En la historia de la ciencia predominan dos definiciones de psicología:
La psicología es “la ciencia del alma”, en donde se consideran a los procesos psíquicos como fenómenos, de los cuales se debe concluir la existencia de una sustancia metafísica. En psicología ha durado más que en otros campos del saber, pero también lo ha traspasado desde que se ha desarrollado en una disciplina empírica que trabaja con métodos propios.
La psicología es “la ciencia de la experiencia interna”, en que los procesos psíquicos forman parte de un orden especial de experiencia, y sus objetos perteneces a la introspección, al sentido interno. Esta definición es insuficientes porque puede dar lugar a que se suponga falsamente que la psicología tiene que ocuparse de objetos distintos de los de la llamada experiencia externa.
No existe ningún fenómeno especial natural que no pueda ser objeto de la investigación psicológica, desde un diverso punto de vista. En cuanto los fenómenos naturales despiertan en nosotros representaciones, son también objetos de la psicología, la cual procura dar razón de la formación de estas representaciones y de su relación con otras representaciones. De lo dicho, resulta que las expresiones de la experiencia interna y de la experiencia externa no indican cosas diferentes, sino solamente dos diversos puntos de vista que usamos en el conocimiento y en la exposición científica de la experiencia en sí misma. Estos tienen su origen en la escención inmediata de toda experiencia en dos factores: en un contenido(objeto de la experiencia), que se nos da, y en nuestro conocimiento de este contenido (sujeto cognoscente).
Aquí se abren dos caminos: uno es la ciencia natural, que considera los objetos de la experiencia en su naturaleza, pensada independientemente del sujeto; el otro es el de la psicología, por el cual se marcha a la investigación del contenido total de la experiencia, en su relación con el sujeto y de las cualidades que éste atribuye inmediatamente a dicho contenido. Las representaciones objetivas y los movimientos subjetivos concomitantes tienen para ella el valor de una realidad inmediata y procuran explicar las partes especiales que constituyen esta realidad mediante su recíproca conexión.
La experiencia externa se halla siempre ligada con las funciones perceptivas y cognoscentes del sujeto, y la experiencia interna implica las representaciones del mundo exterior como partes permanentes de ella.
La única premisa común a la las ciencias naturales y a la psicología se halla en la conciencia que acompaña a todo experiencia de que por ésta se dan objetos a un sujeto sin que por ello se pueda hablar de un conocimiento de las condiciones, que sirven de base a la distinción entre sujeto y objeto ó de determinados caracteres por los cuales se distingue un factor del otro.
Las interpretaciones de la experiencia según la ciencia natural y la psicología, se integran recíprocamente en el sentido de que ambas se colocan en una posición distinta frente a todos los datos particulares de la experiencia. Puesto que la ciencia de la naturaleza procura descubrir cómo están constituidos los objetos sin ninguna consideración del sujeto, el conocimiento que nos ofrece es de naturaleza mediata ó conceptual; por el contrario, en la psicología que estudia el contenido de la conciencia en su plena realidad, se presenta el modo de conocer inmediato ó intuitivo, intuitivo en el sentido más amplio de la moderna terminología, porque este concepto indica, no ya solamente los contenidos representativos inmediatos de los sentidos externos, sino todo lo real concreto en contraposición a lo pensado abstracto y conceptual.
Por consiguiente, si tanto la ciencia de la naturaleza como la psicología son ciencias empíricas, en el sentido de que ambas tienen por objeto la interpretación de la experiencia, a la cual consideramos desde diversos puntos de vista, la psicología, por la particular naturaleza de su objeto es seguramente, la ciencia más estrictamente empírica de todas.