Historia del Arte


Renacimiento


Tema 9: El Renacimiento

El espíritu que habían levantado las grandes catedrales del siglo XIII, ya está agotado en el siglo XV. Ha entrado en un callejón sin salida que aquellos países donde había calado profundamente no podían salir y solamente hay un país (Italia) donde va a ser posible.

Primero porque ya sabíamos que ni el románico ni el gótico habían gustado en este país y, además, las estructuras económicas de Italia iban con un comercio muy activo entre Europa y Oriente: las ciudades italianas eran las protagonistas de este comercio, con una banca muy bien estructurada y una burguesía poderosísima. Es el país que está preparado para buscar nuevas salidas y no se puede decir que parten del gótico, ya que cuando en el siglo XIII se levantan las catedrales españolas, en Italia Giotto ya está pintando la basílica de San Francisco de Asís.

A los comienzos del siglo XVI, cuando el renacimiento está entrando tímidamente en la península, Miguel Ángel ya está pintando la Capilla Sixtina, que es la culminación del Renacimiento. Y es que Italia parte siempre del espíritu clásico, y de ahora en adelante, durante siglos, Italia va a ser el centro artístico de Europa.

Las características del renacimiento son varias:

  • El Espíritu Clásico: por primera vez, después de Grecia y Roma, el hombre vuelve a ser el centro del universo. El hombre se siente capaz, partiendo de un humanismo realista, no emotivo (como el del gótico), donde se estudia a los clásicos y se lee en las lenguas originales (latín y griego), con una cultura que se extiende gracias a la imprenta y la brújula, que abre nuevos horizontes al mundo con los descubrimientos, como por ejemplo América.

El hombre se siente el protagonista de todo esto, y si él es ese protagonista, quiere que todo esté hecho a su medida. Por eso, la catedral gótica no encaja en absoluto con esta mentalidad, ya que es un edificio que domina al hombre, que se siente disminuido. Lo que desea ahora es un edificio armonioso, con la capacidad del hombre para que se sienta a gusto. Por eso, no predomina la línea vertical, sino la horizontal (porque esta línea es afín al hombre).

Así que volvemos en el Renacimiento a los edificios donde domina la horizontalidad y se utilizan todos los elementos necesarios para subrayar esa horizontalidad: cornisas, molduras, filas de ventanas... Como son edificios más bajos, ya no son necesarios ciertos elementos góticos y, por lo tanto, se van a perder: los arbotantes, el arco apuntado, la bóveda de crucería... volviendo al arco de medio punto, muy equilibrado. Y junto a eso a todos los elementos del mundo clásico: columnas y capiteles, frontones...

Pero esta sensación de sosiego de un edificio horizontal afín a la línea horizontal propia del hombre (a la altura de la vista del hombre), no sería suficiente. Por eso va acompañada por otra característica:

  • La Visión Unitaria: quiere decir que el hombre renacentista quiere abarcar con la mirada tanto el interior como el exterior del edificio, no como en el gótico, que para contemplarlo teníamos la necesidad de desplazarnos constantemente.

Por ejemplo, la iglesia de San Lorenzo de Florencia: de planta basilical, desde los pies (la entrada) de la iglesia, abarcamos completamente el conjunto. Esta visión unitaria no es solamente de la arquitectura, sino también de la pintura.

  • El Humanismo: es el hombre docto, que sabe latín y griego, que conoce a los clásicos, que discute sobre filosofía, que se plantea dogmas y los discute... gente que en las repúblicas italianas es muy admirada y que allí, en las Cortes de estas repúblicas, se ponen en contacto con las obras de arte, a las que analiza y las critica si es necesario (está apareciendo la crítica de arte). Este personaje es positivo (en vez de negativo), ya que ayuda a los artistas a comprender los mitos, leyendas, significado de cierto simbolismo... Y esta unión de artistas y humanistas es muy positiva, dándose casos en que a veces el artista es humanista.

  • Individualidad: durante toda la Edad Media, la labor artística era anónima y lo mismo lo era en Italia. Lo que pasa es que, al haber en Italia muchas repúblicas independientes que rivalizan entre sí, estos artistas que destacan empiezan a ser reclamados por ellos; esto hace que empiecen a ser conocidos los nombres de los artistas. Tanto es su prestigio, que ya no es necesario ni el apellido.

Arquitectura del siglo XV: el Quatrocento Italiano

En el siglo XV en Italia, una de las repúblicas más famosas es Florencia, con los Médicis. La catedral, Santa María de las Flores, era gótica, pero es un gótico particularmente italiano y faltaba por construir la cúpula o cimborrio del crucero: se lo encargan a Brunelleschi, que decide inspirarse en la bóveda del Panteón de Agripa, pero si la hace siguiendo el modelo romano, quedaría enterrada entre los muros. Por eso, la levanta sobre un gran anillo, un tambor octogonal y, sobre éste, levanta una doble cúpula: la que da al interior y al exterior.

En el exterior, la cúpula va recorrida por gruesos nervios de arriba hacia abajo, y rematada por una linterna que da más luz al interior. La fama de esta cúpula es tanta, que se va a convertir en pieza clave de cualquier edificio.

Aparte de esta cúpula, Brunelleschi también va a ser el creador de lo que es el arte renacentista. Su modelo es la capilla Pazzi, que está hecha sobre una planta de cruz griega y, por lo tanto, quiere decir que se suprime la cruz latina al ser los dos brazos iguales y haber una gran cúpula colocada en el centro. Esta cúpula va sobre pechinas, un elemento utilizado por Bizancio, y el pórtico de la fachada está sobre columnas, rompiéndose este pórtico en la parte central por un arco. Es una obra llena de proporción, armonía y perfección, donde se estudian los espacios llenos y vacíos. Se utilizan para decorar los muros blancos y adornos grises. Esta capilla Pazzi es como el manifiesto del Renacimiento italiano, es la obra más representativa.

En la basílica de San Lorenzo de Florencia se va a desarrollar la visión unitaria: al entrar en el templo, de un solo golpe de vista, podemos apreciar todo el conjunto y las hileras de columnas, que guían la vista hasta el altar. Las columnas son clásicas y, para dar mayor altura, encima del capitel hay un trozo de entablamento, que va a soportar un arco de medio punto.

Brunelleschi es también el creador del palacio renacentista, el Palacio Pitti. Va a suprimir el torreón, y las paredes van cubiertas del almohadillado Brunelleschiano (piedras grandes que sobresalen mucho). Se acentúa la horizontalidad con hileras de ventanas y resulta un edificio más elegante y cercano a la idea que hoy en día tenemos de un palacio.

El otro gran arquitecto es Alberti: es un teórico del arte, escribió varios libros sobre el nuevo arte, el Renacimiento. Muchas veces concebía su trabajo y eran otros quienes lo ejecutaban. En esas obras, se nota el desfase entre teoría y práctica. Ama profundamente el mundo clásico, tanto que hay un templo suyo (Malatestiano) que está concebido como una obra clásica, un arco de triunfo, aunque la obra no está terminada. Siguiendo a Brunelleschi, realiza el palacio Rucellai, donde elimina el almohadillado, dándole un aspecto más refinado. Los paramentos se marcan profundamente para aumentar la horizontalidad y, además, para evitar la monotonía de los paramentos (las paredes), intercala pilastras.

Otra obra es Santa María de Novella, que parece inspirarse en el románico italiano, porque usa mármoles de distintos colores (blancos y grises), pero es una obra llena de proporción y medida, donde la parte superior está relacionada con la inferior, donde juega con los vacíos, con los llenos y con la luz.

Escultura del Quatrocento italiano en Florencia

La escultura se inspira en el mundo clásico y en las enseñanzas de San Francisco de Asís (el amor a la naturaleza, al hombre... Y el hombre concebido como la obra perfecta de Dios y, por eso, van a aparecer los primeros desnudos).

Aunque sigue dominando el tema religioso, ya se van introduciendo temas mitológicos, alegóricos... e incluso cuando el tema es religioso, buscan un sentido estético: la belleza por la belleza, el arte por el arte.

Aquí van a destacar:

  • Ghiberti: es el autor de dos de las puertas del Baptisterio de Florencia. Para la primera puerta se va a celebrar un concurso al que acuden Brunelleschi, Jacobo de la Quercia y el propio Ghiberti, teniendo que representar el sacrificio de Isaac sobre un marco cuadrifolio. El que resuelve a la perfección la composición y el paisaje es Ghiberti, un magnífico broncista que intenta representar siempre la naturaleza con un carácter pictórico (parece pintor, además de escultor).

Cuando se tienen que hacer la segunda puerta, ya sin ninguna duda se la encargan a él. Va a utilizar el espacio cuadrado, no cuadrifoliar, que es más amplio y permite desarrollar arquitectura y naturaleza. Alrededor de estos cuadrados hay una orla con flores, pájaros, medallones con cabezas humanas y hornacinas (que llevan esculturas). Es una obra tan perfecta, que Miguel Ángel al verla comentó que era digna de ser la Puerta del Paraíso, y se la conoce así.

  • Donatello: es el otro escultor del Quatrocento italiano, que sabe representar perfectamente las distintas etapas de la vida del hombre, con lo cual hace hincapié en el tema central del Renacimiento: el hombre como el centro del Universo. Sabe representar lo feo, lo bello, lo dramático... con una técnica insuperable. Conoce a la perfección la anatomía humana, como lo demuestra en esas 4 etapas de la vida del hombre:

  • Para representar la niñez, tiene un San Juan niño (San Juanito) o, por ejemplo, en la cantoría (una especie de púlpito) de la catedral de Florencia, donde los niños están danzando frenéticamente. Más parece una fiesta pagana que religiosa.

  • Para representar la juventud, tiene un David, inspirado claramente en la antigüedad clásica, en concreto en Praxiteles (la curva que describe el cuerpo de David es la clásica curva praxiteliana). Es, además, el primer desnudo del Renacimiento: hay serenidad y aplomo en la expresión de David (que va tocado con el sombrero toscano), representado después de haber vencido a Goliat. David va tocado con un sombrero toscano.

  • Para representar la madurez, el hombre en su plenitud, tiene a “San Jorge”, bien plantado, mirando hacia el frente con decisión.

  • Y, finalmente, para representar la vejez, realiza el Profeta Abacut, con todo lo que tiene de decadencia y deterioro.

  • Donatello es muy realista. Su Cristo de Santa Croce, también en Florencia, fue muy criticado en su tiempo, porque el Cristo parecía un aldeano (cateto). Trabaja en Padua y allí hace Gondotiero Gattamelata, que es una escultura ecuestre, inspirada lógicamente en la escultura ecuestre de Marco Aurelio. Es curiosa porque no representa a una alta dignidad del estado, sino simplemente a un militar, a un personaje civil. Toda esta escultura expresa serenidad, tanto el caballero como el caballo. Es un hombre de edad avanzada, que mira con cierta melancolía, pero expresa perfectamente la serenidad de la persona contenta consigo misma.

    También en Padua realiza un relieve de barro cocido, representando el Santo Entierro: los personajes se presentan comprimidos, les falta espacio y con gestos muy dramáticos, son figuras deshechas.

    De vuelta a Florencia, realiza el colmo de la decrepitud: Santa María Magdalena, una anciana cubierta de arrugas, esquelética, que representa perfectamente el ascetismo (la preparación del alma y del cuerpo para la muerte, el ocaso de la vida del ser humano).

    La Pintura del Quatrocento: Florencia

    Basándose en Giotto, se busca el volumen, la perspectiva, las proporciones y los contrastes lumínicos... pero así como la arquitectura y la escultura llegan perfectamente a la culminación en el Quatrocento, la pintura tiene que recorrer un largo camino y no alcanzará su culminación hasta el Cinquecento.

    Los grandes pintores de este Quatrocento italiano son:

    • Fray Angélico: es un pintor evidentemente religioso. Para él es más importante el dibujo que el color. También son características del Quatrocento. Es una línea serena y tranquila, representando el amor a la naturaleza. Siempre hay una representación de la naturaleza o de elementos arquitectónicos, aunque a veces utiliza fondos con colores neutros, dorados, siguiendo la tradición bizantina. Las figuras siguen siendo planas porque se representan altas y anchas, pero les falta el volumen.

    Sus obras más importantes son La Coronación de la Virgen (con fondos dorados), la Anunciación de la Virgen (con perspectiva lineal, ya que se encuentra enmarcada en elementos arquitectónicos y el paisaje, mostrándonos su amor a la naturaleza) y El Prendimiento, donde quizá tenga más influencia de Giotto por la monumentalidad de los personajes).

    • Piero Della Francesca: Se inspira en un pintor llamado Cuello y de él estudia la perspectiva y el movimiento. Le interesa la luz, utiliza pocos colores pero de esos colores saca muchos matices. La luz que emplea parece ser artificial, una luz blanca que congela la figura, que busca la monumentalidad.

    Las obras más importantes son El Bautismo de Cristo y la Madonna del Porto, aunque su obra más conocida y famosa es la de la Capilla de la Santa Cruz de Arezzo. Hay movimiento, perspectiva y juegos de sombras, sobre todo en El Sueño de Constantino, que es el antecedente de lo que será el tenebrismo.

    • Boticelli: Es un gran dibujante, pero de línea nerviosa (todo lo contrario que Fran Angélico, de línea apaciguada, sosegada). Su técnica es, a veces, arbitraria.

    Es un gran humanista y ese humanismo lo aplica a muchas de sus pinturas, sobre todo las que se inspiran en la mitología. Entre la pintura religiosa destaca La Virgen del Magnificat o la Virgen de la Granada. Y entre las mitológicas o alegóricas, tenemos La Primavera (toda la escena transcurre en un espacio lleno de flores y las figuras de las 3 gracias están llenas de elegancia y decadencia) o El Nacimiento de Venus, donde podemos contemplar el primer desnudo en pintura: la Venus es un cuerpo bellísimo, tapando su desnudez con sus cabellos.

    • Massaccio: Es un pintor que muere muy joven, pero da un gran avance en la pintura porque se centra principalmente en el ser humano como, por ejemplo, en La Expulsión de Adán y Eva, en la que, sobre un fondo prácticamente neutro, destaca la figura de Adán y Eva, representando a la humanidad y mostrándonos el dolor desgarrado de lo que han hecho. Es el ser humano consciente de los errores cometidos.

    En El Tributo de la Moneda vemos perfectamente la visión unitaria, porque siendo tres escenas las representadas, se pueden abarcar de un solo golpe de vista. Son figuras sólidas que ocupan un lugar en el espacio, que tienen individualidad y con un personaje casi vuelto de espaldas que le da profundidad al cuadro. En La Crucifixión, el gesto doloroso de María Magdalena es lo que marca la profundidad. La Santísima Trinidad es una obra muy científica. Sobre una arquitectura de Brunelleschi, los orantes son espléndidos retratos.

    Cinquecento Italiano: Arquitectura

    Si en el Quatrocento el centro cultural había sido Florencia con la familia Médicis, ahora en el Cinquecento es Roma, y los grandes mecenas de los artistas son los papas, especialmente Julio II.

    En la arquitectura tenemos a Bramante, que comienza siguiendo la estela de Brunelleschi. En la Iglesia de San Sátiro utiliza los llenos y los vacíos, con los muros y los adornos en gris. Pero cuando se traslada a Roma va a evolucionar, eliminando todo aquello que sea adorno excesivo, centrando toda su atención en lo puramente arquitectónico.

    El monumento que mejor representa su idea es San Pedro en el Monte, que es un templete pequeño que tiene forma de tholo: las columnas son dóricas (lo mismo que el entablamento) y va coronado por una cúpula, elemento imprescindible para cualquier edificio renacentista.

    Julio II le encarga a Bramante los planos para la construcción de San Pedro del Vaticano: su idea es un templo que tenga planta cuadrada sobre una cruz griega y, en el crucero, una gran cúpula. El defecto de estos planos es que lleva excesivas torres y torrecillas que ocultan la cúpula. Por eso, cuando muere recogen estos planos otros arquitectos como Miguel Ángel.

    Miguel Ángel es un florentino que admira la cúpula de la catedral de Florencia y, por eso, quiere que destaque la de San Pedro. Para ello, elimina todas las torres que habían podido contemplarla. Esta cúpula la levanta sobre jambas con ventanas flanqueadas por columnas y paredes. En las ventanas hay una alternancia de frontones triangulares y semicirculares.

    La decoración por encima es de linterna y tiene mucho de escultórica. Es un gran urbanista y se puede ver en la organización de la plaza del Capitolio, perfecta conjunción de masa y espacio libre. Y en la escalera de la Biblioteca Laurentiana, combina la línea recta con la curva, dando sensación de amplitud donde no la hay. Esta expresión es muy manierista.

    Palladio es el creador del orden gigante, porque utiliza columnas de mayor grosor para recorrer muros, y columnas de menor tamaño para las galerías. Es el autor de la Basílica de Vicenza y del Teatro Olímpico de la misma ciudad. Es el creador de residencias campestres, combinando perfectamente paisajes y arquitectura. La más famosa es la Villa Capra, también conocida como La Rotonda, de planta de cruz griega, que tiene cuatro porches y una cúpula.

    Escultura del Cinquecento (Miguel Ángel)

    Miguel Ángel se forma en Florencia, recibiendo influencias de Donatello y, por supuesto, del arte clásico. Va a trabajar entre Florencia y Roma. Es un magnífico escultor que tiene la capacidad de ver la figura dentro del bloque de piedra. Él decía “que estaba dentro y que se limitaba a quitar lo que sobraba”. Esta escultura la hacía entera y no por partes. Es un hombre de carácter fuerte y ese carácter lo lleva a su escultura. Es lo que se llama terribilidad.

    Sus formas son robustas, potentes; una musculatura que parece que va a estallar, es como si el cuerpo fuese la cárcel del alma y en esa lucha titánica del cuerpo contra el espíritu está esa fuerza, esa potencia que emana de la escultura de Miguel Ángel.

    Las influencias clásicas se ven en un relieve, La Lucha de Centauros y Lapitas, donde se nota claramente esa influencia del clasicismo romano. Tiene otra obra llamada Baco Ebrio, también con características clásicas, que le da fama y prestigio.

    En Florencia le van a encargar que realice un David, y lo tiene que hacer sobre un bloque de mármol ya utilizado por otro escultor y, sin embargo, no tiene ningún problema. Este David no está representado después de la victoria, como pasaba con el de Donatello, sino momentos antes de entrar en acción. Todo su cuerpo está en tensión, concentrado. Es un cuerpo perfecto y, sin embargo, existe una desproporción con respecto al cuerpo, de cabeza, manos y pies.

    En Roma va a hacer La Piedad del Vaticano, una obra de composición piramidal, de una gran belleza, idealizada sobre todo en la Virgen, con el rostro dulce y melancólico, y mucho más joven que su hijo. El cuerpo de Cristo goza de gran perfección anatómica.

    El papa Julio II le encarga que construya su tumba, empresa que le gusta a Miguel Ángel, pero que no puede llevar a buen término por los constantes trabajos. De este proyecto, solamente quedan el Moisés (que representa perfectamente la terribilidad, inspirándose, además, en el Laoconte griego, que había sido descubierto hacía poco) y Los Esclavos (atados por las ligaduras, aprisionados en esa lucha entre cuerpo y alma).

    Para hacer la sacristía de San Lorenzo y las tumbas de los hermanos Médicis (que encajan perfectamente con la arquitectura), marcha a Florencia. Están representados Lorenzo (llamado El Pensador, que lleva a sus pies el crepúsculo y la aurora, que son dos cuerpos desnudos. Incluso la mujer tiene la misma fortaleza del hombre) y Juliano (es El Guerrero, que tiene a los pies la noche y el día).

    Miguel Ángel también esculpe otras piedades, pero no tienen nada que ver con la primera: éstas son más dramáticas como, por ejemplo, la de la catedral de Florencia o la Piedad de Rondanini, que es pura espiritualidad y apenas está devastada la piedra, sino que sólo está esbozada.

    La Pintura del Cinquecento

    En el Cinquecento se la da más importancia al color que al dibujo, todo lo contrario que en el Quatrocento. Es un color que matiza la forma, no hace los contornos tan nítidos, utiliza las vibraciones lumínicas (el claroscuro, que da volumen, atmósfera), etc. Y el paisaje no es primaveral, porque puede ser nebuloso, tormentoso (el atardecer)...

    Los grandes pintores de este período son:

    • Leonardo Da Vinci: Crea el famoso esfumato, especie de neblina que envuelve a las formas y el paisaje húmedo. Este esfumato permite que se fundan formas y paisajes, no sabiendo dónde comienza uno y termina el otro. Desde muy pronto, tiene definido su estilo.

    En la Adoración de los Reyes Magos, que no es la representación tradicional, los personajes se agrupan, se arremolinan, se agitan en torno a la Virgen y al Niño.

    En Milán conoce a Bramante, intercambiando conocimientos. Allí es donde pinta la Virgen de las Rocas, con su clásico paisaje húmedo, misterioso, y con las figuras que se mezclan y se funden con el paisaje. La composición es piramidal y será muy imitada por los sucesores.

    También en Milán, en Santa María de la Gracia, pinta la Santa Cena y tampoco es la tradicional, sino que es cuando Cristo anuncia que será traicionado. Las figuras se agrupan de 3 en 3, dejando en medio a la de Cristo, con la muestra de la soledad del crucificado y, además, es un estudio psicológico de los personajes: Cómo reacciona cada uno. Esta pintura (un fresco) se encuentra en bastante mal estado.

    De vuelta a Roma va a pintar la Gioconda, un retrato de mujer enigmática, con su paisaje característico, que parece mostrarnos la perfecta conjunción entre cuerpo y alma, y es la placidez del rostro de la Gioconda que no se sabe si sonríe con los ojos o con la boca.

    Y, por último, hay una composición un tanto extraña de Santa Ana la Virgen y el Niño. Y ya muy mayor, se marcha a Francia y allí morirá.

    • Rafael: Nace en Urbino y se educa en el taller de Perugino. Se le considera el máximo representante del espíritu clásico. Sus figuras son de movimientos suaves, rostros redondos, expresión soñadora... Y todo esto irradia placidez y armonía, conjuntados a la perfección con el paisaje.

    En su juventud, se hizo muy famoso por sus Madonnas: La del Pez, la de Foligno, la de la Sixtina, del Jilguero, del Alba... Se traslada a Roma y es allí donde de verdad muestra su categoría de gran pintor: va a pintar los frescos de las estancias del Vaticano, donde representa el Parnaso, la Escuela de Atenas, las Virtudes, La Disputa del Sacramento... Son todas grandes composiciones con perspectiva, composición, riqueza cromática, caracteres diferentes...

    Es también un gran retratista: Tiene el retrato de un cardenal, con gamas de colores bellísimos y estudio psicológico del personaje; y en las estancias del Borgo, pinta varias composiciones, destacando la transfiguración, de fuerte dramatismo, de claros y oscuros, llenos y vacíos... que nos está acercando a lo que es el manierismo.

    • Miguel Ángel: El papa Julio II le encarga que pinte el techo de la Capilla Sixtina: Tiene que adaptarse a las irregularidades del techo y va a representar escenas del Antiguo Testamento (Génesis, la creación del mundo) acompañados de profetas y sibilas. En esta pintura, sus figuras son robustas, tienen mucho de escultóricas.

    Aparece la Terribilitá (figuras musculosas, enormes, que luchan). Es un gran colorista, aunque se dijo que no durante mucho tiempo. Usa numerosos escorzos (posturas violentas) mostrando un gran conocimiento anatómico. Tiene un gran sentido de la composición y la perspectiva: todo el conjunto expresa dramatismo, fuerza, movimiento...

    Años más tarde, el mismo papa le pide que pinte el frente de la Capilla Sixtina, representando el Juicio Final: La fuerza de Cristo es total, parece un juez implacable y parece más un dios griego o romano (como Júpiter). Hay zonas donde se agolpan las figuras, pareciendo que le falta espacio para moverse y, sin embargo, hay otras zonas totalmente vacías, con figuras que se precipitan al vacío y otras que se elevan.

    Esta sucesión de claros y vacíos nos acerca ya claramente al manierismo.

    En esta época destaca la escuela veneciana de pintura: Es una escuela donde influye su situación geográfica: al ser un puerto de mar, los contornos no son nítidos, están desdibujados por una especie de neblina. Por este motivo, se le va a dar mucha más importancia al color que al dibujo, a las formas más que al contorno.

    Los colores son cálidos, con numerosos matices, con un paisaje vivo, variado, con todo tipo de luces. El ambiente es lujoso, puesto que Venecia es una de las ciudades más ricas de Europa y, por eso, se da la aparición de palacetes, columnas... Es también una ciudad exótica, con gente de todo tipo y, por eso, hay riquezas de tela, de joyas...

    Le dan mucha importancia a los temas secundarios, incluso anecdóticos, que a veces ocupa el centro del tema representado. En esta escuela destacaron:

    • Tiziano: Pintor de formas blandas en los desnudos femeninos, de paisajes, lleno de lirismo, gran colorista... Obra suya es Venus y El Amor o Danae. En la Bacanal, es obra mitológica, pero parece una fiesta social: El centro del cuadro lo ocupa una jarra de vino y un cuerpo desnudo bellísimo a un lado, y con el color sabe acentuar los brillos de las telas, del jarro de cristal...

    Como retratista, tanta importancia le da al retratado como a todo lo que le rodea: paisajes, cortinas, muebles, joyas, trajes... como, por ejemplo, en los retratos del emperador Carlos V, destacando el de Carlos en Mulberg (con el brillo de la armadura) y el de su esposa Isabel de Portugal (lujoso traje y joyas).

    A medida que va siendo mayor, su pintura evoluciona y su pincelada se hace más deshecha y pastosa como, por ejemplo, en los últimos autorretratos y La Coronación de Espina.

    • Veronés: Es el pintor del lujo, grandes columnatas, muebles ricos, fuentes, telas ricas, joyas... En sus desnudos es frecuente que lleven pendientes, collares, pulseras... como en Venus y Adonis; y los temas religiosos parecen escenas sociales contemporáneas (por el atavío, los peinados...) como, por ejemplo, las Bodas de Caná (con gran abundancia de temas anecdóticos, pasando casi desapercibido el tema central)

    • Tintoretto: Es ya un manierista, por sus luces (normalmente tenebrosas), por su composición, por su escorzo... Su obra más conocida es el lavatorio, con temas anecdóticos y luces que matizan la escena; pero donde mejor se ve este manierismo es en la iglesia de San Rocco, con varias obras (destacando el Nacimiento y el Calvario).

    Renacimiento en España

    No tiene la misma uniformidad del gótico o el románico. Es un estilo que va a fomentar no una burguesía (como sucedió en Italia) sino la nobleza, la iglesia y los monarcas autoritarios. Pero, además, este renacimiento va a pervivir durante mucho tiempo con el gótico y, por supuesto, con el mudéjar, y así podemos ver obras del siglo XV con elementos decorativos renacentistas, pero simplemente eso.

    Este renacimiento va entrando con lentitud gracias a las relaciones comerciales con Italia (sobre todo en la zona del Vaticano). Artista italianos viene a trabajar a España y españoles van a Italia a aprender. Este renacimiento de los principios nos da una serie de edificios hechos con mentalidad gótica y con atisbos renacentistas: San Juan de los Reyes, la fachada de San Pablo y San Gregorio en Valladolid.

    Podemos decir que es en la época de Carlos I cuando este renacimiento pisa más fuerte. En la primera etapa del reinado de Carlos I es cuando domina el plateresco, que tiene estructura gótica, pero decoración renacentista: Columnas abalaustradas, medallones con cabeza, hornacinas con figuras humanas, emblemas heráldicos, guirnaldas, grutescos... Y en la segunda parte del reinado, tenemos el estilo llamado purista, clasicista, renacentista... en donde ya las estructuras del edificio (como los adornos) son renacentistas. Estos dos estilos se pueden dar en un mismo autor.

    De la época plateresca, destaca la ciudad de Salamanca: la fachada de la universidad (Tipo estandarte), la iglesia de San Esteban, la Casa de las Conchas, el Palacio de Monterrey (obra de Rodrigo Gil de Hontañón) o la fachada de la universidad de Alcalá (obra más purista).

    De estilo purista tenemos el Alcázar de Toledo, el Palacio de Carlos V y Úbeda, con la iglesia de San Salvador, el Hospital de Santiago, la catedral de Jaén (que se inspira en la de Granada, obra de Diego de Siloé, basada sobre unos planos góticos, pero que ante la llegada del renacimiento, la modifica con gruesas columnas y encima un trozo de entablamento para que le dé altura. Este modelo será seguido en Málaga, en Jaén, en Guadix...) En Sevilla, Diego de Riaño construye el ayuntamiento, totalmente plateresco. También plateresca es la Capilla de la Virgen de los Reyes, la Sala Capitular y la Sacristía Mayor.

    El arte Herreriano

    También llamado esculiarense y de la contrarreforma. Corresponde al bajo renacimiento, en el reinado de Felipe II, que es el que manda construir el Monasterio del Escorial para conmemorar la victoria de San Quintín. Los planos son obra de Juan Bautista de Toledo, que se inspira en el monasterio de Yuste (Extremadura), que lleva junto al monasterio una residencia palaciega y, además, por petición de Felipe II, incorpora el Panteón Real (el enterramiento de los reyes de España).

    Por lo tanto, el Escorial consta de una iglesia, monasterio, palacio y panteón. Juan Bautista estuvo trabajando en Pedro del Vaticano a las ordenes de Miguel Ángel, pero muere al poco tiempo de iniciar las obras y le sucede su ayudante Juan de Herrera, que es el que da el sello particular y original a este monasterio.

    Por lo pronto, de 16 torres en los planos originales, pasan a 6, contribuyendo a una mayor sencillez y ligereza del conjunto. Es una obra que se inspira claramente en el pensamiento Bramantesco: los elementos arquitectónicos sustituyen a lo ornamental. Es, por lo tanto, de tanta sobriedad que la luz resbala por las paredes y muros sin encontrar obstáculo alguno. Esta sobriedad en el edificio encaja perfectamente con el paisaje que lo rodea (muy sobrio y muy austero) y, además, por su monumentalidad representa perfectamente el sentido de la monarquía universal de Felipe II y es un edificio impersonal, no hay referencias localista, ya que el estado (que es lo que simboliza) debe ser impersonal.

    Este monasterio va a tener tanta trascendencia en el arte español que incluso en el barroco las influencias serán muy grandes. Obra también de Juan de Herrera es el Archivo de Indias en Sevilla, aunque quien realmente lo hace es Juan de Minjares: es de una gran horizontalidad, y se alterna piedra y ladrillo (muy tradicional en la arquitectura Sevillana) y va adornado con bolas, pirámides puntiagudas y anillos.

    Escultura en España

    Podemos ver influencias de Francia y, especialmente, de Italia. Es una escultura realista porque el carácter español lo es aunque, sin embargo, Italia introduce cierta idealización.

    Se trabaja normalmente en madera (para policromar) aunque también se trabaja en piedra y alabastro. Sin embargo, el bronce y el mármol no se trabajan. Estas influencias italianas proceden del intercambio entre los dos países: o bien vienen artistas a trabajar (el caso de Fancelli o Torrigiano) o viceversa. De los artistas españoles, destacan:

    • Alonso Berruguete: Estudia en Italia y en su obra se notan claramente las influencias italianas: de Donatello adopta la talla profunda, enérgica; de Miguel Ángel el apasionamiento y de Laoconte la vitalidad y el movimiento. Y de todas estas influencias, su estilo personal. Sus figuras son menudas, nerviosas, angulosas, de posturas inestables y toda su figura transmite espiritualidad.

    Es muy conocido el Retablo de San Benito en Valladolid: La figura del santo es de un gran realismo y, de este mismo retablo, tenemos a San Cristóbal, el Sacrificio de Abraham, San Sebastián (que recuerda a los esclavos de Miguel Ángel) y, además, son muy curiosas las obras, ya que los mayores puntos de vista son los laterales y quizá la mejor obra suya sea la Sillería Alta de la catedral de Toledo: Todas las figuras representadas (profetas, apóstoles...) se agitan, se mueven, sobrepasan el marco donde van encuadradas... y siempre con posturas inestables.

    Rematando la Sillería, tenemos la Transfiguración, que es de bulto redondo en Alabastro y que juega con las luces y sombras (bien la natural, bien la artificial), y esto le da ya un carácter, un robusto muy barroco.

    • Juan de Juni: Era un artista que tenía influencias de Miguel Ángel y Laoconte. Como era francés, recibe la enseñanza de Klaus Slutter y, por supuesto, el carácter y la personalidad española.

    La figura escultórica es toda la contraria que Berruguete: son macizas, fuertes, robustas, de gestos dramáticos, de dolor extremo, gesticulantes y de ropajes abundantes.

    La obra más conocida es el Santo Entierro, con una composición muy estudiada. En el centro con la figura de la Virgen y de San Juan, y a los lados se agrupan los personajes, que gesticulan y muestran su dolor. La angustia extrema está representada y, sin embargo, al final de su vida sus formas se calman y se suavizan, como sucede con La Piedad de la catedral de Segovia.

    El Manierismo

    Es un movimiento artístico que abarca tanto arquitectura como pintura y escultura, aunque donde mejor se manifiesta es en la pintura. Se ha conocido relativamente hace poco, en el siglo XX, y es que hubo una serie de artistas que no se les podían incluir (por sus características) ni en el renacimiento, ni tampoco en el barroco.

    Lo que se descubrió en el siglo XX es que llega un momento que el lenguaje renacentista se ha agotado, ya no da más de sí, y se busca un nuevo lenguaje. Por eso, hubo una serie de artistas como son los pintores, que tomando como punto de partida a los grandes genios (a Miguel Ángel, Donatello, Leonardo, Rafael...) toman de ello lo que más les interesa, e investigan sobre eso. Los italianos dicen que están pintando “a la manera de” (Manierismo).

    Es un movimiento intelectual, para una minoría que no caló en ningún momento a la gente porque, además, rompe con lo que había sido el arte y la pintura hasta entonces. Por ejemplo: Se rompe con el convencionalismo en el color (se usa el que se quiere, puede aparecer un cielo verde...) y pasa lo mismo con las formas (se distorsionan, se alargan... Hay una figura muy conocida: La Virgen del Cuello Largo) y la arquitectura también se distorsiona.

    Se termina con el ambiente primaveral, para abundar en las noches tenebrosas, en las tormentas... Y uno de los pintores que mejor representa este manierismo es El Greco: Le viene el nombre de que nace en la isla de Creta. Su formación se realiza mediante el punto de vista bizantino. Se traslada a Venecia y allí capta su color y de los autores venecianos, capta a Tintoretto. También va a Roma (lugar imprescindible de visita), influyéndole enormemente Miguel Ángel.

    En Italia, El Greco no llega a formarse como artista: Las obras que tuvo en esa época eran mediocres. Y desde allí, vendrá a España, donde surge su genialidad, considerándose un artista español. Trabaja para Felipe II, y se trataba de encontrar al pintor que decoraría las paredes del Escorial y para mostrarle a Felipe II la calidad de su pintura.

    Pinta El Martirio de San Mauricio o La Legión Tebana: Una pintura donde se muestran características del manierismo: colores fríos, zonas muy llenas (y otras vacías)... El Martirio en cuestión apenas se ve, y existen anacronismos, un hecho acaecido a la época de los romanos y algunos personajes llevan ropas del siglo XVI. Este cuadro no gustó y se marcha a Toledo, donde definitivamente su genio se hace presente.

    El Expolio es una mancha roja hermosísima (la túnica de Cristo), con el rostro lleno de bondad, con la cara húmeda... rodeado de enemigos, que parece que falta espacio para mover a estos personajes. Su obra cumbre es el Entierro del Conde de Orgaz: Basado en una leyenda medieval, el cuadro se divide en zona de tierra (muy sobria) y en zona de cielo (con un color riquísimo).

    En Toledo muestra su espiritualidad, convirtiendo al cuerpo en algo inmaterial, alargando las figuras extraordinariamente (incluso deformándolas, haciendo parecer que el cuerpo humano no tiene esqueleto, que es puro espíritu): Esto, por ejemplo, podemos verlo en La Adoración de los Pastores, La Asunción de la Virgen y La Anunciación: Hay figuras deformadas, colores brillantísimos, cielos tenebrosos... Todo muy manierista.

    Y, aparte, está el cuadro de Los Apóstoles, de Santos... y una visión de Toledo (paisaje) que va a inspirar a los románticos. Cuando muere, toda la fama que había tenido se olvida y sus cuadros empiezan a ser religados hasta el siglo XX, en el que se empieza a estudiar el manierismo y se le da el puesto que se le corresponde.




    Descargar
    Enviado por:Lord Mano
    Idioma: castellano
    País: España

    Te va a interesar