Literatura


Realismo literario en España


ÍNDICE

INTRODUCCIÓN………………………………………………………………………3

CONTEXTO CULTURAL EUROPEO……………………………………….3

LA SOCIEDAD DEL SIGLO XIX……………………………………………..3

A NIVEL ESPAÑOL……………………………………………………………4

CARACTERÍSTICAS DEL MOVIMIENTO………………………………………….5

ETAPAS Y DESARROLLO HISTÓRICO……………………………………………5

PRERREALISMO………………………………………………………..…….5

REALISMO……………………………………………………………..………6

NATURALISMO……………………………………………………..…………6

LOS AUTORES MÁS IMPORTANTES……………………………………………..7

JUAN VALERA…………………………………………………………………7

LEOPOLDO ALAS: “LA REGENTA”…………………………………………9

JOSÉ MARÍA DE PEREDA…………………………………………………10

BENITO PÉREZ GALDÓS…………………………………………….…….11

BIBLIOGRAFÍA……………………………………………………………………….13INTRODUCCIÓN

Contexto cultural europeo

El realismo se configura como un movimiento cultural caracterizado por la representación objetiva de la realidad que se dio en la segunda mitad del XIX, con origen en las circunstancias sociales que proceden de la revolución industrial y que suponen el ascenso al poder de la burguesía y la importancia del proletariado.

En Europa se produce durante la segunda mitad del siglo XIX un rápido crecimiento económico propiciado por la expansión industrial. Este avance de la industrialización está también ligado a la intensificación del comercio y el progreso técnico junto con la consolidación del poder de la burguesía. No obstante, también la clase social del proletariado se organiza. Tiene lugar una reunión de dirigentes socialistas de toda Europa, la 1ª Internacional de Marx, y aparecen los primeros sindicatos que tienen por objeto la protección de los derechos obreros.

Dentro del campo de la filosofía, que tanto marcará las tendencias literarias y artísticas en general, se pueden distinguir durante este período de tiempo denominado con el nombre de realismo dos corrientes: el positivismo y el realismo propiamente dicho. El positivismo arremete contra el idealismo propio del anterior romanticismo. Se rechaza la especulación pura y la metafísica. Por el contrario se propone la investigación de los hechos observables y medibles. La experiencia se considera el punto de partida del saber y surgen la sociología y la psicología científica. Fruto de esta manera de pensar, como posteriormente analizaremos, se desarrolla el movimiento literario que nos ocupa. Cabe reseñar como otra corriente la filosofía marxista que surge del pensamiento socialista y que se caracteriza por la aceptación de que la filosofía no debe limitarse a interpretar el mundo sino transformarlo. Otra idea principal de esta filosofía es su deseo de lucha por la abolición de la sociedad burguesa y la implantación del socialismo.

Dentro de la ciencia se aprecian tres corrientes distintas. Por una parte cabe resaltar el experimentalismo que defiende que la ciencia basa en la experiencia y los experimentos. Su máximo exponente es "Claude Bernard". Otra corriente científica en el naturalismo es el evolucionismo cuyo principal teórico es Darwin, quien en su libro "El origen de las especies" defiende la teoría de la evolución basada en la adaptación del medio, la lucha por la vida de los seres vivos y la selección natural. Por último se debe mencionar como otra corriente en la ciencia naturalista las teorías sobre la herencia. Las leyes de la herencia fueron expresadas en (1865) en el libro "Leyes de la Herencia" por Mendel.

La Sociedad

En la 2ª mitad del siglo XIX la sociedad no cambia sustancialmente. Sin embargo se aprecia una nueva actitud del autor que afronta la realidad en lugar de huir de ella. La realidad es retratada tal como aparece y a través de la novela se intenta criticar la sociedad desde dentro. Este paso del romanticismo al realismo también se refleja en la literatura de la sociedad burguesa. No es de olvidar que en la base del Romanticismo se protestaba contra el mundo burgués. En el realismo se mantienen y desarrollan ciertos aspectos del Romanticismo como el interés por la naturaleza, por lo regional y lo local, lo costumbrista. Sin embargo, se eliminan y depuran a su vez otros elementos. Se le pone freno a la imaginación y todo lo fantástico se rechaza. Los personajes ya no son tan apasionados y se abandona la evocación a un tiempo pasado, legendario.

En España

España se caracteriza en esta época por el rápido crecimiento de la población que, sin embargo, no es tan fuerte como en el resto de Europa. No se produce ningún desarrollo económico ni industrial. Las únicas regiones en las que se aprecia algo de industrialización son Cataluña y el País Vasco. El auge de la burguesía es más tardío y continúa la pugna entre las dos Españas: la España burguesa e innovadora y la España tradicionalista, opuesta a toda reforma. Una fecha importante es la de 1879, en la que Pablo Iglesias funda el Partido Socialista Obrero Español.

Por entonces la situación política es muy complicada. Hasta el año 1868 la política responde a un signo liberal moderado. En dicho año se produce una Revolución, la Gloriosa, tras la cual Isabel queda destronada y en la que vence la burguesía progresista. Posteriormente se redacta en 1869 una Constitución que proclama amplias libertades como la libertad de expresión, la libertad de prensa, de culto... Pese a todo no acertó a encontrar una fórmula estable de gobierno ya que se produjo una fuerte reacción del sector tradicionalista. Esto dio lugar a la tercera de las guerras carlistas. En el año 1875 la Restauración de la monarquía cierra esta época. En el gobierno se alternan los partidos dinásticos: los conservadores y los progresistas, hecho que usaremos más adelante a modo de símil en referencia a la pugna interior entre las divisiones del propio Realismo.

CARACTERÍSTICAS

Y DESARROLLO HISTÓRICO

A partir de las citadas condiciones socioculturales a nivel europeo y español, surge en la segunda mitad del siglo XIX una nueva corriente literaria que se aleja de la fantasía y la imaginación para explicar y analizar la realidad social. Ésta nace en Francia con los autores Balzac y Stendhal, el género literario más importante es la novela que se encarga de representar la vida humana sobre la que el escritor ofrece su punto de vista.

Sus principales características son la adopción por parte del autor de una posición crítica ante la sociedad (el autor quiere denunciar las miserias de la vida misma) o un argumento poco variable que se basa en temas y asuntos del momento. Nacen así personajes y ambientes verosímiles que el autor se encarga de tratar de una forma objetiva, con los cuales consigue realizar una detallada y minuciosa observación de la realidad con tal de describir fidedignamente aquello sobre lo que versa el relato. Es por ello que se nos presenta como un narrador omniscente, utilizador de un lenguaje claro que refleja el habla de las distintas clases sociales.

El Realismo en España alcanza su máximo desarrollo a partir de 1870, fecha en que se publica “La fontana de oro” de Galdós, pero ya se puede hablar de un cambio de actitud literaria en 1849 en la escritura de Fernán Caballero (seudónimo de Celia Bölh de Faber), que publica “La gaviota”.

A nivel ideológico podemos establecer una distinción entre dos grupos de novelistas: conservadores y progresistas, de modo análogo a la contemporánea lucha de poderes en el ámbito político. Así, en el primer grupo destacamos a Pereda con su obra “Peñas arriba” o a Palacio Valdés con “La aldea perdida”, mientras que integrantes del segundo grupo son Valera, Galdós y Clarín, todos ellos posteriormente analizados.

Etapas del realismo

El Prerrealismo

La etapa denominada como prerrealismo empieza en 1849 con la publicación de “La gaviota” de Fernán Caballero y se caracteriza por una abundante presencia de elementos costumbristas, un estilo claro y sencillo, así como diálogos realistas. Los relatos prerrealistas, llamados así por su similitud con el siguiente paso evolutivo cultural, suelen ser escritos con un propósito moral y presentan un mundo dividido entre buenos y malos, por lo que la objetividad es muy limitada, hecho que los aleja de la clasificación dentro del campo propiamente realista. Los escritores prerrealistas son: Cecilia Böhl de Faber, conocida como Fernán Caballero (con “La Gaviota” como obra principal) o Pedro A. De Alarcón con “El sombrero de tres picos”.

El Realismo

El realismo propiamente dicho empieza, como anteriormente hemos citado, en 1868 con “La fontana de oro” de Benito Pérez Galdós. Los autores que se inscriben dentro de este movimiento, incluyendo al propio “Garbancero”, describen la realidad de manera más objetiva que los prerrealistas, alejándose así del dualismo anterior y centrándose en descripciones más ricas y precisas, que, a nivel de personajes, se caracterizan por el minucioso análisis de gran profundidad psicológica que supone en muchos casos el hecho de “dejarlos” actuar con libertad, de modo que su comportamiento dependa de las circunstancias en que viven y su propia psicología.

Los escritores realistas son: Juan Valera, con novelas como “Pepita Jiménez” (de gran profundidad psicológica), D”oña Luz”, “Juanita la larga”, etc; José Mª Pereda (“Peñas arriba” y “Sutileza”) o Benito Pérez Galdós, político y escritor profesional que escribió 80 novelas, 24 obras de teatro y numerosos artículos, discursos, memorias y cuentos.

El Naturalismo

Esta última variante realista surge en 1880 con la influencia francesa del escritor Emile Zola. El Naturalismo no sólo refleja la novela con mayor realismo (llegando incluso a lo más desagradable), sino que intenta explicar los comportamientos humanos a través de la experimentación. Presentan como personajes a seres desagradables y sórdidos como borrachos, vagabundos, prostitutas... que no tienen libertad y son víctimas de sus circunstancias. Esta característica ayuda a fortalecer la aparición de un nuevo concepto literario, llamado Determinismo, que dictaba que el destino de los personajes a nivel literario o real estaba marcado de antemano, hecho que les privaba de la libertad de la que hasta ahora se suponía que ellos eran los únicos administradores. Es de suponer pues que, con la utilización de personajes de tal naturaleza y la aparición del determinismo, se les situara en ambientes tristes, sobrios o desagradables con tal de reflejar su suerte, y que se usara una técnica narrativa observativa a partir de la documentación propia del realismo llevada a la máxima expresión.

El naturalismo en españa se destapa con la publicación de una serie de artículos bajo el título “la cuestión palpitante” de Pardo Bazán, y viene marcado por el rechazo a la técnica determinista, ya que se creía en la libertad del individuo para poder cambiar su destino, a pesar de sus circunstancias fisiológicas, genéticas, etc. Algunas novelas naturalistas de interés son “La desheredada” de B. Pérez Galdós, “Los pazos de Ulloa”, “La madre naturaleza” de Emilia Pardo Bazán (situadas en la Galicia rural), “La Regenta” o “Su único hijo” de Leopoldo Alas Clarín y “la barraca” o “cañas y barro” de Blasco Ibáñez.

LOS AUTORES MÁS IMPORTANTES

JUAN VALERA (1824)

VIDA

Juan Valera y Alcalá Galiano nació en Cabra, Córdoba (España), el 18 de octubre de 1824 en el seno de una familia aristocrática. Sus padres, ambos de origen aristocrático, eran el marino José Valera Viaña y la Marquesa de la Paniega Dolores Alcalá Galiano. Los años de su niñez transcurrieron en el mundo rural andaluz, que después se reflejará en muchas de sus novelas.

Antes de iniciar sus estudios de Filosofía y Derecho en la Universidad de Granada, estudió Lengua y Filosofía en el seminario de Málaga entre 1837 y 1840 y en el colegio Sacromonte de Granada en 1841.

Ingresó en el cuerpo diplomático y desempeñó diversas funciones diplomáticas en varias embajadas (Nápoles, Lisboa, Río de Janeiro, Dresde y Rusia) y, más tarde, fue ministro plenipotenciario en diversas capitales europeas y en Washington. Fue diputado y ocupó importantes cargos en la administración. En 1861 ingresó en la Academia de la Lengua. La última etapa de su vida transcurrió alejada de toda actividad pública, a causa de su ceguera.

Valera fue un hombre de mundo, elegante, distinguido y refinado, de gran cultura y brillante ingenio, y con cierta dosis de escepticismo e ironía distanciadora.

Obra

Crítico y Ensayista

Juan Valera escribió interesantes artículos y ensayos filosóficos e histórico-políticos y numerosos estudios de crítica literaria sobre autores y obras clásicos y contemporáneos antes de dedicarse, tardíamente, a la novela. Es fundamental hacer mención de su numerosa correspondencia: las cartas de Valera, con prosa impecable, en las que plasma su experiencia viajera y amorosa y sus opiniones sobre muy diversos temas como los literarios.

Novelas

Valera se declara literariamente como un esteticista y se sintió alejado tanto del Romanticismo decadente como del Realismo y Naturalismo de su tiempo. Según él, la misión del novelista consiste en crear obras bellas e inteligentes que sirvan de entretenimiento, de lectura amable, no tanto dar testimonio de la realidad o defender posturas ideológicas. Debe embellecer la realidad, en caso de ser preciso, con el fin de evitar los aspectos desagradables.

Sin embargo, y a pesar de lo anteriormente dicho, las novelas de Valera se caracterizan en cierto modo por ser realistas al escoger ambientes precisos, personajes verosímiles y por el análisis psicológico, muy minucioso que hace de muchos de sus personajes.

Pepita Jiménez

La novela más importante de Juan Valera y la primera fue Pepita Jiménez publicada en 1874. Tiene forma epistolar en su mayor parte y narra el lento proceso de seducción de un seminarista, Luís Vargas, por una joven y hermosa viuda, Pepita Jiménez. Es una novela fundamentalmente psicológica, en la que el autor analiza la interioridad de los dos protagonistas. A través de la correspondencia entre Luis Vargas y un tío suyo sacerdote, personaje de gran importancia en la obra, se va presentando la lucha interior entre la vocación religiosa y la fascinación que al protagonista le produce Pepita. La evolución de Luis Vargas está perfectamente analizada: se trata de un proceso en el que se mezcla la seguridad jactanciosa, el falso misticismo, el desconocimiento del mundo, la soberbia espiritual, los remordimientos, angustias y dudas, hasta llegar, por fin, a la certeza de su ilusoria vocación y a la entrega a Pepita. Sobre el carácter de ésta también obtenemos un perfilado preciso a través de lo que de ella dicen otros personajes, sobre todo Luis.

Juanita la Larga

Aparecido en 1895, es otro acierto novelístico de Valera. Se trata de un relato amable en el que sobresale un personaje femenino, Juanita, en una trama amorosa en la que se incluyen muchas escenas costumbristas de la Andalucía natal del autor.

Otras novelas son El Comendador Mendoza (1877), Doña Luz (1879), Genio y figura (1897) y Morsamor (1899).

En las novelas de Valera predominan dos valores permanentes: la perfección clásica de su lenguaje: elegante correcto y expresivo, y el acierto y profundidad en el análisis psicológico e sus personajes, en especial de los femeninos.

Leopoldo Alas (1852)

Éste es un escritor español que usó el seudónimo de Clarín y que debe su fama a una única novela considerada como la mejor novela española del siglo XIX. Nació en Zamora y pasó su infancia en León y Guadalajara debido al cargo de gobernador civil que por entonces desempeñaba su padre. El bachillerato lo estudió en Oviedo (Asturias) y después marchó a Madrid a estudiar Derecho, y allí entró en contacto con la vida literaria y artística. Se sintió inclinado por el krausismo que conoció por Francisco Giner de los Ríos y empezó a escribir para diversas revistas. Una vez doctorado obtuvo la cátedra de Derecho Canónigo en Oviedo en 1883 adonde regresó de nuevo y ya permaneció allí hasta su muerte Clarín es un intelectual preocupado por conjugar el idealismo con la filosofía positivista y la búsqueda del sentido metafísico o religioso de la vida. Es un gran analista, un perfeccionista que persigue el detalle y entiende la literatura como un trabajo constante y minucioso de gran contenido ético; su método es la prospección positivista propia del realismo y del naturalismo. Chocó con su época por su mordacidad, por sus críticas literarias despiadadas, producto de su misión docente: pretendía elevar el nivel cultural de su país y por lo tanto censuraba el mal gusto y la vulgaridad. Entre sus grandes obras críticas figuran los Solos de Clarín (1881) y Galdós (1912), la obra sobre el otro gran novelista del siglo XIX y que todavía se considera un libro fundamental sobre la obra galdosiana. Escribió también cuentos y dos grandes novelas, “La regenta” (1885) y “Su único hijo” (1890), en las que plantea el tema del adulterio.


”La regenta” es la obra cumbre de Clarín y tiene como trama central el adulterio, tratado de una manera como jamás antes se había hecho en la literatura española. El realismo europeo había desarrollado un argumento semejante como Madame Bovary del francés Gustave Flaubert, Ana Karénina del ruso León Tolstoi, El primo Basilio del portugués Eça de Queirós e incluso Los pazos de Ulloa de Emilia Pardo Bazán. En La regenta, la joven, bella, provinciana e inexperta Ana Ozores se casa con Víctor Quintanar, ex-regente de la audiencia de Vetusta (ciudad inventada pero que en realidad es Oviedo), hombre bondadoso, aburrido y mucho mayor que ella. Ana se siente cada vez más frustrada y abatida y se convierte en presa del donjuan provinciano don Álvaro y de su propio confesor don Fermín de Pas, hombre de orígenes humildes, soberbio y ambicioso. Ana cae en los brazos de Álvaro, pero esto no era lo que preocupaba especialmente al autor. Él se fija en el escenario: Vetusta que asiste como un coro a todo lo que se va desarrollando. Además plantea una lucha entre Fermín y Álvaro por la posesión física de Ana como una lucha entre los dos poderes de la ciudad: la iglesia más retrógrada y el caciquismo teñido de liberalismo. El final es la degradación más absoluta de los protagonistas: el regente muere a manos de Álvaro en un duelo esperpéntico, Álvaro huye de una manera cobarde dejando clara su ruindad, la ambición de Fermín se manifiesta como la ausencia total de escrúpulos y moral, y Ana, la intocable regenta, se encuentra con "un beso viscoso" del ser más despreciable de la ciudad. En toda la obra se ve claro el sentido crítico y moral de Clarín y las censuras que recibió fueron tantas que, tal vez por eso, en obras posteriores no llegó tan lejos.

José María de Pereda (1833)

Nació en Polanco (Cantabria) el día 6 de febrero de 1833.Perteneciente a una familia de hidalgos montañeses. Su madre, Doña Bárbara Sánchez de Porrúa, se casó a los quince años con Don Juan Francisco de Pereda, de diecinueve años. Tuvieron veintidós hijos, de los cuales sólo llegaron a la edad adulta nueve. Entre el mayor, Juan Agapito, y el menor, Jose María, había una diferencia de veintinueve años. Su madre dejó una fuerte huella en el carácter del escritor.

Su vida transcurrió tranquila en Santander, Comillas y Polanco, salvo breves estancias en Madrid y un viaje con su amigo Pérez Galdós. Pasó la mayor parte de su vida dedicado al cultivo de sus tierras y a la literatura. En la mayor parte de sus obras se dedica a pintar las costumbres y los tipos de paisajes de su tierra natal, sobre todo paisajes de montaña. En sus obras nunca pierde de vista el afán moralizador. Su obra es narrativa, a excepción de algún intento teatral sin éxito. Es el único de los narradores realistas españoles que tiene un verdadero sentimiento de la naturaleza. Con él renace el viejo realismo español. Su percepción de lo real es equilibrada y exacta. Da entrada en su obra a lo bello. Su mejor aportación la constituyen las novelas de ambiente rural santanderino. En su lenguaje mezcla el coloquial del pueblo y el habla de los marineros cántabros y de sus mujeres. El dialogo es vivo y el estilo expresivo. Pereda ha tenido muy buena crítica en su paisano y amigo M. Menéndez Pelayo. Ha sido más discutido por sus contemporáneos y posteriormente apreciado. Es un defensor claro de ideas católicas. Cursó el Bachillerato en el Instituto de Santander. En 1852 marchó a Madrid con intención de ingresar en la Escuela de Artillera, pero su escasa amplitud para las matemáticas le hicieron desistir de tal propósito y dedicarse a la literatura, iniciándose entonces en el teatro (en le que no tuvo mucho éxito). En 1854 abandona sus estudios y regresa a Santander, su tierra, donde impresionado como un provinciano por el ambiente de la gran ciudad, comenzó sus colaboraciones en “La Abeja Montañesa” y “El tío Cayetano”, en las que destacó como costumbrista y defensor del tradicionalismo y donde, junto con sus obras, deja patente el gran afecto por su tierra natal. Después de residir algún tiempo en Andalucía, a donde había ido para reponerse de la enfermedad del cólera, vuelve nuevamente a Santander (1857) y allí fija su residencia. Durante un año de estancia en París se ambienta en los círculos literarios. En 1869 contrae matrimonio con Diodora de la Rivilla y deja la literatura por la política, como miembro activo del partido carlista. Fue diputado en cortes por Cabuérniga (Santander), en 1872, en el reinado de Amadeo de Saboya. Más tarde se cansa de la política y vuelve a dedicarse totalmente a la literatura (hasta el final de su vida). Aunque de ideas conservadoras y con predominante influencia romántica, no falta en sus novelas cierta carga de realismo y costumbrismo, hasta el punto que Emilia Pardo Bazán hablo de un “naturalismo perediano”. Su costumbrismo está en la línea de Antonio de Trueba, Fernán Caballero y Mesonero Romano: defendió siempre los valores y tradiciones de la vida patriarcal. En 1897 ingresó en la Real Academia Española de la lengua versando su discurso sobre la novela regional en el que dejó patente su defensa del tradicionalismo. En su casa de Polanco, construida frente al solar que le vio nacer, solía recibir las visitas de sus amigos y muchos de ellos, escritores también, se inspiraron allí (tal es el caso de Benito Pérez Galdós y su novela “Marianela”). Atacado de hemiplejía, muere en Santander el 1 de marzo de 1906. En 1911 su amigo Don Marcelino Menéndez Pelayo inauguró, con un discurso, un monumento instalado en el Paseo de Pereda (Santander). Sus obras más importantes fueron: “Escenas montañesas”(1864), “Bocetos al temple”(1876), “Don Gonzalo González de la Gonzalera”(1879), en la que ataca al liberalismo y a la Revolución de 1868, “De tal palo tal astilla”(1879), exponente de un catolicismo que se opone frente al liberalismo religioso, “El sabor de la tierruca”(1882),Sotileza”(1885), donde representa el ambiente de los pescadores, “Peñas arriba”(1895) y “Pachín González”(1896).

Benito Pérez Galdós (1843-1920)

Benito Pérez Galdós nació en las Palmas de Gran Canaria, aunque casi toda su vida transcurrió en Madrid. Su única actividad profesional fue la literatura, a la que se entregó de modo tenaz e incansable. Conocía muy bien casi toda España y viajó también por el extranjero. Intervino en el vida política - llegó a ser diputado - y perteneció a la Academia de la Lengua. Sus últimos años fueron muy tristes: pérdida de la vista, dificultades económicas, trato injusto de su obra y su persona, atacadas por algunos sectores intransigentes de la sociedad española.

Galdós fue un hombre tímido y retraído que llevó una vida humilde, sin grandes pretensiones. En cuanto a la ideología, fue un liberal progresista, de mentalidad abierta y tolerante. Se empareja con Dickens, Stendhal, Balzac... en la gran novelística europea del siglo XIX. Después de Cervantes es el más importante novelista español.

OBRA

Las novelas

En una primera etapa de carácter realista, Galdós se dedica a crear novelas donde el autor pretende defender una idea, por lo que se llaman novelas de tesis. Las novelas de esta etapa son:

  • La fontana de oro

  • El audaz

  • La sombra

Doña Perfecta

Gloria

Marivela

La familia de León Roch

La segunda época literaria de Benito Pérez Galdós se caracteriza por un realismo naturalista que presenta a una serie de personajes que aparecen en varias novelas, presentando un profundo análisis de la evolución psicológica de los mismos. Para ello utiliza Galdós técnicas como el monólogo interior o el estilo indirecto libre para presentar los pensamientos de los personajes, dotados de nombres simbólicos como Fortunata, Tormento, etc. Y que entablan unos diálogos muy realistas. Las novelas que podemos insertar en esta etapa son:

  • La desheredada

  • Tormento

  • El doctor Centeno

  • Fortunata y Jacinta

Ya en una tercera etapa, el autor cultiva un realismo espiritual y simbolista en el que se aprecia idealismo por la presencia de problemas religiosos, éticos y morales. No importa en él la descripción de la realidad, configurándose como máximos exponentes de este útlimo período novelístico novelas tales como:

  • Nazarín

  • Tristana

  • Misericordia

Por último, encontramos en la herencia cultural del Garbancero los denominados “EPISODIOS NACIONALES”, un conjunto de 46 novelas que presentan los principales acontecimientos históricos del siglo XIX desde Trafalgar hasta La de los tristes destinos con la restauración monárquica de Alfonso XII. Para dar realismo histórico a esta obra utilizó documentos de primera mano y testimonios de testigos de los hechos históricos, mezclando a personajes históricos y ficticios, etc. El autor intenta ofrecer una visión completa de la historia.

El teatro

Intentó cambiar la realidad y denunciarla a través de este género y quiso renovar el teatro.

Obras: Realidad, Doña Perfecta, El abuelo, La loca de la casa, etc.

BIBLIOGRAFÍA

Las principales fuentes de información consultadas para la realización del trabajo son las siguientes:

  • www.cervantesvirtual.com

  • www.spahisharts.com

  • www.auladeletras.net

  • Gran Enciclopèdia Catalana

  • M. Castillejo, “Evolución del arte europeo”, editorial Planeta

En estas cuatro novelas habla de la hipocresía, el fanatismo político o religioso, la desigualdad social, etc.




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Enviado por:Carles Garcia Vitoria
Idioma: castellano
País: España

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