A lo largo de esta investigación para este trabajo nos pareció mas útil y practico tratar el tema a partir de un caso real y concreto, y así desarrollar las argumentaciones correspondiente a favor de la pena de muerte.
¿Es necesario correr el riesgo de que el criminal luego de ser declarado culpable y encarcelado, quede en libertad y vuelva a cometer otro crimen?...
A continuación describiremos el caso de Elvia Gonzáles, una mujer mexicana a quien se le arrebató la vida de su hijo, esta es su declaración:
"El 27 de mayo de 1997 hieren a mi hijo, el 2 de junio, 6 días después, muere a raíz de estas heridas". Ella está abiertamente a favor de la pena capital y esta es su opinión sobre ésta: "Siento que es legítimo que yo pida justicia: no estoy pidiendo venganza, estoy pidiendo justicia y siento que los castigos deben de ser al nivel de los delitos, que no tengo por qué respetar la vida de quien no respetó la vida de mi hijo. Por supuesto que es legítimo, si el crimen y el castigo no van juntos no se cierra un ciclo".
ARGUMENTOS A FAVOR DE LA PENA DE MUERTE
La pena de muerte puede evitar crímenes, puede disuadir a asesinos en potencia, puede salvar vidas. Debido a que a partir de la aplicación del castigo a uno, los próximos criminales, que generalmente no creen que serán descubiertos y castigados, sabrán la consecuencia de su accionar, pudiendo perder su propia vida, siendo castigados por el gobierno; y de esta manera lo pensaran dos veces antes de cometerlo.
Utilizar la pena de muerte en casos justificativos, es una manera de proteger la vida de los ciudadanos, ya que así quedaría totalmente garantizada la seguridad de ellos. Debido a que es una forma de no correr el riesgo de que el criminal vuelva a cometer su delito, y brindando así, tranquilidad, no sólo a las victimas afectadas, quienes mientras el agresor siga con vida están con el alma en un hilo porque puede regresar, sino también al resto de la población quienes están expuestas a otro ataque.
¿Es justo qué con los impuestos que uno paga tenga que mantener a asesinos, violadores, delincuentes...? Ya que estos estando vivos requieren de algunos servicios, como alimentación, revisión médica, vestimenta, personal para su control, los cuales todos los ciudadanos deben pagar.
Todos los ciudadanos tenemos el derecho de defendernos de las agresiones que se atentan contra nuestra vida.
Cuando el criminal es enjuiciado, es muy probable que éste salga de la cárcel, ya sea por errores de la demanda, por si compra su libertad o si su defensor es muy inteligente. Quedando así un delincuente totalmente culpable en libertad.
Hay veces que se nos presentan personas, las cuales son irremediables, irrescatables, y es inútil aplicar en ellas ningún tipo de rehabilitación o enviarlos a cárcel.
La Iglesia Católica jamás, hasta el día de hoy, ha discutido el derecho de la autoridad para aplicar la pena de muerte en casos extremos. La Iglesia Católica siempre ha considerado a la autoridad como delegataria por parte de Dios de todo aquello que atañe a la conservación del bien común, incluyendo también en ese derecho la aplicación de las penas, incluso la máxima. Y es así que los u1timos documentos eclesiásticos, los del Concilio Vaticano II y el Catecismo de la lglesia Católica, admiten en casos excepcionales la pena de muerte. El Padre Haring, teólogo católico, revindica el derecho que tiene la autoridad en casos extremos para aplicar esta pena. Esta es la posición oficial de la Iglesia.
Uno de los más grandes filósofos que ha tenido Occidente, y que ha sido el formador del pensamiento cultural que hoy tenemos: Kant, es partidario de la pena de muerte. Él, incluso, es talionista, o sea, sostiene prácticamente y en forma explícita la doctrina del Talión del "ojo por ojo, diente por diente".
En todas partes adonde existe la pena de muerte, se cree que ella es temida por los criminales, y que la supresión aumentaría la audacia de ellos. Por otra parte se trata de una pena justa, que compensa adecuadamente la culpabilidad, Y desde la óptica de la defensa de la sociedad, como ya se dijo líneas anteriores, esta pena es necesaria, cuando "ninguna otra cosa puede hacerse con malvados incorregibles, los grandes criminales desprovistos de sentido moral, y por lo tanto de sentimientos de piedad, hay que eliminarlos en absoluto de la sociedad”. El poder social no puede permitir que continúe una sola probabilidad de reincidencia, por difícil que sea.
Si una persona mata a alguien, la tortura, viola o le realiza cualquier tipo de violación de sus derechos, esa persona también merece morir, ya que no bastara con penas privativas de libertad.