Filosofía
Mundo de las ideas
El mundo de la Ideas - Platón
La obra de Platón y su influencia
Platón nació en Atenas en 429 ó 427 y murió en 348 ac. A los 20 años entró en contacto con Sócrates que determinaría decisivamente su pensamiento.
Hacia el año 385 estableció su escuela, la Academia (que duró 900 años). Ésta escuela y centro de investigación donde se cultivaron todas las ciencias ejerció incomparable influencia.
Platón no sólo fue filósofo, su poderosa personalidad abarca todos los intereses humanos. Matemática y astronomía, física, política y sociología, teoría psicológica y la más notable capacidad de comprensión anímica las dominó su potente genio.
Planteo del Problema
Como Sócrates, Platón sabe que el verdadero saber no puede referirse a lo que cambia, sino a algo permanente. Ese algo universal Sócrates lo había encontrado en los conceptos pero no se preocupó por aclarar la naturaleza del concepto y limitó su examen al campo de las ciencias morales solamente.
Platón se propondrá completar éstas dos lagunas: precisar el modo de ser de los conceptos (ideas), e investigar todo su dominio en todos los campos.
Conocimiento sensible: saber que se alcanza por medio de los sentidos, llamado opinión, porque es siempre vacilante, confuso y contradictorio, y lo es porque su objeto mismo es vacilante y contradictorio.
Ideas: verdadero conocimiento de especie totalmente diferente al de los sentidos, es constante, riguroso y permanente, es lo que realmente es.
El modo de ser de lo sensible y el de las ideas. Los dos mundos.
Como lo permanente e inmutable no se encuentra en el mundo de lo sensible Platón postula otro mundo, el de las ideas o mundo inteligible del que el mundo sensible no es más que copia o imitación.
La palabra idea se refiere, en Platón, al aspecto intelectual o conceptual con que algo se presenta, el aspecto inteligible, es decir, de la esencia.
Para Platón las ideas son algo real, cosas, más todavía, las cosas verdaderas, metafísicamente reales, más reales que las montañas, casas o planetas.
Pasaje de Fedón (sirve para aclarar la índole de ideas y su diferente modo de ser con respecto a las cosas sensibles):
Supóngase un leño (1) igual a otro (2), menor que un tercero (3) y mayor que un cuarto (4).
Obsérvese que el leño 1 es igual al 2 menor que el 3 y mayor que el 4. El leño 1 es igual y no-igual pues es menor y mayor, es contradictorio.
Se puede cortar en dos el leño 1, y entonces el leño, que era igual al 2, es ahora menor, dejó de ser igual y desaparecerá absolutamente si se lo quema. Pero la igualdad misma (idea) no se la puede cortar y convertirla en menor ni se la puede destruir. (significa que las cosas sensibles son cambiantes, las ideas no).
Las cosas iguales como los leños, son sólo imperfectamente iguales, tanto por la circunstancia descripta como porque si se la observara mejor, revelarían diferencias. Las cosas iguales "aspiran" a ser como la igualdad, pero les falta algo para ser plenas o perfectas, son insuficientes o imperfectamente iguales, no son plenamente si no que constituyen una mezcla de ser y no-ser.
Se desprende que las cosas iguales, sensibles son contradictorias, cambiantes e imperfectas, en tanto que la igualdad, ideas, son idénticas, inmutables y perfectas.
Por ende, cosas sensibles e ideas representan dos órdenes de cosas, dos modos de ser, totalmente diferentes.
Las cosas sensibles se las conoce por medio de los sentidos y las ideas se las conoce por medio de la razón, mediante la inteligencia.
La relación entre ambas es de semejanza, copia o imitación, relación que al ver las cosas iguales nos permite pensar en la igualdad.
Si al ver dos leños iguales reconocemos la igualdad, esto supone que de alguna manera ya conocíamos la igualdad, es preciso que el conocimiento de las ideas lo hayamos adquirido "antes" de venir al mundo.
Según Platón, antes de nacer, el alma del hombre habitó el mundo de las ideas, donde las contempló y conoció en su totalidad y pureza. Al venir al mundo, atraviesa un río, el Leteo, río del Olvido, y ese saber suyo de las ideas se olvida, de manera que ahora, con ocasión de las cosas sensibles que ve, lo va recordando más o menos oscuramente.
Las referencias de una vida anterior no son explicaciones, son mitos, donde predomina lo poético y no lo conceptual. Quizás Platón no encontró una explicación conceptual que le pareciese suficiente y recurrió al mito.
El conocimiento a priori.
Conocimiento a priori: quiere decir conocimiento, no anterior temporalmente, sino independientemente de la experiencia, no que se lo haya obtenido sin experiencia ninguna, sino un conocimiento tal que, cuando se lo piensa con claridad, nos damos cuenta de que la experiencia no puede jamás cambiarlo, ni fundamentarlo, porque lo que afirma vale con independencia de lo que la experiencia diga. (ej: 2+2=4)
Se trata de una afirmación universal y necesaria, que vale para todos los casos, y que forzosamente tiene que ser así y no puede ser de otra manera, exige que la experiencia se amolde a ella.
El conocimiento a priori no se refiere a los hechos conocimiento de facto, sino de derecho (de jure).
Conocimiento empírico: parte de la experiencia, es particular y contingente, se limita a un número dado de casos y siempre dice que algo es así hasta que no se demuestre lo contrario.
Los dos mundos. Doxa y Episteme
Así como hay dos mundos, sensible e inteligible, existen dos tipos de conocimiento:
La doxa u opinión, y la episteme, el conocimiento propiamente dicho o ciencia.
Características de las Ideas: únicas, inmutables, idénticas a sí mismas, intemporales, necesarias y universales, participadas, modelos, independientes, realidades, perfectas.
Características de las cosas sensibles: múltiples, mutables, contradictorias, temporales, contingentes y particulares, participantes, copias, imitaciones, dependientes, fenómenos, imperfectas. (Se pueden leer la diferencia de ambas respectivamente).
Grados del ser y del conocer. (remitirse al cuadro de la pág. 87)
En el Paradigma de la línea se precisan las subdivisiones de ambos mundos y sus respectivos modos de conocimiento, representan las distintas zonas o grados del ser, desde la nada hasta su plenitud, y paralelamente, los grados del saber, desde la ignorancia hasta el conocimiento absoluto.
1-Se traza un segmento AE, y se lo divide en dos porciones desiguales, AC y CE, siendo CE mayor que AC para simbolizar el mayor grado de ser y de verdad que tiene el mundo inteligible respecto del sensible.
2-Cada uno de éstos segmentos se vuelve a dividir, conservando la misma proporción anterior, resultando AB:BC::CD:DE::AC:CE.
3-Por cada uno de éstos puntos se trazan perpendiculares, procurando destacar la horizontal que pasa por C, que señala la separación entre los dos mundos.
4-A la izquierda del segmento AE se indicarán los distintos grados de realidad, a la derecha, los grados del saber.
5- Por debajo del punto A se encontrará, de un lado, la nada, el no-ente y del otro, la ignorancia más absoluta.
6-Por encima de E se colocará aquella idea que es la idea suprema, la idea del Bien.
7-Los dos segmentos principales, AC y CE, corresponden a los dos mundos: AC representa el dominio llamado "lo visible" ó "lo opinable", el mundo del devenir o de la opinión porque se la conoce merced a esa forma de saber (mundo de las apariencias).
8-CE representa el mundo inteligible, la verdadera realidad, se la conoce mediante la episteme, ciencia, o conocimiento propiamente dicho.
El mundo de la Doxa.
Segmento AB: corresponde a los entes cuyo ser es el más débil posible, como las sombras, imágenes que se proyectan en los espejos o en cualquier otra superficie parecida, los sueños.
En la medida en que en éstos casos tomásemos la sombra, la imagen o el sueño por la realidad, nos encontraríamos en un estado de eikasía.
Platón critica este tipo de arte imitativo en cuanto tiende a producir en nosotros tales nociones erróneas, que nos engaña generalmente.
Platón percibió con toda claridad los engaños y peligros a que puede conducir la literatura y sobre todo la retórica, la sofística, en tanto arte capaz de no dejar ver las cosas tales como son, sino de interponer imágenes falaces con las que se nos deforma la realidad.
El segmento BC: se refiere a las cosas sensibles propiamente dichas, el estado del espíritu mediante el cual las captamos se llama pístis, ó creencia, sentido común en la medida en que considera que éstos objetos sensibles representan la verdadera realidad.
La pístis consiste en creencias morales correctas acerca de lo que debe hacerse, no acompañadas del conocimiento, son "ciegas", aunque suficientes para la acción. Está ligada a casos particulares y es incapáz de dar razón de ellas.
El mundo inteligible
El mundo inteligible se trata del paso a la enseñanza superior.
El segmento CD: se refiere a las ideas matemáticas y los conceptos fundamentales de todas las ciencias particulares. El modo típico de conocer éstos entes se llama diánoia, ó entendimiento.
Características de la diánoia:
se vale de diagramas o dibujos como representaciones imperfectas de los entes a que se refiere. Nos obliga a abandonar el puro testimonio de los sentidos y a confiar más bien en el pensamiento.
Es la de ser un conocimiento hipotético, que parte de una hipótesis. Hipótesis, es decir, supuesto, se trata de los supuestos propios de toda ciencia: aritmética, pero ese supuesto o punto de partida no lo discuten, simplemente proceden a partir de él. Es el tipo de pensar que va de algo que se dá por supuesto a las conclusiones que de ello se desprenden. La deficiencia de la diánoia reside en que admite su punto de partida como si fuese algo independiente o autosuficiente, no dá razón de él , pero la hipótesis no es nada que se baste a sí mismo y por ello necesita que se la fundamente, esto no lo hace la matemática, lo hace la filosofía o dialéctica.
Segmento DE: el conocimiento filosófico en el cual se dá la razón de cada idea hasta llegar a un principio autosuficiente, anhipotético. Si viésemos el mundo de las ideas completo veríamos un cosmos, una totalidad, en tanto que las ciencias consideran sus campos como si fuesen independientes de todo lo demás.
Veríamos un cosmos donde cada idea ocupa su lugar según las relaciones que tiene con las otras que culmina con la idea del Bien, siendo ella independiente, principio incondicionado.
El logro perfecto de tal conocimiento es un ideal que expresa la meta a que todo hombre aspira y a lo que todo conocimiento tiende. Éste modo de conocimiento se llama nóesis, inteligencia.
Características de la nóesis:
es puramente intelectual, sin elementos sensibles.
Es un conocimiento absoluto, no hipotético porque cada idea se ofrecerá dentro de una serie o escala, relacionada con las ideas superiores e inferiores y de modo tal que la totalidad misma esté unificada por el principio supremo que es la idea del Bien.
La unidad final en que se encuentran ambos, Conocimiento y Ente, es la idea del Bien, que por lo tanto es la causa suprema y última del universo.
Resulta que ciencia y filosofía difieren en que la ciencia va de la hipótesis a las consecuencias que de ella se desprenden, y la filosofía parte de hipótesis en busca de un principio no- hipotético.
La dialéctica.
Es el método de la nóesis. La dialéctica, se refería al diálogo, el discurso razonado, el arte de la conversación que tiene por meta dar razón de alguna idea buscando el principio de que depende, en el mundo de las ideas, determinando las relaciones entre unas y otras según se enlacen entre sí o estén separadas.
Según el orden en el proceso que vaya de una idea hacia las que le están subordinadas, o las superiores, en la dialéctica resaltará el momento de la división, o el de la combinación o sinopsis, la dialéctica descendente o ascendente.
Ejemplo de división: hay dos formas de arte: productivo (fabricar algo nuevo:sillas), o adquisitivo (lograr algo que ya existe: pesca), hay dos formas de arte adquisitivo: uno consigue su objeto mediante intercambio, el otro por medio de su captura. La captura puede aplicarse de dos formas: a seres inanimados o a seres animados. Los animales se dividen en : terrestres y acuáticos y el arte de apoderarse de éstos últimos es la pesca.
La pesca puede practicarse de dos modos: sin herir al pez, o hiriéndolo. La pesca cruenta puede efectuarse hiriéndolo de arriba hacia abajo ,con arpón o de abajo hacia arriba, con caña. De modo que se llega a lo que es la definición de la pesca con caña: es vel arte adquisitivo, mediante captura, de animales acuáticos, en forma cruenta e hiriéndolo de abajo hacia arriba.
El esquema de división dicotómica de la pág. 95 proporciona una imagen de las relaciones entre las ideas, subordinadas las más particulares a las generales, formando una pirámide cuyo vértice está la idea del Bien, que fundamenta a todas las demás, constituyendo un cosmos, una totalidad orgánica fundamentada y unificada por el bien.
La dialéctica es ascendente, va de lo sensible a las ideas, desde el devenir hacia el ser, desde lo múltiple hacia la suprema unidad.
La idea del Bien.
Es la idea suprema, es muy difícil alcanzarla y hablar de ella tal como es en sí misma, Platón propone no tratar el bien en sí mismo sino comparándolo con el sol. Para ver algo no basta con el ojo y la cosa visible, sino el sol, la luz. De modo semejante no basta con el ojo del alma y la cosa inteligible sino que es preciso además, un principio que a las ideas las haga aptas para ser captadas, lo que hace el Bien : es lo que otorga inteligibilidad a las ideas llamado fundamento gnoseológico del Bien.
Pero ademas el sol le da vida a las cosas y las hace ser, de modo semejante el Bien hace ser a las ideas, llamado fundamento ontológico del Bien, en cuanto que es origen o principio del ser, el Bien está más allá del ser mismo.
Para los griegos la idea del Bien consiste en que cumple bien su función, que es apto para ésa función. La idea del Bien es lo que hace a las demás ideas aptas para ser y para ser conocidas o inteligidas. El Bien es el fin último, aquello hacia lo cual todo se dirige, la meta suprema, llamado fundamento teleológico.
La relación entre los dos mundos.
La idea del Bien es el fundamento de todas las demás ideas y a la vez, fundamento de todas las cosas sensibles, éstas son el aspecto bajo el cual las cosas sensibles se presentan, es decir, son.
Las ideas tienen carácter metafísico porque presentan la realidad perfecta, verdadera, auténtica, el puro ser y valor. Son esencias, lo que hace que los entes sean lo que son, aquello que hace ser a los entes, la cosa misma en su ser más propio. Son el fundamento de las cosas sensibles. Representan su término, su fin, la meta de todo lo que es, su sentido. Todo lo sensible quiere ser como la idea, se esfuerza por copiar o asimilarse a ella.
Platón sugiere que ideas y cosas sensibles constituyen dos mundos aislados. Pero que estén separados no significa que no haya relaciones entre uno y otro, que las cosas sensibles tienen su razón de ser y existir en la idea, se dá entre ambos mundos cierta correspondencia. El mundo inteligible representa el modelo del sensible.
La alegoría de la caverna
Supongamos en una montaña, en la entrada de una caverna, en donde hay hombres dentro que están sentados y encadenados, no pueden girar sus cabezas, se ven obligados a mirar sólo la pared que tienen en frente.
A sus espaldas, subiendo la pendiente de la caverna hay una pared detrás de la cuál corre un camino por el que marchan hombres llevando sobre sus cabezas objetos artificiales que sobresalen por encima. Más atrás y arriba hay una hoguera, que lanza luz sobre los objetos que proyectan sus sombras sobre la pared del fondo y a la cual miran los prisioneros. Más arriba se termina por salir al mundo exterior,donde están árboles, animales y el sol.
La caverna representa nuestro mundo, el mundo sensible, y el exterior el de las ideas, el real y el Bien está representado por el sol. El mundo sensible, representa ser un mundo de apariencias. Los hombres que viven en la caverna son prisioneros y tal idea de que el alma del hombre está como prisionera en el mundo Platón la toma del orfismo.
Los prisioneros de la caverna (nosotros), no tenemos ni libertad ni verdadero conocimiento, el hombre está confinado al conocimiento sensible y somos prisioneros de las apariencias, de los fenómenos, de lo que sólo la filosofía nos puede librar.
La alegoría tiene 3 partes:
describe la caverna, los prisioneros y la vida que éstos llevan.
Nos habla de la liberación y ascenso de un prisionero
De su regreso al antro
La vida en la caverna:
La alegoria pretende representar nuestra naturaleza, nuestro ser-hombres, se encuentre en un estado de plenitud o no.
La palabra paideia se traduce por "educación", en el sentido del proceso mediante el cual se forma el hombre a partir de su animalidad, consistente en el despliegue de las posibilidades del hombre, determinado y presidido por un modelo previo, por un aspecto que lo guía, y que no es sino la idea misma de hombre como ideal que toda persona debiera esforzarse por desarrollar en sí, el ideal que está como dormido en forma de posibilidades o potencialidades.
La situacion del prisionero es semejante a la nuestra: comenzamos estando como dormidos de lo que en realidad somos, el olvido de que nuestro verdadero ser no es el ser fisico, es el de nuestra alma.
En primera instancia, vivimos en el anonimato, en el olvido de nosotros mismos, porque somos, no nosotros mismos como auténticas personalidades libres, sino que nos encontramos sometidos al poder de un tirano impersonal (la gente), que en términos filosóficos se llama el "se" o el "uno". Generalmente hacemos lo que la gente hace, nuestras actitudes se adoptan por una especie de imposición del medio social en que vivimos, impide que llevemos una existencia auténtica, nos impide descubrirnos en lo que nosotros mismos somos y oculta nuestra verdadera realidad con la máscara que nos impone.
Nuestro objeto, es llegar a la verdad que se esconde tras los fenómenos de éste mundo sensible. Pero si se quiere alcanzar la verdad, debemos comenzar por eliminar el error, ésta parece ser la situación primera del hombre.
Sócrates insiste en que ésta es la situación en que el hombre se encuentra, y si el hombre no se dá cuenta de lo extraño de éste modo de existir en que se ignora a sí mismo y vive de modo inauténtico, es justamente porque vive en él.
Los prisioneros no ven más que las sombras que se proyectan en el fondo de la caverna, y como éstas son lo único que conocen, las toman por la realidad.
En el fondo de la caverna hay un eco, de modo que la voz de los que caminan detrás de la tapia parece brotar de las sombras, por tanto, los prisioneros creerán que el eco no es sino la voz de las sombras mismas.
Los prisioneros se honran y alaban y tienen poder según su capacidad para ver las sombras, recordarlas mejor y predecir lo que ha de suceder.
Resumiendo éste primer momento los prisioneros se encuentran en el estado de espíritu que se llamó eikasía o imaginación, los hombres, en su vida corriente, se encuentran en la forma inferior de existencia posible. El modo de ver de los hombres en general, es un modo de ver deformado por medios falsificadores, por sus propias pasiones y prejuicios, tal como se les transmiten mediante el lenguaje y la retórica, pues, los hombres no tienen ni libertad ni verdadero conocimiento ()e ignoran que no lo poseen.
La liberación del prisionero
1-Se trata de librar al prisionero de su ignorancia, de su falta de pensamiento, y ello acontece como proceso de formación o cultura, como aprendizaje del pensar.
El prisionero echa ahora su mirada, no sobre las sombras, sino sobre las cosas cuyas sombras antes veía, pero en realidad no puede decirse, que vea éstas cosas, el exceso de luz que ahora experimenta le deslumbra y no puede distinguir los objetos con los que se enfrenta.
Es obvio que estará convencido de que las sombras eran más reales que los objetos que ahora ve, porque las sombras las discernía perfectamente bien.
No solamente el prisionero no puede contemplar los objetos que ahora se le presentan, sino que, no puede reconocerlos como los objetos que proyectaban las sombras. Se encuentra en un estado de completa confusión o turbación. Cuando comienza la educación (paideia), la reflexión filosófica, se siente como perdido, turbado, confuso porque todo lo anterior le parecía claro y evidente en tanto que ahora lo ve borroso y oscuro.
Evidentemente su vista se turbará más, si se le obliga a fijar la en la luz de la hoguera, e intentará volver la cabeza para recobrar la visión de las sombras que está convencido son mas reales.
Al prisionero se lo arrastra, puesto que no quiere salir, fuera de la caverna, y entonces, a la luz del día, no podrá ver ya nada en absoluto. Incluso ocurrirá que, si el prisionero pudiera hacerlo, escaparía de sus liberadores para regresar a las profundidades de la caverna.
Todo lo que creía saber vacila, ese principiante quiere regresar a las sombras. Aquí comienza un proceso de adaptación a las nuevas circunstancias.
2-El prisionero liberado se va adaptando gradualmente a la nueva situación y el proceso es gradual. Platón habla simbólicamente de los pasos que debería seguir: primero aprenderá a discernir las sombras de las cosas exteriores, luego sus imágenes reflejadas, más tarde las cosas mismas, más adelante los cuerpos celestes de noche, luego de día, finalmente el sol.
Ésta es una enseñanza de la alegoría: la necesidad de proceder gradualmente en el orden de la educación, antes de entrar en el estudio de las ideas superiores es preciso un aprendizaje preparatorio.
3-El liberado descubre en el sol la causa suprema.
El sol con su luz y calor, es la causa de todas las cosas del mundo exterior. El sol representa la idea suprema, la idea del Bien.
4- El liberado recuerda la caverna y la vida que allí llevaba. Recuerda su vida anterior y siente alegría por haberla dejado, a pesar de que en un primer momento aborrecía la nueva morada. Y a la vez, experimenta cierto desdén y compasión por sus compañeros que aún viven en las sombras, porque el saber que allí se tiene no es verdadero saber, sino el grado inferior de la opinión (doxa), la imaginación.
El que ha salido de la caverna sabe que todos los cargos y distinciones que se disciernen en el antro, no son más que honores referidos a sombras, es decir, a algo cuyo valor es ínfimo.
La misión del filósofo
El prisionero que se ha desembarazado de las cadenas, que se ha vuelto libre con la visión de la verdadera luz y la fuente de todo lo verdadero, es el que ha llegado al término del viaje que de la contemplación de las cosas sensibles lo ha llevado a la completa visión del mundo de las ideas, el conocimiento supremo, y a la vez, al conocimiento de lo sensible.
Pero cuando el filósofo alcanzó el conocimiento supremo, no le es lícito quedarse allí, a pesar del gozo que experimenta. Debe regresar al antro, donde están sus compañeros. Pues el filósofo tiene una misión que cumplir con los demás seres humanos, educativa, iluminadora, liberadora: la de conducirlos también a ellos hacia la verdad.
Con el regreso, se produce un nuevo enturbiamiento y entorpecimiento de la vista, pero producido ahora por un fenómeno inverso: porque es la escasez de luz la que lo causa.
Junto a los prisioneros que han quedado en la caverna, el liberado parecerá torpe y se expondrá a que se burlen de él.
Los prisioneros atribuyen la torpeza del liberado al hecho de haber salido al exterior, por tanto, considerarán como perjudicial salir del antro. Y si alguien intentase liberarlos, como ignoran que se trata de una liberación, se resistirían e inclusive matarían a quien lo pretendiese.
El Estado perfecto es una idea.
El filósofo no puede realizar su vida propia en el Estado, por ello Sócrates debió morir. Y por ello está alienado en general todo hombre en cuanto encierra en sí la posibilidad de un desarrollo pleno.
Platón dice que el Estado perfecto es un ideal irrealizable y si llegara a realizarse, no duraría para siempre, porque perfectas son sólo las ideas, lo sensible está irremisiblemente sujeto a la corrupción. La idea nos sirve de modelo para apreciar los individuos y los Estados justos, pero no es propósito de Platón mostrar que tales modelos puedan realizarse.
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