Imagen, Audiovisuales y espectáculos
Martín (Hache)
Marta S. Cernuda
4º B Comunicación Audiovisual
Contextualización.
De siempre es sabido que la situación en Argentina nunca ha sido buena. Adolfo Aristaráin hace una pequeña crítica sobre la situación de su país natal, un país pobre en algunos sitios y rico en otros, un país no muy bien gobernado. En el caso de España ocurre lo contrario. España es entonces un país ordenado con relativamente pocos problemas: terrorismo, educación,... pero no es un lugar donde la gente se muera de hambre.
En ambos países el tema de la droga está a la orden del día. Los más jóvenes empiezan a consumir cada vez más y sin tener mucha idea de lo que se meten. El porcentaje de afición a las drogas es cada vez mayor.
Ficha técnica.
Director: Adolfo Aristaráin
Guión: Kathy Saavedra
Productor ejecutivo: Javier López Blanco
Productores: Gerardo Herrero, Javier López Blanco, Adolfo Aristaráin
Director de fotografía: Porfirio Enríquez
Dirección artística: Abel Fanchelo
Figurinista: Félix Sánchez
Maquillaje: Dolores López
Montaje: Fernando Pardo
Jefe de sonido: Daniel Goldstein
Música: Fito Páez
Jefe de producción: Juan Manuel Pagazaurtundua
Metraje: 3665 m.
Nacionalidad: España - Argentina
Producción: Tornasol films - Adolfo Aristaráin
Distribución: Altafilms
Duración: 134 minutos
Género: Drama
El director: Adolfo Aristaráin.
Director y guionista argentino, uno de los de mayor trayectoria en su país y en España, que ha logrado combinar con éxito el cine de acción y entretenimiento con una observación crítica de la realidad.
Desde muy chico se interesó por el cine y prefirió no terminar sus estudios para ganarse la vida dando clases de inglés y tener tiempo libre para concurrir a los rodajes. Tras un pequeño papel de extra en José Martínez Suárez, se marchó por unos meses a Brasil, donde trabajó en un laboratorio que doblaba series norteamericanas. A mediados de los 60 ya trabajaba con continuidad en el cine argentino, primero como meritorio y luego como ayudante de dirección.
Unos años de exilio en Europa le permitieron ponerse a la órdenes, en carácter de asistente de dirección, de realizadores como Giorgio Stegani y La parte del león (1978), que sorprendió por su calidad y por abordar un género bastante inusual para la época en la Argentina, donde la censura impuesta por la dictadura militar no permitía el tratamiento de ciertos temas.
La película fue un fracaso comercial, pero su solidez narrativa le brindó al director el reconocimiento del ambiente cinematográfico y la productora Aries lo contrató para dirigir dos films de una serie de musicales, comedias livianas de poco relieve que le dieron dinero como para sortear los años difíciles y le valieron el cuestionamiento de la crítica.
En 1981 realizó Últimos días de la víctima, adaptación de la novela de Federico Luppi en el papel de un parapolicial.
Tras el naufragio de varios proyectos, Aristaráin volvió al éxito con Festival de Cine de San Sebastián.
En España le financiaron su siguiente proyecto, Martín (Hache) , con Luppi, Cecilia Roth.
Filmografía
Director:
-
La parte del león, 1978.
-
La playa del amor, 1979.
-
La discoteca del amor, 1980.
-
Tiempo de revancha, 1981.
-
Últimos días de la víctima, 1982.
-
The stranger, 1986.
-
Un lugar en el mundo, 1991.
-
La ley de la frontera, 1995.
-
Martín (Hache), 1997.
-
Lugares comunes, 2002.
Guionista:
-
Borges, 1964.
-
La parte del león, 1978.
-
La playa del amor, 1979.
-
La discoteca del amor, 1980.
-
Tiempo de revancha, 1981.
-
Últimos días de la víctima, 1982.
-
Un lugar en el mundo, 1991.
-
La ley de la frontera, 1995.
-
Martín (Hache), 1997.
-
Lugares comunes, 2002.
Argumento: Un lugar en el mundo, 1991.
Interprete:
-
Dar la cara, 1962.
-
La playa del amor, 1979.
-
La discoteca del amor, 1980.
-
Últimos días de la víctima, 1982.
-
The stranger, 1986.
-
Últimas imágenes del naufragio, 1989.
-
Un lugar en el mundo, 1991.
Producción:
-
Un lugar en el mundo, 1991.
-
Martín (Hache), 1997.
-
Lugares comunes, 2002.
Dirección de producción: La fiesta de todos, 1978.
Televisión: Las aventuras de Pepe Carvalho, 1983-85.
Los actores.
Martín Echenique Federico Luppi
Martín (Hache) Juan Diego Botto
Alicia Cecilia Roth
Dante Eusebio Poncela
Extras Ana María Picchio
Enrique Liporace
Claudia Gallefos
Leonora Valcárcel
Sancho Gracia
Rodrigo Fresán
Mercedes Haflon
Federico Luppi. 1936, Buenos Aires.
Trabajó como administrativo y corredor de seguros para pagarse los estudios de Arte Dramático. Perseguido por el régimen de Videla, trabajó en escenarios y platós españoles.
Filmografía
-
Pajarito Gómez, 1965. Rodolfo Jun.
-
Psique y sexo, 1965. Manuel Antín.
-
Toso sol es amargo, 1966. Alfredo Mathe.
-
Noche terrible, 1966. Rodolfo Jun.
-
El romance de Aniceto y Francisca, 1967. Leonardo Flavio.
-
Las fruteras, 1968. Ingacio Tankel.
-
El derecho a la felicidad, 1968. Carlos Rinaldi.
-
El proyecto, 1969. José Stagnaro.
-
Mosaico, 1970. Néstor Paternostro.
-
Pasión dominguera, 1970. Emilio Ariño.
-
Los herederos, 1970. David Stivel.
-
Paula contra la mitad más uno, 1971. Néstor Paternostro.
-
Crónica de una señora, 1971. Raúl de la Torre.
-
La revolución, 1973. Raúl de la Torre.
-
Las venganzas de Beto Sánchez, 1973. Héctor Olivera.
-
La flor de la mafia, 1974. Hugo Moser.
-
La patagonia rebelde, 1974. Héctor Olivera.
-
Triangulo de cuatro, 1975. Fernando Ayala.
-
Yo maté a Facundo, 1975. Hugo del Carril.
-
Una mujer, 1975, Juan José Stagnaro.
-
Juan que reía, 1976. Juan Carlos Galettin.
-
Tiempo de revancha, 1981. Adolfo Aristaráin.
-
Últimos días de la vida, 1982. Adolfo Aristaráin.
-
Plata dulce, 1982. Fernando Ayala.
-
El arreglo, 1983. Fernando Ayala.
-
No habrá más penas ni olvido, 1983. Héctor Olivera.
-
Pasajeros de una pesadilla, 1984. Fernando Ayala.
-
Luna caliente, 1985. Robert Denis.
-
La vieja música, 1985. Mario Camus.
-
La muerte blanca, 1985. Héctor Olivera.
-
Malayunta, 1986. José Santiso.
-
Sobredosis, 1986. Fernando Ayala.
-
El año del conejo, 1987. Fernando Ayala.
-
Flop, 1990. Eduardo Mignona.
-
Las tumbas, 1991. Javier Torre,
-
Mi querido Tom Mix, ¿? Carlos García Agraz.
-
Matar al abuelito, 1993. Cesar D´Angiolillo.
-
Cronos, ¿? Guillermo del Toro.
-
Un lugar en el mundo, 1991. Adolfo Aristaráin.
-
Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto, 1995. Agustín Díaz Yanes.
-
Caballos salvajes, 1995. Adolfo Aristaráin.
-
Éxtasis, 1996. Mariano Barroso.
-
Sol de otoño, 1996. Eduardo Mignogna
-
Martín (Hache), 1997. Adolfo Aristaráin.
-
Bajo bandera, 1997.
-
Lugares comunes, 2002. Adolfo Aristaráin.
Juan Diego Botto. 1975, Buenos Aires.
Nació el 29 de agosto de 1975 en Buenos Aires, Argentina. Sus padres Diego Fernando Botto y Cristina Rota también son actores. Tiene dos hermanos, María, dos años mayor que él, y Nur, 4 años menor. Abandonó de niño Argentina junto con sus padres debido a la dictadura militar. Terminó el COU en Nueva York. Ha estudiado en la Escuela de su madre y durante un año con Uta Hagen en Nueva York. Su debut profesional fue con "Juego de Poder" en 1983 de Fausto Canel donde su primer sueldo fue recibir una pequeña parte en metálico y el resto en juguetes. Con Martín (Hache) llegaría el reconocimiento definitivo de la crítica y del público. Para él ser actor es lo máximo y sólo ve su futuro dedicándose a esta profesión. Procura combinar siempre que puede el cine con el teatro. Es miembro del grupo "Nuevo Repertorio" de Madrid actuando numerosas veces en la sala Mirador de Madrid que dirige su madre. Se define como una persona tímida y reservada. Su vida personal es para él y no la comparte con la prensa, manteniendo con ella una relación estrictamente profesional. Asiste asiduamente al cine, le gusta la percusión (toca el cajón) y es seguidor del Barça. Juan Diego está involucrado en muchas causas sociales. Entre ellas es miembro de HIJOS, asociación formada por hijos de desaparecidos, asesinados y exiliados de la última dictadura argentina. Es conocida su presencia en la Puerta del Sol junto a los familiares de las víctimas y desaparecidos durante el proceso al dictador Augusto Pinochet. La política también es una de sus "aficiones" preferidas habiendo pertenecido a diferentes asociaciones de izquierdas.
Filmografía
-
Juego de poder, 1982. Fausto Canel.
-
Los motivos de Berta, 1983. José Luis Guerín.
-
Teo, el pelirrojo, 1986. Paco Lucio.
-
El río de oro, 1986. Jaime Chavarri.
-
Si te dicen que caí, 1989. Vicente Aranda.
-
Ovejas negras, 1989. José Luis Carreño.
-
Cómo ser mujer y no morir en el intento, 1991. Ana Belén.
-
1942, la conquista del paraíso, 1992. Ridley Scott.
-
Historias del Kronen, 1995. Montxo Armendáriz.
-
Éxtasis, 1995. Mariano Barroso.
-
La sal de la vida, 1996. Eugenio Martín.
-
La Celestina, 1996. Gerardo Vera.
-
Más que amor, frenesí, 1996. Alfonso Albacete, Miguel Bardem y David Menkes.
-
En brazos de una mujer madura, 1997. Manuel Lombardero.
-
Martín (Hache), 1997. Adolfo Aristaráin.
-
¿Soy linda?, 1998. Doris Dörrie.
-
Novios, 1999. Joaquín Oristrell.
-
Sobreviviré, 1999. Alfonso Albacete y David Menken.
-
Ave María, 1999. Eduardo Rossoff.
-
Asfalto, 1999. Daniel Calparsoro.
-
Plenilunio, 2000. Imanol Uribe.
-
Silencio roto, 2001. Montxo Armendáriz.
-
Pasos de baile, 2002. John Malkovich.
-
El caballero don Quijote, 2002. Manuel Gutiérrez Aragón.
Cecilia Roth. 1958, Buenos Aires.
A los 17 años se exilió con sus padres y su hermano, el músico Ariel Roth, a España; aquí vivió en Madrid hasta que cumplió los 27. En los años del destape participó en la movida madrileña cuando se enamoró de un fotógrafo vasco con el que sufrió un desengaño amoroso. Enferma de hepatitis y desequilibrada emocionalmente, vuelve a Argentina con la intención de olvidar todo lo ocurrido en España. El regreso era temporal pero allí conoció a su primer marido, Gonzalo Gil y se queda en el país. El mismo día que anuncia su compromiso con éste conoce a Fito Páez, un músico del que no había oído hablar hasta entonces y con el que inicia una relación sentimental ocho meses más tarde. Tras varios encuentros con el cantante decide acabar con su matrimonio y comienza a vivir con Paéz con el que se casa el 23 de diciembre de 1999.
Filmografía
-
No toquen a la nena, 1975. Juan José Jusig.
-
De fresa, limón y menta, 1977. Miguel Ángel Díez.
-
El curso que amamos a Kim Novak, 1979. Juan José Porto.
-
La familia bien, gracias, ¿? Pedro Marsó.
-
Arrebato, 1979. Iván Zulueta.
-
Cuentos eróticos, 1980. Jaime Chavarri.
-
Pepy, Lucy, Boom y otras chicas del montón, 1980. Pedro Almodóvar.
-
Pepe, no me des tormento, 1981. José María Gutiérrez.
-
Trágalo perro, 1981.
-
Best seller, 1982. Íñigo Botas.
-
Una pequeña movida, 1982. Vicente Sainz de la Peña.
-
Laberinto de pasiones, 1982. Pedro Almodóvar.
-
El señor Galíndez, 1983. Rodolfo Kuhn.
-
Entre tinieblas, 1983. Pedro Almodóvar.
-
El jardín secreto, 1983. Carlos Suárez.
-
¿Qué he hecho yo para merecer esto?, 1984. Pedro Almodóvar.
-
Los amores de Kafka, 1987. B. Docampo Feijoo.
-
Desencuentros, 1991. R. Wulicher.
-
Un lugar en el mundo, 1991. Adolfo Aristaráin.
-
Martín (Hache), 1997- Adolfo Aristaráin.
-
Cenizas del paraíso, 1997.
-
Laura y Zoe, 1998.
-
Segunda piel, 1999.
-
Todo sobre mi madre, 1999. Pedro Almodóvar.
Eusebio Poncela. 1947, Madrid.
Estudió Arte Dramático y tras graduarse consigue comenzar a actuar en cine y teatro a finales de los años sesenta.
Debutó en el teatro con la obra "Mariana Pineda" y será en este mundo en el que triunfe plenamente y donde consiga cada vez mejores papeles mientras que en el cine sólo obtiene papeles secundarios.
En televisión trabajó en algunos capítulos de la serie "Curro Jiménez", serie de bandoleros interpretada por Sancho Gracia, José Sancho y Álvaro de Luna, donde daba vida a un cura metido a bandolero. También trabajó en la serie "Los gozos y las sombras" (1985) que fue un enorme éxito que le proporcionó su mayor momento de popularidad en la década de los ochenta.
Ha estado un tiempo retirado de la interpretación en España pero, su regreso fue esperado y muy afortunado ya que participó en la magnifica cinta del director argentino Alfonso Aristaráin, "Martín (Hache)", junto a los actores argentinos Federico Luppi, Cecilia Roth y el jovencísimo español, aunque con ascendencia argentina, Juan Diego Botto, una maravillosa película, con agresivos, dinámicos y profundos diálogos y donde, tanto Eusebio Poncela, como el resto del reparto realiza una soberbia interpretación.
Filmografía
-
Fuenteovejuna, 1969. Juan Guerrero Zamora.
-
Pastel de sangre, 1971. Francesc Bellmunt.
-
La semana del asesino, 1971. Eloy de la Iglesia.
-
La casa sin fronteras, 1972. Pedro Olea.
-
El asesino está entre los trece, 1973. Javier Aguirre.
-
Separación matrimonial, ¿? Angelino Fons.
-
Larga noche de julio, 1974. Luis Comeron.
-
La muerte del escorpión, 1975. Gonzalo Herralde.
-
Una historia, ¿? Álvaro del Amo.
-
In memoriam, 1977. Enrique Brasó.
-
Arrebato, 1979. Iván Zulueta.
-
Operación Ogro, 1979. Gillo Pontecorvo.
-
Los gozos y las sombras, 1981. Rafael Moreno Alba.
-
Valentina, 1982. Antonio José Betancor.
-
Entre paréntesis, 1982. Simó Fábregas.
-
El arreglo, 1983. José A. Zorrilla.
-
El juego de los mensajes invisibles, ? Juan Pinzas.
-
Matador, 1986. Pedro Almodóvar.
-
Werther, 1986. Pilar Miró.
-
La ley del deseo, 1987. Pedro Almodóvar.
-
Diario de invierno, 1988. Francisco Regueiro.
-
El Dorado, 1988. Carlos Saura.
-
Contiental, 1989. Xavier Villaverde.
-
El invierno en Lisboa, 1990. José A. Zorrilla.
-
El laberinto griego, 1991. Rafael Alcázar.
-
El rey pasmado, 1991. Imanol Uribe.
-
El beso del sueño, 1992. Rafael Moreno Alba.
-
Martín (Hache), 1997. Adolfo Aristaráin.
-
La sombra de Caín, 1999. Paco Lucio.
-
Intacto, 2001. Juan Carlos Fresnadillo.
-
Sagitario, 2001. Vicente Molina Foix.
-
Tuno negro, 2001. Pedro L. Barbero.
-
800 balas, 2002. Álex de la Iglesia.
Sinopsis.
Martín es un prestigioso cineasta afincado en Madrid, donde vive desde hace más de 20 años. Un accidente de su hijo, Hache, adolescente que tontea con las drogas, no estudia ni trabaja, hace que Martín vuelva a Buenos Aires y se enfrente a su miedo con los aviones. Una vez allí su ex mujer trata de convencerle para que se lleve a Hache a vivir a España. En Madrid les espera Alicia, la amante de Martín, un mujer joven y pasional, y Dante, el único amigo de Martín. La llegada de Hache supondrá un cambio para todos ellos.
Sobre los códigos tecnológicos.
Nos encontramos ante un filme con poco valor audiovisual. No se ha prestado demasiada atención a detalles cinematográficos como lo es la fotografía, la planificación o la iluminación. Los planos ofrecen simplemente lo que se quiere mostrar. Hay planos más abiertos o cerrados y más grandes o más pequeños según el momento narrativo en el que se encuentre la historia.
Se le da más importancia más importancia a los diálogos y a las acciones de los personajes que al conjunto de características técnicas. Podría decirse que el film es más parecido a una obra teatral que a una película.
Sobre la puesta en escena.
El espacio.
Apenas tiene importancia la elección del espacio. Estos espacios han sido escogidos únicamente para desarrollar la acción de los personajes; son espacios, que si se hubieran cambiado por otros, no importaría. Lo más destacable de la elección de los espacios es, por una parte, la clara diferencia entre España y Argentina y, por otra, el ambiente en el que se mueven los personajes. En el primer caso, podemos observar que en Argentina los espacios son pequeños y más pobres, mientras que en Madrid los espacios son más amplios. Quizá esto se explique por el segundo caso, que es el ambiente en el que se mueven los personajes. Hache se mueve, en principio, por el ambiente pobre de Argentina. Cuando se traslada a Madrid, el ambiente en el que se integra es totalmente diferente: Martín, su padre, vive en un piso que, por lo que parece, está situado cerca del Paseo de la Castellana. Este piso es bastante grande y lujoso para una sola persona, lo que hace pensar que el poder económico es bastante superior al de su ex mujer en Argentina. Algo parecido ocurre con Dante, que vive tranquilamente en un apartamento de un hotel, un apartamento no muy grande pero con todas las comodidades de un hotel. No podemos hablar del espacio específico por el que se mueve Alicia porque no ha sido mostrado.
Temporalidad.
El tratamiento del tiempo no es quizá del todo claro. A lo largo del filme, que dura 134 minutos, transcurren una serie de hechos y acciones que no sabríamos especificar en tiempo. Sabemos que pasan más de tres días, pero no si una semana o más, ya que la acciones ocurren seguidas y no transmiten sensación de gran elipsis temporal.
Algo curioso es tratamiento que se hace cuando Martín es llamado desde Buenos Aires por su ex mujer. Cuando él se acuesta a escuchar música es de día. Entonces se da una elipsis que puede dar sensación de que han pasado tan solo una hora o dos, ya que cuando Dante aparece en su casa sigue habiendo la misma claridad. Pero el personaje nos dice que han pasado siete horas. Entonces, ¿cómo es posible que siempre sea de día? Podemos pensar que Martín tan sólo iba a echarse una siesta, pero ¿quién podría echarse una siesta de siete horas? Es extraño el tratamiento del tiempo en este momento.
También se hace raro que cuando Martín coge el avión sea de día y cuando llega a Argentina también lo sea, y en el viaje de vuelta lo mismo. Si tenemos en cuenta que, de España a Argentina, hay alrededor de 12 horas de vuelo, y la diferencia horaria entre ambos países es de cuatro horas (en Argentina cuatro horas menos que en España), es raro que se salga de día y se llegue de día.
Estructura narrativa y argumento.
La película se puede en 3 actos, como suele ser: planteamiento, desarrollo y desenclace. Cada bloque está separado por un giro importante en el argumento. Todo el argumento viene contado a través de los diálogos. Los diálogos son la verdadera película.
En cuanto al final podemos decir que se trata de un final abierto. No se sabe realmente qué pasará con los personajes, sino que nos deja al principio de un camino que estos personajes recorrerán, camino que nosotros mismos tenemos que imaginar.
PLANTEAMIENTO.
Hache está enamorado de una chica que, aunque le corresponde, está con otro chico y no con él. Él quiere irse de casa y le pide a ella que le acompañe, pero es rechazado. Se emborracha en el bar donde toca y se mete calmantes para perro, algo que sube más que la merca. Cuando sale a tocar le empieza a sangrar la nariz y se desmaya. Mientras tanto, su padre, Martín, en Madrid, habla con su productor sobre el guión que ha escrito y el cual no quiere dirigir. Queda con su amante, Alicia, y su amigo, Dante. Alicia es toda una aficionada a la cocaína. A Martín esto no le hace mucha gracia y terminan discutiendo. Martín se marcha a su casa, se hace un porro de marihuana y se acuesta. El teléfono comienza a sonar pero no lo oye. Dante llega a su casa, le despierta y le dije que llevan siete horas llamándole desde Buenos Aires porque su hijo, Hache, ha intentado suicidarse. Martín se marcha a Buenos Aires. (Giro a la historia - minuto 20 aproximadamente).
DESARROLLO.
Martín llega a Buenos Aires a ver a su hijo. Su ex mujer, que se ha casado de nuevo y ha tenido una niña, trata de convencer a Martín para que se lo lleva a España, ya que ella no puede seguir cuidando a un muchacho de 19 años que ni estudia ni trabaja y, además, no tiene sitio en su casa. Martín y Hache vuelven a España, donde les espera Dante. Martín no está muy convencido de la llegada de Hache porque lleva mucho tiempo viviendo solo y no sabe convivir con nadie. Tiene miedo a cuidar de su hijo. Dante le anima y trata de convencerle de que se conciencie de que es padre.
Martín y Hache se van a cenar a un buen restaurante. La conversación que tienen es en un principio banal, pero se termina convirtiendo en el punto culminante de la película (hacia el minuto 34 de la película y hasta el minuto 40 aproximadamente).
Extracto de la conversación:
Martín: Contáme un poco de lo que hacés, tenés un grupo de rock, ¿no? ¿Le va bien?
Hache: Hardcore, pero no somos un grupo serio. Nos juntamos y tocamos pero no damos [...] No nos interesa ser profesionales, nos gusta tocar, nada más.
Martín: A mí me hubiera gustado ser músico. Si te gusta seguílo, dedícate en serio. Tocar de oído está bien pero es mejor si sabes algo de composición, armonía,... Aquí en Madrid hay un par de buenas escuelas, podrás aprovechar.
Hache: Estaría bien pero es poco tiempo. Voy a estar un mes y un mes no te alcanza.
Martín: ¿Por qué un mes? ¿Por qué no te quedas un poco más? Dos meses, tres... ¿Tenés que volver por algo? Si ves que extrañas mucho te volvés, pero no te pongas una fecha. Quedáte el tiempo que quieras.
Hache: Me puedo quedar a vivir.
Martín: ¿Por qué no? Viviste en Madrid hasta los catorce años. Es tu ciudad tanto como Buenos Aires.
Hache: Papá, por favor... No me sigas haciendo el verso. No me trajiste de vacaciones. Me trajiste para convencerme de que me quede a vivir aquí. No soy boludo, mamá no quiere que viva con ella. No me lo dijo pero me hizo sentir que sobraba. Hace rato que me viene echando. Así que no te gastes en hacerme un trabajo fino. Me voy a quedar. Me tengo que quedar, no puedo elegir, no tengo adónde ir.
Martín: No es así, no tenés que quedarte, nadie te obliga. Si no querés estar aquí te vas. De algún modo lo podemos arreglar pero la decisión es tuya.
Hache: Madrid me gusta, no me importa tener que quedarme, pero en tu casa también sobro. Vos no querés que viva con vos.
Martín: Estás hablando al pedo, no es así para nada. Lo que pasa es que no es fácil para un tipo que ha vivido cinco años solo, que tiene su rutina, que además es medio maniático y encima tiene un carácter [...] no es fácil cambiar de golpe. Ya de por sí no es fácil convivir. Imagináte lo que me cuesta a mi. Pero tú sabrás, mi casa es tu casa. Vos vas a estar bien, y Madrid es un buen lugar para vivir.
Hache: ¿Y no extrañás, no tenés ganas de volver?
Martín: Eso de extrañar, la nostalgia y todo eso, es un verso. No se extraña un país; se extraña el barrio en todo caso, pero también lo extrañas si te mudas a diez cuadras. El que se siente patriota, el que piensa que pertenece a un país es un tarado mental, la patria es un invento. ¿Qué tengo que ver yo con un tucumano o con un salceño?. Son tan ajenos a mi como un catalán o un portugués, una estadística, un número sin cara.
Uno se siente parte de muy poca gente, tu país son tus amigos y eso sí se extraña, pero se pasa. Lo único que yo te digo es que cuando uno tiene la chanza de irse de Argentina debe aprovechar. Es un país donde no se puede ni se debe vivir, te hace mierda. Si te lo tomás en serio, si pensás que puedes hacer algo para cambiarlo, te haces mierda. Es un país sin futuro, saqueado, depredado y no va a cambiar. Los que se quedan con el botín no van a permitir que cambie.
Hache: Que la patria es un verso estoy de acuerdo, pero en lo otro sos muy pesimista. Todo puede cambiar. No creo que estemos mucho peor que otros países.
Martín: La Argentina es otra cosa. No es un país, es una trampa. Alguien inventó algo como la zanahoria del burro: lo que vos dijisteis..., puede cambiar. La trampa es que te hacen creer que puede cambiar. Lo sentís cerca, ves que es posible, que no es una utopía, es ya, mañana... Siempre te cagan. Vienen los milicos y se cargan treinta mil tipos o viene la democracia y las cuentas no cierran y otra vez a aguantar y a cagarse de hambre y lo único que puedes hacer, lo único que puedes pensar es en tratar de sobrevivir o de no perder lo que tenés. El que no se muere se traiciona y se hace mierda, y encima dicen que somos todos culpables.
Son muy hábiles los fachos, son unos hijos de puta. Pero hay que reconocer que son inteligentes, saben trabajar a largo plazo.
Al volver a casa, Alicia les está esperando con unas rayas de cocaína, lo que enfada mucho a Martín, que le pide que se vaya.
Martín decide dirigir la película y defiende ante el productor a Dante, que le acusa de drogadicto. Seguidamente se dirige a ver a Alicia a su trabajo y le pide perdón por lo que había pasado. Le dice que va a dirigir la película y que va a marcharse fuera para hacer correcciones en el guión y le pide que le acompañe.
Una vez solos, Dante y Hache hablan sobre drogas y sobre su supuesto suicidio. Salen de marcha y Dante le pide a Hache que vuelva a casa solo. Cuando Dante regresa mantienen una conversación sobre la homosexualidad y el amor.
Una noche Hache sale solo y consigue algo de heroína. Va a buscar a Dante y le dice que la quiere probar. Además, le dice que va a volver a Argentina. Dante le convence de que no tiene que marcharse y le propone ir juntos a pasar unos días a la playa.
Hache y Dante llegan a la casa de la playa donde están Martín y Alicia. A Martín no le agrada esta visita inesperada y Dante le asusta diciéndole que su hijo a intentado suicidarse de nuevo y que lo ha traído para que él se haga cargo.
Martín escribe un texto sobre el suicidio y las ganas de vivir y se lo entrega a Hache. Cuando lo lee va a hablar con él. Es Alicia la que lee el texto detenidamente y se la ve afectada.
Por la noche todos cenan juntos. Hache aprovecha el momento para decirle a su padre que está bien y que no ha intentado suicidarse. Todos beben y el ambiente parece algo tenso, sobre todo entre Martín y Alicia, que va a aliviarse con unas cuantas rayas de cocaína.
Alicia, que está cansada de su situación con Martín, decide dejarle. Se va a la playa con Hache y se besan, aunque ella se echa a llorar y confiesa que quiere a Martín pero que está muy perdida.
DESENLACE.
Alicia coge la cocaína y unas pastillas. Deja la caja de la coca en la tumbona donde Dante duerme y se toma un puñado de pastillas. (Giro a la historia - una hora y cuarenta y dos minutos aproximadamente).
Cuando Dante despierta le resulta raro ver la caja de Alicia junto a sus piernas. Se levanta, buscando con la mirada y la ve en el fondo de la piscina. Con toda su rabia, despierta a Martín y le desea mucho dolor por perder a Alicia.
Martín está mal y trata de consolarse con su hijo, al que al final le confiesa que le quiere y que él es lo único que le importa.
Hache va a buscar a Dante al hotel de parte de Martín. No quiere verle, pero termina accediendo. Mientras tanto, Martín habla con su productor. Le ofrece un buen contracto a cambio de prescindir de Dante como actor.
En la comida Martín afirma que al final no hará la película por motivos de presupuesto.
Una vez en casa, se tumba como siempre a escuchar música tras haberse fumado un porro y bebido una copa. Suena el teléfono y lo coge Hache: es el productor, que trata de que Hache convenza a su padre de que haga la película, enterándose por qué su padre la había rechazado. Tras la conversación acaricia la cabeza de su padre.
Dante llega a casa de Martín con una cinta de video y le dice que se ha marchado a Argentina. En el video, Hache, emocionado, le dice a su padre que le gustaba vivir con él pero que necesitaba volver a Argentina, que algo le llamaba. Allí se siente aceptado. Sigue igual de perdido que cuando llegó, pero se ha decidido a encontrarse. También le deja un mensaje a Dante, diciéndole que Martín rechazó la película porque la productora no quería contar con él.
Martín está muy afectado y lamenta haberle perdido, ya que Dante le había avisado sobre ello.
Los personajes.
La historia engloba a cuatro personajes: Martín Echenique, Martín Hache, Alicia y Dante. Todos ellos son muy diferentes, viven de manera diferente la vida y reaccionan de dista manera ante las cosas.
Parece que la relación entre Alicia, Dante y Martín transcurre con normalidad y es la llegada de Hache y los problemas que tiene lo que les hace reaccionar.
Los cuatro viven en un ambiente donde el dinero no parece ser un problema, disfrutan de lujos sin trabajar demasiado y lo tienen todo hecho.
En el fondo, a Hache apenas le conocemos, no sabemos cómo es ni se descubre como el resto de los personajes. No existe un desarrollo del personaje a lo largo de la película, sino que son el resto de los personajes los que se desarrollan a través de él.
Hache es el personaje principal de la película, aunque del que menos sabemos. Es gracias a él por lo que conocemos a los demás personajes, actúa como espejo de cada uno de ellos. Es el elemento catalizador de la historia. Los personajes tratan de ayudarle, aunque realmente no necesite ayuda, y eso hace que piensen en sus propios problemas y se den cuenta de lo perdidos que están ellos.
Hache es un adolescente. Tiene 19 años. No estudia ni trabaja, y tampoco sabe lo que le gusta. Tiene negada su propia identidad; desde pequeño, para que no le confundieran con su padre, le llamaban Hache, entre paréntesis, de hijo. No sólo no tiene nombre sino que le han apopado con una sola letra que, además de ser la letra muda, va entre paréntesis.
Hache es un personaje silencioso y observador. Le gusta estar solo acompañado únicamente de su guitarra. Sólo se siente a gusto tocando, pero tampoco quiere dedicarse a ello de manera profesional.
Siente que no encaja en ningún lado. Su novia le ha dejado y no puede estar a su lado, su madre no quiere que viva con ella y sabe que a su padre el hecho de dejar de vivir solo podría ser un infierno. No consigue comunicarse con su padre hasta casi llegado el final, momento en el que le trasmite un mensaje, eso sí, en video. Hache quiere a su padre y quiere a Dante, pero nunca trató de ocultarlo.
Martín es un personaje solitario. Se ha encerrado en sí mismo y se ha prohibido la posibilidad de amar para no tener que sufrir. Aparentemente es una persona fría, distante y seca, pero en el fondo tiene un cúmulo de sentimientos que no quiere dejar aflorar. Lo explica muy bien cuando le dice a Dante el miedo que tiene a estar con su hijo. Dice que es algo más que quererlo, algo incomprensible si no se es padre. Sabemos que Martín quiere a su hijo, pero no es hasta el final cuando realmente lo demuestra, cuando le dice lo importante que es para él y cuando se emociona tanto al ver el video. Es un personaje con muy mal carácter y utiliza palabras que hacen daño, sobre todo con Alicia. Él la quiere pero no soporta su comportamiento de chiquilla, tan pasional. Tampoco quiere que ella sepa lo que siente ya que siente pánico al compromiso. Se ha acostumbrado a vivir solo, le gusta vivir solo y le gusta la soledad y por eso es tan reacio al compromiso. Él afirma que es prudente, pero lo que le ocurre es que tiene miedo a volver a compartir su vida, a convivir con una pareja (o con cualquier persona). No se permite sentir y lucha contra los sentimientos.
Vive en su propio mundo de egocentrismo en el que no existe posibilidad de ser conmovido por nada ni por nadie. Incluso su tiempo de ocio no lo comparte con los demás: se dedica a escuchar música mientras fuma marihuana y se bebe alguna copa. Pero todo cambiará tras el suicidio de Alicia. Esto le hará recapacitar sobre muchas cosas, pero será la marcha de Hache la que propicie un “parto” de sentimientos por parte de Martín. Se dará cuenta de lo que ha hecho mal y verá que ya es tarde para actuar.
El personaje de Alicia es el más pasional, el más vivo de la historia. Es una mujer bastante más joven que Martín que se dedica a montar audiovisuales y a esnifar cocaína. Su mundo es mucha más abierto que el de Martín, es más, ella es todo lo contrario a Martín: una persona que siempre ríe, no se sabe si por la excitación de la cocaína o porque realmente es así, contenta y muy expresiva.
Alicia está enamorada de Martín. Ella misma se defina como el tipo de mujer más cómodo para los hombres: no se queja por nada, todo le parece bien, tiene el sí fácil, el orgasmo todavía más fácil... aunque lo que de verdad pretende es lograr un compromiso con Martín. No tiene miedo a que salga más y desde ese punto de vista podríamos decir que es una mujer muy optimista. Le gusta disfrutar de los momentos y no piensa en tener que arrepentirse de nada de lo que hace. Ella es todo un cúmulo de sentimientos contradictorios. Ama a Martín de manera desenfrenada, pero el trato que recibe de él le lleva a dejarle. Se trata del personaje más perdido de todos y lo demuestra mostrando su vía de escape: la cocaína y, más tarde, el suicidio. Ella, en le fondo, quería ser la madre de Hache, buscaba así esa familia que tanto añoraba.
Dante es el personaje menos perdido de la película. Se siente seguro de sí mismo, afirma saber lo que hace y estar orgulloso de actuar según lo que piensa. Demuestra más fortaleza que el resto, fortaleza que flaquea al encontrarse a Alicia muerta. Trata de poner a cada uno en su camino: a Hache y a Alicia, pero sobre todo a Martín. Él mismo se define como un hombre que vive para el placer. Le gusta lo que hace y no tiene intención de cambiar.
En sus palabras podemos encontrar muchas verdades. Por ejemplo, cuando recibe la llamada de Buenos Aires sobre Hache, le dice a Martín sin más tapujos que Hache es su hijo, pero no le conoce. Intenta hacerle ver que no sabe nada de él, ni lo que le gusta, ni lo que hace. Y que tiene que tratar de convivir con él, de convencerse de que es padre.
Dante es un hombre atrevido que dice todo lo que piensa. En la representación de la obra de teatro rompe todos los esquemas y se marcha, diciendo todo lo que piensa sobre el mundo al público.
A pesar de la cabezonería de Martín y de su relación llena de reproches y consejos con Dante, Martín es cada de defender a su amigo a capa y espada ante la productora. Él acepta a Dante tal como es, aunque no lo comparte. Además, por una vez es capaz de pedir disculpas y de reconocer que el trato que tiene con Alicia no es todo lo correcto que debería; se traba su orgullo y le pide que le acompañe a la playa.
Hay una conversación entre Martín y Hache que es el punto clímax de la película. Martín trata torpemente de preguntarle a Hache sobre su vida y de convencerle para que se quede un tiempo. Pero Hache sabe de sobra que su madre no quiere vivir con él, siente que le ha echado, y tiene que quedarse en Madrid, a pesar de que tampoco siente que encaja en casa de Martín. Martín se descubre un poco y reconoce que no es fácil para una persona como él volver a convivir con alguien.
Durante su conversación sobre Argentina sacamos en claro que Martín detesta su país, no lo echa de menos, sino todo lo contrario. Opina que la patria es una tontería y que Argentina es un país que no cambiará, una trampa que destroza a la gente.
Alicia, cuando llegan del restaurante, tiene una pelea con Martín. Martín actúa, extrañamente, por impulso, se enfada muchísimo por la cocaína que ha traído Alicia y la echa de su casa de manera muy brusca. Es cuando Alicia le define como un hombre retrógrado y viejo que habla como una señora gorda, y le acusa de actuar como un padre ejemplar (cuando nunca lo ha hecho). Ella le dice que si su hijo se droga va a seguir haciéndolo y que seguro que él sabe mucho más de drogas que ella misma, como cualquier adolescente.
La relación entre Martín y Hache parece en principio que no va a ser muy cordial. A las 8 de la mañana Hache se pone a tocar su guitarra y su padre le dice que no es normal que toque a esas horas, a lo que Hache le responde que si es una orden deja de tocar. Martín se suaviza un poco y le dice que puede tocar todo lo que quiera, pero que si puede ser un poco más bajo de volumen.
La relación entre Dante y Martín es bastante estrecha y sincera. Es la más sincera que Hache tiene con respecto a los personajes. Dante es el único que le cree cuando Hache le dice que nunca intentó suicidarse. Valora a Hache y le regaña, es el único que le regaña por cómo actuó. Son capaces de mantener una conversación sobre drogas coherente y sincera. Dante le habla sobre todas las drogas que ha probado y sobre el uso que debería hacerse de ellas. No le incita a hacerlo, todo lo contrario. Le pide que controle.
Además, mantienen una conversación sobre sexualidad igual de sincera. Dante no se considera homosexual ni heterosexual, sino que le atrae la mente de las personas. Para él una mujer y un hombre es lo mismo, no le importa acostarse con un hombre o con una mujer.
Es el casa de la playa donde los cuatro personajes empiezan a mostrarse tal como son, sobre todo Alicia. Alicia muestra sus miedos. No le gusta estar sola y lo demuestra con su alegría por la llegada de Dante y Hache. Todo lo contrario le ocurre a Martín, que tiene un humor de perros por su trabajo, porque tiene miedo a volver a dirigir una película.
Alicia acusa a Martín de su comportamiento, de ser un “ser superior” que no necesita a nadie. Le dice que hay gente que se muere por amor, y por falta de amor, dándole a entender que tiene que cambiar su actitud ante todos.
Es entonces cuando Martín trata de acercarse de nuevo a Hache, pero lo hace a través de un texto. Hache habla con su padre. Parece que los dos quieren acercarse y comenzar una relación en condiciones.
La cena que hacen en la casa es también un punto culminante. Martín descubre ahí que su hijo no está tan perdido como pensaba y que lo que Dante trataba era que no le perdiera. Pero su actitud con Alicia no cambia, sino que es cada vez peor, cada vez más hostil. Parece que la desprecia.
En conclusión, es mediante Hache por quien conocemos a los demás. Los tres tratan de abrirle un camino a Hache, pero él no lo necesite y es él el que le abre a los ojos a los demás, quizá inconscientemente, pero es así.
Temática.
Las drogas. Es un tema muy tratado a lo largo de la película, un tema que es cotidiano. No se hace apología de las drogas ni lo contrario, sino que incita a hacer libremente lo que uno quiera. El personaje de Dante aprecia las drogas y las presenta de tal manera que parece que no son malas y que, incluso, pueden estar bien. Pero no anima a que el resto las utilice. Disfruta con ellas y podría decirse que hace un buen uso de ellas, es adicto, pero puede dejarlas. En el caso de Alicia es diferente. Ella utiliza las drogas como vía de escape, como salida a sus problemas. Ella no es capaz de controlar, se excita demasiado y hace un mal uso de las drogas.
El amor y la amistad. En la película hay mucho amor pero puede que esté escondido. Todos los personajes sienten amor. Unos lo reconocen, otros lo quieren negar. Podemos observar cómo, de alguna manera, todos los personajes hablan del amor o de la amistad: Dante con Alicia, con Martín y con Hache, Alicia con Dante, con Martín y con Hache, Martín con Hache, con Alicia y con Dante. ¿Y Hache? Él no habla. Todos quieren de alguna manera, cada uno a la suya, pero cuesta comprender algunos modos. Es el caso de Martín con Alicia. Martín quiere a Alicia, pero nunca lo demuestra. En cambio, Alicia habla, cuenta lo que siente.
La relación padre-hijo entra dentro de esta temática. Se trata de una relación casi vacía que ni uno ni otro saben por dónde agarrarla. Ambos quieren relacionarse pero no saben cómo hacerlo. Lo mismo parece ocurrir con la madre de Hache: ella no desea que su propio hijo viva con ella y antepone su felicidad y su nuevo matrimonio a él.
Libertad. Cada uno hace lo que quiere: no hay horarios, ni obligaciones. Cada uno tiene el derecho de actuar libremente: me drogo, no me drogo; tengo sexo, no tengo sexo; bebo, no bebo;... Es Dante el que propone este tema como algo inherente al ser humano, algo que debería existir y no ser una utopía.
Sexualidad-homosexualidad. Se hace un tratamiento parecido al que se hace con la libertad. Es más, se trata con libertad estos temas y, en algunos momentos, con promiscuidad. Es el caso de Dante, cuya sexualidad tiene muy clara y es, según parece, bastante activa y poco rutinaria. En el caso de Alicia, se propone la sexualidad de manera natural, como cualquier persona trataría hoy en día: hay que reconocer que al ser humano le gusta el sexo, y es lo que se trata de demostrar con ambos personajes.
Soledad. Los cuatro personajes están juntos, pero solos. Cada uno vive encerrado en un mundo solitario. Se propone la soledad como una vía de escape y como un placer del hombre.
En el filme se tocan otros temas como la ironía, el sarcasmo, la hipocresía,... Todos ellos tratados de forma crítica.
Las críticas.
He seleccionado algunas criticas que me parecen interesantes sobre este filme.
La prensa web. http://mensual.prensa.com/mensual/contenido/2000/12/11/hoy/portada.shtml
A la par que Martín (Hache) es un intenso drama humano, también es cierto que es una trágica y descarnada historia de amor. A lo que aspiraba el director argentino Adolfo Aristaráin, meta que logró con creces, era recordarnos que uno de los motivos más importantes por los que merece la pena vivir, es por el afecto y el cariño de los seres queridos. La dulce y la tortuosa relación entre padres e hijos no solo interesó en su momento a Aristaráin sino que también fue una temática abordada por otros realizadores argentinos como Juan Bautista Stagnaro, Mignogna y Víctor Laplace. Quizás algún espectador se sienta incómodo con la presencia que tiene las drogas en Martín (Hache), pero mire con atención y descubrirá que la película ni las critica del todo ni las alaba. Más que dependencias a sustancias, lo relevante es que los adoloridos personajes de Martín (Hache) respetan códigos de conducta que deberían ser imitables, a saber: solidaridad, amistad y lealtad. La cinta nos lleva a preguntarnos si hemos hecho lo mejor en el momento indicado, y si debemos como padres marcar el camino de nuestros hijos. También plantea lo absurdo y triste de trabajar en una actividad que detestas, si de verdad somos cómplices de la vida, y si nuestra existencia está callada por una conformidad que sabe a derrota. Hechos: Martín (Hache) venció en la taquilla argentina al reestreno de El imperio contraataca. Cecilia Roth ganó un Goya (versión española del Oscar) interpretativo y el filme recibió otras tres nominaciones. En el Festival de Cine de La Habana (Cuba) y en San Sebastián (España) venció en las categorías de película y director. Esta extraordinaria producción se estrena formalmente mañana en Panamá.
Francisco Marinero, Metrópoli, El Mundo.
Un chico es rechazado por su novia en la discoteca de Buenos Aires donde toca la guitarra con un grupo. Se sobredroga para aliviar el dolor y cae en escena. El supuesto intento de suicidio hace que se recurra a su padre, maduro guionista y director de cine, argentino afincado en España. Martín padre trae a Martín hijo (Hache) para que viva, sobreviva, con él en Madrid.
Martín (Hache) está protagonizada por Martín padre, siendo el hijo tanto testigo de sus relaciones con su pareja, una montadora, y con un íntimo amigo de ambos, un actor, como depositario de las reflexiones y lecciones de los tres. Esa relegación del chico en situación crítica a un papel más bien pasivo refleja la decisión de Adolfo Aristaráin de evitar el melodrama fácil: el suicidio frustrado o el accidente manifiesta, por supuesto, la zozobra de un joven en un momento decisivo, pero fundamentalmente cumple la función de permitirle, y permitirnos, conocer a los restantes personajes.
Caso insólito en el cine español (a Aristaráin se le puede considerar español), Martín (Hache) es una película de diálogos, pero nada teatral, en la que el director mantiene el estilo antirretórico de sus películas policíacas. Obra madura sobre personajes maduros y rebeldes que tratan de enseñar a vivir a un joven, a encauzar su propia rebeldía, cada uno a su manera, su tema es la reflexión sobre las emociones: el amor (de pareja y de padre e hijo) y la amistad.
Aún más insólita en apariencia, pero recurrente en la filmografía de Aristaráin, arriesgada y positiva, es la opción por un protagonista hermético, si no de palabra sí de comportamiento. Aristaráin y Luppi retratan a la perfección a este padre, amante y amigo que se niega a sí mismo la debilidad de mostrar sus afectos, un hombre íntegro y amargado que no puede retener a su lado a las personas a las que quiere. Al igual que no propone soluciones a la dificultad de vivir de sus personajes, Aristaráin apenas propone incidentes novelescos para hacer avanzar la acción: que ésta sea el gesto y las palabras de los actores y consiga ser emocionante es la gran cualidad del filme.
Realista, con el alcohol y la droga presentes como medidas estimulantes o paliativas, con las referencias al contexto sociopolítico estrictamente necesarias para una completa inteligibilidad, la historia de amor y amistad tiene cuatro personajes creíbles, bien creados e interpretados por Luppi, Roth (la figura más desamparada), Poncela (la más patética) y Diego Botto (la más esperanzada).
http://www.criticaliberal.cl/cult30501.htm
Para quienes, a estas alturas del año, no hayan visto esta película dejarla pasar puede ser un verdadero crimen. Porque, incluso, bien vale la pena verla de nuevo, antes que sea retirada de los multicines y relegada a las salas de culto.
Esta, una producción argentina con acento español, es una obra que aborda con maestría los problemas padre - hijo, la búsqueda de respuestas sobre la existencia en quienes inician su vida y aquellos que comienzan a cerrarla, el desarraigo y el universalismo de estos días, etc. Pero, si quizá con mayor realismo, retrate la dureza y la maravilla de la incertidumbre de nuestra época.
Dureza porque, evidentemente, a todos nos gustaría vivir una existencia en donde las cosas funcionaran de la manera adecuada. Si hemos construido microondas, y otros tantos artefactos, que se comportan conforme a su manual de instrucciones ¿por qué se nos escapa el manejo de la vida?. Así mientras Martín Echanique, el padre, Director de cine retirado, autoexiliado en Madrid y ensimismado en su propia vida, vive hasta con orgullo su desencanto ideológico y frustración profesional; Hache, su hijo, divaga como todo adolescente en búsqueda de una identidad, una familia y un porvenir.
Así los personajes principales de esta historia se encuentran tan cerca y tan lejos, en las puntas de un camino que es sólo retorno. La incertidumbre de la que son presa padre e hijo les duele, los desalienta frente a los desafíos de la vida. El miedo del padre por un supuesto ánimo suicida de su hijo no es sino expresión de su propio temor, lo cierto es que Hache está tan desorientado, que ni siquiera es capaz de levantar una actitud crítica o rebelde, simplemente, no sabe por qué, existe y mira pasar las horas.
Es que los hombres de este cambio de siglo, reaccionarios comparados a los luchadores emblemáticos que eran nuestros antepasados, lo queremos todo fácil. No sólo en cuanto a las comodidades de la vida cotidiana sino, además, en que otros adopten las decisiones por nosotros. Así no sólo trabajamos menos sino que además podemos culpar a otros de los errores en la toma de decisiones. Por ello el sistema, el Gobierno, la sociedad, las gentes, los otros, son imprescindibles para responsabilizarlos por lo funesto de nuestras vidas. Pareciera que una vez conseguida la libertad se transforma, no para pocos, en un pesado yugo. Es mucha la responsabilidad de decidir por sí mismos.
Pero si no fuera por la incertidumbre las cosas también serían demasiado pesadas para nuestros frágiles hombros. A la larga, querámoslo o no, anhelamos la libertad, la necesitamos, aunque no sepamos que hacer con ella. La incertidumbre es una maravilla, lo que pasa es que los hombres de nuestro tiempo no sabemos valorarla como corresponde y transformarla en lo que es: un cúmulo de oportunidades.
Martín (Hache), es un película que, ciertamente, no resuelve esta disyuntiva, pero si logra reflejarla con notable estilo.
Si se quiere ver un relato actual, vívido, nuestro, sencillo y profundo acérquese de urgencia a la sala de cine más cercana y disfrútela. No encontrará respuestas, después de todos en este mundo quien las tiene. Pero de seguro recogerá un pedazo palpitante de nuestro existir.
Opinión personal.
Una película con moral y moraleja. Si bien es cierto que Martín Hache no es un belleza audiovisual, hay que reconocer que es una belleza en cuanto a contenido. Adolfo Aristaráin ha sabido trasmitir a través de diálogos la compleja personalidad de cada uno de los personajes de la historia. Ha llevado a cabo una temática que siempre estará presente y que preocupará a muchas generaciones. Las drogas es el tema tratado con más picardía ya que en el fondo no pretende incitar a su uso pero tampoco intenta evitar su consumo. Su mensaje es el de saber usarlas. Y saber usar todo, cualquier cosa, porque cualquier cosa en exceso, o en defecto, puede matar.
Son cuatro personas totalmente diferentes que se mueven en un mismo ambiente, el cual es bastante cerrado. Personas que tratan de relacionarse de alguna manera pero no logran conseguirlos. Personas que de algún modo están algo perdidas y quieren encontrar su camino.
La actuación de los cuatro es realmente magnífica, en especial la interpretación la Cecilia Roth. Ella es la que mueve sentimentalmente la película, la que muestra como es realmente. Sabe lo que tiene pero está completamente perdida.
Juan Diego Botto, Federico Luppi y Eusebio Poncela hacen también una gran interpretación. Se meten tan adentro de sus papeles que podríamos creer que la historia es una grabación de lo que ha pasado en la vida real, contando problemas y situaciones tan actuales entonces como ahora.
En definitiva, una buena película en cuanto a contenido, ya que audiovisualmente no destaca. Hace qué pensar, hace recapacitar sobre nuestras propias actitudes y aconseja sobre cómo deberíamos actuar.
Análisis de un filme
Martín Hache
27
Análisis Fílmico
Martín (Hache)
Descargar
Enviado por: | Bry |
Idioma: | castellano |
País: | España |