Filosofía y Ciencia


¿Qué es filosofía?; Ortega y Gasset


¿Qué es filosofía?

La pretensión de este libro es someter a análisis la filosofía e incluso filosofar.

Dice que las verdades tienen una doble condición: preexisten si alteración, ni poseen atributos de temporalidad.

La filosofía se diferencia de la historia en que la primera siente curiosidad por lo externo e invariable, y la segunda, por lo voluble y cambiante.

Según el autor, unir ambos (temporal y eterna) sería la gran tarea filosófica, pues un hecho histórico tiene estas dos dimensiones que van unidas.

Alojados en un mismo tiempo cronológico y externo, conviven tres tiempos vitales que son distintos, y esto se llama: Anacronismo esencial de la historia. ice Ortega que el filósofo, se avergüenza de nos ser físico, por lo que el filósofo decide meditar sobre la física como es el caso de Kant, pero estos planteamientos, no son teoría del conocimiento porque partían ya del conocimiento físico ya hecho y Ortega sin, embargo, como más adelante veremos, dice que lo primero que hay que hacer es reflexionar sobre lo que es el conocimiento, es decir, partir de cero absoluto.

De esta manera, la filosofía quedó anulada por la física, pasando las ciencias naturales a ser las protagonistas. Sin embargo, la filosofía no es una ciencia, sino que es mucho más, y es más porque en realidad lo es todo: abarca todo.

Entre 1860 y 1920, la filosofía había queda después reducida a la teoría del conocimiento, pero nunca se respondía a la cuestión ¿qué es conocimiento?

Poco a poco, los físicos se fuero viendo obligados a filosofar debido a una crisis de principios en esta disciplina. De esta manera, se fue constituyendo la Teoría del Conocimiento Físico.

El objeto de la filosofía es el Universo. La física consiste en conocer la materia, y el físico lo que hace, es situarse ANTE su objeto, que en el caso de la filosofía, es el universo.

El físico, por su condición de hombre, comienza a filosofar antes de ser físico. Pero en filosofía, primero: no sabemos lo que hay, y segundo, tampoco sabes si lo que hay forma universo o multiuniverso y ni esto será cognoscible.

Podría decirse que la filosofía no es necesaria en cuanto que no contribuye con sus conocimientos a otras ciencias, sin embargo, sí es constitutivamente necesaria al intelecto.

Hay que distinguir entre tres clases de cosas: - Las que SÍ hay en el universo las conozcamos o no.

  • Las que creemos que sí hay, pero en realidad no.

  • Las que sí que hay, y además, estamos seguros de ello. Éstas se encuentran en el universo y en nuestro conocimiento.

Para saber si un objeto existe, tenemos que fundarnos en una prueba, en algo que hayamos razonado, etc. Son cosas cuya existencia podemos y necesitamos probar. Esto a su vez supone que hay cosas cuya existencia NO podemos ni necesitamos probar porque se aprueban a sí mismas.

Solo puede probarse aquello de lo que puede dudarse.

Aquello de lo que no podemos dudar, es lo que realmente existe.

Pero en realidad, ¿en qué se diferencia lo real de lo imaginario? tal vez todo lo que me rodea, el mundo en que vivo sea una vasta alucinación (la alucinación es un pensar inconsciente, es un pensar que se ignora a si mismo, no sabe ni que existe. Lo característico de la alucinación es que su objeto no lo hay de verdad, ¿quién me asegura a mi que la percepción normal no es eso, una alucinación? en realidad, la percepción normal se diferencia de la alucinación porque es una percepción porque es más constante y su contenido es relativamente común a las demás personas y a mí. Pero no por eso significa que no sea una alucinación, pues puede ser una alucinación constante y comunal. es decir, mucho peor que la otra.

Por todo esto, concluimos que los datos que nos aportan los sentidos no nos dan nada que por sí mismos garanticen su existencia.

Según esto, la vida será un sueño monótono y correcto.

DUDA METÓDICA: decisión de dudar de todo aquello de lo que tenga sentido dudar.

Porque se puede dudar de TODO, la filosofía no puede partir del hecho de la existencia del mundo exterior.

Lo que tampoco hace la filosofía es negar la realidad del mundo exterior porque eso sería empezar por algo cuestionable.

Lo que la Filosofía dice es solo : ni la existencia ni la inexistencia del mundo que nos rodea es evidente, por tanto, no se puede partir ni de un supuesto ni de otro, porque está comprometida a no partir de lo que se supone, sino solo de lo que se impone.

El límite que encontramos a la duda es plantearnos qué es lo que queda cuando dudo de todo... pues, lo único que queda es que estoy dudando. Por tanto, lo único indubitable que tenemos en este mundo, es nuestra acción de dudar. Con este pensamiento inicia Descartes la Filosofía moderna (aunque este pensamiento también lo manifestó San Agustín).

¿Por qué no puedo dudar de que dudo? Si dudo es porque a mi, algo me parece dudoso y problemático. Si me parece a mí, lo estoy pensando.

Buscábamos los datos radicales del Universo, pero, quién tiene esos datos?? pues los tiene el conocimiento.

El pensamiento (la cogitatio), se tiene siempre a sí mismo. El solo hecho de no dudar de que estoy dudando es importante porque supone ya, que estoy pensando

Si yo me doy cuenta de que estoy pensando, ese pensamiento ya existe.

Ortega quiere ir un poco más lejos de lo que fue Descartes al decir: "Pienso luego existo". Ortega piensa que dentro de la palabra pienso, está englobado el "existo", que sobra decirlo. Está claro que no hay pensamiento que no contenga como uno de sus elementos un sujeto que lo piensa y un objeto que es pensado. Si siguiésemos a Descartes, estaríamos arrojando al sujeto fuera del pensamiento, ya sería exterior al sujeto puesto que no consiste en ser pensado.

atentos. ¿cuántas personas que viven al lado de una catarata terminan por no irla?

El hombre solo atiende a lo visible y tangible. El hombre vive atento al exterior.

Si nos damos cuenta, aquí hay un símil enorme con los animales, pues ellos viven en continuo estado de alerta; nada de lo que acontece en su derredor se le escapa. Si el animal se volviese a sí mismo, su distracción podría acarrearle la muerte. El puro animal es el puro hombre de acción: el hombre primitivo es el que da la espalda a su propio ser estando solo atento a su propia naturaleza. Esto es lo normal en cuanto que partimos de que el hombre es un animal. Lo sorprendente es el hecho contrario, que uno mire en su interior, en SU naturaleza, no en la que le rodea.

El hombre antiguo (griegos) conserva en su tesitura lo esencial del hombre primitivo, lo más que hacían era fijarse en sí mismos, pero no en su interior.

El hombre moderno se ha metido en sí.

Los griegos dirán que no podemos conocer lo real, porque el alma no puede salir fuera, sino que está encerrada en sus estados. Descartes, Hume, kant... demostraron el carácter ilusorio del conocimiento. Los griegos también eran escepticistas, pero en cuanto al conocimiento de la realidad cósmica, del ser exterior.

Para los antiguos, realidad o ser significaba "cosa", para los modernos significaba "intimidad" "subjetividad"; para nosotros, ser significa vivir, por tanto, intimidad consigo mismo, y con las cosas. Por tanto, podríamos decir que hemos llegado a un nivel más lato de espiritualidad; vemos que en el vivir están integrados la antigüedad, y la modernidad.

No es casual que sea San Agustín quien entrevé el hecho de la conciencia y del ser como intimidad, y tampoco lo es que sea el primero en caer en aquello de que no se puede dudar de que se duda. Es curioso que el fundador de la ideología cristiana y el fundador de la filosofía moderna coincidan en toda su primera línea. También para San Agustín su ser es su saberse (sabes que existe porque piensa, reflexiona sobre sí mismo)y esa realidad en el pensamiento es la primera en el orden de las verdades teoréticas Y como Descartes, en el fondo de esa intimidad encuentra a Dios.

Sin embargo es injusto afirmar que Descartes está ya en San Agustín. San Agustín, que ya es moderno, es también antiguo. Y junto a las nuevas ideas, sin separación ni distinción, perdura toda la antigua actitud mental. Por eso es un padre de la iglesia, pero no es un clásico de la filosofía.

La idea de la conciencia, que aflora en San Agustín, va madurando durante toda la Edad Media, , dentro de ese escolasticismo que se ha despreciado tanto porque no se le ha estudiado nada, y ni siquiera en forma debida por los escolásticos supervivientes. Se puede reconstruir perfectamente la cadena de transmisión desde San Agustín hasta descartes. En este camino, la idea de la conciencia, no ha tenido más que un tropiezo: Santo Tomás de Aquino, que abandona esta idea de origen cristiano para volver al alma cósmica de Aristóteles, sometiendo de nuevo la original inspiración del cristianismo al molde incongruente del pensar antiguo. La modernidad nace de la cristiandad.

Todo vivir es vivirse, sentirse vivir, verse existiendo. Vivir es un revelación, un no contentarse con ser sino comprender o ver qué se es. Nuestra vida es nuestra en tanto que nosotros nos damos cuenta, nos percibimos y sentimos.

Por otro lado, vivir conlleva ocuparse de lo que no es uno mismo, es como el símil que anteriormente hacía entre los animales y los hombres, pues los animales deben estar constantemente pendiente de su entorno para asegurar su supervivencia.

Nuestra vida comienza ya siendo una sorpresa misma en cuanto que nosotros no nos damos la ida a nosotros mismos, sino que nos la encontramos. Nuestra vida es nuestro ser, somos lo que ella sea y nada más, pero ese ser no está predeterminado, sino que necesitamos decidirlo nosotros; tenemos que decidir lo que vamos a ser. Y vivir, es darse cuenta, de uno mismo, y de su mundo. Mundo es lo que hallo frente a mí y en mi derredor cuando me hallo en mí mismo, lo que para mí existe y sobre mí actúa. El mundo vital consiste en lo que advierto tal y como lo advierto.

El tiempo cósmico solamente es el presente, porque el futuro todavía no es y el pasado ya no es. ¿Cómo pasado y futuro siguen siendo parte del tiempo? Nuestra vida está anclada en el momento presente. Estar yo pensando lo que voy a decir, en este instante, me está anticipando, pero para decirlo necesito ciertos medios, palabras... y esto me lo proporciona mi pasado. Mi futuro pues, me hace descubrir mi pasado para realizarse. El pasado es real porque lo he revivido, y cuando encuentro en mi pasado los medios para realizar mi futuro, es cuando descubro mi presente.

Por otro lado, Ortega también dice que, si existe sujeto, existe, inseparablemente, objeto, y viceversa, si existo yo, que pienso, existe el mundo que pienso.

Qué es entonces vida? pues es un ingrediente entre muchos, que hallo en el mundo ante mí. Vida es lo que somos y lo que hacemos: es, pues, de todas las cosas, la más próxima a cada cual.

La raíz del conocimiento es la necesidad de buscar. La ignorancia real, es algo más que un simple no saber, es no saber algo que hace falta saber.

Comentario Personal:

La lectura de este libro ha sido positiva en cuanto que tenía la impresión de ser yo quien filosofaba. Sin embargo he de reconocer que, a medida que iba leyéndolo, me preguntaba, francamente, para qué me servía a mi estar segura de que en este mundo lo único que existe es mi pensamiento y por tanto yo.

Recuerdo cuando apareció la película Matrix: todos mis amigos se alteraron al verla y se preguntaban si podría ser cierto que seamos marionetas a las que nos dirijan. Yo, sinceramente, no se si esto es así, si vivimos en el Mundo Feliz de Huxley, si así es, prefiero no ser consciente de los horrores a los que la raza humana pueda estar siendo sometida. Sin embargo, nuestro mundo esta claro que no es feliz, algo debe estar fallando en las estructuras de quienes nos manejan y controlan a que hay gente, entre esta los trabajadores sociales, que abogan por el cambio social, y otros, como el filósofo que nos ocupa, que se cuestionan la realidad y su funcionamiento, y la visión interna del ser humanoy. Conozco una persona que habiendo leído ya esta obra y habiéndole explicado con anterioridad la filosofía a Ortega y Gasset, dice haberse dado cuenta de cuán equivocada está la gente, pues Ortega no mira jamás hacia fuera como el "yo soy yo y mis circunstancias" nos hacen creer, sino que se queda en el interior del ser humano, la sociedad que le rodea, no es un asunto que a Ortega interese.

Mientras yo leía la obra, iba pensando, al contrario de lo que me había ocurrido hasta ahora, que era cierto lo que esta persona me había contado, sobre todo en la lección VII, pero, a medida que avanzaba, vi que esto solo eran los preliminares para llegar después a que, como nos sentimos a nosotros mismos nos percibimos y tomamos posesión de nosotros, nos encontramos en el mundo. Esto es fundamental porque aquí es donde de verdad empieza el autor a preocuparse por lo que el mundo hace de nosotros. Y esto me parece tan importante porque al fin y al cabo el trabajador social se ocupa de esto. Y lo importante es que nos afectan las cosas, sean o no sean cuerpos, nos interesen o no. Esta misma persona de quien antes hablaba decía que no le interesaba "lo social" porque pensar en eso era perder el tiempo. La filosofía pura, y por tanto la vida, decía, estaban en la Crítica de la Razón Pura. Para él, los acontecimientos de nuestra vida que nos van formando carecían de todo interés, y sin embargo, a mi esta obra me demuestra que nunca jamás podremos carecer de ellos porque una vez más repito, que "lo de fuera", nos afecta, inevitablemente. Y al fin y al cabo, vivir es ocuparse de lo de fuera, no de uno mismo solamente, pues si así lo hiciéramos, no miraríamos a los dos lados al cruzar a una calle ya que no pienso que en el mundo hay más personas, que además pueden tener un coche con el que atropellarte. Hay que vivir con lo otro, con lo que no es uno mismo.

Lo que nosotros seamos depende tanto de nosotros mismos como de lo que sea el mundo que nos rodea. El mundo es inseparable de nosotros porque al fin y al cabo somos nosotros quienes lo hacemos. No significa que por esto nos abandonemos a lo que la vida quiera hacer de nosotros, pues, como ya dije antes, nosotros también la hacemos a ella, por lo cual, nuestra libertad de elección dentro de los fenómenos que nos ocurren, de las circunstancias que nos rodean, hacen que nosotros decidamos lo que queremos ser.

Yo soy, pero soy en este mundo, porque Ortega dice que para ser, hay que darse cuenta de uno mismo; pensar, y nosotros nos hemos dado cuenta de nosotros mismos en este mundo, por lo cual, no podemos separarnos de el.

Yo no creo que seamos más animales o más primitivos por pensar teniendo en cuenta la realidad que nos rodea. Creo que, simplemente el hecho de pensarnos, de repensarnos, ya nos hace humanos, hace que no actuemos "porque sí", sino que lo razonemos, que ejerzamos la libertad de elección de que estamos dotaos y después veamos las consecuencias de ello y por tanto, volvamos a pensar.

Ortega y Gasset.




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Enviado por:Loreto
Idioma: castellano
País: España

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