Literatura


Peter Handke



Peter Handke y el conflicto serbio

Historia de Niños

Literatura alemana

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junio de 1999

INTRODUCCIÒN

Günter Grass o Peter Handke?

Cuando se nos presentó la lista de lecturas para el trabajo de Literatura Alemana (1945-presente) elegí casi enseguida a Günter Grass y su libro „Es cuento largo“. Las razones de esta „rápida“ elección fueron un compendio de circunstancias muy personales: Günter Grass era casi el único escritor alemán que yo conocía antes de mi llegada a Alemania; esta llegada coincidió precisamente con la polémica aparición de su libro „Ein weites Feld“ y fue eso precisamente lo que me empujó a leer algo sobre él („Die Brechtrommel“).

Sin embargo recopilé también documentación de los demás autores. Tenía que tener alguna referencia para la elección de los tres restantes libros a leer; estos iban a ser: „El Origen“ de Thomas Bernhard, „Die Entscheidung“ de Max von der Grün e „Historia de niños“ de Peter Handke. Tuve que renunciar en mi elección a Christa Wolf y a Elias Canetti por la dificultad de conseguir sus títulos en castellano.

Ya había reunido bastante documentación sobre Günter Grass y su libro „Es cuento largo“ cuando tomó fuerte actualidad el conflicto Serbio. Cierto es que el problema ya existía desde hacía tiempo pero la intervención militar de la OTAN (24.03.99) provocó que personajes de todos lo


ámbitos de la sociedad se manifestasen públicamente para dar su opinión. Y es Peter Handke quien se destaca entre todas estas „personalidades“ y reinicia su discurso pro-Serbia, que había comenzado con su polémica obra „Un viaje de Invierno“ subtitulado: „Justicia para Serbia“ y que tantas ampollas levantó. Handke se erige una vez más como la única voz intelectual europea a favor de Serbia y los serbios. Con el transcurrir del tiempo otras voces intelectuales coincidirán con Handke en sus críticas hacia la OTAN.

Decido pues realizar el trabajo sobre Peter Handke y su libro „Historia de niños“ e incorporar a las lecturas el libro de Günter Grass, „Es cuento largo“.


PETER ANDKE


• Biografías del autor


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• Peter Handke y la controversia por su „Un viaje de invierno“ („Justicia para Serbia“).



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• La comunidad literaria internacional critica abiertamente a Handke por su apoyo a Serbia. Todos los frentes de la cultura aluden a Handke por este apoyo al pueblo serbio.


Susan Sontag

• „Historia de niños


• Bibliografía y premios


• Recortes de prensa

Handke, Peter

Peter Handke

Peter Handke. Zeigten. Foto

Handke, Peter, * 6. 12. 1942 Griffen (Kä.), escritor y traductor, también autor y realizador de películas.

Handke fue con sus tempranas obras un importante representante de la llamada sprachexperimenteller Literatur, que afirmaba, „que la literatura se hace con el lenguaje, y no con las cosas que con el lenguaje se describen“. En lo sucesivo sus obras formularon la crítica a las tradicionales formas literarias en poesía, prosa y drama, así como a las relacionadas con las actitudes del lector / espectador („Insulto al público“ 1966; „Publikumsbeschimpfung“).

En su ulterior desarrollo consumó un regreso al „Contar“ tradicional, („Wunschloses Unglück“, 1972, „Der Chinese des Schmerzes“, 1983, „ Die Wiederholung“, 1986). Se enfrento con ello con la obra de A.Stifters, con el que fue repetidamente comparado.

Handke, Peter (1942-)


Peter Handke
ð Peter Handke, nacido en Griffen (Carintia, Austria) en 1942, está considerado como uno de los escritores europeos más importantes de la segunda mitad del siglo XX. Se dio a conocer como dramaturgo en 1966, año en que también publicó su primera novela, Los avispones. („Die Hornissen“). Ante este éxito literario interrumpe los estudios de derecho en Graz (1961-1965) y tras continuos cambios de residencia en Austria, Alemania, Francia y los Estados Unidos (1978/79), se establece entre 1979 y 1988 en Salzburgo; a partir de esta fecha fija su estancia entre París y Salzburgo.


En „Die Hornissen“, lo que Handke describe no es tanto un recorrido como un descenso; no describe una realidad, sino "su" realidad, que le sirve de pretexto para encontrarse nuevamente con los traumas y terrores de su infancia. El recuerdo de algo que pasó - o que tal vez no pasó y tan sólo dejó posos en su memoria -, le lleva al mundo de lo oculto, y da pie a un relato evocador de unos hechos que se recomponen en la historia de una familia de aldea, con todos sus avatares cotidianos y rutinarios.

De entre su producción novelística destacan, entre otras, Carta breve para un largo adiós (1972), La mujer zurda (1976), La tarde de un escritor (1987) y El peso del mundo (1984), escrita de forma autobiográfica. Muchas de sus novelas fueron concebidas en un principio como guiones de cine.

Fuertemente influidos por el existencialismo de Sartre, Camus y Kafka, el estructuralismo y la "nouveau roman" francesa, los primeros escritos de Handke buscaban confrontar las esperanzas propias de la burguesía con el desarrollo de la nueva forma de percibir el entorno. Sus experimentos teatrales usaban aparatos ópticos y lingüísticos para probar la posibilidad de integrar la esencia de una cosa con su apariencia fenomenológica. Un ejemplo de esto sería la obra Kaspar (1968), que reflejaba el proceso de socialización de un hombre que parece un payaso, y que hace desesperados esfuerzos para apoyarse en la única frase que conoce ("yo quiero ser una persona como cualquier otra"), lo que no consigue por causa de los apuntadores.

En 1996 encendió el mundo cultural con un ensayo sobre un viaje a Grecia. Actualmente se estrenó en Viena una obra teatral sobre el poder y las leyes. Titulada Preparativos para la inmortalidad, la obra, cuyo estreno mundial tuvo lugar el 8 de febrero en el Burgtheater de Viena, bajo la dirección de Claus Peymann. Se trata de la última parte de una trilogía, integrada por El juego de las preguntas y La hora en la que no sabíamos nada el uno del otro. Algunos críticos señalan que Handke se ha inspirado para su nueva obra en la amputación de Yugoslavia tras la separación de Eslovenia, algo que el autor, que tiene raíces eslovenas, nunca ha llegado a digerir, como se demostró en la polémica subsiguiente a la publicación de su libro „Justicia para Serbia“.

HANDKE, Peter, 6 de Diciembre de 1942



BIOGRAFÍA

Escritor austríaco nacido el 6 de Diciembre de 1942 en Giffen. Tras haberse reconocido inicialmente en la poética experimental de la neovanguardia, Handke renunció en sus primeras novelas a la acción como sostén estructural. Aún más radical es el enfrentamiento contra las convenciones literarias en sus comedias, que denuncian la lengua en cuanto instrumento de condicionamiento y de dominio.


Handke se propuso mostrar el modo en que las formas lingüísticas inciden sobre nuestra comprensión de la realidad.


Casi todas sus novelas posteriores a la década de los setenta parten de hechos autobiográficos y representan a los personajes de un modo a la vez analítico y afectuoso. La estrecha relación entre arte y vida está también presente en el recurso estilístico de utilizar el Diario y libros que combinan el ensayo y la autobiografía. Es verdad que a Handke lo que más le preocupa es el lenguaje, a pesar de ser un escritor controvertido que ha arremetido contra cualquier autoridad, ya sea política, social o cultural. Muestra de ello es su peculiar y para muchos escandalosa visión proserbia del conflicto yugoslavo de reciente memoria.

BIBLIOGRAFÍA BÁSICA

- Avispones, Los
- Ausencia, La
- Carta breve para un largo adiós
- Desgracia impeorable
- Ensayo sobre el cansancio
- Historia de niños
- Insultos al público
- Mujer zurda, La
- Poemas a la duración
- Repetición, La

Sigrid Löffler, Peter Handke y la controversia por su escrito polémico “Justicia para Serbia”

Cuando hablamos de la literatur alemana de los años 90, debemos hablar también de las polémicas literarias. Podríamos incluso afirmar que las controversias, las polémicas en torno a determinadas obras y autores se constituyeron en los eventos literarios más destacados de la Alemania post-1989. Desde la reunificación algunas de las discusiones más marcadas y publicitadas se originaron en torno a las obras literarias y las intervenciones políticas de determinados escritores (Christa Wolf, Wolf Biermann, Botho Strauss, Günter Grass y Peter Handke)

En todos estos casos la literatura sirvió de desencadenante de un debate acerca de la identidad histórica y política de la sociedad alemana. Las polémicas más esclarecedoras se refieren a Christa Wolf y Peter Handke, ya que sólo a primera vista ambas podían ser malentendidas como controversias literarias. De hecho, las contribuciones al debate casi no se refirieron a los textos en cuestión; en cambio, apuntaron directamente a los autores. No se evaluó la obra de estos autores, sino que se juzgó sus actitudes ético-políticos.

El debate en torno a Peter Handke se desencadenó en 1996 a raíz de un texto del escritor austríaco, que se publicó primero en el diario Süddeutsche Zeitung bajo el título Justicia para Serbia, y más adelante, en forma de libro, bajo el título menos chocante Un viaje de invierno a los ríos Danubio, Save, Morava y Drina o Justicia para Serbia. La polémica se volcó en seguida hacia lo fundamental y se convirtió en un debate sobre el autor Handke, cuyo centro fue la acusación o defensa, respectivamente, de la postura ético-política personal del autor en un tono fuertemente irracional.

La controversia de la obra de Peter Handke se centró en la cuestión de la percepción del mundo, en el problema de quien transmite la imagen verídica de la realidad: los medios o el poeta. ¿Quién es capaz de dar una visión adecuada de la guerra en Yougoslavia: la industria de los medios con su poder avasallante de influencia sobre la opinión pública y sus periodistas de guerra en el lugar de los hechos, o el poeta solitario con su percepción particular específica de la realidad y su verdad poético-literaria?

El texto de Peter Handke constituyó un desafío muy diferente, brusco y duro, del público mediático, probablemente una provocación intencionada.

A fines de otoño de 1995, Peter Handke visitó Serbia, acompañado de dos amigos, ambos serbios con residencia en el exterior. Escribe Handke: “Fue a raíz de las guerras que quería visitar Serbia, el país de los “agresores”, como se suele decir. Al mismo tiempo me atrajo la idea de recorrer simplemente este país, el que menos conocí en Yougoslavia”. Motivó su viaje su deseo de conocer Serbia, cuyo pueblo se habría convertido en “un pueblo cargado de una tremenda culpa, una especie de Caín entre los pueblos”. Y agrega: “Porque también en esta guerra se habían asignado y fijado con demasiada rapidez, los papeles del agresor y del agredido, de las víctimas inocentes y de los maleantes netos”.

Es decir, Handke inicia una misión poética cuando decide viajar a Serbia. Pretende corregir la imagen a su juicio distorsionada y falsificada, que los medios occidentales transmiten de Serbia como una nación de criminales de guerra. Explica: “Viajo en busca de justicia. O quizás, para buscar la reflexión, para contribuir elementos a la reflexión”.

No viaja por encargo de nadie, sin plan ni objetivos prefijados. Su proyecto consiste en viajar a Serbia como cualquier otro turista, simplemente para mirar - a sabiendas de las “limpiezas étnicas”, el genocidio, las masacres de la población civil y todos los otros crímenes de lesa humanidad, de los que se acusa al bando serbio en las guerras yougoslavas de secesión. Ni siquiera se quiere dar a conocer como turista, como extranjero; desea pasar desapercibido como “cualquier transeúnte”. Estamos en noviembre de 1995, todavía no se firmó el acuerdo de paz de Dayton. Siguen vigentes las sanciones contra Serbia y la población serbia sufre por la subsiguiente escasez.

Visto que el poeta viajero no domina el idioma, debe confiar en sus dos amigos quienes le ofician de intérpretes e intermediarios para establecer contactos. Ellos le traducen no sólo el idioma, sino también su visión del país y de la gente, estructuran su perspectiva, lo invitan a visitar sus familias junto a ellos, y le transmiten las historias que la gente quiere contar. Es decir, Handke busca un acceso casi familiar a los serbios, a través de relaciones privadas de amistad, lugares con significado de hogar y lazos familiares.

Su método es decididamente anti-periodístico. No investiga, no toma nota, sencillamente se mueve en el país y confía en la impresión directa - aquello que ve, oye y capta.

A diferencia de los reporteros de guerra quienes llegan a Yougoslavia guiados por intereses abstractos, profesionales o políticos, el poeta se deja guiar por sus amigos, como si no tuviera intenciones propias. Busca las regiones a la sombra, las zonas marginales, los lugares sin importancia. Evita los centros del terror, no viaja a los escenarios de la guerra en Bosnia, no visita la Sarajevo sitiada ni tampoco los lugares tristemente célebres por las masacres serbias como Srebrenica. No llega tampoco a las ciudades de Mostar o Vucovar, ambas destrozadas.

Peter Handke junta impresiones en la periferia, lejos de la actividad bélica. Busca huellas en el hinterland. Prefiere el paisaje de los ríos, del Danubio, del Save y de la Morava. Llega hasta la frontera, el río Drina, y mira hacia la orilla bosnia, sin cruzar. Es consciente de que a menos de treinta kilómetros río abajo, se encuentra Srebrenica, el sufrido enclave bosnio, pero sólo percibe la sandalia infantil que flota en el agua, mientras escucha las voces de los pájaros a orillas del río.

El libro de Peter Handke es una extraña mezcla de reportaje idílico de viaje, panfleto furioso e informe autobiográfico sobre un trabajo de campo literario. Por un lado, el libro fue diseñado como un peregrinaje poético a la gente y las cosas en Serbia; por el otro, es un panfleto contra el periodismo de guerra de los medios occidentales de información -prensa y televisión- , contra su sensacionalismo y avidez de crueldades.

Por un lado, Handke esboza una imagen casi bucólica de la población serbia golpeada por el embargo. Elogia la economía, con sus carencias a causa de la guerra y del boicot como si fuera un idilio premoderno, un nicho lleno de intimidad primitiva lejos de la civilización y de la dinámica capitalista y consumista del mundo occidental de mercancías. En los serbios le fascinan las “ganas de la gente de comerciar”, lo sereno y animado de la vida frugal de sus ferias, los “enormes potes de miel oscura como el bosque” y los “pollos grandes como pavos”, los cerdos al spiedo y el “vino de la casa, opaco como los minerales pero de un aroma muy definido”. Handke llega incluso a desear, “que perdure el retraso del país - pero no la guerra; que perdure la lejanía del mundo occidental de las mercancías y monopolios”.

Pero por el otro lado, Peter Handke ataca de frente a la industria mediática y la imagen de Serbia -a su juicio injusta y parcial- que ésta ha divulgado en todo el mundo. Su crítica de la información de guerra occidental se dirige contra la “pandilla de los reporteros en el exterior”, los periodistas del terror y los mercaderes de imágenes, es decir aquel tipo de periodistas de guerra, que podríamos llamar, en alusión a Brecht, las “hienas del campo de batalla”.

De forma bastante global, Handke acusa a la prensa y la televisión de dejarse guiar por prejuicios cuando atribuyen la responsabilidad exclusiva de la guerra a Serbia. Para Handke se trata de “devoradores de serbios”, “portavoces del odio”, “bandas de agitadores desde afuera” que confunden periodismo con demagogia. Serían, “a su manera, perros de guerra tan feroces como aquellos en las zonas bélicas mismas”.

Por más que Handke exime expresamente los méritos del periodismo serio de su denuncia de los medios, por revelar los crímenes de guerra cometidos en los Balcanes, su ataque frontal le valió una reacción iracunda de los medios, hecho que no sorprendió a nadie, con excepción del poeta mismo. La ola de repudio que se manifestó en los medios después de la publicación de “Justicia para Serbia” y que se desencadenó cada vez que el autor apareciera en público para leer su texto y exponerse a la discusión - esta ola de repudio sólo se puede entender cuando se tiene en cuenta la extrema audacia de la provocación del poeta, cuya única legitimación es la pura arbitrariedad del artista.

El poeta no se limita a criticar y cuestionar a fondo las prácticas predominantes de los medios. Por lo contrario, pretende oponer su experiencia poética, su perspectiva de poeta a la imagen de los serbios propagada por los medios en todas partes. Contra el poder avasallante de la opinión de los medios sobre esta guerra, Handke quiere posicionar su idioma poético. El solitario que se opone a la prensa entera del mundo: el poeta en sí. Más aún: Este poeta se atreve a replantear la pregunta acerca de la responsabilidad por las guerras de secesión en Yougoslavia.

Handke no niega los crímenes aberrantes cometidos sobre todo por los serbios bosnios en Bosnia-Herzegovina. Tilda las milicias serbias y sus cabecillas de “enemigos de la humanidad”; en cuanto a los caciques de los serbios bosnios, antes que nada Radovan Karadzic, quisiera que “otro Stauffenberg” atente contra ellos para “transportarlos de la vida a la muerte”. Pero el autor intenta diferenciar entre los criminales de guerra y la población serbia.

Elogia al “pueblo de los serbios” y su “amabilidad tan especial”; describe la población serbia como “extrañamente viva y educada a la vez”; recuerda que también hubo víctimas serbias durante esta guerra de los Balcanes y que sus cementerios también se han llenado de los caidos y asesinados de esta guerra. Percibe a la población serbia como “un gran pueblo, cabal y evidentemente consciente de su condición de estigmatizado entre los pueblos europeos, que vive esta situación como un sinsentido injusto y que desea mostrarle al mundo, que las cosas son diferentes, a pesar de que este mundo no se quiere dar por enterado”. Según las observaciones de Handke, estos serbios estigmatizados son un pueblo, que “vive en su propio país como en la diáspora, cada uno en su más íntima soledad”.

Handke está lejos de relativizar los crímenes serbios. Al contrario: los condena duramente. Recuerda las víctimas de Sarajevo, de Tuzla, de Bihac - pero no va a los escenarios: opinión desde lejos en vez de la visita al lugar de los hechos.

Y después las preguntas: “¿Quién fue el primer agresor?” Handke no pregunta sólo por los responsables principales; también plantea la co-responsabilidad de los croatas, los bosnios, del exterior, de Europa, de los países vecinos, de Austria y de Alemania, por esta guerra. No acepta que la disolución sangrienta de Yougoslavia se atribuya exclusivamente a las pretensiones serbias de convertirse en un gran poder, el “sueño violento de la Gran Serbia”. Polemiza contra la mecánica de las asignaciones de culpa por la prensa y se siente desafiado a responder entrando en una contra-mecánica para cambiar por lo menos algunas matices de la imagen de Serbia.

Tampoco evita la autocrítica al preguntarse: “¿No será irresponsable hablar de estos pequeños sufrimientos en Serbia, de un poco de frío y soledad, mientras reina el gran sufrimiento al otro lado de la frontera, el de Sarajevo, de Tuzla, de Srebrenica y de Bihac, desde cuya perspectiva las nanas serbias no son nada? Me he preguntado frase por frase, si escribir en este sentido no sería algo obsceno, algo que se debería rechazar y hasta prohibir”.

Cavila sobre explicaciones de las masacres en Bosnia. “¿Por qué esta matanza de miles? ¿Cuál fue el móvil? ¿Para qué?” Pero al mismo tiempo reprocha a los periodistas que no les peocuparía llegar al fondo de estas cuestiones. En lugar de la dilucidación de las causas no habría ocurrido otra cosa “que la venta descarada, lasciva, de hechos y supuestos hechos para el mercado”.

Los críticos no le perdonaron a Peter Handke justamente esta arrogancia - la del poeta solitario contra el mundo de los medios. La indignación moral por el texto y contra su autor fue violenta y casi unánime y se mantuvo durante meses. Peter Handke llegó a sentir lo que significaba desafíar la opinión pública entera de los medios y escribir contra la corriente dominante de la opinión pública acerca de la guerra de los Balcanes.

Fueron justamente sus colegas escritores quienes lo retaron a la manera de maestros de escuela, declarando que Handke no entendía nada de política. Y aquellos críticos, que jamás habían visitado la zona de guerra, reprocharon a Handke el hecho de haber visitado el hinterland de Serbia, el único país no afectado por la guerra.

Se le trató de ignorante y cobarde, además de acusarlo de despreciar la modernidad y de conjurar una falsa originalidad desde una perspectiva reaccionaria. Se le acusó de tratar de investir de poesía lo que en el fondo no sería otra cosa que un prejuicio pro-serbio. Se sostenía que la defensa de los serbios por parte de Peter Handke sería consecuencia de su condición de esloveno por el lado materno, por lo que todavía estaría de duelo por la vieja Yougoslavia y responsabilizaría a eslovenos, croatas y bosnios por la disolución del estado multiétnico de Tito. Consideraría sus luchas de secesión como simplemente “una creación arbitraria más de algún Estado”.

Y por supuesto, una vez más, el poeta fue el blanco de la batería completa de insultos que conocemos hace años: Fue tratado de profeta por mandato propio y de predicador de la salvación, hechicero de una nueva existencia sagrada, soñador de lo primitivo y misionario. Realmente llamó la atención la intensidad del odio y el nivel de desfiguración grotesca que se manifestó en las respuestas a un texto literario que se autodefinía como un texto para la paz. Esta predisposición pacífica del texto quedó tapada por los gritos de guerra acerca de su autor.

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En la actualidad, a tres años de la publicación de “Justicia para Serbia” de Peter Handke, casi no quedan rastros de la agitación, ya no resuenan las polémicas y las tormentas de opinión han pasado. Quizás la distancia en el tiempo nos permita releer el texto con tranquilidad, quizás hoy podamos buscar serenamente “justicia para Peter Handke”.

Es cierto: El autor ha sacado conclusiones de los ataques contra el texto y su persona; viajó a Serbia por segunda vez. En verano de 1996 repitió su viaje invernal, acompañado una vez más por sus dos amigos. A esta altura ya existía el acuerdo de Dayton, la situación se había distendido, se habían levantado las sanciones contra Serbia, el intercambio comercio se había reiniciado. Esta vez el poeta no se quedó en la frontera con Bosnia; cruzó el río Drina y viajó a la zona de guerra. Y cuando vio los lugares del horror con sus propios ojos -la ciudad de Vizegrad en ruinas, Srebrenica destrozada- llegó a la conclusión de que era necesario un suplemento a su historia invernal.

El Apéndice de verano a un viaje de invierno trata del dolor. El poeta observa: “En Vizegrad ya no había vida fuera de los cementerios, y al parecer, en Srebrenica ya no había vida alguna”. Ve los lugares quemados y desiertos, los pueblos destrozados, la gente sin rumbo, y le faltan las palabras. No puede hacer otra cosa que “ser un testigo silencioso de este dolor omnipresente, que afecta a todos en el país”.

¿Debemos entonces tomar el Apéndice de verano como una corrección, una relativización o atenuación, o incluso una retractación del Viaje de invierno? Nada de esto. Peter Handke no se retracta de su pretensión de escribir para lograr justicia para Serbia. Reafirma que su historia de Serbia sea -y debe ser- una historia sin imagen de enemigo; insiste en lo que él llama la “tercera perspectiva”, “la que no se ha visto por casi ningún lado”, y se pregunta: “¿Por qué digo todo esto? - Porque casi nadie más lo hace”.

Como vemos, Peter Handke sigue tomando el ejemplo de la guerra de los Balcanes para cuestionar a fondo las prácticas de los medios. El poeta cuestiona la percepción del mundo mediata por los medios como tál, sometiéndose él mismo a un ensayo con los medios.

Como lector de diarios y teleespectador se expone a las opiniones de los medios, las imágenes, las simulaciones, las dudas acerca de la veracidad, los “juegos sucios del lenguaje” y cae en un verdadero éxtasis de alienación. El realismo de las cosas se pierde justamente a raíz de su representación audiovisual altamente sugestiva. El autor duda cada vez más de la información impresa y transmitida. Sus dudas crecen en la medida en que mejora la presentación auténtica y documental de las imágenes mediáticos. Y en la medida en que estas imágenes le resultan cada vez menos verosímiles y auténticas, y más manipuladas, debe oponerles sus anti-imágenes poéticas.

Estamos ante el choque de dos discursos sobre las técnicas mediáticas y la percepción del mundo. Si los medios reivindican su capacidad de construir el mundo, el poeta reivindica la anti-construcción literaria como forma de resistencia artística. A juicio de un crítico el problema de la operación poética radicaría claramente en que ésta siempre será contra-operación. Afirma su pretensión de ser una tercera opción, una mirada detrás del espejo, la “tercera perspectiva” en las palabras de Handke, pero no escapa del dilema entre la imagen y la contra-imagen.

No debe haber otro escritor que haya insistido con tanta perseverancia y obstinación en ser el historiador de la anti-historia como Peter Handke. Desde hace mucho tiempo, la anti-historia es el proyecto literario de Handke. El elaborado relato objetivo de los grandes historiadores del pasado se ha perfilado, cada vez más, como su ideal del relato, aunque con la diferencia de que no sean los pueblos y batallas quienes suministran los hechos, sino la naturaleza y las cosas. Las cosas, justamente las más discretas y secundarias, se convierten en hechos.

Un libro de Peter Handke incluso lleva el nombre del creador de la historiografía moderna en su título: Tucídides, otra vez (“Nocheinmal für Thukydides”) se puede descifrar casi como el programa poético de la anti-historiografía. Es que este texto de Handke justamente no registra la historia de la guerra del Peloponeso, sino que cuenta las cosas secundarias menos importantes como si fueran hechos históricos: un relampagueo, un viejo limpiador de botas de Dalmacia, un árbol en el centro de Munich.

El escritor Handke trabaja en contra del “mundo de los titulares” construido por los medios, asumiendo la actitud de otro Tucidides, y construye su anti-historia que no se publica en los diarios y la televisión. Esta anti-historia no es otra cosa que lo eterno de lo cotidiano. Y como escribiera Handke alguna vez, este eterno es siempre “lo discreto, o: lo discreto en el correr de todos los días, esto es lo eterno”.

La tetera que agarramos de mañana, un broche de pelo perdido en el pedregullo, una hoja en el aire, una pintura en la pared, el niño al que le falta un diente, un arbol lleno de pajaros dormidos en un suburbio de París, un ferroviario cruzando las vías, la luz desde un determinado ángulo, una sandalia infantil flotando en la Drina, golondrinas que “hacen pliegues en el cielo” cuando vuelan, transeúntes cruzando una plaza de la ciudad - estas cotidianeidades y banalidades, estas expresiones discretas de la vida de todos los días que ya ni siquiera suben a nuestra conciencia, son la substancia verdadera de nuestra vida - sin ellas el peso del mundo sería insoportable. En ellas se revela lo que Goethe celebró como “el secreto manifesto” y Adalbert Stifter anunció como “la ley suave”.

En la ensenada sin nadie, como Handke lo llama, la vida despliega toda su riqueza. Ahí el entorno florece y lo discreto reluce. Handke no considera la naturaleza como algo libremente disponible, sino algo que se debe buscar, una tarea permanente, al igual que Cézanne, a quien dedicó su libro La doctrina del Sainte-Victoire y a quien llama expresamente su “maestro”. En su obra de teatro Por los pueblos, Handke dice sobre la naturaleza: “No puede ser refugio ni escape. Pero es el ejemplo y sienta las medidas: lo que se debe hacer entonces, es tomarlas todos los días.”

En opinión del crítico Peter Hamm, “Peter Handke osó lo más difícil y loable que un poeta ha podido osar desde Kafka: hacer campaña en favor de la confianza en el mundo y crear confianza en el mundo a través del relato.” Esto no implica desechar nuestra existencia como una fatalidad, sino entender y asumirla como una tarea. Para el escritor esta tarea no puede ser otra cosa que relatar la existencia verídicamente.

De ahí que el lugar del poeta no se ubicaría en los escenarios de la guerra, ni en los campos, ni tampoco en las tumbas de los Balcanes; su lugar es el hinterland, el que nunca es historia. El poeta está sentado a orillas de la Drina y su mirada cruza el río. Quiere ser “firme y abierto al mismo tiempo”, permeable o, en palabras de Goethe: “capaz de aprender” (“bildsam”). Handke escribe en su texto sobre Serbia que “quisiera abrirse de esta historia secular, esta cadena de desastres, abrirse hacia otra historia”.

Esta otra historia se percibe solamente desde la anti-perspectiva. Escribe Handke, que de Serbia se llevó “la imagen de una realidad cotidiana dura, casi cristalizada”. Como anti-historiador no sería su función dejar constancia de los “datos malos”. “Mi trabajo es diferente. Para la paz se necesita otra cosa, algo de igual importancia que los datos.” ¿Qué podría ser este elemento diferente? No necesariamente lo tenemos que llamar lo poético. Peter Handke lo llama, con una expresión de modestia orgullosa, “el impulso hacia el trabajo compartido de la memoria, como única opción posible de reconciliación con miras a una segunda infancia, una infancia compartida”.

Es evidente el potencial provocador de un proyecto literario con estas características.

Reacciones del mundo cultural ante el conflicto serbio

Handke en la picota

Muchas son las voces intelectuales en contra de Yugoslavia y del escritor austríaco Peter Handke en Europa y USA que se han visto renovadas con la actualidad informativa del conflicto serbio. Este rechazo es y ha sido sin embargo hacia la actitud política del escritor y no hacia su obra.

En la senda digital

FERNANDO IBARRETXE SAN SEBASTIAN

Peter Handke, el excelente escritor, ha publicado un libro de título muy largo (Una viaje de invierno a los ríos Danubio, Save, Moraa y Drina) en el que pide justicia para Serbia. Está claro que no es la misma justicia que otros solicitan, no para Serbia en abstracto, sino para quienes han llenado Europa de un discurso necio, bárbaro y sangriento.

Uno de los referentes culturales que son termómetro de nuestras sociedades es la universidad. Si Peter Handke pide para Serbia justicia, para el País Vasco hay que pedir paz. Claro es que esto invita a un juego de palabras y conceptos, pero sin paz, sin respeto mínimo, no hay discurso. Ni discurso, ni progreso. En nuestro país, profesores y alumnos de la Universidad del País Vasco han sido presionados, agredidos, en el desarrollo de su tarea intelectual, por quienes no quieren, ni al parecer, pueden entender que los caminos de la inteligencia y la razón son las únicas vías para construir una sociedad.

Sontag critica el apoyo de Peter Handke a los serbios en la guerra de los Balcanes2

La escritora norteamericana Susan Sontag ha criticado a su colega austríaco Peter Handke por su defensa a ultranza de las posiciones serbias en la guerra en los Balcanes. En declaraciones a un semanario vienés, la novelista compara a Handke con el escritor francés Louis-Ferdinand Céline, tan genial por su obra como polémico por su antisemitismo y filonazismo, y asegura que «hay intelectuales en Estados Unidos que han jurado que no volverán a leer un libro suyo». El autor de 'Un viaje de invierno' tiene previsto visitar Belgrado mientras duren los bombardeos de la OTAN.

Compromiso


enrique portocarrero

Ya hubo mucho silencio cuando Karadzic, fiel ejecutor y psiquiatra plenipotenciario de Milosevic en Bosnia, atizaba a los chetniks en su cruzada reivindicadora de la Gran Serbia. Incluso, con el Sarajevo de las tres culturas en llamas y ruinas, hasta Kusturica fue premiado en Cannes por una película de serbios puros y musulmanes traidores a la patria, mientras la limpieza étnica se ensañaba con los que no comulgaban con la grandeur del imperio serbio. Ya para entonces, con un cine de propaganda y un Handke con pleno derecho a mostrar literariamente sus simpatías hacia Serbia, la respuesta comprometida de Susan Sontag, Juan Goytisolo, Bernard Henry-Lévy, Alain Finkielkraut y muchos otros más, puso letra al deber de denuncia que compete a todo intelectual ante la ignorancia o complacencia con un fascismo teocrático, imbuido además de religiosidades malentendidas, anhelos de expansión territorial y métodos execrables de pureza nacional y racial. Por eso, lo mismo que en esa novela de Bernhard Schlink sobre la moralidad de las clases pudientes e intelectuales en la Alemania nazi, no parece justificable que los simpatizantes literarios de los serbios puedan brindar globalmente su apoyo a Milosevic y a sus ansias de predominio racial, bajo la cobertura histórica de un pueblo que rechazó la entrada de las tropas de Hitler en Belgrado, o bajo el pérfido alegato de que eslovenos y croatas no hicieran lo mismo en idéntica ocasión. Porque, aún admitiendo tanto la posibilidad de un letargo colectivo en la sociedad serbia como la simpatía genérica con el pueblo yugoslavo, ni el rechazo global al dominio de la Pax Americana, ni el horror moral al recurso armado pueden explicar, desde luego, la connivencia de los intelectuales con un genocida. Y mucho menos, claro, la de un futbolista millonario que habla ahora sin haberlo hecho antes para evitar el vil asesinato de un bosnio o un kosovar.

Historia de Niños

Peter Handke narra en este texto las inquietudes de un padre hacia la educación de su hija. Lo que siente primero es miedo a esa gran responsabilidad pero más tarde este miedo se convierte en obsesión y dedicación. Todo su mundo quiere que gire alrededor de ella, tanto que decide separarse temporalmente de su mujer a la que encuentra un obstáculo en sus relaciones con la hija. Viaja a Francia para comenzar una nueva vida. El nuevo entorno complica la adaptación de la niña. Esto repercute más si cabe en la relación padre-hija. Durante todo este periodo en el extranjero el padre reflexiona sobre las relaciones con los hijos, reconociendo que las madres tienen un instinto especial para relacionarse con ellos. Ellas tienen un instinto atávico y natural que las capacita en contra de los hombres. La vida en solitario con la hija ha tenido altibajos, ataques de celos y de ternura, y a pesar que al final encuentra un equilibrio aceptable y satisfactorio, decide devolver a su mujer la responsabilidad.

Handke plantea también esta problemática en „La mujer zurda“ pero desde una perspectiva diferente. Aquí es la mujer la que decide romper con su marido y emprender una nueva vida en compañía de su hijo Stefan. La película estructura como un calendario de fechas que va de marzo a abril, abriéndose con unos planos descriptivos de Clamar, zona de París, campo de exploración de Handke.


„Die linkshändige Frau“

Peter Handke

Dirección y guión: Peter Handke, basada en su propia novela “La mujer zurda”.

Producción: Road Movies y Wenders Produktion.

Fotografía: Robby Müller.

Montaje: Peter Przygoda.

Sonido: Ulrich Winkler.

Intérpretes: Edith Clever, Markus Mühlleisen, Bruno Ganz, Michel Londsale, Angela Winkler, Ines de Longchamps, Benrhard Wicki.

Duración: 119 min. Copia en vídeo


Bibliografía y Premios

Premios: Georg-Büchner-Preis 1973, Kafka-Preis 1979, Kulturpreis des Landes Kä. 1983, Grillparzer-Preis 1983.

Obras: Novelas y Prosa: „Der Hausierer“, 1967; „Die Innenwelt der Außenwelt der Innenwelt“, 1969; „Die Angst des Tormanns beim Elfmeter“, 1970; „Der kurze Brief zum langen Abschied“, 1972; „Falsche Bewegung“, 1975; „Die Stunde der wahren Empfindung“, 1975; „Die linkshändige Frau“, 1976; „Das Gewicht der Welt“, 1977; „Die Geschichte des Bleifstifts“, 1982; „Nachmittag eines Schriftstellers“, 1987; „Versuch über die Müdigkeit“, 1989; „Versuch über den geglückten Tag“, 1991; „Versuch über die Jukebox“, 1991; „Abschied des Träumes vom 9. Land“, 1991; „Langsam im Schatten“. Gesammelte Verzettelungen 1980-92, 1992; „Mein Jahr in der Niemandsbucht“, 1994.

Dramas: „Kaspar“, 1968; „Der Rit über den Bodensee“, 1970; „Die Unvernünftigen sterben aus“, 1973; „“Das Spiel vom Fragen oder Die Reise zum sonoren Land“, 1989; „Die Stunde da wir nichts voneinander wußten“, 1992; „Theatherstücke in einem Band“, 1992.

Poesía: „Das ende des Flanierens“, 1980; „Über die Dörfer“, 1981; „Gedicht an die Dauer“, 1986; „Gedichte“, 1987.

Traducciones, Radionovelas, Ensayos.

Literatura: R.Fellinger (Hg.), P.H., 1985; A.Haslinger, P.H. jugend eines Schriftsteller, 1992; Die Geographie des Menschen mit P.H., 1993.

Ver recortes de Prensa

© Österreich-Lexikon

daß die Literatur mit der Sprache gemacht wird, und nicht mit den Dingen, die mit der Sprache beschrieben werden

Enciclopedia Universal Multimedia ©Micronet S.A. 1997

© Österreich-Lexikon

Servicio de Información Bibliográfica. Biblioteca Pública de Santa Cruz de Tenerife

Sigrid Löffler
Montevideo, setiembre de 1998

Ver recorte de prensa EL CORREO, 11 Mayo 1999 y GARAøViena

Por desgracia esta afirmación ha perdido fundamento ante los nuevos acontecimientos.

Ver recortes de Prensa.

http://www.diario-elcorreo.es/guggenheim/, EL CORREO 31 Marzo 1999.

http://www.diario-elcorreo.es/guggenheim/

Mijatovic, jugador del Real Madrid.

Recientemente devuelto como protesta a la actitud de Alemania ante el conflicto Serbio. Ver recorte de prensa, EL CORREO 8 Abril 1999.

Literatura alemana Peter Handke y el conflicto Serbio

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Enviado por:Patxi De La Fuente
Idioma: castellano
País: España

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