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Patrimonio asturiano
El prerrománico asturiano
A la hora de contextualizar históricamente el prerrománico asturiano, hay que partir de una fecha clave: 711. En ese año, se produce la invasión árabe de la península ibérica y, en ese mismo año, esas tropas árabes derrotan a las tropas del rey visigodo Don Rodrigo en la batalla de Guadalete.
Los árabes continúan su avance y, al frente del caudillo Tarik, toman Toledo (capital del reino visigodo). Con la conquista de Toledo se da por finalizado el reino visigodo y se da por iniciada la ocupación musulmana de España.
Los musulmanes continúan avanzando por España hasta el año 722, cuando tiene lugar la batalla de Covadonga. La derrota de las tropas musulmanas a manos de Pelayo marca dos hechos fundamentales:
Comienzo de la Reconquista.
Nacimiento del Reino de Asturias.
El arte prerrománico que vamos a estudiar está estrechamente vinculado a los monarcas asturianos que, a lo largo de los años, fueron expandiendo el Reino de Asturias.
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Reyes más importantes de Asturias
= Alfonso II “El Casto” (791-842): su reinado fue importante porque:
Bajo su reinado, la capital se traslada de Cangas de Onís a Oviedo.
Reedificó la Basílica de San Salvador que su padre, el rey Fruela I, había construido entre el 757 y el 768.
Se convirtió en el auténtico impulsor y dinamizador de las peregrinaciones a Santiago de Compostela.
Estableció lazos de amistad con el todopoderoso Carlomagno (emperador de Europa desde el 800).
= Ramiro I (842-850): las principales características de su reinado son:
Necesidad de luchar contra una serie de disidencias de carácter político y religioso que surgieron dentro de su propio reino.
Expansión geográfica del Reino de Asturias.
Increíble revolución artística que supuso la construcción de una serie de edificios y que no tienen comparación con el resto de edificios existentes en Asturias.
= Ordoño I (850-866)
= Alfonso III “El Magno” (866-910): A estos dos últimos reyes, sobre todo a Alfonso III, se debe el momento de máximo esplendor en cuanto a expansión geográfica del Reino de Asturias (llegando hasta el Duero) y, un período de tiempo, en el que se fundaron importantísimas ciudades que se convirtieron en sedes episcopales a partir de la cuales se va a articular todo un fenómeno de repoblación y reconquista cristiana. Por ejemplo: León, Astorga, Oporto, Coimbra, Cháves, etc.
El reinado de Alfonso III también fue importante por el esplendor cultural que se vivió en él, esplendor que aparece reflejado en la redacción de tres crónicas que empezaron a redactarse a partir del 881 y en las cuales se hace una revisión de todo lo que hasta entonces fue la historia de Asturias. Estas crónicas son importantes porque son las que aportan el mayor número de datos acerca de los monumentos del prerrománico.
Estas crónicas son:
Crónica albeldense: se habla de la historia del Reino de Asturias desde Alfonso II, y del interés que hubo por parte de todos los monarcas del Reino de Asturias por conectarse política, religiosa y culturalmente con la tradición visigoda. Su nombre es debido a que fue encontrada en el monasterio de Albelda.
Crónica profética: redactada por una especie de clérigo mozárabe que había ido a refugiarse a Oviedo. Se habla de lo mismo que en la anterior y su nombre viene de que desarrolla la profecía de que bajo el mandato de Alfonso III, la península ibérica sería nuevamente cristianizada, expulsando a todos los árabes.
Crónica de Alfonso III: tiene dos versiones:
De Sebastián: escrita por un clérigo (Sebastián)
Rodense: escrita por el propio Alfonso III. En ella se informa de los monumentos realizados por dicho rey.
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Monumentos del reinado de Alfonso II “El Casto”
Oviedo se había fundado a mediados del S. VIII: a la colina de Oveto llega un presbítero llamado Máximo con un grupo de personas que se dedican a explorar ese primer asentamiento. Unos años más tarde (antes del año 771) llega un tío de Máximo, Fromestano, que se reúne con Máximo y, poco tiempo después, funda un convento (San Vicente) del que él mismo se nombra abad.
En 781 llega Montana, presbítero que llega con su correspondiente comunidad religiosa. Firman un pacto de convivencia entre estos tres, y este pacto se considera pacto fundacional de la ciudad de Oviedo.
Llega Alfonso II y decide trasladar la capital a Oviedo, y ese traslado lleva aparejado todo un proceso de construcción de monumentos que hacen de Oviedo esa sede regia similar a lo que era el antiguo Toledo.
Alfonso II construye:
Inframuros.
Basílica de San Salvador (hoy en día no queda nada, ya que sobre ella se construyó la actual catedral de Oviedo).
Iglesia de Santa María, que convirtió en panteón real (tampoco queda nada de ella).
Acueducto.
Palacio.
Una serie de edificios situados fuera del recinto amurallado:
Iglesia de San Tirso (sólo se conserva la cabecera, ya que el resto de la iglesia fue reconstruido y modificado completamente en los siglos XII y XIV manteniendo solamente la cabecera).
San Julián de los Prados.
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Iglesia de San Tirso
El análisis de la iglesia de San Tirso nos dará una serie de pautas que se van a repetir en muchos de las iglesias del prerrománico asturiano:
El testero es recto.
El aparejo es sillarejo (piedra poco trabajada, sin labrar) a excepción de la piedra utilizada en las esquinas que es sillar (un poco más labrada).
Ventana trífora (tres huecos) articulada en torno a tres arcos ligeramente peraltados que descansan sobre columnas y medias columnas (adosadas) en el caso de los laterales.
Alfiz (moldura de piedra) que enmarca la ventana. Es exótica (viene de la arquitectura árabe), no se encontrará en el resto de ventanas del prerrománico.
Ménsulas o modillones (elementos circulares que descansan por debajo de la cornisa).
Aunque se vea a nivel del suelo, esta cabecera correspondía al primer piso. Ha generado muchas controversias porque no se sabe muy bien cuál era la función que desempeñaba ya que sólo tenía acceso por la ventana. Existen dos versiones:
Cámara de los tesoros (descartada)
Espacio para la meditación
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Cámara santa de Oviedo
Nos ha llegado perfectamente conservada desde tiempos de Alfonso II. Es un edificio martirial (guardaba los restos de los mártires) que estaba encajada dentro del palacio y que limitaba por un lado con la Basílica de San Salvador y, por otro, la torre de San Miguel.
Está formada por dos naves superpuestas de planta rectangular de las cuales, la nave inferior tiene una función de cripta dedicada a Santa Leocadia (santa toledana) que unos siglos más tarde acogió los sepulcros de dos santos cordobeses: Leocricia y Eulogio.
Es una nave de planta rectangular cubierta por una bóveda de cañón que parte de un basamento corrido. Se accede a la cripta por dos puertas: una en el lado septentrional y otra en el meridional. La bóveda está abierta por unas ventanas y rematada, en lo que al testero se refiere, por una ventana con una celosía (tablero de piedra agujereado que tiene como misión ver desde dentro hacia fuera pero no al revés) con motivos decorativos geométricos.
La celosía está inscrita bajo un arco de medio punto que descansa sobre dos columnas con unos capiteles muy rudimentarios. Existe un altar detrás del cual hay un tabernáculo en forma de edículo (hueco en la pared) en el que estaban guardadas las reliquias de Santa Leocadia.
En la parte de arriba, lo que había antiguamente era una capilla dedicada al arcángel San Miguel y de la cual sólo nos queda el extremo oriental. Estructura de bóveda de cañón que descansa sobre unos muros y que, en su tiempo, tenía como misión el guardar aquellas joyas, cruces, piedras preciosas y reliquias más importantes que, por el paso del tiempo, había ido adquiriendo el Reino de Asturias. La otra parte de esta capilla es del S.XII, por lo que no la estudiaremos.
= Antecedentes, desde el punto de vista estilístico, que influyeron a los arquitectos:
Edificios martiriales paleocristianos construidos en España en los siglos I y II d.C
Construcciones carolingias (Francia)
Dos construcciones visigodas:
Edificio martirial de la Alberca (Murcia), siglo IV.
Cripta de San Antolín (Palencia), siglo VII.
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San Julián de los Prados
No hay una datación precisa para los monumentos del reinado de Alfonso II, en cambio, para San Julián es más concreta: 812-842. Esto se sabe gracias, sobre todo, a los datos que de este edificio nos aportan dos textos fundamentales:
Crónica rodense
Crónica de Sebastián
San Julián de los Prados está dedicado a dos santos: San Julián y Santa Basilisa (ambos son santos de Antioquia).
Está ubicado en los extramuros (fuera del recinto amurallado) en una zona suburbana en la que Alfonso II había levantado un complejo áulico formado por un palacio, por una serie de residencias para los grandes dignatarios y por una iglesia (esta iglesia es lo único que nos ha llegado de este complejo).
La planta: se trata de una planta basilical compuesta por tres naves, la nave central es más ancha y más alta que las laterales. A esas tres naves les sucede un espacio rectangular perpendicular al eje principal de la sala, conocido con el nombre de crucero o transepto (espacio litúrgico). Detrás del crucero aparece la cabecera, una cabecera tripartita, compuesta por tres capillas, siendo la central más ancha y alta que las laterales. Tiene tres espacios con planta cuadrangular adosados en distintos muros de la iglesia:
En el lado occidental: vestíbulo o nartex.
En el norte y el sur: capillas o sacristías
El crucero es un espacio tan singular que ni siquiera aparece en el resto de monumentos del prerrománico asturiano, sólo en uno: Santa María de Bendones. Además tiene unas dimensiones inusuales para su época: 7m de ancho x 14m de largo x 11m de alto.
Este crucero generaba un espacio litúrgico muy preciso, era donde se situaba el rey para contemplar las distintas ceremonias religiosas (en el muro septentrional, estaba la tribuna que comunicaba con el piso alto de la sacristía).
La presencia del rey en ese espacio dividía la iglesia en dos grandes ámbitos:
Espacio destinado al rey: coro.
Espacio de los fieles.
Toda la iglesia estaba cubierta por un techo a dos aguas realizado con una armadura de madera de roble, a excepción de las tres capillas de la cabecera que estaban cubiertas con bóveda de cañón.
Las distintas naves están separadas por arcos de medio punto que descansan sobre pilares (elemento sustentante que tiene forma rectangular).
Al crucero se accede por un arco de medio punto (coral) que aparece calado por una serie de arcos. Hay un eco a los arcos del triunfo (obsesión por vincularse tanto con la antigüedad romana como a la visigoda).
El programa pictórico de esta iglesia es importantísimo, no tiene comparación, a nivel mundial, con ningún otro monumento de su época.
El exterior: el aparejo es sillarejo para todo el muro y sillar para las esquinas del edificio y los contrafuertes (refuerzan el muro) que recorren todo el muro. Testero recto dividido en tres partes: la central es más alta. En el piso de arriba, aparece una ventana trífora. Presenta dos contrafuertes que separan las partes (capillas), dos alturas en el cuerpo central y una serie de celosías decoradas.
Decoración pictórica: esta iglesia estaba cubierta por una decoración pictórica que se puede dividir en tres niveles:
Nivel bajo: el revestimiento pictórico imita calidades marmóreas, se pintan piedras preciosas y toda una decoración geométrica.
Nivel intermedio: aparecen representados edificios que se pueden asimilar a palacios coronados por cortinajes.
Nivel superior: recorría toda la iglesia y en él aparecen, además de lo que aparecía en el anterior, otros motivos como las cruces (símbolo de la monarquía asturiana).
La decoración se hizo en niveles porque se quería hacer una alusión a la Jerusalén celeste (ciudad santa que aparece escrita en el Apocalipsis y a la que después de la resurrección de los muertos, todas las almas salvadas acudirán y vivirán eternamente).
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La cruz de los ángeles
En tiempos de Alfonso II, también se hicieron importantes obras de orfebrería, la cruz de los ángeles es la más importante. Fue realizada en el año 808 en el castillo de Gauzón. La leyenda cuenta que un buen día en el que Alfonso II estaba de paseo, se encontró con dos peregrinos que le ofrecieron la posibilidad de realizar una cruz que ensalzara la grandeza del reino. Alfonso II “El Casto” les entregó rubís, ópalos, ágatas… piedras preciosas. Los peregrinos se dirigieron al castillo a hacerlo y tras ello, desaparecieron, dejando sólo la cruz. Dicen que los peregrinos eran ángeles, y de ahí el nombre de la cruz. Se supone que eran dos orfebres porque en la misma época se documentan cruces muy parecidas a ésta.
Se trata de un símbolo político y religioso de la monarquía asturiana. Es una cruz reliquiaria, y a día de hoy no se sabe muy bien cuál era su función (no se exponía en los altares, ni era para colgar, ni procesional…), se cree que fue creada sin una utilidad, sino sólo para ensalzar.
Tiene un alma de madera de cerezo revestida por una chapa de oro trabajada para el anverso mediante la técnica de la filigrana. Se trata de una cruz griega, es decir, tiene los 4 brazos de igual tamaño que se van ensanchando hacia la parte externa. Esos 4 brazos aparecen articulados en torno a un disco central que es singular y único respecto al resto de cruces de la época.
La cruz está decorada con 48 piedras preciosas engastadas en sus correspondientes espacios o huecos. El número 48, en esta época tenía un significado religioso, las cruces griegas tenían todas este número de piedras preciosas.
El reverso de la cruz tiene la misma chapa de oro, pero no está tan trabajada. También tiene piedras preciosas, pero muchas menos. La más importante, se encuentra en el centro: camafeo de ágata. Detrás de éste, se encuentra la reliquia: un trozo de la madera de la Veracruz (cruz en la que Cristo fue crucificado).
Este reverso es importante en primer lugar por el camafeo, porque detrás está la reliquia, y porque aparece una inscripción que recorre sus brazos, es muy importante porque en ella se dice: “Esta cruz fue entregada en el año 808 por Alfonso II “El Casto” a la Basílica de San Salvador. Caiga fulminado por el rayo divino aquel que osara a arrebatarla al lugar en el que yo la he depositado. Este símbolo salva a la persona religiosa y vence al impío”.
La cruz fue robada en 1977 y destruida. Posteriormente se restauró, lo que llevó 8 años.
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Monumentos del reinado de Ramiro I
La época de Ramiro I es una época, desde el punto de vista artístico, de auténtica revolución, sobre todo, estructural a la hora de edificar los edificios. Hasta el punto de que se ha generado un debate en torno a cuál fue el taller que pasó por Asturias, construyó esos edificios y desapareció.
Los monumentos que estudiaremos están situados en la ladera del monte Naranco. Fueron construidos por Ramiro I fuera del recinto amurallado, en una zona, por lo tanto, suburbana y formando parte de otro complejo áulico.
Se construyó en primer lugar Santa María del Naranco, que era el palacio real de Ramiro I fuera del recinto amurallado. En segundo lugar, se construyó la iglesia perteneciente a este palacio: San Miguel de Lillo.
La conversión de Santa María en iglesia se produjo en el siglo XII, momento en el que San Miguel de Lillo se viene abajo y sus funciones de iglesia tienen que traspasarse a Santa María.
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Santa María del Naranco
Santa María estaba concebida a manera de belvedere (“bella vista”), es decir, de espacio de recreo, de relajación que se hizo para sí mismo Ramiro I y que conecta, desde el punto de vista de esta utilización, con los belvedere de la civilización romana.
El palacio se construyó en el 848 y está compuesto por dos plantas superpuestas que tienen forma rectangular. A la planta inferior se entra por una puerta situada en el muro septentrional y, por esa puerta, se accede a un cuerpo central cubierto por una bóveda de cañón reforzada por una serie de arcos que reciben el nombre de arcos fajones. A izquierda y derecha de ese cuerpo central de la planta inferior nos encontramos dos pequeñas estancias también cubiertas por una bóveda de cañón de las que hoy en día se desconoce cuál era su función. Se especula con la posibilidad de que una de ellas fuera utilizada como baño o pequeña sauna.
La planta superior también presenta una disposición tripartita, se accede por una puerta situada en el lado septentrional del edificio a la que se accede por una escalera de doble tiro. Se accede al espacio central del piso superior, en el que nos encontramos una estancia cubierta por bóveda de cañón reforzada con sus correspondientes arcos fajones que descansan sobre ménsulas o modillones. A nivel del suelo presenta un conjunto de arcos que recorre perimetralmente el edificio por sus cuatro lados. Esta arquería está formada por arcos peraltados que descansan sobre columnas entregas (empotradas, adosadas), pareadas con un fuste trabajado con un sogueado helicoidal.
Disminución paulatina del tamaño de los arcos del centro hacia los extremos, lo que produce una dilatación espacial a efectos visuales, es decir, el espacio se agranda. Este aspecto viene de la antigüedad griega. Tiene dos miradores cubiertos por bóveda de cañón, con columnas, etc.
Un aspecto fundamental de este palacio es el programa escultórico incorporado a determinadas partes:
Capiteles (capitel cúbico prismático)
Medallones que aparecen en las intersecciones de los arcos.
Bandas (o fajas) que conectan con los medallones.
Se encuentra una decoración escultórica de carácter zoomórfico, abstracto-geométrico y antropomórfico.
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San Miguel de Lillo
Al igual que Santa María del Naranco, fue construido en 848. Se vino abajo en el siglo XII porque por debajo del edificio pasaba un río subterráneo. Lo único que se conserva de esta iglesia es la entrada y el primer tramo de las naves, reconstruyéndose la cabecera.
Era un edificio de planta basilical, con tres naves separadas por arcos de medio punto que descansan sobre columnas, con una cabecera tripartita formada por tres capillas (la central más ancha y más alta), no tiene crucero. La iglesia estaba cubierta toda ella por bóveda de cañón reforzada por arcos fajones.
En el interior hay abovedamientos. Un elemento muy importante es la tribuna del rey, ya no se pone en un lateral sino a los pies de la iglesia. El edificio es importante también por su programa escultórico que se concentra en los capiteles, las bases de las columnas y, sobre todo, en las jambas (laterales de las puertas) de la puerta de entrada. En dichas jambas se abarca un tema no religioso dentro de un edificio religioso, lo que resultaba impensable, lo que hay es una representación político-deportiva. Se representa un personaje sentado con un bastón y un pañuelo con arena, lo que simbolizaba al emperador romano dando por iniciados los juegos romanos. En el centro, un personaje con una pértiga tratando de saltar por encima de un león y un personaje con un látigo.
También tiene un programa pictórico que se caracteriza por la introducción en él de la figura humana, por primera vez en Asturias.
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Santa Cristina de Lena
Está ubicada en el concejo de Lena, en la parroquia de Folgueras. Es un edificio del que no se conoce la fecha exacta de su ejecución, de hecho no se sabe si fue realizado en tiempos de Ramiro I o de su sucesor, Ordoño I. Lo último que se sabe es que es un edificio realizado con posterioridad de los monumentos del Naranco, es decir, fue construido después de 848.
Es la única iglesia de la que no existe ninguna noticia en las distintas crónicas escritas en tiempos de Alfonso III. Este edificio fue construido como parte de uno de esos complejos áulicos situados fuera de Oviedo. Ese complejo estaba formado por esa iglesia y también por un palacio. Se sabe de la existencia de este último por el hallazgo de una serie de restos arqueológicos y por la existencia de una zona muy próxima a esta iglesia conocida como “El Palacio”.
Este edificio entronca con las construcciones del Naranco pero se diferencia notablemente presentando una serie de características:
La planta: todo el edificio va cubierto por una bóveda de cañón, presenta una sola nave (frente a las 3 de las anteriores) rectangular a la que se adosan 4 cuerpos simétricos, uno en cada uno de sus lados:
Cuerpo occidental (a los pies del edificio): es de planta cuadrangular y tenía como misión servir de vestíbulo.
Cuerpos situados en los laterales norte y sur: también presentan planta cuadrangular y su misión era la de servir como sacristías de la propia iglesia.
Cuerpo situado en el extremo oriental: es también de planta cuadrangular, funciona como capilla (única en el edificio), se diferencia de otras capillas en que ésta no es tripartita.
El exterior: se presenta igual que el resto de edificios:
Sillarejo en la mayor parte del edificio y sillar en contrafuertes y esquinas.
Celosías.
Presencia de contrafuertes que recorren el edificio (son 32, una cantidad altísima, tanto que algunos de ellos no cumplen misión tectónica sino decorativa).
El interior: tribuna regia situada a los pies de la iglesia a la que se accede por un tramo de escaleras situado en el lado septentrional del edificio (=lado del evangelio) frente al lado meridional, denominado también lado de la epístola. Bóveda de cañón reforzada por arcos fajones en un esquema de arquerías ciegas que recorren los muros laterales de la iglesia. Estructura de tres arcos que forma una barrera litúrgica que se conoce como iconostasio y que tiene dos funciones:
a. Crear dos espacios bien delimitados:
i. Espacio de los fieles.
ii. Espacio del coro.
b. Tratar de dificultar la contemplación, por parte de los asistentes al rito religioso, de determinados actos que el sacerdote realiza durante dicha ceremonia en el interior de la capilla. Hasta el punto de colgarse cortinajes.
A la zona de presbiterio se accede por dos tramos de escaleras situadas en los lados Norte y Sur del edificio. Se especula con que ese iconostasio no fuera ubicado en el templo hasta el siglo X. Dentro de ese iconostasio destaca una pieza: cancel, que tenía como misión obstaculizar aún más. Es una de las piezas más importantes del prerrománico asturiano, se trata de dos bloques de piedra unidos por una barrotera, todo ello decorado con motivos geométricos y vegetales.
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Monumentos del reinado de Alfonso III
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San Salvador de Valdediós
Esta iglesia fue construida en tiempos de Alfonso III. De este edificio se conoce incluso el día exacto de su inauguración (16 de septiembre de 893) debido a una inscripción.
Fue construida cerca de la actual Villaviciosa, en un valle que por entonces se conocía como Valle de Boides. En este valle, Alfonso III construyó otro complejo áulico al que se retiró una vez que fue desposeído del trono por sus tres hijos. Para su inauguración se reunieron 7 obispos.
Tiene una planta basilical formada por un cuerpo con 3 naves, siendo la central más alta y más ancha, separadas por arcos de medio punto que apoyan sobre pilares. Cabecera tripartita con una capilla central más ancha y más alta, con la diferencia de que tiene un desarrollo longitudinal superior al resto, es decir, es una cabecera movida tanto en planta como en alzado.
A los pies hay otro espacio tripartito, el cuerpo central funciona como vestíbulo y los cuerpos laterales aún no se sabe cuál era su función, pero se especula que fueran utilizados como espacios para enterramientos.
Todo el edificio va cubierto por bóvedas de cañón. La tribuna regia se encuentra a los pies del edificio, se accedía a ella por una escalera.
La nave principal es muy estrecha y, a la vez, muy alta. Está rematada por una bóveda de cañón que, a diferencia de los edificios de Ramiro I, no está hecha con piedra toba sino con ladrillos. Arcos de medio punto que se apoyan sobre unos pilares con capiteles apenas decorados.
Sistema de proporciones (con el que había jugado el arquitecto de San Miguel de Lillo) que establece que la altura de la nave principal será el triple de la altura de los pilares que separan las distintas naves.
Tiene una decoración pictórica a base de elementos vegetales y geométricos.
La cabecera es tripartita, movimiento en alzado. El aparejo es sillarejo y sillar en las esquinas. Tiene dos ventanas, la superior es bífora y la inferior es trífora. Tienen una moldura por encima de las ventanas (alfiz), y éstas tienen arcos de herradura, por primera vez en Asturias (son de procedencia musulmana).
Hay unos remates escultóricos que recorren la cumbrera del edificio: merlones (pirámides escalonadas que decoraban originalmente las mezquitas). La influencia musulmana se nota también en las celosías.
Tiene un cuerpo rectangular adosado al costado meridional: pórtico real (regio), a través del cual entraba el rey y, como el resto de espacios, también va abovedado.
Como decoración pictórica, nos encontramos con la cruz de los ángeles entre otras dos cruces. Estas 3 cruces tienen un significado: la muerte y resurrección de Jesucristo.
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Piezas de orfebrería del período de Alfonso III
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Cruz de la victoria
Fue una cruz donada por Alfonso III “El Magno” y su mujer, la reina Jimena, a la Basílica de San Salvador. Fue realizada en el castillo de Gauzón (cerca de la ría de Avilés) en el año 908.
Es una cruz latina (tiene sus brazos de dimensiones distintas), con alma de madera de roble. En lo que a sus brazos se refiere, experimenta un ligero ensanchamiento hacia los extremos y que finaliza en tres cuerpos semicirculares.
En el anverso: piedras preciosas engastadas, los cuatro brazos giran en torno a un disco central en cuyo centro se encuentra una de las piedra más importantes de la cruz y tras la cual se encuentra la reliquia.
En el reverso: la cruz está revestida por una chapa de oro fijada por unos clavos, está mucho menos decorada que en anverso. El elemento más importante del reverso es una inscripción que recorre la grabada con letras capitales soldadas: “Esta cruz fue donada a la Basílica de San Salvador en el año 908 por el príncipe Alfonso III y su esposa Doña Jimena. Esta cruz fue realizada en el castillo de Gauzón. Muera fulminado por el rayo divino aquel que se atreviera a arrebatar esta cruz del sitio en el que yo la dejé. Esta cruz protege al piadoso, esta cruz vence al enemigo”.
Esta cruz fue robada en 1977 y destruida. Es una reconstrucción fiel pero no es original, se tardó 8 años en restaurarla.
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Caja de las ágatas
Fue donada a la Basílica de San Salvador en tiempos de Alfonso III (año 910) por su hijo Fruela III y su esposa Nunilo. Es una caja reliquiaria que tiene un alma de madera de ciprés sobre la que va colocada una chapa de oro trabajado mediante la técnica de la filigrana y las correspondientes ágatas.
Dos partes destacadas:
Remate superior: pieza rectangular que concentra las piedras preciosas más valiosas y bellas de toda la caja. Es una pieza de origen carolingio que llegó a Asturias probablemente por intercambios diplomáticos y que decidieron incorporarle a esta caja. Es muy probable que esta pieza hubiera sido utilizada en sí misma como reliquiaria.
Base de la caja: alma de madera revestida por una chapa de plata que presenta dos elementos fundamentales:
Inscripción que recorre toda esa base.
Decoración: cruz de la victoria y tetramorfos (representación de cuatro evangelistas en función de una serie de códigos visuales que aparecen ya en el siglo III y IV d.C y que permanecen hasta los siglos XVII y XVIII).
EJ: Marcos = león alado; Lucas = toro; Mateo = ángel; Juan = águila
También en tiempos de Alfonso III se construye la Foncalada, única obra de ingeniería civil del alto medievo que se conserva en España.
EL ROMÁNICO ASTURIANO
La expulsión del trono de Alfonso III en el 910, supone el inicio de la decadencia de Asturias por dos razones:
Porque, a partir de ese año, se traslada la capitalidad a León, apareciendo el reino astur-leonés. Ese traslado hace que Asturias entre en retroceso.
La fuerza que adquieren las peregrinaciones a Santiago de Compostela frente a las que hasta este momento se realizaban a la Basílica de San Salvador.
En los siglos XI y XII se aprecia una ligera recuperación que está apoyada sobre 3 aspectos fundamentales:
Reactivación, en el siglo XI, de las peregrinaciones a San Salvador. De este siglo es la famosa frase: “Quien va a Santiago y no va al Salvador, visita al criado pero no al señor”.
Auge comercial promovido por ese flujo de peregrinos.
Implantación en Asturias del monacato
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Etapas del Románico
El Románico se puede dividir en una serie de etapas:
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Primer románico
Abarca casi todo el siglo XI. Nos encontraremos ejemplos como la Colegiata de San Pedro de Teverga que fue construida entre los años 1069 y 1080.
Las obras construidas bajo el primer románico se caracterizan por:
Presentar una serie de aspectos que las conectan con la tradición prerrománica.
Presentar una serie de aspectos que anticipan lo que van a ser algunas de las característica del románico internacional (o románico pleno).
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Colegiata de San Pedro de Teverga
Aspectos que la conectan con la tradición prerrománica: se adapta al modelo de planta basilical, tiene 3 naves (la central más alta y más ancha) separadas por arcos de medio punto que descansan en columnas.
Tiene una cabecera tripartita de testero recto. Presenta un cuerpo a los pies de la iglesia que tendría la misma función que la que tenía en las iglesias del prerrománico (el cuerpo central servía de vestíbulo, mientras que los laterales eran recintos funerarios).
Lo que les llevaba a adaptar este tipo de planta era:
Muchas de estas iglesias del primer románico se levantaron sobre antiguos templos procedentes de ese período prerrománico.
Se basa en un principio de continuidad histórica, deseo de conectarse con ese período esplendoroso, ese gran arte prerrománico con el que los nuevos reyes tratan de conectarse para legitimarse a sí mismos.
Aspectos que anticipa del románico pleno: son tres:
Utilización de pilares cruciformes que aparecen por primera vez en este románico (pilar al que se adosan pilastras o bien columnas) y será utilizado y desarrollado durante el románico pleno.
Decoración escultórica que adorna los capiteles y que, desde el punto de vista iconográfico, introduce nuevos temas nunca vistos hasta entonces y que serán desarrollados en el románico pleno.
Aparición de una serie de modillones o canecillos situados justo por debajo de la cornisa o alero del edificio y que, a diferencia de los modillones del prerrománico asturiano, aparecen tallados adoptando o bien aspecto de animales o bien aspecto de rostros humanos.
Se especula con la posibilidad de que las partes de la planta que conecta con el prerrománico asturiano fuera realizada en 1069 y las partes que proyectan el románico pleno sean las que fueron realizadas en 1080.
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Torre vieja de las campanas de la actual catedral de Oviedo
Es uno de los pocos restos que nos quedan de lo que fue el conjunto de obras levantado durante este período en el contexto de la actual catedral de Oviedo. Hubo un claustro románico que fue sustituido por uno gótico, y otra serie de obras.
Se debate mucho la fecha de construcción de esta torre, pero se sabe que iría aproximadamente del año 1075 al 1100, porque en el 1075 el rey Alfonso VI visita Oviedo y se sabe por una serie de documentos que, a raíz de la visita, el rey deja una serie de documentos que a raíz de dicha visita, el rey deja una cantidad importante de dinero en Oviedo para la construcción de una serie de monumentos que, según él, debían completar al antiguo complejo áulico levantado durante el prerrománico.
Tiene tres cuerpos:
Cuerpo inferior: planta cuadrada que se diferenciaría del nivel intermedio y del nivel superior por la utilización de un aparejo de sillarejo con sillares en las esquinas. La utilización de este sillarejo ha llevado a algunos autores a pensar que ese primer cuerpo habría sido construido ya en época alto medieval (prerrománico) y, de hecho, hay una serie de iglesias prerrománicas asturianas que presentan este tipo de torre: torre campanario, que al mismo tiempo servía de torre fortaleza.
Cuerpo intermedio: se utiliza aparejo de sillar al exterior y cubierta al interior en forma de bóveda de arista (cruce de 2 bóvedas de cañón).
Cuerpo superior: dedicado a acoger las campanas, sobre todo una muy famosa: campana de Wamba (1212). Frente al carácter macizo de los otros cuerpos, éste es un cuerpo abierto por dos arcos de medio punto en cada cara, que descansan en sus correspondientes columnas con capiteles decorados. En el interior va cubierta por una bóveda bastante exótica: bóveda esquifada.
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Románico pleno
Este período está estrechamente vinculado, en Asturias y toda Europa en general, con la implantación en nuestra región del fenómeno del monacato.
El monacato es un fenómeno que llega a Europa Occidental (proviene del oriente) a partir de los siglos III y IV d.C. Ahora bien, no será hasta el siglo VI cuando este régimen de vida monástica se empiece a organizar de una manera más o menos ordenada.
En ese trabajo de ordenación, hay una figura fundamental que es San Benito de Nursia, quién a mediados del siglo VI funda una comunidad monástica regida en torno a una regla: Regla benedictina.
· Pautas de esta regla:
Principio de autoridad que todo monje que se acoja a esa regla benedictina tiene que respetar respecto a un superior (abad).
La vida de un monje debe girar en torno a tres actividades diarias:
Rezar
Trabajar en el campo
Leer, estudiar, copiar libros (trabajo intelectual)
La regla benedictina se funda en el siglo VI y tendrá una rápida expansión por Europa, hasta que llegamos al siglo X (año 910).
En ese año se funda el monasterio de Cluny (Francia) por el Duque de Aquitania (Guillermo “El Piadoso”). A los pocos años de su fundación, este monasterio adopta la regla benedictina. En ese momento, y hasta finales del siglo X, realiza una serie de fundaciones por el resto de Francia de casas o monasterios dependientes de ella, que adoptan también la regla benedictina. La expansión continua en el siglo XI saliendo de Francia y fundándose casas dependientes de Cluny en el resto de Europa, incluidas España y Asturias. Hasta el punto de que, a finales del siglo XI, habrá por toda Europa 1.400 casas (o monasterios) dependientes de Cluny (casa madre) que tienen 11.000 monjes benedictinos.
Este monasterio de Cluny crea, por lo tanto, una especie de superestructura (más importante que muchos estados) que depende de la Santa Sede y que, con el tiempo, llega a acumular una cantidad de riquezas tan grande que supera la de muchos estados de la época.
Cluny se organiza como una estructura feudal:
Abad: siempre en la casa madre (Cluny)
Priores: al frente de las distintas casas
El abad gobierna toda esta superestructura y, al menos una vez al año, debe visitar el resto de casas o al menos las más importantes.
Asturias fue muy benedictina porque Alfonso VI propició la entrada en Asturias de esos monjes benedictinos hasta el punto de que, en Asturias van a fundarse en esta época una serie de monasterios benedictinos dependientes de Cluny de los que cabe destacar:
El monasterio de San Pedro de Villanueva (muy cerca de Cangas de Onís)
El monasterio de San Salvador de Cornellana
Llega un momento en que los benedictinos acumulan tantas riquezas que, a finales del siglo XI, se produce dentro de la comunidad benedictina una especie de cisma (= división) en la que hay una figura fundamental: Roberto de Molesmes.
Roberto de Molesmes era un monje benedictino que, con otro conjunto de monjes benedictinos en desacuerdo con el modo de vida que llevaban, deciden retirarse a un pequeño paraje de Francia (Citeaux), y en él fundar una comunidad bajo una nueva regla: Regla Cisterciense (1095).
El personaje que llevará esta regla a su máximo esplendor es un monje del siglo XII: Bernardo de Claraval. Este monje funda un monasterio en 1115 en Claraval, que va a ser fundamental para la historia del arte asturiano, incluso porque de él llegan a Asturias los primeros monjes cistercienses que fundan en nuestra región los primeros monasterios cistercienses:
Santa María de Gúa (Somiedo)
Santa María de Lapedo
Santa María de Villanueva de Oscos
Santa María de Valdediós (iglesia románica más importante de Asturias)
Esta regla cisterciense se caracteriza por el deseo de volver a un cristianismo basado en la pobreza, en la humildad, en el rechazo de las riquezas.
Sus monasterios siempre se construirán en parajes alejados de los grandes centros urbanos, en lugares aislados en los que la vida discurre entre la oración, la lectura y la explotación de la tierra.
* A los monjes benedictinos se les suele llamar monjes negros y a los cistercienses, monjes blancos. Existen otros monjes, como los cartujos que no hablan, se comunican mediante movimientos de mangas y brazos. Algo curioso de estos monjes es que cuando ven que se acerca su muerte, comienzan a cavar su tumba.
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Remodelación de la Cámara Santa
Sobre todo, de una parte de su piso superior, la capilla dedicada al arcángel San Miguel. La reforma fue realizada entre los años 1175 y 1185, afectó sobre todo al tramo occidental de ese piso superior en el que, por un lado, se suprimió la antigua cubierta de época prerrománica de madera a dos aguas y fue sustituida por una bóveda de cañón. Por otro lado, la remodelación afectó a lo que fue la realización de todo un programa escultórico repartido por los capiteles de las columnas, las basas de las columnas y estatuas-columna que, por su calidad, tiene una importancia internacional. Lo que se representa en ese programa escultórico en las estatuas-columna son los 12 apóstoles, que aparecen de dos en dos en número de seis. Estos apóstoles, desde el punto de vista de su trabajo escultórico, son de una calidad excepcional. Es importante por el naturalismo con el que aparecen representados frente a la rigidez, tosquedad y el carácter hierático (= sin movimiento) de otras de esta misma época. La una se gira hacia la otra, los pliegos de los ropajes caen de manera fluida.
En los capiteles y en las basas se representan escenas relacionadas con la muerte y resurrección de Cristo, de tal manera que todo este programa escultórico habría de ser entendido como una plasmación de los dos momentos clave en la vida de Jesucristo y, por lo tanto, en la vida de un cristiano; y la presencia de aquellas personas que se encargaron de propagar al mundo que Cristo había muerto pero también resucitado.
Lo que lleva a la reforma de esta Cámara Santa es el auge que, en esto momento, vuelven a experimentar las peregrinaciones a Oviedo.
Por su calidad, este conjunto escultórico se acerca a obras tan importantes como las esculturas ubicadas en el pórtico de la iglesia de San Vicente (Ávila) y las esculturas ubicadas en el Pórtico de la Gloria de la catedral de Santiago de Compostela realizadas por el maestro Mateo.
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San Pedro de Villanueva
Es un monasterio benedictino comenzado a construir en la primera mitad del siglo XII y terminado a finales. De la iglesia y del monasterio original quedan muy pocos restos, lo poco que nos queda nos sirve para explicar dos de las características fundamentales de ese románico pleno:
Cabecera: la iglesia del monasterio presenta la cabecera típica de los templos del románico pleno, que se caracteriza por ser tripartita, dividida en 3 partes o ábsides de forma semicircular precedido siempre de un tramo recto. Es una cabecera escalonada. Presenta, en la capilla mayor, unas columnas adosadas a la pared exterior, columnas que arrancan de un zócalo y que rematan con su capitel justo por debajo de la cornisa. Esa cornisa va recorrida por una serie de modillones o canecillos característicos de este período. Toda la cabecera utiliza como aparejo el sillar (piedra labrada). Por último, tiene una ventana con forma de arco de medio punto en el centro de la capilla mayor. En las capillas laterales no suele haber columnas adosadas al muro exterior, pero pueden aparecer o bien pilastras.
Puerta meridional: esta iglesia tenía dos puertas de acceso: una occidental y otra meridional bajo la torre. Esta puerta (finales siglo XII) nos va a mostrar el modelo característico de portada (= puerta monumental) de este período. Ese modelo consiste en:
Basamento o zócalo del que arrancan una serie de jambas escalonadas en cuyos ángulos o codillos se colocan una serie de columnas, las cuales rematan en unos capiteles por encima de los cuales aparece una moldura en voladizo (=saliente) que recibe el nombre de cimacio. De cada uno de los segmentos de ese cimacio, que coinciden con su correspondiente capitel, arrancan unas molduras de piedra con forma de fajas curvadas denominadas arquivoltas. Éstas van decoradas con una serie de elementos característicos de este románico pleno:
Motivos geométricos en forma de zigzag.
Motivos florales denominados tetrapétalas con botón en el centro.
La puerta presenta un abocinamiento, es decir, experimenta un progresivo estrechamiento o ensanchamiento.
Importancia de la decoración escultórica de los capiteles que, para el caso concreto de esta portada se divide en:
Motivos vegetales tallados en los capiteles de la parte derecha.
Representaciones humanas talladas en los capiteles de su parte izquierda, entre las que destaca una que hace de esta portada de San Pedro una obra excepcional en lo que a su escultura se refiere: se representa un motivo inusual, que narra la despedida por parte de una dama de su amado, un caballero que parte hacia la guerra. Es una escena excepcional por dos razones:
Tratamiento formal que el escultor que realizó este trabajo decidió aplicar a la escena. Ésta está captada con un lenguaje naturalista, opuesto a la rigidez y la tosquedad de la mayor parte de las tallas de esta época.
Presencia de la figura de la mujer. Esta figura no suele ser muy habitual que se vea decorando las partes de una iglesia y que, además, aparece representada de una manera estilizada, buscando un canon de belleza que anuncia lo que serán algunas de las propuestas de la escultura gótica.
El interior: es una iglesia de una sola nave que experimenta un ligero estrechamiento a medida que nos vamos acercando a los pies. Tiene cabecera tripartita y escalonada. La nave iba cubierta bien por una bóveda de cañón o bien por una cubierta a dos aguas de madera. Lo que es cierto es que el interior que hoy vemos, está absolutamente transformado (siglo XVIII) en lo que a la cubierta de la nave se refiere. Lo único que nos interesa del interior es la cabecera y sus abovedamientos:
1. Capilla central: bóveda de cañón semicircular.
2. Capillas bilaterales: bóveda de horno o de cuarto de esfera.
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Iglesia del monasterio de Santa María de Valdediós
Es un monasterio cisterciense. De esta época (siglos XII y XIII) tan sólo nos queda, de lo que fue ese monasterio, su iglesia (el resto fueron transformados en los siglos XVII y XVIII).
En el año 1918 se documenta la presencia de una primera comunidad de monjes cistercienses en este valle de Boides, en el que al final iban a levantar su monasterio. Llegan, construyen un pequeño edificio para dormir, y se dedican a explotar la tierra (veían una relación entre la explotación de la tierra y la creación del mundo por parte de Dios).
Dos años más tarde (año 1200) es cuando el rey Alfonso IX y su esposa, Berenguela, conceden a esta comunidad de monjes cistercienses un permiso para la construcción del monasterio. Dicha construcción no comenzará hasta 1218 (finaliza en 1226), siendo obispo de Oviedo el obispo Juan, siendo abad del monasterio Juan IV y siendo arquitecto autor de las obras de este monasterio el arquitecto Gualterio (único nombre conocido de arquitecto que haya trabajado en Asturias en este período).
Tardan 18 años en empezar a construirlo porque se dedicaron a recaudar fondos para la construcción de un monasterio que, a pesar de no tener mucha decoración, fue un monasterio costoso por la calidad del aparejo con el que está realizado. Este monasterio está compuesto por:
Iglesia: planta de cruz latina, con un cuerpo de 3 naves (siendo la central más ancha y alta que las laterales) al que sigue una nave perpendicular (transepto o crucero sobresaliente tanto en planta como en alzado). Tiene cabecera tripartita, escalonada, con capilla central más ancha y más alta que las laterales, rematadas por ábsides semicirculares con un ligero tramo recto que precede esa semicircularidad. Todo el edificio (naves + transepto) va cubierto por una bóveda muy cercana a lo que sería una bóveda apuntada, de ojivas o de crucería (tipo de bóveda característico del gótico).
No es gótico, pero se acerca, por la sencilla razón de que al estilo patentado por las iglesias construidas en los monasterios cistercienses. Siempre se le ha considerado un estilo de transición entre lo inmediatamente anterior (románico) y el gótico.
Sólo en la cabecera sigue apareciendo esa cubierta de cañón característica del románico.
Las naves se encuentran separadas por arcos apoyados sobre pilares cruciformes.
En el exterior nos encontramos tres cuerpos:
La cabecera (tripartita, escalonada, de ábside semicircular…) se adapta perfectamente a lo que era la cabecera de San Pedro. Tiene columnas adosadas que llegan a la cornisa, modillones debajo de la cornisa y ventanas de arcos de medio punto entre las columnas. En las capillas laterales, tiene un estilo similar (modillones, ventana de arco de medio punto…), pero en éstas desaparecen las columnas y se sustituyen por pilastras adosadas a las capillas.
Es un poco raro en las iglesias de los monasterios cistercienses porque, por lo general, éstos suelen adoptar tanto al interior como al exterior, una cabecera compuesta por:
Capilla central semicircular
Dos capillas laterales que no suelen ser semicirculares sino cuadrangulares. Santa María rompe y adopta esta cabecera por imitación de San Pedro de Villanueva.
El transepto (fachada septentrional) tiene dos niveles: en el nivel bajo se sitúa la puerta y en el nivel superior, una ventana románica por la que penetra el mayor volumen de luz en el interior.
A esta puerta se la conocía con el nombre de puerta de los muertos, porque a través de ella, la comunidad de monjes cistercienses conducía el cadáver de un monje fallecido para enterrarlo en el cementerio que está ubicado en el lado norte del edificio.
La fachada está cubierta actualmente por un pórtico del siglo XVI-XVII. Es una fachada en la que aparecen 3 puertas que se corresponden cada una con una nave y que nos hablan de la extraordinaria importancia que tenía este templo. Las puertas traducen muy bien al exterior lo que es esa distribución jerárquica del interior del templo. Son 3 puertas que se organizan de forma de portadas románicas (como las explicadas para San Pedro de Villanueva). El campanario es del siglo XVIII.
En el interior encontramos una cubierta de bóveda de ojiva (en las bóvedas y en los arcos hay un carácter apuntado). Se utiliza el sillar como aparejo en todo el edificio (también en el exterior). Despojamiento decorativo, es decir, apenas hay decoración escultórica. Claridad que inunda el edificio aportada por una luz blanca diáfana que atraviesa unas ventanas lisas, planas, sin ningún tipo de decoración. Es una luz muy cisterciense que representaría la salvación, la divinidad.
El claustro: Un claustro es una galería porticada adosada al brazo meridional del transepto, que tiene planta cuadrangular y en la que están ubicadas las distintas dependencias del monasterio. Esas dependencias son:
Sacristía: en su interior destacaría la presencia de un mueble conocido como armarium que estaba destinado a albergar los libros más importantes de ese monasterio.
Sala capitular: lugar donde se reunía la comunidad.
Locutorio: lugar en el que el abad confesaba a los monjes.
Refectorio: lugar donde comen. Al lado, siempre estaban las cocinas.
Calefactorium: único lugar donde se permitía encender fuego, iban a calentarse y en él se dedicaban al trabajo intelectual (copia de manuscritos).
Otras dependencias: casi siempre la hospedería y, en segundo lugar, la casa del abad.
Las habitaciones de los monjes irían en uno de los brazos del claustro, no al ras del suelo sino en un piso superior porque, a la hora de dormir, el contacto con la tierra era muy peligroso para el monje y era necesario alejarlo de ella y acercarlo a la divinidad.
En los siglos XI y XIII, en Asturias y toda España y toda Europa, se desarrolla una red de iglesias parroquiales de gran importancia, no sólo religiosa sino también para los programas de repoblación de zonas que se desarrollan a lo largo de estos siglos.
La iglesia parroquial es un lugar fundamental en esta época, es un lugar de reunión para tratar asuntos religiosos y sino, asuntos que afectan a la comunidad. De ahí, la importancia en cantidad y calidad de las construcciones que se van a levantar con motivo de su creación.
Ni los campanarios ni los porches o pórticos de estas iglesias parroquiales son de esta época, sino que se añadieron en el siglo XVIII.
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Iglesia de San Juan de Amandi
Se construye en la primera mitad del siglo XIII y se convierte en la iglesia parroquial de esta pequeña localidad. Surge con la vocación de San Juan de Maliayo. Será en la segunda mitad de este siglo cuando adopte la de San Juan de Amandi y pierda su categoría de iglesia parroquial al ser sustituida por otra que se construye en esta segunda mitad: Santa María de la Oliva.
La planta: tiene una sola nave rectangular cubierta, en su día, con armadura de madera a dos aguas. Tiene una sola capilla semicircular precedida por un tramo recto, cubierta por bóveda de cañón y que, como hecho singular, hay que destacar la forma en que están organizados (o articulados) los muros de esa capilla: se encuentran articulados con doble piso de columnas en el nivel inferior y arcos de medio punto en el nivel superior, con su correspondiente decoración escultórica decorando los capiteles.
El exterior: destaca su portada, que es muy similar a las de San Pedro de Villanueva y Santa María de Valdediós, con una única diferencia: en vez de arquivoltas semicirculares, aparecen unas apuntadas anticipando el gótico.
Decoración zigzag y presencia de un motivo decorativo en forma de cara puntiaguda (= cara rostrada). Este motivo aparece en Asturias únicamente en esta zona de Villaviciosa y tiene un origen inglés y francés.
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Santa María de la Oliva
Fue construida en la segunda mitad del siglo XIII y desbanca a la anterior como iglesia parroquial. Esta iglesia se caracteriza por tener una sola nave rectangular o cuadrangular (propio del gótico), con cubierta ojival. Ese gótico se anuncia en la manera de componer la fachada, que tiene dos niveles y en el superior se abre una ventana que se asemeja a los rosetones del gótico.
Su portada tiene de gótico el arco apuntado pero, sobre todo, la presencia, en la clave del arco, de una escultura que representa a la Virgen María y que es una escultura que aparecerá en muchas de las fachadas de las iglesias góticas.
Del románico nos queda ver una obra clave a nivel internacional: un códice ilustrado, miniado (= lleva miniaturas):
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Libro de los testamentos o “Liber testamentorum”
Este libro fue mandado realizar por el obispo Pelayo entre los años 1121 y 1122, a raíz de los privilegios concedidos por el papa Calixto II a la diócesis de Toledo que hacían que otras tres diócesis (la de León, la de Palencia y la de Oviedo) se convirtieran en diócesis subordinadas a esa diócesis de Toledo.
Como respuesta, el obispo Pelayo mandó realizar este libro en el que se expusiera la importancia que el Reino de Asturias y la diócesis de Oviedo habían tenido desde hacía siglos y el papel tan importante que para la recristianización de España y, en definitiva, para el esplendor de la iglesia, habían tenido sus reyes. Unos reyes que, al menos, debían tener la misma consideración, y no menor, que los de Toledo. Veremos dos páginas:
Página que antecede a lo que es el supuesto testamento de Alfonso II “El Casto”, en el que se narra todo lo conseguido por este monarca para la iglesia y lo que, una vez fallecido este rey, deja a la iglesia de la diócesis de Oviedo.
Marca lo que es la composición del resto de páginas ilustradas que aparecen en este libro, una composición que se divide en dos niveles:
Superior o celestial: en el cuerpo central aparece una representación de Cristo, un Cristo peculiar conocido con el nombre de pantocrátor (Cristo sentado sobre una especie de trono con su mano derecha en la que aparecen 3 dedos levantados y su mano izquierda sosteniendo un libro). Los 3 dedos levantados hacen alusión a la Santísima Trinidad, mientras que el libro se suele considerar una especie de símbolo de la sabiduría celestial.
Esta representación se complementa con la inscripción de Cristo en una figura con forma de almendra, denominada mandorla. Este cuerpo central está franqueado por 6 personajes a cada uno de los lados, que aluden a los 12 apóstoles.
Inferior o terrenal: representación del rey Alfonso II en posición de adoración, con un representante detrás de él del cuerpo de la milicia, tan importante para los reyes asturianos, que sostiene las armas del rey (escudo y espada). Estamos ante un rey que reza pero que también lucha.
A izquierda y a derecha nos encontramos dos personajes que actúan a modo de introducción entre el rey y esa divinidad a la que hora: la Virgen María (siempre) y el arcángel San Miguel.
Esta ilustración nos habla de la procedencia del poder real, un poder real, que emana del cielo. Alfonso II aparece como el rey elegido para luchar por la Reconquista.
Desde el punto de vista plástico, esta página destaca por:
La belleza y la variedad de los colores (rojos, verdes, amarillos, etc.). No tienen comparación con ningún códice español de la época.
La extraordinaria imaginación que el artista demostró a la hora de trazar los distintos marcos arquitectónicos que atechan a las figuras.
La extraordinaria presencia, por primera vez en un códice, de la figura de la mujer (distinta de la Virgen María) y que muchas veces, en estas miniaturas, ocupa un papel destacado.
Página que antecede a lo que es el texto con el supuesto testamento del rey Alfonso III “El Magno”. Es una página de pergamino en la que la ilustración ocupa toda la extensión de la página y en donde volvemos a apreciar, en cuanto a su composición, una distribución similar a la de la página de Alfonso II. Esta página presenta también dos niveles:
Superior o principal: aparecen una serie de personajes en el centro, destacando la figura del rey Alfonso III “El Magno”, en cuya mano derecha se encuentra un documento que no es otro que el mismo testamento, que se completa con un cetro (símbolo del poder real) que sostiene en su mano izquierda, además, porta una corona en la cabeza. A ambos lados de este rey, 2 personajes:
Obispo Gomelo (representante del poder eclesiástico)
Reina Jimena, esposa de Alfonso III (cuya ubicación al lado del rey es muy singular por ser una figura femenina que aparece en el nivel principal).
Aparecen dos personajes más: la dama de confianza de la reina y, frente a ella, otro representante del clero que porta entre sus manos un libro. Este personaje funciona en la composición a modo de notario, de personaje que levanta acta.
Inferior: se reúnen una serie de personajes que aluden a la clase militar, tan importante en el contexto del reino asturiano, acompañados de criados de los reyes.
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Arca de las reliquias
Se duda acerca de su fecha de realización, pero se sospecha que fue entre 1075 y 1100. En el año 1075 llegó a Oviedo en peregrinación el rey Alfonso VI y, a su marcha, dejó una importante cantidad de dinero para que la diócesis de Oviedo realizara nuevas obras arquitectónicas, de orfebrería, etc. que engrandecieran a la ciudad de Oviedo. Entre las obras que se realizaron está esta Arca de las reliquias o, mejor dicho, el revestimiento en plata de la antigua arca de las reliquias que se custodiaba desde tiempo inmemorial en la diócesis de Oviedo.
Un arca de madera de cedro que fue revestida en plata gracias a la donación realizada por Alfonso VI y que contenía, según cuenta la tradición:
Trozos de la Veracruz
Parte de la ropa que llevaba Cristo en el momento de ser apresado
Un trozo del pan que utilizó Cristo en la última cena
La sábana santa con la que fue cubierto su cuerpo una vez muerto
Tierra que había pisado Jesucristo
Trozos de las vestiduras de la Virgen María
Restos de la leche con la que la Virgen María lo amamantó
Restos de los apóstoles
En el frente aparece la representación del Cristo pantocrátor con los correspondientes 6 apóstoles a cada uno de los lados. En el lateral izquierdo, aparecen escenas de la vida de la Virgen María y de la infancia de Cristo. En el lateral derecho, otra representación de Cristo pantocrátor, una imagen del arcángel San Miguel y 8 apóstoles. En la cara superior, que es la que se utilizaba como mesa de altar, aparece una representación de la crucifixión de Cristo.
El Gótico
El arte gótico, a diferencia del románico, es un arte asociado a las ciudades y es, precisamente a finales del siglo XIII y comienzos del siglo XIV, cuando Asturias va a experimentar, impulsada por el poder real, un proceso de urbanización.
Hasta entonces, en Asturias había dos grandes ciudades: Oviedo y Avilés. Dos ciudades a las que se las viene a sumar todo un conjunto de pequeñas localidades o “protociudades”, que empiezan a fundarse y que se conocen con el nombre de pueblas.
A estas pueblas se les concede una serie de privilegios, los llamados fueros, que atienden fundamentalmente a tres aspectos:
Administrativo: a cada puebla se le concede la capacidad de elegir a sus alcaldes y magistrados así como la capacidad de gobernar un pequeño territorio que se conoce como Alfoz, y que equivaldría hoy en día a un concejo.
Económico o comercial: a estas pueblas, el poder real, les concede el privilegio de organizar un mercado (fuente de ingresos importantísima).
Urbanístico: sólo estas pueblas podrán construir murallas alrededor de ellas, defensivas por un lado y, por otro, marcando lo que es una ciudad.
Pueblas que se fundan: Nava, Navia, Cangas del Narcea, Luarca, Llanes, Gijón, Tineo… Se genera todo un movimiento de población en Asturias de personas que se trasladan del campo a estas nuevas localidades y también movimientos de gente procedentes de fuera de Asturias y que se instalarán en estas nuevas localidades, y que con su trabajo van a reactivar la economía y la cultura de la región. Proceden sobre todo de Galicia y Castilla y, en menor grado, Cantabria y País Vasco.
También en esta época hay documentados un número importante de franceses que se dedican sobre todo a actividades comerciales, mercantiles => clase emergente: burguesía. También un número reducido de población judía y musulmana.
La llegada a Asturias en el siglo XIII y, principalmente a partir del siglo XIV, de las órdenes mendicantes y, sobre todo, de los dominicos (S.XVI) y de los franciscanos y clarisas, fundarán la base del gótico y, posteriormente, se instalan en Avilés y Tineo.
Las órdenes mendicantes se instalan en las ciudades y van a construir numerosas iglesias conventuales levantadas en estilo gótico, estas órdenes predican la pobreza, aunque con el tiempo van acumulando riquezas como ocurría con las órdenes benedictinas, cistercienses, etc.
El período que va del siglo XIII a finales del siglo XIV, es un período para Asturias de importantísimo intercambio comercial con el exterior y, sobre todo, con lo que se conoce con el nombre de arco atlántico.
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Catedral gótica de Oviedo
A finales del siglo XIII, entre los máximos representantes de la iglesia ovetense y el poder civil ovetense, comienza a extenderse la impresión de que las construcciones prerrománicas y románicas están desfasadas. Por lo que es necesario si no cambiarla, al menos transformarla.
Una catedral gótica es, por un lado sede del obispo y, por otro, centro de un núcleo (puebla o ciudad) que tiene que demostrar ante el resto de ciudades su valía. Es por ello que a finales del siglo XIII comienzan a realizarse las primeras obras en el contexto de lo que será la catedral gótica de Oviedo.
Las obras comienzan a realizarse en la sala capitular, es el primer espacio que se transforma. Como función tiene la de servir de lugar de reunión para el “cabildo catedralicio”. Lo que se hizo, a finales del siglo XIII y, más concretamente entre 1293 y 1312, fue remodelar un espacio de planta cuadrangular y cubrirlo con una bóveda que no es ni románica, ni gótica sino de transición entre estos dos estilos y que recibe el nombre de bóveda aquitano española que se caracteriza por:
Ser utilizada para cubrir espacios sin apoyos intermedios, articulándose mediante una serie de nervios que finalizan en una clave de la que arrancan los empujes.
Presentar sus hileras de piedra despejadas en anillos concéntricos que van dirigiéndose hacia la clave.
Utilizar unos huecos en las esquinas, denominados trompas nervadas. Bóvedas semicónicas que permiten el paso de un cuerpo cuadrangular a un remate octogonal. El origen de esta bóveda es francés, de la región de los Pirineos.
El segundo esfuerzo constructivo tiene lugar en el claustro, tiene 3 etapas de construcción:
1300-1350: brazo septentrional y los dos primeros tramos del occidental.
1350-1400: resto del brazo occidental y brazo meridional.
1411-1442: brazo oriental, realizado por el arquitecto francés Nicolás de Bar, un arquitecto que se caracteriza por darle al claustro una decoración mucho más recargada que la de los otros tramos. Una decoración que se conoce con el nombre de decoración flamígera.
Bóveda de crucería, en las claves de los arcos aparecen una serie de escudos y armas de aquellos que financiaron el claustro. Importante decoración escultórica de capiteles y basas aparecen escenas de la vida cotidiana, de vicios y virtudes, de fábulas, decoraciones vegetales y otras escenas entre las que hay que destacar dos:
Escena de la adoración de los Reyes Magos.
Escena que representa la colaboración de la primera piedra de la catedral.
A medida que se iban haciendo las obras del claustro, llega al obispado de Oviedo un personaje que será fundamental: el obispo Don Gutierre de Toledo, un obispo conectado con la nobleza castellana y que va a ser el verdadero impulsor.
Las obras de la catedral comienzan en 1382 con la construcción del sepulcro del obispo Don Gutierre de Toledo. Un sepulcro que a día de hoy no nos ha llegado porque en el siglo XVII fue derribado para construir la actual girola de la catedral.
La construcción prosigue de la cabecera a los pies, a pesar de todo el tiempo que se tardó siempre se respetó el plan original.
Planta: cabecera única, poligonal precedida de tramo recto con crucero o transepto que sobresale tanto en planta como en alzado, y con un cuerpo basilical de 3 naves, con una nave central más ancha y más alta que las laterales.
Presencia de capillas entre los contrafuertes. Este fenómeno, aparece por primera vez en Asturias. Eran utilizadas para enterrar a las personalidades más importantes del lugar (poder religioso o civil) que hubieran aportado fondos con los que sufragar los gastos de la construcción de la catedral.
Se remata a los pies con un pórtico realizado en el primer tercio del siglo XVI y con una torre rematada, en un primer momento en 1551 y en un segundo motivo en 1589.
Parentescos en planta: catedral de Bayona (Francia, 1310) que es exactamente igual a la de Oviedo excepto su crucero que no sobresale, catedral de Pamplona que es exactamente igual excepto por la presencia en esta última de girola y triforio ciego frente a la de Oviedo.
Etapas constructivas de la catedral
La catedral se inicia en el año 1382 en la cabecera. Las etapas de construcción son:
Primera mitad del siglo XV: esta primera etapa está dirigida por dos arquitectos: Nicolás de Bar y Nicolás de Bruselas. Durante esta etapa lo que se realiza es el brazo izquierdo del crucero y el arranque de las naves.
1458-1489: esta etapa fue dirigida por el arquitecto Juan de Candamo, que estaba formado en la catedral de León a las órdenes de uno de los más célebres arquitectos: Jusquin. A esta etapa pertenece la construcción del brazo derecho del crucero y del arranque de las naves de dicho lado.
1492-1498: esta etapa está protagonizada por el arquitecto Bartolomé Solórzano. En esta etapa se cierra la catedral completamente.
1500-1551: en el año 1500, el cabildo de la catedral de Oviedo convoca un concurso para la realización de los tres cuerpos restantes: la fachada con sus 3 portadas, la construcción del pórtico y la construcción de la torre. A este concurso se presentan 3 arquitectos: el arquitecto de la catedral de Burgos, el de la catedral de León Juan de Badajoz “El Viejo” y el de la catedral de Oviedo -y de la de Palencia- Bartolomé de Solórzano.
El ganador del concurso será Juan de Badajoz “El Viejo”. A él le corresponde el diseño de esos cuerpos, que comienzan a levantarse en el año 1500 y que finalizarán en el año 1551, momento en el que corona con su correspondiente aguja la única torre de la catedral.
A las órdenes de este arquitecto, aparece un “maestro cantero” (maestro de obras) cántabro: Juan de Cerecedo “El Viejo” que, además, es el iniciador de una estirpe de canteros cántabros muy importante.
Este último cuerpo se caracteriza, en lo que a la fachada y a las portadas se refiere, por respetar, en cuanto a diseño, lo que eran los presupuestos decorativos que se venían aplicando para la ornamentación de algunas portadas interiores en la catedral desde el siglo XV.
En cuanto al pórtico, hay una complejidad en los abovedamientos con que lo remata.
En cuanto a la torre, también se caracteriza por el respeto, desde el punto de vista decorativo, de los presupuestos.
En 1575, un rayo destroza completamente la aguja y hay que reconstruirla, de esto se encarga un arquitecto muy importante de este período ya renacentista: Rodrigo Gil de Ontañón. La construcción de la aguja se finaliza en 1587.
Alzado interior: podemos ver las diferentes partes que aparecen en una catedral gótica y en particular en ésta. Lo primero es la cabecera poligonal, con un nivel inferior en donde había un cuerpo de ventanas y un nivel superior en donde aparece un segundo cuerpo de ventanas. Distribución en altura de las naves, se aprecian tres cuerpos: un primer nivel de arcadas, un segundo nivel: triforio, y un tercer nivel de ventanas.
El triforio es un pasillo o galería que podía ser utilizado para distintos usos. Tenía, en primer lugar, una función estética: la apertura de esta galería servía para aligerar óptica y físicamente el excesivo peso que podía tener un muro ciego. Podía tener otras dos funciones más: era un pasillo que permitía el acceso por parte de los maestros canteros a las bóvedas de las naves laterales de cara a su reparación. Un tercer uso que últimamente está siendo muy discutido es el lugar en el que dormían los peregrinos que iban a Santiago cuando paraban en Oviedo a adorar las reliquias de San Salvador.
Es un triforio extraño por dos razones: en el momento en el que se va construyendo, en la arquitectura gótica española, está desapareciendo optándose por el muro ciego. Esto ha sido interpretado como que hubo un plan inicial que se remonta al año 1382 que fue respetado por todos los arquitectos que fueron pasando. Este plan inicial contempla la construcción de una triforio y que hace que este edificio, a pesar de todo ese tiempo, mantenga una unidad que no tienen otras catedrales góticas españolas.
Exterior: el elemento más importante del gótico es el arbotante, es un arco que transmite los pesos o empujes de las bóvedas a un contrafuerte situado en el exterior. Al transmitir esos empujes a este contrafuerte, libera a los muros de la función de soporte, permitiendo abrir esos muros con muchísimas ventanas que iluminan el interior de la catedral.
Portada: guarda cierta relación con la portada monumental del interior. Con bóveda de doble estrella (lado derecho, bajo torre).
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Capilla de los Alas (Avilés, 1346)
Capilla funeraria que estaba adosada a la antigua iglesia parroquial de Avilés. Es de planta cuadrada, cubierta por una bóveda aquitano española. Destaca su puerta de entrada con arco apuntado con cabezas talladas en los capiteles.
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Iglesia de San Francisco (Oviedo)
Fue muy importante. Fue demolida en el año 1902 para construir sobre ella el edificio de la diputación provincial. Era importantísima, tanto que las dos mejores familias del siglo XIV en Oviedo: Bernaldo de Quirós y Argüelles; prefirieron enterrarse en la cabecera de esta iglesia antes que en la catedral. Se especula con la posibilidad de que únicamente fuera abovedada en el presbiterio.
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Santa María de Llanes
Tiene una peculiaridad y es que fue financiada por el pueblo de Llanes en el siglo XIII, y por esto, el pueblo impidió que ningún miembro de aquellas familias importantes fuera enterrado en su interior.
El Renacimiento
Durante mucho tiempo, el siglo XVI asturiano fue considerado un siglo menor desde el punto de vista artístico. Podemos distinguir dos grandes períodos desde el punto de vista artístico, y más concretamente arquitectónico:
Primera mitad del siglo XVI
Arquitectura religiosa (iglesias, monasterios y conventos)
Iglesias: se caracterizan por ser iglesias de una sola nave con tribuna a los pies, iluminación homogénea y cabecera cuadrada o rectangular en la que se siguen realizando enterramientos. Dos ejemplos son la Iglesia de San Isidoro (Oviedo) y la Iglesia de Santa María la Mayor (Salas).
Monasterios y conventos: se caracterizan por el extraordinario desarrollo que experimentan en esta primera mitad del siglo XVI las sacristías, bibliotecas, hospederías… También por levantar en ellos claustros de dos pisos y por introducir celdas individuales. Un ejemplo, es el monasterio de San Vicente, en Oviedo (actual Museo Arqueológico).
Arquitectura civil: en esta primera mitad, se instaura en Asturias lo que va a ser la tipología característica de palacio rural asturiano, constituido por un cuerpo central rectangular y una o dos torres flanqueando los lados. A estos palacios se les adosan, numerosas veces, capillas como por ejemplo el Palacio Moral (Sariego) con su capilla de Santiago.
Segunda mitad del siglo XVI
Se caracteriza por la introducción en Asturias del clasicismo italiano. Es una corriente artística que llega a España a través de dos arquitectos: Juan de Herrera y Juan de Toledo, en la década de 1560, y llega a Asturias una década más tarde de la mano del arquitecto Juan de Ribero Rada.
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Características del clasicismo italiano:
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Arquitectura desornamentada, austera, denominada “de plomada y nivel” interesada por la distribución racional de los espacios mediante sistemas de proporciones y mediante el uso de la geometría y de la aritmética, que hace que el arquitecto clasicista se mueva únicamente en tres planos:
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El de la línea
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El del volumen
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El del plano
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Arquitectura interesada por establecer relaciones de armonía entre los espacios huecos y los volúmenes netos.
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Arquitectura a la que le gusta jugar con las formas geométricas:
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Cubo y cuadrado
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Esfera y círculo
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Pirámide y triángulo
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Edificio histórico de la Universidad de Oviedo
Es el ejemplo más significativo. Fue construido con motivo de la fundación, en el año 1566, de la Universidad de Oviedo que fue fundada por uno de los personajes más importantes de la historia de Asturias: Fernando Valdés Salas. El edificio no se empieza a construir hasta el año 1574 y se finaliza en 1608.
Arquitectos: Rodrigo Gil de Ontañón y, sobre todo, Juan de Ribero Rada.
Fernando Valdés Salas es el fundador de la Universidad de Oviedo, fue presidente del Concejo de Castilla, inquisidor general y arzobispo de Sevilla.
El edificio presenta dos grandes aspectos:
Exterior: hermético, sólido, para muchos especialistas conservador.
Interior: todo lo contrario. Diáfano, frágil y, para muchos especialistas, evolucionado.
El edificio describe en planta un cuadrado de 50 metros de largo con un patio de dos pisos en torno al que se distribuyen las diferentes estancias. Transmite solidez por dos razones:
Escasa altura de las plantas en relación con la longitud
Espesor y grosor de los muros que se aprecia gracias al derrame de las ventanas.
En las ventanas está el único juego: apaisadas en el nivel inferior, y verticales en el nivel superior.
Puerta principal: portada aliterada con dos columnas que sostienen un entablamento con un friso decorado por rosetas y triglifos. Encima aparece una ventana coronada por un frontón semicircular en donde aparece la efigie de Fernando Valdés Salas y, fuera de él, dos figuras: una masculina y otra femenina, que hacen alusión o bien a virtudes del fundador o bien a los caminos a los que puede llevar la sabiduría.
Interior: nos encontramos un patio dividido en dos niveles:
Inferior: compuesto por una serie de arcadas (7 en cada crujía), arcos de medio punto sobre columnas de orden toscana.
Superior: adintelada y a doble tramo, es decir, tiene el doble del número de columnas que en el piso inferior (una siempre cae a plomo sobre la del piso inferior y otra en la parte central). Orden jónico, respetando la ley arquitectónica del Renacimiento italiano.
Desnudez decorativa. Los únicos elementos decorativos serían las molduras que recorren los arcos, los antepechos.
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Mausoleo de Fernando Valdés Salas en la Colegiata de Santa María la Mayor (Salas)
Es una de las grandes obras del Renacimiento español, sólo comparable a las grandes obras (mausoleos) construidos en este momento en la Capilla Real de Granada y en El Escorial.
Fue realizado por uno de los escultores más importantes a nivel europeo del momento: Pompeo Leoni, un escultor milanés hijo de Leone Leoni y escultor de cámara de los reyes Felipe II y Felipe III. La escultura de Pompeo Leoni se caracteriza por su estilizada elegancia, por su contención expresiva y por un virtuosismo técnico que hizo de él, uno de los más reputados del momento.
Este mausoleo fue realizado entre 1576 y 1584 en Madrid, siendo trasladado en 50 carros de bueyes, desde Madrid hasta Salas. Montado por César Villa, está realizado en alabastro a la manera de los antiguos arcos del triunfo, con tres partes fundamentales:
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Basamento: en el centro, escudo de la familia de Valdés Salas, y a izquierda y a derecha hay una inscripción en romance y en latín alusiva a los méritos en vida de Fernando Valdés Salas.
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Cuerpo central: dividido en tres partes separadas por columnas. A izquierda y a derecha aparecen dos figuras alusivas a dos de las virtudes teologales: caridad y esperanza. En el centro aparece la representación en bulto redondo de Valdés Salas orando con su traje de arzobispo acompañado por tres miembros de su familia. Con un relieve en la parte de atrás donde se representa la resurrección de Cristo.
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Nivel superior o ático: en la parte central aparece una representación de la otra virtud teologal: la fé, pisando a la herejía. Y de izquierda a derecha la representación de las 4 virtudes cardinales: justicia, prudencia, templanza y fortaleza. El ático aparece rematado por un frontón triangular partido encima del cual aparece una representación de la cruz de la victoria acompañada a izquierda y a derecha por dos angelotes con flameros.
Referentes artísticos con los que puede vincularse este mausoleo:
Miguel Ángel, cuya huella puede verse sobre todo en la imagen de la fé venciendo a la herejía y en la imagen en relieve de la resurrección de Cristo.
Sansovino, se aprecia sobre todo en las esculturas de la caridad y de la esperanza.
Escultura española del siglo XVI, rostro de Fernando Valdés Salas, para la que utilizó la mascarilla mortuoria del propio Valdés Salas.
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Arcos del acueducto de los pilares (Oviedo)
Obra de ingeniería hidráulica realizada por el arquitecto Gonzalo de la Bárzana entre 1588 y 1601. Era arquitecto y también maestro fontanero, que antes de trabajar en Oviedo había trabajado en Valladolid, León y Santiago de Compostela.
El ayuntamiento de Oviedo le encarga la realización de un acueducto que tenía como misión traer aguas a Oviedo desde Fitoria.
El acueducto estaba formado por 40 arcos apoyados en pilares que tenían que salvar una serie de desniveles que fueron los que complicaron la obra.
Para la construcción de esos arcos, Gonzalo de la Bárzana alternó el sillar y el sillarejo, trazando un encañado en la parte superior auténticamente revolucionario para la época. De hecho, a este acueducto se le considera la obra de ingeniería hidráulica más importante realizada en España a finales del siglo XVI.
El acueducto se mantuvo intacto hasta finales del siglo XIX, en el que debido a una serie de obras públicas relacionadas con la instalación del ferrocarril, comienza a destruirse. De tal manera, que hoy en día sólo quedan 5 de estos arcos. Los arcos, en su cota más elevada llegaban a alcanzar hasta los 10 metros de altura.
El Barroco
El siglo XVII supone la llegada, desde el punto de vista artístico, a Asturias del Barroco. Dura del año 1600 al año 1750. Durante esos 150 años, se puede asegurar que la arquitectura asturiana está plenamente relacionada con la arquitectura que se realizaba en el resto de España.
En Asturias van a trabajar, sobre todo, arquitectos gallegos, vallisoletanos y cántabros. Esos arquitectos van a trabajar para distintos clientes, que podemos agrupar en dos grandes bloques:
a. La iglesia (catedrales, monasterios e iglesias parroquiales).
b. Población civil (ayuntamientos y nobleza)
· Arquitectura civil: se mueve casi siempre entre trabajos encargados por los ayuntamientos y trabajos encargados por la nobleza asturiana, una nobleza que experimenta un gran auge económico y que se dedica a:
Reconstruir las residencias señoriales que podía tener en el campo.
Construir o rehacer residencias que tenían en las ciudades.
Se trata de familias muy importantes, de linajes que a través de esta actividad constructiva, tratan de exhibir su poder y su autoridad.
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Ayuntamiento de Avilés
Fue construido entre los años 1670 y 1677 por el arquitecto Juan de Estrada a imitación del que 50 años antes había construido en Oviedo el arquitecto Juan de Naveda. Para su construcción se escogió un espacio privilegiado, situado ante la antigua muralla delante de la cual se iba a trazar la plaza mayor de la ciudad, y flanqueado a izquierda y derecha por dos de las puertas: la puerta del reloj y la puerta de la ferrería.
El ayuntamiento consta de un cuerpo central y dos alas situadas a izquierda y a derecha de dicho cuerpo. El cuerpo central presenta dos niveles:
Inferior: abierto por un arco de medio punto.
Superior: en él encontramos un ritmo de dintel-arco-dintel, que se conoce con el nombre de ritmo serriano y que es un ritmo característico de buena parte de la arquitectura asturiana de este siglo XVII.
Los dos niveles se rematan con un frontón triangular partido al que llegan unas pilastras que recorren toda esa altura a izquierda y a derecha.
Las alas están articuladas a través de una serie de fajas, desde el punto de vista vertical, y en dos niveles desde el punto de vista horizontal:
Inferior: describe una serie de arcadas.
Superior: balcones con ligero voladizo (= saliente).
En el momento en que fue construido este ayuntamiento, el nivel inferior de las dos alas, se dedicó a la actividad comercial. El nivel superior era donde se celebraban las reuniones de los representantes municipales.
Este modelo establecido en este ayuntamiento e inspirado en el ayuntamiento de Oviedo, tuvo una amplísima repercusión. Serán muchísimos los ayuntamientos que se inspiren en éste y también muchas familias, sobre todo, de Avilés, las que lo apliquen en esas viviendas señoriales que en esta época se levantan.
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Palacio de Malleza-Toreno (Oviedo)
Construido entre 1673 y 1675 por un arquitecto llamado Gregorio de la Roza, es un arquitecto que trabajó mucho en Oviedo (al morir otro arquitecto, se casa con la viuda de éste y hereda toda su clientela).
Estaba ubicado en un lugar privilegiado, dentro del recinto amurallado y ante una de las plazas (actual plaza Porlier) más importantes de aquella época. Parece ser que el palacio se construyó sobre los restos de una antigua casa que durante muchos años había pertenecido a los Malleza, este dato parece explicar algunas de las rarezas que presenta este palacio:
No es un palacio exento, sino que está ubicado entre medianeras.
Se organiza en torno a un patio interior, alrededor del cuál se sitúan las diferentes estancias del palacio, dejando siempre la crujía (= brazo) meridional para la construcción de un pequeño jardín que pudiera servir como lugar de entretenimiento. El hecho de que se sitúe entre medianeras hace que, a diferencia de los palacios exentos, sólo tenga una fachada (la fachada septentrional). Es en la que se vuelca, desde el punto de vista estructural y decorativo, el esfuerzo más importante que hace el arquitecto.
La fachada consta de dos niveles que esconden tres pisos:
Inferior: hay un subnivel o semisótano que vendría marcado por unas ventanas abocinadas. Un segundo subnivel o entresuelo vendría marcado por unas ventanas rectangulares rodeadas por molduras que reciben el nombre de orejas u orejones.
Superior: planta noble. Vendría señalada por unos balcones con un ligero voladizo.
Desde el punto de vista vertical, se organiza en calles, que de una manera ordenada organizan esa fachada. Se utilizó sillar y, dentro de esa fachada, destaca la calle central. Ésta está ligeramente desplazada con respecto al eje de simetría y concentra la mayor carga y libertad decorativa.
Portada flanqueada a izquierda y a derecha por columnas, en la parte superior hay un entablamento coronado por un frontón partido. Por encima de éste, va un balcón principal flanqueado a ambos lados por unas pilastras encima de las cuales aparece un entablamento de sección convexa, con los escudos de los dos linajes a cada uno de los lados.
Este palacio marca un hito desde el punto de vista arquitectónico, en el que por primera vez en una fachada, y más concretamente, en la portada, aparecen columnas que hasta entonces sólo habían sido utilizadas para arquitectura religiosa.
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Palacio del Marqués de San Esteban del Mar de Natahoyo (Gijón)
Este palacio, y la colegiata de San Juan Bautista adosada a él, se comenzó a construir en 1699 y se finalizó en la 3ª década del siglo XVIII.
Los promotores de este palacio fueron el prior de la catedral de Oviedo Luis Ramírez y su sobrino Carlos Ramírez de Jove. Para la edificación del palacio y la colegiata se llamó a un arquitecto llamado Francisco Menéndez Camina. Había dos condiciones marcadas:
La parcela espacio reducido que obligó al arquitecto a colocar de manera oblicua la colegiata de San Juan Bautista.
El arquitecto tenía que respetar la antigua torre oriental perteneciente a la familia del marqués, de origen medieval y que era la única edificación existente en la parcela.
La solución que adoptó fue construir una torre gemela y tender entre ambas un cuerpo apaisado. Con esta idea, el propio Francisco Menéndez Camina había levantado años antes otro palacio de Campo Sagrado (Avilés) y, otro arquitecto había establecido este modelo en otro palacio de Gijón (palacio Valdés).
El cuerpo central es en el que se concentra todo el esfuerzo realizado por el arquitecto para exhibir la importancia que estos linajes iban cogiendo en la sociedad asturiana. El palacio asturiano se convierte en una especie de instrumento social.
Presenta una fachada dividida en pisos y calles (cinco calles), entre las que vuelve a destacar la calle central, recargada en la decoración y que, por esto, conecta muy bien con el estilo barroco.
De la calle central destacan, sobre todo, las columnas que lo flanquean. Son bastante extrañas, rompen con la idea clásica de escalonar en altura los órdenes toscano, jónico y corintio; en este palacio los órdenes son inventados.
Destaca el escudo de la familia, en el nivel superior.
· Arquitectura religiosa: se concentra sobre todo en el ámbito de la catedral gótica, que vive otro período de esplendor constructivo y arquitectónico. Las más importantes son: la girola, la sacristía, la capilla de Nuestra Señora del Rey Casto, la capilla del Obispo Vigil, la capilla de Santa Eulalia y la capilla de Santa Bárbara.
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Capilla de Nuestra Señora del Rey Casto
Fue construida entre 1705 y 1719 por el arquitecto cántabro Bernabé de Hazas. Se construyó a la altura del brazo izquierdo del crucero, en el lugar en el que hasta ese momento estaba la Basílica de Santa María (prerrománico).
Se construyó por tres motivos fundamentales:
Pésimo estado de conservación en que se encontraba esa Basílica de Santa María.
Deseo del cabildo catedralicio de que la Virgen María tuviera un sitio donde pudiera ser adorada.
Decisión expresada por el cabildo catedralicio de que los restos de los reyes asturianos que se guardaban en ese espacio, también tuvieran un lugar digno y adecuado en el que se pudieran custodiar.
Capilla de planta basilical que tiene 3 naves, con la nave central más alta y más ancha que las laterales cubierta por una serie de bóvedas, y cubierta a la altura del crucero por una cúpula de 8 paños apoyada sobre un cuerpo octogonal que, en arquitectura se denomina cimborrio o tambor.
Cuerpos triangulares llamados pechinas que sirven para que de un cuerpo cuadrangular se pueda pasar a otro octogonal, es decir, tambor.
La capilla se remata por una cabecera de planta cuadrangular cubierta por una cúpula elipsoidal.
Desde el punto de vista visual se prioriza la imagen de la Virgen María custodiada por un camarín.
Los restos de los reyes aparecen relegados a la esquina de una de las naves laterales. En las perchitas se representan los retratos de los 4 reyes asturianos más importantes: Alfonso II, Ramiro I, Ordoño I y Alfonso III.
Es la última capilla de las realizadas en época barroca, que al exterior presenta una fachada con portada.
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Edificio de la vicaría del monasterio de San Pelayo (Oviedo)
El monasterio de San Pelayo era uno de los monasterios benedictinos más importantes que había en Asturias, un monasterio que a lo largo del Barroco sufre una serie de reformas importantes para las cuales se va contratando sucesivamente a una serie de arquitectos: Melchor de Velasco (realizó la torre de las campanas), Francisco de Cubas, Gaspar Ladrón de Guevara y Gregorio de la Roza; estos dos últimos.
La vicaría es la obra más importante de este contexto, fue encargada a otro arquitecto: Fray Pedro Martínez Cardeña (1703). Se le encarga un edificio dedicado a alojar a los vicarios (representantes eclesiásticos) que hubiera en Oviedo, y debía proporcionar un nuevo vestíbulo al antiguo monasterio.
Para resolver este encargo, Fray Pedro diseñó este edificio de gran volumen cúbico en donde destaca, una vez más, la fachada principal dividida en 3 niveles separados por líneas de imposta. Destaca el cuerpo central, con tres calles en donde utiliza la columna respetando el escalonamiento clásico: toscano-jónico-corintio.
La calle central aparece rematada por un escudo alusivo a la propia congregación de las pelayas. Lo más importante es el tratamiento palaciego que el arquitecto da a una fachada asociada a un edificio religioso, lo que era algo inédito.
La Ilustración
Es un período histórico que comprende del año 1750 al año 1800. Durante esos 50 años, Asturias vive un momento de auge económico, lo que repercutirá tanto en la cantidad como en la calidad.
Además, Asturias dio al Gobierno central alguno de los personajes más destacados: Jovellanos y Campomanes. Éstos, desde su influencia, miraron mucho por Asturias e hicieron que ese Gobierno central acometiera importantes obras de todo tipo. Por ejemplo, el trazado de la antigua carretera que unía Asturias con León, la instalación de la fábrica de armas pesadas de Trubia, la mejora y el acondicionamiento de los puertos asturianos que se convierten en importantes puertos comerciales…
Desde el punto de vista artístico, se caracteriza por un rechazo absoluto de todo lo que había supuesto el Barroco (en esta reacción por parte de los Ilustrados hacia el Barroco hay un componente político muy importante: Barroco = Austrias e Ilustración = Borbones). Frente a esto, propone nuevos valores estéticos:
Austeridad de las formas.
Severidad en los volúmenes.
Contención formal.
Racionalidad en cuanto a organización de los espacios.
Búsqueda continua del orden y de la proporción.
Para la implantación de estos valores se fundó en el año 1752 la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, que se convirtió en la institución encargada de controlar y supervisar cualquier proyecto arquitectónico que se quiera levantar en el resto del estado español.
Entre todos estos arquitectos destaca uno: Ventura Rodríguez, de quien en Asturias nos vamos a encontrar muchos proyectos.
El arquitecto ilustrado más importante es Manuel Reguera González, que nace en el año 1731 en Candás y muere en 1798. Es un arquitecto que, siendo casi un niño, se traslada a Oviedo y entra a trabajar como aprendiz a las órdenes de otro arquitecto importante: Pedro Antonio Menéndez, y se convierte en su discípulo predilecto. Con éste trabaja en el Hospicio y Hospital de Oviedo (actual hotel de la Reconquista) y bajo su aprendizaje es también un maestro fontanero de Oviedo. Fecha clave de su vida: 1764, cuando Manuel Reguera se va a Madrid a estudiar arquitectura a la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (única institución española que expedía el título de arquitecto). Regresa a Asturias el año siguiente. Punto negro en su vida: denuncia a los antiguos maestros barrocos que no tenían título, algunos se quedan sin trabajo y otros incluso van a prisión.
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Palacio de Inclán (Oviedo)
Este palacio fue construido por Manuel Reguera en 1759 para Don Álvaro José de Inclán Valdés, perteneciente a una de las familias más importantes del momento en Oviedo. Tomó como fuente de inspiración otro palacio que estaba construido en aquella época en Oviedo: Palacio de Camposagrado, realizado por Pedro Antonio Menéndez, que estaba formulando un tipo de palacio urbano que se empezó a poner de moda.
Es un palacio exento, trabajado en sus 4 fachadas, sin torres. Diferencias entre el que construyó y el ideal:
Ubicación del edificio: frente al palacio de Camposagrado (ubicado dentro del antiguo recinto amurallado y en una parcela prestigiada por su cercanía con la catedral), el palacio de Inclán fue construido en un espacio fuera del recinto amurallado, en el que los desniveles del terreno complicaron su construcción. Situado ante una plaza y flanqueado por dos calles secundarias (calle Carpio y calle Oscura).
Materiales empleados: frente al palacio de Camposagrado, en donde Pedro Antonio Menéndez utilizó un aparejo de sillar para todas y cada una de las fachadas, en el palacio de Inclán, Manuel Reguera utilizó sillarejo en todos y cada uno de sus lados a excepción de las esquinas y enmarcaciones de ventanas, puertas y balcones, en donde emplea el sillar.
Decoración escultórica: frente al palacio de Camposagrado, el de Manuel Reguera se caracteriza por su desnudez escultórica, por su austeridad, centrándose única y exclusivamente, en el escudo de armas de la familia Inclán.
Concepción global del proyecto: el palacio de Camposagrado es un edificio de nueva creación, frente al edificio de Manuel Reguera que es el resultado de la reestructuración de una serie de pequeños edificios que la familia Inclán tenía en esa zona de Oviedo, y que condicionaron tanto la distribución interior como el aspecto de las fachadas.
Manuel Reguera fue elegido para la construcción de este edificio porque su maestro, que hubiera sido elegido, estaba trabajando en Gijón.
El palacio se organiza en torno a un patio central de planta trapezoidal al que se abren 4 crujías dedicando una zona en el lado sur del edificio para la construcción de un pequeño jardín privado donde la familia podía distraerse y entretenerse. Ese patio interior aparece en su planta baja recorrido por una serie de columnas de orden toscano, mientras que su primera planta y planta superior aparecen tapados para contrarrestar las inclemencias metereológicas.
En el exterior destacan sus fachadas, sobre todo, por su carácter heterodoxo. La fachada principal (septentrional) tiene una puerta de entrada que se encuentra desplazada respecto al eje de simetría, a través de ella se accede a la primera planta y no a la planta baja, debido al desnivel del suelo que le obligó a abrir una puerta de acceso a la planta baja en la fachada de la calle Oscura.
Desorden en cuanto a la colocación de las ventanas, que sólo se respeta en el nivel de la planta superior a través de balcones con ligero voladizo.
En el eje principal, destacándose por encima del nivel superior, destaca el escudo de la familia Inclán que recuerda al escudo que un año antes, Manuel Reguera había colocado en la fachada del antiguo Hospicio y Hospital de Oviedo. Éste último había sido realizado por un escultor y arquitecto de tradición barroca llamado José Bernardo de la Meana.
La fachada más organizada de los laterales, es la de la calle Carpio, mientras que la fachada sur sería la más deteriorada a día de hoy, y de la que cuesta saber cómo se concibió.
Es un edificio de primera etapa, de juventud, en donde por encima de todo priman una serie de condicionantes estructurales, monetarios…
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Palacio de Velarde
Es la obra maestra de Manuel Reguera, la comienza a construir cuando vuelve de Madrid en el año 1765 y la finaliza en 1770. Fue construida para Don Pedro Velarde, representante de una de las familias más importantes de aquella época en Oviedo y que, con su dinero (33.000 ducados), permite financiar la construcción de un palacio urbano exento y que se acerca, o incluso supera, al palacio de Camposagrado realizado por su maestro, Pedro Antonio Menéndez.
En 1765, Manuel Reguera, era ya el arquitecto más importante de Oviedo, por dos razones:
Era el único arquitecto titulado de Oviedo.
Era el único que conocía los valores y características del nuevo estilo ilustrado.
Hasta tal punto que, en un gesto sin precedentes en toda la historia de la arquitectura anterior, el mecenas de este edificio, permitió a Reguera inscribir su nombre en la fachada principal del edificio (justo debajo del frontón):
“YNBENTA. Y CONSTA. POR MANL. REGUERA GONZALEZ”
Esto, se encontraba en calle central de la fachada principal del edificio, lo que suponía prestigio para el arquitecto y para el mecenas.
“YNBENTA” y “CONSTA” aluden a los dos procesos que, a partir de este momento, todo arquitecto deberá llevar a cabo:
“YNBENTA”: inventar, proyectar
“CONSTA”: construcción, ejecución material
En este solar muy cercano a la catedral, antes de la construcción, existía una antigua residencia de la propia familia Velarde, que se decide destruir para que se pueda crear un palacio de nueva construcción.
Además, para que fuera lo más grande posible, Pedro Velarde consigue, mediante permutas, agrandar el espacio haciéndose con pequeñas parcelas.
No contento con esto, Pedro Velarde consigue llegar a un acuerdo con el ayuntamiento para ensanchar la calle que pasa justo por delante de la fachada principal, que era muy estrecha y dificultaba la contemplación al transeúnte que pasaba por ella de dicha fachada.
Pedro Velarde consigue también llegar a un acuerdo con los propietarios de las tres casas que había delante del palacio para comprárselas y, de este modo, evitar la posibilidad de que pudieran seguir creciendo en altura e impidan la llegada de luz a la fachada principal de este palacio.
Se organiza en torno a un patio de planta cuadrangular al que se abren 4 crujías, levantándose en su lado meridional ese jardín, lugar de recreo y de esparcimiento. Cada una de esas 4 crujías aparece proyectada al exterior con su correspondiente fachada, de entre las cuales destaca la fachada oriental: organizada en pisos y en calles en donde destacan una serie de recursos formales que son los que hacen que el posible transeúnte que pueda pasar por esa calle tan estrecha, se fije en la fachada que tiene delante. Esos recursos formales son:
Acusado voladizo de balcones, curvo y recto, que dinamizan la fachada.
Distintos frontones que aparecen rematando los balcones del piso noble o principal: frontones triangulares, frontones semicirculares y frontones curvilíneos.
En la calle central destaca el escudo con las armas de la familia Velarde, un escudo exuberante.
La fachada meridional se caracterizaría por su extraordinaria decoración, por su austeridad y severidad decorativa. La fachada occidental se caracterizaría por ser una fachada ordenada sin apenas decoración. La fachada septentrional es la fachada más deteriorada.
Al interior, patio de planta cuadrangular en donde aparecen columnas toscanas sobre las que destacan unos arcos rebajados denominados arcos escarzanos, que permiten que la distancia de la columna al muro sea superior.
Planta del piso principal cubierta y arriba aparece la planta superior, cubierta a modo de corredor, recorrido por una balaustrada de madera.
El interior se convierte en un modelo para el resto de palacios de Asturias que empiezan a construirse en este período, sin llegar a superarlo, siendo éste la obra civil más importante de esta segunda mitad del siglo XVIII.
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Palacio de Miranda-Valdecarzana-Heredia (Oviedo)
Realizado, en parte, por Manuel Reguera en el año 1771 para la familia de los Heredia. El nombre se debe al hecho de que este palacio se construyó sobre una antigua residencia de la familia de Miranda construida en la primera mitad del siglo XVII. A continuación, por esa residencia pasó la familia de Valdecarzana, hasta que en la segunda mitad del siglo XVIII, ésta y la familia de Heredia lograron a un acuerdo por el que esta residencia se aforaba a dos niños huérfanos de la familia de los Heredia.
Su fachada principal es la meridional, lo que es muy extraño ya que justo delante de esta fachada se solía colocar el jardín. Pero esto se debe a que cuando se firma el contrato de aforamiento, se pone una condición: que se respeten íntegramente las otras tres fachadas, que eran los lugares donde aparecían los escudos de armas de la familia Valdecarzana.
Manuel Reguera da el diseño y, por un conflicto con la familia Heredia, se le aparta y ejecuta su proyecto un maestro de obra.
Perfecta ordenación de la fachada, desnudez decorativa en donde destaca nuevamente la calle central con la presencia de un escudo, donde se ve que Manuel Reguera había sido descabalgado. En él aparece la figura de Hércules matando al león.
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Casa de baños de las Caldas
Construido por Manuel Reguera entre los años 1773 y 1776 a partir de un proyecto diseñado desde Madrid por Ventura Rodríguez.
Destaca su planta, sobre todo su organización: forma elipsoidal, flanqueada por dos alas rectas a través de la cual se accede a un patio en el que está ubicado el manantial y que a su vez se cierra con otro cuerpo longitudinal.
En alzado, destaca la organización en dos plantas:
Planta baja: donde estaban los baños propiamente dichos.
Planta superior: donde estaban las habitaciones.
Austeridad decorativa, utilización de sillar para enmarcación de ventanas y óculos.
La planta superior fue levantada en el siglo XIX por un personaje que alteró lo que era esta casa de baños pública, convirtiéndola en privada y conectándola con una pasarela a un hotel junto al que construyó también un casino.
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Hospicio y hospital real de Oviedo (actual hotel de la Reconquista)
Este tipo de instalaciones conectan con el ideal de edificio ilustrado. Preocupaban los niños huérfanos, los niños mendigos y los niños abandonados por sus familias. Para acoger a estos niños y darles un lugar donde estar y donde darles una educación para conseguir un oficio, se creó este hospicio y hospital.
El personaje que impulsa la construcción de este edificio es Isidoro Gil de Jaz, que fue regente de la Audiencia Provincial entre los años 1749 y 1755. Personaje que, en el año 1751, convence al Marqués de la Ensenada para que ese Gobierno central, financie la construcción de este edificio en Oviedo
Edificio para cuya construcción se llama al arquitecto más importante que había en Oviedo en aquel entonces: Pedro Antonio Menéndez. Se dice que el proyecto pertenece a Pedro Antonio Menéndez y al propio Isidoro Gil de Jaz.
· Fases de la construcción:
1752-1758: se construye la mayor parte del edificio. El que está a pie de obra levantándolo, es Manuel Reguera.
1768-1770: se construye el último elemento de este edificio, que se corresponde con la capilla y que se construye a partir de un proyecto que desde Madrid vuelve a enviar Ventura Rodríguez, y que será ejecutado por Manuel Reguera.
En planta, presenta una forma rectangular extensa muy ventilada. Esto se consigue a través del diseño de la sucesión de cuatro patios:
Primer patio, de tamaño intermedio, que se dedicó a tareas administrativas.
Patio central, de tamaño superior al anterior, en torno al cual se organizan las habitaciones, las dependencias y talleres, y que era una especie de marco escenográfico.
El tercero y cuarto patio, más pequeños, se encontraban situados a ambos lados de la capilla. Eran para el recreo, uno de las niñas y otro, de los niños.
Cada uno de esos patios aparece recorrido por columnas de orden toscano y que encima de ellas tienen un capitel de madera.
Por último, la capilla monumental de planta octogonal con un nártex (o vestíbulo) de entrada con una cabecera tripartita cubierta por una cúpula.
La fachada se presenta a modo de cuerpo porticado en su planta baja, y con un cuerpo superior perfectamente organizado en calles.
Organización sobria con fajas que delimitan cada una de las calles. En lo que a su organización general se refiere, se puede relacionar con dos fuentes de inspiración: el ayuntamiento de Avilés y el de Oviedo (en las alas laterales), y el palacio de Malleza-Toreno (en su calle central).
Destaca, en la calle central, el poderosísimo escudo que aparece en la parte superior y la balaustrada de piedra de la parte superior, realizados por José Bernardo de la Meana.
Siglo XIX
Desde el punto de vista arquitectónico, el siglo XIX, tanto a nivel nacional como a nivel regional, se puede dividir en tres períodos:
1800-1833: se corresponde con el reinado de Fernando VII y se caracterizaría por:
Escasísima producción artística, tan sólo financiada por la administración, y que se va a orientar sobre todo a obras públicas.
Desde el punto de vista estilístico, continuación de ese clasicismo ilustrado que caracterizaba al período anterior.
1833-1866: englobaría casi todo el reinado de Isabel II, período de recuperación económica y artística que, desde el punto de vista estilístico, se caracterizaría por el paso de esos valores clasicistas, a otros valores caracterizados por su eclecticismo (mezcla heterogénea de formas y estilos).
1866-1899: momento de gran esplendor que, desde el punto de vista político, coincide con la restauración borbónica y en el que, desde el punto de vista artístico, aparecen diversas corrientes artísticas y la presencia de numerosos mecenas o comitentes que proceden de la administración, el clero y la burguesía.
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Monumentos del segundo período
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Ayuntamiento de Gijón
Es una de las obras más importantes de este segundo tercio del siglo XIX. Es obra del arquitecto más importante que hay en Asturias en este momento: Andrés Coello, que fue un arquitecto provincial y arquitecto principal de Oviedo entre los años 1837 y 1855, año en el que decide marcharse a la Escuela de Arquitectura de Madrid por tres razones:
Llegada unos años antes a Asturias de un ingeniero llamado José María de Aguirre, que poco a poco fue relegando a Andrés Coello.
Escaso presupuesto municipal o provincial con el que contaba para sus trabajos y elevadísima exigencia por parte de la municipalidad para la realización de sus trabajos.
En Asturias había muy poca clientela que pudiera encargarle trabajos con los que conseguir dinero y poder vivir.
Su marcha no supone su desvinculación con la región y es que en 1858, recibe el encargo, por parte de la municipalidad gijonesa, de construir un nuevo ayuntamiento (es una ciudad en la que ya había construido muchísimo).
El proyecto que entrega está formado por dos edificios (uno principal y otro ubicado justo enfrente) y una plaza porticada que sirviera como centro político pero también comercial y social de la ciudad. Además, una plaza y un ayuntamiento ubicados en un lugar estratégico, fundamental desde el punto de vista del desarrollo: entre el antiguo casco histórico y una zona de ensanche donde se empieza a asentar la burguesía. Conectaría también la zona del muelle con el paseo de la playa. Se inspira en la plaza y el ayuntamiento de Vitoria, de Bilbao y de San Sebastián.
Manda su proyecto y, en Asturias, la municipalidad encarga a dos arquitectos que supervisen y que lo transformen a su gusto:
Luis Céspedes (arquitecto provincial): cambia lo configuración del edificio, que era un edificio abierto por sus cuatro lados, totalmente soportado y que, éste decide limitarlo al frente y a la parte de atrás. Además, aumenta las dimensiones del edificio.
Lucas María Palacios (arquitecto municipal): cambia la configuración de la plaza porticada trapezoidal y la convierte en rectangular. Aumenta la altura de los balcones del piso superior y decide aumentar también la altura del propio edificio. Además, construye un balcón distinto al que había proyectado Coello y cambia también la escalera principal en el interior.
Es un edificio pesado, visualmente, que sólo se aligera mediante un almohadillado sobre el cuerpo aporticado y con la utilización de unas pilastras.
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Monumentos del último tercio del siglo XIX
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Palacio de Selgas (El Pito, Cudillero)
Construido en el segundo tercio del siglo XIX y financiado por Fortunato Selgas Albuerne, uno de los máximos especialistas en temas relacionados con la historia, la arqueología y el arte. No se sabe muy bien quién fue el autor del diseño, se especula que fue el propio Fortunato, sólo se sabe que a finales del siglo XIX trabajó Vicente Lampérez.
El palacio se adopta a tipo de palacio suburbano construido en Madrid por la burguesía del momento. Se inspira en las villas renacentistas italianas.
Planta cuadrangular, que describe un volumen cúbico muy austero en lo que al exterior se refiere y muy desmesuradamente recargado en el interior.
Ese clasicismo de las fachadas se transmite a los jardines franceses realizados por Henri Rigoreau Jouvert. Dentro de la finca del palacio hay un edificio destinado a los tapices, que se caracterizaría también por esta decoración clasicista.
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Santuario (capilla y basílica) de Covadonga
A comienzos del siglo XIX, el santuario de Covadonga estaba, desde el punto de vista de su conservación, en una situación bastante penosa. La pequeña capilla de La Gruta, estaba prácticamente derruida. La iglesia proyectada por Ventura Rodríguez a finales del siglo XVIII estaba también prácticamente abandonada, al igual que el resto de las construcciones. Los distintos proyectos de restauración que desde 1830 se fueron sucediendo, no tuvieron ningún tipo de materialización práctica, a pesar del interés que siempre mostró la reina Isabel II por este lugar tan significativo. Hasta que en 1867 se produce un desprendimiento de piedras que destruye casi completamente la antigua iglesia y, por lo tanto, deja a Covadonga sin lugar en el que celebrar ceremonias religiosas. Se impone la necesidad de acometer un trabajo de reconstrucción integral de todo el santuario.
Este proyecto de reconstrucción se inicia en 1874. En ese año, llega a Oviedo un obispo llamado Benito Sanz y Forés que, de su propio bolsillo, financia estas obras de reconstrucción integral del conjunto del santuario de Covadonga.
De lo primero que se encarga, es de realizar una nueva capilla, realizada en 1874 a partir del proyecto de un dibujante, pintor y arquitecto que vivía en Cangas de Onís llamado Roberto Frassinelli “El alemán de Corao”.
Se trata de una capilla de estilo romano-bizantino, realizada en madera, que posteriormente sería labrada y policromada. Desde el punto de vista estilístico, manifiesta el interés de este personaje por resucitar un lenguaje que podría conectarse con el mundo medieval (época de absoluto esplendor en Asturias). Arcos de medio punto, sucesión de arcos bajo los cuales se sitúan esculturas, y cenefas que aluden al pasado prerrománico. Capilla que, por esa alusión al pasado medieval, también se puede conectar con una corriente: historicismo romántico.
En 1877, el obispo Benito Sanz y Forés y Roberto Frassinelli, deciden acometer las obras encaminadas a la construcción de una nueva iglesia, para lo que se elige un enclave especial: “La Loma del Cueto”. Una loma (o colina) que se tiene que allanar y en la cual se va a ubicar la iglesia. Las obras comienzan en noviembre de 1877 en presencia de las autoridades e incluso del poder real.
Roberto Frassinelli diseñó una iglesia de 3 naves con crucero sobresaliente, con 4 torres y de una verticalidad que hacía emparentar esta iglesia con el arte románico germánico.
Las obras fueron supervisadas por el arquitecto Lucas María Palacios, hasta que sucedió un acontecimiento que provocó la paralización de las obras: marcha, en 1881, de Benito Sanz y Forés a Valladolid.
Las obras se detienen hasta que, en 1884, llega a Asturias un nuevo obispo importantísimo para Asturias: Ramón Martínez Vigil. Éste se propone construir la iglesia, decide sustituir los arquitectos anteriores por un arquitecto madrileño llamado Federico Aparici, que retoma la construcción en el punto en el que la habían dejado los otros dos arquitectos e introduce unos cambios:
De las 4 torres, suprime las 2 de la cabecera.
Frente a la influencia del románico germánico del proyecto de Roberto Frassinelli, apuesta por la influencia del románico francés: más horizontal (reduce la altura de las naves) y menos decorado.
Las obras se retoman en 1886, finalizando su primera fase en 1891, e inaugurándose la iglesia en 1901. Al poco tiempo de su inauguración, el papa León XIII, le dio a esta iglesia la consideración de “basílica”. Fue financiada, en el tramo de Ramón Martínez Vigil, por gran parte de la burguesía asturiana, especialmente por Policarpo Herrero (que enseguida se convirtió en un símbolo de religiosidad).
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La azucarera de Pravia
Asturias es riquísima en patrimonio industrial, pero sólo estudiaremos este ejemplo.
La producción de azúcar de remolacha en Asturias alcanza un momento importante en la última década del siglo XIX. Una crisis importante en esa producción que acontece a comienzos del siglo XX, provoca el cierre de muchas azucareras, incluida ésta. Es de las últimas que se construye, en 1901, para cerrarse en 1903 debido a la crisis.
Esta azucarera llegó a contar con 120 trabajadores y en ella se llegaron a molturar (=triturar) hasta 350 toneladas de remolacha al día. En el momento en que se instala, ya estaban fijadas las características tipológicas que tenían esta clase de complejos industriales. Estas características, en realidad habían llegado a España a partir de los modelos implantados por las azucareras construidas en Inglaterra, Francia y Alemania en la primera mitad del siglo XIX, correspondiendo la construcción de estos complejos a ingenieros españoles que habían realizado viajes a través de esos países y que, una vez regresados a España, implantan esos modelos para el caso concreto del territorio asturiano.
La azucarera de Pravia, está ubicada en un enclave fundamental desde el punto de vista del aprovisionamiento de materias primas. A través del puerto de San Esteban de Pravia, a la azucarera le llegaban las dos materias primas más importantes: remolacha y carbón. También le podían llegar a través del ferrocarril de Ujo que podía abastecerlo.
En todas las azucareras destaca una nave “nave de molturación”, es la nave principal, que contiene toda la maquinaria necesaria para triturar la remolacha y obtener el azúcar. Naves de distintos pisos atravesadas, en su planta baja y a lo largo de toda esa nave, por unas vías de ferrocarril que permiten que la materia llegue directamente a la nave.
Dicha nave principal medía 81 metros de longitud y 19 metros de ancho. Al norte de ésta, había un edificio de 5 plantas destinado a albergar una parte de la maquinaria (para sustituir otras máquinas en caso de avería) y a servir de almacén de la propia remolacha. También se hallaba una chimenea y, al sur (perpendicular a la nave principal) se ubicaban siempre las oficinas, que daban a la puerta principal de la nave de molturación.
Edificio construido en sillarejo enlucido (tapado por una capa de cal) que utiliza el ladrillo para remarcar las esquinas del edificio y las líneas de imposta de las distintas plantas.
Al interior, este tipo de patrimonio industrial, experimentaba con otros materiales que serán importantes: hierro y hormigón armado. La azucarera de Pravia es la única de las azucareras asturianas que utiliza el hierro.
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Castillo de las Caldas o Castillo de Priorio
Ejemplo de arquitectura historicista (vuelta al medievo) que se produce en Asturias a finales del siglo XIX y principios del siglo XX. Castillo que se levanta sobre una antigua casa solariega perteneciente al siglo XIV y que era propiedad de la diócesis de Oviedo. A mediados del siglo XIX (1865), esa antigua casa solariega es comprada por la familia de los Secades, que es la que se encargará, a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, de convertirla en castillo (residencia de recreo a escasos kilómetros de Oviedo, en un lugar que estaba viviendo un gran auge por la casa de baños de Las Caldas).
Lo que se construye es un castillo organizado en torno a un cuerpo central rectangular flanqueado por una serie de torreones (uno de ellos construido sobre una de las antiguas 4 torres). Un castillo cuya influencia principal se sitúa en la arquitectura militar castellana de la Edad Media. Junto con esta influencia cabe citar también la influencia del “revival” (recuperación) que unos años antes se había producido del estilo medieval en Inglaterra.
No es una obra aislada, cerca de Oviedo también se empezó a construir un castillo en esta línea.
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Edificios del Siglo XX que representan tendencias arquitectónicas importantes en España
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Palacio de la Diputación o Palacio de la Junta General (Oviedo)
Institución sucesora de la Junta General del Principado de Asturias que se funda en Asturias a partir de la reforma político-administrativa aprobada, a nivel nacional, por las Cortes de Cádiz en 1812. A lo largo de muchos años, este organismo pasa por distintas sedes: sala capitular de Oviedo, Audiencia Provincial, monasterio de San Vicente…
Hasta que, a finales del siglo XIX, las autoridades competentes de la región sienten la necesidad de dotar a este organismo de un edificio, exproceso, para acoger dicho organismo.
Este edificio era conocido también como Casa de la Provincia. Para su ubicación se eligió el solar que quedó libre a raíz de la demolición, en 1902 y 1903, del convento de San Francisco. Con esta demolición se generó toda una nueva zona de ensanche de Oviedo que, a lo largo de la primera década del siglo XIX, irá siendo ocupada por varios edificios.
El edificio le fue encargado al arquitecto provincial García Rivero, que da el diseño del mismo en 1900, comenzando a ser construido a partir de 1903-1904. El edificio será terminado en 1910. Pasa por ser el ejemplo más destacado de una corriente arquitectónica que irrumpe en Asturias y que se conoce con el nombre de estilo “Beaux arts” o “eclecticismo”.
El edificio describe, en planta, un cuadrado organizado en torno a un patio central y rodeado al exterior por un jardín. Tiene por cada uno de sus lados, 33 metros de largo. Al interior, se caracteriza por la correcta y ordenada organización de los espacios a los que se llega a través de una escalera monumental que va a dar a una primera planta en la que aparece una galería porticada a la que dan las distintas estancias.
Como cubierta, destaca por un lucernario (techo acristalado) que es el que filtra toda la luz que entra al palacio.
Al exterior, destaca el juego de volúmenes en saledizo que introducen el escaso dinamismo que, en planta y en alzado, tiene el edificio. Éste se caracteriza por su solidez, la sensación de retórico y ampuloso, desde el punto de vista decorativo.
Sus cuatro salientes en las fachadas imitan en planta a una cruz griega. Este juego en planta de cuadrado, al que se superpone una cruz griega, sería un juego característico del estilo “Beaux arts”. Es precisamente en estos volúmenes salientes, donde se ubican los espacios más importantes de este palacio:
Planta baja:
Vestíbulo
Sala de Quintas
Contaduría
Museo de la Historia de la propia diputación provincial
Planta principal (en ella están los cuatro espacios más importantes):
Secretaría
Sala dedicada a la comisión permanente
Sala de sesiones
Sala para las recepciones
Este edificio tuvo una importancia capital, se considera el edificio más importante construido en Asturias en el estilo “Beaux arts” por tres razones:
Desde el punto de vista estilístico, guardaba una gran relación con los palacetes construidos por la burguesía en ese ensanche.
Sirvió como modelo para todos los ayuntamientos construidos en localidades asturianas a partir de este momento, en planta y alzado.
Está ubicado en uno de los lugares más importantes y con mayor prestigio de Oviedo.
Otros edificios en estilo “Beaux arts” son: Teatro Palacio Valdés (Avilés), Casa de Conde (Oviedo) y Antiguo Edificio del Crédito Industrial (Gijón).
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Edificio de viviendas para Antonio Sarri (Gijón)
Fue construido en 1911 por Miguel García de la Cruz, y es ejemplo de lo que puede ser una nueva corriente arquitectónica llamada “modernismo” o “Art Nouveau”.
Miguel García de la Cruz era un arquitecto que había obtenido el título de arquitecto en Barcelona y que nada más regresar a Gijón, sustituye como arquitecto municipal a Luis Vellido y constituye, entre otras cosas, el hoy desaparecido Casino de Gijón (1906) en estilo modernista pero un modernismo de origen franco-belga.
Una de sus aportaciones más importantes es en estilo modernista catalán, buena muestra es este edificio de viviendas que ocupa un solar en esquina y en el que lo que más destaca es el tratamiento de las fachadas, que se concentra en dos aspectos que serán propios del Modernismo:
Balcones con rejerías (hierro)
Miradores (sobre todo, los ubicados en la rotonda)
Aparecen divididos en una serie de paños (dos o tres) recordando lo que era el prototipo de ventana bífora o trífora del medievo.
El edificio estaba coronado por una cúpula rematando la rotonda del edificio, otro rasgo característico del modernismo.
Otro rasgo característico es el trabajo de la fachada, a partir de la combinación de tres materiales: piedra, ladrillo visto y, sobre todo, cerámica.
· Características del modernismo:
Balcones con rejerías.
Miradores.
Cúpula que remata la rotonda.
Trabajo de la fachada a partir de tres materiales: piedra, ladrillo visto y cerámica.
Crestería con almenas (=pináculos) que recorren la zona de la azotea del edificio que, en algunos casos, aparecen conectados por rejerías.
Gijón es la gran ciudad del modernismo, frente a Oviedo y Avilés. Es tan importante el modernismo en Gijón que existe la ruta del modernismo gijonés.
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Banco Herrero (Oviedo)
Supone la fusión de varias corrientes en una misma construcción. Este edificio fue encargado por Policarpo Herrero a un arquitecto fundamental en la historia de la arquitectura asturiana llamado Manuel del Busto en 1911, lo que supone una gran alegría para él por las siguientes razones:
Lo convertirá en el arquitecto más importante de Asturias en ese momento.
Le permitirá experimentar sobre una de las tipologías arquitectónicas que comenzaba a trabajarse en Europa en esos años.
Policarpo Herrero le va a pagar un viaje de más de dos meses por Europa, para que vea y aprenda lo que se está haciendo en este ámbito en Europa, y lo traiga y proyecte sobre este edificio.
Da el proyecto en 1911 y, tras una serie de retoques realizados por el arquitecto municipal de Oviedo debido al excesivo saliente de los cuerpos laterales, comienza a construir dos años más tarde en esa zona dejada libre por el convento de San Francisco.
Dos fases de construcción:
De 1913 a finales de la década.
Ampliación en 1929.
Al finalizar la primera fase, había un edificio que ocupa nuevamente un solar en esquina cuya entrada estaba situada en la planta baja de la rotonda y, a través de ella, se accedía a una planta baja en la que había lo que en los bancos se llama “teatro de operaciones” (= hall), en el que había una escalera que permitía el acceso a la primera planta. En esta primera planta estaba el despacho del director, la sala de juntas y las oficinas.
Junto con la puerta principal había otra puerta (c/ Principado) a través de la cual se accedía a una planta superior y a una buhardilla que servían como lugares de residencia en donde se alojaban los trabajadores del banco.
En 1929, el edificio se amplía hacia la calle Fruela.
Es síntesis de dos estilos por su apariencia externa, que combina el gusto moderno con el gusto clásico, con el fin de transmitir una serie de mensajes que según Manuel del Busto, transmitía toda institución relacionada con la banca (serenidad, estabilidad, seriedad).
Del estilo clásico o “Beaux Arts”: columnas gigantes, rotonda, zócalo, elementos decorativos del zócalo…
Del estilo modernista o Art Nouveau (modernismo vienés): decoración en clave geométrica que aparece en los casetones que adornan las ventanas del edificio.
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Palacio de Sotiello (Sebares, Piloña)
Surge una nueva corriente arquitectónica: corriente regionalista o montañesa, este palacio es uno de sus máximos exponentes.
Este palacio fue construido por Manuel del Busto en 1919 para un indiano llamado Eduardo Álvarez Fernández en su ciudad natal, Sebares. Este personaje había amasado una gran fortuna en La Habana, al frente de una cadena de almacenes llamados “Álvarez Parajón Celis y Cía.”.
Manuel de Busto entrega el proyecto y Eduardo Álvarez Fernández no cae en la cuenta de las dimensiones de esa casa hasta que, aprovechando un viaje, visita las obras y se queda aterrado por esa sobreescala que tiene esa casa.
El palacio tiene 4 plantas, plagadas de infinidad de espacios dedicados al ocio y al esparcimiento. Hay una sala de billar, salones, salitas, galerías, terrazas… que eran los espacios más solicitados para sus casas por la nueva burguesía de Asturias. También eran las zonas que caracterizaban lo que era la denominada “mansión inglesa”, que Manuel del Busto conoce por sus viajes.
Al exterior, hay que decir que Manuel del Busto se olvida de estas referencias y articula un exterior que conecta con esa corriente arquitectónica llamada regionalismo que había nacido en Cantabria en 1911 de la mano de un arquitecto llamado Leonardo Rucabado, que es el que fija las características de esta corriente arquitectónica que penetra en Asturias.
· Características de la arquitectura regionalista:
Composición de los volúmenes del edificio como si fueran una macla (estructura compacta, cerrada).
Construcción de dos torres de diferente altura.
Combinación de materiales en la fachada (piedra, ladrillo visto y madera).
Utilización en planta baja y siempre al exterior, de arcos rebajados.
Presencia de balcones (o balconadas).
Tejado con escasa pendiente y un acusadísimo voladizo.
· Huellas del clasicismo:
Presencia de óculos.
Utilización de frontones semicirculares.
Ritmo serriano (línea-curva-línea).
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Casa Blanca (Oviedo)
Construida por Manuel del Busto y su hijo Juan Manuel en 1929, y máximo ejemplo en Asturias de una nueva corriente arquitectónica llamada “Art Decó”.
Así como la arquitectura regionalista y la de “Beaux Arts” fueron cultivadas por un número bastante amplio de arquitectos en Asturias, esta nueva corriente fue cultivada en Asturias de manera casi exclusiva por la pareja de arquitectos formada por Manuel del Busto y su hijo, que se incorpora al estudio de su padre en 1928.
Para explicar este hecho, hay dos razones:
Viaje que Manuel del Busto hace a mediados de la década de 1920 a Nueva York y a California, que eran los dos centros en donde este estilo artístico tenía una especial importancia.
Obtención del título de arquitecto por parte de su hijo.
La producción en clave “art decó” y en clave funcionalista que estos dos arquitectos fue tan importante que a mediados de los años '30, se publica en Madrid una monografía en la que se analiza el trabajo arquitectónico art decó y funcionalista de estos dos arquitectos que empiezan a obtener un verdadero prestigio a nivel nacional.
Este edificio es encargado por Ramón Martínez Cabal, un marmolista y almacenista de materiales para la construcción para el que Manuel del Busto había construido en años anteriores otros dos edificios de viviendas en Oviedo.
Se llama “Casa Blanca” por el revestimiento con placas de mármol de su fachada principal, fachada de un edificio que cuando fue construido se consideró como el primer rascacielos que se construyó en Asturias (por aquel entonces tenía al Este, un pequeño palacete de una plante que al ubicarse este edificio quedaba completamente descontextualizado; al Oeste, otro edificio de una planta que funcionaba como escuela). La construcción de este edificio supuso una modificación y una intervención traumática en el tejido urbano de Oviedo.
El edificio se concibió como edificio exento: Manuel del Busto, siendo consciente de que poco tiempo pasaría para que a ambos lados se construyeran edificios, trabajó sólo la fachada que da a la calle Uría.
Fachada construida con hormigón armado, lo que permite transmitir un mayor movimiento a la fachada. Tiene cuatro cotas (= alturas), dos de ellas marcadas por cajas poligonales en las que se enmarcan las ventanas denominadas “oriel-window”, y otras dos cotas marcadas por los lienzos de pared que las flanquean por los lados.
Es precisamente la cota central la que concentra el mayor interés: calle de 6 pisos que se remata en un volumen torreado, que es el que concentra la mayor parte de la decoración. Una decoración que alude a motivos decorativos extraídos del mundo precolombino y de las civilizaciones arcaico-primitivas.
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Casa del termómetro (Oviedo)
Construido entre 1936 y 1944 por Vidal Saiz Heres para su tía, la riquísima Concha Heres. El hecho de que se haya tardado 8 años su construcción, es que durante la Guerra Civil, el proyecto se congela y se retoma hacia 1941, ya terminada la Guerra Civil.
Pertenece a la corriente arquitectónica racionalista o funcional, es la corriente más moderna, más vanguardista que aparece en Asturias y en España en la década de los años '30.
· Carácterísticas de esta corriente racionalista o funcional:
Entiende el edificio en clave estructural sin apenas cabida para ningún elemento decorativo.
Se apunta a la moda que comenzó a extenderse en Asturias, durante la década de los años '20, de construir rascacielos. Edificios que, ocupando un solar determinado, eran capaces de dar cabida a muchísimas personas y de solucionar problemas como los de procurar habitabilidad.
Se aconsejaba que los edificios fueran ubicados en lugares importantes de las ciudades de forma que se convirtieran en hitos arquitectónicos.
· Destaca, en este edificio:
Organización racional, absoluta medida de los espacios interiores en los que se cuida mucho la ventilación, la luminosidad, la comodidad…
En el exterior: fachada (que ocupa solar en esquina) que desafía, por su modernidad, a las fachadas de los edificios situados en las parcelas contiguas. La fachada se articula como una especie de piel (fachada-piel) que transmite muy bien lo que es la organización interna.
Dentro de la fachada destaca, por encima de todo, el tratamiento que se da a la rotonda, que se asemeja a la barra vítrea de un termómetro, y en la que destaca la batería de miradores que llega hasta la azotea del edificio. En esta batería de miradores, el cristal juega un papel significativo hasta el punto de que ha llegado a dar nombre a un tipo de fachada que recibe el nombre de fachada-cortina.
Este edificio se inspira en el edificio Capitol (Madrid, 1931).
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Estación de autobuses ALSA (Gijón)
Construida entre 1939 y 1942 por Manuel y Juan Manuel del Busto, estación que se puede adscribir al estilo funcionalista-expresionista. Estación que tenía un programa muy complicado: dos andenes y un cuerpo en donde había una planta inferior dedicada al bar, la taquilla y una sala de espera; y dos plantas superiores en las que estaban ubicados los despachos y las habitaciones para los trabajadores de la compañía.
Del exterior destaca:
Tratamiento de la rotonda, con torre del reloj expresiva.
Juego y tratamiento de la fachada principal, donde es fundamental el letrero de ALSA.
El resto de la estación estaba dedicado al garaje, la gasolinera y algún otro uso.
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Universidad Laboral de Gijón
En 1951 se decide incluir en la estructura de las universidades laborales creadas en España, el orfelinato minero de Gijón: institución que se había comenzado a construir en 1946 y financiada por la fundación “José Antonio Girón”, que se dedicaba a atender a los hijos de los mineros muertos o accidentados de Asturias.
En 1951, se decide incluir en la estructura de las universidades laborales, lo que obliga a realizar un cambio en el proyecto de construcción de cara a acoger a un mayor número de alumnos (se calculaban 2200 alumnos).
Filosofía que animaba a la universidad laboral: procurar la mejor formación técnica, humana y social a los hijos de las clases trabajadoras de cara a su promoción cultural. Unas clases trabajadoras que habían sido especialmente polémicas para el régimen franquista.
De las seis universidades laborales que hay en España (inauguradas entre 1955 -año en que fue inaugurada la de Gijón- y 1964), la de Gijón es la que apostó por el lenguaje arquitectónico más tradicional (frente a las otras, que incorporan elementos modernos). Esto se debió a tres razones:
Se quería que pesaran más los valores simbólicos que los utilitarios.
Se quiso hacer de la universidad labora, más que un edificio, un monumento comparable al del Valle de los Caídos.
Intervención en él del arquitecto Luis Moya, que entre los arquitectos tradicionalistas de la autarquía española, era probablemente el más conservador y el más tradicionalista.
La universidad laboral de Gijón fue concebida como una especie de ciudad autónoma, alejada del módulo urbano, capaz de mantenerse por sí misma gracias a talleres y a una granja-escuela, y organizada en torno a una serie de patios que nos remiten a dos tipologías arquitectónicas propiamente españolas:
Plaza pública (patio principal)
Claustro (muchos de esos pequeños patios que aparecen organizando las distintas alas del edificio)
Otros ejemplos de la presencia de esta huella española son:
Utilización de sillar y sillarejo (siglo XVI de la arquitectura española)
Utilización de la pizarra para cubrir algunos de los tejados del edificio (arquitectura española del siglo XVI)
Presencia de remates llamados chapiteles (lo relaciona con el Escorial)
Algunas partes de la capilla, como por ejemplo el presbiterio o la manera con que está trabajada la cubierta de la capilla (recuerda al arte mudéjar)
Torre (recuerda a la Giralda)
En este edificio también había guiños a otras tradiciones también muy queridas por el franquismo, como podría ser el Helenismo, el arte romano, la arquitectura renacentista e incluso la arquitectura barroca italiana.
El edificio tiene algunos fogonazos modernos, elementos que se deben a la participación en este proyecto de los hermanos de Luis Moya: Ramiro Moya y Juan Moya (ingenieros).
Sobre todo, estaban relacionados con el trabajo del hormigón armado y en el trabajo que hace dentro del teatro de la laboral, que se caracteriza por presentar un cierto organicismo (curvas y contracurvas).
Del edificio destaca el patio central, que funciona a modo de plaza pública de esta ciudad autónoma que pretendía ser (dimensiones parecidas a las de la plaza de San Marcos). Patio central organizado en torno a dos ejes:
Eje principal: une el vestíbulo vitubiano con la iglesia.
Eje secundario: une el edificio del teatro con la antigua rectoría.
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Facultad de geológicas (Oviedo)
Construida por el arquitecto más importante del siglo XX: Ignacio Álvarez Castelao. Corriente organicista.
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Casa de 1839 en Valdés
Típica asturiana, tipología: cocina y cuadras en la planta baja, y habitaciones y sala en la planta superior.
El patrimonio asturiano
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Enviado por: | Alba |
Idioma: | castellano |
País: | España |