Historia


Segunda República española


SEGUNDA REPÚBLICA

INTRODUCCIÓN

El distanciamiento de la monarquía y la aproximación mayoritaria a la república en primer lugar, y el desencadenamiento de una impresionante insurrección obrera seguida de una insólita represión política en si parte central, e indiscutible contribución a la formación del Frente Popular en su etapa final, fueron los más sobresalientes registrados en Asturias durante los primeros años treinta, los de la República, el régimen político más democrático y socialmente mas avanzado hasta entonces en España conocido.

Tres etapas y tres procesos, cuyo desarrollo coincidió a escala mundial con la depresión financiera norteamericana del otoño de 1929, y a escala europea con el ascenso del fascismo, el moderno, agresivo y repulsivo movimiento reaccionario surgido (por desgracia) a raíz de la guerra de 1914-1918 que encontrará primero en Italia y posteriormente en, Alemania las condiciones más favorables para su arraigo y expansión. A escala española, el triple proceso citado se enmarcara entre el final de la monarquía representada por Alfonso XIII acontecido en 1931 y la sublevación militar encabezada por un grupo de generales contra la república en julio de 1936, que dio lugar al comienzo de la guerra civil.

1_LUCES Y SOMBRAS DEL BIENIO REFORMADOR

1.1_LA IMPLANTACIÓN DEL NUEVO RÉGIMEN

En el comienzo predominó la celebración política por los inesperados efectos determinados por las elecciones municipales del 12 de abril. Convocadas un año después de la forzada dimisión del dictador Miguel Primo de Rivera (1923-1930). En Asturias, como en el resto de España el triunfo de las concejalías republicanas en los ayuntamientos asturianos representativas de capas sociales intermedias y de la clase obrera, tuvo su mayor peso en la zona central de la región, la más industrial y urbanizada, contrastando con el predominio monárquico en las más rurales del interior oriente y occidental.

Así en Abril de 1931 republicanos obreros protagonizarán la fiesta popular, organizando manifestaciones precedidas de banderas tricolores e interpretado en unos casos la Marsellesa y en otros la Internacional.

Actos de mayor contundencia simbólica como la destrucción de retratos del monarca, fueron registrados en Candás, Mieres y Arriondas

1.2_LA INCIDENCIA DE LAS REFORMAS

Siendo Asturias una provincia Industrial y no Latifundista será en las relaciones laborales en las que se verá una repercusión mayor del programa del primer gobierno de la república, formado por una coalición de republicanos y socialistas encabezado por Manuel Azaña, líder indiscutible de los primeros. La nueva legislación laboral, impulsada por el dirigente obrero de la UGT Francisco Largo Caballero, desde el ministerio de trabajo (Indalecio Prieto y Fernando de los Ríos, al frente de los ministerios de Hacienda y Justicia, respectivamente, eran los otros miembros del PSOE en el gobierno de la coalición) mejorará las condiciones de los asalariados, tanto en relación con la jornada como en las retribuciones.

No sirvió de mucho que la República mantuviera la cobertura proteccionista sobre la minería, heredada de los gobiernos de la monarquía, en una fase en la que la demanda no se incrementada.

La reanudación del entrenamiento obrero-patronal en el nuevo marco de libertades sindicales, estaba servida una vez pasada le euforia política inicial, siendo los despidos y la reducción de jornadas trabajadas las principales causas de losa conflictos en las minas y en las fábricas. La frecuencia de estos llegaría al punto de ser Asturias la región española que mayor número de huelgas y huelguistas registró en el bienio 1932-1933, y también el escenario de la más prolongada-nueve meses-, provocada por la disminución de los días semanales de trabajo, de seis a cuatro, a instancia de la dirección de Duro-Felguera, afectando a dos mil operarios de la factoría siderúrgica langreana.

'Segunda República española'

Nacido en Oviedo, Indalecio Prieto, fue uno

de los más caracterizados dirigentes del PSOE

durante la segunda república

1.3_EL RENACIMIENTO DE LAS FUERZAS CONSERVADORAS

En el verano de 1933 coincidiendo con el dramático final de la huelga de la Duro-Felguera, en la que fueron despedidos doscientos trabajadores, la derecha asturiana se hallaba en plena ascensión tras el descalabro sufrido dos años antes en el plano electoral y posteriormente en el económico, a consecuencia de la legislación laboral de la coalición republicana-socialista.

Pero en asturias la recuperación de la derecha tras el desconcierto de abril de 1931 encontrará en la escisión del partido reformista de Melquiades Álvarez y el sector por el encabezado con el nombre de Liberal demócrata. A la CEDA, los “populares” asturianos aportaron toda una red de organizaciones con mayor o menor vinculación a la jerarquía eclesiástica, desde la Acción Católica al sindicalismo amarillo de la hullera española.

Así pues tan sólidamente se halaba implantada la CEDA dos años después del triunfo de los republicanos, con su medio millón de afiliados, que se presentaba como un serio adversario de la coalición gobernante. El gabinete presidido por Azaña llevará a la convocatoria de las elecciones cuando apenas se había constituido y pudo contemplarse la ruptura de la citada coalición al decidir los socialistas abandonar el gobierno.

Celebradas estas elecciones en 1933, en las que por primera vez fue autorizado el voto femenino y la izquierda se presentó dividida (republicanos por un lado, socialistas por otro y comunistas en solitario), la CEDA se convirtió en el partido mas votado en el conjunto del territorio, logrando aquí doce de los dieciséis puestos de diputado. Melquiades Alvarez y Fernández Ladreda figuraron entre los elegidos de la coalición derechista; Teodomiro Menéndez, Matilde de la Torre, Amador Fernández y Veneranda Manzano ocuparon los cuatro únicos escaños del Partido Socialista, e Isidoro Acevedo fue el comunista asturiano más votado, a escasa distancia de Dolores Ibárruri, cabeza de la candidatura del PCE.

REVOLUCIÓN DE ASTURIAS

2_DE LA CONFRONTACIÓN POLÍTICA A LA INSURRECCIÓN ARMADA (NOVIEMBRE DE 1933-OCTUBRE DE 1934)

2.1_HACIA LA DESTRUCCIÓN DE LA IZQUIERDA

La prepotencia exhibida y la intimidación esgrimida por la derecha ascendente en la campaña electoral contra la izquierda republicana y las organizaciones obreras, pronto la hizo extensiva al propio régimen, ocultando Gil Robles la intención de proceder a la liquidación de la república si preciso fuera. Esta percepción de las intenciones de la CEDA explica que el presidente de la República, Niceto Alcalá Zamora, encargara la formación del nuevo gobierno al líder del Partido Radical, Alejandro Lerroux, aun habiendo obtenido una representación parlamentaria inferior a aquella (102 diputados frente a los 115 de los cedistas).

Estimulado por el reciente triunfo nazismo hitleriano en Alemania, la consolidación del italiano, loa avances del corporativismo portugués de Oliveira Salazar y el del social cristiano Dolfus en Austria, Gil Robles se lanzará a la revisión de la legislación socio laboral del bienio precedente, chocando con la resistencia de las organizaciones obreras (los campesinos del sur serán objeto de una brutal represión, siendo encarcelados más de siete mil, tras la huelga que declararon contra la recolección de la cosecha en junio de 1934), y también enfrentándose a la Generalidad de Cataluña, gobernada por los nacionalistas de la Esquerra, liderada por Companys.

La reacción de las organizaciones obreras ante la CEDA dará lugar a la creación de una corriente unitaria formada por comunistas heterodoxos (anti Stalinistas) catalanes.

La creciente difusión del diario Avance, periódico promovido por la UGT asturiana, desempeñó un decisivo papel en la información y movilización de los trabajadores asturianos. Probablemente si Avance no se hubiera creado en Asturias el impacto de opinión que logró la represión del movimiento obrero austríaco en las jornadas de febrero de 1934 bajo la dictadura de Dollfus.

El acontecimiento de mayor trascendencia sería sin embargo la constitución a finales de marzo de la alianza obrera entre UGT y la CNT, organizaciones firmantes de un pacto de unidad de acción, destinado no sólo a impedir la irrupción de la CEDA en el gobierno de Lerroux y proceder directamente al castigo ejemplar de la oposición, sino nada menos que a realizar la revolución social. La firma de aquel pacto, cuyo contenido real no se hizo público, difundiéndose boca a boca, abrirá la ultima fase del proceso que llevará a la insurrección de Octubre.

Junto a la constitución de la Alianza Obrera asturiana, la de mayor entidad de las configuradas antes y después en el conjunto del Estado republicano por ser la única región en la que la CNT pactó con UGT -decisión autónoma que acarrearía serios problemas a los sindicalistas asturianos en la confederación nacional-, otros dos hechos, ambos ocurridos en el mes de septiembre, contribuirán en forma decisiva a elevar aún más la tensión política y social.

El primero la interpretación de la izquierda en conjunto del mitin de Covadonga como una provocación política, y las organizaciones obreras asturianas responderán a la convocatoria, declarando una impresionante huelga general de veinticuatro horas, la de mayor impacto desde las ya lejanas jornadas de Agosto de 1917.

El segundo, tuvo lugar apenas una semana después al descubrirse una operación de descarga de armamento y munición por la Guardia Civil desde un barco, el turquesa, en el puerto de San Estaban de Pravia, asunto en el que resultarán implicados desde el ex ministro de Hacienda, Indalecio Prieto, hasta los principales dirigentes del sindicato minero de la UGT asturiana, como Ramón González Peña y empleados de la diputación provincial. La derecha explotará a fondo el desaliño que acompañó siempre la preparación militar del movimiento, delegada por Largo Caballero a Indalecio Prieto cuando éste no creía en el proyecto.

2.2_LA OFENSIVA INSURRECCIONAL DE OCTUBRE.

En general lo ocurrido a partir del cinco de octubre, reflejó la insuficiente preparación del movimiento en la inmensa mayoría de las regiones, defecto, en gran medida, achacable a la impericia e indefinición de objetivos en los que se movieron las ejecutivas nacionales de la UGT y el PSOE, controladas ambas por Largo Caballero.

De ahí que no sorprenda que junto con la pasividad con que respondieron Extremadura y Andalucía a la llamada del octubre caballerista, la derrota más estrepitosa, se registrase en Madrid, sede del “estado mayor” del sedicente movimiento revolucionario. Este adquirirá el perfil de una confusa rebelión nacionalista en la Barcelona encabezada por Companys, presidente de la generalidad, al abstenerse la CNT, el sindicato hegemónico en Cataluña.

En torno al diez de Octubre, el gobierno no había prácticamente dominado la situación en el conjunto del Estado Español (la revuelta de Cataluña la controló en veinticuatro horas), a excepción de Asturias, en donde la resistencia se prolongará una semana más, hasta el día dieciocho exactamente.

La rapidez con que dieron cuenta los insurrectos de los veintitrés cuarteles de la Guardia Civil, emplazados en las cuencas mineras tras el asedio al que fueron sometidos en la madrugada del día cinco, pareció ajustado al optimismo subyacente en el plan previsto

Cuando se produzca, en la madrugada del día nueve, la zona central de Asturias se convertiría en un extenso escenario bélico en el que sobresalían tres campos de batalla: el del litoral que enfrentaba a los obreros de Gijón con los buques de la armada; el frente sur , en torno a Campomanes, hacia el que llegara también un batallón tras otro por el puerto de Pajares y, el más encarnizado, el que se desarrollo en el centro de la capital, en Oviedo, en la que la resistencia de los dos cuarteles (Pelayo y Santa Clara) impedirá que los obreros la ocuparan en su totalidad, dando lugar a importantes destrucciones en la zona central.

2.3_LAS REVOLUCIONES Y LA DEFENSIVA.

Cuando transcurrida la primera semana de combates cundía la desmoralización entre los sublevados a consecuencia del fracaso del movimiento en el resto de España -decepción que llevó a disolverse el Comité Provincial Revolucionario presidido por Ramón González Peña-, prácticamente en todas las localidades ocupadas por los insurrectos se había llevado a cabo alguna experiencia revolucionaria.

Bajo la orientación de comités que atenderán preferentemente las necesidades militares, reconvirtiendo a estos fines fábricas y talleres coordinando los servicios de transportes, sanitarios y otros, el abastecimiento de la población de la retaguardia brindará la oportunidad de tomar decisiones tale como la abolición de la propiedad privada de los medios de producción, la supresión de la herencia y también de la moneda.Esta, efectivamente, se sustituyó por vales en algunas localidades, debiendo ser aceptados por los comerciantes cuya actividad, a su vez, fue laboralmente reglamentada.

No obstante, el contenido, de los bandos firmados por los comités revolucionarios delataba la procedencia orgánica y las procedencias ideológicas de los redactores: aspiración anarquista del comunismo libertario, a la dictadura del proletariado por los comunistas y manifestación de anticapitalismo genérico por los socialistas, tal como se deducía en el mapa de la implantación sindical , el anarquismo orientaría las acciones de la retaguardia de Gijón y la Felguera, el socialismo las de Oviedo y las cuencas mineras y el comunismo parcialmente la del Caudal, Trubia, y Grado.

El reflujo de la marea insurreccional, fuertemente condicionado por la pacificación del resto de España al quedar Asturias aislada, permitiendo al gobierno concentrar sobre ella todas las fuerzas precisas, se traducirá sin embargo, en una obstinada resistencia primero en Oviedo, y después en las cuencas. Más tarde se produciría la retirada de los combatientes de Oviedo hacia la cuenca del Nalón y difundidas las atrocidades cometidas por las tropas africanas en algunos barrios obreros ovetenses.El general López Ochoa resolverá negociar la rendición de los trabajadores, esta se acordó en la entrevista que el general mantuvo con Belarmino Tomás presidente del último Comité Revolucionario y también dirigente del sindicato minero de la UGT, mediante la entrega de armas y prisioneros por parte de los sublevados, a cambio de que en la inmediata ocupación de las cuencas por las fuerzas del gobierno, las de procedencia africana, no figuraran en la vanguardia. Informados los últimos resistentes en la aceptación por el general de esta última condición en la concentración habida ante el ayuntamiento de Sama de Langreo el dieciocho de octubre, el último de los numerosos manifiestos obreros reconocía la derrota militar sufrida por los trabajadores, pero no la política. LA RENDICIÓN SOLAMENTE ERA “UN ALTO EN EL CAMINO”.




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Enviado por:David Leo
Idioma: castellano
País: España

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