Trabajo Social
Modelos de crisis
CONCEPTO DE CRISIS. FUNDAMENTO CONCEPTUAL DEL MODELO
El modelo de crisis se basa en los estudios sobre los desastres naturales y las reacciones de las personas, de Linderman y Caplan. Las teorías que están en la base del modelo son: teoría del estrés, teoría psicológica sobre el ego, teoría de los ciclos vitales y teoría del apoyo social.
El objetivo principal de ambas teorías es la de enseñar al cliente nuevas formas de resolver problemas y cómo usar los propios recursos personales para enfrentarse a esa situación de desequilibrio.
Las crisis son parte de la experiencia vital de las personas. Todos estamos expuestas a enfrentarnos en nuestra vida a algún tipo de crisis. El acontecimiento de la crisis crea un problema en la vida cotidiana de la persona. Ese problema, creado por la crisis puede ser vivenciado como una amenaza (se vive con miedo), una pérdida (con sentimientos depresivos) o un desafío (moviliza energías y acciones dirigidas a la resolución del problema)
La evolución y resolución de la crisis, va a depender de los recursos internos que se tengan, así como de valores, normas y grados de adaptación personal y social.
Los estudios mencionados anteriormente fueron adaptados para la práctica profesional por Rapporpot y Nee. Se utiliza casi de forma permanente por los trabajadores sociales, tanto de atención primaria como especializada. Tratamos con situaciones en las que las personas acuden en situación de emergencia, con gran inestabilidad provocada por acontecimientos internos y externos a las familias. Consolar, confortar, relajar, apoyar, son habilidades que forman parte de nuestro repertorio habitual de respuestas ante los clientes.
Aportes de Noemí Golan al modelo de crisis.
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Toda persona, familia, grupo u organización atraviesa una o varias crisis a lo largo de su vida.
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Los incidentes peligrosos son aquellos problemas o conjunto de dificultades que desencadenan las crisis.
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Pueden ser previstos o imprevistos.
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Existe un grado de vulnerabilidad cuando los incidentes peligrosos causan mella en la gente.
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El equilibrio es la capacidad de las personas para encajar las cosas que les suceden.
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Cuando aquel se rompe, se usa la forma habitual de manejar los problemas, si esta falla se buscan otros procedimientos.
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La tensión y el estrés están presentes en cada fallo.
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Un factor desencadenante asociado a problemas sin resolver aumenta la tensión y causa un estado de crisis activa.
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Los factores desencadenantes pueden ser presentados como el problema central.
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Experiencias de éxito en la resolución de crisis anteriores aumenta el repertorio de la persona y dificultan la aparición de crisis activas.
CONCEPTO DE CRISIS. FACTORES TENSIONANTES. TIPOS DE CRISIS.
A continuación, vamos a ver distintas definiciones de crisis según diferentes autores:
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Según Caplan, es una perturbación de una situación estable que se caracteriza porque sobreviene de forma repentina o inesperada, provocada por un acontecimiento estresante o precipitante, afectando a una persona o grupo que hasta entonces tenía un adecuado nivel de funcionamiento, de manera que provoca un desequilibrio.
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Según María Moliner, es un momento en que se produce un cambio muy marcado en algo.
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Desde el punto de vista relacional, es una reacción subjetiva a las tensiones de las experiencias de la vida, y que afecta directamente al desarrollo y estabilidad de las personas, así como sus futuras relaciones. Esta reacción subjetiva determinará el grado de tensión o de estresor.
Los estresores es el conjunto de fenómenos que aparecen a lo largo de la vida en los individuos, y que pueden provocar crisis.
El estrés se refiere a cualquier exigencia o estímulo que nos produzca un estado de tensión y que pida un cambio adaptativo por nuestra parte. Es el esfuerzo por manejar el dilema estabilidad/cambio.
La resilencia es un concepto asociado al de estrés, a la tensión, a la ansiedad y en general a las situaciones traumáticas. Es la capacidad de recuperación del ser humano ante la adversidad y resurgir de los acontecimientos traumáticos. Un sistema es resilente en la medida que asimila un estresor y se reorganiza de nuevo. P.E. La familia impactada por la muerte de un niño.
RELACION ENTRE ESTRÉS, INDIVIDUO Y FAMILIA
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Todas las personas afrontan situaciones de estrés a lo largo de su vida.
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Si el grado de estrés excede a la capacidad de la persona para manejarlo, se produce un quebrantamiento de la salud física o mental.
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El estrés de un miembro afecta a todo el grupo familiar.
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En ocasiones, la familia es un recurso positivo para afrontar el estrés.
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Si la familia no puede afrontarlo, se produce la disfunción.
Como ya se ha mencionado, las crisis no tienen por qué ser negativas ya que encierran posibilidades de desarrollo potencial. Una crisis supone la perturbación de una situación estable que se debe a un hecho precipitante repentino, alterando la situación de equilibrio de una persona o una familia. Esto lleva a:
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Activación de los mecanismos de defensa.
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Bloqueo de las reacciones cognitivas.
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Alteración del equilibrio psicológico y conductual.
Los Acontecimientos Vitales Estresantes (A.V.E.) son una de las causas de disfunción familiar porque provocan crisis. Cada etapa del ciclo vital familiar tiene sus propios y característicos hechos estresantes. Estos son negativos, indeseables y se acompañan de un cambio vital.
Clasificación según sus características
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Internos/externos
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Normalizados/no normalizados
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Ambiguos/no ambiguos
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Voluntarios/involuntarios
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crónicos/agudos
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Acumulados/aislados
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Miembros familia/ajenos
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Predecibles/inesperados
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Hechos poco evidentes/conocidos
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Deseados/no deseados
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Larga duración/corta
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Suma A.V.E/único de gran intensidad
Parad y Caplan, al desarrollar la teoría de crisis, indican que esta tiene un carácter repentino e inesperado que lleva a la persona a una situación de máximo disconfort, lo cual incrementa la sensación de angustia del sujeto, aunque también, por este motivo se es más perceptivo al cambio.
No todas las personas ni todas las familias reaccionan de la misma manera a los A.V.E. Tiene que ver con una serie de variables:
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La definición que del factor tensionante se hace.
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El sentido que cada uno le atribuye.
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La magnitud de la tensión provocada.
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El estilo de respuesta, que depende del estado emocional de la familia y que tiene que ver a su vez con el clima emocional, los conflictos interpersonales y el grado de organización familiar.
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La capacidad de reorganización (los recursos externos/internos de la familia)
A este conjunto de variables, que determinan reacciones diferentes ante iguales acontecimientos estresantes, es a lo que Linderman atribuye la diferencia entre emergencia y crisis. Desde el punto de vista cibernético, la emergencia provocaría un cambio1 y la crisis un cambio2.
Hill desarrolló el modelo ABCX en la crisis, en donde:
A: es el hacho precipitante y las penas vinculadas a él (dolor, angustia, miedo…)
B: los recursos de la persona o familia para enfrentarse a ese hecho. Estos pueden ser personales, familiares o extrafamiliares; y a su vez, afectivos, económicos, consejo y conducta.
C: la definición que de ese hecho se hace.
Burr amplía el modelo añadiendo dos variables más:
D: el poder regenerativo de la familia, es decir, la capacidad de recobrar o salir de la crisis. Supone evaluar los recursos de la familia, tanto los internos como los externos. También hay que analizar como ha afrontado la familia otras crisis y su capacidad de reorganización. Esto último se hace a través del grado de apertura de la familia y las interacciones entre los miembros.
E: la vulnerabilidad familiar
Todas las personas estamos expuestas a sufrir acontecimientos que pueden provocar crisis.
FACTORES QUE PROVOCAN CRISIS
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Factores de situacionales: cualquier acontecimiento que suceda en la vida de un individuo en relación al medio social. Son imprevisibles y se escapan de nuestro dominio: enfermedad, hospitalización… Pueden hacer surgir nuevos roles o responsabilidades adicionales, o pueden hacer cambiar la forma de vida o las relaciones con otras personas.
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Factores de desarrollo: Sentimientos de estrés que acompañan a las personas a lo largo de la vida y que hacen referencia a la evolución y a los diferentes estados madurativos de las personas y ciclos de vida.
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Factores ideológico-culturales: visión específica que la familia hace ante el hacho que le sucede.
FENOMENOS QUE PUEDEN PROVOCAR CRISIS
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Fenómenos que provocan crisis situacionales: enfermedad, muerte, hospitalización, accidentes, catástrofes (guerras, incendios), separaciones, divorcios, embarazos no deseados, cambios de status socioeconómicos.
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Fenómenos de origen social y cultural: crisis por jubilación, crisis generacionales, conflictos permanentes entre padres e hijos…
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Fenómenos que afectan al desarrollo y estabilidad del individuo: fenómenos que distorsionen las aspiraciones de las personas.
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Fenómenos medioambientales en interacción con problemas de tipo psíquico: fracaso escolar, absentismo laboral/ escolar, inadaptación laboral/escolar.
TIPOS DE CRISIS
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Crisis de desmembración: muerte de un miembro de la familia, hospitalización, separación.
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Crisis por accesión: embarazo no deseado, adopción, padrastro o madrastra, abuelos.
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Crisis por desmoralización: infidelidad, alcoholismo, delincuencia, falta de apoyo.
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Crisis por desmoralización con desmembración o accesión: divorcio, encarcelamiento, suicidio, violación, hospitalización.
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Crisis que abarcan cambios de estatus: paro, enriquecimiento o empobrecimiento súbitos, guerras, inundaciones.
ðPROCESO DE CRISIS
Una crisis no es una situación por sí misma, sino que implica una percepción y una respuesta de la persona. El factor precipitante más importante de una crisis es un acontecimiento estresante, aunque también existen otras dos condiciones. Una es la percepción individual de que el acontecimiento estresante conducirá a una situación de disconfort, y la otra es la capacidad individual para resolver ese disconfort mediante formas de conductas usuales.
La intervención pretende aliviar el impacto de la crisis y ayudar a movilizar los recursos para poder retornar a la situación de equilibrio.
Desde que aparece el factor precipitante en la persona y el sentimiento de disconfort e incapacidad para enfrentarse a esa situación, ocurren una serie de acontecimientos, se sigue un proceso que puede ser contemplado de esta manera.
Situación inestable. (En una persona o sistema). Estrés
Situación de vulnerabilidad. Fuerte tensión, ansiedad. Utilización del mecanismo usual para resolver problemas adaptándose.
Aumento del trastorno. Movilización de mecanismos de emergencia no comprobados. Máxima tensión (momento de ruptura). Aparecen factores precipitantes.
Crisis activa. Extrema ansiedad, desequilibrio, desorganización, bloqueo (4-8 semanas). Defensas debilitadas y disminución de bloqueos. Fase intermedia.
Reintegración. Con intervención: resolución con retorno a un adecuado funcionamiento. Sin intervención: posible mala adaptación o ajuste inadecuado.
Resolución: Percepción realista de la situación. Adecuado apoyo del sistema desarrollado. Mecanismos adaptativos adecuados. Situación de equilibrio restaurada.
Nota: La resolución puede ocurrir después de las fases 2,3 o 5.
ðREACCIONES FAMILIARES ANTE LAS CRISIS
En el análisis de un grupo familiar determinado deben tomarse en consideración la capacidad de resolución de conflictos que ha demostrado en situaciones anteriores y los recursos de que dispone para enfrentarse a ellos. Estos recursos son la capacidad organizativa de la familia, la cohesión, la adaptabilidad y el grado de apertura interna.
Las familias funcionales tienen capacidad para responder a las situaciones de crisis y generalmente no necesitan ayuda, mientras que las disfuncionales las intentan resolver de forma errónea, convirtiéndolas en crónicas y debiendo recibir ayuda especializada para su resolución.
Por lo tanto, el grado de importancia de una crisis nunca es el mismo para todas las familias, ya que la diferencia radica en el significado de la crisis para cada familia determinada.
Hay familias que resisten las crisis y familias que son propensas a ellas. Las familias que resisten las crisis es porque tienen un buen nivel de integración y de adaptación familiar.
Integración familiar: abarca los lazos de coherencia y unidad. Es decir, familias con intereses comunes, cariño y un buen cumplimiento de las funciones de la familia, para dar respuesta en cada momento a las necesidades de sus miembros.
Adaptación familiar: se refiere a:
aptitud para vencer obstáculos.
aptitud para cambiar estrategias y direcciones como grupo unido.
adaptación satisfactoria de la pareja conyugal.
tipos de control familiar en las decisiones.
participación social de la mujer.
éxito en la solución en las crisis del pasado.
Las familias que no resisten es porque les faltan esos factores positivos, además de recursos humanos en el medio (familia extensa, amigos), por lo que pueden llegar a caer en crisis cíclicas y crónicas.
Las reacciones en una familia en las distintas secuencias en una crisis son:
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Crisis inicial: Mecanismos de negación, fantasía. Conflictos entre el Ello y el Superyo. Sentimientos ambivalentes: depresión, culpa, temor, ansiedad, ira.
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Reacciones intermedias: Además de los mecanismos arriba mencionados, resentimiento y rechazo. Problemas neuróticos: abandono, deterioro de la salud, sobreprotección.
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Desenlace: Solución (reintegración): aceptación realista o una adaptación inmadura. Crisis crónica (fantasías, sublimación, compensación)
ðFENOMENOS EMOCIONALES QUE ACOMPAÑAN LAS CRISIS
En las crisis se activan una serie de mecanismos de defensa para protegernos de los sentimientos incómodos y a veces insoportables. Los sentimientos más frecuentes son la rabia, la angustia, el miedo y la culpa, y a menudo están condicionados por creencias irracionales. Dependiendo de cómo se viva la situación de crisis, se activarán más unos sentimientos que otros.
Los fenómenos emocionales más frecuentes que se dan en las crisis son:
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Depresión: es uno de los fenómenos más frecuentes en la etapa desorganizada de la crisis. Reacciones emotivas de tristeza y melancolía, no estando motivado para salir del problema. El cliente casi siempre expresa su sentimiento, pero manifiesta su impotencia y desánimo para salir de esta situación. Se encuentra apático, indiferente.
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Miedo: es el temor ante lo que pueda deparar el futuro, no estando la mayoría de las veces ese temor fundado en un motivo real, sino imaginario. Supone imaginar que una cadena de desgracias le va a suceder a partir de ese momento, produciéndoles vivencias tales como preocupación, inseguridad, terror, asociados a la sensación de miedo. Incluso va acompañada de síntomas físicos: respiración agitada o temblores. A veces no se es capaz de manifestar verbalmente su miedo.
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Ira: es muy frecuente como reacción a las frustraciones y situaciones traumáticas en la vida de las personas. Se manifiesta de forma muy clara. Suelen hablar con voz muy alta. Utilizan insultos, se defienden sin haber sido acusados y prácticamente no escuchan al trabajador social. Éste debe ayudarlos a situarse en planos de menos agitación emocional, aunque debe permitirles que puedan desahogarse.
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Ansiedad: es el estado de ánimo más frecuente. La persona se siente invadida por sentimientos difusos que le impiden expresar con claridad sus problemas y la incapacidad para tomar decisiones. Es un estado de angustia permanente, con síntomas tales como hiperemotividad, trastornos del sueño, decaimiento…se debe tranquilizar al cliente y ayudarle a hablar.
ðLA INTERVENCIÓN EN LA CRISIS. TAREAS. LA TERAPIA RACIONAL EMOTIVA.
Las situaciones de crisis son ventajosas desde el punto de vista del tratamiento porque:
La persona y/o familia es temporalmente más flexible, más abierta a la influencia de otros factores u otras personas significantes en su entorno.
El trabajador social no tiene que intervenir mucho ya que el grado de actividad de la persona que ayuda no tiene que ser tan grande como si de operar cambios benéficos y duraderos se tratase.
Un poco de ayuda racionalmente dirigida y concentrada, con sentido de finalidad, en un momento adecuado, tiene efectos y consecuencias más profundos y duraderos que una ayuda más extensa en un período de menor accesibilidad.
Las principales tareas del trabajador social en la intervención en situaciones de crisis irán orientadas a:
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comprensión de la persona en situación de crisis.
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identificación de los síntomas.
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identificación de los factores sociales precipitantes:
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reducir la angustia.
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ayudar a hacer el duelo.
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remover mecanismo de defensa.
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liberar sentimientos.
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reducir egocentrismo.
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estimular y apoyar.
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ayudarle a ensayar nuevas conductas.
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identificación de los recursos del cliente y su familia, discusión acerca de que medidas se van a tomar para salir de la situación, y de si precisan apoyos de la comunidad.
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restauración del nivel óptimo de funcionamiento y, por tanto, resolución de la crisis.
El trabajador social construye la relación de ayuda sobre las necesidades y sentimientos que tiene el cliente en ese momento. Juntos exploran la realidad y la fantasía de la situación, y determinan la base real de las percepciones que el cliente tiene de su situación.
El trabajador social deberá poner especial atención:
Reducción de la angustia provocada por la situación de crisis o por el miedo a la reintegración a la vida normal.
Tratamiento de la depresión por lo perdido.
Tratamiento de los mecanismos de huida y/o negación de la realidad.
Liberación de sentimientos con ira o rabia.
Reducción del egocentrismo.
No fomentar excesivamente los lazos de dependencia entre él y el cliente.
Evitar que las personas se encierren en su mundo interno.
Evitar la reducción del universo del cliente.
Estimular, para evitar la aparición de la apatía, depresión e inseguridad.
PROCEDIMIENTO DE INTERVENCIÓN
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Toma de contacto psicológico
Contacto inicial. La principal tarea consiste en establecer un buen rapport que garantice el respeto y aceptación del cliente, lo que lleva a una situación de apertura y confianza. La actitud empática es fundamental. A veces es preciso utilizar estímulos y refuerzos.
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Examinar las dimensiones del problema para definirlo
Es útil intentar identificar el factor precipitante, las conductas habituales previas a este acontecimiento y riesgos, a través de preguntas específicas abiertas pero inducidas. El acento debe de estar en el ahora y no en el como.
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Estimular y explorar los sentimientos y las emociones
Es extremadamente terapéutico para ventilar los sentimientos.
La técnica básica es la de la escucha activa, lo que supone estar escuchando de una manera empática y ofreciendo apoyo, ayudando a su cliente a reflexionar sobre lo que le ha ocurrido y sobre los sentimientos que le provoca el factor de tensión.
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Explorar y asesorar sobre conductas utilizadas en el pasado.
Muchas personas desarrollan mecanismos de adaptación inadecuados, siendo una de las principales tareas en el tratamiento de una crisis el de identificar y modificar éstos.
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Generar y explorar alternativas específicas.
Incluye los esfuerzos de colaboración entre cliente y profesional para pensar y probar alternativas o formas diferentes de conducta. Es importante explorar sentimientos y consecuencias de cada alternativa. En algunos casos, si el cliente no usa la introspección, se ha de sugerir caminos a seguir.
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Restaurar el funcionamiento cognitivo a través de un plan de acción.
Se trata de analizar los sentimientos e introducir la racionalidad en las situaciones. Esto implica detenernos en la perspectiva racional-emotiva.
PERSPECTIVA RACIONAL-EMOTIVA
Esta perspectiva concede gran importancia al pensamiento racional, entendiendo por tal el pensamiento que ayuda e instiga a las personas a alcanzar sus metas y objetivos. Por lo tanto, el irracional es el que impide a conseguir esas metas. La PRE postula que las tres modalidades de expresión humana (conocimientos, emociones y comportamientos) son inseparables y se influyen mutuamente.
Para explicarlo se utiliza el esquema ABC, que describe la interrelación existente entre los acontecimientos (A), las creencias (B) y las consecuencias conductuales y emocionales (C). La situación comienza con un suceso activador (A) que, desde un punto de vista lógico, debería conducir a (C). Sin embargo, lo que habitualmente sucede es que las creencias (B) inciden en la persona y la conducen a (C).
En las situaciones de crisis, las creencias de las personas o de las familias, especialmente aquellas que son valorativas, juegan un papel fundamental no solo en la definición que se hace del factor estresante, sino también de la habilidad para resolver problemas.
Las creencias son proposiciones verdaderas a nivel de sentimientos o conducta aunque se nieguen a nivel conceptual. Inspiran pensamientos o auto-mensajes que causan los sentimientos que a su vez influyen en la conducta de personas y grupos. Nacemos sin creencias, pero las vamos adquiriendo en interacción con nuestro entorno, a través de la cultura y de la mitología familiar.
Hay dos tipos de creencias. Las creencias racionales son las que permiten la conjunción de un sentimiento apropiado con una conducta funcional adecuada, posibilitándonos el logro de una meta determinada. Implican una evaluación objetiva sobre los acontecimientos. Las creencias irracionales son las que impiden un razonamiento objetivo, generando consecuencias contraproducentes y autodestructivas (tremendistas, de condenación o denigración y de inquietud). Prejuicios de raza, casta, religión, color, etc. son clásicos ejemplos de creencias irracionales y destructivas.
Ellis afirma que hay tres tipos de pensamiento irracional:
Creencias de desolación, tremendistas (esto es horrible, la situación es tremenda…)
Creencias de inquietud por la falta de sensación de no poder soportar algo (no puedo resistirlo, no aguanto más…)
Creencias de denigración, de inutilidad (soy un fracasado, todo me sale mal)
Para cambiar estas creencias irracionales es importante llevar a la práctica una serie de estrategias:
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Darse cuenta y formular claramente los pensamientos irracionales y destructivos que nos causan emociones disfuncionales.
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Cuestionar y combatir esos pensamientos usando rigor lógico.
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Sustituir los pensamientos irracionales por pensamientos racionales, objetivos y tan positivos como la situación real permita.
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Reforzar los nuevos pensamientos a base de repetición, imaginación y conducta apropiada.
FASES
Primera: el cliente tiene una comprensión realista de lo que sucede, por qué le sucede, quién está implicado, y la salida final.
Segunda: la familia ha de comprender el significado específico que el acontecimiento activador ha tenido para ellos, de qué manera afecta a sus expectativas, sus objetivos de vida y sus sistemas de creencias. Se les proporciona una acogida empática. El profesional debe escuchar con atención y percibir errores cognitivos o creencias irracionales.
Tercera: Reestructurar, reconstruir o reemplazar las creencias irracionales por pensamientos racionales. Supone aportar nueva información, derivar a otros apoyos o poner ejemplos de situaciones similares de crisis.
En definitiva, de lo que se trata es de potenciar un pensamiento racional que ayude a la persona o familia en crisis a considerar adecuadamente el contexto; a interpretarlas desde la madurez emocional, y facilitar la apertura a nuevas experiencias y conductas más adaptativas.
ðTECNICAS FUNDAMENTALES
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Apoyo
Cuanto mayor sea la ansiedad del cliente, más se debe utilizar. Supone mostrar interés hacia la persona, preocupación, aceptación y tranquilizar de forma realista, apaciguando los sentimientos de miedo y ansiedad sin crear falsas expectativas.
Selby y Beulah Compton indican que el apoyo ha estado limitado en su uso a los clientes crónicos o aquellos que no tienen otro tratamiento posible.
Hollis afirma que el apoyo está fuertemente expresado por formas no verbales. Identifica alguno de los componentes del apoyo como la creencia, por parte de los trabajadores sociales, de que los clientes son capaces y tienen habilidades y la demostración de esa creencia. También la expresión de interés, el deseo de ayudar, la comprensión del cliente en su situación y de los sentimientos acerca de esa situación y el uso del estímulo.
Judith Nelson define el apoyo como “el intento para ayudar a los clientes a que se sientan mejor, más fuertes o más confortables de inmediato”. Esta autora ha identificado cuatro clases de apoyo:
Protección: incluye dar orientaciones y consejos, escuchar al cliente, crear objetivos, ayudar a estructurar situaciones complejas.
Aceptación: conseguir que el cliente perciba que el profesional está con ellos en sus problemas.
Validación: consiste en demostrar al cliente que se le percibe como persona efectiva y competente. Supone establecer empatía, dar confianza, esperanza y reforzar los mecanismos de conducta positivos del cliente.
Educación: supone enseñar al cliente cómo funcionar de forma efectiva, facilitándole la información que precisa y ayudándole a socializar nuevos roles y a desarrollar el autoconocimento de sí mismo.
Selby y Compton afirman que además hay que identificar los aspectos del funcionamiento del cliente que deben apoyarse y qué tipo de tareas conlleva esto. También es tarea del profesional identificar el uso inapropiado de roles, por parte de su cliente, ya que pueden obstáculos para la resolución de la crisis.
Puede haber problemas por el uso inapropiado del apoyo por riesgo de excesiva dependencia del cliente hacia el trabajador social, por lo que para evitarlo el profesional debe aclarar expectativas irreales y reforzar el hecho de que la autoayuda y los apoyos de la comunidad son para el cliente tanto o más eficaces que él.
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Ventilación de sentimientos
Consiste en ayudar a la libre expresión de sentimientos y emociones.
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Uso de técnicas reflexivas
El o los acontecimientos que han provocado crisis, los sentimientos que ésta provoca, conductas pasadas, consecuencias del cambio…
Para los profesionales del Trabajo Social, para intervenir con familias multiproblema en situación de crisis es un desafío debido al grado de desestructuración que suelen presentar unido a la carencia de recursos para contribuir también a su bienestar material. Se necesita mucha paciencia y resistencia a la frustración.
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Enviado por: | Moffli |
Idioma: | castellano |
País: | España |