Filosofía y Ciencia


Política para Amador; Fernando Savater


1. HENOS AQUÍ REUNIDOS

En este primer capítulo, lo que el autor intenta hacernos ver es que desde que nacemos estamos viviendo en un conjunto formado por los objetos que nos rodean, las personas y por supuesto las leyes que se rigen. A todo esto se le llama sociedad.

La sociedad se ve como nuestra casa, donde estamos todos y nos sentimos amparados por ella, nos ayuda y nos impide realizar algunas cosas que no son aptas para la misma.

Somos miembros, resultados y productores de una sociedad pero también estamos al servicio de esta y debemos asumir sus reglas aunque no nos parezcan las más adecuadas y por ello existen las revelaciones en su contra. Se trata de una sociedad, es decir, de todo el mundo y por ello no pueden existir reglas que nos beneficien individualmente. Si nosotros hemos sido los inventores de la sociedad, se supone que está más o menos de acuerdo con la mayoría de las formas de pensar, pero aún así, es lógico que no nos sintamos a gusto y necesitemos poner el grito en el cielo aunque no sirva de mucho.

Estamos rodeados de convenciones, que pueden abolirse o ser restauradas por la humanidad, pero son necesarias, incluso aquellas que ni siquiera tomamos como tales, como nuestro propio lenguaje.

Somos humanos y poseemos razón, por eso nosotros podemos realizar más actos que los animales, que sólo se mueven en un marco instintivo. Y aquí es donde entran las convenciones, que son inventadas y razonadas por el hombre, ya que provienen del instinto. Su fin es la supervivencia y la vida más amplia y más feliz, pero no son ni puramente instintivas ni racionales

Los seres humanos siempre hemos sido seres complicados. No nos conformamos con la vida de un animal común; tenemos inquietud y por ello buscamos la inmortalidad y no nos basta con la supervivencia. Vivimos siempre intentando evitar el futuro que nos espera (la muerte) y nos rebelamos haciendo todo aquello que no podremos hacer cuando estemos muertos. Por ello la sociedad es tan compleja y, en cierto modo, somos raros, ya que huimos de lo que nos espera inevitablemente, y como somos racionales, lo poco que vivimos intentamos hacer de nuestra sociedad lo más acogedora posible.

2. OBEDIENTES Y REBELDES

No somos instintiva y automáticamente sociales, pero no por ello dejamos de serlo. La diferencia es que nosotros inventamos formas distintas de sociedad, transformamos la que tenemos, obedecemos y nos rebelamos y hacemos experimentos. Por esto, somos los únicos con capacidad de sublevarnos. Este era el pensamiento de Aristóteles.

También, Kant tenía mucha razón al decir que éramos insocialmente sociables, ya que nos tienen que convencer y obligarnos incluso para que desempeñemos el papel que nos rige la sociedad por la simple razón de que queremos obedecer otros jefes y mejores razones para respetar.

Yo estoy de acuerdo con el pensamiento de Kant y por supuesto con Aristóteles.

Las palabras claves de este capítulo, son obedecer y sublevarse. Forman tanta parte de la sociedad desobedecer y rebelarnos como obedecer y respetar las normas, por ello seguimos siendo igual de sociables.

Ahora, para entender la política, tendremos que tener en cuenta qué es ese conjunto de razones que nos hacen sublevarnos al igual que hacen que obedezcamos.

Sobre esto hablan los anarquistas, que piensan que lo más fácil sería que no hubiera nadie que mandase para que así no tuviéramos que obedecer o rebelarnos ya que seguir nuestra conciencia sería lo más adecuado.

Es cierto que, por una parte, esta forma de actuar puede ser la más adecuada, y sería el final de la política. Pero si cada uno hace lo que ve más conveniente, si hay personas que pueden hacer daño a otras o robar, etc, entonces la humanidad sería un caos. Los anarquistas piensan que eso no sucedería porque dicen que los hombres tenemos tendencia a la cooperación y a la solidaridad, pero yo no estoy tan de acuerdo con esto.

Los anarquistas quieren obedecer a lo que piensan, a la verdadera bondad de la naturaleza humana, suponiendo así que somos buenos por naturaleza y que no hay razón para pensar en problemas.

Si creemos en el anarquismo y estamos de acuerdo con él, queremos entonces una sociedad sin política y, por lo tanto, sin conflictos, pero no sería compatible todo esto con el resultado de una sociedad humana.

Según mi punto de vista, forma parte de una sociedad humana el que haya problemas, el choque entre diferentes puntos de vista, los intereses... y por ello somos sociables, porque sería más fácil que cada uno pensara lo que pensara y siguiera adelante sin querer saber lo que piensa el resto de la sociedad o preocuparse por eso que hacer lo que hacemos: imitarnos unos a otros y compararnos continuamente , el problema es que la gente nos preocupa, nos importa. La idea de la existencia de conflictos me parece bien ya que ayuda a que nos movamos, es decir, a competir, a intentar mejorarnos, siempre que no se trate de conflictos muy grandes que puedan terminar con la armonía general de la sociedad. Por ello a veces es necesaria la existencia de instituciones.

Siguiendo con mi forma de pensar, es inútil querer colectivizarlo todo o intentar que todos estemos de acuerdo en algo. Somos muy diferentes, cada uno es un mundo y cada uno tiene sus propios intereses. Estas personas que son tan sociables, los llamados colectivistas, pueden ser un gran problema para la sociedad.

La existencia de la política, es decir, de un jefe o puesto de mando, tiene como fin ayudar, prevenir, unir, modificar, organizar, etc. Pero todo esto puede crear muchos problemas. Uno de los ejemplos que me ha llamado más la atención de los que el autor ha nombrado es la creación de un Todo (una patria, una nación...).

3. A VER QUIEN MANDA AQUÍ

Me parece muy interesante la pregunta que se plantea al comienzo de este capítulo: ¿Por qué obedecemos a un jefe aunque no cumpla más o menos lo que está estipulado?. Es una pregunta muy interesante porque pasa todos los días pero nadie sabe por qué. Es cierto que existe una democracia, pero siempre hay uno o unos a los que seguimos, a los que obedecemos, y por mucho que podamos expresarnos y “elegir” lo que es mejor para nosotros siempre hay muchas cosas sobre las que ni siquiera podemos opinar, ya que están tan asumidas que ni nos damos cuenta de que existen y que pueden ser la raíz de algunos de los problemas que existen actualmente.

Estoy de acuerdo con lo que pensaba Nietzsche; todas las promesas que nos hacemos necesitan un controlador. Respecto a Hobbes, pienso que tenía bastante razón al decir que se eligió un jefe por miedo a nosotros mismos. Y es que el ser humano no es bueno por naturaleza, y a todos nos tienta el poder. ¿o es que acaso existe ese alguien tan “correcto y maravilloso” que puede controlarlo todo sin que haya problemas? Digo yo que esa persona es tan humana como nosotros.

Yo no veo mal que exista una persona que ponga orden en la sociedad o que refleje algo en lo que creer, pero sí es cierto que a veces se lo ve como algo sobrenatural, se le engrandece demasiado, o simplemente nos acostumbramos a que esté ahí y ya, por aburrimiento o monotonía obedecemos como corderos. Es cierto que la mayoría de la gente necesita “algo” que le sirva de respuesta a todas esas dudas que se plantea y que no tiene ganas de investigar, pero deberíamos de ser capaces de distinguir y no olvidar que nada aparece por “inspiración divina”. Como dijo mi profesor que había dicho alguien: Lo que es no puede no ser, y lo que no es no puede ser”, pues eso.

El autor dice que lo que buscamos de los demás es sobrevivir. Pero yo pienso que es más complejo que eso. Sobrevivir podemos sobrevivir solitos, lo que buscamos es ayuda para no volvernos locos, para no dejar que la locura de este mundo nos absorba por completo.

También es cierto que la fuerza y la sabiduría son las cualidades esenciales para un “jefe” y que nos sentimos resguardados y cuidados por este. Pero, a su vez, esto nos hace depender de este personaje superior y nos empequeñece. La pregunta que se plantea es: ¿Cómo podemos depender de alguien sin disminuirnos personalmente? Pienso que una vez que dependemos de alguien, ya bien sea por el gobierno, o de nuestros propios padres, nos vamos a sentir inferiores siempre. La misma palabra lo está diciendo, estamos dependiendo por lo que se nos quita un poco de nuestra libertad. Si se nos quita esta “porción” de libertad, que es nuestra seguridad, nuestra confianza en nosotros mismos... ¿qué nos queda?. Por lo que la respuesta sería: no se puede.

Está bien depender de vez en cuando de alguien, que nos lo den “todo” hecho, si lo miramos de forma optimista, pero también nos regañan y nos prohíben cosas que a nuestro parecer están muy bien hechas. Un ejemplo serían nuestros padres, porque son los que nos mandan en casa. Pero ¿y los que mandan a nuestros padres?. Se diría que todo es recíproco. Como dice el libro; antes era fácil, el más fuerte valía, era lo único que importaba, la supervivencia, pero ¿y ahora?. Ahora buscamos lo que ni siquiera se ha inventado, no nos conformamos con que el más grande nos de la comida (cosa que no es cierta), sino que ahora buscan enriquecerse y sacar provecho de todo lo que se pueda.

La legitimidad, o la justificación de la Ley. Dicen que si la única razón por la que la Ley está vigente es porque eso era lo que se hacía antes... Vale. Pero, y si volvemos para atrás, ¿ A dónde llegamos entonces?, ¿Quién ha dicho eso?, ¿Dónde están las leyendas?... ¿Por qué esa relación de continuidad?

Aquí también están los sacerdotes, como no, divinidades religiosas. Y digo yo: Aquí Dios era un héroe, el más fuerte, el más sabio, ¿Y por eso todos los superiores con poder que lo siguen tienen derecho a dominarnos en masa, sin ni siquiera hechos coherentes, pruebas o algo en lo que basarnos más científicamente, solo la interpretación que quieran dar estos “señores” a lo que ellos quieran?. Esta visto entonces, que somos corderos sumisos de nuestros “jefes”. Con excepciones, claro. Como decía el segundo capítulo: Revelación o la búsqueda de algo consistente.

4. LA GRAN INVENCIÓN GRIEGA

Es cierto que la Iliada de Homero presenta el comienzo de la democracia. Los jefes aqueos se escuchaban unos a otros, decidían como iguales, pero ni caso a los esclavos o a otros que no tuviesen el “título” de jefes. Aquí no se muestra la democracia. No somos iguales, ya sea física o psicológicamente, ni por nuestra posesiones personales, ni por nuestros antepasados, es decir, que como bien se dice, quedó establecido que unos habían nacido para mandar y otros para obedecer. Se formularon leyes según la opinión de los más agraciados y no quedaba otra que obedecer. Estaban obligados, tanto los que mandaban porque tenían a la fuerza que mandar como los que obedecían si querían sobrevivir.

Me doy cuenta, que todo gira en torno a la religión. Mitos, leyendas, dictados de los sacerdotes... pero, ¿por qué?. ¿Cuál es el secreto de estos?, ¿Cómo lo hacen para meter en el bolsillo a tanta gente?, ¿Qué hace que obedezcamos sin más, sin preguntarnos siquiera a qué estamos obedeciendo?, ¿Cómo es posible que una creencia (A un Dios que ni sabemos que existe realmente) tenga tanto poder de convicción?. Digo yo, que se lo han trabajado muchísimo para estar ahora tan arriba.

Como empezamos diciendo al principio, los griegos veían todas las diferencias entre nosotros; aunque al pensarlo bien vieron que éstas no superaban a las grandes semejanzas que también existen: Todos hablamos, todos tenemos razón, podemos explicar, rechazar, defendernos, etc... Se dieron cuenta de que el hombre era algo especial, sus capacidades para defenderse, destructoras, etc. Se creó la polis, donde ahí gobierna la libertad del hombre (ahora algo más superior que los dioses, o la naturaleza), es decir: razonamiento, elección, planteamiento de soluciones... Y así se creó la democracia. Se basaba en la igualdad en todo y absolutamente para todos y se inventaban por aquellos que debían cumplirlas. La Ley ya no venía ni de dioses ni de naturaleza ni de leyendas, era sólo y exclusivamente producto de los hombres. Pero no todo era un campo de rosas. Aún existían los esclavos, quienes no tenían derecho a participar, al igual que las mujeres. Se basaban en que nunca se había dicho que todos los seres humanos son iguales, sino que todos los ciudadanos atenienses tenían derechos políticos iguales. Pero para ser ciudadano, aparte de ser varón, tenías que tener cierta edad, haber nacido en una polis... Hubo muchos problemas con la democracia, que tuvo sus adversarios, aquellos que decían que fiarse de muchos era fiarse de lo peor, que existen más personas malas que buenas... punto de vista que a mi, particularmente, me parece una estupidez.

Tenían razón en que la mayoría toma concepción de las cosas sin adentrarse verdaderamente en el significado real. Los temas que solían mantener eran triviales, sin trascendencia alguna. Aunque al final de todo se llegara a la conclusión de que no es tan buena como parece la democracia y que se salía perdiendo, los griegos preferían discutir entre iguales que obedecer a un jefe superior. Preferían enfrentarse a algo “menos divino”, a una multitud que a un solo ser, cosa sin duda paradójica. ¿Tan importante era?. Pues sí, porque si Dios lo ha decidido así, no se puede hacer nada...

La democracia hizo que los griegos se conocieran unos a otros, que hablaran, que todos pudieran intercambiar opiniones, que salieran a la luz los vicios y pasiones... Es decir, que todo lo oculto, todo lo inimaginable, saliera a la luz.

Eran iguales, pero no lo mismo. Existen distinciones aunque nos parezcamos muchísimo o al contrario, como se quiera ver.

Se pone el ejemplo de una obra teatral, donde todo tiene su sentido: los coros son las voces del pueblo, está el típico héroe que puede terminar mal si no hace caso... Creo que fue un gran paso para potenciar la sociedad humana.

5. TODOS PARA UNO Y UNO PARA TODOS

En este capítulo, se habla de la evolución de la política desde los griegos a los protagonistas de la política moderna como son el Estado y el individuo, pasando por las jerarquías feudales, monarquías absolutas...

Tanto el Estado como el individuo están estrechamente unidos ya que el Estado está formado de individuos y cada uno de estos, lleva mucho del Estado dentro de sí. Aquí es donde la razón va tapando poco a poco a los valores naturales, como las leyes de la naturaleza por ejemplo, y el hombre comienza a socializarse más y forma el llamado Estado. Lo que el autor intenta hacernos ver en este capítulo, según mi opinión, es que entre el Estado y el individuo existe un tira y afloja. Mientras que la base del Estado son las decisiones del individuo, éste no se deja llevar por caprichos de los mismos. Y éstos, según les parezca, deciden rebelarse, obedecer, etc... Cada uno tira para su bando y nunca puede dominar una idea más que la otra. Es como un pueblo sitiado, acechado por el enemigo, aunque de un momento a otro se pueden unir para calmar el asunto. Así mismo, el Estado tampoco puede predominar demasiado, ya que el individuo pierde iniciativa y capacidad de sus responsabilidades.

El autor se declina por el individuo. Lo cierto es que estoy totalmente de acuerdo con él. Aún así, lo que me parece increíble es que estamos hablando del Estado como algo sobrenatural; dioses, o algo así. No, lo cierto es que también son individuos, somos todos nosotros, pero... ¿no hay alguien que lo controle desde arriba?, es decir, ¿el faraón de la pirámide?, ¿se refiere entonces a democracia?, ¿quién decide entonces las cosas?... Me hubiera gustado que el libro me diera una definición concreta, completa y exacta de lo que realmente es el Estado, para tener una idea más clara y concisa.

La escueta definición del diccionario me dice que el Estado es una organización política, aunque yo añadiría que también es la centralización del poder. Basándome en esto, la definición que se da de el individualismo, me ayuda a comprender un poco más el extenso tema de la política en el que nos movemos. Cierto es entonces que el individualista no es el típico autista sino, al contrario, el que ayuda, comprende y colabora con la humanidad. Es decir; estoy de acuerdo con el autor, en que el individualismo no es tan malo como lo pintan.

En este capítulo se habla del derecho. Las formas políticas siguieron evolucionando y el imperio romano creó “el derecho”, regulaciones de los intereses de los individuos, sus conflictos, etc... aunó bajó una misma ley todos los territorios conquistados consiguiendo así una sociedad formada por individuos políticamente iguales y, por qué no decirlo, humanamente iguales ya que consiguió reunir personas de diferentes razas y religiones.

Bueno, volviendo a lo del individuo y el Estado, hay dos maneras de colaborar con la sociedad: Pertenecer a ella, es decir, integrándote, identificándote con ella como ocurre cuando perteneces a un equipo de fútbol, o dentro de tu familia. O participar en ella, voluntariamente.

Nosotros necesitamos sentirnos importantes, saber que nos necesitan, sentirnos identificados con algo, pertenecer a un grupo “x”. Pero no es eso lo más importante, sino relacionarse con los demás. Para ello se crearon los Derechos Humanos, que engloban a todo tipo de personas, ya sean de etnias diferentes, de colores de piel dispares, de religiones distintas, de diferentes formas de pensar...

Todo esto parece muy bonito, pero también tiene sus problemas. ¿Acaso no es cierto que siempre en un grupo hay un líder? Sí, siempre hay alguien que se cree más importante. Se crean jerarquías. Existe el racismo, aún sabiendo que todos pertenecemos a una misma especie. Lo cierto es que, como bien dice el libro, no es en realidad racismo lo que existe, sino xenofobia. Se tiene miedo a los extranjeros, sus formas de pensar, de comportarse, su religión... ¿Qué me dices de los típicos que gritan “¡Viva España!”. ¿no somos todos personas?, en cambio, decimos “viva España”, pero no decimos “viva Francia” y somos iguales. No hay que temer aquello de lo que nada se sabe. Lo que quiero decir es que existe un Nacionalismo fanático: fanáticos de la Nación, todo lo que no esté dentro o no sea natural de la Nación (es decir, que haya nacido allí) no sirve, no es humano... El Nacionalismo es estar en una Nación, formar parte de ella, pero los problemas que existen se los pasamos a las demás Naciones. No es esto lo más importante, también nos protege, nos ayuda... aunque si te soy sincera, no me gusta nada la palabra Nación, porque siempre están “los de siempre” que se creen que su Nación es mejor que la de otros.

Cambiando de tema y hablando de los Sistemas Políticos hay que tener en cuenta que antiguamente no éramos tantos como ahora. Ahora es normal que se necesite a alguien que nos represente. Incluso en clase que somos como mucho 30 tenemos un representante, un delegado. Esa persona expone nuestras ideas, es decir, democracia a simple vista. Pero con tanta gente llega un momento en que los representantes hacen verdaderamente lo que les interesa. Todo va para nuestro bien (eso dicen), pero, ¿es eso cierto?, ¿No quieren acaso enriquecerse?. Llega un momento en que ya no nos apetece ni votar siquiera. Estamos tan metidos en nuestras cosas personales (el trabajo, la familia), que nos preocupamos simplemente de decir quien puede ser mejor para asesorarnos y mandarnos, porque sí, a mi parecer vale, todos votamos y somos los que mandamos, pero llega el momento en que ellos son los que realmente deciden qué está bien, y qué está mal, y eso no es algo que se pueda tomar tan a la ligera como lo hacen algunos.

6. LAS RIQUEZAS DE ESTE MUNDO

Los animales y nosotros: A simple vista tenemos diferencias claras, vale, somos civilizados, racionales... ellos tienen muy claro lo que son, lo que necesitan, no se molestan en nada más. Un error puede llevarles a la muerte. Tienen las ideas claras sobre lo que es esencial, importante, vital, tienen pocos caprichos... nosotros no tanto. Ellos se limitan a vivir tranquilamente, su comportamiento es básicamente instintivo. Sus preocupaciones no son si sube la bolsa o baja, si no tengo dinero para final de mes, si me quiere o no me quiere... se limitan a “vivir”. Como bien dice el libro, parece que están programados y aunque lo veamos muy mal, a veces nos vendría bien tener sólo esas preocupaciones y ser menos “excavadoras” con nosotros mismos, porque nos caldeamos demasiado.

Todo esto viene porque no sabemos lo que necesitamos y qué razón tiene el libro... Puede que sepamos claramente lo que queremos (ideas claras), o lo que necesitamos (nos conocemos bien entonces). Pero, ¿acaso no estamos buscando siempre algo más). Creo que somos demasiado exigentes, pero qué le vamos a hacer, esa es una de las cosas por la que “ellos” son animales a secas y “nosotros” animales racionales.

Me ha encantado y claro está, muy cierta que es, esta frase: “Los animales buscan, nosotros rebuscamos”. Es bonito saber que tenemos afán de superación, que queremos lo mejor, que buscamos comodidad... pero, ¿no nos pasamos un poco?. Lo cierto es que para nosotros nuestra 1º necesidad es QUERER. Querer más y más. El hombre busca la perfección; lo quiere TODO. Pero no se puede tener todo, cosas de la libertad... y eso nos hace infelices, nos frustra. Todo esto nos ha traído complicaciones, como no, pero lo peor es que a todo esto lo llamamos sociedad. Algunos piensan que los más fácil sería volver al estado natural del hombre, pero creo que allí donde vayamos el afán por “vivir más y mejor” nos seguirá el resto de nuestros días.

¿Y si civilizamos la civilización? Como decía Rousseau, somos buenos por naturaleza, pero todo esto de las posesiones, las disputas entre los demás, la envidia, la codicia, etc nos hacen “malos”, y por eso lo de civilizar la civilización. Él le daba mucha importancia a la propiedad. De ahí venían todos o la mayoría de los problemas. Los defectos, que han hecho que las personas se identifiquen con lo que tienen y no por como son, fomenta las desigualdades...

Como no, tenía que salir el trabajo que, por supuesto, también tiene aquí su buen papel protagonista. No se puede negar que al ser humano no le gusta trabajar, sólo buscamos tener pan para hoy y mañana y asegurarnos la pensión. Es decir, estamos diciendo que trabajamos para asegurarnos el mañana ya que no tenemos ni idea de lo que nos puede amparar la vida.

Aquí entra la esclavitud también. Siempre ha habido unos que hacen que otros trabajen. Así se ha seguido siempre, incluso con reformas económicas por muy buenos principios que tengan, creo que no van a conseguir que desaparezcan las desigualdades que existen. Nadie podía estar en contra, por ello los trabajadores se reunían en sindicatos no para destruir este sistema, sino para mejorarlo. Repartir lo que unos tenían por excesivo a otros que eran más bien escasos. Gracias a Karl Marx, se pudo restaurar el capitalismo después de muchos años .

En nuestro afán de más y mejor, los países ricos abusan de los pobres. No creo que la falta de recursos sea la causa porque hay zonas en los que hay de sobra, el comercio con multinacionales tampoco. Entonces se trata de algo más difícil que empieza en la raíz, en el mismo lugar. Pero no vamos a entrar en ese tema, pues se aleja un poco de lo que estábamos hablando.

Ahora Savater dice algo muy interesante: queremos que se desarrollen aquellos países que no están desarrollados, pero, si lo hacemos, el medio ambiente se daña más de lo que está, y ahora entramos irreversiblemente en el tema de la ecología. Madre mía, parecía increíble que se pudiera llegar a esto hablando de política.

Como bien dice el libro (bueno, el autor) hay dos tipos de ecología: La ecología-ecología como todos la conocemos (no destruir el medio ambiente, capa de ozono, preservar los recursos naturales...) y los ecologistas-ecólatras que dicen que el ser humano no tiene ningún derecho especial, que los derechos humanos son exactamente igual de importantes que los derechos animales y/o vegetales... Aunque parezca increíble, son los países más desarrollados lo que más se interesan por este problema ecológico, pero no veo yo que hagan mucho.

7. COMO HACER GUERRA A LA GUERRA

Este capítulo trata de el gran problema: La guerra. Según se dice, el “todo vale” es nuestro lema, y por lo que parece es bien cierto. Proviene de la razón y es la cualidad (que tantas veces se ha dicho) por la que nos diferenciamos de los animales. Gracias a éste, somos lo que somos y estamos donde estamos.

Pero vamos a centrarnos mejor en el tema protagonista de este capítulo: La guerra. Lo cierto es que el dato de las muertes en los últimos cinco mil años me ha impactado demasiado. La guerra ha acompañado al hombre y las enfermedades, el trato de superioridad y la degradación de los Derechos Humanos.

Cada uno tiene su forma de ver la guerra. Algunos piensan que es “buena” ya que, por decirlo de alguna manera, “aterra” a la sociedad. Y, aunque no se sepan muy bien los motivos por los que está ocurriendo, dicen que sirve para adoctrinar. Valiente tontería...

A algunas personas les gustan los enfrentamientos sangrientos, las bombas... Pero, como bien se ha dicho, una vez que se le pone el casco al hijo, todo eso tan divertido cambia de momento. También es cierto, que si a nadie le gustan las guerras ¿por qué se hacen entonces?.

Hay dos grupos diferentes de personas que se oponen a la salvación del mundo de forma bélica:

Están los pacifistas que piensan que la guerra no tiene justificación alguna puesto que surge de la codicia y del orgullo. Los pacifistas tienen una actitud totalmente religiosa. Nada tiene derecho a quitarle la vida a otra persona y menos por una guerra. El problema es que esta resistencia se enfrenta a la guerra de “malas maneras”. Como bien dice el libro al final del párrafo, este pacifismo ayuda a quien lo practica a sentirse mejor que el mundo que lo rodea pero en ningún caso ayuda a mejorar al mundo.

Luego están los antimilitaristas que piensan que vale, la guerra es mala, pero no es la madre de todos los problemas que existen. Esta actitud es totalmente política, al contrario que los pacifistas. Piensan que ninguna institución política debe ser abolida si no se sustituye por otra más satisfactoria. El antimilitarista favorece cuando:

-Consigue suprimir el servicio militar por ejércitos profesionales. -Apoyan a organismos destinados a sustentar el derecho común de los individuos por encima del de la nación.

-Fomentan el control de armamento.

-Se consiga extender mundialmente los avances de la modernidad para todos.

8. ¿LIBRES O FELICES?

En este capítulo se habla de los Estados totalitarios; aquellos que intentan de un modo u otro abolir la libertad individual. Savater (ya con confianza) dice que los seres humanos tenemos miedo a la libertad, miedo a elegir por nosotros mismos. Ser libre conlleva una gran responsabilidad y ser responsable es ser capaz de responder por lo que se hace, es decir, dar la cara y asumir nuestros actos. También tenemos que ser capaces de dar razones cuando alguien nos pregunte el por qué, es decir, “responder” y, como no, para responder se necesita estar hablando con alguien ¿no?, pues eso, “hablar” y estar en democracia con los demás. Todo esto conlleva aparte del citado “responder”, un “escuchar” también. Creo que de esto ya había comentado algo antes.

Luego están los irresponsables, aquellos que siempre dicen que ellos no han hecho nada, que lo ha hecho el de al lado, o que eso estaba bien en mis tiempos... Pero eso sí, si es algo que merece elogio, es el primero que levanta la mano y se echa las flores alabando sus buenos actos. Otro tipo de irresponsabilidad es el fanatismo, es decir, que no escucha nada, que su verdad es la única que puede haber y no se condescienden a más razonamientos ¿para qué hacerlo si llevo razón? y se siente responsable ante una instancia superior. Luego está la burocrática, donde nadie da la cara por nadie y típica de las instituciones gubernamentales, ¡Esto han sido los de arriba!, pero... nunca se sabe quienes son los de arriba ¿verdad?, ¿por qué siempre los que mandan, tienen a otros que mandan más?. El caso es que al final todos salen impunes.

En definitiva, el irresponsable es aquel que no admite la libertad, que no admite las responsabilidades, el que no tiene autocontrol. ¡Ah! Parece ser que hay otro tipo de irresponsable, y es el infantiloide, que puede ser de dos tipos: Aquellos que tienen miedo a los demás y los que se tienen miedo a sí mismos. Pero eso sí, una cosa clara, que mientras más prohibiciones haya, mejor girará el mundo.

Los infantiloides creen en “la tentación irresistible” o algo así. Es decir, que existe algo que nos hace perder la cabeza y no nos deja tener ideas claras cuando tienes un problema delante y se necesita al Estado para que quite de tu vista esa tentación. Pues la verdad, vaya tontería. Pero bueno, hay que ser tolerantes con estas cosas. Vivimos en una sociedad democrática en la que hay cosas que no nos agradan, como bien es de suponer, pero aún así hay que tolerar al otro.

Todos piensan que las citadas “tentaciones” deben ser suprimidas, pero vivimos en un mundo que nos hace ser tan “raritos” que mientras más se nos dice que no, más hacemos una cosa. Es decir, que no podemos prohibirlas porque, a fin de cuentas, se causa el efecto contrario de lo que buscábamos.

Se habla mucho de la democracia, y estoy de acuerdo con Savater en que hay que tener en cuenta que cuando hablamos de democracia no nos referimos a la opinión de la mayoría solamente o la ley de la mayoría (como mejor parezca); existe una unidad básica que son las leyes, de las que hemos hablado antes y las pluralidad de las formas de vida. Hay que saber convivir, pero no por ello tienes que tolerar comportamientos que van en contra de los principios legales de la democracia.

EPÍLOGO: HASTA AQUÍ PODRÍAMOS LLEGAR

Aquí Savater, habla un poco de los distintos tipos de jóvenes que puede haber; pero eso sí, la obligación de cada uno, como la de cualquier otro es la de aprender y seguir aprendiendo hasta el momento de morir.

Pero lo más importante es que aquí es donde se nos da una definición de “utopía”, un lugar que no existe no porque no lo hayamos conseguido todavía sino porque sería imposible conseguirlo, porque está formada por piezas incompatibles, al igual que en el terreno político en el que no todas las ventajas son ventajosas.

A ver, Savater nos dice que tengamos ideales políticos, pero que no nos de por las utopías que se convierten en sueño para nosotros y pesadilla para los demás. Los ideales políticos no intentan mejorar la condición humana sino la sociedad humana. Mientras que la utopía quiere a un hombre nuevo, los ideales se conforman con arreglarlo un poco. Según dice, el idealista es aquel que se esfuerza por lograr lo posible, no conformarse, pero hay que tener en cuenta que no estamos siempre de acuerdo y que como todo, es progresivo también.

Me ha encantado una de las frases que nos van despidiendo de Savater y que vienen del por qué no nos ha contado lo que va a pasarnos en el futuro, sino lo que ha pasado (más o menos, todo hay que decirlo) en el pasado: “Mucho está profetizado pero nada está escrito”. Y qué razón que tiene...

OPINIÓN PERSONAL

Bueno, menos mal que he acabado ya el libro, debo reconocer que es algo... “consistente”, diría yo, que mucho, mucho tema y muy complicado, escrito en “tan poco” libro (¿tan poco?... es paradójico). Pero siendo sincera y realista, creo que la intención didáctica de este libro viene muy bien. Es cierto que los jóvenes de ahora, y yo la primera, no tenemos ni idea de política, oímos todos los días en el telediario que este partido se mete ahora con este otro, que hay problemas de raíz con los grandes “jefes”... pero más de una vez me han entrado ganas de rebelarme contra mi ignorancia sobre el tema y no dejar de pregunta por qué. Ahora le doy las gracias a Savater por haber hecho “ameno” un tema tan complicado. Al menos, ahora puedo defenderme un poquito más en este tema del que tanto se habla y poco se sabe, generalmente.

Cierto es que en algunas cosas he discrepado con Savater, pero debo reconocer que en la mayoría he estado de acuerdo .

También es verdad, que empecé el libro un poco en contra de todo esto de la política pensando que no me iba a enterar de nada y poniéndole pegas a todo lo que se decía. Creo que está bastante claro en los primeros capítulos cuando me pongo a preguntarme cosas algo absurdas o algo evidentes o simplemente, que no tenían respuesta. Podría cambiar esos capítulos, pero no veo el por qué de ocultar como ha sido el desarrollo y mi cambio de actitud a medida que iba entendiendo a Savater y a sus enrevesadas y enrolladas definiciones y opiniones.

¡Ah!, ni que decir tiene que me han parecido muy original e interesantes los “vete leyendo” pero claro, con los estudios, no creo que pueda leerme todos los libros que se citan pero alguno tengo en mente que creo que me ayudaría a seguir puesta en el campo este de la política para no perderme demasiado.

En conclusión, que este libro, merece mi aprobación o como podría decirse, le doy el visto bueno, y yo se lo recomendaría a todos aquellos que estaban tan perdidos como yo y con ganas de mover el mundo para que si es posible podamos sentirnos un poquito más a gusto y seguir desarrollándonos para hacer nuestra vida más agradable.

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Enviado por:Luna
Idioma: catalán
País: España

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