Política y Administración Pública


OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte)


¿Que es la OTAN?.

 Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), organización supranacional fundada para establecer una alianza defensiva regional, cuya constitución quedaba sancionada en el artículo 9 del Tratado del Atlántico norte firmado el 4 de abril de 1949. Los primeros signatarios fueron Bélgica, Reino Unido, Canadá, Dinamarca, Francia, Islandia, Italia, Luxemburgo, Países Bajos, Noruega, Portugal y Estados Unidos.

Grecia y Turquía fueron admitidas en la alianza en 1952, la República Federal de Alemania (Alemania Occidental) en 1955 y España en 1982. El propósito de la OTAN es preservar la estabilidad, el bienestar y la libertad de sus miembros mediante un sistema de seguridad colectiva. En 1990, la recién unificada Alemania reemplazó a Alemania Occidental como miembro de esta alianza.

Estructura

La más alta autoridad de la OTAN es el Consejo del Atlántico Norte, compuesto por delegados permanentes de todos los miembros, encabezados por un secretario general; es responsable de la política general, los planes presupuestarios y las acciones administrativas. Por debajo del Consejo se encuentran el Secretariado, varios comités temporales y el Comité Militar.

El secretario general dirige el Secretariado, que desarrolla todas las funciones no militares de la alianza. Los comités temporales se encargan de las cuestiones que le son asignadas por el Consejo. El Comité Militar está integrado por los jefes de Estado Mayor de las diversas Fuerzas Armadas, y se reúne dos veces al año. Entre tales reuniones el Comité Militar se mantiene en sesión permanente con representantes de los países miembros, para definir las políticas militares. Por debajo del Comité Militar están los diversos mandos geográficos.

El 2 de diciembre de 1997, el Comité Militar aprobó una nueva estructura militar integrada, en el denominado Plan de Implementación, que debería ser aprobado en diciembre de 1998 por los ministros de Defensa de la OTAN para entrar en vigor en 1999. Tras salvar dos importantes escollos (los contenciosos greco-turco —por el control del espacio aéreo del mar Egeo— e hispano-británico —Reino Unido aceptó finalmente la desaparición del mando aliado de Gibraltar y la creación de un mando subregional en Madrid), la estructura militar de la OTAN quedó definida por la existencia de dos grandes mandos estratégicos: Atlántico (radicado en Norfolk, Estados Unidos) y Europa (con sede en Mons, Bélgica).

El mando estratégico del Atlántico englobaría los mandos regionales Oeste (en Norfolk), Este (en Northwood, Reino Unido) y Sureste (en Lisboa, Portugal), y los mandos componentes Naval (Strikfltlant, Norfolk) y de Submarinos (Subaclant, Norfolk). El mando estratégico de Europa integraría los mandos regionales Norte (Brunssun, Países Bajos) y Sur (Nápoles, Italia); los mandos subregionales Norte (Stavanger, Noruega), Sur (Verona, Italia), Suroeste (Madrid, España) y Centro (Heidelberg, Alemania), Noreste (Karup, Dinamarca), Surcentro (Larisa, Grecia) y Sureste (Izmir, Turquía); y los mandos componentes Naval de Northwood, Naval de Nápoles, Aéreo de Ramstein (Alemania) y Aéreo de Nápoles.

La OTAN

Establecida en 1949 la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), NATO para los sajones, es una alianza militar que las potencias signatarias del tratado, establecieron para defenderse de la Unión Soviética y de sus satélites, los que a su vez formaron otro acuerdo defensivo, que denominaron el Pacto de Varsovia.

Los efectivos de la OTAN están integrados en mandos conjuntos multinacionales, organización que experimentó su primera crisis en la década del 60, cuando el General de Gaulle resolvió que Francia retiraría sus fuerzas militares de la OTAN, al no aceptar que sus soldados, aviadores y marinos estuviesen al mando de oficiales generales extranjeros. Sin embargo de Gaulle dejó claramente establecido que el retiro de las fuerzas no significaba que Francia dejara de pertenecer a la Alianza Atlántica ni renunciara al logro de sus objetivos, muy por el contrario, los efectivos militares francesas podrían colaborar en el logro de ciertos objetivos fijados para la OTAN, pero lo harían en forma coordinada y bajo su propio mando. Esta situación se mantiene hasta el día de hoy.

Al dejar de existir la Unión Soviética se disolvió el Pacto de Varsovia. Algunos antiguos integrantes de esa alianza, Polonia, la República Checa y Hungría, entre otros, aspiran a ingresar a la Alianza. El enemigo de la OTAN se esfumó, y la organización debió optar entre su disolución o la búsqueda de otra misión. Un Occidente, receloso aún de una eventual resurrección del sistema soviético, resolvió mantenerse preparado para enfrentar ambos escenarios. De allí que optara por mantener la alianza militar y buscarle otras tareas, las llamadas misiones al exterior de su teatro de operaciones original. Las recientes dudas respecto a la conducta a seguir que llevaron a un excomunista a la presidencia de la muy católica Polonia y los temores, ciertamente fundados, sobre los resultados de las elecciones parlamentarias de diciembre y presidenciales de junio próximo en Rusia, parecieran estar avalando la sabiduría de la decisión occidental.

Las naciones integrantes de la OTAN, EEUU y Canadá conformando su pilar occidental y Gran Bretaña, Alemania, Dinamarca, Noruega, Holanda, Bélgica, Luxemburgo, España, Portugal, Italia, Grecia y Turquía conformando el pilar europeo, más la colaboración independiente de Francia, han variado la organización de sus fuerzas, para adaptarlas en mejor forma a la misión de intervención que ahora será su tarea principal. En efecto, el Mando Aliado Europeo tiene ahora tres mandos subordinados, el del Sur (Allied Forces South, AF South), el Central (AFCENT) y el del Noroeste (AF NorthEast). La Fuerza Aliada de Reacción Rápida (ARRF) quedará bajo el mando directo del Comandante Supremo Aliado en Europa (SACEUR). Las tropas que la conforman permanecen bajo sus mandos nacionales, hasta que se produzca la emergencia que haga necesario convocarlas.

Esta situación se ha producido ahora, con la firma del acuerdo que llevó la paz a los Balcanes. Será la OTAN, a través de la Fuerza Aliada de Reacción Rápida, la encargada de mantener la paz en la región. Será así como los países que integran la alianza, mandarán a formar en aquellas filas a sus fuerzas especializadas de intervención. Resulta probable que los gurkhas británicos, los infantes de marina holandeses más, en cooperación pero no integrada al mando aliado, las tropas de la Legión Extranjera francesa, lleguen a servir en la región balcánica. Por otra parte, esta decisión significa también un serio revés para los llamados "cascos azules", las tropas de las Naciones Unidas para mantener la paz. Su resultado, no tan solo en Bosnia y Croacia, sino que en otras regiones del globo, Somalía por ejemplo, ha sido deplorable. Pero también resulta aleccionadora para la Unión Europea, cuya política común de defensa, propiciada por Francia, ha consistido en fortalecer el pilar europeo de la OTAN como paso previo a un intento de desmembrarse de la Alianza, pareciera que les penara la rectoría anglosajona. Tanto la Comunidad Europea como su instrumento militar, la Unión Europea Occidental (WEU), resultaron inoperantes como entes regionales para dar una solución al problema balcánico, derivándolo al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, que tampoco logró resolverlo. Se impuso entonces la tesis de hacer actuar una fuerza con un verdadero potencial bélico, como lo es la Fuerza Aliada de Intervención Rápida de la OTAN. Poseen armas disuasivas y no tan solo armamento menor defensivo, como ha sido el caso de los "cascos azules". Ello les permitirá respaldar con la fuerza, único valor resolutivo en un conflicto entregado a los militares para su solución, para obtener resultados favorables en la misión encomendada.

La Lista de Tropas que tendrá la Fuerza Aliada de Intervención Rápida permitirá también revisar la viabilidad de algunos esquemas europeos de defensa, como lo es el del Cuerpo Franco­ Germano que tiene su Cuartel General en Estrasburgo. También forzará a ciertos países, tales como Dinamarca, a resolver si les resulta más conveniente apoyar abiertamente a la OTAN, o si deciden incorporarse a la WEU. (El pilar europeo de la Alianza).

Aliados extra-Otan de los yanquis.

Ejército mercenario

La consecuencia más evidente de la designación de nuestro país como `aliado extra Otan' de los Estados Unidos se ha podido percibir en los últimos ejercicios militares argentinos. En el realizado en las cercanías de Comodoro Rivadavia por las tres fuerzas armadas en conjunto, el más grande desde la guerra de Malvinas, se "reprodujo una operación militar autorizada por la Onu para neutralizar conflictos armados en una zona limítrofe entre dos países imaginarios (…) el objetivo era eliminar al Movimiento Fundamentalista Independiente " (Folha de Sao Paulo, 3/10). Poco después se hizo un ejercicio conjunto con las fuerzas armadas brasileñas, "simulando ser una fuerza de mantenimiento de paz de la Onu en un país imaginario, Zambonia, envuelto en un supuesto conflicto interétnico desde 1975" (La Razón, 14/10). `Países imaginarios', `operaciones internacionales', `conflictos interétnicos' son, claramente, las `hipótesis de conflicto' de un ejército mercenario.

Esto se refuerza con la integración de Argentina, el único país latinoamericano, a una llamada "fuerza multinacional de intervención rápida de la Onu (…) para actuar en cualquier lugar del mundo" (La Nación, 5/9).

Argentina se suma, como aliado `extra zona', a una coalición militar en expansión. Recientemente, la Otan se ha extendido hasta las fronteras de Rusia e, incluso, ha comenzado a operar más allá: a mediados de septiembre, en un ejercicio sin precedentes, 500 paracaidistas norteamericanos fueron lanzados sobre la ex república soviética de Kazajstán, en Asia Central. El general norteamericano John Sheenan declaró que el ejercicio se realizó "para enviar el mensaje de que no hay nación en la Tierra que no podamos alcanzar". En Kazajstán, empresas norteamericanas como Amoco, Chevron y Mobil tienen grandes intereses en la explotación de las riquezas petrolíferas y gasíferas de la región.

La `alianza extra Otan' puede llevar a las fuerzas argentinas a lugares tan remotos como Kazajstán o Chechenia, en defensa de los grandes pulpos petroleros norteamericanos … los mismos que están saqueando a la Argentina.

 

Carrera armamentista

La designación de Argentina como `aliado extra Otan' es inseparable del levantamiento del embargo norteamericano para la venta de armas sofisticadas a América Latina. Se calcula que la venta de armas a la región superará los 7.000 millones de dólares en los próximos años.

Como Argentina carecería del presupuesto necesario para la compra de armamentos, su condición de `aliada' le permitiría acceder a rezagos militares norteamericanos o a la compra mediante `leasing' (alquiler con derecho a compra) de armas, gozando de la subvención del Estado norteamericano. Mediante estos mecanismos, las empresas norteamericanas podrían vender sus armas a los vecinos de Argentina sin crear un `desequilibrio militar'. Por eso, en Brasil califican la designación de Argentina como una `operación financiera' de las empresas armamentistas norteamericanas.

Es inocultable que la designación de Argentina como `aliada extra Otan' tiene por objetivo, además, presionar a Chile y a Brasil para que elijan proveedores de armas norteamericanos.

En Brasil, pero sobre todo en Chile, la disputa entre los pulpos norteamericanos y franceses es, simplemente, despiadada. Los franceses, que ofertan el Mirage 2000 contra los norteamericanos F-16 y F-18, han ofrecido "regalar sus excedentes militares" en determinados renglones a sus compradores de armas (Clarín, 4/9). Los europeos ya se han adelantado a los norteamericanos en otro terreno: Brasil y Chile acaban de comprar decenas de tanques Leopard-I (de fabricación belga, bajo licencia alemana).

Si Chile o Brasil se inclinaran por los aviones franceses, en lugar de los norteamericanos, Estados Unidos podría abastecer más `generosamente' a la Argentina contra Chile y Brasil. Por eso, "militares ligados a la industria bélica de Estados Unidos comentaron que la posibilidad de que Argentina se convierta en aliada extra-Otan es un acontecimiento político que favorece su estrategia de ventas (en todo el Cono Sur)" (Tiempos del Mundo, 4/9).

La venta de armas no es como la de cualquier otra mercancía; se trata de `negocios de Estado', promovidos y subsidiados por los Estados imperialistas, íntimamente ligados a los pulpos fabricantes. Crea, por lo tanto, un conjunto de obligaciones de subordinación política, militar y diplomática de los compradores hacia los vendedores; en otras palabras, refuerza la subordinación colonial del continente.

Esto salta a la vista si se considera que la compra de aviones norteamericanos, por ejemplo, obligará a las fuerzas aéreas de Chile, Argentina y Brasil a `standarizar' sus entrenamientos y su instrucción con la de los pilotos norteamericanos e, incluso, a recibir asistencia técnica y entrenamiento en los Estados Unidos durante los próximos treinta años, período de vida útil de estos aviones. Más aún, como informa El Mercurio (12/10), "los aviones de guerra de la última generación dependen del GPS (el Comando Espacial de la Fuerza Aérea norteamericana) (porque) los satélites que permiten el funcionamiento de sus sistemas son monopolizados por los EE.UU. Es decir, desde un centro de operaciones como Monte Cheyenne (en Colorado) se puede virtualmente tener el control de todos los aviones, propios o ajenos, que se mueven por el mundo".

 

Radarización y narcotráfico

Con su nuevo `status', Argentina se integra íntimamente al dispositivo de penetración militar imperialista en la región. Dos aspectos claves son la `radarización' (que les permitiría a los norteamericanos el control de toda aeronave que circule por el continente) y la llamada `lucha continental contra el narcotráfico'.

Con esa excusa, Estados Unidos encontró un argumento para dominar todavía más la vida económica del continente. Actualmente, las mercancías latinoamericanas sólo tienen libre acceso al mercado norteamericano, si sus países de origen reciben un `certificado de buena conducta' que otorgan unilateralmente el Departamento de Estado y el Congreso norteamericano en relación al `combate al narcotráfico'. Se trata de una completa hipocresía, si se recuerda que los bancos norteamericanos son los principales lavadores del dinero proveniente del narcotráfico.

A esto hay que agregarle que, con la misma excusa, los militares norteamericanos y los agentes de la CIA han conseguido operar libremente a través de las fronteras de los países latinoamericanos, creando verdaderas zonas de operación `extraterritoriales'. El gobierno norteamericano y el Pentágono (el actual jefe de la lucha antidrogas, Barry McCaffrey, es el antiguo jefe del Comando Sur norteamericano) presionan abiertamente por ampliar la participación de los militares en la `lucha contra el narcotráfico' y en poner el control del tráfico aéreo de la región en manos norteamericanas, mediante la instalación de radares de `última generación' destinados a monitorear el desplazamiento de pequeños aviones.

Una de las disputas más serias entre Brasil y los Estados Unidos estalló recientemente, por la decisión brasileña de concentrarse en la lucha contra el `tráfico interno' de drogas, lo que lo llevó a desactivar las tres estaciones de rastreo que los norteamericanos habían instalado para monitorear la Amazonia. Según documentos de la inteligencia militar brasileña, "las crecientes presiones norteamericanas terminarían por conducir a un control externo de la región" (Tiempos del Mundo, 21/8).

La Argentina, como `aliada' de los Estados Unidos, ha puesto a su disposición "datos de inteligencia e infraestructura" (La Nación, 21/10) y ha sido el primer país latinoamericano en apoyar la creación de un `centro continental antinarcóticos' en Panamá, bajo la batuta de los norteamericanos, que tendría por objeto no sólo `la lucha contra el narcotráfico', sino también "lanzar operaciones militares" hacia todo el continente.

Intimamente ligado a esto, el gobierno menemista ha lanzado el "plan de radarización", cuyo objetivo es el "control de los vuelos ilegales" (La Nación, 24/10). En la disputa por el contrato han entrado cuatro de los grandes pulpos armamentistas mundiales —dos norteamericanos, uno italiano y otro francés. Dado los compromisos políticos, diplomáticos y militares que acaba de adquirir la Argentina, salta a la vista qué pulpos se beneficiarán con los 420 millones del contrato.

Como en Brasil, el control del espacio aéreo argentino por los norteamericanos y el libre tránsito de sus militares y los agentes de la CIA por el territorio argentino, `terminarían por conducir a un control externo de la región', es decir, de toda la Argentina.

Un ejército mercenario, con las comunicaciones y el espacio aéreo controlados por una potencia extranjera, cuyos militares y agentes secretos gozan de una virtual `extraterritorialidad': éste es el `escenario' colonial de la Argentina ménemo-aliancista.

La OTAN no apoya el plan de defensa contra misiles propuesto por Bush

El principal organismo político de la OTAN se abstuvo el martes de apoyar el plan del gobierno estadounidense para instalar un sistema nacional de defensa contra misiles, y sólo se mostró dispuesto a "continuar las consultas sustanciales" con Washington.

Un borrador de la declaración que iba a ser difundida en el curso de la jornada por el Consejo del Atlántico Norte no describe la posibilidad de un ataque misilístico como una amenaza común para los aliados, tal como esperaba el gobierno de George Bush. La Associated Press obtuvo el texto de la declaración.

El secretario de estado Colin Powell esperaba persuadir a los aliados escépticos de la OTAN para que brindaran un mayor apoyo a los planes norteamericanos de defensa contra misiles.

Pero según fuentes cercanas al proceso que hablaron a condición de mantener el anonimato, Francia y Alemania se resistieron a adoptar la redacción más firme buscada por Powell.

El proyecto de declaración dice que los aliados de la OTAN "reciben con agrado las consultas iniciadas por el presidente Bush sobre la revisión estratégica estadounidense, incluida la defensa contra misiles".

"Nos proponemos adelantar esas consultas vigorosamente, y nos complace la seguridad dada por los Estados Unidos de que las opiniones de los aliados serán tenidas en cuenta en la futura consideración de sus planes".

En una pequeña victoria, Powell logró persuadir a los ministros de exteriores de la OTAN de que omitieran de la declaración conjunta toda mención al Tratado sobre Misiles Antibalísticos de 1972.

La declaración conjunta del año pasado describía al tratado como "piedra angular de la estabilidad estratégica".

El gobierno de Bush quiere anular o modificar drásticamente ese tratado, que prohíbe el emplazamiento de sistemas nacionales de defensa contra misiles.

La declaración iba a ser emitida por el Consejo del Atlántico Norte, principal organismo político de la alianza, integrado por los ministros de exteriores de las 19 naciones de la OTAN.

Además de presentar los criterios norteamericanos sobre defensa contra misiles, Powell también quería asegurar a los aliados que los Estados Unidos no retirarían sus fuerzas de paz de los Balcanes a pesar de los comentarios del secretario de defensa Donald Rumsfeld sugiriendo que el papel norteamericano en Bosnia estaba próximo a su fin.

UNIVERSIDAD DE ATACAMA

FACULTAD DE CIENCIAS JURIDICAS

DERECHO.

ORGANIZACION DEL TRATADO DEL ATLANTICO NORTE

( O.T.A.N.)




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