Historia


Revolución Rusa


LA REVOLUCIÓN RUSA

Coloso de pies de barro, Rusia no podía resistir la tormenta de la Primera Guerra Mundial, y su régimen autocrático se hundió en la violencia y el caos.

Al principio de la guerra, envueltos en una llamarada de sentimiento patriótico, todos los partidos rusos se aliaron, y los ejércitos obtuvieron algunos éxitos; pero en 1916 habían reaparecido en la política rusa las terrible divergencias anteriores, ya que el zar se negaba a cooperar con los funcionarios elegidos.

En esa época, la guerra había agotado ya a todas las naciones de Europa, desorganizando las comunicaciones, mermando mucho la producción de alimentos y restando grandes masas obreras a la industria y al comercio. La prolongada contienda había transtornado las condiciones de vida propias de la paz, y en los países europeos reinaba gran depresión moral.

Rusia era la que más sufría las consecuencias de todo esto. Los hombres gobernaban el país, particularmente el zar, eran de una incapacidad total, y su exagerada devoción permitió que Rasputín, un impostor de culto delirante e inmoral, aprovechara la corrupción y la locura imperantes en lasa altas esferas rusas y se adueñara de la situación. En el fondo, había una indolencia que resultaba prácticamente criminal y permitía prever un trágico fin próximo, ya que las tropas rusas eran enviadas al frente sin artillería y a veces hasta sin fusiles. De hecho, eran carne de cañón que se enviaba a la muerte, y ello hizo cundir rápidamente un agudo descontento en el ejército, sacrificado por el alto mando imperial.

A fines de 1915, Rusia empezó a ser un problema para sus aliados, ya que no estaba en condiciones de lanzar ni una sola mirada ofensiva y hasta se decía que negociaba una paz por separado con Alemania.

El 29 de diciembre de 1916 este estado de cosas hizo crisis con el asesinato del siniestro Rasputín en casa del príncipe Yusupov, y ciertas personalidades intentaron mejorar la caótica situación reinante en ele orden político y milita. Pero la descomposición se había acentuado de tal modo que ya era tarde para apelar a remedios poco enérgicos. En San Petersburgo hubo varios motines por falta de víveres, que fueron el preludio de la revolución; luego, huelgas y tumultos. Frente a la exigencia de reformas en la composición del gobierno, éste ordenó la disolución de la Duma.

Finalmente, los soldados acantonados en la capital se volvieron contra el zar. Tanto los campesinos como los obreros y los burgueses rusos estaban cansados del antiguo régimen y éste no podía sostenerse. El 12 de marzo de 1917, desafiando las órdenes del zar, la Duma se negó a disolverse. Se formó un gobierno provisional presidido por el príncipe Lvov. El 15 de marzo el zar, a quien ya no sostenía la fuerza de las bayonetas, tuvo que abdicar, Había acabado el largo reinado de los Romanov.

El que tomó a su cargo el gobierno de Rusia fue Alejandro Kerenski, un socialista de la tendencia menchevique, o sea moderada. Kerenski se halló ante una tarea muy difícil. Al mismo tiempo que debía solucionar una caótica situación interna y la falta de víveres tenía que hacer frente a un poderoso movimiento socialista de tendencia mucho más extrema, el de los bolcheviques o ala francamente revolucionaria del partido; y, además, se veía prácticamente abandonado por los aliados de Rusia. Francia e Inglaterra no supieron ver, hasta que ya fue demasiado tarde, lo que ocurría en aquel país: querían que Kerenski lanzara una ofensiva contra el frente alemán. Para aliviar la presión ejercida por las tropas germánicas en el frente occidental, Y cuando los alemanes atacaron Riga por mar y tierra, Inglaterra no envió al Báltico una expedición naval de ayuda, como esperaba Kerenski.

Mientras tanta, en todo el país surgían “soviets”, o sea consejos de obreros y soldados, Estos consejos eran mucho más radicales que el gobierno de Kerenski, por ser de tendencia bolchevique. Su poder fue en aumento, y su presión se acentuó hasta que, finalmente, el 7 de noviembre de 1917 (25 de octubre, para los rusos) lograron adueñarse del poder.

Esa misma noche, a las 10:45, un congreso de Soviets estableció el Consejo de Comisarios del Pueblo que, bajo la presidencia de Lenin, fue, desde entonces el poder soberano de Rusia.

LENIN

Una masa de 160 millones de personas, Rusia entera, había puesto su confianza en las ideas de aquel hombre y ahora esperaba que las mismas dieran al país la libertad y el bienestar que ansiaba.

Vladimir Ilich Ulianov nació en 1870, en Simbirsk, a orillas del legendario Volga; provenía de una familia de la burgesía acomodada, aunque su padre, un funcionario, fuera más rico en títulos que en dinero. De niño se mostraba ya apasionado, terco e inteligente; su sensibilidad fue profundamente impresionada en su juventud por la muerte de su admirado hermano mayor Alejandro, quien, en 1887, fue arrestado y colgado por haber tomado parte en un atentado terrorista contra el zar Alejandro III. A pesar de ellos, Vladimir fue admitido el mismo año en la universidad de Kazán, para estudiar Derecho, pero no tardó en se expulsado por haber tomado parte en una organización revolucionaria de estudiantes.

En 1889, le permitieron nuevamente el ingreso en la universidad. En esa época, empezó Lenin a estudiar sistemáticamente Carlos Marx y se encontró con los miembros del círculo local marxista. “De esta pasta se hacen los Robespierre”, dijo al conocerlo Pléjanov, un teórico revolucionario.

En 1894 empezó a escribir sus primeras obras polémicas y a hacer propaganda en San Petersburgo, hoy Leningrado. Su estilo era sencillo y directo apto para ser comprendido por el público al que estaba destinado.

En 1895 lo arrestaron; pasó el año 1896 en prisión, y en 1897 fue desterrado a Siberia; durante el periodo que pasó allí terminó su más importante trabajo económico, El desarrollo del capitalismo en Rusia, basado en una enorme masa de estadísticaas. En 1900, Lenin fue a Suiza para organizar la publicación de un periódico revolucionario, el Iskraa (“La Chispa”); el primer número apareció a fines de aquel mismo año, con el lema “De la chispa a la llama”.

Siguó viviendo en Suiza, llevando una vida sencilla, Extraordinariamente precavido y desconfiado, conservó en el partido solamente a gente incondicional y muy segura. Adivinaba las dificultades enrormes que se presentarían a los revolucionarios cuando triunfaran, pues ellos nunca habían gobernado, y además, el país se encontraba en un estado tan lamentable que era inevitable que se produjera una terrible anarquía en el interior y hasta que fuese atacado desde el exterior. Por eso no quería gente “tibia” a su lado, pues podía pues podía ser una amenaza de desacuerdo para el futuro.

Lenin era infatigable: el trabajo intelectual y la lucha política absorbieron su actividad y sus pasiones. En 1903, Struve, Pléjanov y otros miembro del partido propusieron una alianza con los intelectuales liberales, a fin de poder contar con éstos y que la revolución se realizara en varias etapas, por aconsejarlo así el enorme atraso propugnando el territorio y la “guerra de clases”, y en 1905 se produjo la división.

Lenin era sumamente culto: hablaba además de ruso, ingles, alemán, polaco y sueco. Este hombre fuerte y decidido iba a moldear la Rusia del futuro.

LAS PRIMERAS MEDIDAS

Uno de los primeros actos del gobierno fue proceder a la elección de la Asamblea constituyente. El día 11 de diciembre de 1917 se reunió la misma en San Petersburgo. Constaba de 377 miembros, de los cuales había 221 socialistas, 131 bolcheviques, 12 cadetes y 13 moderados. Votó como presidente de la misma al socialista Chernov. Ni la composición de la Asamblea, elegida por el pueblo, ni el presidente que ésta designó agradaron al gobierno. Y entonces, lo mismo que antes había hecho el zar con gran indignación de los revolucionarios - sólo que esta vez usando la fuerza -, el gobierno hizo que los marinos bolcheviques disolvieran la Asamblea. ¡Para hacer la revolución que Lenin quería llevar a cabo en Rusia, no era necesario contar con la opinión del pueblo ruso! Y se instauró un régimen de terror.

El 10 de diciembre se había decretado la confiscación de la propiedad territorial; el 15 se proclamó la separación de la Iglesia y el Estado.

En febrero de 1918 se adoptó el calendario gregoriano, se anuló la deuda pública, se abolió la propiedad privada, se nacionalizaron los bienes de la Iglesia y se declararon propiedad del Estado todas las empresas y sociedades.

El 3 de marzo se firmó definitivamente el tratado de Brest-Litovsk que ponía fina ala guerra con Alemania. Por él se reconocía la independencia de Finlandia, Letonia, Polonia, Lituania, Estonia y Ucrania. Parte de las tierras ddel otro lado del Cáucaso fueron entregadas a Turquía. El gobierno tomó esta decisión de paz considerando, acertadamente, que era imposible mantener en guerra a un país en estado de caos y de miseria, que necesitaba una rápida reorganización, y que, además, tenía que instaurar y dar vida a un nuevo régimen.

EL TERROR

Los zares habían llamado a las armas a más dde ocho millones de hombres, arrancándolos de sus aldeas, y muchos de ellos al abandonar el ejército, habían formado bandas de salteadores de caminos, que operaban bajo el nombre de comunistas, A veces, llevaban su osadía al extremo de atacar poblados y caseríos; saqueaban, incendiaban y violaban, y ninguna fuerza había capaz de oponerse a sus desmanes. Los muertos yacían en las calles durante días enteros. Por su parte, para colmo de males, los campesinos en su ignorancia, se habían repartido a su antojo las tierras.

Los bolcheviques, para restablecer el orden, fusilaron a todos los hombre a quienes encontraban con armas. Así murieron miles de personas, y esa violencia inicial se justificaba en parte, porque sin ella no habría podido restablecerse el orden.

Se organizó un racionamiento muy duro; sólo los que trabajaran tenían derecho a comer. Para combatir el hambre en las ciudades, se crearon destacamentos de obreros y comités de campesinos, que obligaban a los agricultores a entregar sus cosechas para la ciudad.

Había mucho malestar en todo el país, y la gente empezaba a preguntarse si no habían derribado una tiranía para poner otra peor. Entonces se creó la Cheka, una comisión revestida de poderes extraordinarios, especie de “inquisición”, cuya finalidad era acabar con los inconformes (a los que se daba el nombre de “contrarrevolucionarios”). Había que hacer un escarmiento y cortar el mal en su raíz, y los descontentos fueron ejecutados por millares.

Independientemente de esto, el pueblo, tomó por sí mismo cureles venganzas. Las clases superiores, inclusive los intelectuales, fueron casi totalmente eliminadas: unos huyeron, los otros fueron asesinados. Nada es más terrible que el resentimiento desbordado de un pueblo que ha sufrido siglos de opresión. Más tarde. La Cheka fue reorganizada bajo la forma de policía secreta. Y el nuevo régimen mostró tanto encono y ensañamiento como el zarista, para eliminar cualquier crítica u oposición.

Durante algunos meses, el ex zar y su familia permanecieron en la cárcel; pero, finalmente, fueron ejecutados, en julio de 1918, inclusive le hijo menor, que sólo contaba 13 años. Desde el 9 de marzo, Moscú fue la capital de Rusia.

Mientras tanto, la declaración de los bolcheviques de que se proponían extender la revolución comunista al mundo entero les valió la animadversión y la hostilidad de los demás gobiernos, que apoyaron diversas tentativas anticomunistas de los rusos demócratas. En agosto de 19918 desembarcaron en Arkángel fuerzas inglesas y francesas, que debieron retirarse en septiembre del año siguiente. Por su parte, los japoneses hicieron grandes esfuerzos por instalarse en el este de Siberia. En 1919, los bolcheviques rusos no sólo debían luchar contra los ingleses en Arkángel y los japoneses en Siberia, sino también contra un “ejército blanco” a las órdenes del almirante Kolchak en Siberia.

En julio Kolchak y Denikin dobminaban en el sur de Rusia, y otro ejército formado en estonia a las órdenes del general Yudenich marchaba sobre San Petersburgo. Pero el flamante “ejército rojo”, formado por León Trotski, un dirigente revolucionario que demostró poseer gran inteligencia y extraordinaria capacidad organizadora, salvóo la situación. A fines de ese añoi, Yudenich, general ruso anticomunista, fue derrotado en las provincias bálticas; Kolchak debió retirarse y fue capturado y fusilado en Siberia; y Denikin, con los pocos soldados que le quedaban, fue evacuado por barcos ingleses y franceses, a comienzos de 19920.

Más tarde, el gobierno de los soviets tuvo que hacer frente a una campaña de los polacos, acaudillados por el general Wrangel, quien obtuvo algunas victorias, y los rusos tuvieron que concentar la paz en Riga, proporcionando importantes ventajas territoriales a Polonia.

Después de la lucha contra los ejércitos “blancos”, el país, a pesar de su victoria, estaba en grave crisis económica, pues los campesinos no veían con agrado que sus cosechas pasaran a los organismos del Estado. En señal de protesta, sembraban únicamente lo que necesitaban y hacían un aresistencia pasiva. En consecuencia, la producción disminuyó. En 1921, el “año desnudo” hubo un hambre terrible, que produjo millones de muertos y, para empeorar las cosas , una epidemia de tifoidea mató a cinco millones de personas.

La producción industrial era sólo una séptima parte de la de antes de la guerra. Los obreros no ganaban los suficiente y pasaban hambre, por lo que abandonaban las fábricas. Estados Unidos, a propuesta de Herbert Hoover, hizo grandes envíons de cereales, y el explorador Nansen organizó otras formas de ayuda, desgraciadamente un poco tardías para evitar muchas muertes.

Reinaba inquietud en todas partes. Los campesinos mostraban descontento. Los marinos de Kronstadt se amotinaron y en marzo de 1921, su rebelión fue duramente sofocada por Trotski.

TODO POR LA PRODUCCIÓN

Tras cuatro años de revolución, fracasos, hambre y muerte, Lenin reconoció, por fin, sus errores: “Hemos tomado la costumbre de decir que el socielismo es un bien y el capitalismo un mal. Pero el capitalismo es un mal sólo en relación al socialismo; en relación a la Edad Media, en la cual se debate todavía Rusia, el caputalismo es un bien.”

La nueva política económica (N.E.P.) de Lenin no rechazaba el capitalismo extranjero y autorizó para los rusos ciertas formas de capitalismo privado; concedió a los campesino el derecho a vender sus cereales en el mercado libre, dio mayor libertad al comercio interno y ofreció grandes facilidades a los inversionistas extranjeros, lo cual no estaba en consonancia, por cierto, con el plan comunista de prescindir del capital privado. La industria fue reorganizada en monopolios independientes del Estado. Se fundó el banco del Estado y se creó una nueva moneda (1921) para reemplazar el absurdo sistema original, en el que se había pohibido el uso de la moneda. Se pagaron los sueldos en efectivo, en vez de darse tarjetas que permitian recibir cierta cantidad de víveres, combustibles y ropa. Esas medidas ayudaron grandemente a incrementar la producción de la agricultura y la industria.

El 30 de dicimbre de 1922, cuatro repúblicas: Rusia con Siberia (9/10 del territorio), Ukrania, Rusia Blanca y Transcaucasia formaron la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (U.R.S.S.).

Paralelamente a la edificación del régimen, Lenin quiso fomentar la revolución en los países capitalistas, y para ellos fundó, en 1919, una organización llamada Tercera Internacional, integrada por obreros de todas las naciones. Esta actitud agresiva de Rusia no gustó a los demás países, que se negaron a reconocer a la U.R.S.S.; pero, finalmente, Inglaterra cedió, y lo mismo hicieron Alemania, Austria, Italia, Noruega y muchas otras naciones. Estados Unidos mantuvo su actitud hasta 1933, aunque muchas grandes empresas norteamericanas realizaban importantes operaciones comerciales con los soviets, y muchos de sus hombre más capacitados fueron a Rusia para enseñar al pueblo a organizar eficazmente sus industrias.

CONFLICTO ENTRE DOS HOMBRES FUERTES

La muerte de Lenin, en enero de 1924, dejó a dos hombres frente a frente: Stalin y Trotski. El primero había sido nombrado, desde hacía poco, secretario general del partido (el lugar que había ocupado Lenin). Según el mismo Lenin, Stalin era “propenso a la envidia y a la violencia e imprudente”; y Trotski, “más apto, pero excesivamente confiado en sí mismo”. Pero Stalin tenía ideas concretas y fue a la lucha contra la oposición de izquierda, encabezada por Trotski, quien pensaba que Rusia no podía edificar sola el socialismo y que expulsado del partido en 1927 y deportado a Turquía dos años después.

Una vez deshecha la oposición de izquierda, Stalin arremetió contra la derecha y mandó al exilio a Bujarin, jefe de los moderados. Entonces, una vez dueño absoluto del campo, pudo empezar la socialización e industrialización del país.

EL HOMBRE DEL MISTERIO Y DEL PODER

Para millones de rusos, José Stalin fue casi un dios; para otros millones de rusos, casi un demonio. Y para casi todos, rusos o no, es probablemente la figura más misteriosa y, sin duda, la más poderosa de la historia moderna.

Su verdadero nombre era Iosif Dzhugashvili; nació el 21 de diciembre de 1879, en una mísera cabaña del pueblecito de Gori, no lejos de Tiflis, capital de lo que había sido el antiguo reino de Georgia, situado en el Cáucaso, entre los mares Negro y Caspio. Es un indómito país de gigantescas montañas y sombríos valles, de veloces ríos y repentinos aludes, de bandidos, proscritos y campesinos hambrientos, de salvajes cantos y bailes, en inverosímiles romances, de duros sufrimientos y de frecuentes crímenes.

El padre de José, zapatero remendón, entró a trabajar luego en una fábrica d calzado. Se dice que era borracho y golpeaba cruelmente a su hijo. Catalina, la madre, provenía de una familia de siervos, o sea trabajadores de la tierra que hasta 1861, habían sido virtualmente esclavos, a quienes la ley prohibía abandonar la tierra a la cual estaban ligados.

Cuando José nació, su madre había perdido ya tres hijos, aunque no tenía aún veinte años de edad. Como era muy devota, oró empeñosamente para que aquel sobreviviese. Cuando notó que el brazo izquierdo de José estaba parcialmente paralizado, lo que era una grave desventaja para ejecutar trabajos manuales, decidió que su hijo estudiara. De modo que se dedicó a coser y lavar y, cuando el niño cumplió los ocho años, pudo mandarlo a una escuela que tenía en Gori la Iglesia rusa. El niño obtuvo, en 18894, una beca en el seminario teológico de Tiflis. Y así quedó decidido que José sería sacerdote.

Pero el destino tenía otros planes. En esa época, el atrasado territorio de Cáucaso empezaba a extraer de la tierra sus riquezas de petróleo y minerales. Surgían ferrocarriles y fábricas. Junto con ese progreso industrial, apareció el movimiento revolucionario, que se propagaba con rapidez por Rusia. Koba, apodo que daban a José, en memoria de un héroe de novela caucásico, a los quince años de edad ingresó en una de la sociedades secretas revolucionarias locales y comenzó a dirigir círculos clandestinos para la enseñanza de la doctrinas de Carlos Marx, fundador del comunismo moderno.

En 1898 ingresó en el partido obrero socialdemócrata, un organismo revolucionario que quería derrocar al despótico gobierno del zar. Al año siguiente fue expulsado del seminario, a causa dde esas actividades políticas.

Mientras tanto, se afirma, el joven obtenía una sólida educación, leyendo mucha economía política, historia, filosofía, ciencias y literatura clásica, pero, sobre todo, literatura revolucionaria extremista. Trabaja con entusiasmo para difundir sus opiniones entre los obreros de Tiflis, y así logró gran experiencia en materia de movimientos clandestinos, la cual había de sele muy util en el futuro. Para ganarse el sustento, dio lecciones particulares y luego consiguió un empleo en el observatorio de Tiflis, donde tenía que examinar e interpretar ciertos instrumentos científicos.

En 1901, Stalin, a quien la policía buscaba por sus actividades revolucionarias, marchó de Tiflis a Batum, famoso centro petrolífero del Cáucaso, sobre el mar Negro. Desde entonces, estaba predestinado a ser un revolucionario cabal, que desenvolvería sus peligrosas actividades con la pluma y la palabra hablada. Era valiente ante el peligro y despiadado con los enemigos de la revolución, en la cual creía como si fuera una religión.

Entre 1902 y 1913 fue encarcelado ocho veces, y siete, desterrado a Siberia; pero siempre logró escapar y volver a Rusia y a su peligrosa labor revolucionaria. La última vez, cuando lo había mandado a vivir, en condiciones penosísimas, a una aldea próxima al Círculo Ártico, fue liberado por la revolución (1917).

Gran parte de su labor en esas duras tareas estaba concentrada en la ciudad petrolífera caucásica de Bakú, sobre el mas Caspio; pero, con el tiempo, desempeño un papel cada vez más importante en los consejos del partido y tuvo que hacer frecuentes viajes. Cuando se fundó el partido bolchevique o comunista, lo nombraron miembro del Comité Central y ayudó a fundar el periódico del partido, la Pravda (“Verdad”).

Fue entonces, poco más o menos, cuando empezó a usar el apodo de Stalin (el de acero), porque creía que éste expresaba mejor que nada su intención de ser inexorable y duro y de eliminar todo lo que se interpusiera en el camino de la gran revolución que estaba empeñado en realizar. Con otros revolucionarios, habñia usado muchos nombres para no caer en las redes de la policía, durante los largos años de lucha clandestina, pero desde el triunfo de la revolución ostentó siempre el de Stalin.

Cuando los bolcheviques lograron el dominio total del gobierno (noviembre de 1917), e instauraron una dictadura del pueblo, con Lenin a la cabeza, Stalin desplegó gran actividad para contrarrestar todos los esfuerzos destinados a derrocar al nuevo gobierno y ayudó a dirigir la resistencia de las fuerzas rojas, cuando algunos países enviaron ejércitos para doblegarlas.

Como miembro del Buró Político del Comité Central del Partido Comunista, Stalin obtuvo un gran poder. Cuando llegó a ser secretario general del Comité Central, en 1922, reunió en sus manos más facultades aún, y cuando Lenin enfermó poco después, logró gradualmente hacer que su dominio fuera total.

Al morir Lenin, en 1924, Stalin lo reemplazó como jefe del Partido Comunista y, por lo tanto, como dictador de toda la Unión Soviética, y ocupó ese puesto hasta su muerte, ocurrida el 5 de marzo de 1953. Aunque era el hombre más poderoso de la U.R.S.S., su título sólo era el de secretario general del Comité Central del Partido. Era un hombre inflexible, despótico, astuto, tenaz y cruel. Desde que alcanzó su poderosa posición, sólo vivió para mantenerse en ella, como amo indiscutible de Rusia, aunque para ello tuvo que sacrificar a sus mejores amigos, los viejos revolucionarios de los tiempos de los zares.

Stalin actuaba siempre con perversidad y doblez, aunque no se lo propusiera: estaba en su propia naturaleza. Quizá era un resabio de sus tiempos de perseguido. Y obraba así lo mismo con los hombres que con los pueblos. Durante muchos años, la gente creyó que era un místico, que para él la causa de la revolución mundial estaba por encima de todo y que en defensa de la misma estaba dispuesto a hacer cuanto fuera necesario. Después, su extraña conducta hizo pensar que Stalin sólo amaba a Rusia, a su gran imperio ruso, que él regía con mano de hierro desde el Kremlin, y que la revolución mundial era un fraude con el que el tirano estaba protegiendo a su país de sus propios errores. Hasta después de la muerte de Stalin se supo la verdad, precisamente por boca de quienes lo sucedieron en el gobierno de Rusia: Stalin como Hitler, sólo había sido un enfermo de poder, un megalómano, un perturbado... y un hombre incomprensible, torturado y cruel, como los que tan maravillosamente supo retratar su compatriota Fedor Dostoyevski.

EL PRIMER PLAN QUINQUENAL

“Tenemos un retraso de 50 a 100 años sobre los países de Occidente. Hay que llenar ese vacío: si no lo hacemos, nos derribarán.” El problema de Rusia era grave; Stalin decidió eliminar ese retraso, y para ello hizo adoptar el Primer Plan Quinquenal, que debía cubrir el periodo del 1º de octubre de 1928 al 1º de octubre de1933. El plan fijaba a cada industria un objetivo de producción, que debía alcanzarse en el término de cinco años. Para ayudar a su realización, los soviets llamaron técnicos de otros países, con sueldos muy elevados, y los contrataron para sus fábricas y para el manejo de su maquinaria, en un programa de vastos alcances.

Como consecuencia del plan, la producción de materias primas se triplicó en petróleo y hierro colado, y se cuadruplicó en acero y carbón, con relación a las cifras de 1913. Se crearon una industria química y otra pesada. Pero, en lo que concierne a la agricultura, no hubo progresos sensibles. Además, algunos campesinos, más hábiles, o más laboriosos, se habían enriquecido; eran los “kulaks”. Empezaban a constituir un peligro para la socialización y era preciso pensar en eliminarlos.

Se organizaron, entonces, dos tipos de explotación agrícola: uno de ellos, las granjas colectivas o “kolijoses” (de las cuales existían 244,000 en 1938, con una superficie total de 117 millones de hectáreas) a las que el Estado presta las máquinas y la simiente y, en cambio, toma una parte de la cosecha; otro, los “sovjoses”, o explotaciones del gobierno.

Al principio, todos los obreros de las fábricas recibían idéntico salario, y el voto de cada uno de ellos valía cinco veces más que el de un campesino; pero, en 1931, un cambio en la legislación soviética dispuso que el salario estaría en proporción con el trabajo efectuado. Cada seis dias, había uno de descanso. Se prohibia la huelga, y los obreros no podían protestar contra las jornadas de trabajo excesivas y los salarios bajos. Como los índices de trabajo mínimo eran sumamente elevados, los obreros tenían que prolongar su jornada hasta 12 o más horas diarias, para obtener el salario indispensable. Aunque no se alcanzaron las metas señaladas, se aumentó bastante la producción; pero muchos obreros no pudieron resistir el esfuerzo que de ellos se exigía y sucumbieron por millares.

EL SEGUNDO PLAN QUINQUENAL

En 1933, el gobierno soviético se trazó un Segundo Plan Quinquenal que ddebía extenderse hasta 1938, pero los deórdenes internos y el enorme programa de armamentos impuesto al país por la tensíon internacional impidieron su ejecución total. Durante un par de años hubo suficientes alimentos, y los rusos obtuvieron más comodidades. El transporte mejoró mucho, y se emprendieron numerosas obras públicas. Pero su costo en vidas humanas fue aterrador. Los hombres y mujeres hambrientos eran obligados a realizar tareas muy por encima del límite de su resistencia física.

El Segundo Plan se proponía mejorar la producción agrícola y perfeccionar la mano de obra, ya que si bien era cierto que el país había hecho grandes progresos industriales, la vida del pueblo no era nada fácil; había insuficiencia de habitaciones y faltaban los artículos más necesarios: vestidos, zapatos, objetos para el hogar... En 1935 pudieron suprimirse las tarjetas de racionamiento; las industrias ligeras mejoraron, pero los precios eran altos y, a pesar de ello, la calidad era bastante mala.

BIBLIOGRAFÍA

  • Enciclopedia TEMÁTICA, Historia de Rusia, El mundo de los Soviets

Págs. 514-524.

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Enviado por:Carolina Fernández Dominè
Idioma: castellano
País: Argentina

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