Música
Música romántica
ÍNDICE:
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Introducción cultural.
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Época.
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Aspectos generales de la época.
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Música popular.
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Música religiosa.
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Música instrumental.
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Música vocal y profana.
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Orquesta.
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Características del romanticismo.
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Principales compositores.
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El romanticismo en España.
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Las escuelas nacionalistas.
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El romanticismo en Grecia.
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Audiciones.
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Introducción cultural:
Un cambio en la historia del espíritu occidental. Desde el punto de vista historicista.
El comienzo del romanticismo musical puede situarse en el cambio decisivo de la historia del espíritu occidental que se produjo en el siglo XIX, impulsado por las ideas de libertad proclamadas por la revolución francesa.
El músico romántico es un artista libre ya que no está a servicio de ningún patentado, si no que dispone fielmente de sí mismo y realiza de forma autónoma sus propias elecciones artísticas, impresiones externas. Tampoco depende de instituciones civiles o religiosas cuyas transiciones lingüísticas, temáticas y estilísticas se vieron obligadas a seguir el lenguaje musical, no le es impuesto ni por la escuela ni por el ambiente si no que él mismo lo plasma en la libre expresión de su personalidad, ideas, sentimientos, sensibilidad.
ARTE:
Desde 1850, no puede ser identificado con un estilo singular, pero se caracteriza por una aproximación muy imaginativa y subjetiva, emocional y de carácter visionario. También se caracteriza por expresar estados de ánimo. En la elección de temas, predilección por la naturaleza, con asuntos exóticos que producen miedo o pasión.
Capacidad para inspirar terror, los sentimientos comienzan a ser más importantes que la razón. La poesía apareció en 1790 y experimentó un cambio desde la razón hacia los sentimientos, comenzaron a reflejarse en los cuadros de pesadillas y en los grabados de monstruos y demonios por el pintor español Francisco de Goya.
El sueño de la razón produce monstruos. (Francisco de Goya).
En Francia coincidió con las Guerras Napoleónicas. Los primeros artistas franceses de este estilo encontraron su inspiración en los acontecimientos que les rodeaban. La principal figura de este movimiento llevó las tendencias dramáticas y coloristas y cambió el sentido de los cuadros. Resaltan los que tienen más trascendencia literaria, ya que crean un efecto de energía pura o emoción comparado con la música.
En Alemania estuvo inspirada por la concepción de la naturaleza, que condujo a la formación de una escuela paisajística. Los más grandes pintores alemanes pintaban paisajes en un estilo lúcido y meticuloso, entre el sentimiento delicado de la melancolía, soledad y separación.
En Inglaterra los paisajes se impregnaban de un sentimiento romántico, más innovadores en estilo y en técnica. Se distinguen por una inocente simplicidad en cuanto al sentimiento religioso que proviene de un entorno natural. Otros pintores expresaron una visión más radical.
La libertad guiando al pueblo. (Eugène Delacroix).
LITERATURA:
Se caracteriza por su imaginación, la subjetividad, la libertad de expresión y la idealización de la naturaleza. Los gustos literarios se alejan; y los autores encuentran su inspiración en la obra de los grandes pensadores europeos como Rousseau.
Rousseau estableció el culto y celebró la libertad del espíritu humano. La novela de Goethe exalta los sentimientos hasta el suicidio por un amor no correspondido, frenesí, melancolía, y autodestrucción.
Importancia del sentimiento y la imaginación, se rechazan los temas literarios convencionales. Predomina la imaginación sobre la razón, la intuición sobre la ciencia, lo que propicia el desarrollo de sensibilidad y pasión que estimula el desarrollo de tramas rápidas y complejas y se presta a la tragicomedia y mezcla lo grotesco, lo sublime, que permite una mayor libertad estilística. Las convenciones clásicas cayeron y esto generó un enorme rechazo de la regularidad métrica. En la poesía inglesa el verso sustituyó al pareado. Los escritores románticos sustituyeron a los héroes de la literatura por héroes más complejos. Gran parte del teatro, la novela y la poesía romántica se entregan a la celebración del “ el hombre corriente” de Rosseau. Los grandes temas románticos son temas y actitudes entremezclados, que se sitúan en las preocupaciones de los escritores del siglo XIX.
Uno de los rasgos principales fue la preocupación por la naturaleza, la inocencia de los habitantes del mundo rural. El gusto por la vida rural se funde con la melancolía romántica. Imbuidos de un nuevo espíritu de libertad los escritores románticos ampliaron sus horizontes imaginarios en el espacio y en el tiempo. Regresaron en busca de temas y escenarios, y ambientaron sus obras en lugares de la tradición oseánica; genera una especial atracción hacia las ruinas, los cementerios y lo sobrenatural.
Hacia mediados del siglo XIX, el romanticismo comienza a dar paso a nuevos movimientos literarios.
Gustavo Adolfo Bécquer.
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Época:
Romanticismo: movimiento artístico que dominó en la literatura, la pintura y la
música durante el último periodo del siglo XVIII y principios del siglo XIX. Se caracterizaba por una amplia variedad de rasgos, muchos de los cuales pueden encontrarse ocasionalmente en la música de otras épocas; a pesar de ello, las ideas románticas determinaron el pensamiento de los compositores a lo largo del siglo XIX.
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Aspectos generales de la época:
El amor, el individualismo, la nostalgia y todo en el mundo de los sentimientos. Los avances musicales sin pudor al mundo de los sentimientos: lágrimas, llantos, abrazos y adioses sin motivos constantes junto con matices históricos e intervenciones guerreras como la lucha fantástica “Liga de David contra los filisteos”. Otro factor radical es el romanticismo en toda la gama de expresiones en la literatura popular. Que procediendo directamente del alma del hombre ofrece temas para el desarrollo del canto, del ritmo, de la armonía y del contrapunto.
Por otra parte dentro ya del romanticismo los músicos tomarán caminos diferentes ya que provenían de diferentes culturas y clases de vida. .
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Música popular:
El lied es una forma musical tan antigua como el ser humano. Es una composición generalmente breve en la que se pone música a un poema logrando una íntima cohesión entre ellos. Surge como una forma expresamente romántica, dado que una de las tendencias más fuertes del romanticismo es el tratar de mezclar las diversas artes y de llegar a una unidad entre ellas, en este caso poesía y música; por ello, se revalúa este tipo de música en el ambiente del concierto pero más en familia existen diversas formas de lied:
La más sencilla es el denominado Lied estrófico, formado por varias estrofas con la misma música todas ellas según el esquema A-A-A.
Cuando se aplican pequeños cambios al acompañamiento, a la melodía o a ambos, se escribe: A-A´-A´´.
Otra forma muy común, sobretodo en los lied de tres estrofas es el esquema: A-B-A en el que la primera y última estrofa tiene la misma música.
Por fin existe una tercera forma relacionada con la tradicional del rondó, con el esquema: A-B-A-C-A.
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La música religiosa:
En un principio, las iglesias orientales influyeron decisivamente en las occidentales, pero en estas, la melopea cristiana cuya formación se inicia en los primeros siglos de nuestra Era y tiene un momento culminante en el siglo XVI, constituye uno de los nexos más importantes y eficaces entre el mundo antiguo en las nuevas formas políticas y culturales surgidas tras las invasiones germánicas. La música escrita durante los últimos siglos es la que más se aproxima a la idea que poseemos de los sonidos, es capaz de penetrar en las emociones. Esta idea partió sobretodo del romanticismo, cuando los compositores concibieron la música como una manifestación espiritual, contraviniendo la tradición de los siglos XVII y XVIII en la que estuvo ligada a un concepto más abstracto a una idea de música pura desligada de la visión individual de sus autores. La creación de las nuevas formas, la interelación entre música y literatura, no sólo evidente en el caso de la ópera propiciará el nacimiento de una música compleja como estructural como ideológicamente a menudo unida a las corrientes filosóficas y estilísticas. En este sentido la música del siglo XX es una herencia de la época de Bethoven y sus contemporáneos, aunque transformada a merced de la búsqueda de nuevos materiales sonoros y la tecnificación para conseguirlos el atonalismo, el influjo de la electrónica la aplica a algunos de los procedimientos que tan discretamente han contribuido a formular un nuevo lenguaje.
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Música instrumental:
El piano se convierte en el instrumento de moda durante el romanticismo; todas las
familias con posibilidad económica adquirían un piano.
Era un instrumento que tocaban especialmente las mujeres, por este motivo durante el siglo XIX, el alumnado del conservatorio estaba compuesto fundamentalmente por señoritas.
Las fábricas de piano más importantes estaban ubicadas en Inglaterra y Francia.
Piano de cola, clavicémbalo, clavicordio, cítaras golpeadas.
Otros nuevos instrumentos fueron:
Contrafagot: instrumento de tubo cónico, de doble lengüeta, y la misma forma y técnica del fagot. Sin embargo, tiene un tubo mayor, de unos 6 metros que produce un sonido mucho más profundo.
Saxofón: instrumento de viento y metal de la familia de los clarinetes, de lengüeta simple y tubo cónico. Se usa también el jazz, y los hay de diversos tamaños.
El corno inglés: instrumento de viento, realizado en madera, de doble lengüeta, perteneciente a la familia del oboe. Su sonoridad es más melancólica que la del oboe, su utilización se hizo corriente en la orquesta del romanticismo.
Flauta pícolo: es una flauta pequeña que produce sonidos muy agudos.
Tuba: instrumento de viento y metal. De forma oblonga, extremo cónico y campana, posee de tres a cinco pistones y produce un sonido muy profundo. Los hay de varios tamaños.
Instrumentos de viento. (Saxofón, fagot, clarinetes, oboe, cornamusa).
Celesta: instrumento con teclado, parecido al piano. Cuando se aprieta una tecla en él, unos macillos percuten sobre unas placas metálicas suspendidas. Su sonido es muy suave y agradable.
Vibráfono: instrumento melódico electrónico de percusión, compuesto por unas placas de acero cada una de las cuales tiene debajo un tubo de resonancia. Se percute con baquetas, como la marimba y el xilófono. Un ventilador en el interior de cada tubo aumenta su volumen y la duración de las vibraciones.
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Música vocal y profana:
La expresión vocal, llega a uno de los momentos más gloriosos con la ópera romántica, ya sea italiana, francesa, alemana o incluso española. El siglo XIX es, en buena medida, el siglo de la ópera, de los dibos, de la construcción de los grandes teatros. Italia es el principal protagonista de esta situación. En la historia de la música italiana destaca un hecho importante que la distingue de la música de otros países europeos, y es la importancia que asume la ópera; el carácter italiano está especialmente dotado para el drama musical. La ópera italiana se extiende por toda Europa, hasta que el drama wagneriano surge como el gran competidor. Por ello, al hablar de la ópera en países como Francia, Alemania, Inglaterra y España, siempre es obligado recurrir a la ópera italiana, dado que ella influye en todos la demás, y hasta cierto punto los modela.
La zarzuela se convierte en el entretenimiento diario de los españoles. Desde mediados del siglo XIX se estrenaron más de 12.000 obras. La zarzuela tuvo parecida vida en América. Las compañías españolas, cuando los teatros cerraban en el mes de junio, viajaban a la Habana. Y, de aquí a Centroamérica. Otras hacían el recorrido por Argentina, Chile, etc. En todas las capitales de provincia española, había compañías fijas de zarzuela que actuaban durante todo el año. Por esta causa, tenía ciertos rasgos de similitud con el cine de nuestros días.
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Música de orquesta:
No existen muchos instrumentos si no que se multiplican en cantidad los que
existen llegando a contar la orquesta con 95 músicos. Se multiplica la sección de viento tanto la de metal, como la de madera y la de percusión, lo que lleva a duplicar el número de instrumentos de cuerda. En el metal: cuatro trompas, tres trompetas, tres trombones y una tuba. En la madera: la flauta pícolo, el contrafagot, el corno inglés, el clarinete bajo y el saxofón. En la percusión: cuatro timbales, el gong, el bombo, la celesta, el glokenspiel, y la marimba.
Suele constar de treinta violines, doce violas, diez violonchelos, ocho contrabajos, dos flautas, un pícolo, dos oboes, dos clarinetes, un clarinete bajo, un saxofón, un corno inglés, un fagot, un contrafagot, cuatro trompas, tres trompetas, tres trombones, una tuba e instrumentos de percusión.
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Características de la música romántica:
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Predominio de la música instrumental sobre la vocal.
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La música se convierte en un lenguaje libre y expresión de la fantasía y sentimientos propios, sin servir a ningún tipo de interés o mercado.
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La melodía sigue siendo considerada como la parte esencial de la música aunque se la explotará mucho más que en el clasicismo, con tratamientos armónicos muy complicados; el punto de inspiración para esta melodía sigue siendo la música folk.
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Rítmicamente no es muy hasta llegar el nacionalismo.
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Se salta enormemente el tono menor que no era muy usado en el clasicismo, y se convierte en el símbolo de la expresión.
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La armonía será muy rica, con unos cambios armónicos enormemente complicados.
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Tienden a caer las formas demasiado racionales y concretas o se transforma por completo, tal es el caso de la sonata o de la sinfonía que se convierte en poema sinfónico.
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Surgen en cambio nuevos géneros cuya cualidad más clara es que son diminutos como el nocturno, impreludio; todas ellas eran un medio apropiado para la expresión del lirismo y el sentimiento romántico.
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Bajo otro punto de vista con el romanticismo se convertirá en el lenguaje de todas las clases sociales, comienza a cultivarse en todos los hogares europeos.
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El músico se siente completamente libre para componer sus necesidades expresivas.
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Principales compositores:
Schubert, Franz (1797-1828), compositor austriaco cuyas canciones (Lieder) están entre las obras maestras de este género, y cuyos trabajos instrumentales son un puente entre el clasicismo y el romanticismo del siglo XIX.
Sus primeras canciones, entre ellas Hagars Klage y Der Vatermöder (1811) impresionaron a sus maestros. Cuando cambió la voz, Schubert comenzó a dar clases en la escuela de su padre. Al año siguiente, escribió su primera ópera, Des Teufels Lustschloss, su primera misa (en fa mayor), y 17 canciones.
En 1815 terminó sus segunda y tercera sinfonías, compuso dos misas, otras obras religiosas, música de cámara y 146 canciones. Ese año también trabajó en cinco óperas. En 1816 la Sinfonía trágica (nº 4), la Sinfonía nº 5 en si bemol mayor, más música religiosa, una ópera y unas 100 nuevas canciones. Schubert dejó de dar clases y se dedicó exclusivamente a la composición. A pesar de que en vida el público no supo reconocer su inmenso talento, su música era considerada la obra de un genio por un pequeño grupo de amigos.
En 1820 Schubert escribió la música para el melodrama El arpa encantada, y Los hermanos gemelos (1820). También compuso música religiosa como los Veintitrés salmos y el oratorio incompleto Lazarus. Un grupo de sus canciones se publicaron en 1821. Al año siguiente compuso la Sinfonía nº 8 en si menor, conocida como la Sinfonía inacabada, y la Misa en la bemol. El ciclo de canciones La bella molinera lo compuso en 1823, y el Octeto y las Canciones de Sir Walter Scott en 1824. Durante los dos años siguientes Schubert compuso la Sinfonía nº 9 en do mayor, conocida como La grande (1825) y el ciclo de canciones El viaje de invierno (1827). De 1828 son la Misa en mi bemol mayor, el Quinteto para cuerda en do mayor, las tres últimas sonatas y el último grupo de canciones El canto del cisne, editadas tras su muerte. Murió en Viena el 19 de noviembre de 1828 de fiebres tifoideas.
Mendelssohn, Felix (1809-1847), compositor alemán, una de las principales figuras de comienzos del romanticismo europeo del siglo XIX.
Fue de genio precoz, conoció a Goethe y recibió una cuidada educación. A los 9 años debutó como pianista y a los 11 interpretó su primera composición. Compuso la obertura Sueño de una noche de verano cuando tenía 17 años y la obra que contiene la famosa 'Marcha nupcial' 17 años después. A Mendelssohn se le atribuye el haber redescubierto la obra de Johann Sebastián Bach, al estrenar en 1829 su Pasión según san Mateo.
Como pianista y director realizó giras por Europa. Trabajó como director musical en la ciudad de Düsseldorf, de Gewandhaus de Leipzig y director musical del rey Federico Guillermo IV de Prusia. En 1842 colaboró en la fundación del Conservatorio de Leipzig. La muerte de su hermana, Fanny Mendelssohn Hensel, le afectó mucho y falleció dos meses después, el 4 de noviembre de 1847, en Leipzig.
A pesar de su incansable actividad como pianista, director y profesor, Mendelssohn fue un compositor prolífico. De sus 5 sinfonías destacan la Sinfonía italiana (1833) y la Sinfonía escocesa (1843). Su música coral y para órgano, incluye los oratorios Paulus (1836) y Elías (1846), la cantata Erste Walpurgisnacht (La noche de Walpurgis, 1832), y sus sonatas, que constituyen la aportación más importante al repertorio de órgano desde Johann Sebastián Bach. Destacan asimismo las Variations sérieuses (1841) para piano, oberturas para concierto, conciertos para violín (1844) y para piano (1831, 1837) y ocho volúmenes de Romanzas sin palabras para piano (1830-1845), compuestas algunas por su hermana Fanny.
Su romanticismo se aprecia con claridad en el uso del color orquestal y en su tendencia hacia una música programática que describe lugares, sucesos o personas. Mendelssohn utiliza las formas musicales clásicas con un lirismo, una elegancia y un lenguaje armónico que le sitúa entre los compositores más conservadores de su época.
Por esto, la crítica suele clasificarlo entre los que llama 'clásicos-románticos'. Espontaneidad, delicadeza y mesura dominan la música de este extraordinario artista.
Beethoven, Ludwig van (1770-1827), compositor alemán, considerado uno de los más grandes de la cultura occidental.
Las obras más importantes de Beethoven se pueden resumir en 9 sinfonías, 7 conciertos, 16 cuartetos de cuerda, 32 sonatas para piano, 10 sonatas para violín y piano, 5 sonatas para violonchelo y piano, una ópera, Fidelio, 2 misas y la Misa Solemne, opus 123, varias oberturas y numerosas variaciones para piano. Tradicionalmente se le ha considerado como el puente hacia el romanticismo, y su producción musical está dividida en tres periodos. Actualmente lo consideran como el último representante de la escuela vienesa clásica, que en lugar de seguir la corriente romántica se dedicó a desarrollar la música que le habían legado Mozart y Haydn. Tras su llegada a Viena, Beethoven alternó las composiciones basadas en modelos clásicos, como su Cuarteto para cuerda en la mayor opus 18 nº 5, inspiradas en estructuras italianas más imprecisas, como ocurre en la conocida canción Adelaide.
El nuevo estilo al que se refirió en 1802, marca su retorno a las estructuras vienesas clásicas. A pesar de la fuerza de sus composiciones en la década que transcurre entre 1802 y 1812, musicalmente representan el desarrollo de las formas empleadas por Mozart y Haydn. Esto se aprecia en obras de una envergadura sin precedente como la Sinfonía nº 3 en mi bemol mayor, opus 55 (Heroica) y el Concierto para piano en mi bemol mayor, opus 73 nº 5, (Emperador, 1809), o en composiciones de estructura compleja como la Sinfonía nº 5 en do menor, opus 67 (1808), y la Sonata para piano nº 23 en fa menor opus 57 (Appassionata, 1805). En estas obras demostró que con su estilo, basado en una temática del todo nueva y en armonías opuestas que utilizaban notas contrarias, podía crear música dotada de una fuerza y expresividad muy importantes.
Las dificultades para terminar la Sinfonía nº 8 en fa mayor, opus 93 y las dudas sobre una posible relación con su 'amada inmortal' llevaron a Beethoven a un periodo de incertidumbre. La fascinante capacidad de producción de la década anterior entró en declive. Las obras posteriores a 1812, como la colección de canciones opus 98 An die ferne Geliebte, del año 1816, y las Sonata para piano en la mayor opus 101, de 1817, experimentaron nuevos matices y desarrollaron las estructuras musicales que el compositor utilizaba en la década de 1790. Este grupo de obras cíclicas y de final abierto respondía a la influencia de una nueva generación de compositores románticos (como, por ejemplo, los ciclos de Lieder del compositor alemán Robert Schumann).
En 1818 Beethoven retomó las estructuras cerradas de su época heroica con la Sonata para piano en si bemol mayor opus 106 (Hammerklavier), obra de una extensión y dificultad sin precedentes que ha hecho estragos entre los intérpretes desde su época hasta nuestros días.
Las composiciones del último periodo, en vez de formar grupos y colecciones, están marcadas por una individualidad que muchos compositores posteriores han intentado imitar sin conseguirlo. En la Sinfonía nº 9 en re menor, opus 125 y la Missa solemnis en re mayor, opus 129 plasmó un punto de vista idealizado de la humanidad, basado más en el movimiento ilustrado que en la doctrina católica romana, los resultados artísticos son aún más convincentes que las elevadas ideas que contiene su única ópera, Fidelio (1814).
El estilo personal de sus últimos años originó los 5 cuartetos para cuerda compuestos entre 1824 y 1826, los dos últimos por iniciativa propia. En estas obras, Beethoven realiza una síntesis entre el estilo popular y el académico, entre lo festivo y lo sublime. En su época se consideraron demasiado avanzadas, incluso inaccesibles, pero con el paso del tiempo se han convertido en una pieza clave de la música universal.
La costumbre de tomar apuntes sobre sus composiciones mientras trabajaba en ellas aumentó con el paso del tiempo. Los más de siete mil borradores que escribió en trozos de papel y pequeños cuadernos mientras viajaba, así como los libros de notas que confeccionaba en su casa forman parte de uno de los más importantes legados en la historia de la música occidental.
Brahms, Johannes (1833-1897), de origen alemán, es uno de los compositores más importantes del siglo XIX, cuyas obras combinan lo mejor de los estilos clásico y romántico.
En 1857, Brahms fue nombrado director del teatro de la corte en Delmont, donde permaneció hasta 1859; después, viajó durante varios años por Alemania y Suiza. Su primera gran obra presentada al público fue el Concierto nº 1 para piano y orquesta en re menor, que fue ejecutado por él mismo en Leipzig en el año 1859. Sin embargo, la composición no fue muy bien recibida ya que por entonces los conciertos donde aparecían pasajes virtuosísticos eran los que gustaban al público, y éste primero de Brahms carecía de ellos. El compositor marchó a Viena en 1863, donde lo nombraron director de la Singakademie (Academia de Canto), aunque abandonó el puesto un año después.
En 1868, Brahms adquirió fama en toda Europa debido al estreno de su Requiem alemán, llamado así porque el texto está tomado de la traducción alemana que hizo Lutero de la Biblia, en vez de utilizar el texto en latín, como normalmente se hacía. La obra, dividida en siete partes, se centra más en el dolor y los lamentos de aquellos cuyos seres queridos se han ido, que en la reacción entre el destino y la muerte. Brahms se estableció en Viena en 1871, donde sería nombrado director de la Gesellschaft der Musikfreunde (Sociedad de los Amigos de la Música), aunque en 1874 renunció a este puesto para, de esta manera, dedicar todo su tiempo a la composición.
Hasta 1873 Brahms había escrito sobre todo música para piano, el instrumento que mejor conocía, y para coro y orquesta (continuó escribiendo música para piano hasta su muerte). Ese año compuso las Variaciones sobre un tema de Haydn en versión orquestada. Estas variaciones demostraron su maestría en la composición de música para orquesta y fue el comienzo de sus grandes obras, que se cuentan entre lo mejor de la composición musical de todos los tiempos. Entre sus obras maestras se encuentra la majestuosa Sinfonía nº 1 en do menor op. 68 (1876); la suave y dulce Sinfonía nº 2 en re mayor op. 73 (1877); la Obertura del festival académico op. 80 (1880), que contiene canciones de estudiantes alemanes; la sombría Obertura trágica (1881); la poética Sinfonía nº 3 en fa mayor op. 90 (1883), y la Sinfonía nº 4 en mi menor op. 98 (1885), con su emocionante y brillante final.
Todas estas obras muestran una estructura muy compleja, heredada de la tradición vienesa clásica. Al contrario que sus coetáneos, Brahms rechazó el uso superfluo de nuevos efectos armónicos y cromatismos. Se esforzó más bien por componer música de gran coherencia interna, utilizando los efectos nuevos o infrecuentes sólo para subrayar los matices estructurales internos. Así pues, sus mejores obras no contienen añadidos innecesarios: cada tema, figura y modulación están anunciadas en los pasajes precedentes. El clasicismo de Brahms fue un fenómeno único en sus días, ya que no seguía las tendencias marcadas por la moda musical de su época, representada por el compositor alemán Richard Wagner. A pesar de que Brahms hizo revivir una tradición musical como ningún otro compositor había conseguido desde Ludwig van Beethoven, no estuvo completamente aislado, y la riqueza emocional del espíritu romántico impregna su música.
Por desgracia, es poco lo que se sabe sobre el método de trabajo de Brahms. Era tan autocrítico que quemó todo lo que compuso antes de los 19 años, al igual que los borradores de obras más tardías. Es sabido que solía reelaborar una misma pieza pasados incluso diez o doce años de una creación, y que antes de dar a la obra su forma final, la transcribía para distintas combinaciones de instrumentos. Brahms murió en Viena el 13 de abril de 1897.
Su obra abarca todo tipo de música menos ópera. Otros trabajos importantes aparte de los anteriormente mencionados son la Schicksalslied (Canción del destino, 1871), una versión musical de un poema escrito por el autor alemán Friedrich Hölderlin, para coro y orquesta; el Concierto para violín en re mayor op. 77 (1878), que se ha transformado en obra obligada en el repertorio violinístico; tres cuartetos de cuerda; cinco tríos; un quinteto para clarinete; varias composiciones para música de cámara combinando distintos instrumentos, y más de 150 canciones.
Grieg, Edvard (1843-1907), compositor noruego. Fue el más importante de su país durante el siglo XIX. Nació en Bergen el 15 de junio de 1843. Estudió piano con su madre, pianista profesional, y más tarde en el conservatorio de Leipzig. Fue el compositor danés Niels Gade quien le animó en la labor de componer. El noruego Rikard Nordraak despertó su interés por la música folclórica noruega. Con él, dijo, "aprendí a conocer los cantos del norte y mi propia naturaleza". Entre 1866 y 1876 Grieg vivió en Cristianía (hoy día Oslo), donde fue profesor de música y director de la Sociedad Filarmónica. En 1867 contrajo matrimonio con su prima, la soprano Nina Hagerup.
Su defensa de la escuela basada en la música folclórica noruega originó el enfrentamiento con músicos conservadores y críticos, por lo que sus propias obras tardaron en ser apreciadas. El primer músico de talla internacional que alabó su trabajo fue el compositor húngaro Franz Liszt. En 1874 el gobierno noruego le concedió un salario anual que le permitió dedicarse por entero a la composición. Se hizo famoso por su música incidental para el drama poético Peer Gynt (1875), de Henrik Ibsen. En 1885 se aisló en un estudio de Lofthus y en 1885 mandó construir la villa Troldhaugen, cerca de Bergen, donde vivió el resto de sus días. Murió el 4 de septiembre de 1907.
Aunque su música está influida por la de los compositores románticos, especialmente Robert Schumann y Frédéric Chopin, Grieg adaptó sus propias melodías basándose en el estilo del folclore noruego y fue el maestro de los fundamentos armónicos que evocan la atmósfera de su tierra. De su producción musical destacan Heridas de corazón, La última primavera (inspiradas en un poema noruego), y la suite En tiempos de Holberg, para orquesta de cuerda; El retorno al país y Olav Trygvason, para coro y orquesta, un cuarteto de cuerda y numerosas obras para piano, entre ellas una balada en sol menor y el famoso Concierto para piano y orquesta en la menor. Sus canciones han tenido una especial difusión.
Chaikovski, Piotr Ilich (1840-1893), compositor ruso, uno de los músicos más destacados del siglo XIX
En 1866 fue nombrado profesor de armonía en el Conservatorio de Moscú por el pianista y compositor Nicholas Rubinstein, hermano de Anton. Allí el joven compositor conoció al dramaturgo Alexandr Nikoláievich Ostrovski, quien le escribió el libreto de su primera ópera, El voivoda (1868). De esta época también datan sus óperas Undina (1869) y Oprichnik (1872), el Concierto para piano nº 1 en si bemol menor (1875), las sinfonías nº1 (Sueños de invierno, 1868), nº 2 (1873, más tarde revisada y titulada Pequeña Rusia) y nº 3 (Polaca, 1875) y la obertura-fantasía Romeo y Julieta (1870; revisada en 1870 y 1880). En un principio el primer concierto para piano fue dedicado a Nicholas Rubinstein, pero éste lo calificó como "imposible de tocar". Fuertemente dolido, Chaikovski hizo múltiples cambios en la obra y esta vez se lo dedicó a Hans von Bülow, que contestó el favor tocando el concierto en su primera gira por Estados Unidos (1875-1876). Posteriormente Rubinstein reconoció el mérito de la composición revisada y la incluyó en su propio repertorio. Famoso por su dramático primer movimiento y por el hábil uso de melodías tradicionales, se ha convertido en uno de los conciertos para piano interpretados con mayor frecuencia.
En 1876 Chaikovski conoció a Nadiezhda von Mekk, una viuda adinerada que, entusiasmada con la música del compositor, le adjudicó una paga anual que le permitía dedicar todo su tiempo a la composición. Sin embargo 14 años después, creyendo estar arruinada se vio obligada a suspender esta cantidad. A pesar de que sus ingresos eran suficientes, nunca la perdonó por este acto que él consideró injustificado. Este periodo de relación con madame von Mekk fue de gran fecundidad. A él pertenecen algunas obras como las óperas Eugenio Oneguín (1878) basada en una obra de Alexander Serguéievich Pushkin, La doncella de Orleans (1879), Mazeppa (1883) y La hechicera (1887); los ballets El lago de los cisnes (1876) y La bella durmiente (1889); Variaciones sobre un tema rococó en la mayor para violoncello y orquesta (1876) y el Concierto para violín en re mayor opus 35 (1878); composiciones orquestales como la Marcha eslava (1876), Francesca da Rimini (1876), Sinfonía nº 4 en fa menor opus 36 (1877), obertura 1812 (1880), Capricho italiano (1880), Serenata para cuerdas (1880), sinfonía Manfredo opus 58 (1885), Sinfonía nº 5 en mi menor opus 64 (1888), la obertura-fantasía Hamlet (1885) y diversas canciones. Mientras tanto, en 1877, Chaikovski se casó con Antonina Miliukova, estudiante de música del Conservatorio de Moscú y alumna suya que le había escrito confesándole su amor. El matrimonio no funcionó desde el principio y se separaron al poco tiempo.
Desde 1887 hasta 1891 Chaikovski realizó varias giras por las principales ciudades de Europa y América, en las que obtuvo grandes éxitos. En 1890 compuso una de sus mejores óperas: La dama de picas. A principios de 1893 empezó a trabajar en la Sinfonía nº 6 opus 74, posteriormente titulada Patética por su hermano Modesto. La primera interpretación de la obra, bajo la dirección del compositor el 28 de octubre de 1893 en San Petersburgo, fue recibida con indiferencia por el público. Murió nueve días después, el 6 de noviembre de 1893 de cólera según el parte oficial.
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El romanticismo en España:
En al arte: se manifestó sobre todo en la pintura, representado por Federico Madrazo
con sus cuadros históricos y sus retratos; Antonio María Esquivel, Jenaro Pérez Villaamil, con sus imaginatorios paisajes; Leonardo Alenza, con sus cuadros costumbristas inspirados en la obra de Goya y Eugenio Lucas Padilla, que representaba el espíritu revolucionario de la época. En Cataluña surgió una escuela pictórica inspirada en los nazarenos alemanes dentro de la que destacan Joaquín Espalter y Pelegrín Clavé.
En la literatura: el romanticismo llega a España con retraso. Su desarrollo está condicionado por la situación política marcada por Fernando VII. El erudito José Joaquín de Mora, fue uno de los impulsores del romanticismo español. Se señala el 1834 la fecha del triunfo del romanticismo en España. Se estrenan entonces La conjuración de Venecia, de Martínez de la Rosa, Macías de Larra y se publican las Poesías de Salas y Quiroga. Algunos críticos señalan el fin del auge romántico en las letras españolas hacia 1884. El principal exponente del romanticismo en España fue José de Espronceda, el primer gran poeta español moderno.
En la música: en España la influencia de la ópera italiana es grande, como ya lo fue
en el Barroco; los músicos españoles tratan de crear una ópera nacional siguiendo la línea italiana, pero los frutos no son los deseados. Cabe destacar a Manuel García, Ramón Carnicer, Hilarión Eslava y el catalán Vicente Cuyás. Pero, dada la imposibilidad de competir con los italianos en el campo de la ópera, nuestros músicos lo intentan con el viejo género de la Zarzuela.
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Las escuelas nacionalistas:
El nacionalismo valora especialmente la ópera, el poema sinfónico y la canción.
Precisamente por esta causa, las naciones mencionadas componen importantes obras operísticas. La ópera fue la expresión más importante del individualismo nacional, gracias a un lenguaje particular y una música folclórica que sabía utilizar las leyendas locales.
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El romanticismo en Grecia:
En Grecia tuvo lugar la aparición de la música como arte, de manera similar a como
la entendemos hoy, desligada de rituales y hechos bélicos, sin utilidad específica, la palabra “música” no sólo significa entre los griegos el arte de los sonidos, si no, toda su expresión artística que tuviera como fin el logro de la belleza.
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Audiciones:
- Ópera:
- Bizet: Carmen.
-Verdi: La traviata.
Aida.
-Puccini: Turandot.
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Purcell: Dido y Eneas.
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Gluck: Eco y Narciso.
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Beethoven: sinfonía nº 9.
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Schönberg: Pierrot lunaire.
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Francisco Barbieri: El barberillo de Lavapiés.
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Marian Anderson: Sansón y Dalila.
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Luisa Tetrazzini
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Beniamino Gigli canta a Puccini.
-Audiciones:
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Berlioz: sinfonía fantástica.
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Rimski-Kórsakov: Scheherazade.
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Mahler: sinfonía nº1, Titán.
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Beethoven: sinfonía nº3, Heroica.
Sonata para piano nº32.
Concierto para piano nº4 en sol mayor.
Cuarteto en sol mayor para cuerda.
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Schubert: Sinfonía inacabada.
Quinteto para cuerda en do mayor.
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Mendelssohn: Sinfonía nº4, Italiana.
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Schumann: Carnaval.
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Chopin: Nocturnos.
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Franz Liszt: Rapsodia húngara nº2.
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Anton Bruckner: Sinfonía nº4 en mi bemol mayor, Romántica.
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César Frank: Sinfonía en re menor.
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Johannes Brahms: Quinteto para cuerda y piano en fa menor.
Sinfonía nº4, opus 98.
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Grieg: Suit nº1 de Peer Gynt.
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Bedrich Smetana: La novia vendida.
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Antonin Dvorák: Sinfonía nº9, Del Nuevo Mundo.
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Chaikovski: 1812.
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Carlos Chávez: Zarabanda para cuerda.
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Heitor Villa-Lobos: Bachianas brasileñas.
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Silvestre Revueltas: Sensemayá.
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Richard Strauss: Así habló Zaratustra.
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Borodín: Danzas polovsianas.
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Jean Sibelius: Sinfonía nº5 en mi bemol mayor.
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Debussy: La mer.
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Carl María von Weber: Concierto para clarinete nº1 en fa menor.
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Isaac Albéniz: Sevilla.
Suit española, Granada.
Ópera europea: Carmen, Verdi, Puccini.
La ópera moderna nació en el siglo XVI en los teatros privados de Florencia. La ópera mas conocida y la más representada es Carmen (1875) del compositor francés Georges Bizet aunque la popularidad de la ópera en general ha aumentado espectacularmente en los últimos años.
Purcell: Dido y Eneas
La ópera Dido y Eneas (1689) es una de las obras mas famosas del compositor inglés Henry Purcell. Los coros, combinados de forma libre con arias, es la parte fundamental de la obra. Este fragmento de "El coro de las brujas" muestra la tensión dramática creada por estos coros.
Gluck: Eco y Narciso
El compositor alemán Christoph Willibald Gluck comenzó el proceso de reforma de la ópera que dominaría el estilo de composición de los siglos XVII y XVIII. Aunque sus primeras óperas son de estilo italiano, las siguientes se vieron influidas por las ideas más radicales y los movimientos reformistas de su época. La ópera Eco y Narciso se estrenó en 1779 en París.
Sinfonía nº 9, Coral, de Beethoven
En 1824 Ludwig van Beethoven terminó su Sinfonía nº 9 en re menor, opus 125, Coral, un trabajo que reúne muchos de sus logros e influencias como compositor. Esta obra ejemplifica su último estilo: mayor importancia de las texturas contrapuntísticas y ampliación de las estructuras formales. La novedad más destacada es la introducción del coro y los solistas vocales en el movimiento final.
Pierrot Lunaire, de Schönberg
En la primera década del siglo XX el compositor austriaco Arnold Schönberg compuso obras que traspasaban los límites de la armonía tonal. Pierrot Lunaire (1912), composición atonal, muestra la influencia del expresionismo en una atmósfera turbada que refleja la melancolía y tribulación del texto.
El barberillo de Lavapiés
Barbieri compuso más de 70 zarzuelas. Entre las más conocidas se encuentra El barberillo de Lavapiés compuesta en 1874 y parodia de la ópera El barbero de Sevilla de Rossini. En ella se refleja plenamente el costumbrismo madrileño de aquella época.
Marian Anderson canta Sansón y Dalila
Arturo Toscanini dijo de la voz de la contralto estadounidense Marian Anderson que era una de las que se escuchan una vez en cien años. Fue la primera solista negra que actuó en la Ópera Metropolitana de Nueva York y abrió el paso a otros artistas de esa raza. Su voz poseía un gran volumen y una notable presencia. "Mon coeur s'ouvre à ta voix", fragmento que escuchamos, pertenece a la ópera Sansón y Dalila (1877) de Camille Saint-Saëns (1835-1921).
La soprano Luisa Tetrazzini
Gran parte del éxito y la popularidad de Luisa Tetrazzini provenía de su maestría en la ejecución de las dificultades técnicas del bel canto. En el aria "Ah! Non giunge" de La sonnambula de Vincenzo Bellini se puede apreciar la calidad de las notas en staccato.
"La Sonnambula: Ah! Non giunge" de Great Singers
Beniamino Gigli canta un aria de Puccini
El gran tenor lírico Beniamino Gigli fue famoso por el poderío de su voz y su capacidad para expresar el sentimiento de la melancolía. En este fragmento lo escuchamos cantando el aria "Che gelida manina" de la ópera La Bohème (1896) del italiano Giacomo Puccini.
Sinfonía fantástica, de Berlioz
Hector Berlioz escribió su revolucionaria Sinfonía fantástica (1830) inspirándose en la actriz irlandesa Harriet Smithson. La obra es uno de los máximos exponentes de la música programática, en la que cada movimiento podía representar un estado de ánimo distinto.
Scheherazade, de Rimski-Kórsakov
El compositor ruso Nikolái Rimski-Kórsakov fue uno de los más importantes compositores nacionalistas del siglo XIX. Scheherazade, opus 35 (1888) es una obra representativa que muestra su interés por las cultura árabe, muy popular en la Rusia de su época.
Sínfonia nº 3 (Heroica), de Beethoven
Ludwig van Beethoven utilizó la sinfonía como medio de expresión de sus ideas musicales más significativas. En la Sínfonia nº 3 (Heroica, 1803) aparecen varias características originales: sustitución de la marcha fúnebre por un movimiento lento, un scherzo en vez de un minué y diversas variaciones para el final.
Sonata para piano nº 32, de Beethoven
La última sonata para piano de Ludwig van Beethoven tiene sólo dos movimientos: el primero, rápido y agitado, y el segundo, con variaciones, sereno. El tema, que escuchamos, se descompone en variaciones con notas cada vez más cortas que se transforman en trinos.
Concierto para piano nº 4 en sol mayor, de Beethoven
Ludwig van Beethoven mantuvo la división en tres movimientos de la forma concierto, así como el estilo lírico establecido por Wolfgang Amadeus Mozart. No obstante, superó a este último en virtuosismo y variación dinámica.
Cuarteto en sol mayor para cuerda, de Beethoven
En este Cuarteto en sol mayor para cuerda, compuesto en los últimos años de vida de Ludwig van Beethoven se manifiesta un estilo individual articulado en torno a frecuentes cambios inesperados de las frases, modulaciones no convencionales y motivos muy expresivos. Este fragmento tomado del allegro une una elegante melodía con variaciones sobre los motivos del movimiento.
Sinfonía inacabada, de Schubert
En el momento de su fallecimiento a la edad de 31 años, Franz Schubert había compuesto, entre otras, 9 sinfonías, 22 sonatas para piano, 35 obras de cámara y más de 600 lieder (canciones). Su octava sinfonía, llamada Inacabada por constar solamente de dos movimientos, está considerada como la primera sinfonía romántica.
Quinteto para cuerda en do mayor, D 956, de Schubert
En los intervalos en los que gozó de salud, en su último año de vida (1828), Franz Schubert continuó componiendo a gran velocidad: tres sonatas para piano, una misa, varios lieder, y este quinteto. El lirismo e intimidad de esta obra, junto con la serenidad que transmite, sorprenden a pesar de las circunstancias de pobreza y enfermedad en que fue escrita.
Sinfonía nº 4, Italiana, de Mendelssohn
El pianista y compositor alemán Felix Mendelssohn es conocido especialmente por la creación de paisajes musicales inspirados por sus numerosos viajes. La Obertura de las Hébridas, la Sinfonía escocesa y la Sinfonía italiana, de la cual escuchamos un fragmento, hacen referencia al ambiente de estos lugares.
Carnaval, de Schumann
Toda la producción del compositor alemán Robert Schumann hasta 1940 fue para el piano. Carnaval, op.9 (1834-1835), es un conjunto de piezas breves que describen un baile de máscaras. Este fragmento fue titulado "Estrella" por Ernestina von Fricken, de quien el músico había sido admirador.
Nocturnos, de Chopin
Frédéric Chopin compuso casi todas sus obras para el piano y destacó como improvisador. Fue un músico nacionalista que apoyó la independencia de su Polonia natal. La introspección de su estilo es muy evidente en las baladas, preludios y nocturnos.
Rapsodia húngara nº 2, de Franz Liszt
En las 20 rapsodias húngaras para piano de Franz Liszt se aprecia el sentimiento nacionalista íntimamente unido al romanticismo que imperaba en el siglo XIX. En este fragmento se combina la música de los gitanos húngaros y una presentación grandilocuente.
Sinfonía nº 4 en mi bemol mayor, Romántica, de Bruckner
El compositor austriaco Anton Bruckner fue más conocido durante su vida por su calidad de organista y compositor de música religiosa, que por sus sinfonías, donde se muestra muy influido por Richard Wagner. En estas obras se repiten continuamente los temas, a veces muy simples, de una forma grandiosa.
Sinfonía en re menor, de César Franck
El compositor y organista César Franck consagró los últimos años de su vida a la composición. En la década de 1880 compuso un importante número de obras en torno a una forma cíclica innovadora en la que el material temático aparece a lo largo de toda la pieza. En el tercer movimiento de la Sinfonía en re menor (1886-1888), al que pertenece este fragmento, aparecen melodías ya citadas en los movimientos primero y segundo.
Quinteto para cuerda y piano en fa menor, de Brahams
En 1862 Johannes Brahms compuso un Quinteto para cuerda y piano en fa menor (con dos cellos). Posteriormente lo arregló para trío de pianos, antes de que alcanzara su forma final como quinteto. Obra maestra de la música de cámara, muestra la madurez de estilo de este compositor alemán.
Sinfonía nº 4, opus 98 de Brahms
En las cuatro sinfonías de Johannes Brahms, escritas en la segunda mitad del siglo XIX, se unen los procedimientos clásicos con la sensibilidad romántica. Este fragmento del tercer movimiento ("Allegro Giocoso") de su Sinfonía nº 4 en mi menor, opus 98, es al tiempo majestuoso y festivo.
Suite nº 1 de Peer Gynt, de Grieg
El compositor noruego Edvard Grieg compuso en 1875 la música incidental para el drama Peer Gynt de Henrik Ibsen. En 1888 arregló la música para gran orquesta. Este fragmento pertenece a la sección "En la mansión del rey de la montaña"
La novia vendida, de Smetana
Uno de los más importantes compositores checos del siglo XIX, Bedrich Smetana introdujo el concepto de la cultura musical nacional entre sus compatriotas. El trabajo de Smetana se basa en la música eslava para sus óperas y la música programática. La ópera La novia vendida, es una narración sobre la vida rural en Bohemia.
Sinfonía nº 9, del Nuevo Mundo, de Dvorák
La sinfonía nº 9 en mi menor, del Nuevo Mundo, opus 95 (1895) de Antonín Dvorák está inspirada en su estancia durante tres años en Nueva York como director del Conservatorio Nacional de Música de esta ciudad. En esta obra pueden apreciarse rasgos rítmicos y melódicos que recuerdan a canciones del compositor estadounidense Stephen Foster, espirituales negros y blues.
1812, de Chaikovski
Piotr Ilich Chaikovski estuvo influido por el estilo nacionalista que primaba entre los compositores rusos de su época. La obertura 1812 (1880) es una descripción de la retirada de las tropas de Napoleón desde Moscú.
Zarabanda para cuerda, de Carlos Chávez
Carlos Chávez fue uno de los máximos representantes de la música nacionalista mexicana. En sus obras supo combinar los acentos populares con la vanguardia musical que llegaba de la mano de compositores como Ígor Stravinski o Arnold Schönberg. Fue el fundador de la Orquesta Sinfónica Nacional de México y director del Conservatorio Nacional de Música de su ciudad natal.
Bachianas brasileiras, de Heitor Villa-Lobos
El músico brasileño Heitor Villa-Lobos compuso Bachianas brasileiras en honor al compositor del periodo barroco Johann Sebastian Bach. Aunque esté inspirada en el músico alemán, los temas se exponen de forma brasileña. Villa-Lobos subraya el paralelismo entre ambos estilos titulando cada pieza de dos formas, una brasileña y la otra barroca.
Sensemayá, de Silvestre Revueltas
Violinista y compositor, el mexicano Silvestre Revueltas escribió obras sinfónicas, composiciones teatrales y ballets de gran talento y originalidad. En el ejemplo escuchamos un fragmento de la obra dramática Sensemayá, basada en el texto del poeta cubano Nicolás Guillén.
Así habló Zaratustra de Richard Strauss
Richard Strauss fue conocido desde joven como compositor y director. Influido por Richard Wagner y Franz Liszt, profundizó en el género del poema sinfónico, generalmente con programas filosóficos y descriptivos. Así habló Zaratustra (1896) está basado en la obra de Friedrich Nietzsche.
"Danzas polovsianas", de Borodín
Alexandr Borodín fue uno de los integrantes del grupo de compositores rusos nacionalistas conocidos como los Cinco. Su obra está influida por el folclore de su país. Las "Danzas polovsianas" pertenecen a la ópera El príncipe Ígor, obra completada por Nikolái Rimski-Kórsakov y Alesandr Glazunov tras la muerte de Borodín.
Sinfonía nº 5 en mi bemol mayor, de Sibelius
La música del compositor finés Jean Sibelius está asociada a imágenes de su Finlandia nativa, pero sus sinfonías están entre las más importantes en el desarrollo de esta forma. El momento musical que escuchamos en este fragmento, es el primer movimiento de la Sinfonía nº 5 en mi bemol mayor, opus 82 y es el resultado de la unión que Sibelius hizo de los dos movimientos originales.
La mer, de Debussy
La originalidad del compositor francés Claude Debussy lo sitúa entre los músicos más importantes del siglo XX. Su estilo compositivo está relacionado con el impresionismo pictórico de finales del siglo XIX. En su música se crean ambientes a partir de una cuidadosa instrumentación y con toda una serie de nuevos recursos armónicos y rítmicos.
Concierto para clarinete nº 1 en fa menor, de Weber
El compositor y director alemán Carl Maria von Weber introdujo como orquestador una gran cantidad de nuevas posibilidades en el ámbito de los instrumentos de viento. Su obra emplea el principio clásico de claridad, pero está imbuido del espíritu del romanticismo cuando utiliza melodías populares o explota la capacidad expresiva de los instrumentos solistas. En este fragmento del Concierto para clarinete nº 1 en fa menor, opus 73 (1877) el clarinete se eleva sobre el tema introducido previamente por la orquesta.
"Sevilla", de Isaac Albéniz
"Sevilla" es una de las piezas de la partitura Suite española del compositor catalán Isaac Albéniz. De marcado acento hispano, el fragmento que escuchamos está interpretado por el guitarrista español Andrés Segovia.
Suite española, "Granada", de Albéniz
La Suite española del compositor español Isaac Albéniz se compone de cinco piezas para piano tituladas "Granada", "Cataluña", "Sevilla", "Cádiz" y "Aragón". La que escuchamos, interpretada por la pianista española Alicia de Larrocha, es la dedicada a la ciudad de la Alhambra. Los acordes arpegiados del acompañamiento, que recuerdan a una guitarra, sirven de apoyo a la melodía de inspiración flamenca.
Romanticismo. 4º ESO.
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Enviado por: | Chiki |
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