Historia
Rafael del Riego; manifiesto
MANIFIESTO DE RIEGO
CLASIFICACION:
Tipo de Documento: El texto a analizar es una proclama.
Autor: El autor del texto es Rafael del Riego (1785-1823), militar y político español. Nacido en Santa María de Tuñas (Asturias), estudió en la Universidad de Oviedo y se desplazó en 1807 a Madrid, donde se integró en el Ejército como miembro de la guardia del rey Carlos IV. Se encontraba en su región natal cuando tuvo lugar, en 1808, la sublevación contra las tropas invasoras francesas que dio origen a la guerra de la Independencia. Con el grado de capitán, en noviembre de 1808 fue hecho prisionero, en el transcurso de la batalla de Espinosa de los Monteros (Burgos), y deportado a Francia. Finalizada la guerra en 1814 y restaurado por vez primera el rey Fernando VII, regresó a España y se dedicó a difundir los principios de la francmasonería en los cuarteles.
En 1819 recibió destino como teniente coronel en un batallón del contingente que debía embarcarse desde las costas andaluzas hacia las colonias americanas, con el objeto de combatir los intentos de emancipación de aquéllas. Comprometido con la causa liberal, tras participar en la conspiración revolucionaria que pretendía la vuelta del régimen constitucional, efectuó un pronunciamiento el 1 de enero de 1820 en Las Cabezas de San Juan (Sevilla) y recorrió Andalucía proclamando la Constitución de 1812, actitud con la que posibilitó el inicio del consiguiente Trienio Liberal. Convertido en un mito popular, se le nombró capitán general de Galicia y, más tarde, de Aragón, cargos ambos de los que resultó destituido. Asimismo, fue elegido diputado y, en 1822, presidente de las Cortes. En 1823 combatió a las tropas enviadas por la Santa Alianza para restaurar el absolutismo en la persona del Rey (los llamados Cien Mil Hijos de San Luis). Fue capturado en la localidad de Arquillos (Jaén) y ejecutado en Madrid el 7 de noviembre del mismo año. El llamado Himno de Riego, creado en su honor, llegó a ser declarado en 1931 himno oficial del Estado español durante la II República.
INTERPRETACIÓN DEL TEXTO
ANÁLISIS:
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“Para llevarlos a hacer una guerra al Nuevo Mundo”:
Explica los inconvenientes que los soldados se encontrarían el embarcarse hacía las colonias americanas, como los barcos podridos, y la mala alimentación que tendrían.
En 1818, Fernando VII proyectó el envío de un gran ejército español a las colonias americanas para extirpar todo movimiento libertario o autonomista. Se trataba de un gran contingente de tropas (unos 22.000 hombres) cuyo destino, en principio, iba a ser el Río de la Plata, para sofocar los brotes independentistas que desde Buenos Aires y Paraguay ascendían por todo Sudamérica.
Su salida estaba preparada para 1819, y de haberse concretado hubiese tenido consecuencias desastrosas para la independencia hispanoamericana, pero afortunadamente se fue demorando su salida. Para transportarlo hacía falta una gran flota que España no tenía, por lo que, ante la imposibilidad de fabricar una, dado su elevado costo, optó por comprar una flotilla rusa de segunda mano que el zar había ofrecido a muy buen precio; esta se encontraba en pésimas condiciones para la navegación transatlántica según dictamen de una comisión real. Una epidemia de peste amarilla azotó luego Cádiz y obligó a dispersar las tropas para evitar mayores bajas.
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“...sacrificar las vuestras para romperles las cadenas que los tienen oprimidos desde el año 14”:
El 4 de mayo de 1814 atendiendo al manifiesto de los persas, Fernando redactó un decreto por el que anulaba todos los actos de las cortes realizados en su ausencia, volviendo a un régimen absolutista. Tras su vuelta al trono Fernando tomó medidas represarías contra los afrancesados y liberales, muchos partidarios de estos grupos tuvieron que huir de España y se confiscaron sus bienes.
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“Un rey absoluto, a su antojo, le impone contribuciones y gabelas...”:
Fernando VII volvió al absolutismo iniciándose así el llamado Sexenio Absolutista (1814-1820), en el que España estaba arruinada y se encuentra con una guerra en Hispanoamérica con la que no se puede hacer cargo, porque no había recursos para ello. En el Sexenio hay importantes manifestaciones contra el régimen absolutista de Fernando, partiendo del Ejército que se convirtió en un sector descontento y de él partieron los intentos de sublevación conocidos con el nombre de pronunciamientos, que no tuvieron éxito como: Mina (1814), Porlier (1815), Lacy (1817), Vidal (1819) y acabaron con las ejecuciones de Porlier y Lacy, y huidas como de la Espoz y Mina. Otro intento frustrado fue la llamada Conspiración del triángulo (1816), que intentaba acabar con la vida del rey.
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“...sólo reintegrar sus derechos a la nación Española. La Constitución, si, la Constitución basta para apaciguar a nuestros hermanos de América.”:
Aprovecharon aquel gran ejército para realizar un pronunciamiento contra el absolutismo y en defensa de la monarquía constitucional. La conspiración quedó lista para finales de 1819, pues el ejército debía partir para América a comienzos del año siguiente. La dirigían los dos coroneles Quiroga y López Baños y varios comandantes como Riego, Arco Aguero y San Miguel. Uno de los primeros objetivos era apresar al jefe del ejército, pues el conde de La Bisbal (O'Donnell) fue sustituido por el general Calleja. El pronunciamiento se inició el 1 de enero de 1820, el comandante Riego se alzó en Cabezas de San Juan y proclamó la Constitución de 1812, marchando inmediatamente hacia Arcos, donde prendió al general Calleja. El coronel Quiroga salió de los Gazules y entró en San Fernando, pero fue detenido al intentar entrar en Cádiz. Los sublevados se encerraron en la isla de León, donde permanecieron mes y medio en espera de que otras guarniciones secundaran su acción. Las tropas fieles al monarca mantuvieron el cerco, pero sin acciones ofensivas. El pronunciamiento parecía abocado al fracaso cuando el 21 de febrero se alzó el coronel Azevedo en La Coruña, apresó al capitán general y se proclamó la Constitución. Zaragoza, Barcelona, Pamplona y Cádiz siguieron su ejemplo, y el conde de La Bisbal se sublevó en Ocaña con las tropas que debían dominar a los rebeldes. Atemorizado, Fernando VII anunció el 6 de marzo su propósito de convocar las Cortes, y el 9 decidió jurar la Constitución, iniciándose el trienio liberal (1820-1823). Se suprimieron la Inquisición, los mayorazgos y los señoríos.
- “Pueblo español, en tus manos está seguirla;...”:
Los liberales gobernaron durante un trienio, de gran importancia para Hispanoamérica, pues se inició evitando que un enorme ejército invadiese los países del Río de la Plata, lo que hubiese alargado sobremanera el proceso independentista. El liberalismo español ordenó además negociaciones con los patriotas, lo que permitió a éstos actuar con mayor oportunidad en los momentos que tenían las fuerzas apropiadas. El trienio liberal de la Península Ibérica resultó decisivo para la independencia de las colonias americanas que lograron, o consolidaron, su emancipación.
Se produjo una división entre los liberales: los liberales moderados o “doceañistas” y los exaltados. Ambos pueden considerarse los dos primeros partidos existentes en España. Este periodo tuvo una inestabilidad en los gobiernos, ya que hubo tres de carácter moderado y un cuarto, presidido por Evaristo San Miguel, exaltado.
La política tributaria, agravada con los problemas agrarios del Trienio, empujaron a amplios sectores campesinos hacia la actividad contrarrevolucionaria. Sin embargo, los gobiernos exaltados fueron desarticulando el entramado realista, logrando que la Regencia de Seo de Urgel tuviera que refugiarse en Francia, debido a la campaña de Mina, que arrasó Castellfullit, logrando en 1823 tomar Urgel. Quedaba de manifiesto que era necesaria la intervención extranjera para poder restablecer a Fernando VII en sus aspiraciones de monarca absolutista. En octubre de 1822 se reúne el Congreso de Verona, en el que los soberanos de la Santa Alianza deciden la intervención francesa en España; un ejército francés de ciento treinta y dos mil hombres (los cien mil hijos de San Luis), mandados por el duque de Angulema, atravesó la frontera, el 7 de abril de 1823, siendo precedido por partidas absolutistas (el ejército de la Fe).
Estas tropas contaron con el apoyo del clero y de los realistas, su marcha supuso un paseo militar desde los Pirineos hasta Andalucía, ya que fue un fracaso el intento del gobierno liberal de provocar un nuevo levantamiento nacional contra los franceses. Las Cortes, llevando consigo al rey, se retiraron primero a Sevilla y, posteriormente a Cádiz, con la esperanza de resistir frente al invasor. La huida comenzó el 20 de marzo; el 23 de abril reanudaban las Cortes sus sesiones en Sevilla, pero el país se perdía, traicionado por los militares y los políticos. El 11 de junio las Cortes quieren seguir huyendo a Cádiz. En la noche del 30 al 31 de agosto las tropas francesas asaltaron y tomaron el fuerte del Trocadero. Las Cortes tuvieron que negociar con su prisionero, devolviendo la soberanía a Fernando VII. Al día siguiente, 1 de octubre de 1823, ya en libertad, dio un decreto con el que se inicia una vuelta a la represión política y a la restauración del absolutismo, significando de facto un retorno a la situación existente en marzo de 1820. Riego, representante máximo del revolucionarismo, será ahorcado el 7 de noviembre de 1823 en la Plaza de la Cebada de Madrid.
COMENTARIO:
En el último periodo de Fernando VII, La Década Absolutista (1823-1833), su anula la Constitución, y no se vuelve a restablecer la Inquisición, lo que supone la oposición de ciertos sectores del Absolutismo. Pero el principal problema sigue siendo Hacienda, las colonias están perdidas y no se puede reponer el dinero, por lo que se pide un préstamo a Francia. El caos es tan grande que hace que Fernando, a partir de 1828 y 1830, llame al gobierno a ciertos liberales moderados para que traten se sanear la economía, esta decisión no es bien recibida por parte de los absolutitas radicales, que piden dos cosas: la vuelta de la Inquisición y una represión contra los liberales. Los absolutistas tienen puestas sus esperanzas en el Príncipe de Asturias, el hermano de Fernando, Carlos Mª Isidro (Don Carlos) que podía ser el heredero de Fernando, ya que este no tenía descendencia.
Fernando VII contrajo su cuarto matrimonio con María Cristina de Borbón-Parma, de este matrimonio nacieron Isabel y María Luisa Fernanda. Para posibilitar el acceso al trono de sus hijas, derogó la ley sálica en 1830. Un grupo de realistas puros, apoyados por la Santa Alianza, negó la legalidad de la Pragmática e intentaron en los sucesos de la Granja de 1832, la sucesión en favor de Carlos María Isidro, hermano menor de Fernando, este estaba enfermo y consiguieron que este firmara un Decreto derogatorio de la Pragmática.
Repuesto el rey, el gobierno de Francisco Cea Bermúdez, repuso la Pragmática, solucionada la sucesión en favor de su hija Isabel II y con ello el régimen liberal se estableció definitivamente en España. Ya que Isabel II solo tenía dos años de edad, se nombró a su madre María Cristina de Borbón -Parma como regente. Fernando VII muere el 3 de octubre de 1833, y en vísperas de su entierro tiene lugar el primer levantamiento carlista. Los carlistas fueron apoyados por los “apostólicos” y absolutistas antiliberales y Mª Cristina tuvo que buscar apoyo en los liberales.
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