Psicología
Sigmund Freud y el Psicoanálisis
SIGMUND FREUD: Compendio de Psicoanálisis
Capítulo 1: “El aparato psíquico”
El Psiquismo o “vida mental” está formado por un órgano somático (el encéfalo o sistema nervioso) y por los actos de consciencia, que se dan en forma inmediata. Hay dos hipótesis que se basan en estos términos:
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La vida psíquica es la función de un aparato semejante a un telescopio (porque está compuesto por varias partes).
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Las nociones de este aparato, en el que la más antigua de las instancias psíquicas es el “ELLO” (contiene todo lo heredado, lo innato, lo establecido). Otra es el “YO”, que es la mediadora entre el “ELLO” y el mundo exterior.
Características del yo:
El “YO” gobierna la movilidad voluntaria. Su tarea es de autoconservación, la cual realiza en dos dimensiones:
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Frente al mundo exterior: se percata de los estímulos; acumula en la memoria experiencias sobre ellos; elude, mediante la fuga, los que son muy intensos; enfrenta, por la adaptación, los estímulos moderados; y, finalmente, aprende a modificar el mundo exterior, adecuándolo a su conveniencia a través de la actividad.
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Frente al mundo interior: conquista el dominio de las exigencias de los instintos; decide si éstos accederán a la satisfacción, aplazándola hasta las oportunidades y circunstancias más favorables del mundo exterior o suprimiendo totalmente las excitaciones instintivas. El aumento de las tensiones excitativas se hace sentir como displacer y, por el contrario, su disminución como placer. El “YO” responde con una señal de angustia todo aumento esperado y previsto del displacer.
A lo largo del período infantil, en el que el ser humano vive en dependencia de sus padres, se forma en el “YO” el “SUPER-YO”. Esta instancia perpetúa la influencia parental. De esta manera, una acción del “YO” es correcta si satisface al mismo tiempo las exigencias del “SUPER-YO” y de la realidad.
Tanto el “ELLO” como el “SUPER-YO” representan influencias del pasado (el “ELLO” las heredadas, el “SUPER-YO” las recibidas por los demás). Por el contrario el “YO” es determinado por las propias vivencias del individuo, por lo actual y lo accidental.
Capítulo 2: “Teoría de los instintos”.
El poderío del ello expresa el verdadero propósito vital del organismo individual: satisfacer necesidades innatas. El yo está encargado de que el individuo se mantenga vivo y que se proteja contra los peligros mediante la angustia, además debe busca la forma más favorable y menos peligrosa en lo referente al mundo exterior. El super-yo puede plantear nuevas necesidades, pero su función esencial es la restricción de las satisfacciones. Los instintos representan las exigencias somáticas planteadas a la vida psíquica, y su carácter es meramente de conservación.
Hay dos instintos básicos:
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El Eros: su fin es establecer y conservar unidades cada vez mayores, es decir, tiende a la unión.
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El instinto de destrucción: busca la disolución de las cosas. Tiende a reducir lo viviente al estado inórganico.
En las funciones biológicas estos instintos se antagonizan o combinan entre sí.
La libido es la energía disponible del Eros, que se encuentra en el YO-ELLO neutralizando las tendencias agresivas que coexisten en ella.
Al establecerse el “Super-yo”, muchas proporciones del instinto de agresión son fijadas en el yo y actúan en forma autodestructiva. Una parte de la autodestrucción subsiste en el interior hasta que concluye por matar al individuo, una vez que su libido se haya consumido o se haya fijado en alguna forma desventajosa.
El narcisismo absoluto o primario subsiste hasta que el yo comienza a convertir libido narcisística en libido objetal. Sólo el estado de pleno enamoramiento e contingente principal de la libido es transferido al objeto asumiendo éste la plaza del yo. Una característica de la libido es su movilidad, su facilidad para pasar de un objeto a otro. Por el contrario, también se puede dar la fijación de la libido a determinados objetos, que puede durar toda la vida.
La libido tiene fuentes somáticas que fluye hacia el yo desde distintos órganos y partes del cuerpo, entre las más destacadas están las zonas erógenas. De esta manera, el impulso sexual se desarrolla gradualmente a partir de los sucesivos aportes suministrados por una serie de instintos parciales que representan las zonas erógenas.
Capítulo 3: “El desarrollo de la función sexual”.
El psicoanálisis contradijo las concepciones populares sobre la sexualidad y se fundamentó en:
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La vida sexual se inicia en evidentes manifestaciones poco después del nacimiento.
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Hay que distinguir entre lo sexual y lo genital, la primera es un concepto más amplio y comprende muchas actividades que no guardan relación alguna con los órganos genitales.
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La vida sexual abarca la función de obtener placer en zonas del cuerpo.
Para el Psicoanálisis a lo largo de la niñez hay tres fases en las cuales predominan y se desarrollan los instintos, éstas son:
Fase oral: la boca es el primer órgano que aparece como zona erógena y que plantea al psiquismo exigencias libidinales. Principalmente, todas las actividades psíquicas están centradas en la satisfacción de las necesidades de esa zona. Por ejemplo, el chupeteo tiende a alcanzar el placer independientemente de la nutrición, de modo tal que debe considerárselo sexual.
Fase (sádico) anal: con la aparición de los dientes surge esta segunda fase, en la que la satisfacción se busca en las agresiones y en las funciones excretorias.
Fase fálica: en esta etapa, intervienen los genitales masculinos, mientras que los femeninos permanecen ignorados. El varón ingresa en la fase edípica: comienza a tener fantasías con su madre hasta el período de latencia (se da con el sentimiento de castración y con la toma de conocimiento de falta de pene en la mujer). En el caso de la niña, comienza a apartarse de la vida sexual, en general, al sentir rivalidad con el sexo opuesto, sentimiento que se da a partir del reconocimiento de la falta de pene o inferioridad de su clítoris.
Fase genital: durante esta fase, que se da en la pubertad, se completa la organización destinada a subordinar el resto de las tendencias bajo la primacía de los genitales.
Una vez alcanzada la organización genital, puede suceder que se encuentre debilitada por porciones de libido que no hayan seguido su desarrollo, quedando fijadas a objetos y fines pregenitales. Este debilitamiento se manifiesta en la tendencia de la libido a retornar a sus anteriores catexias pregenitales en caso de insatisfacción genital o de dificultades en la vida real.
Capítulo 4: “Las cualidades psíquicas”.
Los procesos psíquicos poseen tres cualidades:
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Conscientes: es un estado muy fugaz, cuando algo se torna consciente sólo es por un instante.
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Preconscientes: son susceptibles de ser conscientes, es decir, pueden cambiar fácilmente su estado de inconscientes a conscientes (sin intervención alguna).
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Inconscientes: los contenidos psíquicos hay que inferirlos, adivinarlos y traducirlos a la expresión de conscientes.
El YO tiene la cualidad de preconsciente (regido por las leyes del proceso secundario); Lo inconsciente (lo reprimido) es la única cualidad dominante del ELLO (regido por las leyes del proceso primario).
En la vida psíquica actúa una especie de energía denominada energía nerviosa o psíquica, y tiene dos formas:
La energía libre.
La energía ligada.
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Enviado por: | Polita |
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País: | Argentina |