Psicología


Psicología de las masas


Veremos un ajustado resumen acerca de la psicología de las masas, en la cual Sigmund Freud no andará en solitario, sino que le acompañarán Gustavo Le Bon y Mac Dougal. El pensador vienés se sirve de sus teorías, la mayoría de las veces para apoyarlas y complementarlas en aquello en que las ve huérfanas, otras para criticarlas. Con tal propósito intentaremos ver qué partes corresponden a cada uno de los teóricos mencionados.

Introduce primero Freud el significado de psicología colectiva, en la que <<el individuo se le ve como miembro de una tribu, pueblo, casta, clase social o institución, que se organiza en una masa o colectividad>>.

La pulsión —tried para Freud— social no es una pulsión primaria e irreducible y sus principios podrían hallarse en colectividades más reducidas, como la familia.

Tres cuestiones son las que necesita Freud para intentar dilucidar todo lo relacionado a una masa psicológica, a saber:

1º ¿Qué es una masa?

2º ¿Por qué medios consigue influir en la vida anímica individual?

3º ¿En qué consiste la modificación psíquica del individuo?

Empezará por la tercera cuestión, para ello citará a Le Bon:

Éste considera la formación de una <<especie de alma colectiva>> que haría a cualquier hombre perteneciente a ella <<sentir, pensar y obrar de una manera por completo distinta>> a su habitual forma de hacerlo cuando no pertenece a esta colectividad. Los fenómenos inconscientes y las influencias hereditarias jugarían un importante papel en la forma de comportarnos en multitud.

Multitud se borran las adquisiciones personales desaparece la personalidad

Le Bon defiende la aparición de nuevas cualidades por tres factores

1ª Adquisición de sentimiento de potencia

invencible, desapareciendo el sentimiento de

responsabilidad.

2ª Contagio mental

3ª Sugestibilidad.

Freud, en cambio, asignará estas supuestas <<nuevas>> cualidades a exteriorizaciones de lo inconsciente individual.

Reduce Le Bon al individuo integrado en una multitud a poco más que una marioneta humana sin asomo de razón o lógica en su cabeza, un <<bárbaro>>.

También discrepa Freud acerca de la diferenciación entre contagio y sugestibilidad. Al igual que no parece sorprenderle en realidad la teoría de Le Bon.

Seguidamente examinará la primera cuestión <<¿Qué es una masa?>>. Para ello se fijará principalmente Freud en otro autor, Mac Dougall.

Con el fin de no extendernos demasiado citaremos rápidamente las cualidades que atribuyen Freud y Le Bon a la masa. El primero la califica de impulsiva, versátil, dejarse llevar por lo inconsciente; la “pulsión del yo” —instinto de conservación dice el texto— desaparece; influenciable y crédula, carente de sentido crítico, sentimientos simples y exaltados, la lógica no la influye e interviene en ella la asociación de imágenes; accesible a la retórica; que ejerce una <<moralización>> sobre el individuo y que desaparecen las inhibiciones individuales, despertando pulsiones crueles, brutales y destructores —más adelante veremos cómo parece retractarse de esto último.

El segundo la atribuye que quiere ser dominada, subyugada y temer a su amo, es tremendamente conservadora y tradicional, da preferencia a lo irreal y que necesita de un jefe, el cual deberá tener <<prestigio>> —viniendo a ser una especie de fascinación que un individuo o idea ejerce sobre nosotros, algo así como lo que hoy en día entendemos por <<carisma>>.

En este punto concreto del jefe de multitudes y las cualidades del prestigio vuelve Freud a tildar a Le Bon de insuficiente.

Respecto a los tipos de masas vemos la diferenciación que hacen, según Freud, autores como Sighele, Le Bon y otros no especificados:

  • De existencia pasajera: por un interés común; totalmente diferente

Tipos unos miembros de otros.

  • De existencia estable o permanente: los individuos pertenecen a ella

toda su vida y toman cuerpo en las instituciones sociales.

Mac Dougall introduce el factor <<organización>>.

La masa no la posee o es muy sencilla.

Condición necesaria para la formación de una masa es la existencia de un mismo interés.

Mac Dougall será también quien nos señale la respuesta a la segunda cuestión <<¿Por qué medios consigue influir en la vida anímica individual?>>, si bien después Freud matiza esta teoría:

Los medios citados por Mac Dougall son la exaltación o intensificación de la emotividad, el entregarse ilimitadamente a sus pasiones, el contagio de los afectos, (<<algo como>>) una obsesión que impulsa a la imitación, que otorga impresión de poder y de peligro invencible, cesación de nuestras inhibiciones y la disminución de la responsabilidad.

Dicha <<organización>>, sigue Mac Dougall, necesita de cinco condiciones principales necesarias:

  • Cierta medida de continuidad.

  • Cada individuo debe haberse formado una determinada idea de la naturaleza, función, actividad y aspiraciones de la masa.

  • Relación con otras formaciones análogas pero diferentes.

  • Posesión de tradiciones, usos e instituciones propios.

  • Posesión de una organización que se manifieste en la especialización y diferenciación de cada uno de sus miembros.

  • El cumplimiento de estas condiciones haría desaparecer los defectos psíquicos de la masa.

    Matiza Freud después: <<el individuo poseía desde luego, antes de incorporarse a la masa primitiva, su continuidad, su conciencia, sus tradiciones y costumbres, su peculiar campo de acción y su modalidad especial de adaptación [...] Todas estas cualidades las ha perdido temporalmente...>>.

    Entra después Freud a comprobar qué tienen que decir la sugestión y la libido a todo este proceso:

    Le Bon dirá que intervienen la sugestión recíproca de los individuos y el prestigio del caudillo.

    Mac Dougall señalará como factor principal la sugestibilidad: fenómeno primario irreducible, un hecho fundamental de la vida anímica.

    Y Freud se pregunta —y no sin razón— por qué siempre nos entregamos al contagio en una multitud. La respuesta para él está clara, por la sugestión.

    Dejando ya a un lado tanto a Le Bon como a Mac Dougall, nos brinda el creador del psicoanálisis su “plato fuerte”: la libido.

    Se trata de una energía de las pulsiones relacionadas con todo aquello susceptible de ser comprendido bajo el concepto de amor.

    amor del individuo a sí propio amor paterno y filial

    (pulsión del yo) (pulsión social)

    Estas pulsiones pueden ser dirigidas o detenidas.

    Eros: perfecta analogía con la energía amorosa, libido.

    Ahora se pregunta: ¿En la masa hay relaciones afectivas (amorosas)? Sí, aparecería en los individuos detrás de la sugestión. Por dos razones:

    1. Porque la masa tiene que hallarse mantenida en cohesión por algún poder. Eros

    2. Porque cuando el individuo renuncia a lo que le es personal y se deja sugestionar por los otros, experimentamos la impresión de que lo hace por sentir en él la necesidad de hallarse de acuerdo con ellos y no en oposición a ellos; por <<amor a los demás>>. Pulsión social

    Utiliza a continuación la morfología de las masas, en concreto la de la Iglesia y la del

    Ejército —dos masas artificiales y que poseen directores— para apoyar dicha teoría.

    En ambas colectividades hay una ilusión de presencia visible o invisible de un jefe que ama con igual amor a sus miembros. En ambas opera una jerarquía. Y en ambas el individuo está ligado por lazos libidinosos al jefe y a la colectividad. Por tanto:

    Individuo ligado a dos centros diferentes, el jefe y sus iguales.

    Modificación y limitación de su personalidad

    Disgregación Pánico

    Pérdida del jefe Aparece con mucha fuerza Disminución de los lazos

    la pulsión del yo afectivos

    Aumento del peligro

    Magnitud del peligro Miedo

    Ruptura de los lazos afectivos del individuo

    Angustia neurótica

    Concluye haciendo una dura crítica a la religión, pues ésta puede ser <<cruel e intolerante>> para aquellos que no la profesen.

    Reflexión personal

    Parece que para el “cognoscitivismo” toda esta teoría en su conjunto no tendría validez alguna, pues para éste, toda persona actúa de acuerdo a su nivel de desarrollo y conocimiento e intencionalmente hará lo mejor que pueda y sepa. No hemos encontrado respuestas dentro de la Gestalt para resolver cómo su estructura mental reguladora sería capaz por sí sola de explicar el cambio psicológico —evidente a lo largo de la historia— de los individuos en multitud.

    Lewin, otro psicólogo de la Gestalt, está más en la línea de Mac Dougall al afirmar que los individuos imponen una organización particular al campo de la percepción dado en su experiencia.

    Nos quedamos, no obstante, con la teoría freudiana por su claridad y lógica tan completamente evidente que en la actualidad ocurre este fenómeno con más regularidad —seguro— que lo que cualquiera de estos pensadores pudiera imaginarse jamás.

    BIBLIOGRAFÍA

    1. HARRÉ, R y LAMB, R. Diccionario de Psicología social y de la personalidad. Barcelona. Edición Paidós. 1992.

    1




    Descargar
    Enviado por:Daniel Solana
    Idioma: castellano
    País: España

    Te va a interesar