Literatura
Melancolía; Rubén Darío
COMENTARIO DE TEXTO
DEL POEMA
MELANCOLÍA,
DE RUBÉN DARÍO
Septiembre, 1998
1.- Introducción.
1.a.- Esbozo biográfico de Rubén Darío
Félix Rubén García Sarmiento, conocido como Rubén Darío por una relevante obra literaria, nació en un pequeño pueblo nicaragüense el invierno de 1867.
En 1882 abandona su país natal, Nicaragua, donde viviría pocos años a lo largo de su vida. Rubén Darío realizó variados trabajos (trabajó de profesor, de inspector de aduanas, de cónsul de Nicaragua en Europa...) que le llevaron a vivir en varios países distintos, como El Salvador, Chile, Costa Rica y España. Además realizó múltiples viajes que le permitieron conocer naciones como Argentina, los Estados Unidos y Francia.
Una carrera literaria constante y brillante le permitió además vivir de ella durante algunos periodos de tiempo, si bien su afición a la bebida, a los viajes y a la vida noctámbula no le dejaron llevar una vida económicamente desahogada.
Rubén Darío estuvo casado en dos ocasiones y convivió durante muchos años con una tercera mujer, Francisca Sánchez. Tuvo tres hijos, dos de los cuales murieron a corta edad.
Este autor es considerado el principal representante literario del periodo histórico conocido como Modernismo que, desde la óptica literaria, se empezó a materializar en Hispanoamérica y se extendió luego a Europa, arraigando fuertemente en España.
La carrera literaria de Darío comenzó cuando apenas contaba 13 años, con la publicación de unos versos en una revista nicaragüense en 1880. En general, se consideran sus obras principales las siguientes: Azul (Chile, 1888), Prosas Profanas y otros Poemas (Buenos Aires, 1896), Cantos de Vida y Esperanza, los Cisnes y otros Poemas (Madrid, 1905), El Canto Errante (Madrid, 1907), Poema del Otoño y otros Poemas (Madrid, 1910). Todas ellas son obras poéticas, ya que la importancia de su poesía ha relegado a un segundo plano una obra en prosa de calidad, como Los Raros (Buenos Aires, 1896), España Contemporánea. Crónicas y Retratos Literarios (Madrid, 1901) y Peregrinaciones (París, 1901), además de toda una larga serie de artículos periodísticos y sus recopilaciones; y dos autobiografías La Isla de Oro, comenzada en El Terreno (Mallorca) en 1907 y nunca terminada, y La Vida de Darío escrita por él mismo, que se publicó en 1912.
El autor que nos ocupa murió de una cirrosis hepática en León (Nicaragua) el invierno de 1916, a los 49 años.
1.b.- El marco literario de Rubén Darío: el Modernismo
Durante muchos años se ha considerado el Modernismo como una tendencia literaria, pero actualmente es visto más ampliamente, como toda una época de la historia y la cultura de Hispanoamérica, que transcurre desde 1880 hasta 1912, aproximadamente, y que marcó la literatura en lengua castellana, principalmente, durante el paso del siglo XIX al XX.
La literatura del Modernismo estaba fuertemente marcada por las circunstancias políticas y sociales reinantes en España e Hispanoamérica. Es un periodo de cambio tiempo atrás anunciado. Sin embargo, para toda una serie de literatos, esos cambios no llevan la dirección prometida. Tras una descolonización final de América Latina culminada apenas un siglo antes, se prometían buenas expectativas de autogobierno eficaz e íntegro en las naciones de aquél continente. Y España vivía durante la segunda mitad del siglo XIX un momento de optimismo y un papel relevante como puente entre Sudamérica y Europa. Pero, la guerra de Cuba de finales de siglo sumió a España en una atmósfera de pesimismo e impotencia.
Todas estas circunstancias hace que se creen corrientes pensadoras inconformistas, disidentes, de marcado signo antiburgués y anti-clase dirigente.
Así, la literatura resultante de los que pensaban de esa manera tiene como columna vertebral la protesta y las ansias de reforma.
Si bien los primeros signos de una renovación lírica aparecen tanto en España como en Hispanoamérica, es en aquel lado del Atlántico donde, ya desde 1890, una serie de poetas y otros escritores, se visten con la bandera de modernistas como acto de rebeldía frente a los que representaban el sistema contra el que se revolvían.
Encabezan la lista de esta semilla modernista los cubanos José Martí y Julián del Casal, los mejicanos Díaz Mirón y Gutiérrez Nájera, el colombiano José Asunción Silva y, como no, el nicaragüense Rubén Darío, considerado el fundador y principal representante de la poesía modernista. Y la continúan como representantes por derecho propio otros como Amado Nervo, Guillermo Valencia y Leopoldo Lugones.
En España, pueden ser considerados precursores principales del modernismo Salvador Rueda, Ricardo Gil y Manuel Reina, y claros seguidores de Darío Francisco Villaespesa y Eduardo Marquina.
Rubén Darío tuvo un papel muy notable en la poesía modernista, sobretodo porque fue él el que con más maestría asimiló los elementos existentes y los amplió enormemente tanto en temas como en formas.
Es, pues, indiscutible la influencia de Rubén Darío en todos los autores antes nombrados, así como en los españoles que le trataron y pudieron conocer más de cerca su obra a partir de su primera estancia en Madrid en 1892, como fueron Ramón de Valle-Inclán y Antonio Machado. Ambos autores crearon obras auténticamente modernistas en su primera época.
Dos corrientes antirrománticas iniciadas en Francia, el Parnasianismo y el Simbolismo, tuvieron una influencia evidente sobre el Modernismo.
El Parnasianismo, encabezado por T. Gautier, implicaba un culto sin condiciones a la perfección formal; mientras que la corriente sucesora, el Simbolismo, se aleja del culto academicista, aunque sin sacrificar la belleza de las formas, y busca ir más allá de las apariencias, sugiriendo o haciendo entrever la realidad de las cosas que se halla oculta a los ojos mundanos y que el poeta simbolista es capaz de descubrir, de destapar, de desnudar..
Una continua búsqueda de lo bello, bien mediante la exterioridad total y la evasión, bien a través de una fuerte connotación intimista, plasmadas una u otra con extrema habilidad y cuidado en un prodigioso manejo del lenguaje, salpicado de colores y musicalidad, constituye la característica principal de la poesía modernista. Las combinaciones métricas y rítmicas se amplían enormemente, al igual que el léxico y los recursos expresivos.
1.c.- La poesía modernista de Darío.
Dado que Rubén Darío fue el representante principal de la poesía modernista, no es de extrañar que su obra en verso reúna gran cantidad de las características estilísticas y formales de esa época.
Por tanto, a grandes rasgos, sus poemarios se caracterizan por lo siguiente:
* Los temas son de índole exótico, clásico, legendario, cosmopolita, crepuscular, melancólico, otoñal, íntimo.
* Los tonos del lenguaje son variados (Darío se lo podía permitir, porque dominaba el lenguaje): frívolo, sensual, meditativo, nostálgico, erótico, etc.
* Del estilo es sobresaliente la presencia de colores, sensaciones, sonoridad y ritmos complejos y a la vez armoniosos.
* Toda una serie de campos semánticos muy darianos, como los nombres de flores, de piedras preciosas, de animales (tanto mitológicos como reales), de personajes mitológicos y alusiones geográficas.
* Una adjetivación rica y peculiar, bien mediante adjetivos propiamente dichos, bien por proposiciones adjetivas.
* Una métrica y una rima "ordenadas" y "fieles" pero, de alguna manera, más libres y rompedoras de lo que se escribía en el periodo precedente.
* Uso común de frases con una ordenación compleja, no en el orden común de sujeto-verbo-complemento directo. (hipérbaton).
* Un léxico muy rico que incluye también extranjerismos, cultismos y neologismos.
2.- Comentario del poema
Melancolía | Rima | Métrica | |
1 5 10 14 | A Domingo Bolívar Hermano, tú que tienes la luz, dime la mía. Soy como un ciego. Voy sin rumbo y ando a tientas. Voy bajo tempestades y tormentas,1 ciego de ensueño y loco de armonía. Ese es mi mal. Soñar. La poesía es la camisa férrea de mil puntas cruentas2 que llevo sobre el alma. Las espinas sangrientas dejan caer las gotas de mi melancolía. Y así voy, ciego y loco, por este mundo amargo; a veces me parece que el camino es m uy largo, y a veces que es muy corto... Y en este titubeo de aliento y agonía, cargo lleno de penas lo que apenas soporto. ¿No oyes caer las gotas de mi melancolía? | A B B A A B B A C C d A D A | 14 12 11 11 11 14 14 14 14 14 7 13 14 14 |
1 En tres de las cuatro obras consultadas en las que aparece transcrito este poema (CONCHA, 1975; ZARAGOZA, 1992; OLIVER, 1972) no aparece la coma al final de este tercer verso.
2 En la recopilación de Zaragoza (1992), la palabra cruentas aparece con diéresis en la u: crüentas.
2.a.- Publicación de Melancolía
Este poema fue recogido por el autor en su poemario Cantos de vida y esperanza, los cisnes y otros poemas, publicado por primera vez en Madrid en 1905. Según la mayor parte de la bibliografía consultada, el libro Prosas profanas es considerado el mejor libro de Rubén Darío como máximo representante y también fundador del Modernismo, mientras que Cantos de vida y esperanza, los cisnes y otros poemas es tenido por el mejor poemario de Darío como poeta.
En este libro de poemas, Darío se ha alejado parcialmente de la óptica que daba a las cosas en Prosas profanas, para adoptar un tono más grave, más pesimista, más sincero... más melancólico, en definitiva. Es más, incluso se hace patente a lo largo del libro una cierta evolución de principio a fin hacia el pesimismo y la tristeza, evolución que culmina con el poema final, titulado Lo fatal.
El poema llamado Melancolía pertenece a la tercera parte del libro (otros poemas), y se publicó bajo el número XXV.
Está dedicado a Domingo Bolívar, amigo del autor ya fallecido cuando se publicó el poema por primera vez.
2.b.- Métrica
Se trata de un poema de 14 versos por cuya estructura se conoce como soneto. Todos los versos menos el undécimo son de arte mayor; los 8 primeros forman dos cuartetos con rima consonante ABBA y los 6 últimos componen dos tercetos con rima también consonante CCd ADA.
La combinación del número de sílabas métricas aparece en el cuadro de la página anterior y es el resultado de considerar las sinalefas (como ciego de ensueño y loco de armonía, y a veces que es muy corto, etc.), los hiatos (que no se han encontrado) y las diéresis (que sería el caso si se utilizara la diéresis en el verso sexto, ya que así crüentas tendría tres sílabas métricas en vez de dos.
Todos los versos son de arte mayor, es decir, tienen más de ocho sílabas, excepto el undécimo, que tiene sólo siete. Sin embargo está perfectamente integrado en el poema gracias a la lítote que da lugar a una continuación virtual.
2.c.- El tema central del poema
En mi opinión, el tema central es la propia producción poética (... La poesía/ es la camisa férrea...), los problemas internos que la poesía le crea al autor (le hace navegar por este mundo amargo, el mundo de la poesía) y el hecho de que él, a pesar de todo, no puede dejar de escribirla... cargo lleno de penas lo que apenas soporto, asume escribir poesía como algo terriblemente triste que hay que hacer, como una penitencia.
Si tenemos en cuenta los cinco temas de la poesía de Rubén Darío más tratados en sus poemas (según FERREIRO, 1990), que son: 1. La introspección; 2. el arte, la poesía y el propio poeta; 3. el amor, el erotismo y la mujer; 4. asuntos histórico-sociales y 5. elogios y homenajes; Melancolía pertenece claramente al segundo grupo.
2.d. Campos semánticos
Personalmente, creo que el rema de la primera estrofa es una verdadera demanda de auxilio, una extrema necesidad de ayuda (...dime la mía/ ... Voy sin rumbo y ando a tientas) y un estado total de confusión (Soy como un ciego.../ tan pronto [voy] ciego de ensueño como [voy] loco de armonía).
En la segunda estrofa parece que plantea el problema (Ese es mi mal...La poesía) y las consecuencias que tiene para él, la angustia (la camisa férrea del manicomio le impide moverse, ser libre) y el sufrimiento , presente en la alusión a la sangre y a la melancolía que "sangra (las gotas de mi melancolía).
En la tercera estrofa, como en la primera, parece estar descrita la confusión, en este caso mediante la alternancia de estados de ánimo opuestos, desde el pesimismo de verlo todo difícil y penoso (... que el camino es muy largo,/), hasta la esperanza de que no será tan angustioso ya que [parece que el camino] es muy corto.
En la cuarta estrofa es como si continuara sintiendo angustia, ansiedad y desconcierto, pero le consolase de alguna manera la presencia de ese amigo al que se dirige la pregunta del último verso, es decir, se siente "acompañado por la propia amistad"... ¿no oyes caer [tú, que eres mi amigo, mi hermano] las gotas de mi melancolía?.
2.e.- Presencia/ausencia de autor y/o receptor
Creo que en este poema es clara la presencia tanto del autor, Darío, como del receptor, aparentemente D. Bolívar. El autor está presente constantemente a lo largo de todo el poema, sobretodo gracias a los verbos en primera persona (aparte de la tercera persona del verbo ser y las dos claras alusiones al receptor, todos los demás verbos aparecen en primera persona del singular.
El receptor se hace presente como depositario de las alusiones directas hechas, precisamente, al principio, en el primer verso, y al final, en el último y no a lo largo del poema.
2.f.- Funciones del lenguaje
En mi opinión, en este poema las función lingüísticas más patentes son la referencial (ya que el desarrollo del tema es totalmente personal, desde y por una perspectiva del todo subjetiva), y la apelativa (pues el fin mismo del poema parece ser hacérselo llegar al receptor en cuestión), además de la metalingüística, dado que el poema en sí trata del propio arte de escribir poesía.
2.g.- Campos léxicos
2.g.1.- Los verbos
No llaman la atención por su número, pero sí porque la mayoría de ellos están en primera persona del singular y denotan movimiento : voy (se repite tres veces), ando, llevo, cargo. Además por lo que les acompaña, producen una profunda sensación de cansancio y de agonía.
El verbo ser aparece también varias veces, una en primera persona y cuatro en tercera. Es, además del verbo dejar (Las espinas sangrientas/ dejan caer...) el único referido a las circunstancias, o sea, ni al autor ni al receptor (la poesía, la camisa, el camino, etc.)
En el primer verso está el único imperativo, dime, y uno conjugado en segunda persona, tienes, y en el último, oyes.
El resto de los verbos denotan el pensamiento del sujeto (me parece y soporto) o son figurativos (... Soñar...).
2.g.2.- Adjetivación
Los adjetivos no son llamativamente abundantes. De los 19 sustantivos presentes, sólo siete van acompañados de un adjetivo.
Es significativo que todos ellos tienen un cierto tinte de enfermedad, de algo negativo: ciego, loco, amargo, muy largo, muy corto, cruentas y sangrientas.
También se da en este poema la adjetivación mediante proposiciones adjetivas: ... que tienes la luz, que llevo sobre el alma.
2.g.3.- Conjunciones
Dos conjunciones están presentes en el poema: que e y. En el caso de la primera su presencia no resulta excesiva, sin embargo el uso de la y resulta más que patente, ya que aparece siete veces en cinco versos (polisíndeton).
2.h.- Sintaxis
En el poema se combinan las oraciones simples con las subordinadas y yuxtapuestas, lo que da lugar a un ritmo continuo pero irregular que es acorde con la sensación de fatiga, ansiedad y agotamiento que el autor expresa con la palabra.
3.i.- Recursos literarios
* Verso 1. Hermano, tú que ...
Esta invocación a un ser ausente podría ser un apóstrofe. Al mismo tiempo tiene un cierto aire de deprecación, ya que suena a súplica desesperada, a ruego vehemente para que el destinatario le ayude a encontrar el camino.
* En los versos 3 y 9 se observa repetición de ciego y loco.
* Verso 2. Se puede ver un símil:
Soy como un ciego. Voy [como] sin rumbo y ando a tientas
* Entre los versos 5 y 6 hay un encabalgamiento simple
... La poesía
es la camisa férrea de mil puntas cruentas
* En los versos 5-6-7 y 7-8 se ven varias metáforas:
"La poesía es la camisa férrea de mil puntas cruentas que llevo sobre el alma".
Con esta construcción el autor podría referirse, por ejemplo, a las muchas posibilidades que hay de escribir un mismo verso (las mil puntas cruentas) pero de las que sólo una es la correcta (no debes escapar a lo "correcto" o te meterán en un manicomio y te pondrán una camisa de fuerza) y, además, nunca quedarás satisfecho si no encuentras el verso verdadero y "lo llevarás siempre en la conciencia".
* Una segunda metáfora:
"Las espinas sangrientas dejan caer las gotas de mi melancolía".
Además se observan aquí dos posibles personificaciones. La primera sobre las espinas, que adquieren una cualidad humana, de animal, al sangrar. Y la segunda al dar a melancolía la capacidad de sudar, si es que entendemos que las gotas son de sudor.
* En los versos 9, 10 y 11 se ve una anáfora, ya que los tres tienen la conjunción Y en su comienzo.
* Verso 9.
... por este mundo amargo
Tal vez se trate de una sinestesia, al darle al propio mundo, como la Tierra, un sabor perceptible.
* Verso 11
y a veces que es muy corto...
Este silencio en suspenso recibe también el nombre de aposiopesis.
* Verso 12.
Titubeo es una palabra onomatopéyica.
... de aliento y agonía
Se podría considerar una antítesis, si se se entiende algo positivo el tener, el conservar el aliento, y como algo negativo la agonía inmediatamente previa a la muerte. Es decir, el aliento representaría la vida y la agonía la muerte cercana.
* Verso 13.
cargo lleno de penas lo que apenas soporto
Se observa un juego de palabras (penas/apenas).
* Verso 14.
¿No oyes caer las gotas de mi melancolía?
Se trata, en mi opinión, de una figura de pensamiento que denota un cierto patetismo, una interrogación retórica. Con esta pregunta el autor lanza una pregunta al aire, sin esperar realmente recibir una respuesta.
3.- Conclusión
En conclusión, se trata de un poema que, si bien no es un claro botón de muestra de la poesía modernista, sí que encaja perfectamente en esa poesía más sincera y más realista (desgraciadamente, parece que la realidad supone pesimismo) que dio cuerpo a la tercera obra poética que se publicó del gran autor modernista de las letras castellanas conocido como Rubén Darío.
No encontramos en este poema rasgos tan propios de su poesía como esas alusiones cultas a la mitología , la historia o la leyenda, ni esa compleja manera de ordenar los diferentes componentes de las frases (hipérbaton), ni esas exhibiciones de color y tonalidad dulce. Y, sin embargo, sí podemos encontrar una gran riqueza y pulcritud en el uso del léxico, una permanente presencia del yo, un preguntarse por asuntos de gran trascendencia humana y personal...
En definitiva, Melancolía no deja de tener la huella inconfundible de ese autor hispanoamericano, Rubén Darío, que revolucionó y llevó a su máxima expresión el jeugo infinito del lenguaje.Bibliografía
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Méndez, A. ed. 1967 (10ª). Rubén Darío. Poesías Completas. Ed. Aguilar. 130 pp.
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Ycaza, J. 1967. Estudio de la poética de Rubén Darío. Eds. de la Comisión Nacional para el Centenario de R. D. 440 pp.
Zaragoza, F. ed. 1992. Rubén Darío. Poesías Completas. Ed. Club Internacional del Libro. 173 pp.
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