Historia
Represión durante la Guerra Civil y el Franquismo
Represión durante la guerra civil y el franquismo
Índice
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Introducción…………………. ………………………….Pág. 3
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Represión durante la guerra civil…………………………Pág. 8
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Represión durante la dictadura franquista………………..Pág. 8
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ETA……………………………………………………….Pág. 11
Introducción
En Febrero de 1936, durante la II República Española, la izquierda, agrupada en el Frente Popular, llega al poder y obtiene la mayoría parlamentaria. De inmediato se formó un gobierno presidido por Azaña dispuesto a reemprender la labor reformadora interrumpida en 1933. Durante esta época el centro de gravedad política se encontraba en las calles y en los círculos conspiradores golpistas. Una espiral de violencia, en la que participaban anarquistas, falangistas, otros grupos de extrema derecha y también socialistas y anarquistas, se apoderó de la vida ciudadana y campesina, produciéndose numerosos atentados mortales.
Durante el gobierno del Frente Popular, los altos mandos del Ejército organizaban un pronunciamiento para establecer una dictadura acaudillada por Sanjurjo, exiliado en Portugal. Consciente el Gobierno del riesgo que suponía la cercanía de los generales golpistas trató de dispersarlos enviándolos a destinos lejanos. Finalmente el 17 de Julio de 1936, comenzaba el alzamiento militar contra el Gobierno en Marruecos y simultáneamente en distintos puntos de la Península. Los generales insurrectos, convencidos del respaldo que encontrarían en los terratenientes, en la burguesía acomodada, en las clases medias y populares católicas y temerosos de que triunfaran las reformas liberales o incluso de que se produjera una revolución, se lanzaban a la conquista del Estado, con el objetivo de salvaguardar el orden económico y social imperante en España durante la Dictadura de Primo de Rivera.
Sin embargo, el Golpe de Estado fracasó debido a que los sublevados no consiguieron el respaldo de la totalidad de las fuerzas armadas. La profunda división dentro del Ejército, sumada a la incapacidad gubernamental para derrotar a los rebeldes durante los primeros momentos y la decisión de las autoridades republicanas de repartir armas entre las organizaciones sindicales convirtieron el golpe militar en una larga y sangrienta Guerra Civil, en la que se enfrentaron, por el bando rebelde, la CEDA, la Falange, los carlistas, los monárquicos alfonsinos y la Lliga Catalana, y, por el bando republicano el proletariado urbano, los jornaleros rurales y las clases medias progresistas.
Los motivos que provocaron el enfrentamiento entre los españoles fueron, principalmente la lucha de clases, el antagonismo ideológico y el conflicto religioso.
La intervención de las potencias extranjeras alargó y condicionó el conflicto español. Ambos bandos buscaron suministros y armamentos en el exterior. Sin embargo, se alcanzó un compromiso internacional para aislar el conflicto español. Para ello se creó el Comité de No Intervención, al que se unieron casi todos los países europeos, excepto Alemania e Italia, que suministraban al bando rebelde. Ante esta situación, el bando republicano pidió ayuda a Francia e Inglaterra, quienes decidieron ser neutrales. Ante esta negativa, el bando republicano se puso en contacto con el gobierno de Stalin, y la URSS, que tampoco se unió al
Comité de No Intervención, sí los ayudó.
Finalmente, tras la ocupación de Castellón por el bando rebelde y la batalla que tuvo lugar en las proximidades del río Ebro, la República quedó prácticamente derrotada. En Diciembre de 1938 las tropas nacionales penetraron en Cataluña y un mes más tarde Barcelona estaba ocupada. En Febrero de 1939 las tropas republicanas se rindieron en Menorca, y en Marzo del mismo año cayó Madrid.
En principio, los sublevados carecían de un proyecto político para reemplazar a las instituciones republicanas. Se optó por que todo el poder quedara centralizado en un único jefe para garantizar así una dirección estratégica más eficaz. Francisco Franco fue elegido como Jefe del Estado debido a la muerte del general Sanjurjo. A principios de 1937, Franco expresó su negativa de reponer en el trono a Alfonso XIII. Se procedió a la anulación de la Ley Agraria, prohibición de todos los partidos políticos, supresión del derecho de huelga, abolición de los estatutos de autonomía y se instauró la censura.
En los primeros momentos del régimen franquista, España sufrió el aislamiento político internacional, se le excluyó del Plan Marshall y se le impidió formar parte de la ONU por la simpatía del régimen con los sistemas fascistas.
A partir de 1939 Franco se convirtió en el gobernante absoluto de España y dirigió el único partido legalmente autorizado, la Falange. El franquismo, enemigo del marxismo y anarquismo, rechazó también el liberalismo político y la democracia. La Iglesia católica respaldaba a la dictadura franquista sosteniendo la idea de que Franco gobernaba por la voluntad de Dios. En el nuevo Estado no existía una verdadera separación de poderes, el poder ejecutivo recaía exclusivamente en Franco, el legislativo en unas Cortes cuyos miembros se elegían sólo entre los partidarios incondicionales del régimen y el judicial en unos magistrados de esas mismas condiciones. El Estado ejercía un rígido control político e ideológico de la población. La única realidad política admitida era el nuevo régimen dictatorial.
Al terminar la Guerra Civil la situación económica de la sociedad española era penosa. El franquismo impuso la colaboración obligatoria de empresarios y trabajadores, además, prohibió el cierre patronal y la huelga y estableció la afiliación obligatoria en un solo sindicato.
Ni la situación interna, ni la situación internacional facilitaron la reconstrucción y recuperación de la economía española. La II Guerra Mundial no contribuyó al realzamiento económico y las simpatías manifestadas por Franco hacia los regímenes fascistas se volvieron contra el régimen español cuando éstos fueron vencidos. En consecuencia, España entró en una fase de asilamiento internacional que, junto con algunos años de sequías y malas cosechas acentuaron la pobreza extrema de la población española y consolidaron un sistema de racionamiento.
Esta situación de aislamiento internacional se prolongó hasta que los Estado Unidos consideró que el valor geoestratégico de España era motivo suficiente para llegar a acuerdos con un régimen político que compartía el anticomunismo radical de la política exterior norteamericana. En los años siguientes culminó el reconocimiento internacional del régimen franquista. En 1953 tuvo lugar la firma de los acuerdos hispano-norteamericanos, por los que, a cambio de varios miles de millones de dólares en ayuda técnica, económica y armamento, los EEUU pudieron instalar tres bases aéreas en España y una naval. En ese mismo año el régimen franquista firmó un Concordato con el Vaticano que consagraba la alianza entre el Estado franquista y la Iglesia católica. Finalmente, en 1955, España ingresó en la ONU, no obstante, tuvo que aceptar la independencia de Marruecos.
En la situación económica, la producción alcanzó por fin los índices de la preguerra, lo que permitió el abandono del sistema de racionamiento y se inició un desarrollo industrial considerable. Agotado el sistema autárquico se abandonó. En 1957, el dictador dio entrada en el gobierno a una nueva hornada de políticos católicos procedentes del Opus Dei, a quienes les correspondía la tarea de integrar la economía española en el mercado capitalista mundial. En 1959, este nuevo equipo económico desplazó del gobierno franquista a los políticos de origen falangista y de los sectores más tradicionales del catolicismo. Se trató de contener la inflación, reducir el intervencionismo estatal, liberalizar las relaciones económicas y facilitar la inversión de capital extranjero. Para alcanzar estos objetivos se congelaron los sueldos de los funcionarios y se restringieron los créditos, se devaluó la peseta y se flexibilizó la legislación que desanimaba la inversión de capital extranjero.
Gracias a estas medidas se logró frenar el alza de los precios y aumentar la competitividad de la economía española. En los años 60, con la inversión de capital extranjero, la industria recibió el impulso definitivo y creció la exportación. La apertura de fronteras hacia Europa facilitó la emigración de miles de trabajadores y la entrada de millones de turistas. A partir de 1962 se aplicaron diferentes planes de desarrollo. Los resultados de esta política fueron espectaculares. En 1970 España era ya un país industrial.
Todos estos cambios no fueron acompañados de transformaciones políticas. No todos los españoles se sentían satisfechos con la situación económica, social y política. El proletariado rural era menos numeroso y a los terratenientes les fue preciso emprender la mecanización del campo. Sin embargo, el número de obreros industriales se había multiplicado considerablemente y, aunque el empleo era fijo, las jornadas laborales eran prolongadas y los salarios iban por detrás de la inflación.
Por otro lado, una parte de la intelectualidad reclamaba la modernización social y la democratización política del país, pero el franquismo, indiferente a los cambios sociales, permaneció fiel al inmovilismo político y a las prácticas represivas. En los años 60 la respuesta habitual a las demandas del movimiento obrero y estudiantil y a los llamamientos de la clandestina oposición fueron los llamados Estados de Excepción, durante los cuales se suspendían los derechos contenidos en el Fuero de los Españoles, el cierre de las Universidades, los juicios y condenas carcelarias e incluso las ejecuciones de los opositores del régimen. En aquellos años se nombró a Juan Carlos de Borbón como futuro sucesor a título de rey.
En 1973, Franco renunció a ejercer a la vez las funciones de Jefe y Presidente del Gobierno, para ese puesto eligió al almirante Carrero Blanco, que era la persona que representaba la garantía del continuismo del franquismo después de Franco, pero, a finales de 1973, murió asesinado en Madrid, víctima de un atentado de ETA. Para sucederle, Franco designó a Arias Navarro, un experto en orden público.
En 1974, al enfermar gravemente Franco, tuvo que dejar la Jefatura del Estado en manos de don Juan Carlos de Borbón. Para su vuelta, el régimen había perdido toda la iniciativa política, que estaba en manos del PCE, que junto con el PSE, el Partido Carlista y otras personalidades fundó la Junta Democrática de España, con un programa preciso para la democratización del país.
Habiendo perdido ya el favor incondicional de la Iglesia, el franquismo veía surgir la semilla de la oposición en el propio ejército con la fundación de la UMD. En 1975, el PSOE, junto con otros partidos de izquierda, constituía la Plataforma de Convergencia Democrática. Lo esencial del año 1975 fue el clima de descomposición política que vivió el país con un nuevo Estado de Excepción en el norte, detención de oficiales de la UMD, ejecuciones de miembros de ETA que provocaron la retirada de numerosos embajadores, crisis económica y presión política marroquí sobre el Sahara español para incorporar el territorio a Marruecos.
Finalmente, en 1975, Juan Carlos de Borbón asumía por segunda vez la Jefatura del Estado. Poco después, en Noviembre de ese año, moría Franco, cerrándose así la Dictadura franquista.
La Represión durante la Guerra Civil
Durante la Guerra Civil, la represión fue violentísima en ambos bandos hacia los simpatizantes del bando contrario. En el bando republicano hacia religiosos, propietarios, empresarios y políticos de derechas, con un carácter muy descoordinado, dada la atomización de las fuerzas políticas y sociales que lo formaban y la falta de autoridad del Gobierno; en el bando nacional hacia sindicalistas, intelectuales, masones, políticos republicanos, de izquierdas y nacionalistas periféricos con una mayor coordinación y eficacia represora.
Durante la guerra, perecieron entre medio y un millón de personas. Muchas de las muertes fueron el resultado, no de los combates o de operaciones militares, sino de brutales masacres ejecutadas por ambos bandos.
Los primeros días del golpe sorprendieron a unas 50.000 personas en "el lado equivocado" y fueron asesinadas o ejecutadas en juicios sumarísimos.
La Guerra Civil española fue un primer ejemplo de guerra total presagiando los peores escenarios de lo que posteriormente fue la II Guerra Mundial.
La Represión durante la Dictadura Franquista
Desde 1939, durante la primera etapa del franquismo, la condición de Estado Totalitario convertía cualquier actividad política fuera de Falange o sindical fuera del sindicato vertical en un acto de oposición al franquismo, y sujeta a la Ley de Represión de la Masonería y el Comunismo. La Conspiración Judeo-Masónico-Comunista-Internacional era una de las obsesiones personales de Franco, que la creía responsable de todos los fracasos históricos de la nación española desde Felipe II, y desde luego, de la Guerra Civil. La solución era someter a una férrea represión a todo lo que sonara antiespañol. Campos de concentración, condenas a muerte ejecutadas o conmutadas en largas condenas de cárcel, trabajos semiesclavos, fueron la suerte de miles de republicanos capturados tras la guerra. El exilio republicano, tanto el de los que huyeron como el llamado exilio interior de los perdedores que llevaron una vida oscura en España, es la otra cara de la represión.
Bajo el franquismo, el ejército, a través de sus unidades (entre las que puede contarse la Guardia Civil) y de los tribunales militares eran las instituciones encargadas de la actividad represora. Los miembros estaban encuadrados en el Movimiento Nacional (que se podía ver como una organización paramilitar).
Los tribunales militares establecieron jurisprudencia en la represión y todos aquellos que se opusieron a la rebelión militar de Franco eran, paradójicamente, reos del delito de rebelión militar. Con la Ley de Responsabilidades Políticas de 29 de febrero de 1939, se amplía el espectro de los delitos. Por la Ley de 2 de marzo de 1940 se crea un Tribunal para la represión de la masonería y el comunismo con el propósito de reprimir las organizaciones de oposición al franquismo. En 1944 se incluyen en el Código Penal otros delitos: la huelga, asociación ilegal, propaganda ilegal y reunión ilegal.
El asentamiento del Estado Nacional de Franco hizo que fuera necesario una institucionalización de la actividad represora, para la que se crearon específicamente dos instituciones principales: el Tribunal de Orden Público (TOP), y la Brigada Político Social.
Los delitos políticos y sindicales que habían sido juzgados por Tribunales Militares o por jurisdicciones especiales pasaron a serlo por el Tribunal de Orden Público (TOP) desde diciembre de 1963, el cual se va a convertir en el principal instrumento represivo de la actividad sindical y política de la etapa final de la dictadura y persistiendo hasta el 4 de enero de 1977.
La Brigada Político Social, además de los servicios de inteligencia militar, formaba parte de un sistema de información y represión encuadrada en una policía renovada como Policía Armada (los popularmente llamados grises por el color de su uniforme).
La Guardia Civil, que se había destacado durante la Guerra Civil como un cuerpo fiel al bando nacional, completaba el esquema con su tradicional despliegue territorial. Sacerdote, Guardia Civil y Alcalde (que era a la vez jefe local del Movimiento) solían coordinarse para emitir certificados de adhesión al Movimiento Nacional, de buenas costumbres, o bien de todo lo contrario, y ejercían el control sobre la población a una escala muy detallada, sobre todo en las zonas rurales.
La suavización de la actividad represora, que se produjo con altibajos a lo largo de los cuarenta años de franquismo, no significó que las actividades de la oposición al franquismo dejaran de producir detenciones, palizas, condenas de cárcel y apartamientos de la vida pública que podían considerarse como muertes civiles. En cuanto a las de verdad, hasta los últimos consejos de ministros se siguieron dando por enterado de cada pena de muerte.
El comportamiento con las mujeres en nombre del concepto franquista de "redención" fue particularmente grave con violaciones, confiscación de alimentos o ejecuciones por el comportamiento de sus hijos o esposos.
Tras la guerra, se impuso la ley marcial, y un sistema de justicia militar ejecutó una amplia represión de todos aquellos que simplemente no habían apoyado el golpe y se habían mantenido al lado de la legalidad republicana. Se siguió usando la justicia militar hasta 1962. Las condenas eran a muerte o a penas de prisión de 20 ó 30 años (Las cifras oficiales franquistas hablan de unos 60.000 a 62.000 solo entre 1940 y 1941).
Durante los años cuarenta había una cantidad enorme de presos políticos. De acuerdo con las cifras oficiales, en la primera mitad de la década se alcanzaron los 300.000 prisioneros de una población de 25,9 millones de habitantes. Como comparación, la totalidad de la población encarcelada en el enero de 1936, antes de la guerra civil, ascendía 34.526 reclusos. En 1940 el número de prisioneros por cada 100.000 habitantes fue casi tan alto como su equivalente en la Alemania Nazi (1.158 y 1.614 respectivamente).
Las condiciones espantosas de arresto y encarcelamiento, que sistemáticamente incluían el hambre, el hacinamiento masivo y las enfermedades epidémicas, constituyeron una violación flagrante de los derechos humanos.
Brutalidad policial y tortura sistemática como norma. Violaciones a mujeres en dependencias policiales, abusos físicos y psicológicos. Las incontables muertes en prisión se contabilizaban como suicidios. No era excepcional que las autoridades reaccionaran asesinando a familiares.
ETA
Euskadi Ta Askatasuna conocida por sus siglas ETA, es una organización terrorista, autodeclarada independentista y nacionalista vasca, de ideología marxista-leninista, que invoca la lucha armada como método para obtener sus objetivos fundamentales en los que se encuentra de manera prioritaria la independencia de lo que el nacionalismo vasco denomina Euskal Herria de los estados de España y Francia. Para ello utiliza el asesinato, el secuestro, la extorsión económica tanto en España como, ocasionalmente, en Francia. Fundada por escisión de miembros del Partido Nacionalista Vasco, durante la dictadura franquista contó con el apoyo de una parte significativa de la población al ser considerada una más de las organizaciones opuestas al régimen, si bien tras el proceso democratizador iniciado en 1977 al cual no se incorporó, fue perdiendo apoyos públicos, siendo condenados sus actos y calificados de terroristas por la inmensa mayoría de las fuerzas políticas y sociales desde la aprobación del Estatuto de Gernika en 1979.
En 1952 se organiza un grupo de estudio universitario con el nombre Ekin (emprender en euskera) en Bilbao. A partir de 1953, y a través del Partido Nacionalista Vasco, el grupo toma contacto con la organización juvenil del PNV, Euzko Gaztedi (EGI). Es en 1956 cuando ambas asociaciones se funden. En 1958 se empiezan a vislumbrar tensiones en el interior de la asociación que llevan a la escisión de ambos grupos. EKIN se convierte en ETA el 31 de julio de 1959. Por cuestiones de carácter ideológico se desligarán del PNV ya que ETA era de ideología marxista-leninista, deseando además una estrategia de «acción directa» y actuar así como un movimiento de resistencia vasco, en una época en que abundaban las luchas de liberación nacional en el tercer mundo, como la descolonización de Argelia. Su ideario, plasmado en su primera asamblea, celebrada en el monasterio benedictino de Belloc (Francia) en mayo de 1962, se basaba en:
El regeneracionismo histórico, considerando la historia vasca como un proceso de construcción nacional.
Lo que define la nacionalidad vasca es el euskera, en vez de la etnia, como lo hacía entonces el PNV.
Se definen como aconfesionales, rechazando la jerarquía de la Iglesia, aunque utilizan su doctrina para la elaboración de su programa social. Esto contrasta con el catolicismo del PNV.
El socialismo.
La independencia de Euskadi, compatible con el federalismo europeo.
Resulta difícil precisar cuál fue el primer atentado de ETA, ya que la autoría de los primeros que se atribuyen a esta organización no está clara. Hay fuentes que señalan que el primero fue el asesinato de la niña de 22 meses Begoña Urroz Ibarrola el 27 de junio de 1960, a causa de la colocación de una bomba en San Sebastián, y otras que fue un intento fallido de descarrilar un tren de veteranos de guerra en 1961. En todo caso, el primer ataque reivindicado fue la muerte del guardia civil José Pardines Arcay el 7 de junio de 1968. Donde sí parece haber más unanimidad es que fue en 1968 cuando cometieron su primer atentado de gran repercusión: el asesinato de Melitón Manzanas, jefe de la policía secreta de San Sebastián y torturador franquista. En 1970, varios miembros de ETA son juzgados y condenados a muerte en el proceso de Burgos, pero la presión internacional hace que se conmute la pena, que ya había sido aplicada a otros miembros de ETA con anterioridad.
Cuando se inicia la llamada transición a la democracia española, por tanto, no hay una ETA sino dos. ETApm apoyó la fundación de un partido político que representara el ideario de la organización ante las elecciones generales de 1977, el Euskal Iraultzarako Alderdia (Partido para la Revolución Vasca, EIA). Más tarde ETApm aceptó la amnistía concedida por el gobierno español a todos los presos etarras aunque tuvieran delitos de sangre, abandonando la violencia e integrándose en el partido político Euskadiko Ezkerra («izquierda del País Vasco», que luego se fusionaría con el PSE-PSOE). El abandono de la violencia, decidido en la VII Asamblea de ETA(pm), fue contestado por buena parte de su militancia, que se integró en ETAm (que en adelante, volvió a ser conocida simplemente como ETA), en especial los llamados comandos bereziak (especiales), comandos dedicados a las acciones violentas más importantes. Algunos de los dirigentes de lo que en adelante sería ya la única ETA proceden de ETApm, como Antxon o Pakito, y se debe a personas de esta procedencia también la llamada Alternativa KAS.
ETA, por su parte, consideraba que con el sistema constitucional posterior a 1978 las cosas no habían cambiado sustancialmente en lo que al derecho de autodeterminación se refería, y decidió continuar su actividad terrorista sin cambios, es decir, de acuerdo con la idea que venía defendiendo de preeminencia de la lucha armada sobre la política y de los aspectos nacionalistas sobre los obreristas o revolucionarios. Los atentados aumentaron en número e intensidad.
Durante la dictadura franquista, y gran parte de la democracia, ETA disfrutó de la tolerancia del gobierno francés, que permitía a sus integrantes moverse libremente por su territorio, creyendo así contribuir al fin del régimen franquista. Se hablaba entonces del «santuario francés» de ETA. Actualmente, Francia colabora intensamente con las autoridades españolas en la lucha contra ETA.
El lema de ETA es bietan jarrai («seguir en las dos», es decir, en la lucha política y en la militar). Su emblema consiste en una serpiente envolviendo un hacha, y fue creado por Felix Likiniano, veterano antifranquista exiliado en Francia. Este emblema inspiró un símbolo utilizado en el sello de los GAL (Grupos Antiterroristas de Liberación): un hacha y una serpiente con la cabeza cortada.
Organización
Con frecuencia a ETA se la vincula con el llamado Movimiento de Liberación Nacional Vasco (MLNV), formado por distintas organizaciones independentistas vascas, como los partidos y agrupaciones electorales Batasuna, Euskal Herritarrok y Herri Batasuna (ilegalizados en España), el movimiento juvenil Segi (antes Haika, antes Jarrai y Gazteria, también ilegalizados), el sindicato LAB, Gestoras Pro Amnistía (también ilegalizada) y otras, que asumen unos principios comunes, dentro de lo que llaman izquierda abertzale (ezker abertzalea en euskera, que se traduciría como izquierda patriótica o izquierda nacionalista). Sus postulados ideológicos se resumen en la alternativa KAS. Aunque muchos miembros de organizaciones consideradas afines al MLNV no apoyan la lucha armada, la banda terrorista ejerce una influencia central como principal organización y referencia del Movimiento. En instrucciones de procesos del juez Baltasar Garzón se considera a varias de estas organizaciones y sociedades como parte de ETA. En 2005 comenzó el juicio contra varios representantes de este tipo de organizaciones, dentro del proceso 18/98 y siguientes.
Durante la Democracia
Entre 1983 y 1987 surgieron los Grupos Antiterroristas de Liberación o GAL, organización que cometió varios asesinatos, secuestros y torturas, tanto de miembros de ETA como de civiles. Se llamó a esto la «guerra sucia». Más tarde se detuvo y en 1997 se juzgó y encarceló a personas implicadas en el GAL, entre las que había responsables políticos de alto nivel, entre ellos el propio ministro socialista del interior, José Barrionuevo.
En 1986 se fundó la Coordinadora Gesto por la paz, que comenzó a convocar manifestaciones silenciosas en todos los pueblos al día siguiente de cada muerte causada por la violencia política relativa al País Vasco, ya fuera de ETA o del GAL, en lo que fueron las primeras manifestaciones contra la violencia terrorista. Ese mismo año, ETA asesinó en Ordizia a María Dolores González Katarain, Yoyes, antigua dirigente de la organización, que había decidido dejar la lucha armada y ya se había reinsertado en la sociedad, acusándola de «desertora».
El 12 de enero de 1988 se firmó el pacto de Ajuria-Enea entre todos los partidos vascos, a excepción de Herri Batasuna, con el fin de acabar con la violencia de ETA.
El 28 de enero de 1988 ETA anunció un «alto al fuego» de 60 días, que luego alargó varias veces, y se intentó una negociación entre ETA (representada por Eugenio Etxebeste, «Antxon») y el gobierno español del Partido Socialista Obrero Español, denominada Mesa de Argel, que terminó en mayo sin resultados, terminando el alto al fuego.
Alegando la necesidad de evitar que ETA impidiera mediante coacción la reinserción de sus presos, anteriormente agrupados en cárceles del País Vasco, el gobierno del PSOE decidió la dispersión de los presos de ETA por las cárceles de todo el país. Esta medida, que busca que los presos etarras no formen un grupo de presión en las cárceles vascas, ha provocado rechazo, especialmente desde sectores nacionalistas, que proclaman su ilegalidad.
En 1992, la cúpula dirigente de ETA al completo es detenida en Bidart (en Labort, Francia), lo que forzó el cambio de dirección. Tras una tregua de dos meses, adoptan postulados más radicales, siendo la principal consecuencia de este cambio de rumbo la supuesta creación de los «comandos Y», formados por jóvenes (generalmente menores de edad) dedicados a la llamada kale borroka («lucha callejera» en vasco), cuyas actividades incluirían la quema de autobuses y mobiliario urbano, y el lanzamiento de cócteles molotov. Su aparición se atribuyó a una hipotética debilidad de ETA, que les obligaría a recurrir a menores para mantener o aumentar su impacto en la sociedad tras importantes detenciones de sus militantes, incluida su cúpula militar. También empezaron a ser amenazados los concejales de partidos políticos no nacionalistas vascos. Sin embargo, dentro del llamado Movimiento de Liberación Nacional Vasco se niega la existencia de los Comandos Y, y se afirma que su descripción es una maniobra para imponer una mayor pena de prisión a quien realiza estas acciones. El papel de ETA como organizador de la kale borroka ha sido considerado probado por la Audiencia Nacional; por otro lado, desde distintos sectores políticos de izquierda (principalmente de la izquierda abertzale) se niega este papel.
En 1995, la organización lanzó una serie de exigencias al gobierno español como condición para el cese de la violencia. La llamada Alternativa Democrática actualizaba y venía a sustituir a la alternativa KAS como propuesta de mínimos para el reconocimiento de Euskal Herria. A partir del reconocimiento por parte del Gobierno Español de la territorialidad vasca, de que la soberanía reside en el pueblo vasco y de que éste tiene el derecho de autodeterminarse, se derivaría el cese total de las actividades armadas de ETA. El gobierno español rechazó las exigencias de ETA, intentó silenciar su difusión y los tribunales procesaron a la mesa nacional de HB por aprovechar los espacios gratuitos de publicidad electoral para difundir las exigencias, añadiendo a su anuncio algunas imágenes extraídas de un vídeo de ETA.
El 19 de abril de ese mismo año fracasó un atentado con coche bomba contra el líder de la oposición conservadora José María Aznar, que pronto sería elegido presidente de gobierno, y, según las fuerzas de seguridad, fue abortado el asesinato del rey Juan Carlos I, aunque el acto de mayor impacto social vino al año siguiente. El 10 de julio de 1997 secuestraron al concejal del Partido Popular de Ermua (Vizcaya) Miguel Ángel Blanco, amenazando con matarlo si el gobierno español no cedía a sus exigencias. Seis millones de personas se manifestaron, tanto en el País Vasco como en el resto de España, para exigir su liberación. Al cabo de dos días ETA cumplió su amenaza, lo que desencadenó manifestaciones masivas de rechazo al grito de «¡Asesinos!», «Vascos sí, ETA no» y otros. Se denominó a esto entonces el «espíritu de Ermua».
Opinión
Con lo expuesto y desarrollado en este trabajo hemos hecho un recorrido por el tiempo para analizar detalladamente los acontecimientos históricos que tuvieron lugar durante la época de la Guerra Civil y el Franquismo, dando a conocer dichas épocas explicando sus inicios y etapas finales., así como la dura represión sufrida por los españoles durante dichos períodos.
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Enviado por: | Er Charli |
Idioma: | castellano |
País: | España |