Religión y Creencias
Moralidad: Memoria y Deseo; Luigi Giussani
MORALIDAD: MEMORIA Y DESEO
Luigi Giussani
Principios
Dar testimonio de fe es el quehacer de nuestra vida. Porque el cristiano tiene la tarea específica en la vida, que no consiste en el ejercicio de una profesión determinada, hay que dar testimonio de la fe desde la entraña del propio estado de vida.
Cristo es la salvación en la historia y en la existencia
Una fe sin entrar en la vida resulta inútil y se pierde. Una vida sin fe resulta también árida, y la fe es reconocer que Jesucristo es la salvación presente en la historia y la existencia.
La salvación no mira sólo al más allá, mira a todo el hombre. Afirmar que Cristo es la salvación significa trazar el camino donde todo debe realizarse, cumplirse, consumarse.
Cristo en la historia como el sol en la jornada de cada día que comienza con el alba.
La tierra, la existencia, la historia es para el cristiano el inicio.
Cuando se acercaron los discípulos de Juan el Bautista a Cristo y le preguntaron “¿Eres tú el Mesías o hemos de esperar a otro? “, Él les respondió con la profecía de Isaías: “Los ciegos ven, los sordos oyen “. Era un mensaje que comprenderían los humildes de corazón.
La conciencia viva de la salvación, la liberación - tienen su contenido y respuesta…en Cristo.
Durante el nazismo muchos consideraron a Hitler como si fuera un Dios. Lo mismo ocurre en los que ponen la salvación en cualquier líder o jefe.
La realidad de Cristo está en la iglesia
Esta presencia que es la realidad de Cristo se ubica, “está dentro de los creyentes” y por ello está en la iglesia. En consecuencia, poner la esperanza, la salvación en Cristo implica juzgar la esperanza de cada uno de la comunidad cristiana. Por eso el método de la fe, exteriormente, es suscitar y vivir una comunidad.
Lo contrario sería reducir las relaciones con Cristo a relaciones con la imagen que de él nos fabriquemos, a unas relaciones individualistas.
La conciencia de la fe, fruto de un encuentro
Encuentro significa trabazón de relaciones con una persona o con una realidad comunitaria, cargadas para nosotros de un acento de autenticidad que nos impresiona, y nos llama a una vida nueva y más verdadera.
Porque cuando realmente es interpelada la persona, todo su vida queda comprometida y puesta en juego-
Paradójicamente puede decirse que el cristianismo no es una religión, sino una vida. Porque el encuentro es, efectivamente, un acontecimiento que influye de modo siempre nuevo sobre todas mis relaciones con las cosas y con los hombres y hasta sobre el modo de considerar mis errores y pecados.
La constructividad como afirmación de “Otro”
Entonces la comunidad, resulta el lugar de una humanidad distinta, más humana. Cuya regla fundamental es la caridad.
El mundo y la sociedad cambian a través de realidades humanas así cambiadas. Pero es necesario recordar que un cambio verdaderamente “nuevo” no puede provenir sino de fuera del hombre. De “Otro” radicalmente diferente. Esta es la gracia de la presencia de Cristo reconocida y amada en el misterio de su Iglesia.
Lo contrario a este punto es el moralismo. Pensar que uno puede ser justo aplicando leyes de comportamiento, haciendo el bien según los propios caprichos, pasando por encima de los demás.
Y el punto de partida son aquellos que Cristo pone a nuestro lado, son nuestros hermanos en la fe.
En la actitud moralista, el punto de partida es la opinión o el proyecto de la propia conciencia.
La comunidad, lugar de la fe dentro del mundo
Por tanto el signo de la comunidad cristiana viva es que en la consciencia de su fe en Cristo y con la conciencia de su pertenencia a la iglesia afronte todos los problemas de la sociedad, bien directamente o bien mediante el compromiso de cada uno de los miembros de la comunidad.
La conciencia de nuestra comunión, es un factor determinante de la conciencia con que el cristianismo afronta aun individualmente los problemas mayores o menores de la sociedad. La comunidad es un punto de referencia ideal, lo contrario a este quinto punto es concebir la vida cristiana encerrada en sí misma, si Cristo no modifica la manera que tenemos de afrontar los problemas humanos, es una fantasía. Cristo entonces no es una realidad.
Conclusión
Los santos, efectivamente son los que reconocen el plan de Dios, mientras todas las ideologías construyen sobre el escándalo y la violencia, la novedad es el milagro pacífico de la vida de cada persona que arriesga todo en el interior de una vida eclesial.
El problema principal es la humanización del hombre, la verdad de la persona, la tarea de la comunidad cristiana para colaborar en ello está en la maduración de su fe.
Parte primera
LA PLEGARIA
ORACION: CONCIENCIA DE DEPENDENCIA
El hombre se distingue de las demás creaturas por ser consciente de lo que vive, y esta conciencia no es cabal sino profundiza hasta el fundamento de donde brota la vida. El ideal marcado por Jesús puede entonces traducirse existencialmente en los términos siguientes: “Ora lo mas que puedas.” Puede incluso decirse que darle un poco de tiempo a Dios es ya una plegaria.
El pensamiento puro, desarrollado en discurso mental, es oración genuina (meditación). En particular, la mirada consiente, fija en el punto atractivo de una verdad sobre Dios o sobre la persona misma de Dios es la forma más alta de oración personal (contemplación).
ORACION Y ESPIRITU COMUNITARIO
Muchos creerán que la oración, fruto de la genialidad sagrada de la máxima intimidad de la conciencia humana, tiene que perder en originalidad personal, en pureza, en sinceridad e intensidad siempre que se arrope en formas comunitarias.
La colectividad deriva de una situación que la persona padece. Es un grupo, un conjunto de individuos mantenido en la unidad por un criterio que no coincide con su “yo”, con su conciencia, con su voluntad. La colectividad se rige por la ley.
La comunidad, en contraste real con la colectividad, nace de la acción del yo, de la expresión con su libertad personal.
He ahí lo que es comunidad: un conjunto de las relaciones creadas con los otros seres por la actividad de la conciencia personal y por la energía eficiente de la voluntad personal. Cuanto más consciente y dinámico soy, más comunidad creo, porque alcanzo me uno cada vez a un numero mas basto de seres.
Apliquemos ahora al fenómeno de la plegaria en común las observaciones que hemos hecho. Y, para ser más concretos, tomaremos como ejemplo el evento de la misa festiva, puede desarrollarse de dos modos profundamente diversos.
Voy a la iglesia a misa un día festivo, cuando participan en ella un centenar de personas. Entro interiormente aislado, para vivir una buena misa.
Pero he aquí otro caso. Entro en la iglesia. Hay un centenar de personas. Humanamente soy un desconocido. Pero me recojo pienso que son para mi todos ellos y exclamo abriendo el corazón: “Dios mió, acepto a éstos, porque tuyos son, son parte de mi, por ellos te pido y con ellos te oro…”
Él perdón es el índice de la omnipotente libertad de la caridad comunitaria.
ORACION: MEMORIA DEL HECHO DE CRISTO
El problema único es el problema de la fe “El justo vive de la fe” la fe es el reconsiento de la presencia de Otro entre nosotros como significado absoluto y total. Se afirma afirmando a “Otro”, es decir, “obedeciendo” a Otro.
Puesto que nuestras acciones no son más que intentos de proyectar en las relaciones de espacio y tiempo la conciencia que de nosotros tenemos, según la diferente conciencia que de nosotros tenemos, tienden nuestras acciones a producirse diversamente.
Para que yo viva la nueva conciencia de mí es necesario que se haga en mí el silencio de mí. Este nuevo contenido de conciencia es, literalmente, la memoria de ÈL, de Cristo.
“La vida es ofertorio, ofrenda”
Toda nuestra vida está en esta ofrenda. Es decir toda nuestra vida es plegaria, como conciencia de nosotros mismos en cuanto pertenecientes a Cristo.
Parte segunda
LA SANTIDAD COMO DESEO DE VIDA
EL SANTO ES UN HOMBRE
La palabra santidad tiene una acepción de imagen excepcional, con halos y aureolas, sin embargo el santo no es oficio de pocas ni piezas de museo.
El santo no es un superhombre, el santo es un verdadero hombre, porque se adhiere a Dios. La consecuencia más inmediata de este espectáculo es la unidad de conciencia que crea. Vivir el misterio de la comunión con Dios.
LA CONCIENCIA DE LA INCAPACIDAD
Una contrariedad profunda entre inteligencia y voluntad resultan despojadas de su fin ultimo aquello a lo que el hombre esta destinado. La humildad es la familiaridad de entenderse a si mismo en el contexto total, reconocer la necesidad de revigorización.
EL AFECTO A CRISTO
En cierto y verdadero sentido lo que el santo anhela no es las santidad como perfección, sino la santidad como encuentro con Jesucristo.
San Pablo nos indica en la carta de los filipenses el paradigma del seguimiento, cuando, hablando de Jesucristo, dice que el Señor “siendo Dios no se apego a su ser de Dios” sino que renuncio en cierto sentido a su divinidad, para ser como nosotros, “asumiendo la forma de esclavo”. Dice San Pablo que se “anonadó”: exinanivit.
Si en un primer plano situamos el evento redentor y transformador de Cristo, entonces somos capaces de abrazar fraternalmente nuestra mismidad en cualquier condición.
Si en cambio el punto de vista primordial es nuestro éxito, entonces perdemos nuestra mismidad (no apegarnos a nosotros mismos).
PARTE DE UN PUEBLO
Cristo suple y remplaza la impotencia de las propias energías del hombre, como lo experimento San Pablo “Todo lo puedo en Aquel que me conforta”.
La santidad, como origen de cultura, es consecuente organizadora de un pueblo, de un pueblo nuevo. La iglesia es el lugar admirable donde la verdadera humildad, según el designio de Dios se pone al alcance de todos. La vida de la iglesia es el verdadero tesoro escondido, para cuya compra merece la pena vender todo lo demás.
CONCLUSION
El anuncio cristiano es el anuncio del hombre nuevo que estamos llamados a ser, y llegando a hacerlo junto a otros se cambia la tierra. No podemos presentarnos al mundo si no es partiendo de este contenido: el contenido de la santidad de la Nueva y Eterna Alianza.
La clave no consiste en “apoyarse en uno mismo” sino adherirse a Algo que “apareció en la carne”. “Haced esto en memoria mía”.
Parte Tercera
EL SENTIDO DEL PECADO
LAS RAICES DEL PECADO Y SUS DEFINICIONES
En una palabra, nosotros los cristianos, hemos de ser los primeros en reconocer que el problema fundamental de nuestra existencia se condensa en una sola palabra: fe.
La conversión es el recorrido desde la esperanza en nuestra capacidad a la esperanza única en el echo de Cristo vivo, del Cristo que vive en mí, cuando yo, si bien sigo “viviendo en la carne, vivo por la fe en el Hijo de Dios”.
Ante todo el pecado es la infidelidad al Hecho de Dios, no a lo que es Dios en si, sino al Hecho que Dios a producido en nuestra vida: la infidelidad a Dios, que se a Hecho en nuestra vida.
Según otra imagen bíblica el pecado es el olvido de Dios, la infidelidad indica su efecto; pienso que el pecado que deriva de la vejes y la muerte, consiste en no aceptar a Jesucristo como el centro de todo.
LA DINAMICA DEL PECADO
Loa mandamientos y la ley según el valor bíblico, no se basan en un concepto nuestro de deber, en una formulación nuestra del deber. Son el impulso de un poder en el que participamos.
La vida moral no es un conjunto de normas abstractas, se trata de caminar en compañía con el otro. La infidelidad proviene de nuestro corazon maligno, el hombre escucha de mejor grado un juicio de otro hombre, que habla según sus criterios que los juicios del que habla en nombre de “Otro” de Dios.
Mirad que nadie os seduzca mediante la filosofía, y vano artificio según la tradición de los hombres, conforme a los elementos del mundo y no según Cristo, porque en Él habita corporalmente toda la plenitud de la divinidad. (Col 2, 8-23).
DIALOGO SOBRE EL SENTIDO DEL PECADO
El hombre tiene un sentido primordial del pecado, en cuanto intuyendo el carácter misterioso del objeto de su propia exigencia, percibe el modo de afrontar la realidad como desobediencia a la realidad, es decir, percibe que no deja a la acción modularse y determinarse a su propia luz. Porque se impone inquietantemente una preocupación propia una medida propia.
La primera verdad es el reconocimiento de los propios límites, de la propia maldad, de la propia incoherencia responsable. Y frente al Dios “que no quiere la muerte del impío, sino que se convierta y viva”.
Conclusión
LA IGLESIA COMO LUGAR DE MORALIDAD
1. L a moralidad cristiana: adhesión, no medida
La figura moral es el hombre que vive la actitud originaria en que lo plasmo el gesto creador, o sea, el que de algún modo es conciente de ella, se le adhiere y la mantiene, es un impulso con una dirección y una meta precisa, a la infinitud de Dios.
La moralidad no es pues una medida sino la adhesión a una presencia…Dios.
2. La emergencia de una referencia objetiva
De hecho, el misterio de Dios expresa un camino por donde hade encausarse el ímpetu afectivo de la criatura a si misma.
3. El hombre en el umbral del misterio se “finge” Dios
El hombre se desvanece en el umbral del misterio, se “finge” Dios a su imagen y semejanza, inventa y manipula los significados de las cosas.
4. La iglesia: misericordia de una presencia
La iglesia es este lugar donde la misericordia última deviene presencia de Cristo, la palabra de Cristo custodiada por la iglesia contesta los sueños humanos, la palabra de Dios corrige las desviaciones interpretativas del hombre.
5. Los juegos del relativismo y del escepticismo
Es difícil evitar fuera de la iglesia el escepticismo y el relativismo en diversos grados que acechan al hombre; en la practica de la vida el relativista no tiene mas remedio que absolutizar contradictoriamente el punto de vista que le parece interesante y en las relaciones con los demás tiende a imponerlo, inconscientemente se lo impone a si mismo.
6. Vivir la memoria: esencia de la moralidad
La moralidad de la iglesia consiste primordialmente en un evento: el reconocimiento de la presencia y la estancia en ella. Vivir la memoria es la moralidad de la santidad cristiana.
7. La memoria anclada en el signo
La memoria esta anclada en el signo. Y, la familiaridad con el signo lograda con una mirada de niño y mantenida con la pobreza del corazón, asegura la vigilancia, mientras la imagen de si tiende a conformarse a la realidad oculta, pero manifiesta en sus rasgos existencialmente más significativos y operativos por la estructura objetiva del signo. Y todo aquel que tiene esta esperanza se purifica como Él es puro.
Luigi Giussani
(15 de octubre, 1922 Desio, Milán - 22 de febrero de 2005), sacerdote italiano, es el fundador del movimiento eclesial Comunión y Liberación.
Su padre, Beniamino Giussani le inculcó el gusto por la poesía, la música y la pintura; su madre, Angelina Gerosa la religiosidad.
Muy joven ingresó en el seminario y posteriormente realizó sus estudios en la Facultad de Teología de Venegono. En este mismo sitio después ejercería varios años como profesor. Entre 1964 y 1990 enseñó teología introductoria en la Università Cattolica del Sacro Cuore en Milán.
Luigi Giussani, el fundador del movimiento católico "Comunión y Liberación", falleció en Milán, la madrugada del 22 de febrero de 2005, a los 82 años, a causa de una insuficiencia circulatoria y renal. 'Don Giussani', como se le conocía en Italia, era considerado uno de los principales exponentes del catolicismo contemporáneo en Italia y en Europa.
La fraternidad "Comunión y Liberación" en la actualidad está presente en cerca de 70 países. El objetivo del grupo tal como lo propuso Giussani es promover una educación cristiana madurada por sus miembros y colaborar con la misión de la Iglesia en todos los ámbitos de la sociedad.
"El acontecimiento cristiano, vivido en la comunión, es el fundamento de la auténtica liberación del hombre".
Su interés por el arte lo llevó al reclamo de que la verdad se reconoce por la belleza. En "Comunión y Liberación" se habla de un privilegio otorgado a la estética.
He aquí la original intuición pedagógica de vuestro Movimiento: volver a proponer, de modo fascinante y en sintonía con la cultura contemporánea, el acontecimiento cristiano, percibido como fuente de nuevos valores, capaz de orientar la existencia entera.
Juan Pablo II. Carta del 22 de Febrero, 2004.
"El camino es Cristo... Comunión y Liberación, más que ofrecer cosas nuevas, apunta a hacer redescubrir la tradición y la historia de la Iglesia, para volver a expresarla en formas capaces de hablar y de interpelar a los hombres de nuestro tiempo".
La oración es el gesto más razonable que el hombre, implicado en la lucha cotidiana por la vida, puede realizar, la petición es el alfa y la omega de todo. Yo no he hecho nada, soy un cero. Todo lo hace el Infinito y nosotros no haríamos nada si no se nos diera. Giussani.
Obras de Luigi Giussani
Curso Básico de Cristianismo:
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Giussani, Luigi. El Sentido Religioso, 9 edición (vol. 1), Encuentro. ISBN 978-84-7490-940-1.
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Giussani, Luigi. Los orígenes de la pretensión cristiana, 2 edición (vol. 2), Encuentro. ISBN 84-7490-227-4.
-
Giussani, Luigi. Por qué la Iglesia, 2 edición (vol. 3), Encuentro. ISBN 84-7490-718-7.
-
Giussani, Luigi. Curso Básico de Cristianismo. Encuentro. ISBN 9788474908800.
Otras obras destacadas:
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Giussani, Luigi. El camino a la verdad es una experiencia, 2 edición, Encuentro. ISBN 9788474908435.
-
Giussani, Luigi. La Fraternidad de Comunión y Liberación. Encuentro. ISBN 9788474908343.
-
Giussani, Luigi. Educar es un riesgo. Apuntes para un método educativo verdadero, 3 edición, Encuentro. ISBN 84-7490-787-X.
-
Giussani, Luigi. El yo, el poder, las obras, 2 edición, Encuentro. ISBN 978-84-7490-941-8.
-
Giussani, Luigi. ¿Se puede vivir así? Un acercamiento extraño a la experiencia cristiana, 2 edición, Encuentro. ISBN 9788474908428.
-
Giussani, Luigi. El milagro de la hospitalidad, 2 edición, Encuentro. ISBN 84-7490-812-4.
-
Giussani, Luigi. Mis lecturas, 2 edición, Encuentro. ISBN 84-7490-145-6.
-
Giussani, Luigi. El atractivo de Jesucristo, 2 edición, Encuentro. ISBN 84-7490-593-1.
Obras sobre Luigi Giussani
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Scola, Angelo. Luigi Giussani. Un pensamiento original. Encuentro. ISBN 84-7490-777-2.
Distinciones
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En 1995 Giussani recibió el Premio Internacional Medalla de Oro al mérito de la Cultura Católica.
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En el 2003 el Premio Macchi dado por la Asociación de padres de Escuelas Católicas.
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En 1983 el papa Juan Pablo II le otorgó el título de Monseñor
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Enviado por: | Carlos Andres Rivero |
Idioma: | castellano |
País: | Colombia |