Historia
Mujer en la Edad Media
LA MUJER EN LA EDAD MEDIA
-HISTORIA MEDIEVAL UNIVERSAL
LA MUJER EN LA EDAD MEDIA
1-CONTEXTO IDEOLOGICO
-PRECEDENTES (TRADICIONES ROMANA, GERMANA Y CRISTIANA)
-EL CRISTIANISMO- FIGURAS DE LA MUJER
-EVA (LA PECADORA)
-LA VIRGEN MARIA
-MAGDALENA (LA REDENTORA)
-SARA (LA BUENA ESPOSA)
-EL MODELO DEL AMOR CORTÉS-
-CAMBIOS IDEOLÓGICOS (DESDE EL XII)
2-EVOLUCION HISTORICA DE LA MUJER
-TRANSICION AL MEDIEVO Y ALTA EDAD MEDIA (SS. V-X)
-PLENA EDAD MEDIA (EPOCA FEUDAL- SS.XI-XII)
-BAJA EDAD MEDIA (SS. XIII-XV)
-MOVIMIENTO FEMENINO
3-LOS ÁMBITOS DE ACTUACION DE LA MUJER
-CLASIFICACIÓN DE LA MUJER
-EL MATRIMONIO (MUJER CASADA Y VIUDA)
-LA VIDA CONVENTUAL (MUJER CASTA)
-LA CULTURA
-OCUPACIONES DE LA MUJER
-ESTADO LLANO
-CLERO
-NOBLEZA
1-CONTEXTO IDEOLOGICO
-EL MODELO PATRIARCAL.
Desde los estudios acerca de la mujer y los movimientos feministas, surgió el término del “patriarcado” y del “modelo patriarcal”. Este viene a decir que en la sociedad y en la familia, el hombre se establece como el dominador por encima de todo y dentro de esto, está la mujer.
Se supone que este modelo está presente desde la antigüedad. Es muy polémico y ha suscitado mucha controversia el origen de este, pero también el propio concepto y su desarrollo. Desde la antigüedad, pasaría al medievo continuando a la actualidad, aunque ya muy cuestionado por todos los cambios ideológicos, sociales, políticos, etc.
Por eso se concibe a la mujer como una eterna “menor de edad”. En esta se desconfía, se la vincula con elementos negativos. Además como se la concibe como un ser más débil que el hombre y menos desarrollada a nivel intelectual, el modelo patriarcal desarrolla una actitud proteccionista hacia la mujer. Al mismo tiempo, que se la protege se la trata de someter bajo unas normas que responden a la moral y la costumbre. Por supuesto, dentro de este modelo la mujer colabora activamente, ayudándole a mantenerlo, ya que se ve de forma natural.
Todo esto viene a ser reafirmado no solo por la moral y la costumbre, sino también por la religión. Primero por las paganas y luego por la cristiana. Aunque hay que reconocer que esta tiene un principio de igualdad para todos los cristianos, sean hombres o mujeres. De mano de los teólogos y eclesiásticos más importantes, así como de los propios textos sagrados surgen comentarios y elementos de una tendencia abiertamente patriarcal y misógina. No siendo así siempre, también hay otros autores y textos más benignos con la mujer.
Además todo esto esta confirmado por la propia legislación, reflejo del espíritu de la época. Si bien la legislación medieval es muy compleja, por no estar unificada, existiendo múltiples códigos locales y habiendo diversas tradiciones legislativas de las que partir.
Así, el sometimiento de la mujer se manifiesta, en su relevo a la vida privada. Si bien, esta tiene una trascendencia fundamental, en un mundo en el que los sectores privilegiados ligados a la vida pública eran minoritarios con respecto a la mayor parte de la población. Entre estos, la mujer tenía un papel activo, aunque si es cierto que vivía sometida a una serie de cuestiones morales, legales, políticas, religiosas, culturales, etc.
Sin embargo, el eliminar a la mujer de esfera pública supone quitarle su voz. Excepto escasos personajes, normalmente ligados a la nobleza o al clero, y por sus personalidades determinantes, muy pocas mujeres se pueden destacar. Se conocen efectivamente los casos de algunas reinas, nobles, santas o místicas. Pero, como también pasa con los hombres, el resto de las mujeres, las más cotidianas, las que por su situación no pueden sobresalir quedan acalladas.
-PRECEDENTES (TRADICIONES ROMANA, GERMANA Y CRISTIANA)
- En la base estructural a nivel ideológico sobre la mujer, hay que tener en cuenta las influencias de tres principales elementos: las tradiciones romana, germana y cristiana.
La tradición romana es la que estaba impuesta en todo el ámbito europeo y además los territorios comprendidos del Norte de África y el Asia menor, que ocupaba el Imperio Romano. Aquí existía una determinada cultura, con unas tradiciones, una religión, etc., características. Esto se complicaba, teniendo en cuenta, que en los diferentes territorios que componían el Imperio, existían tradiciones propias, que si bien se habían tratado de eliminar bajo la imposición romana siempre quedan, formando un sustrato entre las gentes. A esto hay que sumarle, la tradición helénica que subyace en el ámbito romano y que sobre todo, se puede ver a través de la filosofía. Por otro lado, el mundo romano vivió influencias de otras religiones, especialmente de las llamadas “religiones mistéricas”, del Asia Menor. Dentro de estas, la más destacada es el cristianismo. Este se fue extendiendo, ya desde su origen. Por ello fue perseguido duramente por las autoridades romanas. Sin embargo, acabará siendo aceptado y se vinculará al mundo romano de tal forma que se dará un verdadero sincretismo entre la tradición clásica romana y el cristianismo.
Dentro de la tradición romana, la situación de la mujer vario con el tiempo. Si bien en la etapa imperial, se vivió una fase de libertad sin precedentes. A pesar de ello, la mujer estaba por debajo del hombre. La legislación no era muy benigna en ciertos casos como el matrimonio, el adulterio o el divorcio, aunque si reconocía la capacidad para heredar de la mujer, etc.
- La tradición germana es la ligada a los pueblos germanos, protagonistas de las “invasiones germanas” de los siglos V, VI y VII. Este hecho vino a agravar la situación crítica que vivía el mundo romano, desde los últimos tiempos. A lo largo de la decadencia romana, estos pueblos fueron romanizándose y algunos fueron integrados dentro del Imperio. Por eso, tras su definitiva caída, en el 476, los pueblos germanos conformaron reinos. Estos se constituyeron como los herederos del Imperio romano. Sin embargo, significaron el desmembramiento político de este en múltiples reinos. Por encima, la religión cristiana y la cultura romana eran el único elemento de unidad.
Con el tiempo, se produjo una fusión entre la tradición germana y la tradición romana, manifestada en el Imperio Carolingio y luego posteriormente.
La concepción de la mujer, bajo la tradición germana, suponía que esta era considerada un elemento activo y fundamental de la sociedad. Sin embargo, su trascendencia se limitaba a ser “madre” o la “compañera” del hombre. Por eso se las valoraba como “esposas” y “madres”.
- El cristianismo a lo largo de su historia ha ido incorporando nuevos elementos que han ido conformando el dogma cristiano. A lo largo del siglo III, se organizó la Iglesia cristiana, dando lugar a una de las etapas más esplendorosas de su historia. Sin embargo, las persecuciones por parte de las autoridades romanas dificultaron su completo auge. Sin embargo, a partir del siglo IV, el cristianismo por fin será aceptado por los emperadores. En principio, con el emperador Constantino, se decretó la libertad religiosa en el famoso “Edicto de Milán” y él mismo se convirtió al cristianismo. Posteriormente, a finales del siglo IV, pasó a ser la religión oficial de Roma, a causa del emperador Teodosio, con el Edicto de Tesalónica.
Esta época es la etapa de los Padres de la Iglesia, destacando San Pablo, San Jerónimo o San Agustín, entre otros. Estos permitieron la adaptación de la tradición clásica al cristianismo. Los Padres de la Iglesia, desarrollaron la Patrística, una de las bases ideológicas de la religión cristiana para la etapa posterior, a lo largo de la Edad Media. Al mismo tiempo también es una etapa, la del Bajo Imperio Romano, de formación de la jerarquía eclesiástica.
Con el fin del Imperio Romano, la Iglesia y la religión cristiana se constituyeron como el elemento continuador de la tradición clásica. A lo largo de la Edad Media, se observan diversas fases que irán haciendo evolucionar el contesto ideológico, y teológico y el funcionamiento de la Iglesia.
La concepción de la mujer, según la tradición cristiana era un tanto contradictoria. Por un lado, se parte de la teoría de la “igualdad” de los hombres y mujeres ante Dios. Sin embargo, luego se da el tratamiento patriarcal y se aboga por el sometimiento de la mujer a su marido.
-FILOSOFIA, CIENCIA.
También hay que tener en cuenta otras manifestaciones intelectuales como la filosofía, de origen clásica; luego adaptada al cristianismo a lo largo de los primeros siglos de este, cuando se mezcla con la cultura clásica romana y la tradición griega.
Aquí también se daban concepciones sobre la mujer.
Destaca la figura de Aristóteles, de gran trascendencia a lo largo del Medievo, especialmente desde el siglo XIII, cuando se recuperó la totalidad de su obra.
Aristóteles proporcionó una imagen de la mujer, muy vinculada al contexto de la tradición griega, en el cual la mujer estaba sometida totalmente a la figura masculina y encerrada en el hogar. Sin realizar ningún tipo de vida pública ni tener autonomía.
Con la evolución de la filosofía, surgen nuevos conceptos, aplicados a las doctrinas religiosas que en ese momento estuvieran vigentes, en relación a las corrientes de pensamiento también. A partir del siglo XIII, empezó a desarrollarse la Teología. También esta es una fuente para saber la posición de la mujer o por lo menos la concepción global en el pensamiento de la época.
Hubo, a lo largo del medievo enorme cantidad de tratados y de ensayos acerca de diversos aspectos de la mujer, tanto en la concepción filosófico-religiosa, como doctrinal, moral o también en torno a la medicina.
Así mismo desde la antigüedad existieron tratados científicos, de muy diversa temática. También entre estos hubo estudios de la mujer. Destacan figuras clásicas como Galeno.
-EL CRISTIANISMO- FIGURAS DE LA MUJER
- Hay que tener en cuenta, la trascendencia de la religión, en la sociedad de la Edad Media. Tanto es así, que esta determina la existencia de las gentes en todos sus ámbitos, desde el contexto ideológico, con todo lo que ello implica, a la vida diaria, el trabajo, el tiempo, los acontecimientos fundamentales, las fiestas, etc. Era un elemento presente de forma continua y establecía la forma de concebir el mundo, la vida, la muerte, la existencia, el estado de las cosas, etc. También en el caso de la mujer, es la que va a imponer gran parte de los modelos y de las estructuras ideológicas que se pueden observar. También es cierto que se ven otras influencias, procedentes de otras corrientes ideológicas, otras culturas y por supuesto, es fundamental el sustrato de las civilizaciones que se estudian. Al mismo tiempo, las posiciones de la Iglesia varían con el tiempo, evolucionan o desevolucionan, cambian, etc.
- La etapa, que va desde la caída del Imperio Romano hasta la Alta Edad media, se conoce como “Transición al medievo”. Comprende los siglos, del V al VIII. Este es un periodo complicado. Es un tiempo de crisis muy agudizada en todos los ámbitos, continuadora de la crisis del Imperio romano y que ha ido generando una serie de cambios, que se irán constituyendo como características del mundo medieval.
Se da una gran complejidad. Es un periodo en formación. El referente lo constituye el Imperio Bizantino, continuador en todos los sentidos del Imperio Romano. A pesar de todo, la sede de la Iglesia continuará en Roma y esto generará un desligamiento con respecto al mundo bizantino que irá complicando las relaciones entre ambos a lo largo del tiempo.
En esta etapa, de carencia de un poder fuerte, la Iglesia actuará como el elemento articulador. Los diversos reinos germanos que se forman, serán débiles en su constitución organizativa y tendrán escasa duración por los problemas internos junto con otras cuestiones y se irán produciendo cambios. Por otro lado, van integrando las influencias romanas y cristianas. Por ello, el cristianismo vuelve a ser el gran triunfador, imponiéndose en los diversos territorios nuevamente frente a las herejías, fundamentalmente el arrianismo, y el paganismo.
Será, a partir de la Alta Edad Media, cuando irá fortaleciéndose la Iglesia verdaderamente y con ello comenzará a tener todavía mayor peso en la vida política, ideológica, etc. Además se viven etapas de reformas y de cambios, tanto en la organización y composición de la Iglesia, como en los dogmas. Ahora es cuando se da la expansión del monaquismo. Aparece la regla de San Benito de Nursia, que viene a organizar y unificar el monacato europeo. Por otro lado, el modelo del monacato celta de Irlanda, exportará el modelo del “predicamento por cristo”. Es también un momento de evangelizaciones y de lucha contra el paganismo y por la unificación dogmática, así como de lucha contra la herejía, especialmente en el mundo bizantino.
Con la formación del Imperio carolingio, se vivió el llamado “Renacimiento Carolingio”. Este no solo fue cultural, sino también supuso cambios y transformaciones eclesiásticos. Lo más destacado será la aparición del Monasterio de Cluny y luego la orden cluniacense. Se da un gran impulso a la cultura, vinculada ampliamente a la Iglesia y que tiene como centro a los monasterios y escuelas catedralicias, principalmente.
Ya desde esta etapa la Iglesia, va conformando un contexto ideológico más maduro y fuerte. Esto tendrá una gran influencia sobre la situación de la mujer.
-La Plena Edad Media, es un momento de nuevas transformaciones. Es ahora, en los siglos XI, XII y XIIi, cuando se produce un cambio. El cambio viene dado por la transformación del mundo medieval en todos los sentidos, político, económico, social, etc. Esto genera modificaciones en las concepciones, en la mentalidad y también en la religión; lo cual viene a modificar el mundo de la mujer. Ahora aparecen una serie de modelos, es la época mariana: el desarrollo de la figura de la Virgen María.
Textos morales, teológicos, y hagiográficos tanto de los padres de la iglesia de Occidente -Ambrosio, Jerónimo, Agustín-, como de la iglesia de Oriente -Clemente, Alejandrino, Juan Crisóstomo- se difundieron ampliamente en el medievo. Y tal como se indica, en la Historia de las mujeres de Duby, el imaginario se fue poblando de modélicos personajes femeninos que debían ser imitados; Dina, Ruth, Ester, Sara, Eva, María. Sus vidas eran la norma a imitar, sus castigos, los que temer.
Estos escritos de la época manifiestan una postura en torno a la mujer, en la que aparece bajo una visión idealizada o que se haya fuera de la realidad. Muchas veces manifiestan un carácter misógino por tener concepciones negativas de la mujer.
Sin embargo, para entender la situación de la mujer hay que tener en cuenta una perspectiva mucho más amplia, que los textos escritos, tan sometidos a las tendencias ideológicas formales.
Ejemplo de la visión negativa de la mujer, son las palabras de Odon de Cluny: "La belleza del cuerpo sólo reside en la piel. En efecto, si los hombres vieran lo que hay debajo de la piel, la visión de las mujeres le daría náuseas... Puesto que ni con la punta de los dedos toleraríamos tocar un escupitajo o un excremento, ¿cómo podemos desear abrazar este saco de heces?"
Todos los modelos religiosos son un ejemplo de la necesidad de piedad; en estas etapas, frente a la idea de un Dios alejado, justiciero y castigador, se necesitan de mediadores para acceder al ámbito divino. Además se conforman diversos modelos, que sirven para ejemplificar los valores que se quiere transmitir desde la Iglesia a las masas. Por eso a parte de las figuras de la piedad, aparecen múltiples santos.
Tal y como dice, Jaques Dalarun en “Historia de las mujeres”: “María nos abre la puerta al paraíso, del que la maldición de Eva, nos ha excluido, así también el sexo femenino se libera de su aprobio por obra de Magdalena”.
De estas tres figuras femeninas los clérigos y los tratadistas estipularon los destinos de la mujer: del cielo al infierno pasando por el purgatorio. María arriba, madre y virgen; Eva pecadora, caída, diabólica; Magdalena más terrena, más real, pero igualmente instituida en santa por obra de hombres. La mujer contemplaba pasivamente estas tres figuras en las que intentaba reconocer su fragmentada humanidad. (1)
-EVA (LA PECADORA)
La figura de Eva no tanto es un modelo, sino que es un ejemplo negativo que se toma para la mujer y por el cual, se justifica toda la misoginia y las imposiciones a la mujer por parte de la moral cristiana. Este modelo bíblico vino a dificultar y a menospreciar la figura de la mujer y de los modelos de actuación a seguir.
En contra posición a ella, surgen otros ejemplos, a lo largo del medievo. Principalmente, el de la virgen María viene a sustituir esta concepción tan negativa que se tiene de la mujer. Sin embargo, la cuestión es que se le vienen a imponer entonces una serie de valores y de normas muy estrictas. La mujer vive sometida a todo esto, vive en permanente control y la moral cristiana viene a justificarlo.
-LA VIRGEN MARIA
En el siglo XII se produce el inicio de la adoración de la virgen María. A partir de este momento, se convertirá en uno de los pilares de la Iglesia y en uno de los modelos básicos para entender la concepción de la mujer de la época. Esta etapa se concibe como la etapa de “Nuestra Señora”.
La virgen María viene a ser la sublimación de la mujer, tanto es esto que la idealización de esta lleva a su alejamiento con respecto a la mujer terrenal.
Es concebida como la “madre del Salvador”, María es la “Madre” por excelencia (la Madre de Dios) y también es “el refugio del pecador”. Al mismo tiempo, se la concibe como “madre, hermana y esposa de Dios”, lo cual viene a suponer una gran elevación pero al mismo tiempo, un segundo plano muy alejado y casi de sumisión, manifestando el reflejo de la sociedad patriarcal.
A pesar de su papel de madre, representa el papel de suma virgen. La idea de virginidad, es uno de los ideales mas destacados por los clérigos. Incluso se llega a decir, que hay una jerarquía en torno a la salvación de acuerdo a pertenecer al grupo de las vírgenes, las casadas o las viudas.
La virginidad es la máxima virtud a la que puede acceder una mujer. De hecho se llega a establecer que de esto depende no solo su honra sino la de toda su familia. La obsesión de los clérigos en la castidad y la virginidad les llevó a pretender aplicar sus máximas a todos los ámbitos, incluso en el matrimonio.
Esto genera un carácter represivo, aportando un elemento de culpabilidad a la libertad sexual de la mujer, reforzado y confirmado por la legislación.
Con la imagen de María, la sexualidad se ve escindida entre las vírgenes y las otras; casadas o viudas. Así, la sexualidad será el eje definitorio de la consideración femenina a partir del surgimiento del culto mariano. (2)
-MAGDALENA (LA REDENTORA)
La figura de Magdalena, también es una aportación de la etapa medieval. Presente en la Biblia, vino a ser tomada como uno de los ejemplos de redención de los pecados. Magdalena es presentada como la suma redentora. La que consigue la salvación de sus pecados, por el arrepentimiento y la penitencia.
Los siglos XI y XII señalan el inicio del culto a Magdalena y su inserción en el imaginario y en la cultura medieval occidental.
El modelo de Magdalena, representa la posibilidad de salvación a pesar de ir por el camino incorrecto. Es un medio de poder incluir a aquellos que no sigan el “camino correcto” para poder introducirse en él.
-SARA (LA BUENA ESPOSA).
Uno de los grandes empeños de la Iglesia será el establecimiento del matrimonio como uno de los sacramentos fundamentales del cristianismo. En este contexto, se va a establecer un modelo a seguir: el de la bíblica Sara, el modelo de la “buena esposa”.
Cuando “Sara salió de su hogar para vivir en la casa del marido, sus padres le pidieron que 1) honrase a sus suegros, 2) amase al marido, 3) cuidase de su familia, 4) gobernase la casa, y 5), se portara de un modo irreprochable.
El amor al marido, es fundamental. El marido, bajo la sociedad patriarcal de la que estamos hablando, es el cabeza de familia. La mujer esta sometida a este. Él debe cuidar de la mujer. El marido es visto como superior. También hay que saber que se entiende por amor; más bien, en este caso podríamos decir que amor se utiliza como un sinónimo de respeto y al mismo tiempo de afecto y cortesía para con el marido.
Por supuesto, la maternidad es uno de los fundamentos de la vida de la mujer y el objeto del matrimonio. De hecho los clérigos, solo defienden las relaciones sexuales en el contexto determinado del matrimonio con el objeto exclusivo de la procreación. Tan fundamental era la maternidad, que la esterilidad era vista como una especie de castigo y además era de los pocos motivos, que podían permitir la ruptura de un matrimonio. En cuanto a las ocupaciones de la mujer dentro del matrimonio, vienen dadas por un lado por la ocupación de la familia, tal y como se dice pero también del gobierno de la casa. Por supuesto, esto variaba de acuerdo a la posición socio-económica de las mujeres. Porque las de bajo status, además de las tareas domésticas y el cuidado de la familia, tenían que ayudar al marido en las labores del campo, la artesanía, o el trabajo que ocupara. Incluso, aquellas mujeres viudas, tenían que convertirse además, en las cabezas de familia, ocupándose de procurar el sustento. En el caso de las mujeres de alto status, su situación era distinta pues siempre contaban con múltiples esclavas y sirvientas. Así que se dedicaban a otros menesteres.
En último caso, se indica la idea de que la mujer se comporte de forma irreprochable. Esto manifiesta la idea de que la mujer, sea cual sea su posición, debe mantener un comportamiento estricto, marcado por la moral y las costumbres.
-EL MODELO DEL AMOR CORTÉS-
Se desarrolló durante la Plena Edad Media, vinculado a las cortes de lo grandes nobles de la Europa occidental.
Viene a ser la plasmación de las relaciones de vasallaje al amor. Código de comportamiento que definía las relaciones entre enamorados. Es una oposición al matrimonio lícito, que era normalmente un contrato entre familias en el que no tenía trascendencia el afecto previo.
Es difícil definir el amor cortés, pues es en parte un juego. Por otro lado, también tuvo su eco en la literatura. Destaca la literatura trovadoresca.
En este juego, un hombre joven y de cierta posición trata de conquistar a una dama. Esta suele ser de más alto status que este y muchas veces, la esposa del señor al cual es vasallo el joven. Este amor, se desarrolla sobre planteamientos platónicos. Pues se supone que el objeto es simplemente la lucha por la conquista de la dama sin que ello llegue al éxito y a una relación carnal. Sin embargo, muchas veces tuvo esta consecuencia. Cuanto más complejo es el objetivo mejor.
La cuestión es que este modelo vino a suponer un desarrollo en la concepción de la mujer. Se la idealiza y se la pone por encima. Sin embargo, George Duby ha criticado esto y dice que al contrario, la mujer se convierte en una especie de premio y que el amor cortés es un juego puramente masculino. Una forma de demostrar su virilidad.
Por eso también se lo relaciona con el ideal caballeresco, que tanta importancia tuvo en la época. Precisamente entre otras cosas, la relación del ideal caballeresco con el amor cortés propiciaron la decadencia del primero.
La literatura sobre la tradición del amor cortés incluye obras como Lancelot, del poeta francés del siglo XII Chrétien de Troyes, Tristán e Isolda (1210), de Gottfried von Strassburg, Le Roman de la rose (hacia 1240) de Guillaume de Lorris y Jean de Meun, y los romances relativos a la leyenda del rey Arturo. El tema del amor cortés fue desarrollado en la Vita nuova (Vida nueva, c. 1293), y en la Divina Comedia (hacia 1307) de Dante Alighieri, y en los sonetos del poeta italiano del siglo XIV Petrarca
-CAMBIOS IDEOLÓGICOS
Desde el XIII se inician una serie de cambios. Se impone el modelo de maternidad, por encima de la obsesión de la pureza virginal, aunque sigue presente.
-Plena Edad Media.
Durante esta etapa se viven cambios de gran importancia.
Por un lado, predominaba una imagen negativa de la mujer, como se puede manifestar en la preeminencia de la figura de Eva, como referente para los eclesiásticos. Al mismo tiempo, se da desde el siglo XII, la reinterpretación del matrimonio laico como un elemento religioso, al convertirlo en un sacramento. Ello deriva en la intromisión de la iglesia en este y en lo que ello supone. Desde entonces, la mujer empieza a tomar otro carácter en torno a su papel de esposa y de madre. La Reforma Gregoriana fue una gran impulsora de cambios.
Desde el siglo XIII, se desarrolla el culto mariano. Este aportará una nueva visión de la mujer, altamente idealizada en la figura de la virgen. La virginidad será un objeto que se promueve por encima de todo.
La etapa feudal es el momento también de la aparición del amor cortés.
En el plano religioso es una etapa también de herejías, como la cátara o valdense.
Se produce el desarrollo de las órdenes mendicantes con lo que ello supone. Los conventos y monasterios llegan a su máximo auge como centros culturales, para luego ser relegados por las universidades, a partir del siglo XIII.
-Baja Edad Media.
Esta etapa es una época de profundos cambios, dentro de una enorme crisis que afectó a todo el panorama (político, demográfico, religioso, social, etc).
Todo esto tendrá su trascendencia en torno al status de la mujer y sus implicaciones.
En el plano político, se produjo el desarrollo de las monarquías y con ello un mayor centralismo, la evolución de las instituciones y de la legislación. Se esta configurando el camino hacia la formación de los estados modernos de una forma primigenia. En la legislación se estableció de forma rígida los derechos de acceso al trono de la mujer. Estableciéndose, en ocasiones, leyes que las excluyen como la Ley Sálica de Francia.
Por otro lado, la Baja Edad Media es una etapa de crisis religiosa. No sólo por los problemas del Papado, en torno al Pontificado de Avignon o al Cisma. Esto manifestaba la necesidad de una profunda reforma, que precederá a la reforma protestante. Además es un momento del resurgir de las herejías. Los movimientos heréticos han sido una constante a lo largo del Medievo. Sin embargo, una posición dura de las autoridades religiosas consiguió acabar con estas. Un momento de especial trascendencia de las herejías fue la Plena Edad Media. Ahora, también, en el contexto de degradación de la figura del Pontificado, así como el surgimiento de visiones religiosas distintas, se desarrollaron multitud de herejías. Estas muchas veces se mezclaron con contexto socio-económicos conflictivo, así como con visiones apologéticas y milenaristas, a causa de las enormes catástrofes que pervirtieron el bajo medievo.
En muchas de estas herejías, hubo una gran participación de la mujer. Como en otras ocasiones, la mujer veía en estas una forma de escapar a las fuertes estructuras patriarcales, que las sometían a una autoridad masculina o una forma de actuar de forma más igualitaria o con mayor preponderancia. Otras causas que motivarían su participación, además del propio contexto, será porque muchas veces las herejías que se dieron, como el Joaquinismo o el Husismo, vienen vinculadas a cierto misticismo.
Así mismo, hay que tener en cuenta, que desde la Plena Edad Media, se produjo la decadencia de los monasterios como centros culturales frente a las universidades. Sin embargo, estas estaban prohibidas para las mujeres. Existía una legislación expresa sobre ello. Esto limitó su participación en tareas que tradicionalmente habían desempeñado, como las relacionados con la medicina, etc.
Por otro lado, en el mundo del trabajo, la reducción de la población hizo que los hombres ocuparan los puestos de trabajo, iniciándose un progresivo desplazamiento de la mujer. Si bien este es muy discutible, ya que es una apreciación generalista. Otro autores señalan que esto tiene su culminación durante la Edad Moderna.
Otro elemento, muy destacable. Es el desarrollo del modelo burgués. La burguesía, empieza ya desde la Baja Edad Media a tener gran protagonismo en el ámbito urbano. Con esto surge un nuevo modo de vida, distinto planteamiento del tiempo y en relación a esto surge el papel de la mujer más ligado al hogar. Si bien este modelo ha sido muy criticado.
Se produce el cambio de la familia amplia a la “familia nuclear” en el ámbito urbano. En el rural, se dará una continuación de esa familia amplia. También es difícil, sin embargo, generalizar sobre el modelo de familia.
-LEGISLACIÓN Y CONDICIÓN DE LA MUJER
La legislación del medievo es una legislación compleja, en la que se mezclan varias tradiciones. Por un lado, el derecho romano, por otro el germánico, el consuetudinario y también el derecho canónico. Este último es el único uniforme para todos los territorios, ya que la ley secular variaba según el territorio.
La legislación, como ya he indicado, viene a corroborar la situación de sometimiento de la mujer. Es un indicador de la concepción subordinada de esta con respecto al hombre.
En general, el derecho discriminó a la mujer frente al hombre, y esto la perjudicó no sólo en el ámbito privado, sino también en el ámbito público (…). Como ámbito público entendemos aquél que concierne a dos actividades fundamentales: la política y la economía. (4)
“En conjunto el derecho público presentaba a las mujeres como seres carentes de derechos, pero también de deberes, en el terreno público”. Esto se manifestaba en lo siguiente: “Una mujer no podía ejercer de funcionariado (…), ni podía ser jurado en un tribunal ni testigo siquiera, salvo que el caso la afectara a ella personalmente” (5)
La mayor parte de la legislación acerca de la mujer viene relacionada con el matrimonio. Esto se explica precisamente porque era el único acto a nivel público en el que estaba presente.
La concepción de la mujer, como ya he señalado, la establecían como una eterna menor de edad. Esta siempre estaba controlada por una figura, normalmente masculina, ya fuera su padre, sus hermanos o su marido o bien por su familia. Por ello pasaba a estar bajo dominio del padre para pasar al del marido. Esto es lo que se denomina: “tutoría masculina”, en la Historia de las mujeres.
De hecho, muchos autores, indican que las mujeres casadas pierden todos sus derechos de acuerdo al dominio jurídico que podía ejercer el marido sobre su esposa. Esto se refleja en que por ejemplo, mientras que viviera, el marido estaba considerado el administrador de los bienes de la esposa.
Al establecerse el modelo matrimonial de la Iglesia católica, el divorcio quedó prohibido. Este si se permitía tanto en la tradición legal romana como en la germánica. Aunque estaban limitados. Partir de este momento sólo pocos casos podían motivar la ruptura matrimonial. El fundamental era la consanguinidad, que fue perseguida hasta la saciedad por la Iglesia, a causa de su modelo exógamo de matrimonio. El otro motivo era la no consumación del matrimonio o bien la esterilidad del cónyuge (normalmente la mujer).
En las tradiciones anteriores, la mujer tenía menos derechos y posibilidades que el hombre y más aún ahora, le era prácticamente imposible huir de un matrimonio.
Así mismo podemos ver otros temas vinculados en la legislación a la mujer; como la dote, la capacidad de la mujer para poder heredar, el poder comerciar o la cuestión del adulterio, etc.
En el caso de la mujer el castigo por adulterio era mucho más severo que para el hombre. La legislación, como la situación de la mujer, irá variando con el tiempo, así como es diferente en los distintos lugares, etc.
El derecho canónico y la mayoría del Derecho consuetudinario establecían la edad del matrimonio en torno a los 12 años para las mujeres y 14 años para los varones.
Otro elemento ligado a la legislación es lo referente a lo penal. Dentro de esto, destaca la realizada en torno al delito de la violación contra las mujeres o el infanticidio. Por lo demás, las penas por robo o asesinato eran similares que las de los hombres. La única excepción que se daba, era en torno a la pena de muerte y la posibilidad de evitarla para las mujeres embarazadas. Si bien la generalidad contrasta con la aplicación local de las diversas leyes o tradiciones legislativas establecidas.
2-EVOLUCION HISTORICA DE LA MUJER
Es difícil establecer una historia de la mujer, con diferentes etapas. Hay elementos que se mantienen más o menos inamovibles a lo largo de este largo periodo, como es la estructura patriarcal que somete a la mujer y el papel activo dentro del ámbito privado, su amplia actividad laboral y su también minoritaria contribución, al también minoritario campo de la cultura.
A pesar de ello se pueden señalar con el tiempo ciertos cambios significativos o ciertas innovaciones que modifican la vida de la mujer.
Aún así las generalizaciones vienen a falsear un poco el panorama histórico, pues se tiende a homogeneizar una realidad siempre más compleja de lo que es en realidad.
-TRANSICION AL MEDIEVO Y ALTA EDAD MEDIA (SS. V-X)
En el inicio de la Edad Media, con los profundos cambios que se producen, se puede observar un papel muy activo de la mujer. Esto además se puede entender por la gran trascendencia de la tradición germánica, que frente a la romana concedía a la mujer un papel más importante. De manera que las mujeres, en todos los ámbitos sociales actuaban con mayor amplitud que sus semejantes en tiempos posteriores.
Es en esta etapa cuando empiezan a conformarse las estructuras que afectarán a la mujer con posterioridad.
Surgen los primeros conventos de mujeres y con ellos aparecen ya destacadas algunas intelectuales. También se puede destacar el papel protagonista de algunas reinas y nobles.
“Al hablar de las mujeres de la alta Edad Media, y de los papeles que desempeñaron, es inevitable centrarse en las que pertenecieron a las clases más altas porque eran las más visibles y hay constancia de sus actividades” dice Margaret Wade Labarge, en su libro “Historia de las mujeres”. Sin embargo, es un hecho que se repite a lo largo de toda la historia. Aunque si es cierto, que con el avance del tiempo y la mayor existencia de referencias escritas si que el conocimiento acerca de los grupos sociales de bajo status se hace más evidente. También es cierto, que los estudios de historia siempre se han centrado menos en los sectores sociales menos favorecidos y hasta los últimos años no han aparecido estudios sobre la vida cotidiana, la mujer, etc.
-PLENA EDAD MEDIA (EPOCA FEUDAL- SS.XI-XII)
La plena Edad Media es una etapa de consolidación de los cambios habidos en la etapa previa.
Se produce el establecimiento del matrimonio católico. Se inicia el culto mariano. Todo esto otorga un cambio en el papel de la mujer. Las restricciones morales y religiosas someten más a la mujer.
El desarrollo urbano, amplia el ámbito urbano y con ello se crea un nuevo mundo para la mujer. La vida en la ciudad es “revolucionaria”, en comparación a la del campo. Aquí se posibilita una intervención femenina más activa y una mentalidad más abierta. Además las ciudades son un foco cultural.
En el siglo XIII, además es el siglo de la aparición de las universidades. De las cuales quedan excluidas las mujeres. Sin embargo, estas significan el desarrollo de la cultura de forma espléndida.
-BAJA EDAD MEDIA (SS. XIV-XV)
Esta etapa es un momento de nuevo de transformaciones. Sin embargo, es una etapa de crisis. Esto afecta mucho a la población.
Las ciudades se resienten especialmente de las epidemias endémicas.
Se empieza a imponer el llamado “modelo burgués” para la mujer. Por este el hombre copa la mayor parte de los elementos laborales, mientras que la mujer pasa a estar ligada exclusivamente al hogar. Sin embargo, esta tendencia se impone más tardíamente y diverge en torno a los grupos sociales diversos.
En comparación, a otros momentos para la mujer, la Baja Edad Media vino a suponer una etapa de recesión.
3-LOS ÁMBITOS DE ACTUACION DE LA MUJER
CLASIFICACIÓN DE LA MUJER
Cuando se inicia un estudio de la mujer, se observa la complejidad de este ya que la situación de la mujer es diversa atendiendo a diversos factores: temporal, espacial, social, económico, cultural, etc.
A lo largo del tiempo podemos hallar cambios importantes que afectan a la mujer. Al mismo tiempo dentro de cada espacio temporal podemos observar una gran variedad de diferencias de acuerdo al elemento espacial. Así mismo, la clasificación social sitúa a la mujer en diversos espacios y medios, como también lo hace el criterio económico.
Partiendo de esto, podemos establecer diferencias de acuerdo al criterio social estamental:
-Estado llano: las mujeres eran cuantitativamente la mayor parte de la población femenina. Así mismo hay que indicar que este grupo social era muy amplio y a su vez dentro de él se pueden establecer también muchos matices, especialmente en torno a la cuestión económica. Dentro de este se pueden distinguir:
-campo. Dentro del campo, podemos hallar a labradores y con ellos a sus mujeres, pero predominaba al campesinado sin propiedad que vivía como colonos o como siervos. En general la vida en el campo siempre es más dura y mas pobre.
-ciudad. En la ciudad, también vivían campesinos. Luego había pequeños comerciantes y artesanos y por encima de estos la alta burguesía, a veces relacionada con la nobleza.
La ciudad representa un polo dinámico en lo económico, político y cultural. Esto supone amplias diferencias respecto a la vida de los campesinos.
Por ser el Estado llano, el sector marginal y más alejado de la vida pública y de la cultura desconocemos mucho de las mujeres y hombres de este grupo social.
-Nobleza.
La nobleza representa al status más alto, junto al clero, por constituir un estrato privilegiado. Con ello se relacionan con unas posiciones socio-económicas elevadas, además de controlar el poder. El sector más alto de la nobleza es la realeza. Por ello, aquí aparecen las mujeres más destacas y es el sector del que más información tenemos, como también ocurre con el clero.
-Clero. Grupo privilegiado y caracterizado por su dedicación a la vida religiosa. Dentro de este también hay amplias diferencias. Lo más destacado es que también tienen un amplio poder y además van a ser los que capitalicen la cultura a lo largo del medievo.
Además de estos elementos generales que afectan no sólo a la mujer sino también a sus compañeros masculinos, hallamos una clasificación propiamente de la mujer. Las clasificaciones surgen ya desde los textos de la época, en la que se hace una diferenciación de los diversos tipos de mujeres. Esto amplia en matices el estudio de la mujer.
El elemento clasificador de la mujer viene a ser principalmente su “estado civil”. Por ello se puede diferenciar entre solteras y casadas. Teóricamente lo normal para una mujer era el matrimonio, por la concepción patriarcal implícita en su situación. Por ello la mayor parte de mujeres estaban casadas. Junto a estas aparecen aquellas casadas que ha perdido a sus maridos, es decir, las viudas.
Por otro lado, teniendo en cuenta el predominio del matrimonio para una mujer, la única alternativa era el convento. Aquí residían las mujeres que no habían llegado al matrimonio, ya fuera por vocación o por designación familiar. También, muchas veces hallamos aquí a las viudas, bien en los conventos o bien relacionadas con formas de vida religiosa.
Estas dos clasificaciones se entrelazan y juntas, con otros matices no indicados que complican más el análisis venía conformar el panorama general de la mujer a lo largo del medievo.
-EL MATRIMONIO (MUJER CASADA Y VIUDA)
Se puede hablar de que existen dos ámbitos: el ámbito privado y el ámbito público. El segundo está vinculado exclusivamente al hombre, mientras que al primero lo está la mujer. Sin embargo, a pesar de las connotaciones de cada uno, se puede decir que el primero era el predominante. La mayor parte de la población no se relaciona con el ámbito público, entendido este como el oficial, el culto. Este solo se basa en las élites de los grupos de alto status. Mientras, las gentes se relacionan más con la cotidianidad y en ese mundo la mujer, tiene un papel mucho más activo que sus coetáneas de la nobleza.
Se supone que el estado “natural” de la mujer es el matrimonio. Esto se explica si entendemos que partimos de una sociedad patriarcal, en la que la mujer está sometida al varón y por ello, el matrimonio asegura ese modelo.
-La concepción del matrimonio. La historia del matrimonio ha ido evolucionando. Al principio, el matrimonio era una institución laica. Este no se impuso como sacramento hasta el siglo XII. Esto quedó regulado con el Decreto de Graciano de 1141. A partir de este momento, se trata de controlar por parte de la Iglesia cristiana todo lo referente al matrimonio y se pretende establecer unos modelos. En este sentido hay que indicar, el modelo de Sara, la buena esposa. En ella se manifiestan los mandatos que debe regir una esposa ideal.
La Iglesia trata entonces de imponer la monogamia y la exogamia, así como la prohibición del divorcio. El divorcio estaba permitido bajo los derechos romano y germano.
Finalmente, en la plena y baja Edad media ya se puede hablar de que “el modelo de matrimonio católico”, se había impuesto. Este se define tal y como dice G. Duby, en Historia de las mujeres, como: “una relación monogámica indisoluble fundada en Dios y basada en representaciones y valores teológico-eclesiásticos”.
Se mantenía un doble moral, bastante hipócrita en los temas relaciones con la libertad sexual. Mientras que a la mujer se le impone el modelo de castidad y de fidelidad exclusiva a su marido, este contaba con una mayor libertad para poder mantener relaciones sexuales con prostitutas, concubinas, etc. Por eso el adulterio en la mujer era mucho más castigado y mayor era la penalización moral que tenía esta por encima del varón.
El matrimonio era un contrato y esto se hacía mas evidente entre los grupos sociales de alta posición. En los grupos medios y bajos según el status social y su posición económica, variaba el concepto del matrimonio. Este se vulgarizaba y tomaba más un carácter más libre y más cercano a nuestra idea de matrimonio. El matrimonio se considera uno de los fundamentos de la vida del ser humano, puesto que el objeto de este es sobrevivir y procrearse y esto se vinculaba al matrimonio.
La posición de la Iglesia en torno al carácter de los cónyuges dentro del matrimonio era un tanto contradictoria. Por un lado, se establecía la idea de “igualdad” entre los esposos, pero al mismo tiempo se insistía en la “autoridad del marido”. Esto manifiesta quizá la contradicción entre el ideal cristiano y el modelo patriarcal establecido.
Así mismo, se abogaba por parte de las autoridades eclesiásticas por un matrimonio producto del “consenso”, entre los cónyuges, cosa que se contradice con la tradición del concierto de los matrimonios por los padres o familias. Este hecho se daba en todos los niveles sociales, si bien era más obvio en el caso de la nobleza.
-El matrimonio entre la nobleza. Sin embargo, el matrimonio entre la nobleza, tenía una carácter político y económico. Era un contrato, que se hacía con unos fines determinados. Traía la cesión de una dote, según el derecho romano para poder sustentarse la esposa y por ello, quien la tenía que dar era su padre; mientras que el derecho germánico establecía un pago del marido a su esposa. En cada país existían diversas tradiciones y ambas llegaron a combinarse. Pero en general, tanto las arras, la dote o cualquier pago que se diera tenían el mismo fin de contribuir al mantenimiento de la esposa. Sin embargo, el marido como tutor de la mujer, era quien las tenía que administrar.
Los matrimonios eran un medio para mantener grandes fortunas, para establecer lazos políticos. De manera que la mujer era simplemente un medio, lo mismo ocurría con el hombre con el que se casaba. Los intereses de los padres o las familias primaban por encima de todo.
-La idea de “amor”. No se entendía la idea de casarse por amor. De hecho, el amor, tal y como lo entendemos nosotros es una aportación de la etapa contemporánea.
El “amor conyugal” se entiende más como una consecuencia de la convivencia que como una causa del matrimonio.
La Iglesia alentaba al amor conyugal, sin embargo, referido más a una acción de respeto, de afecto y de buena convivencia que a otra cosa.
-La maternidad. Se supone, que el fundamento del matrimonio es la maternidad: “concebir y educar a los hijos era una de las principales tareas, la profesión de las esposas”.
El ideal de “buena esposa”, se complementa con el de “madre”.
La procreación era fundamental en todos los ámbitos sociales. En el caso de los grupos nobiliarios y la realeza era fundamental para la continuación del linaje, la posición política y económica, etc.
Para los campesinos era fundamental la descendencia pues aseguraba el mantenimiento de la economía familiar y la vejez de los padres. Lo mismo ocurría en el caso de los burgueses.
La importancia de la maternidad, hizo que la esterilidad se convirtiera en un verdadero lastre para las mujeres. De hecho era de los pocos motivos permitidos para la ruptura de matrimonios.
A pesar de ello, esto no evitó que se dieran tanto la existencia de anticonceptivos como el hecho del infanticidio o el abandono de niños.
-“Las viudas”.
Al enviudar la mujer pierde al elemento tutelar que es el marido y se supone que gana autonomía. Sin embargo, la mujer no solo estaba sometida a las figuras del marido o el padre, sino que todos los varones de la familia debían hacerse cargo de ella.
De hecho muchas veces se volvía a casar, para poder asegurar su subsistencia o la de sus hijos o para poder reestablecer los lazos económicos o políticos, entre las mujeres de la alta nobleza.
A veces también las mujeres viudas se establecían en conventos y así aseguraban su vida y estaban resguardadas de las miradas ajenas que pudieran ver en estas un interés por desviarse. Muchas buscan pasar sus últimos tiempos, alejadas del mundo, en una búsqueda interior o simplemente huir de los interesados enlaces matrimoniales.
Sin embargo, hay bastantes ejemplos de mujeres viudas que toman las riendas de su vida y se llegaron a encargar de los negocios de sus maridos y a prosperar mucho.
Al enviudar la mujer consigue su propia autonomía, recibiendo a menudo la tutela de los hijos menores, la libertad para volver a casarse sin consentimiento paterno y poder administrar sus bienes. Si estos bienes son cuantiosos podemos afirmar que el papel de la viuda es importante en la sociedad. En aquellas regiones donde se establezca el sistema de primogenitura la viuda debe acudir al convento donde, para ingresar, también debe aportar una dote
-MUJER Y RELIGIÓN
La organización eclesiástica se desarrolló a lo largo del medievo y dentro de ella, la mujer también participó. Uno de los elementos más destacados fue el desarrollo del movimiento monástico y del eremitismo.
Destacan mujeres como Hildegard de Bingen, santa Clara, santa Catalina de Siena o santa Isabel de Portugal.
Pronto surgieron los primeros monasterios de mujeres en tiempos de los reinos germanos. Sin embargo, estos siempre fueron minoritarios frente a los masculinos.
El acceso a estos, como en el caso de los masculinos era teóricamente por vocación. Sin embargo, pronto se plantearon como una salida para las mujeres nobles que no tuvieran la suficiente dote y que les permitía permanecer en una buena posición o como una forma de retiro para las viudas.
El caso de las mujeres donadas a los monasterios se manifiesta en los textos medievales. En torno a ellas surgen múltiples historias, de monjas sin vocación. Motivando aún más la desconfianza hacia las religiosas.
Por el modelo de virginidad, se promovió por parte de la Iglesia la participación de la mujer en los conventos. Muchas mujeres se vieron atraídas por la vocación religiosa. Esta se vio como un medio de vida distinto y una opción muy válida frente a los matrimonios impuestos, en caso de la nobleza. Aunque pueda resultar chocante, la posibilidad de la elección para una mujer de una vida religiosa, en el caso de la nobleza, si chocaba con los planes familiares, resultaba un verdadero acto de rebeldía. Se documentan muchos casos de mujeres que lucharon por su vocación religiosa con diferentes resultados, muchas de ellas llegaron a ser incluso santas.
Otro elemento ha destacar son el desarrollo de las órdenes religiosas. Esto se dio en la Plena Edad Media, a partir del siglo XIII. Paralelamente, surgieron dentro de estas secciones femeninas. Con ello casi siempre las monjas y sus abadesas quedaban supeditas a una jerarquía eclesiástica, donde solo existían hombres. Especialmente se vincularon las mujeres a las órdenes mendicantes. Destacan las monjas franciscanas (las clarisas).
Sin embargo, la tendencia de las autoridades religiosas fue la de recomendar la clausura. Este era un medio para poder tener más controladas las monjas, pues a lo largo del tiempo se mantuvo el rumor de la vida poco recomendable que seguían las monjas dentro de los conventos. De hecho se cuentan historias de monjas seducidas, etc.
No todas las mujeres religiosas procedían del estamento privilegiado, sino que también se incluyó a mujeres menos favorecidas y para ello, se crearon fundaciones cuyo objetivo era dotar huérfanas y muchachas pobres.
-Eremitismo. Dentro de las mujeres religiosas, aparte de las de los conventos, existía el grupo de las eremitas. Estas estaban aisladas en celdas, a veces dentro de los conventos o alejadas del mundo exterior.
En los siglos XIV y XV se desarrollará el fenómeno de las emparedadas, mujeres que se introducían en una celda cuya puerta era tapiada
-Misticismo. Otro elemento a destacar en torno a la vinculación de la mujer a la religión es precisamente el misticismo. El misticismo supone la máxima expresión religiosa que se puede tener. Esta vinculada a una vida ascética y a las visiones, que tienen determinadas personas. El misticismo supone la búsqueda de la fusión con lo divino, a través de la negación de su propia voluntad.
Esto supone en cierta manera saltarse las barreras jerárquicas de la Iglesia, para que el individuo tenga un contacto personal con Dios. Hubo destacadas místicas a lo largo del medievo.
Destacan las místicas Margarita de Ypres, Beatriz de Nazaret, Ángela de Foligno, Catalina de Siena y la famosa escritora Hildegarda de Bingen.
Muchas de estas escribieron obras, en las que se manifiesta su pensamiento y sus concepciones místicas.
-Beguinas. También surgieron comunidades cuasi-religiosas de mujeres solteras, viudas o casadas que se aproximaban a la religión y que lo vivía como una forma de vida sin estar sometidas a la estricta vida del convento. Esto es el caso de las beguinas o terciarias. Muy en boga sobre todo desde los últimos siglos de la Edad Media, ya que se relaciona este movimiento al desarrollo urbano.
Estas vivían en comunidades, dirigidas por una directora espiritual. Cada comunidad funcionaba de acuerdo a unas características. Si bien en general, se asemejaban en la forma. Hacían voto de castidad y podían mantenerse dentro de la comunidad libremente hasta que quisieran. Otra de las características es que hacían servicios y trabajan para mantenerse.
Sin embargo, las autoridades eclesiásticas siempre tuvieron cierto recelo de estas comunidades, porque consideraban que podían ser foco de herejía y además, la confianza en la mujer no era demasiada, de manera que surgían todo tipo de acusaciones.
Esto hizo mucho daño al movimiento de beguinas, que había crecido en importancia durante la Plena Edad Media. Esto tuvo su culminación en el Concilio de Vienne de 1311, en el cual Clemente V, condenó el movimiento bajo pena de excomunión. Sin embargo, esto no acabó con el movimiento, si bien se aumentó el control de este.
-Herejía. Las herejías fueron una constante a lo largo de la Edad Media. Fueron de muy distinto tipo y de distinta procedencia. Se puede observar una alta participación de la mujer en estas. Estas fueron muchas: cátaros, valdeses, joaquinistas, franciscanos espirituales, flagelantes, lolardos, husitas, anabaptistas, etc.
La fuerte presencia de la mujer se puede explicar por la mayor vinculación de esta a la espiritualidad y a la piedad, así como porque estas herejías rompían con lo establecido y muchas veces, deban mayores posibilidades de un papel más activo de la mujer o tenían concepciones más igualitarias, etc.
Estas fueron especialmente perseguidas. De hecho la relación de la mujer con la herejía fue un temor constante. Manifiesta una vez más la poca confianza que se tiene en la mujer y el temor de que esta se vincule con lo maligno.
Se vincularon además de la herejía, al paganismo, la hechicería, la brujería y el satanismo.
-MOVIMIENTO FEMENINO
Una de las discusiones historiográficas en torno al clero femenino más trascendentes es precisamente en torno a la existencia o no de un movimiento femenino en torno a las beguinas, posiblemente muy vinculado a la herejía.
Este se sitúa ya en la Baja Edad Media, en torno al siglo XIV. Este siglo el de la gran crisis bajo-medieval, caracterizado por tantos problemas y por tantos cambios, vive un momento también de crisis religiosa en torno al Cisma de Avignon y el surgimiento de numerosas herejías.
Estas herejías manifiestan la crítica de la organización eclesiástica principalmente, dando lugar a movimientos heréticos con vinculaciones sociales, ideológicas y políticas.
Precisamente el hecho de que las beguinas, al ser unos grupos no ortodoxos y no totalmente controlados por la jerarquía eclesiástica, les puso en el punto de mira. Una vez más se repetía la desconfianza hacia la mujer.
Si bien esto también puede tener su fundamento, ya que si existía un clima de descontento con la Iglesia y de tendencias heréticas, puede que algunos grupos de beguinas pudieran relacionarse con estos movimientos.
-LA CULTURA Y LA EDUCACIÓN
-Educación de la mujer. El nacimiento viene a distinguir entre hombres y mujeres. Desde la infancia la mujer era educada de forma distinta al hombre y viceversa. Por supuesto, otra diferencia la marcaba el grupo social al que se perteneciera.
Pero en ambos casos, la mujer es educada como tal y por ello para ser madre y esposa básicamente. A esto se añadía, de acuerdo a su posición social el aprendizaje de unas labores.
La mujer era educada para conseguir cuatro objetivos: buenos modales, devoción religiosa, buen conocimiento de las labores del hogar y, en última instancia, instrucción intelectual. (3)
La educación de las mujeres, dependía de la posición socio-económica que ocupara. Las mujeres de mejor posición podían educarse en conventos o tener profesores particulares. Las mujeres de las ciudades aprendían los oficios de su familia o sus maridos; mientras que las campesinas, recibían el aprendizaje práctico de una vida dura de esforzado trabajo, en el campo, en el hogar y la larga tradición oral y popular que se transmitía de madres a hijas.
-“EL SABER TRADICIONAL”. En los grupos mayoritarios, el campesinado, las mujeres aprendían las labores domésticas y del campo, así como la realización de otras tareas muy variadas, como por ejemplo la artesanía destinada al consumo propio. Además, se transmiten múltiples saberes, muy variados y referidos a muchos ámbitos. Las mujeres siempre serán las que transmiten la cultura popular. Conocedoras de unos valiosos conocimientos, ligados a la cultura pero a una cultura popular, oral frente a la llamada cultura sabia, la cultura escrita, minoritaria.
La cultura popular, a pesar de no estar tan bien considerada, es una cultura muy amplia y rica con muchos matices. Sin embargo, ya que su medio de transmisión es el oral, pues se tiene menos conocimiento de ello. Pero por las referencias que se tienen de épocas posteriores se puede imaginar la gran amplitud de este. Versaba sobre la transmisión de todo tipo de costumbres y tradiciones, referidas a la vida diaria, a la forma de comportarse, a los hábitos alimenticios, las recetas culinarias, etc. De todo esto lo más destacable es la tradición oral, relacionada con los proverbios, canciones y narraciones, así como también los saberes en torno a la medicina no oficial. Las mujeres sabían de curas para casi todo, basadas en una medicina natural, así como también sabían de los ritos relacionados con la muerte, la vida, el matrimonio, etc.
“Los asuntos relacionados con el nacimiento y los difuntos son exclusivos de mujeres al igual que las curaciones de enfermedades”.
Posteriormente, el desarrollo de una medicina oficial en la universidad y en manos de los hombres, a partir del siglo XIII, ensombrecerá a estas mujeres curanderas, aunque en la vida práctica, seguirán teniendo tanta trascendencia como antaño.
Además también se las relaciona con la práctica de magia y brujería. Lo que si puede ser cierto es la vinculación de lo grupos de bajo estatus a la superstición. Aunque el mantenimiento del paganismo a través de cultos y sobre todo de costumbres, siguió presente y teniendo en cuenta que la mujer ha estado siempre más vinculada a las tradiciones y por ello los ritos del paganismo y otras prácticas relacionadas, se la vinculara las prácticas de brujería y magia.
Además hay toda una vinculación clásica que se ha hecho de la mujer al Diablo, partiendo del modelo de Eva.
-“LA CULTURA SABIA”.
Si bien la cultura sabia, estaba muy limitada para las amplias masas y era muchas veces reducto de los clérigos, la mujer también tuvo cierto acceso. No sólo por el medio religioso, sino también entre los grupos de alto status.
Se tienen varios ejemplos de mujeres literatas, de mujeres sabias que incluso llegaron a escribir libros. Aunque escasos manifiestan la contradicción del tópico de la incultura total de la mujer en el medievo. Si bien, también viene a confirmar la gran incultura que predominaba en las amplias masas de población, vinculadas a la subsistencia y no tanto a los saberes doctos.
Cuando se crean las universidades, en el siglo XIII, se prohíbe el acceso a la mujer pero no solo a ella porque solo podían acceder los clérigos, así que se viene a excluir a casi la totalidad de la población. A pesar de todo, hubo mujeres muy cultas, sobre todo ciertos personajes ligados al ámbito religioso.
La educación primaria era más generalizada. Las educaciones superiores, aunque no universitarias no estuvieron desligadas de la mujer, muy al contrario.
Además curiosamente, la iconografía medieval viene a representar a las santas con un libro en la mano, lo cual manifiesta el carácter idealizado del conocimiento como uno de los máximos en la virtud pero también que no se ve de forma negativa la relación mujer y conocimiento.
A pesar de ello, también se temió el conocimiento excesivo de la mujer, sobre todo porque se vino a vincular a ámbitos oscuros y peligrosos, lo cual vino a generar en una persecución indiscriminada de la mujer, pero ya en la Edad Moderna, en la llamada “caza de brujas”.
Además, la mujer está relacionada con las discusiones teológicas, la literatura, el arte, etc. Se sabe que existieron mujeres artistas. Sin embargo no se conocen sus nombres ya que el carácter individualista de las obras no se manifiesta hasta el Renacimiento y la mayoría de los autores, ya fueran hombres o mujeres, quedó bajo el anonimato.
-Christine de Pizan. Es sin duda la mujer de más relevancia en torno a la cultura a lo largo de la Edad media. Sin embargo no fue la única, pero si la más destacada del bajo medievo. Entre sus obras podemos destacar: “La ciudad de las damas”, “El tesoro de la ciudad de las damas o Libro de las virtudes”. Este último es muy útil para el estudio de la mujer, ya que trata de una serie de reglas de conducta para las mujeres en los distintos grupos sociales.
-REPRESION
El silencio social es una forma de represión
“En suma, la palabra de mujer durante la Edad Media es una palabra proscrita, una enunciación circunscrita a un espacio comunicacional privado. La voz es, por lo general, un eco de la voz masculina. Y cuando el yo-mujer-escritora surge libertada, esta se adecúa a la normativa canónica para poder insertarse con propiedad en un espacio que le está restringido”
-CULTURA Y RELIGION
“En los conventos las monjas recibían una educación bastante completa que incluiría latín y griego”. A pesar de ello incluso entre estos había un amplio índice de analfabetismo o de una educación muy limitada.
Sin embargo, los monasterios se convirtieron en los centros de cultura más destacados. El clero femenino participó también de esta cultura. “Así encontramos algunas mujeres autoras de textos como el relato de la "Vida de santa Aldegonda" escrito por una abadesa del monja del monasterio de Rupertsberg: Hildegard de Bingen, autora de libros apocalípticos y teológicos junto a poesías o un libro sobre el cuerpo humano”.
Sin embargo, “los textos escritos por mujeres religiosas se circunscriben al micro-espacio conventual (…). Por lo general sus textos poseen un tono edificante, pedagógico; mediante la escritura de hagiografías y biografías, ellas repiten los preceptos y normas estipuladas por el universo masculino.”
“Dentro de las religiosas, destacaron las místicas. (…). La voz de estas mujeres es un extremo particular, pues desnudas de la situación social establecida para el género e insertas en el acotado espacio conventual, enuncian desde sí mismas su personal relación con la divinidad”. (8)- www.artehistoria.com
-OCUPACIONES DE LA MUJER- EL TRABAJO FEMENINO
-ESTADO LLANO
El trabajo es visto en general como una condena bíblica para el hombre. La mujer, en la etapa medieval, a pesar de ser objeto de un ente pasivo no por ello cumple el ideal de mujer de la etapa burguesa, encerrada en casa y ligada al ámbito exclusivamente doméstico.
Esto no es algo que se diera ni el ámbito rural ni el ámbito urbano. La mujer cumplía un papel muy activo, tanto dentro del “hogar”, como fuera de el, ayudando a sus maridos y sus familias en las labores del campo y de la artesanía.
Las mujeres ayudaban a sus maridos en las tarea agrícolas y ganaderas, cuidaban del huerto o de la viña próximos a la casa, llevaban los productos al mercado; hilaban y tejían lo necesario para la casa y además de realizar todas estas tareas, eran las responsables del trabajo doméstico, de atender el hogar y a los hijos. (6)
Hasta el desarrollo urbano, ocurrido en la Alta Edad Media, se puede observar la preeminencia del ámbito rural y con ello, la mujer estaba ligada al trabajo eminentemente campesino. Pero este no era su único trabajo.
Como se puede ver, las actividades fuera del hogar eran muy variadas y existían trabajos ligados específicamente a la mujer, sobre todo las ligadas a la industria textil y a las labores artesanales ligadas al hogar, como la panadería, la lavandería, el molino, todo tipo de vendedoras, cocineras, etc.
A partir de la plena Edad media, con el desarrollo urbano, el número de oficios y actividades vinculados a la mujer creció. Se vincularon especialmente a la industria textil, a hilar, tejer, bordar, etc. También a la industria de ….
Además de los trabajos citados, se También incluso se dedicaron a ser taberneras, o administrar hospitales o cárceles. Desde luego la enumeración de oficios y trabajos de las mujeres, como también el de los hombres es interminable.
Sin embargo, progresivamente y unido a ciertos factores se observa la intromisión masculina de la mujer en ciertas actividades consideradas exclusivas de esta, como la industria textil. Esto ocurrió desde la plena Edad media pero se puso de manifiesto en la Baja Edad Media. Esto generó una tendencia al desplazamiento de la mujer. A pesar de ello, esta siguió trabajando en la industria y en sus múltiples oficios, así como en el sector de los servicios.
Las consecuencias de la incorporación masculina a las labores que durante mucho tiempo fueron solo propias de la mujer, fue que esta pasó a desempeñar los trabajos menos cualificados. La urbanización trajo consigo la especialización y profesionalización de las actividades productivas. (6).
Con la Baja Edad Media, se produjo una etapa de profundas crisis, que afectaron tanto a la demografía como a la propia economía y con ello a la producción.
-los gremios. Teóricamente las mujeres estaban excluidas de los gremios y de sus homónimos las guildas, en el norte de Europa. Sin embargo, parece que hubo hasta ciertos gremios exclusivos de mujeres y mujeres que participaban en los gremios, sobre todo ligadas a sus maridos o familiares. A veces también las viudas alcanzaron altos, pero también mujeres casadas. De hecho se cuenta con mujeres que llegaron a ser oficiales y maestras, etc.
-La Prostitución.
La prostitución es un trabajo realizado desde la antigüedad y por supuesto se siguió dando a lo largo de la Edad Media. Su existencia se justificaba desde diversos puntos, como la de las barraganas o concubinas.
Eran un medio de desahogo para una población masculina, que al contrario, que la mujer no estaba sometida a imposiciones del mantenimiento de la honra y la virginidad. De hecho se decía que eran un medio para evitar que los hombres respetaran a las mujeres de bien y no cometieran violencia contra ellas. Se las justificaba por ello de esta manera: "la mujer pública es en la sociedad lo que la sentina en el mar y la cloaca en el palacio. Quita esa cloaca y todo el palacio quedará infectado".
Las causas que llevaban a esta son muchas y vienen desde el carácter de la sociedad, a la imposición monogámica, a los matrimonios concertados, a la lejanía de sus esposas por la movilidad de estos o por la soltería, entre otras muchas explicaciones. A esto se añaden las circunstancias socio-económicas que llevaban a las mujeres a prostituirse y presentes en el contexto medieval. Para muchas mujeres la prostitución era la única salida para poder sobrevivir. Este era el caso de las mujeres que emigraban en masa a la ciudad en busca de trabajo, huyendo de las crisis coyunturales del campo y que se hallaban sin ningún medio ni preparación. Estaban solas y la vida para una mujer sola en el contexto medieval era muy difícil.
Hay legislación variada sobre la prostitución y se pueden observar datos sobre la existencia constante de lupanares en muchas ciudades. De hecho con el desarrollo de las ciudades, los lupanares crecieron como un elemento más de esta. Dependiendo de las épocas y los lugares se fue más permisivo con su existencia o no. Como también a los marginales, se les trato de controlar y por ello de organizar.
Así se las limitaba a ciertos lugares. Se las cobraba rentas y también se pretendía, a veces, que se destacaran por llevar alguna señal en sus ropas.
Sin embargo, muchos funcionarios se valían de su autoridad para poder hacerse con beneficios por parte de las prostitutas.
Así mismo aparecen reflejadas en la legislación. En especial, para tomar medias sobre su control
En el campo, también se contabiliza la existencia de prostitución en torno a villas más pequeñas, etc. Sin embargo, aquí todo se daba de modo más oculto.
Pero en general se puede observar el carácter general de los lupanares. Lugares insalubres, con mujeres miserables, procedentes de los bajo status, las cuales sin otro medio de subsistir se verían abocadas a este trabajo tan servil; sujetas a pagos de aquellos que se valían de ellas para vivir, y amoldadas a un modo de vida marginal y sin posibilidad de reinserción a una vida mejor, morirían jóvenes de cualquier enfermedad y serían un foco de miseria y de propagación de enfermedades. Precisamente esto último, se convirtió en una obsesión especialmente en la Baja Edad Media, cuando cundieron entre la población las epidemias.
Desde luego su existencia nunca fue pasada por alto desde el punto de vista de las autoridades tanto laicas como eclesiásticas, ni tampoco de la moral de las gentes. Condenadas y marginadas y más aun de forma hipócrita por las gentes, que se pretenden de bien, se verían apocadas a la marginalidad y la exclusión.
También las sirvientas o las esclavas estaban sometidas a formas de prostitución, no formales muchas veces, a las que sus amos las sometían, valiéndose de su autoridad y el desvalimiento de estas.
A pesar de todo, existían medios de reinserción para las prostitutas. Estos eran, como se puede imaginar muy limitados. Según la moral, la pretensión fundamental era que una prostituta abandonara su “oficio”, y en cambio dedicara su vida a la religión o a un matrimonio legal. Para ello se promovió la existencia de lugares para la recuperación de estas mujeres o incluso los matrimonios con estas, como una obra de caridad. Esto se puede entender en el contexto de la extensión de la figura de María Magdalena y la posibilidad del arrepentimiento de sus pecados.
Sin embargo, esto era bastante hipócrita y aunque partía de buenas intenciones era difícil de plantear. Una mujer que se había visto inmersa en la prostitución era muy complejo que saliera. Esto a su vez, muchas veces la vinculaba a la delincuencia y como tal, era todavía más complejo poder tomar una vida, moralmente adecuada.
-Las esclavas.
La esclavitud se seguía dando en la Edad Media. Las esclavas eran compradas, como sus compañeros varones en un mercado amplio, si bien en Europa era bastante reducido a otros coetáneos. Muchas se utilizaban para diferentes labores; sin embargo, uno de sus fines más comunes era el del servicio sexual para sus dueños.
-Mujeres marginales.
La marginalidad va a ser una constante. Teniendo en cuenta el contexto de coyunturas, debido a la situación social, económica, etc. Esto se vinculaba a la violencia.
La violencia generaba delincuencia y más marginalidad. Se daban robos, asesinatos, violaciones. Las mujeres participaron de estos y fueron víctimas al mismo tiempo.
Las violaciones fueron una constante. Aparecen reflejas en la legislación. El paso de los ejércitos, los delincuentes, asaltadores de caminos o los propios grupos de jóvenes solteros de las ciudades. Por esto, se justificaba la existencia de la prostitución, ya que servía como medio de escape para evitar las violaciones de mujeres “decentes”.
Las mujeres participaron especialmente en delitos menores, especialmente en robos. El asesinato era más escaso en el caso de la mujer, a excepción del infanticidio.
Las penas para los robos eran bastante duras. No estaban exentas las mujeres de la pena de muerte, a excepción de las embarazadas.
Al mismo tiempo, las mujeres juzgadas se relacionan también con los casos de herejía.
-LA OCUPACIÓN DEL CLERO FEMENINO
La ocupación del clero femenino, era similar al masculino en su aspecto general: la meditación, la oración y el trabajo, eran los pilares ocupaciones de la vida monacal.
Si bien las ocupaciones divergían de acuerdo a las tradiciones y reglas monacales. Sin embargo, la regla benedictina, así como las diversas reformas, permitieron una mayor uniformidad de los conventos. Como sus homónimos masculinos, rezaban, meditaban, estudiaban y escribían. También se dedicaban a labores para su propia supervivencia, como era el tener huertos, etc., y además realizaban otras actividades “propias de las mujeres”, como la costura, la preparación de ciertos productos alimenticios, etc.
Por otro lado, los monasterios femeninos, como centros culturales principales, sobre todo hasta el surgimiento de las universidades, sirvieron también para el desarrollo intelectual de las mujeres.
Fueron un medio de educación para las mujeres de las casas nobiliarias. Aquí se les educaba y se las preservaba de cualquier problema hasta que se las casaba. Con ello se aseguraba que estas hubieran tomado unos modelos de vida y un modo de comportarse según los valores morales concebidos como adecuados.
Este constituía otro medio de ingreso para los conventos, como también la propia dote de las mujeres que pasaban a integrarlos.
-NOBLEZA
La enorme diferencia socio-económica e ideológica de cada estrato social, hace que el ámbito femenino sea bastante diferente.
A diferencia de las demás mujeres, las nobles, contaban con mayor poder de acción, por estar elevadas en un nivel mayor en lo social.
La nobleza, a diferencia del resto de las mujeres, estaba libre de las preocupaciones de la propia subsistencia. Es decir, no tenía que trabajar para sobrevivir y ni siquiera, tenía que ocuparse de sus hijos sola. Para ello contaba con sirvientas y niñeras que le aliviaban el trabajo tanto doméstico como educacional de los hijos.
En este caso, la mujer noble, aunque no tenía que ocuparse directamente de los asuntos domésticos, tenía que asegurarse de la buena disposición de estos. Así mismo, otra de sus ocupaciones era precisamente la administración de los recursos del hogar.
Además, de esto la mujer noble podía tener una preparación educacional, por haber pasado su juventud en un convento o bien por haber tenido tutores. Esto le permitía acceder a la cultura y así una de las posibles ocupaciones podría ser la de leer o incluso escribir. Si bien hay que tener en cuenta que en muchas ocasiones la nobleza era prácticamente analfabeta o carecía de interés por la cultura.
Además de todo esto, la mujer noble tenía un cierto papel dentro de la administración del feudo o del castillo de su marido. Tenía que tener cierto conocimiento por si la ausencia de este por cualquier asunto o la muerte de este le llevaban a tener que ocuparse de él. Si bien la tarea de administración recaía de forma directa en una serie de personajes, el dueño tenía que encargarse de que todo fuera correcto.
También, en el caso de la mujer de la nobleza, podía heredar títulos y posesiones. Sin embargo, sus dominios pasaban al control del marido, durante el matrimonio y sólo con la viudedad podría acceder al control sobre estas.
Se conocen numerosos casos de mujeres, pertenecientes a la nobleza, bastante destacadas, ya que en este caso la información documental es mayor que para las mujeres del Estado llano.
Así mismo, otras de las ocupaciones de la nobleza, como ya se ha visto era el clero y también, en ocasiones, el hacer de damas en la corte regia.
-LAS REINAS
Hay muchos ejemplos de reinas destacadas en la Edad Media. Estas junto con las nobles, son las mujeres con más presencia en los documentos.
Las reinas y las nobles, constituían un medio de vinculación de linajes, predominantemente.
La política era un papel reservado casi en exclusiva a los hombres en todos sus ámbitos, a excepción del caso del reino, en el que la mujer pudo acceder. Si bien el acceso de la mujer al trono se veía limitado, ya fuera temporalmente por ser normalmente una regencia o bien territorialmente o bien dentro del propio poder.
La mujer, solo representaba, en la mayoría de los casos un papel secundario, al lado de su marido o incluso más secundario todavía al ser una moneda de cambio de los pactos y de las políticas exteriores. Si acaso heredaban un reino, este pasaba a ser dominio del marido, el cual tomaba las riendas del gobierno en nombre de su mujer.
Luego, además, estaba la cuestión de la posibilidad a la sucesión de un reino. Esto varía de acuerdo a las épocas y territorios. En general, si que se observa una tendencia a la permisividad de la sucesión o por lo menos la acción como regentes. Sin embargo, el reinado de una mujer se tomaba como último caso, siempre después del hombre.
En el caso de las reinas, los asuntos a los que podría tener acceso eran mayores o más importantes.
REFERENCIAS
(1)- PAGINA WEB: “historia de la mujer chilena”.
(2)- Ídem
(3)- Las mujeres en la antigüedad y la Edad Media (Pág. 56)
(4)- Ídem (Pág. 67)
(5)-La mujer en la Edad media (Pág. 56)
(6)-Las mujeres en la antigüedad y la Edad media (Pág. 73)
(7)-Página Web: www.artehistoria.com (vida cotidiana de la Edad Media)
(8)- Idem
BIBLIOGRAFIA
-COLECCIÓN HISTORIA DE LAS MUJERES. Dirección de Georges Duby y Michel Perrot. Editorial Taurus. Año 2000.
-LA MUJER MEDIEVAL. Adeline Rucquoi. “Cuadernos de Historia 16”. Editorial Historia 16. Año 1995.
-LA MUJER EN EL TIEMPO DE LAS CATEDRALES. Régine Pernoud. Editorial Andrés Bello. Año 1999 (1edición 1980)
-LAS MUJERES EN LA ANTIGÜEDAD Y LA EDAD MEDIA. María Jesús Fuente y Purificación Fuente. “Colección Vida cotidiana”. Editorial Anaya. Año 2003.
-LA MUJER EN LA EDAD MEDIA. Margaret Wade Lagarde. Editorial Nerea. Madrid (1986)
-ENCICLOPEDIA ENCARTA 2004. MICROSOFT.
-PÁGINA WEB: WWW.ARTEHISTORIA. COM
-otras páginas WEB
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