Deporte, Educación Física, Juegos y Animación
Riqueza motriz de los bolos
HISTORIA DE LOS BOLOS
No es fácil, ni se ponen de acuerdo los eruditos, encontrar el origen de las modalidades de juego de bolos que se practican en Cantabria. Con mucha imaginación podemos ver a los primitivos hombres del Paleolítico lanzando un proyectil, piedra, contra un objeto vertical, hueso, lo que en principio supondría una forma de entrenamiento para la caza y con el tiempo derivaría en un entretenimiento. Ese sería, repito que con mucha imaginación, el principio del juego de bolos, en una tierra la nuestra que tanta importancia tuvo en aquellas épocas de la Prehistoria. Existen diversas teorías que pretenden justificar el origen de los juegos de bolos, entendidos como objetos verticales derribados con un proyectil, y de los juegos de bolas, aquellos en los que el lanzador pretende aproximar su proyectil a un punto fijado de antemano:
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Unos justifican su origen egipcio basándose en el descubrimiento de una tumba en Naraga (Egipto), en la que aparecieron nueve objetos de alabastro, en forma de vaso, además de cuatro bolas en pórfido blanco y negro y tres cubos de mármol blanco. El enterramiento correspondería a unos 3000 años antes de Cristo.
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En la antigua Grecia, la tierra en donde nacieron las Olimpiadas y en donde se cultivaba el desarrollo del cuerpo, también encontramos muestras que justifiquen un origen helénico. La famosa escultura del Discóbolo de Mirón refleja con exactitud el lanzamiento de un objeto, y en la Odisea, Homero relata que los pretendientes de Penélope entretenían su espera con variados juegos, entre ellos el juego de los bolos, aunque más bien pueda entenderse que se trataba de juegos de bolas.
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Roma es heredera de la cultura griega y de sus costumbres. Los antiguos romanos practicaban un juego que consistía en arrojar bolas que rodaban por el suelo hasta un destino predeterminado (juego de bolas). También hay constancia escrita de que practicaron otros tipos de juegos de bolos. Si los romanos llegaron hasta Cantabria y se establecieron en ella (Portus Blendiun, Julióbriga...), ¿puede entenderse, como teoría, el origen romano de nuestros juegos de bolos?. Otros, por el contrario, piensan que el origen hay que buscarlo en los pueblos celtas que llegaron al norte de la península.
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La caída del Imperio Romano de Occidente por la invasión de los pueblos bárbaros trajo a la península a los visigodos, pueblo que se adaptó con facilidad a las costumbres romanas, haciéndolas suyas aunque aportaron su propia idiosincrasia germánica. Hay constancia escrita de que los visigodos practicaban juegos de bolas y bolos pero no puede decirse que Cantabria fuera una región muy afectada por la cultura visigótica. No faltan quienes lo atribuyen a los musulmanes, teoría que parece la más descartable de todas.
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La teoría más aceptada es la que sitúa el nacimiento de los juegos de bolos (objeto vertical derribado por un proyectil) en los monasterios de la Europa continental (Alemania), en el siglo IV, como parte de un rito religioso. Los campesinos tenían un palo ("Kegel") que utilizaban tanto para defenderse como para realizar un ejercicio físico. La Iglesia personificó el "Kegel" como el Mal y para atraer a los feligreses les invitaba a participar en un juego de "palos" dentro de la iglesia o posiblemente en los claustros. Los que fueran capaces de dar al "Kegel" habrían derribado al ateo y probado que eran hombres temerosos de Dios; si no lo conseguían, se consideraba prueba innegable de culpabilidad y vida pecaminosa, pudiendo remediar esa ofensa intentando una nueva participación hasta conseguir derribar el "Kegel". Posteriormente los monjes utilizaron el juego como una forma de pasar el tiempo libre en la soledad de los monasterios. El paso del tiempo modificó el número de palos con que se jugaba y el proyectil, en principio un canto rodado, pasó a ser de madera.
La entrada en la península de los juegos de bolos, descendientes de los "Kegel" germánicos, se produce a través de los peregrinos a Santiago de Compostela. El Camino de Santiago facilita los intercambios culturales y estos peregrinos, seguramente junto a las posadas y albergues, practican los juegos de bolos. El paso del tiempo irá transformando las normas de juego y aparecerán las distintas modalidades, propias de cada valle o comarca del norte peninsular. Sorprende, no obstante, que en el "Libro de los Juegos", recopilado en tiempos de Alfonso X El Sabio, a fínales del siglo XIII, no aparezca ninguna reseña sobre juegos de bolos. En 1248 se produce la conquista de Sevilla en la que participan barcos cántabros bajo el mando del almirante Bonifaz, rompiendo las cadenas colocadas por los moros y que hoy son parte de nuestro escudo regional. Este hecho, del que ahora se cumplen 750 años, da pie a dos teorías de muy difícil credibilidad: los que dicen que los cántabros llevaron entonces a Sevilla el juego de bolos y lo contrario, que los cántabros los trajeron de allí, atribuyendo el origen de los bolos a los musulmanes.
En el siglo XVI el juego está extendido por toda Europa aunque en muchos lugares se considera indecente y son prohibidos porque ocasionan pecado, vicio y deshonra. La división de la Iglesia con la Reforma Protestante encabezada por Martín Lutero da pie también a los partidarios o no del juego y son muy curiosas las "Leyes del Juego" de Luis Vives que vienen a poner un poco de orden. Parece demostrado que fue Lutero quien determinó que el número de bolos fuera nueve.
Lo cierto es que el juego se ha venido transmitiendo de generación en generación y que con el paso del tiempo esos juegos han ido evolucionando en los distintos valles y dando lugar a las diferentes modalidades. Cualquier lugar era bueno para jugar a los bolos, incluso en la calle, como lo demuestra el Bando publicado por el Ayuntamiento de Santander en 1627, siendo alcalde D. Santos Villegas. La razón de este Bando hay que entenderla en el contexto de la vida económica de la villa, dedicada por entonces al comercio de lanas y harinas provenientes de Castilla y que se comercializaban a través del puerto. Cabe suponer que el continuo trasiego de carros y carretas cargados de mercancías veían interrumpida su cadenciosa marcha por el juego de bolos que practicaban los vecinos en las calles mal empedradas o simplemente "sorrapeadas" a fuerza de azada.
El Bando, primera referencia escrita de los bolos en Cantabria, decía así: "Que se pregone que ninguna persona sea osada de jugar a los bolos en ninguna calle de la villa so pena de doscientos maravedíes, aplicados por entre tercera parte entre Juez, Villa y denunciante, y que sean castigados con todo rigor". Seguramente los santanderinos siguieron jugando, eso sí, fuera del recinto amurallado que en aquel tiempo tenía la villa de San Andrés, dando lugar a campos de juego que recibieron el nombre de boleras.
En 1722, en la villa de Ampuero, se dicta "que ningún vecino pueda ocuparse en el juego en día de trabajo, ni de día ni de noche, como tampoco en día de fiesta hasta que se haya dicho Misa Mayor..." Y en las Ordenanzas de la Muy Noble Villa de Santillana de 1773 también se pueden leer prohibiciones y limitaciones del juego de bolos.
Pese a esos impedimentos legales, la práctica del juego no disminuyó. En 1792 y 1807 se producen en Puente San Miguel y Quijas, ambos pueblos del Ayuntamiento de Reocín, sendos juicios en los que se ven involucrados las mujeres participantes activas del juego de bolos.
En el siglo XIX los corros se ubicaban generalmente en la plaza del pueblo, muy cerca de la iglesia, cuya campana marcaba el final de la misa y el comienzo del juego. Los desafíos se concertaban a dos juegos y "a los gananciosos" y las dudas planteadas las resolvía el más viejo de los que presenciaban la partida.
El alejamiento de los tiros y el peligro de las bolas lanzadas obliga a delimitar el recinto de juego, bolera o corro, con paredes de piedra que dan lugar a las boleras tradicionales que hoy conservamos en Santillana y Puente San Miguel. En las Ordenanzas de Corvera de Toranzo, en 1891, se puede leer que "Toda plaza destinada al juego público de los bolos estará acotada de manera que las bolas no salgan fuera de su perímetro, con peligro para los que se hallan en sus inmediaciones" .
A finales de siglo estas boleras van a ser sustituidas por otras construidas junto a las tabernas en donde sus dueños ven la posibilidad de negocio, apoyados por los indianos que fueron modificando el tipo de bolo, lo que disgustó a los demás practicantes produciéndose una disminución de la actividad bolística.
El fin de siglo registra importantes aspectos en el desarrollo del juego: - En 1881 el Rey Alfonso XII juega a los bolos en Comillas. - En 1887 aparece en Puente San Miguel el primer reglamento escrito. - En 1890 el Ayuntamiento de Santander convoca un magno acontecimiento bolístico dentro de los festejos veraniegos. - En 1893 llega a Torrelavega el torancés Telesforo Mallavia y sus boleras de La Llama se convierten en la capital bolística de Cantabria. Nacen los primeros concursos por equipos de cuatro, previo pago de una cuota. - En 1896 se construye en Comillas una bolera cubierta, la primera. - Comienzan los desafíos y las apuestas. - En 1899 nace la primera peña bolística, la Sociedad La Amistad, de Torrelavega, nacida con el único fin de jugar a los bolos y huyendo de tener que pagar la "perrachica" a Foro Mallavia.
En 1907, la sociedad El Emboque edita un reglamento que supuso un intento de poner un poco de orden donde no lo había. Al año siguiente, aprovechando las facilidades dadas por la empresa cervecera Cruz Blanca, inauguraron la bolera cerrada de El Alcázar, en la calle Floranes, que también hacía las funciones de baile. En 1912 hubo otro intento de reglamentación, esta vez a cargo del escritor costumbrista Adriano García Lomas pero no llegó a cuajar.
El juego de los bolos entró en un peligroso letargo solamente salvado por algún que otro desafío entre las cuadrillas de Santander y Torrelavega, principalmente. En 1917 se organiza en la bolerona de Puente San Miguel un desafío con cuatrocientas pesetas en juego que son ganadas por la partida de Vargas. La revancha con los locales no se hace esperar y hasta salen trenes especiales para acudir al evento.
En 1919 el torrelaveguense Fernando Sañudo lanza una campaña de prensa y con la ayuda de personajes como Darío Gutiérrez, Gabino Teira y Telesforo Mallavia, entre otros, ponen en marcha la Federación Bolística Montañesa con sede en Torrelavega. Se organizaron por ayuntamientos y al año siguiente juegan los campeonatos regionales que son ganados por Ico Mallavia y su cuadrilla de Torrelavega. Parece ser que ese mismo resultado se dio al año siguiente, 1921, pero las discrepancias fueron fuertes y todo se vino abajo, desapareciendo la Federación.
Nuevos intentos de reglamentación en 1927 a cargo de la "Cuerda Royalty", grupo de aficionados que se reunían en el café Royalty de Santander, que llegan a organizar la Copa de la Reina en 1929 (Ramón Mallavia y Gándara) y 1930 (Zurdo de Bielva y Zurdo de Mazcuerras). Nuevos problemas de entendimiento y otra vez cada uno a la suyo. Se celebran los célebres concursos de la Feria de Muestras en la Alameda de Oviedo, los campeonatos provinciales de Peñacastillo y los grandes desafíos entre Ico Mallavia y El Zurdo Bielva que van a mantener viva la llama bolística hasta que los cañones apagan el juego.
Acabada la guerra las boleras van recuperando la actividad y surgen nuevos valores, como Cabello y Salas, que dan continuidad al juego.
En 1941 nace en Madrid, con ayuda de cántabros influyentes residentes en la capital, la Federación Española de Bolos y meses después se crea la Cántabra. Con una cuidada reglamentación se pone en juego el primer Campeonato Provincial (Zurdo de Bielva) y el Nacional (Joaquín Salas). Problemas por la validez del estacazo ponen en peligro todo el trabajo realizado pero finalmente reina la cordura y con mejor o peor entendimiento ambos organismos trabajan por los bolos. La Plaza de Toros de Santander fue escenario singular de los primeros campeonatos oficiales, dando luego paso a la bolera del Frente de Juventudes, en la calle Vargas, escenario de las mejores gestas, incluso nocturnas.
Los años cincuenta marcan la época dorada de un jugador, Ramiro González, que viene a dar un nuevo giro al juego, buscando en el juego "de arreglar" lo que hasta entonces solucionaban los emboques. Su bautismo oficial se lo dio precisamente el mago del emboque, Rogelio González, que en 1948 le ganó en Torrelavega el Campeonato de España al conseguir la escalofriante cifra de 13 emboques en los cinco concursos.
La Federación Cántabra no tenía domicilio fijo y el secretario, Foro Gómez, llevaba la oficina ambulante con los papeles en el bolsillo por las distintas boleras. Severino Prieto hacía las funciones propias en la comarca de Torrelavega. El nacimiento de la Casa de los Bolos, con Viriato Camus a la cabeza, será clave para el mantenimiento y resurgimiento de nuestro juego. En sus tertulias nació la idea de organizar un torneo de liga como el de fútbol. En 1958 se juega el primer Torneo Diputación. Nacen las peñas y su abundancia hace necesario organizar grupos en otras categorías, por zonas.
Los acontecimientos se suceden sin tregua y todos los pueblos quieren contar con su propio equipo. Van surgiendo las distintas categorías de 2ª Especial y Tercera, llegándose a registrar hasta 200 peñas en 1984. Hoy son aproximadamente 150 las que mantienen actividad.
Otros hechos van colaborando en el resurgir bolístico: la decena Bolística de la Plaza de Pombo en 1966, los Campeonatos de España de 1965 (La Llama) y 66 (Plaza de las Estaciones de Santander); el nacimiento de la Liga de Aficionados o Liga de Bares; la formación de la Peña las Higueras (Salas, Cabello, Ramiro y Escalante) conocida como "La Partidona" y los desafíos por parejas. La actividad es imparable y van construyéndose nuevas boleras, algunas con capacidad para más de dos mil personas, como el estadio "El Verdoso" de La Carmencita, en plena calle Vargas, o la bolera después cubierta de Torrelavega. Llegan las Semanas Bolísticas. Los concursos se multiplican y los premios a los jugadores llegan a hacerse millonarios, como sus fichajes. En 1986 Tete Rodríguez ficha por Construcciones Rotella por un chalet; en el 88 nace el concurso que lleva como primer premio un millón de pesetas y en el año 97, en Ruiloba, el Banco Santander entregó, precisamente a Tete, un primer premio de dos millones.
Tras varios años de falta de entendimientos entre Madrid y Santander, entre la Española y la Cántabra, llega a la presidencia de la Cántabra Fernando Diestro y los Bolos toman un nuevo giro. Se potencian las Escuelas de Bolos de donde comenzarán a surgir nuevos valores; se afianzan las competiciones de Liga, Copa y Circuitos Regionales o Nacionales; se aquilatan los reglamentos; se abre una nueva dimensión a los aspectos culturales de nuestro juego, como la edición de libros y videos o la organización de Jornadas Técnicas, Cursos a Maestros, Día de los Bolos, Fiesta de Campeones, Exposiciones, etc...
Nadie pone en duda que afrontamos el siglo XXI con la tranquilidad de saber que el juego está asegurado por las peñas y por lo muchos jugadores que tenemos. Posiblemente la mayor preocupación radique en el envejecimiento de los aficionados hasta que consigamos involucrar a las generaciones más jóvenes. Esa será tarea para los próximos años... hoy sólo nos queda disfrutar del juego de nuestros campeones.
Bolo Palma
Fundamentos
El bolo-palma es la modalidad de bolos que mayor complejidad presenta. Se basa fundamentalmente en la precisión del tiro, más que en la fuerza del mismo. Hay dos etapas fundamentales: el tiro y el birle. En la primera se arroja la bola hacia los bolos a una distancia que puede llegar a 20 metros. En la segunda se vuelve a tirar la bola desde donde se quedó en el tiro. El tiro se puede hacer de dos maneras a la mano, o al pulgar, dependiendo de cual sea el efecto rotatorio que se da a la bola al ser lanzada (dependiendo del mismo, un bolo especial llamado emboque se colocará a la izquierda o derecha respectivamente).
¿Dónde se juega?
Se juega en casi toda Cantabria y parte del Oriente de Asturias. Dos zonas tienen mayor tradición: la de Torrelavega y la de Santander.
Campo de juego
El campo de juego, corro o bolera es un espacio horizontal (limpio de obstáculos) de arenisca apisonada de tal manera que las bolas no boten ni se apelmacen al caer. Las dimensiones de la bolera puede cambiar dependiendo de la categoría de juego desde 34 m. a 15 m. de largo y de 8 m. de ancho. El largo se divide en dos partes:
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Zona de Tiro. En ella se coloca el jugador para efectuar su lanzamiento.
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Zona de birle. En ella se coloca el jugador para "devolver" la bola desde donde se quedo en el tiro.
En la línea divisoria de ambas zonas está situada centralmente la caja, que es un cuadrado de 1.3 m. donde se colocan simétricamente los nueve bolos
Elementos de Juego
Los elementos del juego están divididos en dos clases (ver reglamento):
Dinámicos.
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Los bolos. Nueve estacas de madera (abedul o avellano) torneada de forma característica de un peso de entre 550 y 630 gramos y de una altura de 45 cm. formando una matriz de 3 x 3. Existe también un décimo bolo llamado emboque más pequeño (285 mm.) modelado de distinta manera. En su base hay una anilla o argolla que les da consistencia.
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Las bolas son esféricas de madera de encina con un diámetro que varía de 12 a 18 cm. Pueden en su interior ir lastradas con plomo.
Estáticos.
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Estacas son plataformas de hierro al nivel del suelo donde van "plantados" los bolos. No son simple anillos de metal, deben ser cilindros hundidos en una plataforma de hormigón y unidas internamente por pletinas de hierro que garanticen su inmovilidad y que estén al mismo nivel. Tienen un diámetro exterior de 51 mm. e interior de 33mm. y van equidistantes a 65 cm.
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Tiros son señales de forma cilíndrica (16mm. de diámetro y 22mm. de altura) colocados en la zona de tiro sobre una placa de hormigón de 150 cm. de anchura que sirven para indicar donde tiene que colocar el pie el jugador al realizar el tiro.
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Rayas van dibujadas en el campo de birle (de la mitad de la caja hacia adelante) en la modalidad de concurso con cintas de tela, en el resto con un surco realizado con la cabeza del emboque. La raya determinará que jugadas son válidas desde el tiro.
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Tablones. Forman el perímetro de la bolera evitando que las bolas se salgan del mismo. Deberán ser de madera evitando que el de birle (posterior) haga rebotar la bola.
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Fleje. Es una línea recta perpendicular al tiro y situada en dicha zona que estará a una distancia de 1.9 m. de la línea de separación de zonas. Está realizado en chapa de hierro de 1.5 m. de largo y 3 o 4 cm. de ancho al nivel del suelo, si una bola no sobrepasa el fleje no es válida.
Modalidades de juego
Existen dos modalidades principales:
Juego libre. En él se pueden variar la distancia de tiro, la raya y el valor del emboque. Por sorteo habrá un equipo primero y uno postre. El primero señala la distancia de tiro, el postre la raya y el emboque. El valor de cierre del chico (componente unitario de la partida normalmente jugada a 6 chicos) viene determinado por el nº de jugadores: 1 jugador, 3 bolas, cierre a 20; 2 jugadores, 3 bolas, cierre a 35; 3 jugadores, 3 bolas, cierre a 45; 4 jugadores, 2 bolas, cierre a 40. El cierre se puede producir en una o más tiradas.
Juego de Concurso. Todos los participantes juegan en las mismas condiciones que son: 8 tiradas de las cuales 2 son a raya alta y a la mano, 2 a raya alta y al pulgar, 2 a raya al medio y a la mano y 2 a raya al medio y al pulgar (en ese orden). El valor del emboque será de 10.
Valoración de las jugadas
Desde el tiro, cada bolo vale un punto salvo el central que si se tira sólo, vale dos. El emboque (pasar la bola entre el bolo pequeño o emboque y la banda lateral) normalmente vale 10 puntos (salvo que en juego libre se indique lo contrario). Después, en el birle, la puntuación es la misma, salvo que no hay emboque.
Para que la puntuación tenga lugar, hace falta que la tirada sea válida, esto exige que la bola pase el fleje (sino bola corta), que lleve el sentido adecuado al tiro (mano o pulgar), que no sobrepase la última fila de bolos (sino bola larga), que pasen de la raya marcada (sino será bola queda) y que no derribe (caballo) ningún bolo de la calle de fuera (a la mano la columna de bolos de la derecha y al pulgar la de la izquierda) directamente o el primero de la fila más próxima al emboque.
BOLERAS
En sus orígenes parece claro que el juego de bolos se desarrollaba en cualquier calle o plaza , sin contar con un terreno acotado. Posteriormente, ante el peligro que podía suponer el lanzamiento de las bolas, que ya no se arrastraban, se pone como límite una paredilla de piedra. Nacen así las boleras o corros tradicionales, generalmente próximos a la Iglesia del pueblo. Buena muestra de estos corros son los de Tezanillos de Carriedo (dicen que es la bolera más antigua de Cantabria), Santillana del Mar y Puente San Miguel.
A comienzos del siglo XX esas boleras se protegen con tablones de madera y surgen nuevas boleras junto a los bares ya que en los bolos van a encontrar los taberneros una buena fuente de ingresos. Se juega hasta altas horas de la madrugada y los desafíos y apuestas dan buen juego al cajón del tabernero. Como dice la canción de los hermanos Cianca, interpretada con éxito por el Coro Ronda Garcilaso: "Tabernero, tabernero, echa vino al porrón, que el que pierda paga y al pinche le pago yo". Había tantas boleras como bares.
La puesta en marcha de las competiciones de liga en 1958 incentivará la creación de Peñas y se recuperarán boleras que permanecían sin actividad. La competición se hace cada vez más intensa, los jugadores cobran buenos fichajes y los premios de los concursos van en aumento, por lo que se hace necesario nuevas instalaciones capaces de albergar a tantos y tantos aficionados. Nacen los grandes estadios bolísticos ("El Verdoso" en Santander ) y posteriormente las boleras cubiertas (Municipal "Severino Prieto" en Torrelavega). Dejando a un lado las boleras tradicionales, rodeadas de centenarios árboles, posiblemente la bolera más bonita que se haya construido sea la que con motivo de las Semanas Bolísticas de 1994 y 96 se levantó en el interior del Pabellón Exterior de La Albericia. Lástima que solamente fuera para unos días.
Hoy, en la mayoría de las boleras, el hormigón, el aluminio, los plásticos y sobre todo la publicidad, dan un nuevo aspecto a nuestros corros. Atrás quedan las grandes tardes de verano a la sombra de frondosos árboles, sentados en una pared de fría piedra. Hoy el sol calienta de plano y el aficionado descansa sobre un cómodo asiento de plástico. Es la modernidad y el progreso.
Podemos realizar un pequeño inventario de boleras de Cantabria clasificándolas en 5 grupos, indicando su nombre y quien la utiliza.
1.- Boleras Tradicionales:
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"El Revolgo" . Santillana del Mar. P.B. Santillana
- "La Robleda". Puente San Miguel. P.B. Darío Gutiérrez
- "Santa Ana". Tezanillos de Carriedo
- "La Colina". Selaya. P.B. La Colina Los Arcos
- "La Portilla". Barcenilla Piélagos. P.B. La Portilla
- "Las Fuentes". Reinosa. P.B. Ebro
- "Severino Llano". Carmona. P.B. Carmona
- "San Vitores". Hijas. P.B. Hijas
- "Luzmela". Mazcuerras. P.B. Mazcuerras
2.- Boleras con solera:
- "Carmelo Sierra". Torrelavega. P.Bolística
- "La Llama". Torrelavega (desaparecida)
- "Frente de Juventudes". Santander, calle Vargas (desaparecida)
- "La Arboleda". Santander (desaparecida)
- "La Carmencita". Santander (desaparecida)
- "Hogar Rural". Cabezón de la Sal. P.B. Textil Santanderina
- "Manuela Macho". Cartes. Sin actividad
- "La Rasilla". Los Corrales. P.B. La Rasilla
- "La Española". Monte. P.B. Monte Salgar
- "La Estación". Unquera. P.B. Atlético Deva
- "Miera". Peñacastillo (desaparecida)
3.- Boleras Modernas:
- " La Jaya” - Maoño, P.B. La Jaya
- " El Verdoso". Santander. P.B. La Carmencita
- "La Cocina". Roiz. P.B. Calixto García
- "Paraíso del Pas". Oruña. P.B. Hotel Chiqui
- "La Encina". La Cavada. P.B. La Cavada
- "La Tapia". Sobarzo. P.B. Sobarzo IENISA
- "La Planchada". Astillero. P.B. La Planchada
- "El Rivero". Sierrapando. P.B. San José
4.- Boleras Cubiertas:
-“ Mateo Grijuela” Santander, P.B. Peñacastillo.
- "Noceda". Comillas, la primera (a finales del XIX, desaparecida en 1941)
- "El Alcázar". Santander (calle Floranes, desaparecida)
- "Mallavia". Torrelavega (desaparecida en 1941)
- "Charterina". Maliaño (desaparecida en 1941 por los fuertes vientos)
- Sarón. En ella se jugó el Regional de 1944 (desaparecida)
- "Domínguez". Argoños. P.B. Domínguez
- "Los Pasiegos". Hoznayo. P.B. Los Pasiegos
- "Severino Prieto". Torrelavega (cubierta en 1983). Uso múltiple
- "Teka". Santander. Construida en 1983 en el tejado. Actividad social
- "El Parque". Maliaño. 1994. P.B. Puertas Roper
- "Los 20 chavales". Pesquera. 1993 . P.B. Pesquera 5 Villas
5.- Boleras Temporales (Construidas con motivo de algún campeonato e inmediatamente desaparecidas):
- Plaza de Toros de Santander. Nacional y Regional 1942 y 43.
- Plaza de Pombo. Santander. Semana Bolística 1960
- Plaza de las Estaciones. Santander. Semana Bolística 1966
- Iglesia de la Asunción. Torrelavega. Nacional 1969
- Nueva Ciudad. Torrelavega. Nacional 1972
- Plaza de Toros. Potes. Nacional 1985
- El Sardinero. Santander. Semana Bolística 1988
- Pabellón de Revilla de Camargo. Semana Bolística 1989
- Pabellón Exterior de La Albericia. Semanas Bolísticas 1994 y 96
Y la bolera más alta de toda España: la que está junto al santuario de la Virgen de la Luz, "La Santuca", en Peña Sagra.
Y la última construida: en Santander, en el Parque de la Marga y que será sede de la Peña Castilla Hermida. Ya tenían bolera pero por la construcción de una amplia zona deportiva les han construido una nueva que está lista para iniciar la liga y que aún no ha sido inaugurada.
VOCABULARIO BOLÍSTICO
ARGOLLA = Anilla de hierro en la base del bolo.
ARMAR = Colocar los bolos en posición vertical después de derribados. PINAR y PLANTAR.
ARREGLAR = Habilidad del jugador para dejar las bolas cerca de los bolos.
BADILLO = Instrumento que sirve para arreglar el CUTIO.
BAJAR = Ir desde el birle hacia el tiro.
BIRLAR = Devolver la bola desde el sitio en que quedó.
BOLUCA = Bola pequeña. GAROJO.
BUTRÓN = Raya en forma de butrón de pesca. CALDERA.
CABALLO = Bola que desde el tiro derriba los bolos de la calle de fuera.
CACHI = EMBOQUE.
CAJA = Zona de la bolera en la que se plantan los bolos.
CALLE = Fila de tres bolos vistos desde el tiro.
CASTRO = Diagonal de los bolos.
CERRAR CHICO = Terminar la jugada, llegar a 40 bolos.
CERRAR BOLA = Bola que desde el tiro se cuela entre calles.
CHICO = Cada uno de los juegos de una partida, que normalmente se juega a seis.
CHUCHERO = Jugador que deja la bola cerca de los bolos.
CONEJO = Bola que desde el birle no tira ningún bolo.
CORRO = Bolera, terreno de juego.
CUADRILLA = Equipo. PARTIDA.
CUTIO = Zona de la Caja donde golpea la bola desde el tiro.
EMBOQUE = Bolo pequeño, el décimo, que marca la jugada de mayor valor.
ESCUADRAR = Golpear sobre la estaca del primer bolo. ESTACAZO.
ESTACAZO = Cuando la bola lanzada desde el tiro golpea sobre el primer bolos o su estaca. Jugada siempre polémica.
FLEJE = Chapa que se coloca antes de los bolos y que señala donde tienen que dar el primer impacto.
GAROJO = Bola pequeña. BOLUCA.
IGUALA = Hacer tantos bolos como el equipo que tiró de mano.
MANO = Dar a la bola efecto hacia la izquierda. También cada una de las tiradas de que se compone un CHICO.
MORRA = Bola QUEDA por no llegar a la RAYA.
MORRILLAZO = Bola lanzada muy fuerte y sin acierto.
NULA = Bola que no cumple las condiciones en su lanzamiento o que anula el árbitro.
PANOJA = Bolo del medio cuando se tira solo ya que vale por dos. PREÑAO.
PAS = TIRO.
PEÑAZO = Bola mal lanzada. MORRILLAZO.
PREÑAO = Bolo del medio. PANOJA.
PULGAR = Dar a la bola efecto hacia la derecha.
QUEDA = Bola que no llega a la raya marcada. MORRA.
RAYA = Línea dibujada o con cintas que se pone para ser superada por la bola.
RETINGLAR = Sonido de los bolos al ser golpeados por la bola.
SACA = Ventaja o diferencia de bolos entre unos y otros jugadores o equipos .
SIEGA = Birle efectuado muy cerca de los bolos de manera similar al dalle.
SUBIR = Ir desde el tiro hacia el birle.
TIRO = Señal en el suelo que indica la distancia al primer bolo.
TIRADA = Jugada más simple de cada juego. MANO.
“LA RIQUEZA MOTRIZ DE LOS JUEGOS DE BOLOS”
1. Introducción
Los bolos en su condición de juego y/o deporte tradicional constituyen una de las familias más representativas del patrimonio lúdico del territorio español, tanto por su extraordinaria presencia en las distintas Comunidades Autónomas, siempre vinculada a condiciones de usos y costumbres bien singulares en cada contexto (pluralidad cultural), como por la gran cantidad de maneras distintas de jugarse (pluralidad motriz).
En este trabajo pretendemos desvelar parte de esa diversidad lúdica (cultural y motriz) siguiendo una estrategia metodológica a nuestro entender original: a partir de la concepción sistémica del juego y teniendo en cuenta que a lo largo del tiempo se ha visto acompañado de múltiples aspectos y condiciones, pretendemos fijarnos en una de las constantes que se encuentra en los juegos tradicionales, nos referimos a las voces, términos y expresiones lexicales que se han localizado en España.
De este modo, se plantea la hipótesis de considerar que si realmente se encuentra una gran diversidad de términos que han ido inventando e improvisando los protagonistas del juego de bolos, seguramente estas expresiones irán dirigidas a hacer alusión a aquellos aspectos que son los más representativos del juego. Al mismo tiempo, al defender nuestra visión contextualizada de los juegos tradicionales, entendemos que este tipo de prácticas nos muestra una gran diversidad de condiciones e influencias del entorno y también nos muestra un extraordinario repertorio de reglas o formas distintas de jugar a los bolos.
Por lo tanto, si somos capaces de asociar el juego de bolos a un sistema tanto en su dimensión sociocultural (sistema sociocultural) como en su dimensión reglamentaria y motriz (sistema praxiológico), y a su vez identificamos los componentes constitutivos de estos sistemas, probablemente las voces que han ido introduciendo los jugadores de bolos nos remitirán a estos componentes reglamentarios (internos) y socioculturales (externos) probando su riqueza motriz y cultural. Para reforzar lo que acabamos de indicar queremos reiterar la necesidad de adoptar una perspectiva sociocultural y contextual de esa diversidad que caracteriza al juego de bolos.
Sociocultural ya que todo juego tradicional responde a un hecho social y cultural que de algún modo refleja la manera de ser de sus gentes, ya que los protagonistas al inspirar un juego, establecen un conjunto de relaciones entre ellos que al jugar van a poner de relieve una "estructura profunda", compleja, llena de rasgos del universo social y cultural al que pertenecen.
Contextual ya que en cada contexto, es decir, lugar (geografía) y tiempo (época histórica), los juegos tradicionales se manifiestan en condiciones peculiares, circunstancia que les hace verdaderamente significativos y representativos en ese entorno espacial y temporal en el que se practican. De ahí que algunos autores justifican una etnomotricidad (Parlebas, 1986) o una etnoludología (Caillois, 1958) para referirse al estudio de estas prácticas en relación a su medio social y cultural.
Antes de empezar a recorrer este itinerario cultural y motor por el que nos van a llevar las expresiones del juego de bolos, queremos reforzar ese intento por poner al descubierto la pluralidad que acompaña a este juego, mostrando algunas de las principales interpretaciones sobre el origen y la presencia del juego en las primeras culturas.
2. Posibles fuentes de inspiración del juego de bolos
Cuando se indica que el juego de bolos está asociado a una extraordinaria riqueza cultural, nos referimos a las extraordinarias peculiaridades en cuanto a usos, costumbres y condiciones locales que le han acompañado a lo largo de la historia. Quizá una forma de empezar a entender dicha diversidad cultural puede consistir en retroceder en el tiempo hasta intuir las primeras formas lúdicas que originaron alguna situación bolística. En este apartado, aún asumiendo lo arriesgado que supone establecer hipótesis sobre el origen de cualquier juego, pretendemos mostrar las principales interpretaciones en torno a las posibles conexiones del juego de bolos con aquellas manifestaciones culturales que han servido de fuente de inspiración de esta práctica.
Para empezar debemos dirigirnos a aquella visión por la que se considera que el propio placer de jugar por jugar y la condición lúdica del ser humano le lleva a crear unas primeras formas de jugar explotario. En estas primeras formas lúdicas que también se presenta en el terreno animal, se podrían encontrar las primeras creaciones de juego de bolos. La simple acción de "lanzar" como impulso espontáneo y experimental de recrearse, divertirse y de relacionarse con otras personas pudo ser una posible forma ancestral de inspiración y de creación de cultura bolística. En este apartado estaríamos recogiendo ideas que incorporan autores como Huizinga, Ortega y Gasset, Neuendorff (1973) y Braun (1984).
Por otra parte, también la utilización de determinados objetos como defensa, los más elementales seguramente serían de piedra o madera, pudieron servir para entretenerse en prácticas placenteras que a su vez servirían para potenciar la familiarización de aquellas actividades laborales más cotidianas. Paralelamente, la ejercitación de las acciones de lanzar, como forma privilegiada de los primeros aprendizajes de carácter bélico y
militar también pudieron llegar a ocupar una gran parte de las primeras diversiones, sedimentando vestigios del juego de bolos. Esta visión es apuntada por autores como Alvarez Rodríguez, Cuesta, Braun, Damm, Neuendorff, Onieva, el Padre Alonso deAndrade, Rodríguez Cascos, Siguan o Weule.
Por último parece poderse identificar tres apartados de información que nos evidencian antecedentes ancestrales mágico-religioso del Juego de bolos:
- Datos que reflejan el contenido mitológico de las primeras expresiones del juego de bolos. Aspecto indicado entre otros por Diem y Onieva, citando a Ulises y sus lanzamientos de piedra, así como por los datos de numerosos mitos como el de la mañana de San Juan y sus encantos en Asturias (RuizAlonso). En este mismo
sentido Lequeux afirma que el trueno se entendía como los bolos que rodaban por el cielo y que al chocar bruscamente dejaban escapar dicho ruido. La autora Tremaud afirma que no es sorprendente encontrar bolos hechos de huesos de hombre o de caballo (con tibias y cráneos) como sacrificio al Dios Wotan (en la zona de la actual Europa Nórdica).
- Uso religioso-eclesiástico del juego de bolos. Brasch y Braun observan una utilización eclesiástica del juego de bolos en el siglo III. La Enciclopedia Británica apunta la localización del juego en el siglo IV en los monasterios rurales. Todos estos autores afirman que se trataba de una práctica utilizada por los clérigos alemanes en sus
antiguos ritos teutones para simbolizar las luchas constantes del hombre contra el mal y el demonio, simbolizado por el bolo denominado "Heide" (pagano). Moolenijzer también destaca una especie de ritos de los monjes jugando a bolos y representando la destrucción del infierno.
- En este mismo sentido Rothe y posteriormente Beilt, Erich y Richard señalan la creencia de que el trueno era interpretado con el resultado de una partida de bolos en la que jugaba San Pedro (Petrus Kegel). También se indica que debido a la dimensión divina del número 3 y de sus números múltiplos, personalidades del clero como Martin Lútero aconsejaban la práctica del juego de bolos.
- El componente erótico y de rito de fertilidad (humana) que ha acompañado al fenómeno bolístico. Amades observa un rito de fertilidad asociado al juego de bolos. Nos dice que en las culturas clásicas las doncellas le otorgaban un sentido erótico al juego, practicándolo para saber quien sería su prometido y cuanto tiempo tardarían en casarse. Los bolos equivalían a galantes o años.
En el mismo sentido Tremaud refleja la dimensión erótica del juego de "quille-la" mencionado por Rabelais en su obra "Gargantua" cuando Grandgousier y su esposa Gargamelle al dirigirse a los invitados los califica de "buenos bebedores, buenos compañeros y mejores jugadores de quille-la".
Los orígenes o fuentes de inspiración del juego de bolos nos muestran una pluralidad que caracteriza la esencia cultural de esta práctica. Esta especificidad se reafirma si avanzamos en el tiempo y tratamos de localizar los primeros documentos datados de este juego en las culturas más antiguas. Una vez más observaremos una pluralidad de circunstancias que consecuentemente origina una gran diversidad de interpretaciones.
En la antigua Polinesia-Malasia, según los museístas de San Diego (California) Malcom y Rogers (en Braun), se localizó un juego de pequeños bolos elípticos y redondos, que eran arrojados por unos discos de piedra de unos 10 centímetros de diámetro.
Serra i Pages (en Violant i Simorra, 1979) localiza los orígenes del juego en Egipto sobre el año 3000 a. C. La prestigiosa Enciclopedia Británica también indica el hallazgo de unas figuras encontradas por Flinders Petrie en Nagada el año 1895 (según la cronología actual esta necrópolis se remonta seguramente a los años 3300 antes de Cristo). Posteriormente Vandier, también egiptólogo, complementaría la interpretación del anterior autor. Tremaud afirma que este juego ya era conocido 5000 años a. C. en Egipto. El francés Garrabos, Brasch, Saleh Abdou y Gorris apuntan el mismo origen.
El origen del juego en las antiguas culturas helénicas de Grecia o Roma es defendido por autores como Grunfeldquien indica que en los escritos del médico Oribaso de Pergamo, que vivía en la antigua Grecia sobre el año 3000 a. C. se mencionaba el juego de bolos como un ejercicio muy sano, opinión también compartida por Hipócrates.
Entre otros autores que comparten esta localización helénica destacamos Becq de Fourquieres, Capmany, D'Allemagne, Diem, Gracia Vicien, Lequeux, Nitzch, Rodrigo Caro y Rothe. Por otra parte el estudioso vasco Aranzadi defiende un origen céltico o pre-céltico, después de centrar la atención etnográfica en la bola de tipo "agarradera" propia del País Vasco. Gorris y F.A. Martín también localizan el juego en esta cultura.
Borchart es partidiario de indicar un origen Germánico fundamentado en el carácter religioso del juego. En este mismo sentido Brasch explica que en el siglo III el juego de bolos era una práctica común entre los religiosos alemanes.
Finalmente Diem señala una posible vinculación con la cultura persa dada que se conocen diferentes modalidades de danzas y manipulaciones con unas mazas o bolos grandes que pueden llegar a pesar hasta 35kg.
A pesar de la no coincidencia en la interpretación o localización del juego de bolos en épocas ancestrales se resalta una vez más la pluralidad cultural que ha acompañado a este grupo de prácticas desde tiempos remotos.
Con lo visto hasta el momento no sería descabellado pensar que nuestros bolos han tenido claras influencias socioculturales de las culturas celta, alemana y francesa, aunque su localización debe ampliarse a otras civilizaciones antiguas de Polinesia- Malasia, Egipto, Grecia, Roma y Persia.
3. Antecedentes etimológicos
Otra buena manera de comprobar e intuir la riqueza cultural asociada a los juegos de bolos puede consistir en prestar atención al recorrido etimológico que han seguido sus principales expresiones lexicales. Este "rastreo" etimológico nos confirma la constante confluencia de interacciones entre las culturas que en diversos momentos han compartido el protagonismo histórico en nuestras tierras españolas.
El erudito Caro Baraja, en su estudio sobre los pueblos de España, reconoce esta singularidad al indicar que "en España coexisten desde muy antiguo tipos humanos (y quien dice éstos también dice elementos culturales y lingüísticos venidos de la Europa y del Este, después de largas marchas y otras más propias siempre del norte de África y del Occidente)"
Después de una exhaustiva revisión de estudios y obras sobre los antecedentes etimológicos del juego de bolos observamos que los primeros testimonios etimológicos provienen de la antigua cultura alemana, celta y provenzal (occitania) y definen probablemente los usos lexicales originarios de las voces actuales. A menudo, estas culturas han seguido itinerarios paralelos y concurrentes fruto de las invasiones y de las continuas interacciones culturales mantenidas.
A partir de los datos obtenidos nos atrevemos a apuntar un posible recorrido etimológico de las principales voces del juego de bolos. Así mismo los términos que se utilizan para describir las diferentes modalidades del juego localizadas en España reafirman la pluralidad que acompaña a los bolos. Observemos como en una misma Comunidad Autónoma se puede encontrar una considerable dispersión terminológica, probablemente como consecuencia de las constantes interrelaciones culturales en unos casos, y en otros debido a la capacidad y voluntad de perpetuar parte de las influencias recibidas en algún momento de la historia.
A modo de ejemplo mostramos las siguientes gráficas (Fig. 3 Y 4) en las que se recogen algunas de las principales voces del juego de bolos localizadas en España, las cuales deben considerarse resultado de la herencia del recorrido etimológico explicado anteriormente.
Todas estas expresiones no hacen más que confirmarnos la extraordinaria riqueza cultural y consecuentemente motriz del juego de bolos, característica que nos lleva a pensar que las fronteras o delimitaciones geográficas establecidas desde un punto de vista político, poco se corresponden con la geografía lúdica que nos muestra el juego de bolos. Seguramente este hecho confirma la proximidad de nuestras gentes y pueblos en ese interés de compartir y relacionarse de forma divertida y placentera con los demás.
4. La dimensión cultural de las voces en el juego de bolos
El juego de bolos entendido como un constante diálogo metafórico expresado en acciones matrices traslada momentáneamente a sus protagonistas a una atmósfera distendida, lúdica y placentera en la que es fácil encontrar signos de la vinculación de este juego con su entorno sociocultural.
Los protagonistas, además de jugar, hablan, identifican jugadas, piezas y dan nombre a todo aquello que consideran digno o necesario de ser mencionado en el juego de bolos. Sabiendo que en cada contexto (lugar o época) el juego ha estado acompañado de circunstancias, condiciones e influencias singulares, las expresiones lexicales también van a ser una vez más muestra clara de esta dispersión cultural, pero al mismo tiempo nos van a descubrir la extraordinaria conexión del juego con su entorno más local.
Las voces que introducen los protagonistas del juego nos muestran la dimensión más poética y seguramente simbólica de la cultura bolística. Más que encontrar tecnicismos y términos muy rebuscados se observan voces que nos remiten a la cotidianidad cultural más sencilla y simple de sus actores. A modo de ejemplo vamos a destacar algunos de los resultados que obtuvimos en un estudio realizado sobre la dimensión simbólica de las voces de los juegos de bolos en España.
En este apartado analizaremos los términos que nos remiten a las condiciones en las cuales se protagonizan los juegos de bolos, entendiendo esta práctica como un sistema sociocultural constituido por los siguientes componentes (figura 5):
- Localizaciones espaciales (zonas de la localidad...)
- Emplazamientos temporales (época o momento de juego)
- Protagonistas (género, edad...)
- Material (objetos que se utilizan para jugar...)
-Apuesta o motivo del desafío
Localizaciones espaciales
Observamos que los términos que se utilizan se refieren a diferentes emplazamientos característicos de cualquier localidad rural. Por ejemplo: la calle, la esquina o extremo de una casa o calle (cantón), el pasillo de una casa (carrejo), lugares cubiertos (portales) o de paso, el pinar como zona de pinos, cocina, corral y poza.
Otra consideración a tener en cuenta es la alusión al proceso de deportivización de los juegos de bolos, por el cual se precisa del acondicionamiento de una zona de la localidad para jugar. Esta circunstancia facilita la aparición de términos referidos a tales locales, como es el caso de la voz bolera.
Emplazamientos temporales
En este apartado indicar que tan sólo se ha localizado un término referido a la mano, entendida coloquialmente como ocasión u oportunidad en el sentido cotidiano.
Material
Al igual que se observaba en la lógica interna, los objetos materiales son el componente que mayor cantidad de términos propicia. A pesar de la variedad de voces se deduce una clara alusión a objetos o materiales que han tenido un verdadero protagonismo en el juego. Desde este punto de vista destacamos:
- El uso de múltiples objetos de madera: vara, palo, garrote, bastón (birla, bile, billa, billarda, billarde, billart, birla,
garrot, tac, tascó, truc, porra, tablón...)
- También la utilización de otros materiales como por ejemplo huesecillos o tabas (bolo, birlo)
- Objetos de hierro (tiradera, campana).
- Piedras o losas (Pasabolo Losa).
Protagonistas
En el apartado de protagonistas, los términos expresan una gran variedad de personajes conocidos y cotidianos de la vida social de cualquier colectivo de personas. Entre los distintos grupos de personajes resaltamos los siguientes:
- Personajes referidos a un núcleo familiar: birla abuela, bolo padre.
- Personajes que destacan por alguna característica concreta: hombre bueno, miquis Jocoso), mudo/a, mentiroso (bolero), hablador o con pico acentuado (picuda), confundido, feo (mico), chiquito o chiguito (pequeño).
- Personajes relativos a la actividad laboral: bolo amo, bolo macho, plantador, pinador, peón, baratero.
- Personajes del ámbito religioso: bolo cura, bolo padre.
- Personajes del ámbito político o bélico-militar: birla reina, bolo rey, bolo peón, bolos arrestados.
También identificamos un grupo de voces relacionadas con alguna parte del cuerpo de los protagonistas: cara, culo, manga (manganeta), pelo (meleneta), oreja (orelleta), palma (bolo palma), boca (bolo emboque).
Apuesta
En este apartado, a pesar de que se podían apostar diferentes objetos preciados, todos los términos se refieren al uso de dinero. Entre estos términos destacamos:
- Juntar dinero (armar)
- Pagar dinero (bitllar)
- Porción de dinero (barato o cinco)
- Perdonar lo apostado (excuse)
4.1. Voces referidas a realidades socioculturales del entorno
En este apartado hemos ordenado los términos que se refieren a aspectos del entorno que considerados como realidades socioculturales proyectan un flujo de influencias o relaciones con el juego popular-tradicional, a las cuales éste debe adaptarse y responder.
Por no hacer una alusión directa a los componentes internos o externos del juego, sino a otras consideraciones del entorno, pensamos que los términos de este apartado son los que más evidencian la dimensión simbólica del juego de bolos. Entre estos apartados diferenciamos las siguientes realidades:
-Actividades laborales
- Ámbito bélico-militar
- Actividades domésticas
- Religión o aspectos mágico-religiosos (erótico-sexuales)
También hemos creído oportuno incluir un apartado referido a voces relacionadas con el reino animal.
Actividades laborales
Las voces correspondientes al apartado de oficios o actividades laborales, nos remiten a tres apartados principales:
1. Voces referidas a oficios o personajes propios de alguna actividad laboral: plantador, peón, armador, propietario (bolo amo, bolo macho)
2. Términos referidos a objetos característicos de alguna actividad laboral: cestos de mimbre que se colocan a ambos lados del lomo de ciertos animales como el caballo, burro... (argados), instrumentos de madera para clavar maderos o estacas (maza), clavo grande para arrastrar maderas (tiradera).
3. Acciones propias de algún oficio: añadir trozos de leña a la carbonera (bitllar), disponer, fraguar o formar alguna cosa (armar), cortar la parte alta de alguna planta (segar), colocar un ladrillo o viga (sentar)...
La presencia de estas voces nos orientan a reafirmar la consideración expresada en otros trabajos por la cual planteamos que muchos de los juegos populares-tradicionales se inspiran en sus inicios en actividades correspondientes al trabajo diario.
Ámbito bélico militar
Encontramos algunas voces lexicales relacionadas con el ámbito bélico-militar, que han servido para inspirar algunos de los términos de juegos de bolos. En este apartado aparecen términos relativos a figuras o personajes militares como rey, reina (soberanos), peón (soldado de a pie).
Otras locuciones se refieren a un arma característica, maza (arma antigua) y también a la utilización de éstas como, proveer armas (armar), matar de un golpe (birlar, birlear), hacer el bitllot la guerra.
También observamos que algunos de estos emplazamientos tienen una connotación lúdica, tal es el caso de castro, zona fortificada usada por el ejército o cantón, esquina o extremo de un castillo o fortaleza.
Actividades domésticas
Destacamos una gran variedad de términos, todos ellos referidos a objetos o actividades propias de entornos rurales.
- Objetos característicos: alforjas, argados (talego), billarda (palo rollizo), bitlla (cantidad de hilo enrollada en la lanzadera), chorra (trozo de tierra sin labrar), cortezo (cantero o corteza de pan), mazo (útil para golpear), tascó (cura o calza), garojo (raspa de maíz), parra (planta de vid), biche (frutos no maduros), sentar (colocar una viga), birla a copas (copas), garró Gamón), manilla (pulsera).
- Actividades propias de entornos rurales: bitllar (añadir trozos de leña al horno), enhornar (meter objeto en el horno), hacer leña (recoger leña), labrar (cultivar la tierra), segar (cortar plantas).
- Voces relacionadas con aquellos animales muy habituales en el entorno rural: cangrejo, vaca, gallina (huevo), pato, mirlo/a.
Religión o elementos mágico-religiosos
Destacamos el grupo de términos referidos a personajes religiosos: bolo padre, bolo cura.
En este apartado también se localizan términos que aluden al malo al diablo como: diabla, bolos son diablos, pato (hechizo), bicha (derivado de bicho, bestia). Igualmente en el ámbito religioso destacamos el término campana (campana sorda), capilla (capella) y casar.
Dentro de este apartado hemos creído oportuno dedicar una segunda categoría para referirnos a aquellas connotaciones erótico-sexuales que a menudo se han asociado a creencias mágicas o culturales que refuerzan la dimensión simbólica de estos términos.
En primer lugar observamos algunas voces con alguna vinculación al órgano sexual masculino como: bicha, boluca, cache, carraca, ca rrejo , cinco, chiguito, chorra, diabla, huevo, mazo, megollo, micha, miche, minca, minga, mingo, rnuda, panojuca, pinca, pirujo, poya.
También queremos significar que algunos autores como Álvarez de Gamboa, indican el mismo significado de otros términos que el lenguaje dialectal evidencian este carácter erótico sexual del juego: mico, picuda, garojo, cangrejo.
Tengamos en cuenta que la forma y tamaño de los bolos fácilmente se asocia con determinadas connotaciones fálicas, e incluso con múltiples leyendas relacionadas a personajes tan mágicos como las brujas, que se servían de dicho juego para predecir alguna de las dudas que se les planteaba.
En general, observamos que todo este grupo de voces nos confirma esa relación tan directa que existe entre los juegos populares-tradicionales, en este caso los juegos de bolos localizados en España y el contexto sociocultural que los acoge. Circunstancia que reafirma la necesidad de defender una visión contextualizada de estas prácticas en el entorno en las cuales se protagonizan y llegan a ser verdaderamente representativas.
Una vez constatada la pluralidad cultural asociada al juego de bolos tal y como intuíamos al principio de este texto, vamos a tratar de poner de manifiesto la riqueza motriz de estos juegos siguiendo la misma estratégia metodológica.
5. La riqueza motriz de los juegos de bolos
Lo primero que se observa al prestar atención a algunas de las modalidades de juegos de bolos localizadas en España es la extraordinaria diversidad en la forma de jugarse. Esta dispersión reglamentaria nos reafirma la condición compleja del juego de bolos y consecuentemente nos muestra la dificultad de llevar a cabo cualquier interpretación o estudio serio sobre este tipo de actividades.
Al ponerse en práctica cualquier modalidad de juego de bolos son tantos los aspectos que se relacionan y que activan que difícilmente se puede encontrar un único criterio al proponerse estudiarlos. Así una de las primeras tareas a cubrir, consistente en ordenar o diferenciar los distintos grupos de juegos de bolos, se acompaña de múltiples dificultades.
A pesar de estas dificultades, después de reflexionar metódicamente en torno a este tema pensamos que una primera solución para diferenciar las diversas familias de juegos de bolos puede pasar en hacer uso del criterio de intencionalidad u objetivo de marca de las acciones de los juegos de bolos (este aspecto sirve para determinar el resultado de éxito o fracaso de los jugadores). Así observamos tres grupos principales de juegos de bolos:
1. Juegos de derribo, cuyas acciones de marca pretenden abatir un número determinado de bolos.
2. Juegos de pasabola, con acciones de marca dirigidas a alejar los bolos plantados hacia una distancia horizontal ido vertical.
3. Juegos mixtos, cuyas acciones de marca se orientan a derribar o alejar los bolos plantados.
Si al criterio de las acciones de marca se le unen los criterios correspondientes al material que se utiliza ya los aspectos temporales del juego, podemos empezar a evidenciar más claramente esta pluralidad motriz a la que nos estamos refiriendo.
Tipología de los juegos de bolos
1. Juegos de derribo (acción de marca).
1.1. Con seis bolos y maza (material) y secuencias temporales cíclicas (imperativo temporal).
1.2. Con un número diferente de bolos y bola o tiradera (material).
1.2.1. Con la repetición cíclica de una o varias unidades temporales (imperativo temporal).
1.2.2. Con la combinación de unidades temporales desiguales (imperativo temporal).
2. Juegos de pasa bolo (acción de marca).
2.1.Con únicamente acciones de marca de alejar los bolos.
2.2. Con combinación de acciones de marca de alejar con acciones de derribo
3. Juegos mixtos (acción de marca).
A pesar de esta clara extraordinaria pluralidad, las obras que han dedicado parte de su atención al estudio del juego de bolos no siempre reflejan las distintas formas de jugar que acompaña a esta familia de prácticas. Así, la revisión de las distintas maneras de describir las reglas del juego de bolos nos confirma que la mayoría de ocasiones tan sólo se menciona el juego consistente en derribar unos objetos plantados. Únicamente un reducido número de autores como Fernández de Gamboa, Braun, Maestro... indican una concepción más global del funcionamiento del juego, destacando la opción de jugar para abatir los bolos (modalidad de derribo) y la de alejarlos para hacerlos pasar por encima de algún objetivo elevado (modalidad de pasabolo).
Movidos por la inquietud de proponer un acercamiento integrador y plural del juego de bolos (birles, birlos, quilles,...), nos atrevemos a sintetizar una breve descripción de las características más relevantes de las formas practicadas en España:
"Juego motor de competición (como mínimo entre dos personas o equipos) y de precisión, en el cual se plantan varios bolos verticales - más altos que anchos y de formas plurales - sobre una superficie estable (de tierra, barro, losa, madera, tabla,...) con la intención de impactarlos con el impulso de algún objeto arrojadizo, generalmente esférico, semiesférico, cilíndrico o paralepípedo (conocido con el nombre de bola, bitllot, boliche, manilla, maza, taco, tiradera... entre otros) para derribarlos (de forma directa o indirecta), alejarlos (para superar alguna distancia establecida sobre el eje horizontal o vertical) o conseguir ambos objetivos a la vez".
Una vez mostrados a grandes rasgos los principales modos de jugar a los bolos, vamos a seguir las mismas estrategias metodológicas que en el apartado anterior, para poner al descubierto la pluralidad motriz que caracteriza a estos juegos.
5.1. Términos referidos a la lógica interna.
En el apartado de los términos que hacen alusión a la estructura práxica del juego de bolos, entendido como un sistema, en este caso sistema praxiológico, ya que su condición es motriz. Este sistema está constituido por los siguientes componentes:
- Espacio
-Imperativos temporales
- Jugadores (interacción, roles...)
-
Objetos extracorporales
A pesar que su denominación es parecida a la de los componentes del sistema sociocultural, en este caso su condición es totalmente distinta, ya que nos remite a todos aquellos aspectos que se necesitan saber para entender las reglas de un juego y su funcionamiento. En cambio en el caso de los componentes del sistema sociocultural nos dirigimos a aquellas condiciones que han acompañado al juego pero que no forman parte de su estructura reglada (p.e. zonas de juego de la localidad, momentos del año de práctica, género y edad de los protagonistas...).
Partimos de la hipótesis de considerar que si realmente el juego de bolos ofrece una diversidad reglamentaria (motriz) considerable, las voces que nos vamos a encontrar van a hacer alusión a los componentes del sistema citados y a sus relaciones sistémicas.
Pasemos a observar que manera se realiza dicha referencia lexical, sobre los diversos componentes:
Espacio
En el juego de bolos encontramos varios grupos de términos referidos al espacio de juego. Entre todas estas expresiones se aprecia una alusión clara a distintos subespacios entre los cuales destacamos las voces que hacen alusión a dos subespacios principales:
- Zona donde se plantan los bolos: castro, parra, pato...
- Zona desde donde se lanzan las mazas: birla a copas, cases, mano, pas de tiro, pate, punto de birle.
Del uso de estas dos zonas se evidencian los dos roles principales de muchos de los juegos de bolos: el tirador y el plantador. De ahí que no nos sorprenda la abundancia de términos encontrados.
Estas voces indican una primera alusión a las dos subzonas mencionadas pero también referidas a su relación con otros componentes internos como el material (acondicionamiento, lanzamiento de las mazas...) y a los protagonistas (roles...) reforzando la condición sistémica y el orden lógico interno que se ha apuntado en anteriores trabajos.
Al mismo tiempo también interpretamos que la evolución de una gran parte de las modalidades de juegos de bolos suponen hablar del proceso de deportivización por el cual muchos juegos se convierten en deporte, situación que implica acondicionar "domesticar" el terreno de juego, detallando mucho más sus distintos subespacios. Pensemos que antes de este proceso de deportivización se podía jugar en cualquier sitio,
flexibilizando constantemente las reglas de juego de este componente.
Imperativos temporales
El factor temporal de los juegos de bolos es substancial, ya que en un juego en el que los participantes compiten actuando en distintas fases del juego sin interferir al resto de jugadores, la comparación de sus intervenciones en referentes temporales resulta sensiblemente importante.
En un estudio anterior ya demostrábamos la gran variedad de juegos de bolos que distinguen diversas unidades temporales en su estructura práxica. De ahí que no nos deba sorprender que observemos términos correspondientes a este apartado por ejemplo mano o birla; e incluso a determinadas formas de jugar en las que los protagonistas "ocasionalmente" realizaban por ejemplo hacer vaca o hacer faja.
Conviene saber que algunos juegos son el resultado de la combinación de diversas fases o manos del juego, circunstancia que favorece una gran variedad de términos: campana sorda, meleneta, manganeta, monada, monadeta, mudo, muda, urelleta, prendrese'n... En algunos juegos se enfatiza algún momento extraordinario de la partida, denominándola con alguna expresión característica: baile del cangrejo, monico.
El sistema de puntuación, necesario para saber quien gana o pierde la partida se ve representado por distintas alusiones que remiten a alguna acción característica como por ejemplo bolo amo o pasión.
Protagonistas
El apartado de jugadores ofrece un amplio abanico de voces.
En primer lugar encontramos algunos términos referidos a la condición general de jugador de bolos (birlaire, bitllaire, bolari).
También se introducen expresiones que se dirigen a destacar alguno de los roles o funciones destacadas en muchos juegos de bolos, entre estos destacamos el grupo de palabras generadas en torno al plantador (pinador, armador...) persona que además a menudo era el dueño y encargado del juego. La neutralidad de esta función de plantador origina otros términos como "hombre bueno".
Tan sólo se ha encontrado un término que se refiere al último jugador que interviene en la realización de las acciones: porra, aspecto que nos relaciona el componente imperativo temporal con el de jugador (rol).
Por último indicar que con la deportivación de muchas modalidades del juego de bolos se introduce la presencia del árbitro. Esta figura se ve reforzada con expresiones como bolos arrestados y zurriego. A pesar que no forma parte de la lógica interna creemos conveniente acentuar tal constancia lexical del proceso de deportivización.
Objetos extracorporales
Observamos que el material es el componente interno del juego que mayor repertorio de voces genera. Pensemos, a modo de ejemplo, que no es de extrañar que el juego se conozca por el nombre del material Juego de bolos). Tengamos también en cuenta que los objetos extracorporales son el componente más versátil y plural en cuanto a formas, colores, tamaños, pesos... por lo que proyecta una gran carga simbólica de significados.
Entre los grupos de términos identificados destacamos los referidos a las dos piezas principales: bolo y maza (pieza arrojad iza). Sin embargo, son los objetos que se plantan los que originan mayor número de voces (57), ya que hemos encontrado 13 correspondientes al objeto arrojadizo.
Con relación a las voces que nos remiten a los bolos distinguimos 3 principales apartados:
1. Términos que se refieren a los bolos en general: bila, bile, birla, bitlla, bolo, palistroc, quilho, txirlo...
2. Voces que enfatizan la atención en alguna pieza extraordinaria del juego.
En algunos juegos se quiere resaltar la presencia y utilización de algunas piezas extraordinarias, ello se consigue variando su morfología, las piezas de más valor acostumbran a estar más trabajadas: rey, reina, birla abuela, diferenciando su tamaño del resto de los bolos, unas veces aumentándolo (bolo macho, huevo, minca, padre) y otras disminuyéndolo (biche, bolinche, chiquito, mingo, picuda, cura).
Vemos también cómo esta condición extraordinaria se enfatiza colocando dichas piezas en una posición claramente diferenciada del resto de los objetos -en el centro de una disposición circular, huevo; en uno de los extremos, cinco, cincón o incluso alejado del resto de las piezas, bolo palma, bolo de emboque- generalmente cuando su tamaño es inferior al de los demás.
Además en algunos casos esta condición especial se acentúa mediante un sistema de puntuación extraordinaria asociada a estas piezas, circunstancia que propicia algunos términos como cinco, cincón, cinquilla.
3. Términos referidos a la disposición de estas piezas, una vez se les ha contactado con el objeto arrojadizo.
Entre estas expresiones destacamos los siguientes grupos:
- Las que se refieren al hecho de hacer caer todas las piezas: billón, bolinchada, hacer leña, culos... --
- Las correspondientes a la máxima jugada: hacer bitlla, fetes (hechas). -'
- Las que corresponden a la jugada que consiste en derribar los bolos de la fila del centro. En el juego de seis bolos: calle, alforjas, argados, corralot, portales.
Por último destacar la expresión capella (capilla), usado en los juegos de seis bolos, cuando quedan tres de ellos dispuestos en forma de triángulo. "La capella: no et fíos d'ella" (la capilla: no te fíes de ella, indicado por la incertidumbre del resultado de las acciones que se realicen cuando los bolos quedan en esta disposición).
Una vez más se acentúa la condición sistémica de los componentes del juego, al relacionar los objetos que se manipulan (material) con el espacio y el imperativo temporal (sistema de puntuación).
La acción motriz como propiedad emergente del sistema
El carácter sistémico de los componentes internos del juego origina que tras entrar en interacción, el sistema juego posibilite la realización de determinadas acciones motrices, entendiendo que estas acciones son el resultado emergente de la combinación sistémica de todos los componentes internos.
Esta parte importante de todo juego también se ve aludida por las voces encontradas. Entre estos términos destacamos la distinción de tres grupos de voces, atendiendo a las características de las acciones:
. Voces que hacen referencia a la manera de disponer los bolos: armar, plantar, pinar, sentar (espacio-material).
.Voces correspondientes al lanzamiento de los objetos arrojadizos (material) y aquí observamos que se usan seis criterios:
1. Forma de lanzar: rebesazo, a ruedabrazo, garrot, segar.
2. Secuencia temporal del lanzamiento (volver a lanzar), birlar, birlear, rebatir.
3. Acciones de lanzamiento incorrectos.
- Lanzamiento corto, chorra.
- Lanzamiento que no entra por una zona indicada, cinca.
- Lanzamiento en el cual no se contacta con ningún bolo, labrar.
4. Manera característica de lanzar: hacer el billot la guerra (lanzar muy fuerte sobre los bolos) trochamonte (lanzar muy alto).
5. Acciones referidas a la máxima puntuación o de mayor éxito: hacerbitlla, feta (hecha), hacer ou.
6. El último grupo haría alusión a acciones relativas a la interacción entre jugadores: casar.
Modalidades de juegos de bolos
Por último indicar que las expresiones lexicales también van referidas a distinguir la denominación de determinados juegos de bolos. Dichas modalidades reciben tal distinción en función de los siguientes criterios:
- La manera en cómo se dispone el material, pasa bolo losa, pasabolo tablón.
- La modalidad del lanzamiento, garrot, cachete, rueda brazo.
- El tamaño del material, bolillo.
En esta ocasión se confirma la alusión a los componentes internos del espacio, manipulación y tamaño del material.
6. Ultimas reflexiones
En este trabajo hemos intentado evidenciar la extraordinaria pluralidad motriz y cultural de los juegos de bolos en España. Para ello hemos seguido un camino singular y original hasta ahora no tratado; nos referimos prioritariamente a las voces, términos y jerga utilizada en los juegos de bolos. Con la sistematización de los datos a partir de una metodología transversal y sistémica creemos haber mostrado una buena parte de esa riqueza cultural y motriz que ha acompañado y acompaña a los juegos de bolos.
Además la atención prestada en algunos otros apartados como las fuentes de inspiración u orígenes del juego de bolos, la presencia en las culturas ancestrales, así como la etimología de sus principales voces sirve de complemento para poner al descubierto dicha diversidad.
Esta pluralidad implícita en la esencia del juego de bolos nos alerta una vez más de la necesidad de considerar contextualizadamente estas prácticas de tradición oral, respetando en todo momento los usos y costumbres que han seguido en cada una de las localidades en las que han tenido un cierto protagonismo.
No podemos terminar esta exposición sin manifestar una vez más un reto todavía pendiente en nuestra geografía española, nos referimos a la tarea de inventariar de forma rigurosa y contextualizada las distintas modalidades de juegos de bolos (federadas y no federadas) existentes en España.
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Enviado por: | Ana García Pérez |
Idioma: | castellano |
País: | España |