Filosofía


Los orígenes del totalitarismo; Hannah Arendt

HANNAH ARENDT

Los orígenes del totalitarismo”

Capítulo XIII: “Ideología y terror. Una nueva forma de gobierno”

I. EL TOTALITARISMO. SU NOVEDAD

El totalitarismo aparece como una nueva forma de gobierno. Arendt parte de la siguiente pregunta: ¿El totalitarismo es algo nuevo o no? La respuesta es que sí, es algo nuevo.

II. LAS LEYES DE LA NATURALEZA Y DE LA HISTORIA. LA LEGALIDAD TOTALITARIA.

El totalitarismo desafía a todas las leyes positivas, pero no opera sin la guía e la ley ni es arbitraria porque afirma que obedece estrictamente a aquellas leyes de la naturaleza de la historia de la que supuestamente preceden todas las leyes positivas.

La dominación totalitaria lejos de ser ilegal se remonta a las fuentes de la autoridad de las que las leyes positivas reciben su legitimación última, que, lejos de ser arbitraria, es más obediente que esas fuerzas suprahumanas de la que cualquier gobierno lo fue antes y que, lejos de manejar su poder en manos de un solo hombre, están dispuestos a sacrificar los intereses inmediatos de cualquiera a la ejecución de lo que considera ser la Ley de la Historia o ley de la Naturaleza.

La ilegalidad totalitaria pretende haber encontrado un camino para establecer la justicia en la tierra, ley natural que gobierna a todo universo o ley divina revelada en la historia humana, o costumbres y tradiciones que expresan la ley común a los sentimientos de todos los hombres.

III. LA RUPTURA CON EL CONSENSUS IURIS

Aplica directamente la ley a la humanidad si preocuparse del comportamiento de los hombres.

La política totalitaria cree que puede imponerse sin ningún consensus iuris y lo puede hacer porque promete liberar a la realización de la ley de toda acción y voluntarismo; y promete la justicia en la tierra porque hacer en la humanidad la misma encarnación de la ley.

IV. EL HOMRE COMO ENCARNACION DE LA LEY

La Naturaleza o Divinidad, como fuente de autoridad para las leyes positivas, eran consideradas permanentes y eternas; las leyes positivas eran cambiantes y cambiables según las circunstancias, pero poseían una relativa permanencia en comparación con las acciones humanas más rápidamente cambiables; y derivaban esta permanencia de la eterna presencia de su fuente de autoridad. Por eso las leyes positivas son primariamente concebidas par funcionar como factores estabilizadores de los cambiantes movimientos de los hombres.

V. LAS LEYES DEL MOVIMIENTO

En la interpretación del totalitarismo todas las leyes se convierten en leyes de movimiento (evolución del hombre)

El termino “ley” cambia de significado, de expresar el marco de estabilidad dentro del cual pueden tener lugar las acciones y movimientos humanos, se convierte en expresión del movimiento.

VI. EL TERROR TOTAL ESCENCIA DEL GOBIERNO TOTALITARIO

En el gobierno totalitario el ius naturale es ocupado por el terror total, concebido para traducir a la realidad le ley del movimiento de la Historia o de la Naturaleza.

El terror se convierte en total cuando se torna independiente de toda oposición, domina de forma suprema cuando nadie se impone en su camino. Sí la legalidad es la esencia del gobierno no tiránico y la ilegalidad es la esencia de la tiranía, entonces el terror es la esencia de la dominación totalitaria.

El terror es la realización de la ley de movimiento, su objetivo principal es hacer posible que la fuerza de la Naturaleza a la Historia corra libremente a través de la Humanidad sin tropezar con ninguna acción espontánea. Como tal, el terror trata de “estabilizar” a los hombres para liberar a las fuerzas de la Naturaleza o de la Historia. En este movimiento el que singulariza a los enemigo de la Humanidad contra los cuales se permite desencadenarse el terror, y no puede permitirse que ninguna acción u oposición libre puedan obstaculizar la eliminación del “enemigo objetivo” de la Naturaleza o de la Historia.

El terror es legalidad si la ley es la ley del movimiento de alguna fuerza supranatural, la Naturaleza o la Historia.

El terror como ejecución de la ley de un movimiento cuyo objeto ultimo no es el del bienestar de los hombres o el inertes de un solo hombre, sino la fabricación en la Humanidad, elimina a los individuos en favor de la especie, sacrifica a las “partes” en favor del ”todo”. La fuerza supranatural de la Naturaleza o la Historia tiene su propio comienzo y final, de forma tal que solo puede ser obstaculizada por el nuevo comienzo y el final individual que supone realmente la vida de cada individuo.

VII. EL ANILLO DE HIERRO

En el gobierno constitucional las leyes positivas están para erigir fronteras y establecer canales de comunicación entre hombres cuya comunidad resulta constantemente amenazada por los nuevos hombre que nacen en ella. Con cada nuevo nacimiento nace un nuevo comienzo, surge a la existencia potencialmente un nuevo mundo. La estabilidad de las leyes corresponde al constante movimiento de todos los asuntos humanos (movimiento que nunca puede tener final mientras que los hombres nazcan y mueran). Las leyes cercan a cada nuevo comienzo y, al mismo tiempo aseguran su libertad de movimiento, la potencialidad de algo nuevo e imprevisible; las leyes políticas garantizan la preexisencia de un mundo común, la realidad de una comunidad que trasciende el espacio de la vida individual de cada generación, absorbe todas los nuevos orígenes y se nutre de ellos.

El terror total reelmplaza las fronteras y los canales de comunicación entre individuos con un anillo de hierro que los mantiene estrechamente unidos como si su pluralidad se hubiese fundido en un hombre de dimensiones gigantescas. abolir las barreras de las leyes entre los hombres (como hace la tiranía) significa arrebatar el libre albedrio y destruir la libertad como una realidad política viva, porque el espacio entre loa hombres, tal como se halla delimitado por las leyes, es el espacio de la libertad.

Presionando a los hombres unos con otros, el terror total destruye el espacio entre ellos.

El gobierno totalitario destruye el único prerrequisito esencial de todas las libertades, la capacidad de movimiento que no puede existir sin espacio.

El terror total es la esencia del gobierno totalitario. se supone que proporciona a las fuerzas de la Naturaleza o de la Historia un instrumento incomparable para acelerar el movimiento. este movimiento, actuando según su propia ley, no puede ser obstaculizado; eventualmente, su fuerza demostrará ser más poderosa que las más potentes fuerzas engendradas por las acciones y voluntades de los hombres. pero puede ser rastreada por la libertad del hombre, porque este libertad se identifica con el hecho de que los hombres hayan nacido y que por eso, cada uno de ellos es un nuevo comienzo (comienza de nuevo, en un sentido, el mundo).

Desde el punto de vista totalitario, el hecho de que los hombres nazcan y mueran solo pude ser considerado como una molesta inferencia en fuerzas mas elevadas. por eso el terror tiene que eliminar del proceso no solo la libertad en cualquier sentido especifico, sino la misma fuente de la libertad que procede del hecho del nacimiento del hombre y reside en su capacidad lograr un nuevo comienzo. en el anillo férreo del terror, que destruye la pluralidad de los hombre s hace de ellos “el Único” que actuará infaliblemente como si él mismo fuese parte del curso de la Historia o de la Naturaleza, se ha hallado un recurso no solo para liberar las fuerzas históricas o naturales, sino para acelerarlas hasta una velocidad que jamás alcanzarían por si mismas.

La legalidad impone limitaciones a las acciones, pero no las inspira.

VIII. EL TERROR COM SUSTITUCION DE LA ACCION

Bajo las condiciones donde cabe apoyarse completamente en el terror para mantener el movimiento en marcha constante, no se precisaría ningún principio de acción separado de su esencia. sin embargo, mientas que la dominación totalitaria no haya conquistado la tierra y convertido con su férreo anillo del terror a cada hombre individual en una parte dela Humanidad, el terror en su doble función como esencia del gobierno y como principio, no solo de acción, son de movimiento, no puede ser completamente realizado.

Bajo las condiciones del terror total no siquiera el terror puede ser ya necesitado como indicador de la forma de comportarse, porque el terror escoge sus victimas sin referencia a acciones o pensamientos individuales, exclusivamente de acuerdo a las necesidades objetivas de los procesos naturales o históricos. Bajo las condiciones totalitarias el terror se halla probablemente mas difundido que antes; pero el terror ha perdido su utilidad practica cuando las acciones guiadas por él no pueden ya contribuir a evitar los peligros que el hombre teme.

El propósito de la educación totalitaria nunca ha sido infundir convicciones, sino destruir la capacidad para formar alguna. Lo que la dominación totalitaria necesita para guiar el comportamiento de sus súbditos es una preparación que los haga igualmente aptos para el papel de ejecutor como para el de victima. Esta doble preparación, sustitutiva del principio de acción es la ideología.

IX. LA IDEOLOGIA COMO PROCESO LOGICO

Las ideologías (-ismos que para satisfacción de sus seguidores pueden explicar todo y cualquier hecho, deduciéndolo de una sola premisa) son conocidas por su carácter científico: combinan el enfoque científico con resultados de relevancia filosófica y pretende ser filosofía científica.

Las “ideas” de los ismos nunca constituyen el objeto de la ideología, y el sufijo –logía jamás denota simplemente un cuerpo de declaraciones científicas.

Una ideología, como su nombre lo indica, es la lógica de una idea. Su objeto es la Historia la que se aplica la “idea”; el resultado de esta aplicación no es un cuerpo de declaraciones acerca de algo que “es”, sino el despliegue de un proceso que se halla en constante cambio.

Las ideologías son históricas, se preocupan del devenir y del del perecer, de la elevación y la caída de las culturas.

La “idea” se ha convertido en un instrumento de explicación. Lo que hace encajara la “idea” en su nuevo papel es su propia lógica, es decir, un movimiento que es consecuencia de la misma idea.

Las ideologías suponen siempre que basta una idea para explicar todo el desarrollo de la premisa que ninguna experiencia puede enseñar nada; porque tofo se halla comprendido en este proceso consistente de deducción lógica.

Las ideologías del siglo XIX no son en si mismas totalitarias, y aunque el racismo o en comunismo se convirtieron en las ideologías decisivas del siglo XX, no eran en principio, “mas totalitarias” que las demás, si llegaron a serlo fue porque los elementos empíricos sobre los que se hallaban originariamente basados resultaron ser políticamente más importantes que lo de las demás ideologías.

Todas las ideologías contienen elementos totalitarios, pero éstos solo se encuentran desarrollados por los movimientos totalitarios y ello crea la impresión engañosa de que solo el racismo y el comunismo son totalitarios en su carácter. La verdadera naturaleza de todas las ideologías estaba revelada solo en el papel que la ideología desempeña en el aparto de dominación totalitaria.

X. CARACTERISTICAS DE LA IDEOLOGIA

1. Reivindicación de una explicación total.

Las ideologías se hallan siempre orientadas hacia la Historia. Las reivindicaciones de explicación total prometen explicar todo el acontecer histórico, la explicación total del pasado, el conocimiento total del presente y la fiable predicción del futuro

2. El pensamiento ideológico se tora independiente de toda experiencia. Hay un sexto sentido proporcionado por la ideología, que es enseñado por las instituciones docentes establecidas exclusivamente para tal finalidad.

3. El pensamiento ideológico ordena os hechos en un procedimiento lógico.

Supone un proceso consistente de argumentación que se supone ser capaz e comprender el movimiento de los procesos suprahumanos naturales o históricos. La argumentación siempre es un tipo de deducción lógica, corresponde a los elementos de la ideología (el elemento de movimiento y de emancipación de la realidad y de la experiencia), primero, porque el pensamiento sobre el movimiento no procede de la experiencia, sino que es autorregulada, y segundo, porque transforma el único y exclusivo punto que es tomado y aceptado de la realidad experimentada en una premisa axiomática, dejando a partir de entonces el subsiguiente proceso de argumentación completamente inafectado por cualquier experiencia ulterior. Una vez establecida su premisa, su punto de partida, la experiencia ya no se injiere en el pensamiento ideológico, ni puede ser éste modificado por la realidad.

Los dominadores totalitarios se apoyan en el apremio con el que podemos obligarnos a nosotros mismos par obtener la movilización limitada de personas que todavía necesitan; este apremio íntimo es la tiranía de la lógica, a la que nada se resiste si no es la gran capacidad de los hombre para alcanzar algo nuevo. La tiranía de la lógica comienza con la sumisión de la mente a lo la lógica como proceso inacabable en que el hombre se apoya para engendrar sus pensamientos. Mediante su sumisión entrega su libertad y su libertad de movimiento cuando se inclina hacia una tiranía externa. La libertad, como capacidad interna de un hombre, se identifica con la capacidad de comenzar, de la misma manera que la libertad como realidad política se identifica con un espacio de desplazamiento entre los hombres. Sobre el comienzo, ninguna una lógica, ninguna deducción convincente pueda tener poder alguno, porque su cadena presupone, en forma de una premisa, el comienzo. Como se necesita el terror para evitar que el nacimiento de cada nuevo ser surja un nuevo comienzo y alce su voz en el mundo, así la fuerza coactiva de la lógica es movilizada para evitar que nadie comience a pensar (que como la mas libre y mas pura de todas las actividades humanas, es lo verdaderamente opuesto al proceso obligatorio de la deducción). El gobierno totalitario puede sentirse seguro solo en la medida en que puede movilizar la propia fuerza de voluntad del hombre para obligarle a ese gigantesco movimiento de la Historia o de la Naturaleza que supuestamente utiliza a la Humanidad como su material y que no reconoce ni nacimiento ni muerte.

La coacción de la tiranía total, por un lado, que, con si anillo de hierro, presiona a las masas de hombres aislados y los mantiene en un mundo que se ha convertido en un desierto para ellos; y la fuerza autocoactiva de la deducción lógica, por otro, que, prepara a cada individuo en su aislamiento solitario contra todos los demás, le corresponde mutuamente y se necesitan mutuamente para mantener constantemente es marcha el movimiento gobernante del terror.

La autoacción del pensamiento ideológico arruina todas las relaciones con la realidad.

El objeto ideal de la dominación totalitaria son las personas para quienes ya no existe la diferencia entre el hecho y la ficción (la realidad empírica) y la diferencia entre lo verdadero y lo falso (las normas del pensamiento).

XI. EL AISLAMIENTO ES LA ELIMINACION DE LA CAPACIDAD DE ACCION

El comienzo de toda ideología totalitaria consiste en lograr el aislamiento.

El aislamiento puede ser en camino del terror, pues es su terreno fértil. Los hombres aislados carecen de poder.

El aislamiento y la impotencia (incapacidad para actuar) son característicos de la tiranía. Los contactos políticos entre los hombres quedan coartados en el gobierno totalitario y frustradas las capacidades humanas para la acción y el poder. Pero no todos los contactos entre los hombres quedan rotos ni destruidas las capacidades humanas. Toda la esfera de la vida privada, con las capacidades para la experiencia, la fabricación y el pensamiento, quedan intactos.

Lo que llamamos aislamiento en la vida política, se llama soledad en la esfera de las relaciones sociales.

El aislamiento se diferencia de la soledad. Una persona puede estar aislada, hallarse en una situación en la que no puede actuar porque no hay nadie que actúe con ella, sin estar solo, es decir, en una situación en la que ella, como persona, se siente abandonado de toda compañía, sin hallarse aislada.

el aislamiento es ese callejón sin salida al que son empujados los hombre cuando es destruida la esfera política de sus vidas. Sin embargo, el aislamiento aunque destructor del poder y de la capacidad para la acción, no solo deja intactas todas las llamadas actividades productivas del hombre, si que incluso requiere de éstas. El hombre en cuanto homo faber, tiende a aislarse con su obra, es decir, a abandonar temporalmente el terreno de la política. la fabricación (elaboración de las cosas, poiesis) es realizada siempre en un cierto aislamiento de las preocupaciones comunes. En el aislamiento el hombre permanece en contacto con el mundo como artífice humano; solo cuando es destruida la capacidad de añadir algo propio al mundo común (la mas elemental forma de creatividad humana) el aislamiento se torna insoportable. Esto puede suceder en un mundo cuyos principales valores sean dictados por el trabajo, es decir, donde las actividades humanas hayan sido transformadas en trabajo. Bajo semejantes condiciones solo queda el puro esfuerzo del trabajo, que es el esfuerzo por mantenerse vivo, y se halla rota la relación con el mundo como artificio humano. El hombre aislado, que ha perdido su lugar en el terreno político de la acción, es abandonado también por el mundo; ya no es reconocido como un homo faber, sino como un animal laborens (cuyo metabolismo con la naturaleza no preocupa a nadie), entonces el aislamiento se torna soledad.

XII. LA SOLEDAD TERRENO PROPICIO DE LA DOMINACION TOTALITARIA

Los gobiernos totalitarios no podrían existir sin destruir el terreno público de la vida, es decir, sin destruir, aislando a los hombres sus capacidades políticas.

La soledad, el terreno propicio del terror, es la esencia del gobierno totalitario. La soledad es estar arraigado, no tener el mundo un lugar reconocido y garantizado por los demás.

La soledad es al mismo tiempo contraria a los requerimientos básicos de la condición humana y una de las experiencias fundamentales de cada vida humana. La vida solitaria requiere estar solo, mientras que la soledad se revela más agudamente en compañía de los demás.

El hombre retraído (eremos) se encuentra rodeado por otros con los que no puede establecer contacto o cuya hostilidad está expuesta. El hombre solitario, por el contrario, está solo y por eso puede estar unido consigo mismo. En otras palabras, en la vida solitaria yo soy por mi mismo junto con mi yo, y por eso somos dos en uno, mientas que en la soledad yo soy realmente uno, abandonado de todo lo demás.

El problema de la vida solitaria es que estos dos en uno necesitan de los demás para convertirse en uno de nuevo: un individuo incambiable cuya identidad no puede ser confundida con la de ningún otro. Para la confirmación de mi identidad yo dependo de otros.

La vida solitaria puede convertirse en soledad, esto sucede cuando yo mismo soy abandonado por mi propio yo. Lo que vuelve insoportable la soledad es la perdida del propio yo, que puede realizarse en la vida solitaria, pero que solo puede quedar confirmado en su identidad en la fiable compañía de mis iguales. En esta situación el hombre pierde la confianza en si mismo como compañero de sus pensamientos, y esa elemental confianza en el mundo que se necesita para realizar experiencias. El yo y el mundo, la capacidad para el pensamiento y la experiencia, se pierden al mismo tiempo.

XIII. LA SOLEDAD TERRENO BASICO DE LAS MASAS MODERNAS

La dominación totalitaria, como la tiranía, portan el germen de su propia destrucción.

XIV. EL NUEVO COMIENZO: POSIBILIDAD DE LIBERTAD.

Cada final de la Historia contiene necesariamente un nuevo comienzo. El comienzo se identifica con la libertad del hombre. Este comienzo es garantizado por cada nuevo nacimiento, ese comienzo es cada nuevo hombre.




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Idioma: castellano
País: Argentina

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