Sociología y Trabajo Social


Moda y modernidad


MODA EN LA POSTMODERNIDAD

Desde sus inicios los media han construido una nueva realidad en el terreno de lo virtual, territorio al cual somos trasladados desde la perspectiva comercial, que sólo requiere de nosotros nuestra capacidad de realizar transacciones económicas y pagar por ellas.

"Los medios de comunicación son el aula sin muros. Su poder consiste en que no son formas de relacionarnos con el mundo real antiguo; son el mundo real y recrean a voluntad lo que queda del mundo antiguo"

Lo virtual se opone a lo real, como lo no controlable, lo que genera pavor frente a un mundo utópico de seguridad total; ya que en este mundo virtual, incluso lo nefasto es ficticio. Por ello, los hombres ante la realidad que se les presenta muy diferente a la prometida, a la buscada, a la realidad utópica tanto buscada; tienden a refugiarse en un mundo que no puede dañarlos y en el que todo es posible en el que sólo importa una acumulación de experiencias sucedáneas. Lo virtual aparece como el mundo fantástico de la seguridad.

Y el ser humano, quien se halla constantemente pasando entre las fronteras de estos dos terrenos, se halla en plena mutación, absorbido por una virtualidad que no tiene otro objetivo aparte del económico, erigiendo la propia imagen en un capital negociable: sino hay presencia en este mundo virtual de imágenes, no se existe.

El ser humano en esta experiencia mutante busca alcanzar continuamente este mundo virtual de lo novedoso, lo espectacular, lo ideal confundiendo valores de marca de marca con identidad, adquiriendo características virtuales que no se hacen efectivas en la realidad.

La moda no existe ya en el terreno real (la estética e indumentaria), ya que lo virtual es la moda misma y se rige por su esplendor renovado. Mas hoy en día no gozamos de renovación y creatividad, todo lo contrario tenemos mas de lo antiguo, mas de lo mismo: una sobredosis de repeticiones que están generando un vacío al darnos cuenta que no contamos con lo que realmente necesitamos. Estas repeticiones obedecen a las características de la postmodernidad que más que buscar nuevas propuestas y terrenos se limita a explotar aquello ya descubierto y trabajar basándose en los patrones heredados.

Hoy en día se confunde imagen con identidad, la imagen es dictada por una moda recogida del exterior y que gradualmente interiorizamos como parte de lo que se espera de nosotros. Los cuerpos se ajustan a un esquema corporal, cuyo estética es dictada por la moda. Este esquema responde no solo a lo físico, al cuerpo en sí, sino que depende de lo que los otros nos vean.

El hombre, dentro de una sociedad que juega con apariencias se ha convertido en un experto en imagen, asumiéndola como su identidad, que no es estable sino que puede ser cambiada por una nueva, que puede ser adquirida en una tienda: hoy en día todos tenemos o podemos acceder a tener mil caras.

Los excesos de la moda posmoderna ya ha cobrado vidas reales: autoinmolaciones de adolescentes por programar su cuerpo al modelo de belleza deseable. La moda muere a manos de su propia tiranía en un tiempo caracterizada por el culto a la imagen y esta imagen debe estar sometida a simulacros y representaciones que convierten los cuerpos en capitales negociables y que están regidos por las nuevas pautas y corrientes generadas por el comercio mismo.

Pensar que el hecho de que la gente viva al margen de la moda puede significar a simple vista la muerte de la misma, pero esta es una especie de moda de no hacer caso a la imagen, una moda de ir contra lo preestablecido y construir una propia imagen virtual.

Esta imagen virtual no se construye sólo con formas específicas de vestir o de actuar, de tratar de imitar los nuevos patrones estéticos en cuanto a la figura y dimensiones o posiciones del cuerpo o determinados atuendos e indumentarias, se debe entender como el conjunto de muchos factores juntos, de todos los factores que tienen que ver con el individuo, así la moda, como el propio posmodernismo no pueden circunscribirse a un solo terreno, sino que actúan en todos los terrenos.

"Nos hemos negado aquí a circunscribir el posmodernismo a un marco regional, estético, epistemológico o cultural: si aparece una posmodernidad, ésta debe designar una ola profunda y general a la escala del todo social, puesto que es cierto que vivimos en unos tiempos en que las oposiciones rígidas se borran, en que se difuminan las preponderancias, en que la inteligencia del momento exige poner de manifiesto las correlaciones y homologías"

Así la moda recorre todos los campos y con la difusión a gran escala de los objetos antaño considerados como artículos de lujo, con el advenimiento de la publicidad masiva, los mass media y sobre todo la popularización e incremento del crédito, la oral puritana que nos venía como herencia, deja el paso al hedonismo, a valores hedonistas que impulsan a gastar, a disfrutar de la vida y a ceder a los impulsos.

El individuo ahora no dirige su economía al ahorro, es un individuo que consume y es visto por los comerciantes como un comprador en potencia. para el que crea y recrea objetos de valor y los pone a su entera disposición, dándole así la oportunidad de adquirir no sólo el producto sino todo lo que este trae consigo, es decir le dan al producto un valor agregado que tiende a vender la imagen, el asociar el producto con una forma de vida y por medio del consumo de este llegar a ser parte de dicha imagen.

El poder acceder a estas nuevas imágenes virtuales tiene por lo tanto una relación directa con la capacidad de adquisición, no todos pueden acceder a los mismos productos, por lo tanto hay diferentes categorías de modas para determinados sectores socio económicos, hay libertad de elección y de adquisición, pero siempre y cuando se opte por lo que se puede pagar, por lo tanto, se puede ver que la moda hoy en día (y como siempre) obedece a factores económicos.

La moda no existe ya no en el terreno de lo real en el que comenzó su loca carrera: la estética y la indumentaria. Y ello, puesto que la moda es una foto social, supone un avance de lo que sucede en otros territorios más arriesgados como es el país de lo virtual.

"Aquí hablaremos de una crisis de sobredosis, es lo que corresponde a la época excesiva que vivimos. Sobra de todo: libros, gente, pretensiones, objetos, máquinas, artificio, espectáculo y moda naturalmente. Porque gracias a ella, seguramente, no sólo tenemos mucho más de lo que necesitamos, sino que hoy empezamos a darnos cuenta de que lo que verdaderamente necesitamos no lo tenemos"

El sistema de la moda acabó trascendiendo el traje y la estética para insertarce en el cerebro, en la sensibilidad y en la capacidad de percepción. Ha modificado cuerpos y espíritus, ha impuesto doctrinas, ha estimulado la economía en todos sus ámbitos, especialmente en el financiero, ha edificado los cimientos de la comunicación de masas, del marketing, del consumo y del triunfo del espectáculo.

A partir del surgimiento de la modernidad, "los modernos inventaron la idea de una libertad sin límites que permite explicar lo que nos separa del humanismo clásico", esta libertad no sólo se daba en el planteamiento y la búsqueda de nuevos espacios plásticos y estéticos, sino que era un nuevo planteamiento y búsqueda de nuevas formas de vivir y de buscar comodidades, esto traía consigo la necesidad de libertad económica para crear, es decir, liberarse de los mecanismos y hacer que la creación tenga libertad en el mercado, tanto para producir como para crear.

En el postmodernismo, esto es inminente, no se puede concebir la creación limitada a la economía, por lo menos no en apariencia, puesto que, como se ha dicho anteriormente, la moda, su creación, responde a las necesidades del mercado, pero no es una dependencia que limite la creación, sino que más bien tiende a generarla con determinados patrones.

Así, hay libertad para crear y recrear y con los medios de comunicación de masa se da también la individualización de las tendencias de la moda, así, la moda tiende a tener nombres propios, como lo son los nombres de los actores comerciales que venden su imagen más no su propio yo, no se plantean en torno a ellos doctrinas o planteamientos, simplemente se limitan a vender una imagen virtual cercana, que en apariencia está construida por los objetos que le rodean o las dimensiones o posiciones de sus cuerpos, sus imágenes virtuales que viven dentro de una hiperealidad por lo cual se logran generar relaciones de seducción con esta imágenes que son artificiales ya que se han construido los cuerpos y los nombres para ese fin, agregándose un plus a su propia imagen real que no los hace lejanos a nuestra propia realidad, los podemos sentir como seres humanos cercanos e imitables y la publicidad nos alienta al consumo de ciertos objetos o modos de vida, aprovechando la fama de estos y el deseo de los consumidores de parecerse a la imagen de ellos que finalmente no son más que un simulacro construido, toda una representación en la que se debe de cuidar mucho la credibilidad y la posibilidad de acceso a ella.

En cuanto al sexo en la moda o la moda del sexo, el placer se ha comercializado (como todo) aprovechando la sacralidad de una sexualidad que se ha convertido en una exploración sin límites del placer, de un modo salvaje; ya no hay límites ni reparos para hacer uso de aluciones sexuales, se venden productos que traen consigo anuncios de experiencias orgánicas o aludiendo similitudes a cuerpos deseables sexualmente. El verse y sentirse bien de la publicidad termina encontrando una de sus explicaciones en el goce del sexo con libertad ilimitada.

"Diversificación extrema de las conductas y los gustos, amplificada aún más por la "revolución sexual", por la disolución de los comportamientos socio - antropológicos del sexo y la edad. La era del consumo tiende a reducir las diferencias instituidas desde siempre entre los sexos y generaciones y ello, en provecho de una hiperdiferenciación de los comportamientos individuales, hoy liberados los papeles y convenciones rígidas"

El placer ha dejado de ser un tema explícitamente privado ya que los mass media han invadido esta privacidad y han logrado comercializarlo, en diferentes formas y productos; el sexo ya no es el goce íntimo, sino que es uno más de los productos adquiribles tanto como placer mismo o como elementos que lleven al individuo al goce de este.

"Se presenta la sexualidad auroleada de ámbito de placer a explorar sin límites. Goce, libertad, misterio"

Pero, esto no quiere decir que los productores logren imponer un estilo o una clase de producto que responde a sus propios caprichos o deseos, estos deben someterse a los gustos y tendencias del público, que es el objetivo primordial y final de su producción.

"La sociedad de consumo no puede reducirse a la estimulación de las necesidades y al hedonismo, es inseparable de la profusión de informaciones, de la cultura mass-mediática, de la solicitud comunicacional"

Es decir, hay una interdependencia entre los medios de comunicación, los productores y el público, interdependencia que da como resultado la producción, difusión y compra de los productos que responden a las tres necesidades y no sólo a una.

Cabe resaltar que las sociedades de consumo no son homegéneas, por lo que dentro de una misma sociedad se genera la formación de grupos que responden a determinadas modas de acuerdo a sus propias necesidades y percepciones del mundo, así, hay productos para todos, hay modas para todos, incluso para aquellos que deseen ir en contra de las modas imperantes. Pero lo que los unifica es la motivación de los consumidores que ya no buscan el valor de uso de las mercancías sino que en primer lugar aspiran a la posición, al rango y a una diferenciación social.

"Los objetos no son más que exponentes de clase, significantes y discriminadores sociales, funcionan como signos de movilidad y aspiración social."

Es por eso que los objetos se trabajan como signos y por tanto es necesaria una renovación acelerada de los mismos y su reestructuración bajo los cánones y los conceptos de la moda, lo efímero y la innovación responden a esta necesidad de reproducir la diferenciación social, en una competencia simbólica de las clases, crear distancias y lograr excluir a la mayoría.

"La innovación formal en materia de objetos no tiene como fin un mundo de objetos ideales, sino un ideal social, el de las clases privilegiadas, que es el de reactualizar perpetuamente su privilegio cultural"

El individuo que vive inmerso en la sociedad actual, se ve obligado a escoger permanentemente, a tomar iniciativas, a informarse; el consumo obliga al individuo a hacerse cargo de i mismo, le responsabiliza, en un sistema de participación ineluctable al contrario de las vituperaciones lanzadas contra la sociedad del espectáculo y la pasividad.

El seguir la moda no significa siempre para el individuo un deseo de diferenciarse de las demás clases sociales, es más bien la búsqueda de sentirse bien consigo mismo, tratar de llegar a su modelo utópico de belleza, de estética, en pocas palabras, de vida; porque lo que está en juego es la propia imagen, el culto al cuerpo y la embriaguez de lo nuevo y la adquisición y uso de los objetos que marcan una determinada moda, no hace más que fortalecer el culto al cuerpo, de hacer sentir al individuo bien con la imagen que proyecta y que el mismo percibe.

"El neonarcisismo reduce nuestra dependencia y nuestra fascinación hacia las normas sociales e individualiza nuestro interés por el standing; cuenta menos la opinión de los demás que la gestión mesurada del cuerpo, del entorno material y del propio placer"

Finalmente lo que se busca adquirir es una imagen que responda a las motivaciones íntimas y existenciales y a la cual podemos acceder en este mundo heterogéneo con una gran variedad de imágenes disponibles, el individuo tiene la posibilidad de escoger la que más le agrade de acuerdo al momento en que vive y si esta imagen deja de satisfacerle en determinado momento, puede optar por cambiarla, renovarla o mantenerla.

La imagen ya no es una constante, sino que cambia con el tiempo y el desarrollo del propio individuo, de la sociedad o de los productos existentes en el mercado, esta nueva imagen se puede adquirir dentro del mundo virtual y basarse en los modelos existentes creados para tal fin.

Marshall Mc Luhan, "El aula sin muros" Ed. Cultura popular, 1968.

Como ejemplo podemos tomar la campaña publicitaria de Sprite, cuyo tema es: "La imagen es nada, tu sed es todo"

Gilles Lipovetsky, "la era del vacío", Ed. Anagrama, 1986

Para más información véase: "La era del vacío" de Gilles Lipovestsky

Margarita riviere. Ob. Cit, pp. 21

Entiendase como la nueva modernidad que aparece a fines del siglo XVIII y principios del XIX

Lipovestky, "La era del vacío"

Idem

José María mardones, "Las nuevas formas de religión", pp. 103

Lipovestky, "La era del vacío"

Lipovestky, "La seducción de las cosas", pp. 194

Idem

Idem




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Enviado por:Almatayoshi
Idioma: castellano
País: Perú

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