution aux révoltes, comienza preguntándose: ¿dónde están los revolucionarios?, para llegar a la conclusión de que “en ninguna parte”.
Ellul utiliza varios argumentos para afirmar que la revolución es imposible.
1. “No parece que haya en nuestra sociedad fuerzas, ni organización, ni potenciales capaces de acometer un proceso revolucionario”; esto además, porque han aparecido dos características esenciales:
a) Todos los grupos vislumbrables como revolucionarios constituyen minorías sociales.
b) Y además, no se les podría ya aplicar el principio de proletarización. No existe mayoría proletaria que pueda tener la posibilidad y la legitimidad de hacer la revolución.
Pero en la década de los 90, los parados ya no son una minoría débil y, los últimos acontecimientos en Francia han demostrado la fuerza no sólo de los trabajadores sino de los estudiantes. Se vislumbra el surgimiento de un nuevo proletariado, sólo que definible, no según los criterios clásicos. El nuevo proletariado sería el conjunto de personas que no perciben su renta mayoritariamente de la posesión de bienes de capital.
2. Las revoluciones del Tercer Mundo no tienen nada que ver con las nuestras. Además, su estallido e incluso su asentamiento no implican que el movimiento vaya a contagiarse a Occidente.
Pero nada prohíbe que movimientos de origen tercermundista tengan aquí su influencia. Si bien es cierto que, en la actualidad, no hay posibilidad alguna de un cerco socialista al Sistema, sí que puede tener sobre éste un efecto más destructor el que determinados países pasen a transformarse en nuevos competidores de los países dominantes (no sería un cerco ideológico, sino económico).
En su día, se produjeron problemas gravísimos provocados por la incorporación al Sistema de nuevas superpotencias industriales como Alemania o Japón.
Ahora, el problema se avecina con el pase a un capitalismo comercialmente agresivo de países como China, Filipinas, Indonesia, India y Pakistán. Por cierto que, de esos países mencionados, tres son ya potencias nucleares.
3. Existen otros motivos para declarar la revolución “imposible”. En primer lugar, la falta de objetivos. Aunque, es verdad que, sigue vigente un movimiento general de socialización.
Sin embargo, hacer la revolución requiere un programa; éste, se podría articular en torno a nuevos ejes:
a) La revolución podría consistir en establecer relaciones no sometidas al mercado en forma alguna. Se trataría aquí de una revolución por reacción ante un exceso: un movimiento destinado a limitar el mercado al ámbito estrictamente económico.
Para Ellul, “el crecimiento de la sociedad tecnificada produce una cierta dulcificación de las costumbres”. Ahora bien, el problema para la tesis de Ellul, reside en que esa “dulcificación” puede alcanzar también a la represión.
b) Los técnicos “se desinteresan de los problemas políticos, sólo se interesan por la eficacia de la técnica”. Esa racionalidad puede llevar a la puesta en cuestión del Sistema. Y, desde luego, el desinterés por la política puede llevar a la no defensa del Sistema.
c) Si el progreso es continuo, entonces, ¿para qué la revolución?. Pero no hay incompatibilidad entre progreso y revolución; sino, incluso, cierta inevitabilidad. Pero, además, si fuera el progreso un antídoto contra la revolución, ¿a qué progreso nos tendríamos que referir hoy). A menos que se considere progreso el salvajismo creciente de un capitalismo sin enemigo, el crecimiento de las desigualdades, la sobreexplotación, el “tanto tienes, tanto vales”, etc.
d) Si la conciencia revolucionaria es esencial para llegar a la revolución, “¿cómo puede nacer en una sociedad que dirige todos sus esfuerzos a condicionar la conciencia?”. Pero los acontecimientos han demostrado que la resistencia al condicionamiento es mucho mayor de los que se preveía. Además, hay constantes biológicas que dificultan traspasar un cierto umbral de condicionamiento.
e) La revolución constituye una totalidad y más en la actualidad: “la globalidad de la sociedad implica que todo es dependiente de todo; todo elemento se halla dentro del Sistema”. Pero no es así: todo Sistema comporta partes más integradas y partes no tan dependientes (la periferia exterior).
La verdad es que habría que abandonar no sólo el planteamiento marxista primitivo del socialismo como algo que se obtiene irreversiblemente, sino también el concepto mismo de revolución total, incluso el de revolución irreversible.
Y sin embargo, tenga o no razón Ellul, al menos hay que concederle que en ausencia de posibilidad revolucionaria, sólo caben las “revueltas”.
EL SISTEMA
De las leyes que Marx enunció pocas han sido tan controvertidas como la llamada “de la dialéctica”, según la cual toda situación de poder, todo Sistema, genera tarde o temprano su contrario, de donde surge una relación de enfrentamiento, cuyo resultado es la superación de ambas, de la tesis y de la antítesis, por la síntesis. Ejemplo: si la tesis es el Capitalismo liberal, y la antítesis es el Socialismo, del choque de ambos surgiría la síntesis superadora, o sea el Comunismo.
A pesar de los errores derivados de la transformación del Marxismo como visión científica de la realidad, esa ley es bastante cierta. Incluso el más escéptico en relación con el Marxismo concederá que todo principio termina generando tal desequilibrio, que tarde o temprano produce su contraposición, la aparición de un principio antitético destinado a frenar los excesos del primero. Como ejemplos: la Izquierda sería el resultado de los excesos del Conservadurismo; o bien, de los excesos de la Izquierda nace la Reacción. La Revolución francesa sería producto del absolutismo monárquico; y el Socialismo sería producto de un Capitalismo liberal sin freno.
Max Gallo, expuso las consecuencias sociales de ese Capitalismo liberal de la segunda mitad del siglo XIX: “Miseria obrera, degradación de las condiciones de vida, trabajo de los niños, enfermedades profesionales, hombres tratados como objetos desechables, mujeres reducidas a la prostitución, alcoholismo, etc. Luego vinieron las luchas obreras, las Internacionales, los luchadores sindicalistas y las reivindicaciones básicas: jornadas más cortas, vacaciones, salarios más dignos, Seguridad Social, educación y sanidad, jubilación; reivindicaciones conseguidas al precio de la lucha contra el fascismo y el gran capital. Aunque también, alcanzadas gracias a un proceso tecnológico que obligaba, a repartir medios de compra para absorber esa producción. Luego llegaron las Guerras Mundiales y, en consecuencia, el “Estado del Bienestar”.
La propia ciencia económica progresó por necesidad de superación de las crisis cíclicas. Comenzó así, a partir de la década de los treinta, una era de expansión y de progreso social.
Al inicio de la década de los noventa el panorama se hizo claramente retrógrado: triunfo del monetarismo, del equilibrio presupuestario (aun a costa de la reducción de los gastos sociales esenciales), de la productividad y de la rentabilidad a toda costa, y del absoluto predominio de la economía sobre la política; y lo que es peor, hallamos la reactualización de situaciones que pertenecían a la historia más pasada.
De ahí, el origen de la crisis económica crónica que padecemos. La paradoja de un capitalismo en entredicho justo después de erigirse en modelo único del planeta, quizá porque, sólo funcione bien con un antagonista. Porque no han faltado indicios de lo que se preparaba: desindustrialización y lenta decadencia económica del “Imperio norteamericano”, una nueva fase depresiva en los ciclos largos de precios; descontrol de los mercados de capitales, volatilidad bursátil y graves crisis bancarias; derrumbamiento de la capacidad adquisitiva del Tercer Mundo y del Este; colapsos económicos agravados por la necesidad de servir al Imperio norteamericano, etc.
Por ello, más allá de ligeras y cortas recuperaciones, nos hallamos en recesión, lo cual en régimen capitalista es normal; pero su dureza y duración producen efectos sobre las relaciones sociales y fomenta la aparición de actitudes y de grupos Anti-sistema.
Desde hace ya años, en Estados Unidos quiebran bancos y cajas de ahorros; la renta familiar media desciende; la inversión, la productividad obrera y la investigación disminuyen por debajo de los niveles europeos. Las empresas privadas supervivientes en Estados Unidos han reducido su nivel de endeudamiento y algunas han vuelto a los beneficios, pero al precio de miles de quiebras de pequeñas y medianas empresas, y del endeudamiento público; el paro real disminuye sólo basándose en empleo muy precario y muy mal pagado.
Esta crisis económica está extendida sobre todo a las economías más conectadas con la norteamericana. La pobreza se extiende, dentro y fuera de los Estados Unidos, reapareciendo los casos de pobreza absoluta. Pero hay más, no es ya, como explicaba Marx, que “las capas bajas de la antigua sociedad se pudran porque no hallan lugar en la nueva”, sino que “hay una novedad: . No se nace pobre, sino que uno se torna tal”.
La desigualdad en Estados Unidos también se está reproduciendo en Europa, pero con menos intensidad en la UE, aunque el caso británico es sangriento. Durante la era Thatcher, luego la de Major y ahora la de Blair, se está reforzando la tendencia. En Francia, Alemania y España crece la desigualdad social y se impone la moral de “tanto tienes, tanto vales”; incluso en Bélgica, Estado con la legislación social más avanzada de Europa, en los últimos diez años, mientras los beneficios empresariales han aumentado, las rentas salariales han descendido.
Ahora bien, no es la cuestión de la pobreza absoluta la más grave, sino la de la pobreza relativa. Derivada de la comparación de mi propia situación real con mis propias aspiraciones y expectativas. La “privación relativa” vincula las situaciones revolucionarias a la aparición de un desfase entre las expectativas de la población y la capacidad de la sociedad para satisfacerlas. La privación relativa se traduce, en un desfase entre las aspiraciones y las posibilidades que creen tener para realizar sus aspiraciones. Entonces se desencadena el mecanismo de «frustración-agresión».
Hay varios escenarios, pero el más interesante es el que describe una situación revolucionaria que produce un incremento sensible de las posibilidades y de las expectativas, y que es seguido por una regresión relativa.
Es el caso del “Primer Mundo”, donde el progreso como realidad a diferencia del Tercer Mundo, está grabado en las mentes. En este caso, existen razones económicas suficientes para que aumente la “privación relativa”, y por tanto, la protesta contra el Sistema. Pero hay más razones para atacar el Sistema:
Se dijo que la caída de los sistemas “del Este” iba a permitir, a través de la reducción de los gastos militares, un crecimiento económico mayor, acompañado de los primeros intentos serios de erradicación de la pobreza extrema.
Las economías son cada vez más internacionales, perdiendo la posibilidad de control sobre el propio bienestar, aumentando la irritación porque éste dependa de voluntades no propias.
El paso de un paro coyuntural a uno estructural, de larga duración.
La moda de denigrar la labor sindical, que se tiene por superflua.
La corrupción creciente de las clases políticas, desde la desaparición de una oposición verdadera y la excesiva convergencia programática de los gobiernos y la oposición; hasta la propensión de los gobiernos a incumplir sus promesas electorales.
Como explica Yves Christen: “ Hay una relación directa entre más competitividad de entre elites y progreso político, hasta culminar en la Democracia, el Sistema más competitivo, más eficaz, y más evolucionado”.
Ahora bien, hoy en el mundo occidental cada sirve de menos votar, porque no hay alternancia real por la que inclinarse, por lo que, el hombre tiende en una primera fase a derivar, desde el voto a las formaciones más sistémicas, hacia la abstención, luego a la baja militancia, después al voto de castigo a favor de la oposición, y más tarde al voto “anti-sistema”, y después, a la acción violenta en la calle. Fase en la que estamos entrando ahora.
Además, la existencia de un enemigo exterior creíble refuerza la cohesión de grupo y elimina divisiones a la vez que refuerza al sistema y a los gobernantes. El problema reside en que la ausencia del enemigo exterior tiende a provocar efectos contrarios: ya que no hay enemigo exterior, se puede comenzar a hablar de las deficiencias del sistema.
Y algunas de las argucias mismas del Sistema comienzan a desmoronarse. Por ejemplo, el postergamiento de la política porque se haya entrado en una era de “final de las ideologías”; o porque, la política ha sido arrinconada por la economía, o supeditada a ella.
Lo cierto es que surgen nuevas ideologías, resurgen antiguas, otras se actualizan y los Imperios siguen cayendo. Nunca han aparecido tan gravemente los defectos de la gestión y, la ausencia de la decisión; es decir, la ausencia momentánea de la política.
Por lo tanto, nos encontramos con un sistema en entredicho, pero ¿qué es un Sistema? Es un compuesto de partes interdependientes muy complejas, de subsistemas al fin; compuesto que funciona como un ordenador que procesa “inputs” y produce “outputs”, mientras los mecanismos de ajuste permiten una retroalimentación que va desde los outputs, al mecanismo de producción de inputs y que relaciona entre sí, los diferentes subsistemas.
Algunos definen el Sistema como “el «centro», lo «institucional», lo «legal». En contraposición, la «periferia» sería lo «no institucional», lo que está fuera del Sistema, y a veces puede considerase como anti-Sistema”.
El actual Sistema es el modelo correspondiente a la idea “capitalista liberal”: ultraliberalismo económico y oligarquismo financiero; división internacional del trabajo con predominio de los anglosajones en particular y de los blancos en general; democracia política mediatizada por las oligarquías de los partidos, y de los grupos de presión y de comunicación, así como por los poderes económicos y financieros; domesticación de las fuerzas sociales y religiosas, y hasta de la expresión cultural.
Lógicamente, esto no es acorde con los valores que presiden los ideales que nos son inculcados, lo que hace difícil que este panorama sea aceptable. Por ello, para lograr su aceptación, el Sistema legitima su insuficiente grado de representatividad popular real, a través de una “Democracia”, siempre más o menos amenazada por poderes exteriores; y por la generalidad de un modelo económico unitario, basado en el “tanto tienes, tanto vales”.
El Sistema intenta extenderse tanto externa como internamente: hacia dentro: integrando y absorbiendo la totalidad de la “sociedad global”; y hacia fuera: extendiendo sus pautas de comportamiento a las naciones que aún no se integran en sus circuitos económicos, o no le rinden vasallaje político, económico, militar y cultural.
Gerhard Lenski decía que el origen de la estratificación social reside originariamente en la toma del poder por la fuerza de un grupo, que se percata pronto de que el desgaste del mantenimiento en el poder exclusivamente por la coacción es excesivo.
Por ello, el grupo dirigente dividirá el producto social, la Renta Nacional en dos partes: una parte, repartida por igual entre todos (lo suficientemente elevada como para interesar a los individuos a vivir en esa sociedad, pero lo suficientemente reducida como para que se pueda constituir un excedente); esta segunda parte, será destinada a la creación de un sentimiento de afecto al Sistema y al clan dominante (es la creación de una clase media).
Pero como no toda la población puede ser “comprada” con el excedente (porque entonces, éste no surtiría el efecto deseado), o no desea ser comprada, eso que queda por integrar constituye la periferia del Sistema.
Dicho de otra manera: el Sistema se compone de centro y periferia; cuanto más rica sea la sociedad y menos injusta, mayor será el centro, menor su periferia, y mayor la estabilidad del Sistema. Definida la periferia como lo que queda fuera del centro, hay que distinguir entre la periferia “del Sistema” y la “anti-Sistema”.
Periferia “del Sistema”
La periferia “del Sistema” es la parte del sistema que aunque no está integrada en el centro, contribuye voluntariamente al mantenimiento del Sistema. Se trata habitualmente de grupos que desean acceder al centro, y que aprovechan la tensión dentro del mismo centro, y entre éste y las periferias, para acceder a ese centro.
Puede ocurrir también que partidos del Sistema se tornen disfuncionales al no defender la totalidad de los planteamientos del Sistema. Hasta la defensa a ultranza del Sistema en uno o varios de sus principios, puede perjudicar también la estabilidad del Sistema.
Periferia “anti-Sistema”
La periferia “anti-Sistema” o los “Anti-sistemas”, acepten o no las reglas de competencia política del Sistema, desean el cambio radical de su naturaleza profunda; no desean formar parte del Sistema y pretenden sustituirlo por otro.
Al igual que determinados partidos periféricos, pero “del Sistema”, producen efectos adversos, puede ocurrir que partidos anti-Sistema contribuyan por una estrategia equivocada, al mantenimiento del Sistema. La “guerra fría” nos ofreció el ejemplo de dos Sistemas antagónicos, el capitalista liberal y el colectivista soviético, que se reforzaban mutuamente consiguiendo con sus errores, consolidar más aún al adversario.
Finalmente, está la “periferia geográfica” del Sistema. Éste, tiene su centro geográfico en Estados Unidos, protegido por un primer círculo constituido por las potencias anglosajonas (Canadá, Australia, Nueva Zelanda y Gran Bretaña, y sus protegidos: Holanda, Dinamarca, Noruega, Italia y Portugal, además de Israel); un segundo círculo en situación de vasallaje ( casi todo el resto de la antigua Europa Occidental y Japón); un tercer círculo ya fuera del “centro” (Turquía, los antiguos países del Este de Europa excepto las antiguas Repúblicas musulmanas de la antigua URSS, México y parte de América Central y del Sur, la República Sudafricana, Marruecos, Túnez, Egipto, Siria, Pakistán, Filipinas e Indonesia); y un cuarto círculo (Nicaragua, Cuba, Afganistán, Argelia, Libia, Irak, muchas de las antiguas repúblicas islámicas de la antigua URSS, Serbia y Nigeria). Más allá, anti-Sistemas reales como China, India o Brasil. Y más allá, el África negra.
El reforzamiento de la periferia anti-Sistema, es combatido por el Sistema mediante la denuncia de Anti-sistemas dentro o fuera del ámbito geográfico del Sistema. La designación de Anti-sistemas tiende con excesiva frecuencia a recaer sobre aquellos países que podrían, militarmente, o bien emanciparse del Sistema, o bien erigirse en centros de otros Sistemas.
En definitiva, el “centro del Sistema” es el espacio político ocupado por aquellos grupos que disponen de poder, participan en el control del juego de intereses, y coinciden ideológicamente con aquél. El “centro” está integrado siempre por grupos “del Sistema”. La periferia a su vez, es divisible, en periferia “del Sistema” que acepta el Sistema, no ocupa poder en el centro pero aspira a ello. Y por otro lado, la periferia “anti-sistema” que pone en tela de juicio el Sistema, proponiendo uno nuevo.
EL SUBSISTEMA MILITAR
Nos hallamos ante un proceso de “recolonización unipolar”. Es decir, el actual Sistema consagra la hegemonía a los anglosajones, y en particular a los Estados Unidos. Esta hegemonía está significando, la sustitución de los anteriores Imperios coloniales en un Imperio Único, que cubre una parte importante del planeta. El origen del proceso debe buscarse en el resultado de la Segunda Guerra Mundial.
Alemania partía como ganadora, pero la pierde por tres errores básicos:
El primero fue la política de recohesionamiento interno de Alemania a costa de las personas de confesionalidad judía, que conllevará no sólo a que Alemania pierda el tren nuclear, sino que lo tomarán los anglosajones.
El segundo error importante, es no imponer Hitler a las altas jerarquías militares alemanas, una política sincera de alianza con Francia que, hubiera dado un vuelco al aislamiento relativo de Alemania. En 1940, Hitler debió proponer a Francia una paz sin anexiones, la liberación inmediata de los soldados franceses, y un eje París-Berlín que junto con Roma, hubiera dominado Europa. Teniendo en cuenta la actitud hostil de los ingleses contra Francia, ese condominio hubiera garantizado cierto desequilibrio a favor de Alemania y, hubiera disuadido la intervención norteamericana.
Hitler no supo prever que la URSS era un tajo demasiado gordo para Alemania.
Lo cierto, es que, los ganadores fueron los norteamericanos y sus aliados, y no los alemanes, con lo que desaparecía una potencia rival de los Estados Unidos a la hora de aspirar a la hegemonía mundial. Una importante victoria de los norteamericanos fue la integración de Alemania y Japón en el sistema de seguridad colectiva dirigido por los Estados Unidos. Pero había algo mejor, Alemania no sólo había sido derrotada, sino que las dos únicas potencias continentales con posibilidades de rivalizar con los Estados Unidos (Rusia y Alemania), se habían destrozado mutuamente.
Cuando, los Estados Unidos heredan Gran Bretaña, Francia, Italia, Austria, la parte más rica y poblada de Alemania, Dinamarca, Noruega, el BENELUX y, en concreto el eje Rhin- Ródano- Po, que es el corazón industrial del mundo, la URSS tiene que conformarse con la parte oriental de Alemania, la pequeña zona industrial checa, y unas Polonia, Rumania, Bulgaria, Hungría y zonas bálticas claramente subdesarrolladas. De nuevo otra ventaja para los Estados Unidos.
Para colmo, el “miedo al rojo” obligará a Occidente a edificar un “Welfare State” que desviará a las masas obreras, al oeste del Elba, lo que significará la pérdida de un ardor revolucionario que hubiera beneficiado a la URSS.
El resultado final será unos Estados Unidos hiperarmados, en posesión de la bomba atómica, nada dañados por la guerra y con una clara visión de “pueblo elegido”. Y durante años, los Estados Unidos utilizarán su superioridad militar para imponer sus puntos de vista, incluso a sus aliados. Hasta utilizarán esta superioridad para tumbar a una URSS que se había erigido en cabeza de la periferia anti-sistema.
Además, dicha superioridad es, al menos por parte de los europeos, una superioridad consentida por unas clases políticas y militares americanizadas. Objetivamente, la superioridad militar norteamericana no es tal: no sólo Rusia, sino Francia, Israel, China, la República Surafricana, la India y Pakistán, se han dotado de tecnología nuclear, de misiles y áreas para disuadir; y muchos otros, lo pueden hacer: Brasil, Italia, Alemania, España, Irak… Los demás países del mundo sólo pueden reaccionar dotándose de un armamento nuclear que será capaz de disuadir la agresión imperialista.
Pero es importante comprender que, en el nuevo expansionismo norteamericano, el intento de perpetuar la hegemonía militar norteamericana se debe al sentimiento creciente, de que está perdiendo la hegemonía económica: “Washington sabe, que sin su hegemonía militar no pueden imponer al mundo la financiación de su déficit de ahorro, en el que reside el mantenimiento artificial de su posición económica”.
Para mantener su hegemonía militar, los Estados Unidos han lanzado una triple ofensiva: 1) intentando evitar la proliferación nuclear; 2) lanzando su programa de escudo antimisiles, aunque lo cierto es que, el armamento nuclear de unos y otros se cancela a si mismo. Sólo sirve para garantizar la inviolabilidad del santuario nacional, si esa Nación dispone de armas nucleares; y 3) el mantenimiento de la NATO y la guerra contra Serbia. Para los Estados Unidos, es imprescindible el mantenimiento de la NATO, dado que constituye “el espacio elegido para la dominación norteamericana de la seguridad europea”.
Por tanto, es fundamental revitalizar la NATO, y desde dicha perspectiva, la guerra de Serbia ha cumplido dos objetivos esenciales: a. Si se considera inevitable el retorno de los conflictos convencionales, no sólo es vital el control de los Balcanes y del aliado favorito de Rusia y de Francia, es decir, Serbia, sino que b. la implicación de Francia y Alemania en el conflicto junto con los Estados Unidos, dificulta la posible extensión del eje París-Berlín hacia Moscú.
LOS SUBSISTEMAS ECONÓMICO Y SOCIAL
Éstos se estructuran en torno a un predominio casi absoluto del capital. Este predominio se ha bautizado con nombres como “mundialización” o Neoliberalismo. Pero, dicha mundialización no es algo novedoso.
En realidad, se trata del retorno del capitalismo anterior a 1914 sólo que con cuatro variantes:
El Estado del Bienestar no ha desaparecido porque, se teme la reacción de unas masas que han probado las bondades básicas del socialismo práctico; además, constituye un volante de seguridad como mantenedor del consumo, lo cual es esencial en el sistema capitalista.
La cabeza del subsistema económico se ha desplazado unos miles de kilómetros hacia el Oeste.
Con excepción de grupos antiglobalización y determinados partidos comunizantes, existe poca oposición hacia el actual Subsistema económico.
A la explotación creciente se le llama hoy desigualdad.
El modelo teórico, por la libertad total de capitales y de mercado, la merma de derechos sociales y la desregulación generalizada, también se parece cada vez más al capitalismo anterior a 1914. Pero es que en la práctica es casi su duplicado.
Este predominio absoluto del capital trae consigo una serie de graves consecuencias socioeconómicas:
La mundialización del cinturón de parados en detrimento de los trabajadores mejor remunerados, quedando en entredicho el producto de dos siglos de luchas sindicales.
Como a quien perjudica la inflación es a los detentadores del capital, se tenderá a la inflación nula, lo que sólo se puede conseguir reduciendo gastos e inversiones sociales, lo cual sólo perjudicará a los menos pudientes.
Ello se verá acompañado por una política de “precios reales”, lo que significa la supresión de la gratuidad de muchos servicios sociales y educativos.
El desarrollo de la desigualdad social conlleva a su vez el incremento de los gastos en materias de represión social.
En nombre de la eficacia se ha vuelto a una concepción romana del derecho de propiedad: uso y abuso.
Existe un nuevo ideal empresarial: el de la empresa sin trabajadores.
Paralelamente, el Sector Público no privatizable es presionado para someterse a los criterios de rentabilidad del Sector Privado, privando al Estado de un instrumento fundamental en materia de políticas económica e industrial.
Todo este panorama viene reforzado en su tendencia por cuatro hechos particulares graves:
La desaparición de la URSS y del bloque soviético, ha acabado con la amenaza revolucionaria que frenaba al capital.
El alejamiento de un resultado impactante de la II Guerra Mundial, a saber, una relación de fuerzas políticas y sociales claramente más favorable al trabajador que al capital.
La pérdida de influencia de sindicatos y partidos comunistas.
La aceptación de que no hay otro sistema económico, social y político alternativo a este.
LOS SUBSISTEMAS IDEOLÓGICO Y POLÍTICO
El Pensamiento único se ha extendido como ideología justificativa del Sistema, siendo la inspiradora básica de todos los partidos no ya “de Gobierno”, sino también de los demás partidos “parlamentarios”: es el sistema llamado de “Partido Único” donde las diferencias interpartidistas quedan reducidas al mínimo.
La homogeneidad de la clase dominante se ha incrementado considerablemente lo que conduce inevitablemente a un proceso de oligarquización. Todo ello plantea dos cuestiones cruciales: a) hasta qué punto las bases y el funcionamiento del Sub-sistema político conducen inevitablemente a una oligarquización, y en todo caso, al apartamiento del pueblo de todo poder real; b) el papel creciente de los Partidos Antisistema.
En la historia de las ideas y de las formas políticas europeas se han enfrentado dos corrientes básicas. La primera, que comenzó en Grecia se articulaba en torno al Gobierno directo por el pueblo, que estaba compuesto de seres iguales entre sí, garantizando una igualdad real de acceso y desempeño del poder. Lo que el pueblo no gobierna directamente en Asamblea es delegado en cargos cuya ocupación se efectúa por sorteo igualitario. A su vez, en la Grecia antigua, el principio de representación juega un papel mínimo.
Dicho modelo político se reproduce tan sólo en algunas ciudades italianas del Renacimiento, pero es defendido sin éxito, por los Anti-federalistas norteamericanos, por partidos populistas, y por determinados planteamientos de Leninismo.
En los dos primeros casos, la idea de representación es inevitable y se insiste más en temas como, la necesidad de que las circunscripciones no sean demasiado extensas, una mayor frecuencia de elecciones y, sobre todo, que el órgano representativo que va a gobernar en nombre del pueblo sea el reflejo más fiel de éste. El grado de desconfianza hacia el poder es aquí muy elevado.
Si se acepta el criterio según el cual lo que diferencia más claramente a conservadores y progresistas es que los primeros desconfían del pueblo, mientras los segundos no, entonces la tendencia descrita hasta el momento es la progresista.
La otra corriente es radicalmente opuesta. Los hombres son desiguales entre sí, por lo que hay que seleccionar, hay que negarse al Gobierno en Asamblea y, extraer de la masa los que son dignos de poder mandar: la elite. Sin embargo, ello debe ser legitimado por el pueblo: con que el pueblo consienta que le gobiernen, el círculo estaría cerrado.
La “Teoría del Consentimiento” es completada por la del “Tiranicidio”: quienes gobiernen fuera del consentimiento podían ser derrocados; mismo caso si los gobernantes incumplen el pacto, en virtud del cual han sido consentidos como gobernantes. Esto se modificó cuando se pasó a la monarquía de origen divino y trasmitida hereditariamente.
Cuando la burguesía inicie su asalto al poder, echará mano de la representación, llevándola a la perfección, que consistirá en que en ningún caso el pueblo mande, sólo consiente y sanciona a posteriori.
La burguesía no podía con la nobleza y el clero por sí sola, necesitaba de la masa, del pueblo para vencer. Pero en ningún caso se trataba de compartir el poder. Había que reproducir una teoría que le permitiera arrogarse el poder, y que el pueblo lo aceptara. De ahí surge la idea de una elite meritocrática. No se trataba de que el pueblo gobernase, eso quizá, más adelante, cuando mediante la instrucción se hiciera merecedor de ello. Claro que no colectivamente, sino mediante una igualdad de oportunidades para acceder al gobierno.
Se iría pues a un gobierno representativo al frente del cual una elite natural, producida por todos, gobernaría por y para el pueblo.
¿Cómo producirla?. Mediante la elección; así el pueblo podría elegir a sus gobernantes/ representantes (nuevo principio de legitimación), además con dos garantías: se reactivaba el pacto e incluso un tiranicidio atemperado (si los gobernantes incumplen, se les derrota electoralmente). La trampa fue perfecta: el principio electoral aseguraba que en ningún caso el pueblo gobernaría directamente, pero sí que serían los mejores los que lo harían; es decir, los que tenían posibilidad de hacerlo (la burguesía). La burguesía intentó al principio, mediante el sufragio censitario que sólo ellos llegasen al estatus de representantes. Lo cierto es que la elección favorece la desigualdad: si se escoge a uno en lugar de a otro, el “uno” es privilegiado en relación con el “otro”.
Pero hay más. ¿Quién se presenta a las elecciones?. Aparte de aquellos que son presentados por un partido, los que, dentro o fuera de un partido, se creen capacitados para gobernar, lo que no es lo mismo que aquellos que lo son realmente.
Pero la trampa no era perfecta sin otras condiciones: 1º, que el burgués representante una vez elegido pudiese hacer una gestión adecuada a sus intereses de clase; 2º, que no pudiese ser sancionado por ello; 3º, que, en todo caso, todo siguiese después de una relativa sanción electora, igual.
Lo primero se cumplió gracias a una auténtico golpe de Estado. La tradición del Mandato Imperativo es muy antigua en Europa: en virtud de éste, un representante sólo puede moverse dentro de los límites del programa que han votado sus representados. Para cualquier variación sustancial, debe consultar a sus representados; ello vincula las decisiones del representante a la voluntad de los representados. Y de lo que se trataba es de que los representantes, no tuvieran/tengan que aplicar políticas contrarias a su clase social. Para evitarlo, se suprime el Mandato Imperativo.
El argumento principal que se usó es que, una vez elegido el representante, deja de representar a los que le han elegido, para representar a todo el país. Su independencia era ya total: votado por el pueblo, podía servir a su clase con toda libertad e impunidad. Porque aún cabía, que una vez que el representante traicionase a los representados pudiese ser destituido. Pero tampoco, no sólo fue declarado inviolable, sino que no cabía sanción posible hasta el final de su mandato legal. Y, además, la sanción consistía en que no se le volviese a votar.
Si a esto se le añade el absoluto predominio de los partidos, nos hallamos ante un Subsistema político calcado sobre el económico: si éste ha permitido una oligopolización de la economía, aquél ha producido lo mismo en el ámbito político. Y ¿quién decide en los partidos?. Los que en él ostentan el poder. Y ¿a quién sirven éstos?. A quienes les dan los medios económicos para conseguir y conservar el poder, es decir, al poder económico. Es como si no hubiera ya más que un poder, el económico.
Tarde o temprano, esto iba a conducir a la aparición de partidos anti-sistema. Recordaremos que la Democracia es el poder del pueblo, por el pueblo. Como tal, por tanto, el actual subsistema político no puede ser calificado de democrático. Es representativo, pues en ningún caso el pueblo gobierna en él, sino que es gobernado por la clase política. Más aún, el subsistema político lejos de democratizarse, ha entrado en una fase de involución.
Manin describe tres fases de evolución del gobierno representativo:
Liberal- caciquil: Los partidos son débiles y todo gira en torno a los “representantes”, que gozan de una independencia total. No hay prácticamente programas y hay que confiar en el representante, que pertenece a la clase dominante burguesa.
Gobierno representativo: Con la llegada de las luchas sindicales y del sufragio universal, aparecen los partidos de masas, que hasta cierto punto, van a democratizar el invento representativo. Pronto estas organizaciones partidistas se oligarquizarán, aunque su enorme necesidad de reclutamiento abrirá mucho su abanico de clases sociales. Además, ya es el pueblo el que elige, aún dentro de una oferta partidista limitada. Y, el representante pierde independencia, dado que prevalece el partido.
Democracia de Audiencia o de Opinión Pública: Sus características son alarmantes: los representantes clásicos han cedido terreno ante el Representante, líder máximo del partido. Ahora, es el líder el que puede hacer lo que le venga en gana, al cual se obliga a presentar poco programa y sobre todo un perfil que inspire confianza. Antes mandaban las oligarquías del partido, ahora lo hace la monocracia del líder, que lo dirige todo: partido y gobierno.
Resumiendo: antes el pueblo tenía que escoger entre caciques, luego lo tuvo que hacer entre listas de partidos, y hoy, escoge entre superlíderes que no son escogidos por su compromiso real, sino por su habilidad para inspirar una confianza por cuya posterior quiebra nadie podrá exigirles responsabilidades.
LOS ANTISISTEMAS
IZQUIERDA REAL, ANTIMUNDIALIZADORES, BOLCHO-BONAPARTISMO, ECOSOCIALISMO Y EXTREMA-IZQUIERDA
La crisis del comunismo parece absurda. Primero por cómo transcurren los tiempos: crisis de los subsistemas político y económico, degradación social. Es evidente que el caldo de cultivo para una revolución existe ya. Dos muestras:
1. La cuestión de la desigualdad/ sobre-explotación crecientes:
A las desigualdades ya conocidas se están sumando otras. Está el crecimiento de las desigualdades intracategoriales, es decir, la diferenciación social entre individuos censados en los mismos niveles; y es que, algunas profesiones consideradas a priori como privilegiadas, comprenden un número creciente de personas que se estiman injustamente tratadas. La ficción de la igualdad en la educación choca con la desigualdad de oportunidades en función de los establecimientos escolares frecuentados. Y, son estas desigualdades las que más han aumentado y, son las que peor se aceptan; peor incluso que las intercategoriales, a las que nuestras sociedades habían terminado por acostumbrarse. Y la frustración crece porque las desigualdades presentes están mucho más aleatoriamente repartidas que antaño. Estas desigualdades pensadas por un tiempo como transitorias, se han transformado en un elemento permanente de nuestra sociedad.
En cuanto a la sobre-explotación debemos fijarnos en la pulverización de la jornada laboral, producto de la “Revolución de la información”. Los maestros de la tecnología nos habían prometido que el acceso instantáneo nos haría la vida más cómoda y lo que hemos conseguido es, actividad permanente las 24 horas del día, los 7 días de la semana. Como consecuencia, aparecen un mayor número de enfermedades relacionadas con el estrés . además, volvemos a hallar la reaparición de formas de esclavitud, a costa de inmigrantes sobre todo.
2. La contestación social se está disparando:
Algo se mueve y, podemos comprobarlo gracias a los sondeos realizados en Francia. La contestación social aumenta como se ve en el periodo que va desde 1994 hasta hoy. En Francia, la combatividad se está difundiendo por toda la sociedad: en otoño, más de la mitad de los franceses se declararon listos para manifestarse o para hacer huelgas. Dicha combatividad en todas las capas sociales modifica el sentido de las luchas sociales, existiendo un fuerte sentimiento de solidaridad entre los asalariados.
La contestación y la huelga vuelven a aparecer como elementos esenciales de la lucha contra el sistema. Lo que se plantea ahora es la eficacia de la huelga. En un contexto de mundialización e hipercompetitividad, las huelgas son descalificadas por la patronal e incluso pueden ser aprovechadas para desengrases laborales. Además, en una época de predominio del empleo precario, éste es utilizado como coacción contra la huelga.
Para Marx, lo más importante para el capitalismo es la obtención del beneficio, pero el beneficio económico se obtiene mediante la realización de productos. El capital no gana si nadie compra lo producido. De ahí, que excepto la revolución no haya arma más eficaz contra el capitalismo que no comprar masivamente.
El consumo es la obsesión del sistema capitalista porque la producción ya no plantea ningún problema (producción en países subdesarrollados). Así, la huelga de consumo es anónima y golpea donde más le duele al capital. Como trabajadores somos un coste más, como consumidores somos imprescindibles.
La causa del por qué la izquierda no está aprovechando las dificultades del capitalismo viene de lejos. El proceso de deterioro ha sido desde entonces constante. Las razones de este deterioro son comunes a todas las izquierdas y entre ellas, destaca la capacidad de adaptación del sistema que culmina con la resignación de la gente.
En el sistema la clave es la dominación. Así, los hay que tienden genéticamente a dominar y otros que aprenden a hacerlo. La clave básica no es tanto la lucha de clases como la dominación, y cómo unos y otros se organizan, unos para dominar y otros para resistir.
El capitalismo es el sistema en el que la dominación se ejerce a través del capital y éste, es el instrumento de la dominación. Hoy día, las cuestiones claves son:
La dominación se ejerce a través del capital y el mercado, aunque caben otros mecanismos de dominación.
La dominación ha sido aceptada.
La meta de la dominación es establecer reglas jurídico-morales de dominación para justificar la dominación moral.
Además, la dominación cuenta hoy con el aval de muchos que antes la denunciaban. Se inclinan ante la dominación, los que han sido educados en el sentimiento de que un día les tocaría asumirla. También se inclinan ante ella, todos aquellos a los que la dominación ha sabido convencer de que ella, compensaría la pérdida de prestigio de los principios que le oponían. La dominación es suficientemente grande para que de ella se puedan beneficiar aquellos que fueron sus oponentes.
El capitalismo como medio de dominación se lo ha montado muy bien. El capitalismo era antaño, la más pesada hipoteca sobre la democracia. Pero hoy, ha logrado convencer a todos de su falta de responsabilidad. La revolución puesto que si lo único que la justifica es la transformación de la propiedad, ha quedado eliminada dado que al preocuparnos por la legalidad del sistema, el capital ha quedado como enunciador de las condiciones de propiedad.
POPULISMO: EL DEMOCRATISMO RADICAL
Para Meny & Surel, el Populismo renaciente es producto de un malestar de las democracias contemporáneas, malestar debido a:
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Al descontento hacia los partidos políticos acusados de insensibilidad cara a los problemas reales de la población.
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Al descontento resultante del foso entre las promesas electorales y las realizaciones efectivas.
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A la incapacidad del personal político para enfrentar determinados problemas.
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A la falta de instrumentos institucionales que permitan canalizar ideas no convencionales susceptibles de perturbar el orden establecido en el seno de los partidos o de las instituciones.
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A la insatisfacción frente a las políticas aplicadas.
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A la pérdida de confianza en los hombres políticos, incluso en las reglas democráticas mismas, tras la revelación de corrupción de parte del personal político.
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A la mundialización y la crisis del Estado: los regímenes políticos occidentales se han construido en torno a dos formas estructurales, que han terminado por delimitar un espacio político propio: el Estado-Nación y el Estado-Providencia. Ahora bien, estas dos formas parecen puestas en cuestión tanto en su funcionamiento como en sus principios, a causa de dos procesos: la globalización y la prolongada crisis económica.
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A una crisis económica persistente: la recesión ha marcado el agotamiento del ciclo económico. Existe la evidencia de la existencia de una clara correlación entre el surgimiento del paro y el auge de los partidos populistas.
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A la crisis de la legitimidad política: la confianza en los partidos, en los políticos, incluso en las instituciones no alcanza los mínimos y se expresa a veces con indeferencia política. Luego está el asunto de la corrupción; la amplitud y la naturaleza de ésta han cambiado. De individual, la corrupción se ha tornado organizada. Y la oposición se abstiene de denunciar, puesto que ella también se ha prestado al juego.
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Abandono de la “función tribúnica” por parte de los comunistas.
Hay que considerar al Populismo como ideal de más Democracia. Su ideólogo más reconocido es Rousseau, quien, “consagra el principio de soberanía en el lazo de ésta con el pueblo”. No sólo el pueblo es el soberano, sino que debe ejercer él mismo su soberanía, sin delegarla jamás. Ahora bien, la noción de soberanía popular es la forma más elaborada de la utopía democrática.
El Populismo sería así la reivindicación de la voz y el gobierno del Pueblo, por el Pueblo.
La cuestión crucial reside ahora en definir al Pueblo. Hay populismos que han recurrido al Pueblo-Nación, “entero, indiferenciado, movilizable con argumentos patrióticos”, pero hay otros que han recurrido al Pueblo-Plebe, que es la masa de los humildes. También están los “reunidores” , aquellos que reúnen al Pueblo, pero lo justifican en nombre de la Nación.
Para el Populismo, el Pueblo es Dios; es capaz de gobernarse a sí mismo. El Populismo constituye pues una visión optimista de la naturaleza humana.
Hay Populismo y Seudo-Populismos. Ni el Fascismo ni la extrema derecha son Populismo. Tampoco son Populismo ni la Derecha ni la Izquierda del Sistema. ¿Lo es el Comunismo? No a plazo inmediato, aunque sí a largo plazo.
Lo que sí está claro es que si nos atenemos a la identificación entre confianza en el pueblo e Izquierda, dado que el Populismo confía sobre todo en el pueblo, es de Izquierdas.
La democracia se halla dividida entre dos concepciones de lo que es el pueblo: la de un pueblo ignorante, que debe entregar su destino a sus representantes; y la de un pueblo infalible. El Populismo defiende la segunda concepción.
El recurso al plebiscito sin mermar el sistema representativo coloca a los Unificadores algo más cerca del Populismo que muchos otros, por ejemplo, los Seudo-Populistas. Entre otras causas porque exaltan la meritocracia: la élite debe surgir de entre el Pueblo y, a ella corresponde gobernar al Pueblo.
¿Y los Nacional-Populistas? Se pretenden Populistas pero no conciben al Pueblo sino como Nación. Aquí está la trampa: una Nación puede ser un “plebiscito diario”, pero si el concepto de Nación que se adopta es aquel que concibe a ésta como “los vivos, los muertos y los que nacerán”, entonces no cabe voluntad del Pueblo en sentido real: la expresión de ésta podrá ser corregida teniendo en cuenta un interés que trasciende al Pueblo. Aquí la soberanía suele terminar encerrándose en un super-líder, lo cual reintroduce la cuestión del elitismo, es decir, del Gobierno sin el Pueblo.
En definitiva, el Populismo auténtico es lo que Meny & Surel llaman el “Populismo del Pueblo”. Aquí sí se cumplen las cinco características básicas del Populismo:
El pueblo no incluye a las clases dirigentes, éstas se segregan de él al defender únicamente sus intereses.
Actitud esa equivocada de estos grupos, pues el interés bien entendido de esas clases dirigentes pasa también por la defensa de los intereses generales.
El pueblo sabe lo que le conviene; sabe qué es lo correcto, lo eficaz y lo honesto.
¿Y qué es el Pueblo? Es la plebe, la clase humilde, obrera, proletaria. El Pueblo es la parte de la Nación sin propiedad, de padres más o menos en la misma situación y que, no habiendo podido de ellos recibir educación, han quedado reducidos a sus facultades naturales. Es la clase más numerosa de la sociedad y la más miserable, pues su sustento depende de su trabajo diario…. La Revolución Industrial y la constitución progresiva de una clase obrera proletarizada no hicieron sino reforzar dicha adecuación entre “Pueblo” y la “Clase”, cuyo rasgo común reside de nuevo en la ausencia de cualquier propiedad.
Todo esto es retórica si no se le reconoce al Pueblo la capacidad para gobernarse a sí mismo. No se trata de demagogia en los populistas auténticos, sino de una concepción optimista de la capacidad del Pueblo. La democracia que se observa en la realidad, obedece a una visión pesimista de la capacidad cívica de los electores.
La cuestión reside en cómo articular ese autogobierno del Pueblo teniendo en cuenta en primer lugar, la carencia de precedentes históricos (excepto en la Grecia antigua); en segundo lugar, cualquier intento de aplicar el Populismo ha chocado contra la hostilidad de todos los demás Sistemas. Lo cual, ha desembocado en el recurso a la emergencia: se posponen las reformas reales de autogobierno y se cierran filas en torno a un maxi-líder.
¿Es el Populismo real un Anti-Sistema? Pues sí en principio, porque supone la puesta patas arriba de todos los mecanismos hasta ahora utilizados de control político de las masas por las clases dominantes. En cuanto a otras esferas (económica, social…), no se sabe, el Populismo será lo que el Pueblo diga.
neofascismo, nacional-liberalismo, etno-populismo y otros
el neofascismo
El fascismo proclama que “¡excesivo poder tiene ya el pueblo en el actual sistema representativo!”. Su revolución consiste en endurecer las costumbres en lugar de hacer más igualitaria la sociedad o la economía.
Hay nuevos Fascismos…. Porque el fascismo no murió en 1945. En la década de los cincuenta surgen nuevas manifestaciones “tardo-fascistas”; en Francia apareció el partido Joven Nación. En los 60, aparecieron la famosa (OAS) o el brutal Groupe Union Droit. En Gran Bretaña el Movimiento Nacional-Socialista Británico; en Italia el Movimiento Social Italiano, hoy fuerza parlamentaria fundamental bajo el nombre de “Alleanza Nazionale”.Afortunadamente, esas manifestaciones de “paleo-fascismo” casi desaparecieron en la década de los sesenta y mitad de la siguiente. Fuera de Europa y Estados Unidos, hasta los modelos nacionalistas autoritarios entraron en crisis.
Hoy, sin embargo, el panorama esta cambiando con rapidez: en Alemania se multiplican los grupos violentos y xenófobos de jóvenes skins (grupos rockeros filonazis como los “Reich N´Roll”, que con la letra de sus canciones casi nos hace entender que existan políticas como los “planes para esterilizar a los degenerados mentales” elaboradas por W. Churchill en 1910 cuando era Ministro del Interior.
En Inglaterra, de la ideología ultrathatcherista han derivado desde fuertes grupos de skinheads, hasta populares cantantes.
En Japón, se acaban de publicar “Los protocolos de los sabios de Sión”, en los que se afirma que: “la historia ha demostrado que una solución militar es el único medio apropiado cuando la democracia no funciona y, la justicia no se practica”.
En Francia y Austria, líderes políticos como Le Pen o Haider se acercan poco a poco a superar en votos al principal de los partidos conservadores.
Asimismo, en España, el 46% de los estudiantes y el 36% de los profesores de la Universidad Complutense creían, en 1991, en la superioridad de la raza blanca y, han surgido los primeros brotes de violencia racial.
Esta actual oleada fascista no es homogénea, porque no es lo mismo el “paleofascismo” de las viejas asociaciones de excombatientes; el “nacionalfascismo” de los grupos de extrema derecha y tradicionalistas autoritarios de los países del Este; el “Neo-fascismo” de intelectuales y militares, algo más a la izquierda; el “fascismo radical” xenófobo; el “nacional-fundamentalismo” de carácter religioso; el “Etno-Populismo”… Casi todos son claramente movimientos Anti-Sistema.
Causas de este resurgir fascista.
1) El fascismo retorna, en primer lugar, por el alejamiento mismo de su experiencia histórica. La guerra atrae de nuevo a la gente cuando ésta, olvida la anterior. Además, la memoria humana retiene peor “lo malo” que “lo bueno”. Con el tiempo, los perfiles más horribles del fascismo se difuminan y se suavizan: en ello trabajan los historiadores llamados “revisionistas”.
2) En segundo lugar, hallamos la crisis económica: a los brutales efectos del tránsito de una sociedad industrial, basada en el trabajo y la producción, a otra postindustrial, basada en el consumo y la sustitución del obrero por la máquina, se ha sumado una crisis económica profunda. El proceso de mundialización, la deslocalización industrial, el baile de capitales y el libre comercio, tiran hacia abajo tanto a las clases obreras como a las medias.
Producto de todo ello es un pesimismo persistente que se está extendiendo por las clases bajas y medias. Los primeros están siendo muy perjudicados por las políticas económicas anticrisis de moda, de saneamiento económico, lucha contra la inflación y búsqueda constante de la competitividad por la vía de los despidos masivos, es decir, a costa de más marginación y más excluidos.
Además, la necesidad del capital de mantener los salarios en un nivel “adecuado” se traduce en una política de “sistemático-económico”recurso a la inmigración: cuyo resultado es el nacimiento de un Etno-Populismo que recoge lo que el Nacional-Socialismo dejó: el Racismo. Cuando éste desemboca en una reivindicación populista exclusivamente aplicable a la raza, nos hallamos ante la llamada “preferencia nacional”, es decir, ante el Etno-Populismo.
En cuanto a las clases medias, ésta se definía por un empleo estable, un poder de compra medio en constante alza y, la propiedad de su vivienda. Todo eso tiende a desaparecer y en esa “privación relativa” reside precisamente, una de las causas más recurrentes del fascismo.
3) El fascismo retorna, en tercer lugar, por la ausencia no sólo de alternativas al sistema, sino incluso, de oposición a éste. El fascismo se está transformando en una de las nuevas formas de “respuesta de los excluidos”; el Comunismo, ya no constituye una oposición al sistema - al estar de capa caída -por el abandono de su función tribúnica no sólo ya no constituye la temible oposición de antes al Sistema, sino que tampoco ofrece la barrera que representó frente al Fascismo. Además, los partidos socialistas se están transformando en simples gestores - defensores del sistema -. Sin embargo, el Fascismo al igual que el Ecologismo, el Populismo u otros, al configurarse como fuerza anti-sistema, se colocaría en situación de recoger los votos de oposición que antaño, eran de la izquierda real, la anti-sistema.
4) También influye el deterioro de la moral democrática: pérdida de credibilidad de las instituciones representativas y burocráticas, amplificada por unos medios de comunicación en competencia desmelenada.
5) Finalmente, hallamos el resurgimiento del Nacionalismo, es sabido que el nacionalismo radicalizado es un componente fundamental del Fascismo. Hoy, el Nacionalismo renace como protección contra el imperialismo económico de las multinacionales del Oeste, contra la desestructuración social en ambos lados, y como ideología alternativa frente al derrumbamiento de otras. Ahora bien, el nacionalismo exacerbado sirve de caldo de cultivo para los fascismos y la xenofobia.
Tipos.
Esta actual oleada fascista no es homogénea, porque no es lo mismo el “paleofascismo” de las viejas asociaciones de excombatientes con mucha nostalgia y poquísimas ideas; el “nacionalfascismo” de los grupos de extrema derecha y tradicionalistas autoritarios de los países del Este (nacionalismo autoritario más anti-semitismo); el “neofascismo” de intelectuales y militantes, casi siempre estudiantes, algo más hacia la izquierda; el “fascismo radical” muy elemental, xenófobo y skinhead; el “nacional-fundamentalismo” de carácter religioso, etc.…
Casi todos estos son claramente movimientos anti-sistema. Preconizan un sistema social claramente opuesto al actual.
Otra cuestión es la de la variante del “nacional-liberalismo” que muchos identifican erróneamente con las anteriores. Además, también es diferente la variante del “nacional-comunismo”.
EL NACIONAL-LIBERALISMO
El nacional-liberalismo es un producto mismo del Sistema; una modalidad de “fascismo del Sistema”. Es producto de la simbiosis entre el ultraliberalismo y el neofascismo; es una reacción muy edulcorada contra el statu quo, sobre la base de la radicalización de la base ideológica liberal del Sistema.
Definición.
Podríamos definir resumidamente el nacional- liberalismo como: ultraliberalismo económico pero que defiende a la clase media; liberalismo político con exaltación de la idea nacional; poder democrático pero fuerte; xenofobia no sin antisemitismo, basada en la preferencia nacional; y rigurosidad moral apoyada en la tradición.
2. Historia.
Lo interesante es cómo se ha llegado a esa convergencia entre el fascismo y el ultraconservadurismo (nacional-liberalismo), y dónde.
El nacional-liberalismo, también definido como “rigorismo” o “restauración del rigor económico y social”, “mezcla del ultraliberalismo económico y del ultraconservadurismo filosófico”, prosperó en primer lugar, en Estados Unidos y Gran Bretaña. Algo muy parecido se venía gestando también en Francia.
A la “revolución neoconservadora” anglosajona se sumó en Francia, otro protoneofascismo de carácter darwinista (mucha biología del comportamiento mal interpretada y peor asimilada), que ha sustituido el autoritarismo tipo años 30, por el presidencialismo gaullista y por un modelo tradicionalista y xenófobo, partidario del “liberalismo orgánico” y defensor de una economía ultraliberalizadora.
Lo más grave de esto, es que la similitud ideológica ha fomentado un intenso trasiego de militantes y de votos desde la derecha y los liberales, hacia el nacional-liberalismo y, viceversa. Es cada vez más difícil evitar retiradas (2ª vuelta electoral francesa) de candidatos conservadores y liberales a favor de sus competidores más duros; el electorado acata las peticiones de trasvase de votos.
La alianza entre el populista Berlusconi y el Movimiento Social de Gian Franco Fini, reproduce en Italia parte del modelo nacional-liberal francés.
La simbiosis entre ultraliberalismo, conservadurismo y neofascismo que se está implantando en Francia gracias a Le Pen, se percibió también en Austria con el Partido Liberal Austriaco de Häider. Pero de nuevo se vuelve a nacional-liberalismo con los republikaners alemanes de Schönhuber.
Los republikaners no son un partido nazi, no luchan contra la democracia como tal, sólo son demagogos que explotan hábilmente la ola de protesta. De hecho, tras cierto coqueteo con los lepenistas, Schönhuber se ha negado a sentarse junto a éstos en el Parlamento europeo.
También algunos partidos en Suecia, Dinamarca, Noruega y Bélgica comparten la ideología nacional-liberal de Le Pen, con mayor o menor grado de nacionalismo y xenofobia. Además, ha contribuido a la elaboración de ese nacional-liberalismo el proceso de radicalización religiosa.
LA CUESTIÓN DEL ETNO-POPULISMO
Hoy, tan sólo algunos grupos muy Anti-Sistema defienden cosas como el autoritarismo político, el partido único y la intervención del Estado en la economía. El Fascismo se ha convertido en Nacional - Liberal. La gente ya sólo acepta una crítica a la democracia que implique más democracia, o sea, Populismo; por ello, los Seudo-Populistas y los Nacional-Liberales retoman algunas propuestas populistas y adoptan perfiles superficialmente populistas.
En el fondo, la única herencia duradera del Fascismo histórico procede del germánico y es el Racismo. Y éste, dado que la mundialización está abriendo fronteras, tiene días prósperos por delante.
Existe en el Fascismo una larga tradición de anti-democratismo y, ésta se basa en dos postulados: el primero, la desigualdad humana; el segundo, es la crítica hacia el sistema representativo, por ineficaz, que permite desviar votos que irían a un Populismo auténtico, desviándolos hacia un Etno-Populismo que no sería sino la etnificación de la Nación, en beneficio tanto de Neo-Fascismos como de Nacional-Liberalismos.
El Populismo critica al sistema representativo para conseguir una Democracia auténtica. Y el Fascismo, para reducir los actuales niveles de democracia. Pero el Etno-Populismo, utiliza para sí esa crítica del parlamentarismo que realiza el Populismo.
Desde estos dos postulados cabe un modelo que existió hace mucho y que resurgió mucho más tarde y, ha existido hasta hace poco: en él sólo una parte de la población tiene todos los derechos; y la otra parte, racial, étnicamente distinta, sirve a la primera. Fueron la Grecia antigua y después, la República Surafricana.
Como explican Meny & Surel “aquí el pueblo es definido sólo como un etnos y no como un demos.
El Etno-Populismo se debe “al temor ante una movilidad descendente inducida tanto por la acción subterránea de la globalización como por la irrupción de extranjeros venidos de otros mundos.
Esa solidaridad típica de la democracia social clásica, que se extendía a todos sin exigencia de contrapartida, se va así recusada en el nombre de otro principio: el de reciprocidad esperada y erigida condición expresa del lazo social.
Reciprocidad admitida sólo para con los compatriotas, o para extranjeros próximos de los que no se temen comportamientos nocivos.
Esta acusación de derivación racista del Populismo es injusta. Ningún movimiento populista auténtico ha caído en ella. No puede decirse lo mismo de los Nacional-Liberales y de los Seudo-Populistas.
NACIONALISMO: LA BÚSQUEDA DEL PARAÍSO PERDIDO
El Nacionalismo se extiende hoy a tal velocidad que se ha pasado a considerarlo como una de las ideologías universales futuras, yendo camino incluso de ser causante de tantas muertes como las religiones a las que sustituyó, y de las que actualmente se hace cómplice.
La idea de Nación, la ideología “nacional” es producto del largo procedimiento de descristianización iniciado en Europa en la Edad Media, cuando los hombres necesitaron sustituir la imagen de la “ciudad de Dios” por la imagen nueva de la “sociedad ideal”. La nueva ciudad será bien la Nación, bien la Clase.
El hecho nacional nace cuando aparece el primer Estado nacional en Europa: cuando Arnaulfo es elegido rey de Germania, que reunía a francos, turingios, bávaros y suevos.
Lo que muchos etólogos o biólogos del comportamiento califican de “comportamientos innatos de sociabilidad, jerarquía y territorialidad” presentes en todos los animales y en el hombre, cuajaría en un “imperativo territorial” que constituiría una de las raíces esenciales tanto de la propiedad privada como de las diferentes expresiones del Nacionalismo.
Muchos Nacionalismos llevan implícito el deseo de volver a una era en que el grupo social considerado era más fuerte, más poderoso y mejor estructurado.
No sólo están aún por alcanzar la independencia las identidades nacionales que no pudieron llegar a ésta, el Estado-Nación en el siglo XIX, sino también las que fueron absorbidas por los Estados-Nación que cuajaron. Parece que hoy es la hora de la reivindicación tanto de los pocos últimos Estados-Nación evidentes aún no constituidos (a causa del derrumbamiento de los últimos imperios coloniales) como de los numerosos Micronacionalismos,, tanto cuando tienen como base los clásicos factores “nacionalitarios” objetivos (homogeneidad racial, étnico-cultural, o lingüística), como cuando se combinan con el “nacionalismo como protección”. A este último factor contribuyen:
El temor ante el infinito poder de las multinacionales.
El temor ante los órganos supranacionales, cuando ejercen su poder desde muy lejos del lugar en el que se vive.
Una funcionalidad económica mayor de lo esperado de numerosos entes regionales.
Para Pascal Lorot, “si durante las dos primeras Revoluciones Industriales, las empresas maximizaron las economías internas, hoy buscan beneficiarse más bien de economías externas. Dichas externalidades positivas que son la Formación Profesional, las Universidades, e incluso la mutualización de las sociedades de exportación, no pueden ser buscadas por las empresas a centenares de kilómetros de sí mismas, sino en la proximidad territorial…”. Pero hay más: “ las regiones se están transformando en actores de primera fila para los intercambios internacionales y los flujos de capitales a escala planetaria, para poner en marcha su propia estrategia de ayuda a las exportaciones, ofrecer ventajas para atraer las inversiones foráneas…”. Por lo dicho: Baviera, Escocia, Cataluña, País Vasco, Lombardía o Flandes, pesan demográficamente tanto como muchos países de la UE.
El Nacionalismo del Estado-Nación favorece la aparición de Supranacionalismos y de Mininacionalismos e incluso la reivindicación del Estado-Nación ya existente: es el Soberanismo. Se mezclan aquí:
La pérdida de sustancia de los Estados-Nación clásicos.
La negación a que esto ocurra.
Necesidades económicas.
Comencemos por lo primero: las grandes construcciones geopolíticas actuales, las existentes y las que están en fase de construcción, suelen combinar “hacia arriba” la asunción por la macroadministración supranacional de muchas de las competencias clásicamente estatales-nacionales, a la vez que descentralizan decisiones “hacia abajo”.
Según Alain Birh, un primer factor debe ser tenido en cuenta: “la internacionalización de los mercados y de la producción, con la formación de las empresas multinacionales”. Así nació la economía transnacional, en la que el marco nacional se ha tornado inadecuado para la regulación de los flujos económicos. El equilibrio entre la oferta y la demanda, ya no puede quedar asegurado en el seno de un marco tal, ya que, una parte creciente de la oferta nacional va dirigida a una demanda extranjera y a la inversa. De esta forma, la política económica de los Estados debe cambiar de sentido, viéndose alterada la capacidad planificadora de los Estados.
Ya no puede proponerse asegurar el aparato productivo nacional y su autosuficiencia; su tarea será, a partir de entonces, bien la de favorecer la emergencia de oligopolios nacionales que puedan operar en el mercado mundial, bien la de organizar el repliegue y la desaparición de la parte del capital nacional incapaz de efectuar esa mutación. En ambos casos, el Estado deberá cambiar su papel de “escudo”.
Ello va parejo a una inserción en un conjunto supranacional hacia el que habrá que delegar competencias; pero, mientras esta presión “hacia arriba” les desposeía de una parte de sus prerrogativas de gestión, los Estados-Nación iban a hacer frente a una presión “desde abajo”, tendente a desposeerles de algunas de sus tareas de gestión social: vivienda, sanidad, enseñanza, cultura, incluso vigilancia y represión jurídico-policial.
ANEXO Nº4
USA: HACIA STALINGRADOS
HIPERSOBERANÍA
Uno de los seudodebates más de moda es el de la crisis de la soberanía de los estados, más que seudodebate, deberíamos decir falso debate. Primero, porque el movimiento de merma de soberanía estatal en beneficio tanto de los entes supranacionales como de entes regionales, se ha invertido: el “soberanismo” se está transformando en una corriente política fundamental, y los estados estudian qué medidas nuevas adoptar frente a la mundialización.
Más que “mundialización”, nos encontramos en realidad ante un proceso de recolonización unipolar de ámbito mundial en beneficio de los USA. Y el análisis de la realidad debe contemplar el hecho esencial de la absorción de soberanía por los USA. Absorción paralela al abandono de soberanía por parte de los países europeos.
LA OPCIÓN UNIPOLAR
Que un país se haya tornado hipersoberano es una cosa. Que, sin embargo, tras la caída de la URSS, vaya cada vez más hacia un dominio total sobre los demás, hacia un imperio único, es otra cosa.
Tomaremos el caso de Robert D. Kaplan, consultor de las fuerzas armadas especiales de los USA, “educador” de las fuerzas armadas norteamericanas, y de su libro El retorno de la Antigüedad. En éste reivindica la adopción por parte de Washington de una política exterior carente de las tendencias éticas admitidas por los moralistas (para lo que echa mano de una seudo actualización del pensamiento de Tito Livio, Maquiavelo o Hobbes). La finalidad es que hay que ir a un nuevo Leviatán mundial.
Así, si la cuestión suprema en la política mundial a principios del siglo XXI es el restablecimiento del orden, ése debe ser el cometido de un nuevo LEVIATÁN que sólo puede ser los USA.
Exit de la OTAN
Tras el 11 de septiembre se vaticinó un giro próximo de los USA hacia el multilateralismo, quizá algún día se produzca ese giro, pero mientras ni “unilateralismo multilateral” ni tampoco OTAN. Los USA consideran que ellos solos pueden: no existe tarea militar alguna para la que los americanos necesiten la NATO. Incluso para implantarse en las antiguas repúblicas de Asia central, los USA no necesitan hoy a la Alianza Atlántica.
No existen límites para ellos, depositan sus basuras tóxicas dónde y cuándo lo deciden. Con los misiles más potentes apuntando hacia donde quieren y exportándolos donde les place, a precios que ellos fijan. Sus brazos bancarios internacionales (Banco Mundial y FMI) apoyan cualquier dictadura que les convenga.
Dantzig y Blizt
Después del 11 de septiembre se ha iniciado el chantaje “o me apoyas o te aplicaré el principio de que quien no está conmigo, está contra mí”.
Como señala Eric Dior, “en el futuro optaremos entre la histeria antiyanqui de la extrema izquierda y el alineamiento sin vacilaciones sobre los objetivos estratégicos norteamericanos”.
La finalidad de todo esto es la misma que pretendía Hitler. Éste se lanzó a la aventura imperial no por megalomanía, sino porque consideraba que las dificultades con las que se enfrentaría Alemania para mantener su nivel económico, serían a la larga insuperables sin la conquista tanto de tierras como de materias primas. La vía por la que han optado los USA es la de mantener, gracias a un poderío militar incontestable, dicha diferencia.
Desde las posiciones ganadas tras la II Guerra Mundial, los USA han procedido, tras la caída de la URSS, a una expansión geométrica de su presencia militar. Tras disponer de bases en Bélgica, Alemania, Gran Bretaña, Portugal, España, Italia, Islandia, Arabia Saudí, Japón, corea del sur…. , los usa están hoy presentes militarmente en, Kosovo, Bosnia, Georgia, Pakistán, Afganistán, Kuwait, Bahrein, Colombia o Argentina.
Paralelamente a este despliegue geográfico hallamos la multiplicación de objetivos militares estadounidenses. En el libro Los nuevos bárbaros (Jorge Verstrynge) ya se preveía, para la década de los 90, que los USA debían poder llevar a cabo simultáneamente dos guerras mayores y una menor. Actualmente, la doctrina Rumsfeld prevé llevar a cabo cuatro contiendas, protegiendo a su vez el territorio nacional y las bases norteamericanas en el extranjero, destruir los santuarios del enemigo, garantizar la seguridad de los sistemas de información y la protección del espacio y del potencial espacial norteamericano.
JUSTIFICACIÓN: el 11 de septiembre.
Hacia la guerra
Uno puede entender que tras las torres gemelas, Washington se pusiera nervioso. Pero las medidas que se han tomado demuestran la marcha hacia una hegemonía absoluta sobre los demás, violando todo lo que haga falta en cuanto a compromisos internacionales previos.
Munich
¿Cómo se ha llegado a que sea un país enfermo, desequilibrado y fragmentado, quien decida por los demás?.
Dice Alain Joxe que “la caída de la vieja casa de octubre de 1917 representa el aplastamiento de nuestra revolución por excelencia; fue la única revolución que ha pertenecido a todos”.
Además, dicha revolución posibilitó la aparición de un contra-polo, primero contra el fascismo y, luego contra los USA. Por ello, desde el punto de vista de la independencia de los pueblos, la desaparición de la URSS ha sido una auténtica catástrofe histórica. Aunque, achacar a la revolución bolchevique la responsabilidad de la aparición de un nuevo LEVIATÁN es injusto. La causa mayor es, la renuncia de las demás naciones a un destino histórico que no sea el de cipayos.
El bando occidental ha llegado a un alineamiento casi perfecto con la política de Washington. El inagotable argumento del “consenso” nivela las voluntades y lima las mentes. Esta costumbre del consenso ha entrado hasta tal punto en las costumbres que la menor duda, es denunciada como una traición. Nos hallamos ante la renuncia a considerar otros interese que no sean los norteamericanos.
La URSS falta, pero si los USA se han transformado en la única superpotencia es por el derrumbamiento, o el debilitamiento de las naciones, que hubieran podido servir de contrapeso.
El paralelismo con la aventura hitleriana es pasmoso. Porque, ¿qué fue éste sino, la potenciación por Occidente de un gendarme frente a la URSS con el cometido de defender el capitalismo?. Es cierto que hubo un tiempo en el que los USA asumieron ese papel de gendarme anticomunista, pero desde la guerra de Vietnam, las cosas fueron cambiando y para evitar nuevos actos de piratería norteamericanos destinados a hacer pagar a los demás las guerras, los europeos y Japón optaron por no pagar.
La pregunta que debemos hacernos es si la escuela norteamericana partidaria del poder mundial se impondrá sobre las demás. Ya tenemos la contestación: el poder hitleriano terminó obrando exclusivamente en función de los intereses de Alemania como potencia aspirante al poder mundial, e igual están obrando los USA.
SDN-ONU :RIP
En un proceso como el que estamos analizando, mueren todas las instituciones internacionales de carácter arbitral: El poder que aspira a ser absoluto no tolera ningún mecanismo que los contenga. En el interior primero.
Kaplan: “El presidente de la Junta de Jefes de Estado Mayor es ahora miembro del gabinete del presidente. ….; las guerras en las que participarán los USA no habrán de ser sancionadas por el Congreso….; ir a la guerra será, cada vez menos, una decisión democrática”.
Pero hacia fuera, el mismo paralelismo entre el expansionismo hitleriano y el norteamericano: a la “Sociedad de Naciones” la mataron la guerra de Etiopía y la retirada de Alemania, Japón e Italia; a la ONU, la guerra contra Irak.
Pero no sólo ella, otras instituciones de arbitraje están moribundas. La OPEP ha intentado subir los precios del petróleo, chocando con los intereses norteamericanos, lo cual ha convencido a Putin de no apoyar la medida. Resultado: el venezolano Hugo Chávez, por haber querido emanciparse de la tutela del gran hermano norteamericano, atraviesa por una crisis de fondo, la Liga Árabe no ha sido capaz de definir una estrategia frente a la tragedia Palestina, los tigres asiáticos han perdido sus garras. En cuanto a la UE, tras el 11-09 practica el “hoy por ti, mañana por mí”.
La Escalada
A pesar de todo, la evolución de la situación está clarificando muchas cosas y, demostrará que, al igual que Alemania en 1939, a los USA se les va a poner muy difícil jugar con éxito final la opción de una recolonización unipolar.
En todo caso, como hemos visto, los usa están multiplicando geométricamente su presencia en el mundo. Porque las guerras se ganan ocupando el terreno. De tanto expandir sus bases por la geografía mundial, más de uno se pondrá nervioso; por ejemplo, Rusia o China.
En Moscú, cada vez más personal político y militar tiene la sensación de que la actual política militar de Washington acentúa la presión del “cerco próximo”, destinado a cercar lo más estrechamente a Rusia Y la misma psicosis de cerco alcanza a China. Ésta, clarificará mucho el futuro del equilibrio mundial. Y no sólo porque vaya a relanzar la carrera armamentística entre los rivales de los USA, es que, además, el “Tratado de No-Proliferación de los armamentos nucleares” conducirá a la constatación del hecho según el cual, sólo se librarán de la agresión aquellos países dotados de la bomba.
Así, la “Administración Clinton” que presentó numerosos argumentos morales para la intervención en Kosovo, se negó a la intervención en Chechenia, a pesar de los informes que revelaban las enormes atrocidades llevadas a cabo por los rusos. Y es que, a diferencia de Serbia, Rusia era una gran potencia provista de armamento nuclear. De ahí también el temor de los USA frente a un ejército europeo.
Kaplan: “Si los europeos llegan a desplegar una fuerza militar independiente de los USA, eso implicaría el acercamiento de los USA a Moscú y a otras potencias, para contrarrestarla”. Si no surgen contrapolos continentales, la nuclearización será buscada por muchas naciones: “hoy por hoy, no existe soberanía real que no sea nuclear”.
La nueva guerra total (asimétrica)
Para los USA, hacer frente a todo lo descrito será carísimo y no sólo económicamente. Nos hallamos ante una nueva mutación en el “arte” de la guerra.
A partir de 1914 ha crecido la implicación de civiles en las guerras, y así cuando en la Iª Guerra Mundial las bajas civiles son el 13%, se dispara en la IIª Guerra Mundial al alcanzar el 70%. Muchas de estas muertes provocadas por la generalización de la “guerra de guerrillas”. Ahora, nos hallamos ante la derivación de dicho invento, y a la guerra total decretada por los norteamericanos al terrorismo islámico, va a responder la movilización mundial de un Islam que ya se ha puesto al día respecto a las más altas tecnologías.
Al ser los USA militarmente superiores a cualquier nación, deberían esperar ser atacados en sus puntos más débiles. Además, el desarrollo y la profusión de ingenios nucleares más pequeños y de baja tecnología, convertirán a sus adversarios en amenazas estratégicas, porque ya no se precisa una economía a gran escala para fabricar armas de destrucción masiva.
No debemos confundir terrorismo, con guerra asimétrica. No es terrorismo sino guerra asimétrica la que enfrenta a Al Qaeda y los USA.
Si tomamos una de las definiciones de guerra más completa tenemos: 1) conflicto armado violento; 2) dos o más fuerzas contendientes; 3) al menos una es un ejército regular al servicio de un gobierno instituido; 4) con bandos organizados que centralizan la lucha; 5) defensa organizada y ataques calculados; 6) debe existir planificación; podemos añadir, 7) declaración formal de guerra; y 8) respeto a las convenciones internacionales.
Como se puede ver, el enfrentamiento de Al Qaeda con los USA cumple todos los requisitos menos el último. Pero la vulneración de dicho punto no implica terrorismo, sino mutación en la conducta de guerra.
Las sociedades y grupos dominantes tienden a imponer las reglas de guerra que más le convienen, teniendo más que perder si las cosas les salen mal. A su vez, las sociedades no dominantes, que tienen menos que perder, son las que tienden a romper las reglas. Estos nuevos adversarios no lucharán según los conceptos occidentales de justicia: nos atacarán por sorpresa, asimétricamente, en nuestros puntos más vulnerables.
Los futuros adversarios de los USA no estarán sometidos a restricciones. Sus operaciones serán rápidas y sencillas, no dejarán huellas.
Hacia Stalingrado (el Teorema de Paul Kennedy)
USA va hacia un Stalingrado, porque se enfrenta con unos enemigos formidables; a unos seguirán otros, y luego otros; ese es el destino de los imperios con aspiración unipolar. Incluso antes de Stalingrados militares, pueden llegar perfectamente los económicos.
La teoría de Paul Kennedy dice que todo imperio inicia su declive cuando el coste del mantenimiento de su grado máximo de expansión, resulta más gravoso que lo que dicho mantenimiento le reporta.
Alemania perdió la guerra porque careció de medios económicos suficientes para mantenerse como imperio expansivo. Los USA no pudieron financiar la guerra de Vietnam salvo recurriendo a expoliar a sus aliados; la guerra de Irak hubo que pagársela.
Pero USA, no podrá por sí solo financiar un presupuesto militar que equivale a 6 veces el presupuesto total de Rusia y más de lo que, en materia militar, gastan juntas, Rusia, China, Francia y Gran Bretaña.
Mientras, la situación social continuará degradándose. En otras palabras, sólo se podrá mantener el mencionado esfuerzo económico procediendo a sobre explotar los USA, aún más, a la propia población norteamericana y, si se desea evitar estallidos sociales habrá que aumentar también la sobreexplotación exterior. También aumentará la dependencia económica exterior del país. lo cual durará mientras duren los éxitos económicos y militares; y mientras dure la paciencia ajena.
REPÚBLICA FEDERAL ALEMANA
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INTRODUCCIÓN
ANTECEDENTES HISTÓRICOS.
Al igual que sucede con Italia, Alemania es un Estado nacional de tardía aparición en el escenario europeo, pues no tiene existencia real hasta que en 1871, cuando con la euforia de la derrota de Francia al finalizar la guerra franco-prusiana, Bismarck proclama el “2º Reich”, cuyo emperador será Guillermo I, Rey de Prusia.
Hay cuatro momentos decisivos en la historia política del Estado alemán contemporáneo, y son:
El Estado Guillermino (de 1871 a 1918).
La República de Weimar (de 1918 a 1933).
El III Reich nacionalsocialista (de 1933 a 1945).
La época de la Alemania divina ( de 1949 a 1989).
Los años de 1945 a 1949 son los de las potencias ocupantes al fin de la II Guerra Mundial. Estas connotaciones políticas explican, en parte, la recuperación de la vigente Constitución, de 1949.
Volviendo a lo anterior, vamos a explicar cada uno de esos cuatro momentos:
El Estado Guillermino (de 1871 a 1918).
Era funcionalmente un régimen de monarquía constitucional no parlamentaria y, territorialmente se trataba de una Confederación. El Jefe de la Corona era el emperador Guillermo I, Rey de Prusia.
El Bundesrat estaba compuesto por delegados que poseían el derecho de veto. El órgano de representación popular (Reichtag) era elegido por sufragio universal, pero las competencias eran muy reducidas.
Hasta la Ley de 28 de octubre de 1918 no se produjo la “parlamentarización” del sistema en la que se hizo al gobierno responsable ante el Reichtag y, se vinculó la Administración de Presidente al Canciller del Reich.
Este Estado autoritario se hundiría ante los hechos revolucionarios acaecidos en 1918 y dio paso a uno de los primeros experimentos en el mundo de la República democrático-social.
La República de Weimar (de 1918 a 1933)
Su Constitución es la primera alemana que proclama la soberanía nacional; era para un Estado federal democrático con mezcla de parlamentarismo y presidencialismo. El Presidente de la República (que era en realidad el Presidente del Reich) era elegido por sufragio universal directo.
El órgano legislativo era bicameral, compuesto por el Reichtag (Congreso) y el Reichsrat (Consejo Nacional). El Reichtag era la primera Cámara de representación proporcional pura, que favorecía un sistema de multipartidismo atomizado y, el Reichsrat era la Cámara de representación territorial, compuesta por representantes de los länder (estados federados).
Dada la hegemonía que en ella ejerció desde el principio el Partido Socialdemócrata, la República de Weimar fue una típica República social.
El 30 de enero de 1933, Adolf Hitler formó su primer gobierno dentro de una insegura legalidad, tras las elecciones de noviembre de 1932, en las que su partido (NSAPD) obtuvo la minoría mayoritaria. El régimen nacionalsocialista suspendió la Constitución de Weimar y a continuación, constituyó un régimen de concentración de poderes en la persona del caudillo, que se inspiraba parcialmente en el modelo de Mussolini: de Partido Único, de intervencionismo estatal (Estado totalitario) y de política exterior agresiva e imperialista.
El III Reich (de 1933 a 1945).
Presentaba también la peculiaridad de ser un régimen extraordinariamente ideológico. El Tercer Reich estaba destinado a provocar una II Guerra Mundial que llevó a la derrota otra vez a los ejércitos alemanes, como antes lo hiciera el II Reich.
La época de la Alemania divina (de 1949 a 1989).
Este momento corresponde a la República Federal, desde la promulgación de la Ley fundamental de Bonn en 1949, hasta la caída del Muro de Berlín en 1989, que pone fin simbólico a la división de Alemania, resultado de la guerra; si bien, la unificación no se hace efectiva hasta la firma del Tratado de octubre de 1990. El citado Tratado de 1990 se llamó de “unificación” pero realmente era de “absorción” de la República Democrática por la Federal.
La misma Ley fundamental de 1949, sigue en vigor a partir de 1990, aunque hubo una importante discrepancia a raíz de la unificación. Sólo si ésta se hacía según lo previsto en el artículo 23 o en el 146 sería efectiva. De haberse operado la segunda hipótesis, estaríamos en presencia de un nuevo régimen; al no ser así, es obligado entender que la actual RFA es la que nació en 1949.
LA CONSTITUCIÓN JAPONESA.
El sistema político japonés se articula en torno a la Constitución de 1947, redactada por la fuerza norteamericana de ocupación, configurándose como un sistema de gobierno parlamentario. Dicha opción se toma para poder mantener la figura del emperador. El Emperador, según la Constitución que él firmó, ya no es sagrado sino que es el símbolo de la unidad del pueblo. Ahora es un monarca constitucional.
Los principios básicos del texto constitucional son fruto de la reforma de la vieja Constitución Meiji y, se podrían agrupar en torno a una característica común: la innovación que representan sobre la tradición política japonesa. Fundamentalmente destacamos los siguientes:
1. El principio básico es el reconocimiento de la soberanía popular frente a la imperial, reservando al emperador la función expresa de “símbolo del Estado”.
2. En segundo lugar, cabe hablar como principio básico la declaración pacífica que consagra la Constitución en el art. 9, en el que Japón renuncia expresamente a la guerra (incluso a la legítima defensa). El país no dispondría pues, de ejército.
La evolución posterior de los acontecimientos que tuvieron relación con este controvertido artículo, ha relativizado sus posiciones de partida. La Guerra de Corea (1952) supuso una fuerte relativización del desarme del sistema. El argumento de la necesidad de repeler ataques en aquel escenario tan polarizado y el derecho a la legítima defensa, supone un gradual rearme del país. Aunque también es cierto que en 1956 se rechazó una reforma constitucional de ese artículo en concreto.
El artículo 9 no se cumplió porque al estallar la Guerra de Corea se hizo necesario dotar a Japón de armas defensivas. Actualmente, el presupuesto militar de Japón es el tercero del mundo.
( En 1992, con motivo de la Guerra del Golfo se vota la Ley de participación de Japón en operaciones de mantenimiento de la paz, lo que supone que no sólo actuará Japón en legítima defensa, sino que también actuará como apoyo de la ONU).
3. El tercer punto básico es una novedad importante, es el reconocimiento de los derechos humanos. Incluye no sólo los individuales sino que también introduce los colectivos y otros más específicos.
4. La Constitución se orienta hacia el principio liberal de la separación de poderes y, establece el sistema para garantizar el equilibrio entre ellos.
LAS INSTITUCIONES DEL ESTADO.
2.1 LA JEFATURA DEL ESTADO: EL EMPERADOR.
La configuración actual del emperador como Jefe del Estado nipón, supone el principal eslabón de continuidad del sistema político, con su tradición. Aunque, como sabemos, el emperador ostenta un papel simbólico reflejo de la unidad del Estado japonés y carece de poderes reales de decisión.
Las principales funciones del emperador han sido propiamente simbólicas y protocolarias, para las que necesita el consentimiento del gobierno. Son resumibles en la representación del Estado en actos oficiales.
El emperador convoca la Dieta (Parlamento), nombra al Primer Ministro a propuesta de aquélla. También es quien formalmente disuelve la Cámara de Representantes (Cámara Baja) y quien convoca nuevas elecciones generales.
El emperador nombra al Presidente del Tribunal Supremo (el nombramiento es garantizado por voto) a propuesta del Gabinete, por tanto, el emperador confirma los nombramientos de los altos cargos y es el encargado de recibir a los diplomáticos en representación del país.
2.2 EL PODER LEGISLATIVO.
El Poder Legislativo en el sistema político japonés presenta una estructura bicameral, aunque en el Borrador elaborado por Mac Arthur, sólo figuraba una, la Cámara Baja que lleva el nombre de Cámara de representantes y está compuesta en la actualidad por 512 miembros.
La Cámara Alta llamada Cámara de Consejeros consta de 252 miembros elegidos por 6 años y renovados por mitades cada 3 años a través del sistema proporcional.
Para proceder a la elección de los 512 miembros de la Cámara de representantes, el país se divide en distritos plurinominales (uno es uninominal) de tamaño medio. Cada elector dispone de un voto intransferible, para un solo candidato. Los representantes son elegidos por voto mayoritario a una sola vuelta.
La elección de la Cámara de Consejeros se ejecuta por dos sistemas distintos que intentan combinar el principio mayoritario con el proporcional. El elector dispone de dos votos: uno para la lista presentada en la circunscripción nacional y otro voto, para el candidato presentado en la circunscripción prefectural (al estilo de la Cámara Baja).
Al gozar de autonomía normativa, las Cámaras establecen sus propias disposiciones internas. Al igual que viene ocurriendo en otros sistemas políticos, el desplazamiento de la iniciativa legislativa desde el Parlamento hacia el gobierno es enorme.
Además de la función legislativa, la Dieta cumple una importante labor de control del gobierno.
Desde los mecanismos más ordinarios hasta las medidas más contundentes como:
La moción de censura.
El rechazo de un voto de confianza.
Este modelo asimétrico se concreta fundamentalmente por la preeminencia de su decisión en cuatro áreas:
La aprobación de Leyes.
La aprobación de los presupuestos de la Nación.
La ratificación de tratados internacionales.
El gobierno sólo es responsable ante la Cámara Baja.
En la investidura del Primer Ministro, si en la Cámara Alta no hay acuerdo, porque también pasa por ella, prevalece el acuerdo tomado por la Cámara Baja.
2.3 EL PODER EJECUTIVO Y LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA.
El Poder Ejecutivo dentro del sistema japonés descansa en dos instituciones: el Primer Ministro y el Gabinete. Si bien, ambas están muy relacionadas a la usanza británica, cuentan con señas de identidad distinta.
El Primer Ministro es la figura central no sólo del Ejecutivo, sino como viene siendo habitual en los gobiernos parlamentarios, de todo el sistema.
La relevancia o la capacidad de maniobra del Jefe del Gobierno nipón, se encuentra mediatizada por el partido (eso es lo que podemos concluir de la larga etapa de dominio del Partido Liberal Democrático).
El Primer Ministro tiene que pertenecer obligatoriamente a la Dieta, condición propia del parlamentarismo. Tras la confianza obtenida en el Parlamento, es él quien configura el Gabinete, con los nombramientos que estime oportunos.
El Primer Ministro es el jefe de la Administración Pública; ostenta el cargo de Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas y, dirige la política general de la nación, así como, las relaciones con el exterior.
El Gabinete: la mayoría de los ministros también deben pertenecer al Legislativo, a petición de la Constitución. La responsabilidad del Gabinete es colegiada y el Primer Ministro, no puede ser considerado un “primus inter pares”.
La fortaleza del Primer Ministro también se explica, porque depende de él exclusivamente, la disolución de la Cámara Baja (es responsable ante la Cámara Baja).
-PODER JUDICIAL -
La Constitución de 1946 incorpora la independencia del Poder Judicial.
Su estructura es piramidal, siendo el Tribunal Supremo la más instancia de apelación.
Su Presidente, máxima autoridad judicial del país, tiene el mismo rango constitucional que el Primer Ministro.
El emperador es quien lo nombra a propuesta del gobierno, si bien, dicho nombramiento debe ser refrendado por el pueblo, en las elecciones a la Cámara de representantes.
LOS PARTIDOS POLÍTICOS.
3.1 EL PARTIDO LIBERAL DEMOCRÁTICO.
Es el partido hegemónico durante 38 años, desde 1955 hasta 1993. Nace en 1955 de la fusión de dos viejos partidos conservadores: el Partido Liberal y el Partido Democrático del Japón.
Su organización formal es mucho más operativa y se sustenta en las facciones. El fenómeno del faccionamiento es a juicio de algunos miembros del partido, lo que proporciona vitalidad. La necesaria coalición entre grupos ha sido el motivo de su larga permanencia en el poder.
Ideológicamente es un partido conservador, defensor del principio democrático de gobierno y de la economía libre de mercado. Es partidario de las relaciones exteriores encaminadas a preservar la amistad con los Estados Unidos; manteniendo y acrecentando las relaciones políticas y económicas con las democracias occidentales; bloque al que considera debe pertenecer el país.
3.2 EL PARTIDO SOCIALISTA DE JAPÓN.
Es el segundo partido del sistema y nace en 1945. La procedencia de sus miembros es mayoritariamente, de los viejos partidos de izquierda de la época de preguerra.
Ideológicamente, suele verse acusado de primar más sus objetivos en la política exterior que en los asuntos internos del país. Es fiel a la tradición de su nombre y mantiene su preocupación por las clases trabajadoras y el respeto por los derechos humanos.
3.3 EL KOMEITO.
Es un partido confesional, aunque curiosamente no es representativo de la creencia más extendida, sino del budismo. El partido nace en 1964.
Es un partido pequeño, pero que cuenta con parlamentarios en el ámbito nacional, local y regional.
3.4 EL PARTIDO SOCIALDEMÓCRATA.
Nace en 1960, como una alternativa programática contra el partido hegemónico y auspiciando una coalición de fuerzas progresistas (Partido Socialista y Komeito).
3.5 PARTIDO COMUNISTA.
Nace en 1945, en un intento de crear un Frente Popular que al no fraguar, determinó el arrinconamiento del partido.
3.6 NUEVOS PARTIDOS.
Debido a los escándalos que sacuden al Partido Liberal Democrático (PDL) y a los demás partidos, se han configurado 3 nuevas formaciones políticas desgajadas del propio Partido Liberal Democrático, que han irrumpido con fuerza en la vida parlamentaria, tras las elecciones de 1993.
3.7 SISTEMAS DE PARTIDOS.
Desde 1955, las mayorías conseguidas por el Partido Liberal Democrático han hecho que se vea al sistema de partidos japonés, como un sistema de un solo partido, en el que la mitad o 2/3 de los votos son para el Partido Liberal Democrático y, 1/3 para el Partido Socialista.
CONCLUSIÓN.
A pesar de todo lo dicho, y de que como sabemos, Japón es un país tecnológicamente muy avanzado, en términos de estructura social, Japón es una sociedad feudal donde los matrimonios son impuestos y el pensamiento y la cultura predominantes, se fundamentan en principios tan arcaicos como la edad y el poder. Por otra parte, cabe destacar la imposibilidad de acceder a la nacionalidad nipona, lo que sin duda es reflejo de una sociedad encerrada en sí misma (hablando en términos sociales, no políticos).
DINAMARCA
El sistema parlamentario danés utiliza mucho el referéndum.
A partir del siglo XVIII, el sistema danés se basa en la monarquía parlamentaria. Uno de los fundamentos de la democracia danesa es el sufragio universal, donde los electores participan en la elección del Parlamento, de los Consejos de los Condados y de los ayuntamientos.
El sistema constitucional se basa en el Acta constitucional de junio de 1849, puesta al día en la segunda Acta de junio de 1953.
Los diputados cobran unos sueldos importantes.
La Administración del Estado está basada en el acuerdo de la monarquía constitucional y los ciudadanos del país.
La diferencia con otras monarquías parlamentarias es el uso del referéndum, que permite a los ciudadanos la participación directa.
La división de poderes es la clásica. El Parlamento se denomina Fulketing.
El Primer Ministro tiene la capacidad de disolver el Parlamento.
INNOVACIONES
La Administración Pública está limitada por el hecho de que los ciudadanos tienen libre acceso a los documentos de la Administración.
El recurso al referéndum: hay determinadas condiciones en las cuales los ciudadanos tienen la última decisión. Si no hay mayoría parlamentaria clara, una parte del Parlamento puede pedir referéndum sobre una ley. El pueblo también puede solicitar el referéndum, si opinan que se aprueba una ley negativa.
El Acta constitucional de Dinamarca establece que hay 5 causas para ir a referéndum:
Si la mayoría de los parlamentarios lo solicitan.
Hay referéndum obligatorio cuando se produce cesión de soberanía.
Para la aprobación de determinados Tratados internacionales.
Para la aprobación de enmiendas constitucionales.
En caso de alteración de la edad del voto.
El Parlamento puede convocar referéndum consultivos sin que sean vinculantes.
Hay leyes que no pueden ser sometidas a referéndum.
EL SISTEMA DE REINO UNIDO
0 INTRODUCCIÓN
El Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte es el nombre oficial que ostenta este sistema político (Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda del Norte).
Es un sistema político moderno que llega hasta nuestros días sin conocer grandes cambios en sus estructuras. El sistema muestra una continuidad que algunos remontan al primer documento oficial de la Monarquía, la Magna Charta de 1215. Ésta es considerada, como documento constitucional originario del Reino Unido, actualizada con la Ley de Habeas Corpus, el Bill of Rights (la declaración de derechos) y el Act of Settlement. Se suele decir que la estabilidad política de Gran Bretaña es debida a la existencia de una Constitución no escrita (consuetudinaria).
1 LA CONSTITUCIÓN BRITÁNICA
Se trata de una Constitución no escrita. Todos los autores han venido admitiendo al respecto que Gran Bretaña cuenta con una Constitución que integra, normas escritas y otras normas convencionales. A veces se ha puesto en duda que Gran Bretaña disponga de Constitución alguna.
Las fuentes del derecho constitucional británico son:
La legislación (de contenido constitucional).
Puentes del Common Law (normas consuetudinarias, etc.).
Convenciones constitucionales (normas no escritas), derecho y convenciones parlamentarias.
Derecho Comunitario. No hay diferencia formal entre leyes ordinarias y leyes constitucionales.
También son puentes los usos y costumbres parlamentarias.
El carácter escrito del Derecho Comunitario, hace que cada día sean más internas las presiones a favor de la codificación constitucional.
2 LA ORGANIZACIÓN TERRITORIAL DEL PODER
Es un Estado unitario pero descentralizado a través del Local Government (gobierno local); tiene su raíz en la capacidad de las comunidades locales para autogobernarse.
Las competencias del gobierno local son amplísimas, aunque después de la 2ª Guerra Mundial se ha dado un fuerte proceso de centralización.
Actualmente, los entes locales atienden al amplio abanico de sus competencias, obteniendo ingresos por medio de su capacidad impositiva propia (45%), y a través de las transferencias del Gobierno central (45%).
Son muy celosos de su autonomía (por esto cayó Thatcher).
3 LAS INSTITUCIONES DEL ESTADO
LA MONARQUÍA
El Jefe del Estado es el Rey; es una monarquía parlamentaria, pero la fórmula se concreta en que la soberanía corresponde “al Rey en Parlamento”: la soberanía recae en el Parlamento y en la Corona a la vez. La Corona es la personificación misma de la Nación, está basada en el principio dinástico; el orden sucesorio se determina en el Act of Settlement de 1701.
La Iglesia: El monarca es al mismo tiempo Jefe del Estado y Jefe de la Iglesia.
Los poderes de la Corona son:
-
Nombra al Primer Ministro.
-
Actos ceremoniales.
-
Convoca y disuelve el Parlamento.
-
Sanciona las leyes, etc.
EL PARLAMENTO
CÁMARA DE LOS COMUNES.
Es la Cámara que ha resultado “victoriosa” y hoy, es sinónima de Parlamento y depositaria verdadera de la soberanía popular, ya que es electiva.
El Parlamento puede hacerlo todo; no hay órgano que pueda revisar la legislación parlamentaria.
Esta Cámara ejerce también el control al gobierno, y una función de dirección u orientación política.
CÁMARA DE LOS LORES.
La Cámara Alta del Parlamento es única en el mundo, con una composición no electiva y muy numerosa. Implica la supervivencia de los días lejanos de la monarquía británica.
Hay cinco clases de Lores:
Lores hereditarios.
Pares vitalicios.
Lores espirituales.
Lores judiciales.
Pares de Escocia.
Al haber perdido tantas funciones, esta Cámara cumple las que le quedan de un modo más satisfactorio. En realidad, su única función es la revisión legislativa y judicial (los lores judiciales son el Tribunal Supremo del Reino Unido). Carece de poder para controlar al gobierno.
EL GOBIERNO
El Gobierno y el Primer Ministro carecen de regulación escrita específica. Muchas de sus decisiones han de formalizarse a través del Privy Council (órgano asesor del monarca).
La composición del Gobierno depende de la voluntad del Primer Ministro. Es una estructura muy compleja a la que no puede llamarse órgano.
En sentido amplio está compuesto por el Privy Council, el Gabinete y los ministros que no son del Gabinete. La pieza clave es el Primer Ministro.
EL PODER JUDICIAL
La organización judicial británica se basa en el Common Law. Los tribunales británicos han ido obteniendo poco a poco su independencia del Ejecutivo y del Legislativo. Los tribunales se limitan a aplicar la ley pero, para aplicarla han de interpretarla y al hacerlo, la pueden modificar a través del Common Law. Lo que no pueden hacer es anularla o suspenderla, por eso, se dice que Gran Bretaña está necesitada de división real de poderes.
4 LOS PARTIDOS POLÍTICOS
LOS PARTIDOS
EL PARTIDO CONSERVADOR
El Partido Conservador es el gran partido de las derechas moderadas y no confesionales. El partido ha ganado cuatro elecciones generales seguidas desde 1979, con un programa ultraliberal y privatizador que formaba el núcleo de la propuesta thatcherista.
Cuenta con una gran base de afiliación directa.
EL PARTIDO LABORISTA
El Partido Laborista es el correspondiente Partido Socialista británico. Cuenta con una base de afiliación directa menor, pero deriva sus fuerzas de la afiliación indirecta mediante la vinculación a sindicatos. Este partido fue el principal artífice del Estado del Bienestar británico a partir de 1945 y en él, conviven sectores radicales y moderados.
El actual sistema bipartidista se consolida a partir de 1945.
GRUPOS DE PRESIÓN.
Con respecto a los grupos de presión, el sindicato más importante es el TUC (Trade Unions Congress).
EL SISTEMA ELECTORAL
Suele tropezar con una crítica habitual que señala un inconveniente innegable, es un sistema mayoritario simple que deforma al máximo la proporcionalidad en la representación, llegando a situaciones de clara injusticia.
5 LAS RELACIONES INTERNACIONALES
El Reino Unido tras la 2ª Guerra Mundial perdió casi la totalidad de su gigantesco imperio. A pesar de esto, el Reino Unido sigue ostentando un lugar importante en el orden internacional. Y mantiene bastantes dependencias coloniales muy estratégicamente situadas, como por ejemplo, Gibraltar, por el que el país mantiene un contencioso pacífico con España.
EL SISTEMA POLÍTICO DE ESTADOS UNIDOS
0 INTRODUCCIÓN
La idea del gobierno por consentimiento es uno de los rasgos políticos que impregnan la cultura política estadounidense.
1 LA CONSTITUCIÓN DE LOS ESTADOS UNIDOS
Es una Constitución que data de 1787; es un texto muy breve que consta de 7 artículos, y razonablemente rígida (la Constitución prevé un sistema de reforma en el que, con la aprobación de 2/3 del Congreso se pueden aprobar enmiendas).
El contenido de la Constitución es muy genérico, limitándose a señalar las líneas generales de las relaciones entre instituciones, y entre instituciones y personas. Quizás se deba a esta brevedad la extraordinaria resistencia de la Constitución..
Los rasgos generales de la Constitución estadounidense son:
-
Carácter racionalista de la división de poderes.
-
Síndrome de la monarquía electiva y limitada.
-
Carácter verdaderamente fundacional.
El rasgo definitorio esencial de la Constitución es la separación de poderes y, la forma en la que se lleva a la práctica mediante el sistema de checks and balances (frenos y contrapesos). Algunos de estos frenos son:
-
El Presidente de EEUU tiene cierto poder legislativo y puede, en determinados casos, vetar la legislación del Congreso.
-
El Congreso, por su parte, puede inhabilitar al Presidente mediante el procedimiento del Impeachment (este sistema ha funcionado razonablemente a la vez que flexiblemente). Los órganos no tienen por que adoptar siempre la misma actitud. No es infrecuente que el Tribunal Supremo no respete su propio precedente.
2 LA ORGANIZACIÓN TERRITORIAL DEL ESTADO: EL FEDERALISMO
Los Estados Unidos se componen de 50 Estados federados que reproducen en escala menor el sistema político de la Federación: una Constitución, un legislativo generalmente bicameral (excepto Nebraska), un órgano ejecutivo, el Gobernador y un Tribunal Supremo en cada Estado.
Estados Unidos ha experimentado una progresiva expansión por el Oeste. Hay un proyecto para dividir California (más grande) en otro 3 Estados.
Esta estructura federal es importante porque forma la base de la organización de los partidos políticos, y contribuye a la selección de la élite política.
En cuanto a los partidos políticos, se da prácticamente la inexistencia de organizaciones nacionales partidistas, lo que hay son federaciones de 50 partidos estatales.
3 LAS INSTITUCIONES DEL ESTADO
EL PRESIDENTE
Es el modelo de Presidencialismo más puro: la presidencia de la República reúne en sí misma las funciones de Jefatura del Estado y Presidencia del Gobierno.
El Presidente tiene el Poder Ejecutivo, que se caracteriza por su estructura monista.
El Presidente tiene funciones en el ámbito legislativo: no tiene iniciativa legislativa en sentido formal, pero la ejerce mediante mensajes que envía al Congreso); en el ámbito ejecutivo: ejerce de mando ejecutivo; en el ámbito judicial: compete al Presidente el nombramiento de magistrados vitalicios del Tribunal Supremo y, también dispone del derecho de gracia; y en el ámbito de la acción exterior y el socioeconómico: como Presidente de la República puede nombrar a una gran cantidad de altos cargos de la Administración, además elabora los presupuestos generales. Tiene en sus manos la articulación de la vida económica del país.
El Presidente es elegido mediante una compleja fórmula de voto indirecto y goza de una legitimidad equiparable a la del órgano legislativo. Es elegido cada cuatro años.
EL PARLAMENTO (BICAMERAL)
EL CONGRESO.
Es la denominada Cámara de representantes y responde al principio de representación personal de los ciudadanos, en razón proporcional a la cantidad de habitantes de los diferentes Estados.
La función atribuida al Parlamento es la función legislativa, en igualdad de rango con el Senado. También ejerce funciones económicas y de control al gobierno. La legislatura de la Cámara.
El Presidente no puede disolver las Cámaras. El Gobierno no procede de las Cámaras y no es responsable ante ellas, sino ante el Presidente.
EL SENADO
Incorpora el principio de representación territorial de los Estados en razón de 2 senadores por cada Estado, en total son 100 miembros (50 Estados). Su mandato es de 6 años. Se renuevan por tercios cada 2 años (la legislatura de la Cámara son 2 años).
Es una Cámara más reposada que la Cámara de representantes. Frecuentemente se hacen planes de reforma del Senado.
EL GOBIERNO Y LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA
El Gobierno norteamericano es un órgano de escasa importancia política en el sistema. No hay distinción entre Gobierno y Administración Pública; el Gobierno es conocido también como Administración.
Lo que existe es un conjunto de ministros o colaboradores del Presidente: los Departamentos son las más amplias unidades administrativas; el órgano más importante es la Presidencia y sus elementos auxiliares: el Gabinete de la Casa Blanca y la Oficina de Gestión del Presupuesto, así como el Consejo de Seguridad Nacional. El resto de la Administración se rige por el Spoils System.
La tradición británica del local government está muy viva en Estados Unidos. Desde la Administración local se tiende al autogobierno y tiene la responsabilidad de la prestación de servicios. Entre ellos, los educativos y de orden público. Goza de autonomía fiscal.
EL PODER JUDICIAL Y EL TRIBUNAL SUPREMO
Es herencia directa del Common Law británico. Estados Unidos cuenta con un sistema o procedimiento de revisión judicial de la Constitución.
Se caracteriza por ser un doble sistema de organización judicial, es decir, de jurisdicción estatal y de jurisdicción federal.
Cada Estado tiene su organización judicial que culmina en su Tribunal Supremo. Por otro lado, existe la jurisdicción federal de la que se encarga el Tribunal Supremo: el Tribunal Supremo goza del máximo prestigio en Estados Unidos. Los magistrados nombrados por el Presidente son personas de indiscutible prestigio. Pero también, el Presidente intenta conjugar dicho prestigio con la condición de simpatizantes del partido. Cuando este partidismo llega demasiado lejos, resulta decisiva la intervención del Senado.
La división se da también en el ámbito organizativo. La elección de la judicatura no resulta habitual a los ojos de los europeos más acostumbrados a las oposiciones. El sistema judicial funciona bien y uno de los factores que más contribuido, ha sido el juicio por jurado.
4 LOS PARTIDOS POLÍTICOS
LOS PARTIDOS
Los partidos no son diferenciables entre sí, porque no existen programas. Se diferencian por ser más demócratas o más republicanos, más o menos intervensionistas, etc.
La recaudación de fondos y la organización de convenciones y primarias para la designación del candidato, son las actividades más importantes.
Es un sistema bipartidista fundamentalmente, aunque existen otros partidos.
EL SISTEMA ELECTORAL
En Estados Unidos se vive un perpetuo proceso electoral. Las elecciones presidenciales son cada 4 años, las elecciones a la Cámara de representantes son cada 2 años, las del Senado cada 2 años en 1/3 de los Estados, gobernadores, parlamentos estatales, refrendos, jueces y cargos administrativos, etc. Pero es un sistema marcado por el gran abstencionismo. Las presidenciales duran un año y medio.
Hay dos tipos de votos: 1) los electores suelen elegir a un Presidente de un partido diferente al que ostenta la mayoría en el Congreso; 2) los candidatos suelen tener un voto popular aproximado, pero luego hay gran diferencia en los votos electorales.
5 RELACIONES INTERNACIONALES
La política internacional de los Estados Unidos arranca con la famosa Doctrina Monroe. Mantuvieron una política aislacionista hasta la II Guerra Mundial.
Hoy, son la única superpotencia mundial y parecen ir orientándose a admitir la función de gendarme mundial, aunque para ello, se requiere de un acuerdo general y una reforma de los órganos internacionales.
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Enviado por: | Astoreth |
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