Filosofía y Ciencia
Platón
Biografía de Platón
Platón es un pensador griego de la época clásica, que desenvolvió su actividad en la primera mitad del siglo IV a. C. (427-347 a. C.)
Procedía de una familia ilustre de la polis de Atenas.
Su actividad filosófica tiene como eje central la cuestión política: la regeneración de la estructura social de la polis y de sus aliceres morales, precisamente en momentos de gran inestabilidad y cambios en toda la Hélade.
Su principal maestro fue Sócrates, de quien se sintió discípulo y continuador. La muerte de Sócrates (condenado por la democracia ateniense en el año 399 a. C.), fue el punto de partida de una intensa actividad intelectual: viajes, escritos y varias tentativas fallidas de realizar sus proyectos políticos en Siracusa, centraron la vida de Platón.
En el año 387 a. C., fundó la Academia, la primera gran escuela de antigüedad, en la que ejerció su magisterio, y donde estudió, entre otros, Aristóteles, discípulo aventajado de Platón.
Bibliografía de Platón
Peculiaridades de los escritores platónicos
Intentan reproducir el espíritu de la filosofía socrática: el diálogo mayéutico, el constante interrogarse en la búsqueda de la verdad.
Carecen de interés sistemático; cada diálogo presenta una cercanía mayéutica a un tema problemático de la realidad (el amor, la verdad, la organización política, la virtud, etc.), pero sin dejar de tratar, al mismo tiempo, otros muchos temas. Por lo mismo, los escritores de Platón presentan un pensamiento en constante evolución y reelaboración.
Los escritos de Platón tienen una estructura literaria muy cuidada, y se recogen a menudo a efectos dramáticos e imágenes mitológicas.
Estructura de los diálogos platónicos
Se parte de una situación estereotipada: varios personajes se reúnen con la excusa de alguna fiesta, banquete o simposio.
El personaje central de esas reuniones es Sócrates. Es posible que, en un primer momento, los diálogos de Platón intentaran reproducir diálogos escuchados a Sócrates. Posteriormente mantuvo la figura de Sócrates, probablemente como homenaje, pero ya se expresaban opiniones propias del propio Platón.
Se establece un diálogo entre los presentes que, tras los momentos iniciales, se va centrando sobre un tema determinado.
Progresivamente, la conversación va tomando la forma de un diálogo maestro alumno (Sócrates es el que conduce) con un interés mayéutico.
Clasificación de los diálogos platónicos
Los diálogos reciben el nombre del personaje con el que preferentemente dialoga Sócrates y el del tema central del diálogo (Ej.: Fedón o del alma).
Generalmente, los diálogos platónicos se dividen en tres épocas:
Los diálogos socráticos son los marcados por la cercanía, en el tiempo, de la muerte de Sócrates, en ellos están muy presentes su figura y sus enseñanzas; destacarían: La Apología de Sócrates (escenificación dramática, en forma de monólogo, del proceso de Sócrates), Eutifrón o de la santidad, Laques o del valor, Protágoras o de los sofistas y Gorgias o la retórica.
Los diálogos doctrinales son los que exponen el pensamiento esencial de un Platón ya poseedor de un discurso original; destacarían: La república, Menón o de la virtud, El banquete y Fedro o del amor
Los diálogos críticos son los diálogos de la vejez, en los que Platón revisa y completa su pensamiento, centrándose en los aspectos religiosos; destacarían: Parménides, El sofista o del ser, Timeo o del cosmos, Críticas o la Atlántida y Las Leyes.
Introducción a la teoría de Platón
El objetivo de la teoría de Platón. La reconstrucción de la ciudad
La teoría de Platón es la primera teoría conocida que intenta explicar racionalmente todos y cada uno de los aspectos de la realidad.
A partir de Platón la filosofía se concebiría como una unidad que tiene como objetivo contestar cualquier pregunta sobre todos y cada uno de los aspectos de la realidad. El conjunto de estas respuestas, en la medida de la que tiene una coherencia interna, se estructuran como una teoría. Por lo tanto, en la teoría de Platón tenemos que encontrar todas las respuestas necesarias a cualquier pregunta sobre la realidad y las respuestas tienen que ser coherentes unas con otras.
Para lograr ese objetivo, Platón redució el total de preguntas a las que consideró más generales, pues en ellas estarían contenidas todas las demás. De este modo, una teoría filosófica podría dividirse en los siguientes eidos:
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Ontología (estudio del ser) que responde a la pregunta: ¿qué existe y cómo?; dentro de la ontología y hasta la aparición de la ciencia moderna, uno de los eidos más diferenciados es el de la Cosmología (estudio del mundo físico) que responde a la pregunta: ¿qué y cómo se formó el mundo físico?; otra parte diferenciable es el de la Antropología (estudio del hombre) que se centra en la parte de la realidad más particularmente interesante para nosotros: el hombre, t respondería a la pregunta: ¿cómo existen los seres humanos con respecto al resto de los seres?.
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Epistemológica (estudio del conocimiento) que responde a la pregunta: ¿cómo se conoce?.
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Ética (estudio del comportamiento humano) que responde a la pregunta: ¿cómo se deben comportar los hombres?
Como se podrá apreciar, las dos primeras partes, ontología y epistemología, tienen como objetivo la realidad: que es como la conocemos; las otras dos (conectadas con las primeras a través de la antropología) se dedican preferentemente a cuestiones prácticas sobre el comportamiento del hombre, viene considerando individualmente, ética, viene considerando en comunidad política.
La parte esencial de toda teoría filosófica que aspire a explicar la realidad y la ontología. En buena lógica, de la contestación a las preguntas ontológicas dependerán las contestaciones a las restantes preguntas que se puedan hacer.
En nuestra exposición, consideraremos la ontología de Platón como la parte fundamental de su teoría, y por ella comenzaremos. Sin embargo, desde el punto de vista del propio Platón, y atendiendo a lo que el mismo afirmó, el aspecto de la realidad que lo motivó a elaborar una teoría sobre la realidad fue la necesidad de reconstruir la polis, es decir, una cuestión de carácter político.
Bajo la perspectiva de Platón, la sociedad de su tiempo (Atenas, más en concreto) estaba mal organizada, razón por la cual existía un ambiente general de conflicto. La solución a este problema merecería su atención preferente.
Nos resulta ahora más fácil entender la teoría de Platón. Para poder reconstruir sobre bases sólidas la estructura de la sociedad es necesario entender que es una sociedad y eso nos lleva a preguntarnos que es el hombre y, finalmente, la pregunta primera: ¿qué existe y cómo lo conocemos?.
De este modo, la exposición de la teoría de Platón comenzará por las cuestiones ontológicas y epistemológicas, seguirá por las cuestiones éticas y terminara por la cuestión política.
Antecedentes de la teoría de Platón
Para elaborar una teoría filosófica, el autor parte de teorías anteriores: recoge problemas, preguntas y soluciones, algunos de los cuales serán desechados, otros serán mejorados y mismo algunos serán desarrollados de modo original.
Las influencias que Platón recoge en su teoría proceden, por un lado, de las teorías presocráticas y, por otra, de su directo maestro Sócrates.
El problema del ser y el cambio de la “Physis”: Heráclito y Parménides
De las teorías presocráticas Platón recoge directamente lo que era el principal problema ontológico, problema que podemos expresar en la pregunta: ¿qué es la realidad?, o en términos griegos: ¿qué es la “Physis”?. Desde Heráclito y Parménides, la pregunta tomará la forma de esta otra: ¿cómo funciona la “Physis”: cómo ser o cómo cambio?. La respuesta de Platón va ser original, y producirá un avance en la resolución de la cuestión; básicamente, Platón junta las teorías de Heráclito y Parménides en la forma de un dualismo ontológico (teoría que veremos con mas detenimiento lo largo de la exposición del tema). En cualquier caso, Platón sigue prioritariamente las teorías de Parménides, al concederle más importancia al ser que al cambio.
La esencia matemática de la realidad: los pitagóricos
Las teorías de los pitagóricos tuvieron también mucha influencia en la teoría de Platón. Ambos dos creían que la esencia de la realidad era expresable en números y figuras y, por lo tanto, creían que las matemáticas permitían entenderla.
El “Nous” de Anaxágoras: el Bien y el Demiurgo
Hay una última influencia presocrática relevante que debemos señalar aquí, la influencia de la teoría de Anaxágoras sobre el “Nous” en las teorías de Platón; en un doble sentido:
En la concepción del Bien como fuerza ordenadora de la realidad (teoría que hemos de ver más adelante).
En la concepción del Demiurgo como arquitecto del mundo físico (que también veremos a lo largo del desenvolvimiento del tema).
Sócrates y Platón
Platón fue discípulo de Sócrates; de él aprendió más que unas teorías, aprendió una forma de vivir y de ser.
Platón sintió auténtica veneración por su maestro, las influencias son, ye que luego, enormes. Intentemos resumirlas y ordenarlas.
Para aprender y enseñar, Sócrates utilizó el método que se llamaría Mayéutica. Consiste en centrar el problema, refutar las soluciones superficiales y finalmente conseguir, tras una búsqueda ordenada, la solución. Este es el método que Platón reproduce en sus diálogos y la base de su método dialéctico.
Donde más se aprecia la influencia directa de Sócrates es en el Eido ético de la teoría de Platón: la separación entre alma y cuerpo y la prioridad del alma, el ideal de sabiduría como forma de perfección ética, el ideal de armonía de las partes del alma y la prioridad de la razón sobre cualquier otra capacidad humana.
En cualquier caso, incluso con las deudas indudables que todo autor tiene con los autores precedentes, la relevancia, dentro de la historia de la filosofía, se consigue también por la originalidad que lleva a superar problemas, presentar nuevas preguntas, acertar con nuevas respuestas y, en fin, a inventar nuevas visiones de la realidad.
Ontología: La Realidad
Introducción
La segunda navegación
El elemento fundamental de la teoría platónica es el descubrimiento de que la realidad física no es la única realidad que existe, y que hay otra realidad de naturaleza ideal que es el origen de todo lo que existe.
Esta afirmación supone una innovación en la historia de la filosofía. Los presocráticos explicaban la realidad a través de elementos y causas físicas; según Platón, las explicaciones de los presocráticos resultan insuficientes y con su teoría se iniciaba una nueva época para la filosofía.
Usando términos marineros, Platón llamó primera navegación a las explicaciones de los filósofos presocráticos; la nueva ruta para la explicación de la realidad que se iniciaba con su teoría es la segunda navegación.
El origen de la teoría de las ideas: el problema de los universales
¿Cómo se llegó Platón a concebir que existe una realidad ideal?.
Esta teoría fue iniciada por Platón ya en sus primeras obras pero, a lo largo de su vida, la fue ajustando y perfeccionando.
Parece que el origen de la teoría de las ideas está relacionada con los intentos de Platón por solucionar el llamado problema de los universales. Veamos, pues, en qué consiste este problema y cómo fue solucionado por Platón.
Para comprender la realidad, la pensamos. Para pensar usamos conceptos. Un concepto es una estructura mental que ordena y simplifica la realidad. Existen conceptos que se refieren a partes muy limitadas de la realidad y otros que abarcan una gran cantidad de elementos reales; estos últimos reciben el nombre de conceptos universales.
La pregunta es: ¿cómo se originan los conceptos?, y más concretamente, ¿cómo se originan los conceptos universales?. Existen tres posibles soluciones:
Los conceptos son creados por la mente a partir del análisis de la realidad.
Los conceptos son creados espontáneamente por la mente.
Los conceptos existen independientemente de la mente; la mente los recogería y los usaría para conocer la realidad.
Sócrates optaría por la primera solución: los conceptos aparecen en la mente por inducción: la mente recoge lo que tienen en común las cosas eliminando lo que tienen de particular.
Platón considera que esta solución es errónea y lo demuestra presentando una serie de conceptos que no pueden surgir por inducción: las figuras geométricas y, en general, los conceptos matemáticos, los conceptos de relación, los conceptos éticos y estéticos, etc (p.e. el concepto de circunferencia, de línea recta, de mayor o menor, de perfección, de belleza, de bondad, etc.).
Rechaza, también Platón, la segunda posibilidad, la de que la mente crea por si misma los conceptos, ya que, por principio, nada puede crear algo radicalmente distinto de el mismo (y p.e. la mente no es perfecta, no bella, etc.).
La solución adoptada por Platón es la tercera: los conceptos son anteriores y distintos de la mente. Y esto sólo es posible si los conceptos proceden de una dimensión distinta a la de la mente y a la del mundo físico. Esta dimensión recibe, en la teoría platónica el nombre de mundo de las ideas.
Esquema de la ontología de Platón
Aclarado este primer punto, pasaremos ahora a la exposición detallada de la teoría ontológica de Platón para el cual seguiremos un sencillo esquema en forma de preguntas y respuestas que ahora presentamos como resumen y guía de las posteriores explicaciones:
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¿Qué es la realidad?: Es el mundo de las ideas y del mundo físico.
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¿Qué relación hay entre las dos dimensiones de la realidad?: El mundo físico participa del mundo de las ideas.
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¿Cómo es el mundo de las ideas?: Está ordenado dialécticamente.
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¿Cómo se creo y cómo es el mundo físico?: Fue construido dándole a la materia la forma de las ideas.
La teoría del dualismo ontológico
El dualismo ontológico
Para Platón, el total ,de la realidad está estructurado en dos: el mundo de las ideas y el mundo físico. Estas dos realidades están claramente separadas y tienen naturaleza distintas. A esto es a lo que se le llama dualismo ontológico.
Todas las teorías de Platón están basadas en esta afirmación y son consecuencia de ella.
El mundo físico es un mundo perceptible por los sentidos, el mundo de los materiales; el mundo de las ideas es el mundo inteligible, es decir, puede ser captado a través del pensamiento, un mundo de seres idealizados.
Las características de estas dos dimensiones de la realidad son descritas por Platón como contrapuestas:
Modalidad | Ideas | Seres físicos |
Constitución | Inmateriales | Materiales |
Localización | Ideales | Espaciales |
Tiempo | Intemporales | Temporales |
Duración | Eternas | Finitos |
Cambio | Inmutables | Cambiantes |
Movimiento | Inmóviles | Dinámicos |
La teoría de la participación
La relación entre el mundo e las ideas y el mundo físico: la verdadera realidad es el mundo de las ideas. La relación entre las dimensiones de la realidad es presentada por Platón de distintas maneras:
Relación | Ideas | Seres físicos |
Realidad | Absolutas | Dependientes |
Relación ontológica | Modelo | Copia |
Casualidad | Causa | Efecto |
Naturaleza | Esencia | Apariencia |
Procesos | Ser | Cambio |
Esto quiere decir que, aunque la verdadera realidad sea el mundo de las ideas, el mundo físico también existe pero no plenamente sino que participa del mundo de las ideas.
Los seres del mundo físico son copias delas ideas. A ellas deben su ser. Esto explica, según Platón, los errores de la perspectiva de los anteriores filósofos: la realidad física es cambiante, caótica, parece no tener estructura. La razón de lo que existe está más allá de lo material, en las ideas.
La población del mundo de las ideas
Es fácil saber qué hay en el mundo físico, basta con observar, por lo tanto, ¿qué hay en el mundo de las ideas?.
Es esta una de las cuestiones más complejas y problemáticas de la teoría platónica ya que Platón estaría obligado a explicar el enorme multiplicidad de los seres físicos a partir de unos pocos modelos, las ideas.
En las primeras obras de Platón sólo señala algunas de las ideas que hay pero tratándolas siempre en particular; así falta la idea de Santidad, de Bien, de Justicia, etc. Será en los diálogos autocríticos de la vejez (concretamente en la Carta VII) donde haga la lista más exhaustiva del mundo de las ideas: ideas de tipo vegetales (Rosa, Roble, etc.), ideas de tipo animal (Caballo, Elefante, Mosca, etc.), ideas de elementos manufacturados (Mesa, Libro, Botella, etc.), ideas de elementos y cuerpos naturales (Tierra, Fuego, Montaña, Hierro, Planeta, etc.), ideas de acciones (Correr, Dormir, Casar, etc.) ideas de estados anímicos (Salud, Amor, Santidad, Felicidad, etc.), ideas de color, de entidades matemáticas, la idea de Belleza, la idea de Justicia y la idea de Bien.
La teoría de la dialéctica
Aunque podría ser considerada como una parte de la teoría del dualismo ontológico, la teoría dialéctica tiene tanta importancia por si misma que creemos necesario dedicarle un apartado especial-
La teoría dialéctica va a tener varios ámbitos de referencia; por ahora, no vamos a referir al Eido ontológico, en el lugar correspondiente veremos las implicaciones de esta Teoría n el Eido epistemológico y en el Eido ético y político.
Estructura dialéctica del mundo de las ideas
Existe otra cuestión muy problemática en la teoría ontológica de Platón: la de la relación que tienen las ideas entre si.
Dadas las características de las ideas, deben ser totalmente independientes unas de otras. Sin embargo, Platón concibe el mundo de las ideas como un mundo jerárquicamente organizado, con ideas inferiores e ideas superiores, de tal modo que las ideas superiores engloban las ideas inferiores hasta alcanzar la cumbre en una idea suprema: la idea de Bien.
Este tipo e estructura en la cual una serie de seres son, al mismo tiempo, una multiplicidad y una unidad, se llama, desde Platón, estructura dialéctica.
Para apoyarnos en una imagen en una imagen, que el principio de Platón empleó, el mundo de las ideas es como una pirámide estratificada en la que cada escalón en la que se asciende recoge y incorpora el escalón anterior hasta resumir todos en la cumbre.
De este modo, en la base de la pirámide estarían las ideas menos universales y a medida que ascendemos pasaríamos a ideas más universales hasta alcanzar la Idea que englobaría toda la realidad, la idea e Bien.
Tomaremos, por ejemplo, las ideas de Hombre, Igualdad y Diferencia; la Idea de Hombre implica igualdad respecto a si mismo y diferencia con cualquier otra cosa, pero la Idea de Igualdad o la Idea de Diferencia no implican la Idea de Hombre; de esto se deduce que, siendo ideas independientes, la Idea de Hombre está algún escalón por encima de las de Igualdad o Diferencia en la ordenación jerárquica del mundo de las ideas.
La Idea de Bien
La Idea de Bien tiene un carácter muy particular en la teoría de Platón. El Bien es la Idea de las ideas y, por lo tanto, la máxima realidad, en la que se resume cualquier otra realidad.
La Idea de Bien concentra la unidad e todo lo que existe y su perfección. Es, por lo mismo, principio y causa de todo.
En el mito de la caverna, Platón utiliza como metáfora la Idea de Bien al Sol: luz de lo visible, causa de la vida, reina en las alturas.
Esta teoría ontológica va a tener consecuencias en el resto de las teorías platónicas, tanto en la epistemología como en al ética, consecuencia que veremos en su debido tiempo.
La teoría cosmológica: La formación del cosmos (según el diálogo El Timeo)
El origen del mundo e las ideas no tiene por que ser explicado ya que se justifica a si mismo. Pero, ¿por qué existe y cómo surgió el mundo físico?. Esta pregunta fue tratada con detenimiento por Platón en El Timeo, un diálogo de la vejez.
El modelo del mundo físico está en el mundo de las ideas y, por lo tanto, la causa del mundo físico es propio del mundo de las ideas. Pero por la naturaleza de los dos mundos (uno ideal y otro material) resultaba imposible explicar el origen del mundo físico por la acción directa del mundo de las ideas.
Platón resolvió este problema deduciendo la mediación de un Demiurgo.
El Demiurgo
El Demiurgo es el constructor del mundo físico. ¿Cómo es el Demiurgo?.
Para poder ser el constructor del mundo físico, el Demiurgo tiene que tener una serie determinada de características:
conocer el modelo ideal, el cual implica a su vez:
ser, el mismo, de naturaleza ideal;
poseer inteligencia en grado sumo, para entender el mundo ideal y su estructura dialéctica y, de este modo, poder crear las correspondientes copias;
poseer bondad en grado sumo, única razón por la que se podría entender la construcción del mundo físico como proyección del mundo ideal (es decir, para ampliar el Eido perfecto y bello de la realidad ideal).
La formación del mundo físico o Cosmos
Para la formación del Cosmos o mundo físico son necesarios tres elementos previos:
el modelo: el mundo de las ideas;
el artífice: el Demiurgo;
el material: la materia.
Estos tres elementos son eternos. El proceso consistirá en que el Demiurgo de forma a la materia bajo la perspectiva modélica del mundo ideal..
Dadas estas condiciones del Demiurgo, el mundo físico se construiría de la mejor de las maneras posibles; si existe alguna imperfección, será debida al carácter imperfecto de la materia, que limita, por sus propias condiciones, el resultado final.
El proceso seguiría los siguientes pasos:
Formación estructural del Cosmos, es decir, del marco en el que se colocarán los seres físicos:
El Demiurgo da la forma al alma del Cosmos. El alma del Cosmos es entendida por Platón como el principio básico de vida y movimiento (concepción tradicional en el pensamiento griego).
Inmediatamente, el Demiurgo da la forma al cuerpo del Cosmos, cuerpo que se harmonizará perfectamente con el alma del propio Cosmos.
Formación de los elementos del Cosmos:
El Demiurgo construye un receptáculo universal, es decir, el espacio vacío donde se colocarán los seres físicos.
En el receptáculo universal el Demiurgo ordena la materia haciendo copias de las ideas del mundo real.
Esta teoría cosmológica nos permite comprender como concebía Platón el mundo físico. Lo concebía como un ser vivo dotado de inteligencia: en su seno se producía una constante agitación ordenada, procesos de movimiento dirigido y ordenado.
Según Platón, la forma geométrica del mundo físico es la esfera (forma perfecta en la tradición griega). Sólo existe un mundo físico y es el mejor de los mundos físicos posibles.
El mundo físico está situado en el tiempo. El tiempo comienza precisamente con el mundo físico: sin materia y movimiento no hay tiempo. Para Platón, el tiempo es la copia de la Idea de Eternidad en el mundo físico. Sin embargo, aunque el mundo físico tiene comienzo, no tendrá fin, según Platón; en ese sentido, Platón dirá que el mundo físico es eterno.
Epistemología: El conocimiento
Introducción
Nos vamos a centrar ahora en la cuestión del conocimiento: ¿cómo conocemos?, ¿qué conocemos?. La epistemología platónica se deriva de los principios ontológicos: de cómo y qué sea la realidad dependerá nuestra forma de conocerla.
La postura epistemológica de platón fue ya representada al explica la ontología, en el apartado dedicado al problema de los universales; recordémoslo.
Para pensar usamos conceptos. Un concepto es una estructura mental que ordena y simplifica la realidad.
La pregunta es: ¿cómo se originan los conceptos?. Existen tres posibles soluciones:
los conceptos son creados por la mente a partir del análisis de la realidad.
los conceptos son creados espontáneamente por la mente;
los conceptos existen independientemente de la mente; la mente los recogería y los usaría para conocer la realidad.
Platón considera erróneas las dos primeras soluciones. Veámoslo siguiendo una argumentación recogida por Reale/Antiseri del diálogo Fedón: gracias a los sentidos, constatamos la existencia de cosas iguales, mayores o menores, cuadradas y circulares, y otras cosas análogas. Mediante la religión del pensamiento descubrimos qué datos que nos ofrece la experiencia (todos los datos, sin excepción) nunca se ajustan de un modo exacto a los correspondientes conceptos que poseemos. Nada hay en el mundo físico que sea absolutamente cuadrado o circular o igual y, sin embargo, nosotros usamos esos conceptos de forma clara y precisa.. existe, pues, un desequilibrio entre lo que nos dan los sentidos y lo que conocemos de tal forma que no es posible afirmar que los conceptos sean creados por la mente a partir de la experiencia sensible. Tampoco es posible admitir que esos conceptos sean creados por la mente ya que son distintos de ella e incluso le son extraños. Hay que concluir, pues, que la mente encuentra los conceptos en si misma pero que proceden de fuera de ella. El conocimiento consiste en relacionar los datos sensibles con los conceptos que la mente encuentra en si misma (que “recuerda”, en terminología platónica).
Teoría de la reminiscencia o anamnesia
Teoría de la reminiscencia o anamnesia
Para que exista conocimiento se deben dar las siguientes condiciones:
una mente que contenga todos los posibles conceptos que permitirán comprender y ordenar la realidad;
unos entes ideales o ideas que, fuera del mundo físico, sean la base para que existan los conceptos;
unos datos sensibles que pongan en funcionamiento los conceptos que tiene la mente.
El proceso del conocimiento consistirá, entonces, en poner en relación los datos sensibles (aportados por los sentidos) con los conceptos (preexistentes en la mente y reflejo de las ideas del mundo ideal) para alcanzar una imagen de los seres físicos y de sus relaciones.
Tal y como Platón concibe este proceso, conocer es recordar. Por eso se dice que el conocimiento es un proceso de reminiscencia o anamnesia.
Equiparar los procesos de conocer y recordar puede resultar confuso. Por lo tanto se necesita una aclaración. Lo que Platón sugiere es que para conocer “reavivamos” conceptos que la mente tiene pero que necesitan ponerse en funcionamiento, cosa que sólo se logra gracias a la experiencia sensible y a los esfuerzos de la reflexión.
El dualismo epistemológico
En la epistemología de Platón existe un claro dualismo derivado claramente del dualismo ontológico: hay dos dimensiones de la realidad y, por lo tanto, también hay dos vías de conocimiento, la vía de la sensibilidad nos permite el conocimiento del mundo sensible y la vía intelectiva nos permite conocer el mundo de las ideas.
El paralelismo entre el dualismo ontológico y el epistemológico es claro, cada vía tiene características de la dimensión de la realidad que recoge:
Vía de la sensibilidad | Vía intelectiva |
Datos sensibles | Reflexiones del pensamiento |
Datos confusos | Datos claros |
Caótica | Ordenada |
Comprende el cambio | Comprende el ser |
Recoge apariencias | Recoge esencias |
Esto no quiere decir (como también pasaba en el dualismo ontológico) que las dos vías del conocimiento estén radicalmente separadas; sus naturalezas y sus funcionamientos son distintos, pero un conocimiento pleno necesita de la colaboración de las dos; si los datos sensibles no se relacionan, a través del pensamiento, con los conceptos, no ofrecen ningún tipo de conocimiento ni tan siquiera del mundo físico; sin los datos sensibles, el pensamiento no puede comenzar su funcionamiento.
Podemos concluir, pues, que el conocimiento necesita conceptos preexistentes en la mente, la experiencia sensible y el esfuerzo personal: el conocimiento está en nosotros, pero de nuestro esfuerzo depende ampliarlo o no.
Para Platón, pues, el conocimiento es un proceso lento, costoso y gradual. Los pormenores de este proceso los explicaremos a través de la exposición de la llamada escala del conocimiento.
Escala del conocimiento (según el diálogo La República)
Los grados de conocimiento
En el diálogo La República, Platón parte del principio de que el conocimiento es proporcional al ser. De este modo, sólo el que es de modo perfecto puede ser conocido de modo perfecto, mientras que el que es imperfectamente se conoce también de forma imperfecta. Teniendo en cuenta que entre el ser perfecto y el no-Ser (es decir, el ser más imperfecto) existen diferentes grados intermedios, también existirán diferentes grados de conocimiento entre el conocimiento perfecto (“episteme”) y la ignorancia (“dóxa”).
Esta gradación tiene cuatro estados ascendentes; dos de ellos son grados de “dóxa”, y los otros dos son grados de “episteme”.
“Dóxa”, ignorancia, no significa conocimiento falso, sino que significa conocimiento imperfecto (de realidades imperfectas), conocimiento incapaz de dar cuenta de la realidad verdadera, incapaz de asegurar certezas inconmovibles. Por eso, “dóxa” se traduce también por opinión, es decir, conocimiento voluble, cambiante, superficial. Como resulta evidente por lo dicho, la “dóxa” es todo el conocimiento que se base en las realidades sensibles. Existen dos grados de "dóxa":
"Eikasía", es el grado mínimo de conocimiento, y se suele traducir como imaginación; hace referencia al conocimiento de la realidad sensible, centrado en las imágenes de las propias cosas, en sus reflejos. Es un conocimiento muy confuso.
"Pístis", traducido habitualmente por creencia; hace referencia al conocimiento de la realidad física capaz de establecer los vínculos correctos entre imágenes y objetos sensibles así como objetos físicos entre ellos.
"Episteme", ciencia, significa conocimiento en su pleno sentido, porque trata de la realidad plena y perfecta: el mundo de las ideas. Existen también dos grados de "episteme".
"Diánoia", traducible por razón; hace referencia al conocimiento que, tratando de la realidad ideal, no va más allá de las relaciones matemáticas deductivas. La "Diánoia" implica capacidad de razonamiento, capacidad de captar la causa de los entes físicos: los entes ideales, aunque no de captar los propios entes ideales y sus relaciones. Cuando se alcanza este nivel de conocimiento, alcanzamos, al mismo tiempo, el grado máximo de "episteme", de conocimiento, de verdad: la "Nóesis".
"Nóesis", traducido habitualmente por inteligencia; hace referencia al conocimiento puro de la realidad ideal, de todos sus elementos y relaciones, y, por lo tanto, del principio supremo y absoluto de la realidad: la Idea de Bien.
El esquema de proporciones
Episteme Dóxa | Nóesis | B |
Diánoia | E | |
C | ||
Pístis | D | |
Eikasía | A |
Relaciones:
A-B toda la realidad; A = mínima realidad, B = máxima realidad: la Idea de Bien.
C-A mundo físico
C-B mundo de las ideas
Proporciones:
A-B es a D-C como C-E es a E-B, y como A-C es a C-B.
La teoría dialéctica en el Eido epistemológico
Para conocer la realidad se debe producir la estructura de la propia realidad. El mundo de las ideas tiene una estructura dialéctica: el conocimiento debe, pues, seguir un método dialéctico para avanzar en su comprensión de la realidad.
Con método dialéctico quiere decir Platón un método de conocimiento en el que, primero, se establezcan los elementos separados de lo que se va a conocer y, luego, se establezcan las correspondientes relaciones entre esos elementos, avanzando desde las relaciones más simples hasta las relaciones más complejas y generales. Con el método dialéctico se refiere, pues, Platón, a la forma correcta de conocer el mundo de las ideas y, por lo tanto, la realidad.
Según Platón, lo propio de la gente común es opinar ("dóxa"), limitados los dos primeros grados de conocimiento y, por lo tanto, a una mera visión del mundo físico como la única realidad. Para alcanzar el nivel de un conocimiento denominable ciencia ("episteme") se necesita ya una explicación correcta del método dialéctico, bien limitándose a establecer algunas relaciones básicas entre las ideas ("diánoia"), bien alcanzando una comprensión clara de la estructura total del mundo de las ideas, de su orden, de su relación con el mundo físico y captando la Idea suprema de Bien como la realidad suprema (“nóesis”). Estos dos tipos de conocimiento superiores están reservados a los intelectuales y, dentro de estos, llamará Platón filósofos a los que asciendan hasta el grado de “nóesis”.
El método dialéctico presupone un gran esfuerzo y una aptitud especial reservada, según Platón, sólo a unos pocos. Este método presupone una dialéctica ascendente en la medida en que se avanza desde los datos de los sentidos hasta las ideas y luego de idea en idea hasta la Idea de Bien; y presupone, al mismo tiempo, una dialéctica descendiente que, partiendo de la Idea de Bien, recorre el camino inverso consiguiendo finalmente una visión clara y precisa de toda la realidad, de los elementos que la componen y de la relación que existe entre ellos.
Antropología: El hombre
El dualismo antropológico
El hombre forma parte de la realidad, es un ser más. Dentro de la realidad, tal y como la concibe Platón, el hombre estaría en la dimensión física. Sería, pues, material, temporal, mutable…, es decir, poseería las características de los seres físicos. Sin embargo, y siguiendo siempre la lógica del sistema platónico, el hombre es el único ser físico que tiene noticia y acceso al mundo de las ideas y eso sólo es posible si en él hay algún elemento de la misma naturaleza que las ideas.
La conclusión de Platón es que el hombre es un compuesto de alma y cuerpo; el alma es de naturaleza ideal y el cuerpo es de naturaleza material. En el hombre se representa el dualismo ontológico. Así, para Platón, el alma es ontológicamente más importante que el cuerpo, en ella reside la esencia y el conocimiento; el cuerpo no es más que un recipiente, un envoltorio que le permite al alma (que no es materia) manejarse en el mundo físico. En muchos sentidos el cuerpo es un obstáculo para el alma.
Alma y cuerpo son, entonces, realidades diferentes e irreconciliables que están condenadas a vivir juntas a lo largo de la vida de una persona, y en esto consiste precisamente el dualismo antropológico.
Pero esta teoría será toda una serie de problemas: ¿de dónde procede el alma?, ¿por qué está el alma en el mundo físico?, ¿cómo llega el alma al mundo físico?, ¿cómo se combina el alma con un cuerpo?, ¿qué sucede cuando el alma y el cuerpo se combinan?, ¿qué sucede cuando el cuerpo desaparece?…
Platón intentó resolver todos estos problemas, y lo tuvo que hacer sin romper la lógica de su sistema. Veámoslo poco a poco.
Teoría platónica del alma
La teoría platónica del alma es una de las partes más confusas del sistema platónico.
Platón considera que el alma es de naturaleza ideal, por que si no el conocimiento del mundo de las ideas sería imposible. Procede, pues, del mundo de las ideas.
El mito del carro alado
La explicación de cómo llega al mundo físico aparece en el diálogo Fedro y se presenta a través de un mito: el mito del carro alado. No entraremos en el, nos llega con saber que la alma “cae” en el mundo físico el cual sirve para indicarnos que, sea cual sea la razón, al alma se degrada al entrar en la dimensión física y material de la realidad.
La teoría de las potencias del alma
Llegada al mundo físico el alma toma como soporte material un cuerpo. Al entrar en el cuerpo, su unidad básica (recordemos que es de naturaleza ideal) sufre una “especie de descomposición” disociándose en tres niveles: potencias racionales, potencias irracionales irascibles y potencias irracionales concupiscibles.
Es importante destacar que el alma mantiene, en todo momento, su unidad original. Frecuentemente se habla de las partes del alma; no es correcto a no ser que se haga para mayor comodidad y siendo conscientes de que sólo es un sentido figurado. Por esta misma razón de comodidad, usaremos los términos alma racional, alma irascible y alma concupiscible para referirnos a lo que no son distintas almas sino potencias disociadas de la misma alma.
El alma racional comprende las facultades del pensamiento y la razón; las otras dos, el alma irascible y la alma concupiscible, comprenden facultades irracionales de los seres humanos: las emociones y los sentimientos la irascible; los instintos la concupiscible.
Esta disociación tiene, para Platón, un carácter degenerativo: cuanto más descendamos en el tipo de alma más “contaminada” ha de estar por el cuerpo; así el alma más pura es la racional que desempeña tareas propias de un ser ideal. El alma más impura será, por lo tanto, la concupiscible, expresión de los deseos del propio cuerpo (los instintos).
La teoría de la reencarnación del alma o metempsicosis
El alma, según Platón, es inmortal, cosa evidente dado que se parte de la premisa de que es un ser del mundo de las ideas. El problema está en cómo explicar qué sucede con el alma una vez que el cuerpo, que es mortal dada su naturaleza material se descompone.
También aquí las explicaciones de Platón resultan confusas y muy teñidas de elementos míticos y religiosos. Tampoco aquí vamos a entrar en ellas. Lo que sí podemos afirmar es que plato, influido por teorías orientales que llegaron hasta el a través de los orfistas y de los pitagóricos, creía en la reencarnación o metempsicosis de las almas. Es decir, concebía la estancia de las almas en el mundo físico como un penoso proceso de peregrinación en la búsqueda de sí misma: perfeccionándose y purificándose con el motivo de volver al mundo de las ideas.
Ética: La Conducta Moral
Introducción:
La Antropología nos permite saber en qué consiste el hombre; el paso siguiente será investigar la manera en que se debe comportar.
Siguiendo la lógica del sistema, las pautas correctas de comportamiento de una persona vendrán determinadas por lo que esa persona es: el comportamiento humano debe procurar alcanzar la mayor calidad de sí mismo, de lo que es, de su ser.
¿En qué consiste ese ser que determinará cual debe ser el comportamiento?. Lo sabemos ya por los estudios de antropología, resumámoslo en dos afirmaciones: el hombre es una dualidad de alma y cuerpo, y el alma está disociada en tres tipos de facultades o potencias. Tendríamos ya una contestación: la misión del hombre es cuidar el alma.
“Cuidar” el alma significa, en términos platónicos, dos cosas: purificarla y harmonizarla. Veámoslo:
Teoría de la purificación del alma
El alma está “contaminada” de corporalidad: se ve obligada a vincularse a un cuerpo de naturaleza totalmente distinta. Por otro lado el alma se ve lanzada al mundo físico, lejos de su propio mundo.
El alma, pues, necesita recobrarse a sí misma: purificarse del cuerpo y del mundo físico. ¿Cómo se consigue?. El alma se purifica en contacto en cuanto haga lo que es más propio de su naturaleza. De todas las potencias del alma, la llamada alma racional y, al mismo tiempo, es la que le permitirá la máxima proximidad con el mundo de las ideas.
La purificación se consigue, pues, a través del pensamiento, de la razón y del conocimiento, elevándose desde el mundo de los sentidos hasta el mundo inteligible. La purificación se consigue a través de la dialéctica: el conocimiento es, al mismo tiempo, una forma de perfeccionamiento moral. Y a esto es a lo que llaman intelectualismo moral.
Teoría de la harmonización del alma
La teoría de la purificación lleva implícita el desprecio del cuerpo y de todo lo material: el cuerpo es una cárcel de la que el alma se tiene que liberar. Sin embargo, junto a esta teoría, Platón expuso complementariamente una teoría de harmonización.
La harmonización del alma significa la recuperación de su primigenia unidad. El alma está disociada en potencias o facultades: hay que procurar que esta disociación no aumente sino que se atenúe. La manera de conseguirlo se resume muy bien en el mito del carro alado, contenido en el Fedro, al que ya nos referíamos en los temas de antropología.
El alma es similar a un carro con dos caballos: el conductor (auriga) equivaldría al alma racional, encargada de dirigir; uno de los caballos, el blanco, es noble y dócil, el otro, el negro, es desobediente y salvaje; el blanco equivaldría al alma irracional irascible y el negro el alma irracional concupiscible.
Se ven, pues, claramente los paralelismos: el alma esta disociada pero, como el carro, sólo funcionará correctamente si las tres partes colaboran cumpliendo su cometido; la parte fundamental del alma es la alma racional porque, el auriga, conduce, pero sola no sirve, como el auriga no podría hacer andar el carro sin caballos; las dos almas irracionales son, como los caballos, fuerzas ciegas, más nobles los sentimientos, más salvajes los instintos.
Equilibrar el alma consiste en harmonizar las dos partes de forma que cada una haga lo que le es propio sin interferir en las demás más que lo necesario para coordinarse. Equilibrar, pues, conocimiento, sentimientos e instintos, alma y cuerpo, desenvolver prioritariamente la razón sin olvidar las necesidades y la afecciones del cuerpo.
Teoría de las virtudes
Armonizar las partes del alma es el objetivo final del comportamiento humano. Alcanzar la harmonización sólo es posible tras constantes esfuerzos que deben durar toda la vida.
Para armonizar las partes del alma es preciso equilibrar e incluso harmonizar cada parte del alma es preciso equilibrar e incluso harmonizar cada parte del alma. Esto sería lo mismo que decir que para equilibrar su conducta y alcanzar la harmonía de la vida, un hombre debe conocer antes sus facultades, dominarlas y coordinarlas.
La teoría que explica como conseguir esto es la teoría de las virtudes. Las virtudes son prácticas que permiten mejorar el funcionamiento de las facultades del alma; son, por lo tanto, tres, una por cada tipo de facultad:
la temperancia es la virtud propia del alma irracional concupiscible; permite desenvolver la función de los instintos de forma moderado;
la fortaleza, o enteraza de ánimo, es la virtud propia del alma irracional irascible; permita la expresión de las emociones y sentimientos sin que el comportamiento se haga esclavo de ellos;
la prudencia, o “Fronesis”, virtud propia del alma racional; dirige la razón hacia la sabiduría evitándole excesos que ahoguen las otras facultades del alma y permitiéndole organizarlas y coordinarlas del modo más correcto.
La práctica de las virtudes exige esfuerzo continuado, disciplina y educación. Son el horizonte al cual hay que acercarse y que indica el camino ético correcto.
Teoría de la justicia
Consiguiendo el desenvolvimiento adecuado de cada una de las potencias o facultades del alma se alcanza el estado de justicia, virtud de las virtudes.
Ser justo significa ser perfectamente harmónico, poseer un alma equilibrada y, por extensión, ser sabio, ser bueno y ser feliz.
La justicia, pues, no es tanto una virtud en sí misma como el resultado de las otras tres virtudes coordinadas. Éticamente, es el estado más perfecto, aspiración de todo hombre.
El hombre justo vivirá la vida plenamente, resplandeciendo la bondad en cada uno de sus actos.
El bien ético
¿Qué tiene que ver la Idea de Bien con el comportamiento humano?
Generalmente estamos acostumbrados a identificar el bien con el Eido de la ética. Sin embargo, sabemos que para Platón el Bien es una idea que existe como tal en el mundo de las ideas y no es sólo un tipo de comportamiento.
La relación está clara: dice Platón que el bien ético es equilibrar las potencias del alma, pero eso sólo se puede conseguir conociendo esas facultades y practicando la virtud; pues, bien, para conocer el alma en sus partes y practicar las virtudes es necesario conocer antes el total de la realidad, que es lo mismo que decir, conocer la Idea de Bien.
Una vez más vemos como, para Platón, el conocimiento y la sabiduría son la base fundamental del comportamiento de las personas.
Política: La Sociedad
Introducción
Como ya indicamos al principio del tema, el objetivo de las teorías platónicas es la reconstrucción de la “polis” ateniense y, más ampliamente, la reconstrucción de la organización de las sociedades.
Decíamos, también al comienzo, que para resolver esta cuestión necesitábamos saber previamente qué era la sociedad, y que era el hombre, y aún antes, que era la realidad. Ya tenemos la contestación a todas las preguntas previas; podemos, por lo tanto, explicar la nueva forma de organizar las sociedades que Platón propone.
Teoría política de Platón: El organicismo
Según Platón, la cuestión está clara: hay diferentes tipos de personas y cada persona debe desarrollar la actividad que la sea propia según sea su naturaleza. En esto consiste, en esencia, la teoría política de Platón; veamos:
El origen de las sociedades: el naturalismo
Es importante reseñar que para Platón el hombre es un ser social. Con eso quiere decir que sólo en el seno de la sociedad pueden nacer y desarrollarse los individuos. Es lo que se conoce con el nombre de naturalismo.
Esta idea contradecía el convencionalismo defendido por los filósofos sofistas, contemporáneos de Sócrates y Platón. Para estos, las sociedades se formaban por acuerdo de los individuos.
El naturalismo lleva implícito, al contrario que el contractualismo, que las leyes, las instituciones sociales y los gobiernos tenían o deberían tener su base en la estructura de la sociedad.
Teoría de los estamentos
Para Platón, la sociedad no era más que una reproducción, en gran dimensión, del alma humana. Del mismo modo que existen tres facultades o potencias del alma, habrá tres grandes tipos de personas formando tres estamentos:
los productores, en los que priman las características del alma concupiscible;
los guardianes, en los que priman las características del alma irascible;
los sabios, en los que priman las características del alma racional.
La distribución no es homogénea. El estamento más abundante es el primero, el de los productores, y el que menos componentes tiene es el último, el de los sabios. Esto es así porque de forma natural el alma que prima es la concupiscible; para que aparezcan individuos en los que primen otros aspectos del alma es necesario la educación y el esfuerzo personal, lo que hace que los sabios sean realmente escasos.
Cada uno de estos estamentos debe, siempre según Platón, desarrollar una función determinada de acuerdo a sus características. De esta forma, los individuos alcanzan plenitud ética y las sociedades resultan ordenadas, harmónicas y justas. ¿Cuáles son esas funciones?
la función propia de las productores es proporcionar los elementos materiales que la sociedad necesite, alimento, vestuario, vivienda, etc. Estará, pues, formada por campesinos, artesanos, marineros, comerciantes, etc.;
la función propia de los guardianes es mantener el orden dentro y fuera de la ciudad, haciendo que se cumplan las leyes y defendiendo las agresiones exteriores. En este último sentido, también reciben el nombre de guerreros;
la función propia de los sabios es gobernar porque sólo ellos conocen la realidad entera y saben el lugar correcto de cada hombre y cada acción y sólo ellos pueden, libres de intereses particulares, administrar la sociedad en la búsqueda del equilibrio y la justicia.
El modelo ideal de gobierno es, pues, aquel que consigue la combinación de las necesidades de todos los individuos de una sociedad con las necesidades de cada uno de ellos en particular. De esta forma, la sociedad se parecería a un ser vivo, compuesto de varios órganos de diferente jerarquía. Este tipo de teoría recibe el nombre de organicismo.
En el modelo ideal, como sucedía en el alma, cada estamento debe alcanzar previamente su propio equilibrio; así, en el estamento de los trabajadores debe predominar la temperancia que implica, al mismo tiempo, capacidad para controlar los deseos y la natural tendencia al placer (propia de individuos con predominio de lo concupiscible) y para someterse al poder de los estamentos encargados del orden y de la defensa; en el estamento de los guardianes debe imperar la fortaleza de tal forma que sepan sobreponerse en sus funciones; y, finalmente, entre los sabios deberá imperar la prudencia o “Fronesis”, una suerte de cualidad para aplicar justamente el conocimiento que poseen en el gobierno de la sociedad.
Equilibrando cada estamento, y coordinados todos entre sí, el resultado es una sociedad justa en la que cada individuo puede alcanzar su desarrollo ético pleno.
Teoría de las formas de gobierno
Sobre la base de esta idea, Platón elabora una teoría sobre las diferentes formas de gobernar una sociedad. Existe sólo una forma correcta de gobierno, la aristocracia o monarquía; el resto son formas progresivamente degeneradas del modelo ideal, veámoslo:
monarquía o aristocracia (gobierno de una persona o de los mejores); su estructura corresponde con el modelo ideal propuesto por Platón en el que cada miembro de la sociedad realiza la función que le corresponde por naturaleza formando así una sociedad ordenada y justa;
timocracia; es un sistema inmediatamente inferior a la aristocracia pero aún no muy lejos del modelo ideal; en este sistema, el gobierno lo ejercen los guardianes; como los guardianes no poseen las características que los hacen adecuados para el gobierno, el sistema no es del todo justo.
oligarquía (gobierno de unos pocos); en este sistema, el gobierno está en las manos de individuos poderosos económicamente, individuos procedentes del estamento de los productores enriquecidos gracias a sus actividades; esta forma de gobierno está aún más alejada que la timocracia del modelo ideal y en ella ya no es posible ni el orden ni la justicia y el poder sólo sirve para beneficiar a unos pocos;
democracia (gobierno del pueblo); este sistema permite que el gobierno esté en las manos de todos los individuos de la sociedad; según Platón, esto sólo puede provocar el caos y la anarquía (falta de gobierno) ya que la ignorancia de la población con respecto al modelo ideal de la población hace que sean cuestiones secundarias e incorrectas las que los hagan decidir a los gobernantes y no la búsqueda del equilibrio y justicia.
tiranía (gobierno conseguido por la fuerza); para Platón, esta es la forma de gobierno más degenerada porque pone a la sociedad bajo el mando de un solo individuo y de sus intereses personales mantenidos gracia a la fuerza y la imposición; la colocaríamos, de este modo, en el reverso del modelo ideal en el que lo importante es la sociedad y no el individuo particular.
La educación
La clave de una sociedad ideal es la educación. Platón hizo especial hincapié en esta cuestión. La única forma de conseguir que los individuos se organicen de la mejor manera posible está en prepararlos para ella.
El estamento de los trabajadores necesita de una educación práctica especializada en los oficios que desarrollarán.
El estamento de los guerreros exige, según Platón, una educación gimnástica para fortalecer su cuerpo y su espíritu. Para los guardianes Platón propuso la vida comunitaria: compartir mujeres e hijos y toda posesión material, para evitar, de esta forma, el apego, el cual, impediría el correcto desarrollo de sus funciones.
Para el estamento de los sabios la educación se convertía en cuestión fundamental. Los futuros gobernantes se debían escoger entre aquellos que, procedentes de otros estamentos, presentasen mejor aptitud para desarrollar tareas de gobierno. Se les sometía, entonces, a un duro adiestramiento físico e intelectual hasta que alcanzasen la sabiduría y la capacidad práctica de gobierno.
Se dice de la teoría política platónica que es elitista. Puede ser cierto. No hay que olvidar, sin embargo, que la tarea más dura de todas las que se reparten entre los estamentos corresponde a los sabios gobernantes, que Platón no concibe como unos privilegiados sino como individuos entregados al servicio de la sociedad en tareas ingratas, difíciles e inacabables.
El Mito de la Caverna (recogido en el diálogo La República)
Resumen del mito de la caverna
Estamos en una caverna. Hacia la pared del fondo y de espaldas a la salida, hay hombres encadenados. En el medio de la caverna, y desde una posición elevada, arde una hoguera. Entre la hoguera y los hombre encadenados hay un muro. En el espacio entre la hoguera y el muro se mueven hombres que llevan en alto objetos diversos, muñecos, estatuas,… sobre la pared del fondo se proyectan las sombras. Lo único que perciben los hombres encadenados son esas sombras; al sentir voces y ruidos, se los atribuyen a las sombras; para ellos esa es toda la realidad.
Supongamos ahora que alguno de esos hombres encadenados consigue liberarse; se vuelve hacia la salida y, algo confuso, se enfada dándose cuenta de que existen más cosas de las que creía y, incluso, que la realidad que percibía no eran más que proyecciones y sombras. Lleno de curiosidad, pero aún confuso, proseguirá su avance hasta la salida; cerca de ella, la luz se haría más intensa. Al salir de la caverna se pararía ciego unos instantes por causa del resplandor; los ojos tienen que acostumbrarse. Al rato, una realidad nueva está delante de él: primero imágenes confusas, luego objetos llenos de realidad, compactos, finalmente comprendería que el Sol, en el alto, iluminaba toda la escena, dándole realidad al esplendor.
Los cuatro significados del mito de la caverna
Los grados ontológicos de la realidad. Las sombras en el fondo de la caverna son las sombras de seres o entes sensibles; las estatuas, muñecos y el resto de los objetos proyectados son los propios seres sensibles; el mundo de afuera de la caverna simboliza el mundo de las ideas; el Sol viene a simbolizar la Idea de Bien.
Los grados de conocimiento: la visión de las sombras, simboliza la "Eikasía" o imaginación; la visión de los objetos proyectados, simboliza la "Pístis" o creencia; el camino hacia la salida simboliza el ascenso en los grados de conocimiento; la curiosidad simboliza la tarea del estudioso, del que quiere llegar a sabio; la visión del mundo real simboliza la "episteme" en sus diferentes grados, primero confusa, y, después, clara al percibir el Sol, es decir, la Idea de Bien, cumbre de la sabiduría.
La educación: el mito de la caverna alcanza su sentido pleno cuando Platón lo completa haciendo regresar a aquel que salió de la caverna para informar a los hombres encadenados de sus descubrimientos. Es la misión fundamentas de quien alcance la sabiduría: educar a los ignorantes, haciendo de guía en el difícil camino del conocimiento.
La política. El mito de la caverna también tiene una lectura política: explica la esencia del sistema propuesto por Platón como sistema político ideal: sólo un sabio puede guiar la sociedad y, organizadamente, liberarla de la esclavitud a la que somete la ignorancia. El jefe es siempre un servidor, el que más trabaja y el que más arriesga.
El Mito del carro alado (recogido en el diálogo El Fedro)
Resumen del mito del carro alado
Al preguntarse por el ser de las cosas, Platón encuentra que estas no lo tienen. El verdadero ser está en las ideas, pero estas no son accesibles al conocimiento directo. No están en el mundo, sin embargo yo las conozco de algún modo, ya las tengo en mi. ¿Cómo se explica esto?. Platón recurre al mito del Fedro.
En este mito Platón compara el alma con un carro de caballos alados. Un caballo es bueno y dulce y el otro es salvaje y malo y el carro es guiado por un auriga, que es la razón . el carro circula por el mundo de las ideas que el alma contempla pero la dificultad para guiar a los caballos hace que el alma caiga del mundo de las ideas y quede encarnada en un cuerpo. Pero el hombre no recuerda las ideas de las alas del alma, no quedan más que muñones doloridos que se excitan cuando el hombre ve las cosas, porque estas le hacen recordar las ideas que vio en la existencia anterior (mundo de las ideas). Las cosas provocan el recuerdo o reminiscencia de las ideas. Conocer no es ver lo que está fuera sino al revés, recordar lo que está dentro. Esto introduce el racionalismo. Las cosas son un estímulo para elevarse a las ideas.
Características del mito del carro alado
En el mito del Fedro el alma es el principio de vida gracias al cual los seres vivos pueden realizar movimientos propios, según la tesis que se deriva de este mito. El alma humana participa en la naturaleza divina, pero también dio el principio opuesto que la pervierte y la hace caer en un mundo de contingencia y muerte. La parte más excelente del alma es semejante a la mente de los dioses, y, como la mente de ellos, se nutre de conocimiento, por lo tanto, el saber es la dimensión más externa del alma. El destino del hombre está en ese mundo perfecto de las ideas, al que se llega mediante la ciencia de lo absoluto, y no mediante el conocimiento de las cosas sensibles ("dóxa"). Platón destaca tres partes del alma (tres almas diferentes) que las sitúa además en tres partes: la cabeza, el tórax y el abdomen.
Xavier Fagot García
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FILOSOFÍA COU. PLATÓN
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Enviado por: | Noela |
Idioma: | castellano |
País: | España |