El periodista tendrá como principal compromiso el respeto de la verdad, evitando sin difundir informaciones falsas, pero evitando omitir aquellas consideradas esenciales.

El periodista mantendrá la necesaria equidad e independencia en el ejercicio de su profesión.

El periodista tiene la obligación de diferenciar entre información y opinión, así como entre información y publicidad, evitando inducir a los oyentes a error o confusión.

El periodista evitará, en la medida de lo posible, consecuencias dañosas derivadas del cumplimiento de sus deberes informativos.

El periodista no utilizará nunca en beneficio propio informaciones privilegiadas, consecuencia del ejercicio de su profesión.

El periodista respetará el derecho de las personas a su propia intimidad e imagen, teniendo en consideración que sólo la defensa del interés público justifica una intromisión en la vida privada de una persona sin su consentimiento.

El periodista deberá abstenerse de entrevistar, fotografiar o grabar a los menores de edad sobre temas de carácter delictivo o privado.

El periodista no aceptará nunca retribuciones o gratificaciones para influir en sus informaciones u opiniones.

El periodista podrá atenerse a la cláusula de conciencia siempre que considere vulnerados sus principios ideológicas y su conciencia profesional.

El periodista garantizará la protección de sus fuentes informativas como consecuencia del ejercicio del secreto profesional.