Música
Ludwig van Beethoven
Su época
Ludwig van Beethoven fue un compositor del clasicismo. El clasicismo es el lenguaje musical desarrollado por Haydn, Mozart y Beethoven, que se caracteriza por un perfecto equilibrio entre forma y contenido musical. El término clásico se aplica a la música de Haydn y Mozart incluso desde los últimos años del siglo XVIII. Poco después de la muerte de Mozart en 1791, se observó que sus óperas, conciertos, cuartetos y otras obras podían escucharse una y otra vez sin que llegaran a cansar. Incluso antes de 1800 se reconocía ya que las obras de Mozart serían objeto de un estudio continuado. Durante el clasicismo, el objetivo era la universalidad del lenguaje musical, tal como dijo el teórico Quantz: "…Una música que es aceptada y reconocida como buena no sólo por un país… sino por muchos pueblos… debe, dado que se basa tanto en la razón como en el sentimiento del sonido, ir más allá de toda discusión y ser considerada la mejor". Si bien el estilo clásico trascendió de forma efectiva los límites nacionales, sus más célebres exponentes estaban asociados al nombre de la ciudad de Viena.
Esta música es el reflejo de la emergencia de la clase media a una posición de influencia durante el Siglo de las Luces. La filosofía, la ciencia, la literatura y las bellas artes comenzaron entonces a tener en cuenta al público general, en lugar de solo a un selecto grupo de expertos. La música se vio afectada de un modo similar y nacieron los mecenazgos y el público musical moderno. Las aptitudes complementarias del conocimiento y el buen gusto eran cualidades de la música de Mozart.
Uno de los estilos más influyentes a partir de la década de 1720 fue el rococó cultivado principalmente en Francia. El llamado estilo expresivo surgió algo más tarde, y estuvo básicamente asociado a los compositores alemanes. Ambos estilos se desarrollaron a partir de la práctica difundida en el barroco de poner el mayor interés melódico en las voces exteriores. La importancia de la voz del bajo disminuyó de forma radical, dado que su papel quedó relegado al de mero soporte de la línea melódica principal en la voz superior. Rococó fue un término utilizado, en un principio, para designar los elaborados ornamentos de decoración e interiorismo cultivados en Francia durante el periodo de la Regencia. En la música, el estilo del rococó siguió perteneciendo a la aristocracia, mientras que el estilo expresivo lo era esencialmente de la clase media, transformando los afectos del barroco en sentimientos individuales. Ambos lenguajes fueron absorbidos más adelante dentro del estilo clásico.
Los cambios en el lenguaje musical se centraron en los nuevos enfoques de la melodía y la armonía. Durante el periodo del barroco el carácter básico de un movimiento siempre era consistente. Tenía un único tema declarado al comienzo, y luego, en lugar de la cadencia habitual era desarrollado y articulado por medio de la repetición secuencial de frases. Los compositores preclásicos mantuvieron la estructura basada en tonalidades relativas, pero comenzaron a introducir un grado mucho mayor de contraste dentro de los movimientos. El material melódico a menudo se basaba en acordes y se caracterizaba por una renovada simplicidad. El ritmo armónico se hizo más lento: las progresiones convencionales a menudo soportaban una gran actividad dentro de la estructura.
El periodo del clasicismo fue testigo de un cambio radical en el papel de los instrumentos de teclado, a medida que iba desapareciendo de forma gradual la función del bajo continuo. Un hecho simbólico fue la decadencia de la sonata a trío, una de las formas instrumentales básicas del barroco. Ello dio pie al cuarteto de cuerda, cuya espectacular difusión fue uno los mayores logros de Haydn.
En la primera mitad del siglo XVIII surgió la sonata para solista, que luego llegó a conquistar la importante posición que aún conserva.
Italia era una fuerza vital en el periodo del clasicismo y fue allí donde brotaron las primeras semillas para el desarrollo de la sinfonía. La obertura de ópera se estableció en Italia alrededor de 1700 pero no fue hasta mucho más tarde cuando sus tres secciones fueron separadas del teatro para ser interpretadas aparte. Sin embargo, pronto se impuso el predominio alemán en ese campo.
En el terreno de la ópera, el surgimiento de la comedia demostró su importante influencia a lo largo del siglo. Los intermedios cómicos, que se representaban entre los actos de las óperas serias, introdujeron personajes insólitos y pequeñas conspiraciones extraídas de las situaciones de la vida real. El género comenzó a adquirir una enorme influencia, que no perdió hasta las tres colaboraciones de Mozart con el libretista Lorenzo da Ponte: Las bodas de Fígaro (1786), Don Giovanni (1787), y Così fan Tutte (1790).
Su vida
Ludwig van Beethoven fue un compositor alemán y es considerado uno de los más grandes de la cultura occidental.
Nació en Bonn el 16 de diciembre de 1770 hijo de Johann van Beethoven y María Magdalena Keverich. Su familia vivía de una manera normal, como cualquier familia de la burguesía flamenca. Eran campesinos renanos y con dos generaciones de músicos, las inmediatamente anteriores a Ludwig. En la genealogía de la familia Beethoven podría existir una relación de antepasados españoles, debido a la ocupación de los Países Bajos por España, y concretamente de los distritos católicos de los que procedía la familia.
Beethoven recibió el nombre de Ludwig en honor a su abuelo, que fue maestro de capilla y padrino en su bautizo. Por aquel entonces corrieron rumores que decían que Beethoven era hijo ilegítimo de Federico II.
El padre de Ludwig, Johann Beethoven, era a su vez hijo de Louis van Beethoven, conocido como “El viejo” músico de origen holandés muy respetado y de gran prestigio, y que disfrutaba de una posición social y económica respetable y desahogada, que fue nombrado “kapellmeister” (maestro de capilla). Johann sirvió de eslabón entre el abuelo y Ludwig. Johann comenzó su carrera como niño cantor a los doce años en la capilla del Elector. Después se enamoró de una joven llamada María Magdalena, pero cuando insistió en casarse con ella, su padre Louis “El viejo” se opuso rotundamente puesto que se sentía perteneciente a otra esfera social. Este sentimiento fue heredado por Ludwig. Finalmente “El viejo” consintió el matrimonio.
El 24 de diciembre de 1773 cuando Ludwig contaba solo con tres años, murió repentinamente su abuelo Louis, y a partir de ese momento las cosas no irían demasiado bien para la familia Beethoven. Su madre, María Magdalena Keverich, murió en 1787, con solo 41 años, a causa de una tuberculosis. Johann, su marido, tras la muerte de su padre Louis, había comenzado a beber, y se gastaba el poco dinero que conseguía en alcohol, dejando a su familia abandonada y en la miseria. Esto hizo que la infancia de Ludwig y sus hermanos no fuera muy agradable.
Existe una gran confusión con la partida de nacimiento de Ludwig van Beethoven, pues en abril de 1769, un año antes que él, había nacido otro de sus hermanos, al que pusieron ese mismo nombre. El niño sólo vivió seis días, pero quedó registrado. Cuando al año siguiente nació Ludwig, al ser bautizado con idéntico nombre, se produjo esa gran confusión en los archivos.
Beethoven se formó en un ambiente propicio para el desarrollo de sus facultades aunque excesivamente rígido. Sus primeros brotes de talento musical fueron dirigidos de forma tiránica por la disciplina de su padre, que era tenor en la capilla de la corte. Dio su primer concierto con solo ocho años. Desde ese momento, su padre decidió que empezara a recibir lecciones de diferentes maestros en varias disciplinas musicales.
A partir de entonces comenzó a recibir lecciones de música de un profesor llamado Van Den Eeden, organista de la corte y viejo amigo del abuelo de Ludwig. Aquellas clases no duraron mucho, pues al parecer el anciano profesor era bastante inútil, y el niño consideraba esta situación como una pérdida de tiempo.
Su padre le buscó otro profesor, y en 1779 recibió lecciones de Tobías Pfeiffer, músico ilustre muy pícaro, que pronto hizo amistad con el padre de Ludwig ya que ambos salían juntos por las noches y frecuentaban las mismas tabernas.
Simultáneamente, empezó a recibir también clases de otro músico, Christian G. Neefe; éste y Pfeiffer maltrataban a Ludwig sacándole en ocasiones de la cama y obligándole a tocar el piano durante toda la noche; pero el niño, pese a ello, no les guardó rencor. Por suerte Pfeiffer sólo vivió un año en Bonn, donde ya no lo toleraban.
En 1890, Franz Rovatini, primo de Ludwig, le dio clases de violín y viola, estudios que alternaba con el colegio. Beethoven estaba sobrecargado de trabajo, y como además, estaba mal alimentado, no descansaba ni comía lo suficiente para un niño de su edad.
En 1891, Ludwig deja definitivamente el colegio para dedicarse en exclusiva a la música. En 1783 ya estaba preparado para acceder a puestos remunerados y en 1784 se le nombra ayudante del organista de la corte. En 1789 Beethoven comenzó a trabajar como músico de la corte para mantener a su familia.
En Viena, por entonces capital mundial de la música, fue donde el gigantesco talento del genial músico alemán creció y se desarrolló. Allí se entrevistó con Mozart para que fuera su maestro, y éste le pidió que improvisara alguna obra para él. Mozart pensó que la interpretación estaba preparada para sorprenderle y le dirigió unas escasas palabras de elogio. Ludwig, al darse cuenta de ello, pidió a Mozart que le indicara algún tema para interpretar sobre él, y entonces fue cuando el joven pianista de 16 años
consiguió impresionar al genio de Salzburgo, quien se dirigió a la habitación continua, donde se encontraban algunos amigos escuchando y dijo: “No le perdáis de vista; un día logrará que todo el mundo hable de él”
Beethoven recibe lecciones de Haydn el cual comienza a impartirle clases por un precio casi simbólico, ya que deseaba ayudarle, pero Ludwig opina que Haydn es demasiado descuidado y se niega a que lo consideren su alumno.
Fueron varios los amores de Beethoven, entre ellos, Giulietta Giucciardi, condesa de dieciséis años, alumna de Beethoven, que fue un amor tormentoso a la que dedicó la sonata “Claro de Luna”.
En Viena, Beethoven deslumbró a la aristocracia con sus improvisaciones pianísticas, a la vez que llegó a acuerdos bastante beneficiosos con los editores de música de la ciudad. El creciente mercado de publicaciones musicales le permitió trabajar como compositor independiente, algo que Mozart intentó en la década anterior sin conseguirlo.
En la primera década del siglo XIX Beethoven renunció al estilo local, de estructuras débiles, y a partir del legado de Haydn y Mozart, creó un nuevo lenguaje. Aunque afirmaba "no haber aprendido nada de Haydn", e incluso llegó a buscar un maestro complementario como fue el compositor vienés Johann Georg Albrechtsberger, Beethoven asimiló enseguida el clasicismo vienés en todos los géneros instrumentales: sinfonía, concierto, cuarteto de cuerda y sonata. La mayoría de las obras que hoy se interpretan las compuso durante los años transcurridos entre la Sinfonía nº 3 en mi bemol mayor, opus 55 (Heroica, comenzada en 1803 y estrenada en 1805), y la Sinfonía nº 8 en fa mayor, opus 93 (1812), periodo denominado como su 'década heroica'.
La fama de Beethoven alcanzó su punto culminante durante estos años pero la pérdida creciente de la capacidad auditiva que comenzó a notar en 1798, lo hizo aislarse de la sociedad. Comenzó entonces a cambiar de domicilio con frecuencia. Durante el verano vivía en las afueras de Viena, y en invierno regresaba a la ciudad. En 1802 expresó el profundo sufrimiento que le causaba su progresiva sordera en el famoso Testamento de Heiligenstadt, un documento dirigido a sus dos hermanos y a la sociedad en general. Las excentricidades del músico aumentaron a partir del año 1805. Sus conciertos en público eran contados y en el año 1814 ofreció el último.
A pesar de los rumores que circulaban entre las personas cercanas a él sobre sus repetidos enamoramientos, Beethoven siempre elegía a mujeres inaccesibles que pertenecían a la aristocracia, estaban casadas, o las dos cosas a la vez. En la carta dirigida a su 'amada inmortal' (que se supone nunca llegó a enviar y está fechada en el año 1812), expresa sus sentimientos hacia la única mujer que debió corresponderle. El misterio de la identidad de esta mujer se resolvió en 1977 gracias al musicólogo estadounidense Maynard Solomon. Se trataba de Antonie Brentano, esposa de un mercader de Frankfurt y madre de cuatro hijos. Su sentido ético y el miedo al matrimonio, hicieron que Beethoven huyera de esta relación, a pesar de los conflictos emocionales que le causó.
En 1815, tras la muerte de su hermano mayor, Casper Carl, Beethoven empleó todas sus energías en un pleito contra su cuñada por la custodia del hijo de nueve años de aquel, Karl. En un principio la madre obtuvo el favor del tribunal, pero la intervención en 1820 del archiduque Rodolfo, el protector más poderoso del músico, hizo que ganara el juicio. Beethoven no actuaba como un padre ideal y los roces y discusiones surgidos entre ellos desembocaron en 1826 en un intento de suicidio por parte de Karl.
En 1818 Beethoven, ya sordo por completo, tuvo que utilizar 'libros de conversación' en donde la gente escribía sus notas y observaciones para que el compositor los entendiera. Renegó de todo el mundo menos de un pequeño y cerrado círculo de amigos. Exceptuando los estrenos de la Sinfonía nº 9 en re menor, opus 125 y partes de la Missa solemnis en re mayor, opus 123 en 1824, su música siguió interesando únicamente a un reducido grupo de expertos. A pesar de todo, ya había alcanzado un gran prestigio y en su lecho de muerte recibió todo tipo de muestras de simpatía. Murió en Viena el 26 de marzo de 1827; miles de personas asistieron a su funeral.
Sus obras
L
as obras más importantes de Beethoven se pueden resumir en 9 sinfonías, 7 conciertos (5 para piano, uno para violín y un triple concierto para piano, violonchelo y violín), 16 cuartetos de cuerda, 32 sonatas para piano, 10 sonatas para violín y piano, 5 sonatas para violonchelo y piano, una ópera, Fidelio, 2 misas y la Misa Solemne, opus 123, varias oberturas y numerosas variaciones para piano. Se le ha considerado como el puente hacia el romanticismo, y su producción musical está dividida en tres periodos. Actualmente, los expertos lo consideran como el último representante de la escuela vienesa clásica, que en lugar de seguir la corriente romántica se dedicó a desarrollar la música que le habían legado Mozart y Haydn. Tras su llegada a Viena, Beethoven alternó las composiciones basadas en modelos clásicos, como su Cuarteto para cuerda en la mayor opus 18 nº 5 (1800, en el que tomó como patrón el Cuarteto de Mozart K. 464, cuarteto nº 18 en la mayor), con las inspiradas en estructuras italianas más imprecisas, como ocurre en la conocida canción Adelaide (1795).
A pesar de la fuerza de sus composiciones en la década que transcurre entre 1802 y 1812, musicalmente representan el desarrollo de las formas empleadas por Mozart y Haydn. Esto se aprecia en obras de una envergadura sin precedente como la Sinfonía nº 3 en mi bemol mayor, opus 55 (Heroica) y el Concierto para piano en mi bemol mayor, opus 73 nº 5 (Emperador, 1809), o en composiciones de estructura compleja como la Sinfonía nº 5 en do menor, opus 67 (1808), y la Sonata para piano nº 23 en fa menor opus 57 (Appassionata, 1805). En estas obras demostró que con su estilo, basado en una temática del todo nueva y en armonías opuestas que utilizaban notas contrarias, podía crear música dotada de una fuerza y expresividad muy importantes.
Las obras posteriores a 1812, como la colección de canciones opus 98 An die ferne Geliebte, del año 1816, y las Sonata para piano en la mayor opus 101, de 1817, experimentaron nuevos matices y desarrollaron las estructuras musicales que el compositor utilizaba en la década de 1790. Este grupo de obras cíclicas y de final abierto respondía a la influencia de una nueva generación de compositores románticos
En 1818 Beethoven retomó las estructuras cerradas de su época heroica con la Sonata para piano en si bemol mayor opus 106 (Hammerklavier), obra de una extensión y dificultad sin precedentes que ha hecho estragos entre los intérpretes desde su época hasta nuestros días.
Las composiciones del último periodo, en vez de formar grupos y colecciones, están marcadas por una individualidad que muchos compositores posteriores han intentado imitar sin conseguirlo. En la Sinfonía nº 9 en re menor, opus 125 y la Missa solemnis en re mayor, opus 129 plasmó un punto de vista idealizado de la humanidad, basado más en el movimiento ilustrado que en la doctrina católica romana, los resultados artísticos son aún más convincentes que las elevadas ideas que contiene su única ópera, Fidelio (1814).
El estilo personal de sus últimos años originó los 5 cuartetos para cuerda compuestos entre 1824 y 1826, los dos últimos por iniciativa propia. En estas obras, Beethoven realiza una síntesis entre el estilo popular y el académico, entre lo festivo y lo sublime. En su época se consideraron demasiado avanzadas, incluso inaccesibles, pero con el paso del tiempo se han convertido en una pieza clave de la música universal.
La costumbre de tomar apuntes sobre sus composiciones mientras trabajaba en ellas aumentó con el paso del tiempo. Los más de siete mil borradores que escribió en trozos de papel y pequeños cuadernos mientras viajaba, así como los libros de notas que confeccionaba en su casa forman parte de uno de los más importantes legados en la historia de la música occidental.
Aquí contrasta la información de las dos fuentes, ya que en una de ellas (http:// alcazaba.unex.es/-pvega/Beetho.html ) Beethoven llegó a entrar en contacto con Mozart, mientras que en la otra ( Enciclopedia Microsoft Encarta´99 ) se afirma que se piensa en la idea de que éste imparta clases a Ludwig, pero que esta idea no es llevada a cavo debido a la muerte del músico.
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Enviado por: | Trinity |
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