Las formas de la delincuencia son variadas y han ido cambiando en gran medida según los periodos de la historia y los tipos de sociedad. Actualmente se observa un desarrollo general de formas de delincuencia organizada basadas en el modelo de la mafia siciliana o de la camorra napolitana, dedicadas principalmente al tráfico de drogas y de materias nucleares (especialmente en Rusia) facilitado por la evolución de los medios de comunicación.
Los países occidentales tienen actualmente formas comunes de delincuencia, tanto en su frecuencia como en el tipo de infracciones. El término genérico de delincuencia abarca varios tipos básicos de comportamiento delictivo con criterios combinables: sin pretender ser exhaustivos, puede citarse la delincuencia cotidiana o delincuencia menor, la delincuencia juvenil, la delincuencia por imprudencia, el crimen organizado, la delincuencia económica y financiera, los atentados a personas, que comprenden básicamente los abusos sexuales, los atentados a las normas y al orden público y, finalmente, el terrorismo. Cada una de estas categorías presenta características propias, aunque a largo plazo se observa un crecimiento de la delincuencia económica y financiera y de la delincuencia cotidiana con atentados a bienes y a personas, generalmente de gravedad limitada
La Desigualdad social
Es la distribución desigual de oportunidades y recursos dentro de una misma sociedad o entre sociedades. En ambos casos, las oportunidades y recursos han sido históricamente desiguales y la igualdad social ha sido uno de los principales objetivos desde los albores de la civilización. Los científicos sociales de la era moderna han ideado unos indicadores para medir la desigualdad en los principales sectores de la vida como la mortalidad, la morbilidad, los ingresos, la riqueza y últimamente también la felicidad o la satisfacción con la calidad de vida.
Los orígenes históricos de la desigualdad social se encuentran en las situaciones generadas por las conquistas. Parece que los sistemas de castas en la India se han desarrollado como resultado de la invasión de los pueblos arios del noroeste y la diferenciación étnica de los nativos. Este sistema de castas ostenta el récord más prolongado de derecho institucionalizado de desigualdad aún vigente.
Otros tipos de desigualdad social son la existente entre razas, entre sexos (sexismo), la desigualdad de clase social (endémica en los países desarrollados) y la derivada del desarrollo económico (en el sentido de dominio del hombre sobre la naturaleza) que separa a los países más desarrollados de lo que se suele denominar Tercer Mundo.
La UNESCO publica cada año los índices de calidad de vida de los países más desarrollados. Hay que destacar que estos índices no están necesariamente vinculados al producto nacional bruto (PNB) ni a la renta per cápita.
Los ingresos son un concepto básico de desigualdad social. En los países desarrollados, en la medida en que domina el mercado, se produce un alto grado de desigualdad. En los Estados del bienestar se tiende a fomentar la igualdad, pero como la redistribución económica abarca por lo general sólo el 20% de la renta total, la distribución neta sigue siendo muy desigual. Por ello, la tendencia en los países capitalistas en las dos últimas décadas ha sido hacia una mayor desigualdad, siendo los países más solidarios en este sentido Suecia, Dinamarca y Austria. También existen otros tipos de desigualdad social. Las estadísticas de salud, mortalidad, vivienda, educación y bienestar muestran una marcada desigualdad entre clases, grupos y minorías étnicas, a pesar de que los movimientos hacia una mayor igualdad varían entre países y sectores sociales.