Literatura
Literatura moderna
LITERATURA.
Pág. 8 y 9. Hacia la modernidad.
El siglo XVIII: hacia la modernidad.
- Edad de la Razón: Es una literatura de ideas y en cambio poco lírica y fantasiosa.
- La ilustración se produce en Europa en el siglo XVIII consiste en la exaltación de la razón que lleva a los pueblos al progreso y presupone un cambio de mentalidad que conducirá a la modernización del continente. Se fundamenta en la crítica universal y en la experimentación de lo nuevo.
La Ilustración en España.
- En nuestro país, la Ilustración fue un fenómeno minoritario y tardío. Tuvieron el peso de la tradición. Pretendían una reforma gradual, pacífica y pausada. Descubrieron y denunciaron la decadencia española, querían un cambio de mentalidad y la modernización del país. Por ello se crearon colegios, academias..., gracias o con la ayuda de los científicos, los de la corona... Demostraron también una gran preocupación lingüística, con ellos se produce un avance del castellano como lengua de cultura frente al latín. Ya que es una lengua muy sencilla frente a los excesos barrocos y pretenden estabilizar el idioma ya que empieza la entrada de extranjeros de influencia francesa.
Pág. 10.
La literatura ilustrada.
- La literatura de esa época tiene un claro contenido ideológico y una finalidad educativa en detrimento (al contrario) del lirismo y la creatividad.
Fotocopia.
El nacimiento de un nuevo género.
-El término ensayo procede de Montaigne, ya que así tituló sus célebres Essais (1580), en los que a lo largo de 94 capítulos muestra sus opiniones, reflexiones y puntos de vista sobre múltiples circunstancias y temas: viajes, libros, cuestiones políticas, etc. Esta palabra está tomada con la acepción de exploración, de sondeo. Se trata de una obra de reflexión personal escrita sin un plan preconcebido (ya ejecutado).
Características.
-Del ensayo dos de las características fundamentales son la precisión y la claridad.
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El ensayo va dirigido a un lector no especializado ya que presenta una estructura dialogal.
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La extensión es variable.
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Poseen una temática extensa, temas variados, de carácter desenfadado o de contenido trascendente. El autor aporta ejemplos de su propia experiencia. Predomina el interés por los temas contemporáneos.
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No presenta una ordenación rigurosa y no tiene carácter técnico, su objetivo es incitar al lector a la reflexión.
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Es subjetivo, se reflejan las actitudes personales del autor, sus gustos o aversiones.
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Presenta intencionalidad estética porque adopta recursos de la lengua literaria (metáforas, antítesis, ironía, interrogaciones retóricas...)
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La exposición y la argumentación son las formas de elocución (en que se expresa) que más a menudo se utilizan.
Pág. 11.
El ensayo.
-El ensayo del siglo XVIII divulgó (difundir) reflexiones sobre asuntos muy diversos: la decadencia del país, la educación, la situación social y cultural de la mujer, la religión, las tradiciones, etc. Distinguimos dos tipos de ensayo:
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Ensayos didácticos y enciclopédicos, representados sobre todo por el padre Feijoo y su Teatro crítico universal, en el que expone problemas científicos, sociales, religiosos y literarios con el fin de desterrar errores en distintos campos del saber.
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Ensayos humanísticos y pedagógicos, sobre economía, sociología y derecho; en ellos destaca Gaspar Melchor de Jovellanos.
La crítica.
- En su labor reformista, los ilustrados utilizaron la sátira y la crítica como vías literarias para criticar <vicios o costumbres> de su sociedad. La obra más destacada en este sentido es Cartas marruecas, de José Cadalso, en la que analiza las formas y costumbres españolas, los errores políticos del pasado, el poder del clero, los vicios más frecuentes del momento, la decadencia de la ciencia, etc. Utiliza el género epistolar (carta), uno de los preferidos por los ilustrados, que habían sido puesto de moda por Montesquieu en sus Cartas persas. La expresión de Cadalso entronca (empalmar, enlazar), por su forma, con Quevedo y Gracián y es el antecedente claro de Larra.
- Durante este tiempo se desarrolla también una amplia labor de investigación literaria. Destaca la Poética de Luzán, que traza las líneas de la creación artística siguiendo a Aristóteles y Horacio. Se crea la historia de la literatura como disciplina de estudio.
Pág. 30. El ideal romántico.
El siglo XIX: contexto histórico y social.
- El Romanticismo: se defienden las libertades individuales de pensamiento y expresión. El desarrollo industrial y urbano conlleva el poder de la burguesía (los más cultos, los que llevaban al pueblo al progreso), que asciende sustituyendo a la nobleza. Se produce una crisis del racionalismo ilustrado y surge un nuevo concepto de cultura.
El siglo XIX en España.
- La guerra de la Independencia. No se permitía la libre expresión de las ideas. Esto nos aleja de Europa, aunque la situación mejora en la 2ª mitad del siglo. También culturalmente España sigue con retraso, casi toda la población es analfabeta y los intelectuales siguen divididos en tradicionalistas y progresistas.
Pág. 31.
El romanticismo.
- El romanticismo es un movimiento cultural, no sólo literario, que supone una revolución en todos los ámbitos de la vida; sociales, artísticos o ideológicos. Supone una nueva forma de entender el mundo y la creación artística, y refleja una actitud novedosa ante la sociedad. Lo de a continuación es sobre el autor romántico.
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Culto a la libertad: individual y de pensamiento. Se opone a todas las normas, le provoca a veces un desasosiego interior y un pesimismo exagerado.
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Individualismo y rebeldía: El romántico tiene una visión subjetiva del mundo que le rodea. El artista expresa sin pudor sus emociones y pasiones y se considera el centro del universo. Busca una felicidad y choca con la cruel realidad. Le hace huir en busca del pasado, rememorar países exóticos y desconocidos o aislarse en su propio yo interior.
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Exaltación nacionalista: Un sentimiento patriótico frente a lo extranjero: cada país, cada región ensalza sus costumbres y sus valores tradicionales; renacen las lenguas nacionales y las literaturas vernáculas.
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Identificación con la naturaleza: Se presenta el estado de ánimo del artista y es una experiencia íntima y personal.
Pág. 32 y 33.
El romanticismo en España.
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Es un movimiento tardío, España era el país romántico por excelencia: el Romancero, el Quijote, las leyendas medievales, los monasterios y los mitos españoles se convierten en fuente de inspiración para los artistas europeos.
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Una de las principales vías por las que entra en España el romanticismo es el periodismo: el cónsul alemán. El inicio literario coincide con el estreno de la obra del duque de Rivas Don Álvaro o la fuerza del sino en 1835. Una década después, en 1849, Fernán Caballero publica una novela (La gaviota) que marca el final de la etapa romántica.
La literatura romántica.
- Consta de: Temas y técnicas expresivas.
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Temas:
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La historia nacional: la inspiración se busca en la Edad Media y el mundo árabe, o en personajes literarios como don Juan o don Quijote. Desde esta perspectiva se aprecia un apogeo de la novela histórica, los romances y las leyendas.
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Los sentimientos: frente a la razón, la melancolía, la búsqueda de una felicidad inalcanzable, el destino, el desengaño y la angustia ante la vida cotidiana. El amor rompe fronteras y convencionalismos sociales.
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La mujer: es la gran protagonista de las obras románticas. Se encarna en dos tipos: una, ángel de amor tierno, dulce e ingenua; otra, perversa, vengativa y destructora.
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Los conflictos sociales: el escritor romántico se rebela contra el mundo burgués y su sistema político liberal, por lo que escribe sobre las desigualdades, las frustraciones individuales... Presenta personajes marginados pero libres: bandoleros, piratas, mendigos..., víctimas en general de una sociedad clasista y opresora.
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Técnicas expresivas:
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La ambientación romántica: aparece salvaje, turbulenta y pesimista: el mar bravío, de los escenarios más utilizados, así como Salamanca, Granada o Toledo con sus catedrales, mesones y callejuelas.
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La fantasía y la imaginación: invaden las obras literarias, que se llenan de misterio y de elementos sobrenaturales: milagros, pesadillas, alucinaciones... que forman un mundo imaginativo, en el que todo es posible.
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La libertad creadora: se rechazan normas y modelos y se mezclan géneros, estilos, prosa y verso.
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El lenguaje: es exagerado y enfático (con fuerza). Hay palabras que son símbolo del romanticismo: ensueño, fatalidad, lúgubre...
Pág. 78 y 79. La emoción teatral.
El teatro en el siglo XIX. ( El drama romántico).
- En el teatro triunfa el drama. El primero en 1834, La conjuración de Venecia, de Martínez de la Rosa. El final lo marca el estreno en 1849 de la obra de Zorrilla Traidor, inconfeso y mártir (Don Juan Tenorio).
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Características generales del teatro.
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Temas: El amor es el tema fundamental. Se trata de un amor imposible, más allá del bien y del mal, al que aspiran los amantes y que nunca alcanzan. El azar que vapulea (critica) al héroe romántico. La libertad que se convierte en el gran sueño del hombre y aparece unida a la pasión amorosa. La vergüenza. La rebeldía política o moral.
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Personajes: El héroe es misterioso, valiente, amante de la libertad; busca una felicidad inalcanzable y tiene un destino inevitablemente desgraciado. La heroína es dulce, inocente y ama con pasión.
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Escenografía: Se sitúa en panteones, paisajes solitarios y abruptos (desagradables), mazmorras, cuevas y montañas escarpadas.
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Intención: No es educativa ni real, solo quiere sorprender.
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Recursos formales: Mezclan elementos trágicos y cómicos, funden la prosa y el verso y rompen las unidades de tiempo y lugar. Se utilizan elementos efectistas (efectos en la forma) para producir sorpresa, horror, etc.
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Autores y obras:
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Duque de Rivas: El autor más importante es Ángel de Saavedra, duque de Rivas (1791-1865). El estreno de su obra Don Álvaro o la fuerza del sino en 1835 marca el triunfo del romanticismo en España.
El tema principal de Don Álvaro es la fatalidad o el sino adverso que persigue al protagonista hasta destruirlo. La obra es una acumulación de casualidades nefastas contra las que nada pueden hacer los protagonistas. Otros temas que aparecen en la obra son el amor apasionado, los convencionalismos sociales y un sentido desproporcionado del honor.
En cuanto a los personajes, don Álvaro es el héroe romántico más característico: gallardo, valiente, generoso, enamorado, apasionado, de origen misterioso y querido por el pueblo y no por los nobles. Doña Leonor es también la heroína amante y dulce, víctima de una familia convencional que le impide unirse con don Álvaro. El azar, además, no les permite disfrutar de su amor y la vida de ambos será desgraciada hasta el final.
La estructura de la obra se compone de 5 jornadas: 4 de ellas comienzan con una escena costumbrista en prosa. No respeta las unidades dramáticas, pues la acción se desarrolla en Sevilla, Córdoba... y se prolonga en el tiempo a lo largo de 5 años. Mezcla lo trágico y lo cómico y utiliza gran variedad de versos: silvas, redondillas, romances... Incluso la unidad de acción se rompe al introducir una serie de cuadros de costumbres que nada tiene que ver con la historia de los protagonistas.
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José Zorrilla: La producción teatral de este autor vallisoletano es muy extensa: El zapatero del rey, El puñal del godo y Traidor, inconfeso y mártir son algunos de sus títulos mejor conocidos. Su obra más famosa es Don Juan Tenorio, el drama romántico más popular que se sigue representando en la actualidad el 1 de noviembre, la misma fecha en que se estrenó con gran éxito en 1844. En él Zorrilla refunde el mito de don Juan, el personaje creado por Tirso de Molina en El burlador de Sevilla, en el siglo XVII.
El tema central de Don Juan Tenorio es la salvación del pecador por amor; la fuerza del amor de doña Inés consigue transformar la personalidad del protagonista: de arrogante y pendenciero pasa a arrepentido y temeroso de Dios. Otros temas que aparecen en la obra son la seducción, el mundo de ultratumba, el honor y la muerte.
El esquema de personajes coincide con las características del drama romántico antes señaladas: Don Juan es el típico galán romántico: primero arrogante, conquistador, burlador y asesino; después, enamorado, juicioso, sensible, sincero y con un destino trágico. Es, además, un héroe misterioso, valiente y popular.
Doña Inés es ingenua, crédula y sencilla; simboliza la fuerza del amor puro y a la vez apasionado. Al final, sus destinos se unen en la eternidad.
Hay que resaltar, entre el resto de personajes acompañantes, al criado Ciutti, temeroso, cobarde y fanfarrón, pero fiel a su amo; adopta el papel del gracioso del teatro barroco; y a Brígida, la vieja servidora de doña Inés que ayuda a don Juan a lograr sus pretensiones, asemejándose, así, a la Celestina de Fernando de Rojas.
En cuanto a su estructura, el drama de Don Juan Tenorio está dividido en dos partes: la primera se desarrolla en cuatro actos y gira en torno a la trama amorosa (la seducción, los desafíos, el goce terreno...): se trata de una auténtica comedia de capa y espada. La segunda parte contiene tres actos que se centran en el mundo de ultratumba, poblado de estatuas y fantasmas; la muerte y la salvación del alma de don Juan lo convierten en un drama religioso.
Zorrilla utiliza todo tipo de recursos para intensificar la acción y dotarla de mayor teatralidad; no respeta la preceptiva clásica de unidad de acción, lugar y tiempo: cada uno de los siete actos se desarrolla en un lugar diferente; alterna espacios realistas (hostería de Buttarelli, convento...) con otros fantasmales y misteriosos como el cementerio; el tiempo transcurrido entre las dos partes es de cinco años.
El lenguaje y estilo de esta obra se caracterizan por la grandilocuencia (facultad de hablar o escribir de modo eficaz, muy abundante y elevado para deleitar) y el retoricismo. Palabras sonoras, arcaísmos léxicos, paralelismos estructurales y gramaticales, metáforas, antítesis, etc., contribuyen a crear un lenguaje amoroso de gran elocuencia (facultad de hablar o escribir de modo eficaz para deleitar). A todo ello hay que unir la variedad y riqueza de versos utilizados: quintillas, décimas, redondillas...
Don Juan es un personaje tipo que se ha convertido en mito literario para traspasar las barreras de la literatura. Las recreaciones literarias posteriores han sido numerosas: Valle-Inclán, Unamuno o Torrente Ballester son algunos de los autores que lo han hecho revivir en sus obras.
EL ROMANTICISMO (2).
Pág. 34-37.
La prosa romántica:
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La novela (grandilocuente): Se destacan dos subgéneros.
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La novela histórica, que responde a la actitud romántica de mirar con nostalgia hacia el pasado. La Edad Media será la época más novelada por los románticos.
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La novela <de preocupación social>, que narra historias populares en un tono melodramático. Se ha denominado también novela de folletín o por entregas porque aparecía diariamente en un lugar del periódico reservado para ello. Este tipo de narración, muy popular, influirá notablemente en el desarrollo de la novela realista de la segunda mitad del siglo.
El cuadro de costumbres: El cuadro de costumbres es una descripción inmovilista de una realidad social pintoresca (tradicional), carece de desarrollo dramático y utiliza la técnica folclórica (que crea el pueblo y es popular o tradicional). Es de breve extensión, recrea temas de actualidad y busca la amenidad y la gracia con un lenguaje chispeante y popular. Los autores más destacados son: Mesonero Romanos, con sus Escenas matritenses (Madrid), y Estébanez Calderón, con Escenas andaluzas. Los escritores costumbristas observan, reflexionan y describen costumbres españolas y personajes típicos con el fin de señalar sus defectos para que la sociedad mejore. Por eso seleccionan tipos como el castellano viejo, el funcionario, el viejo verde... La colección más famosa es Los españoles pintados por sí mismos.
El artículo periodístico; Larra: La prensa se convirtió en el siglo XIX en un medio imprescindible para difundir ideas, noticias y obras literarias; fue además un vehículo de lucha social y política. Nace con ella un nuevo género del que se sirven intelectuales y políticos: el artículo periodístico, escrito en prosa llana y directa con un tono didáctico.
Clasificamos sus numerosos artículos en tres grupos:
Artículos de costumbres: son composiciones en prosa breves, de carácter descriptivo y con una clara finalidad de crítica social; habitualmente muestran un tono mordaz e irónico (en la línea de Quevedo y Cadalso).
Artículos de crítica literaria: le sirven al autor como medio para difundir sus teorías sobre la literatura es la expresión de una sociedad. Se dedicó también a la crítica dramática porque consideraba el teatro como el medio más adecuado para la educación del pueblo.
Artículos de crítica política: en ellos expone Larra sus ideas políticas; desde su ideología liberal ataca a los carlistas y a los gobiernos liberales moderados. Para evitar la censura buscó distintas fórmulas literarias de expresión: parodias, metáforas y alusiones, irónicas, diálogos entre personajes, ... En la última época, sus escritos se tiñen de una filosofía existencial que expresa una concepción desengañada del mundo y del hombre.
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Estilo: Todos estos artículos tienen en común un estilo llano, claro, directo e irónico. En ellos, Mariano José de Larra muestra una profunda preocupación por el idioma, rechaza neologismos innecesarios y evita un estilo demasiado arcaizante. No duda en jugar con refranes, proverbios o frases populares que le ayuden a hacerse comprender. A la vez, utiliza con maestría las palabras, los dobles sentidos, las paradojas,..., poniendo siempre el lenguaje al servicio de su intención crítica.
Pág. 54-55.
La poesía romántica: Triunfa en España durante la década de los años 30 del siglo XIX, en pleno apogeo del romanticismo; con ella se destierran la finalidad didáctica anterior y la uniformidad métrica para crear una poesía subjetiva centrada en el individuo, quien manifiesta sin pudor sus emociones, sentimientos y aspiraciones.
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Temas y aspectos formales: Los temas de la poesía del XIX giran en torno al espíritu del romántico y a su actitud vital:
El amor y todos los sentimientos del poeta (nostalgia, melancolía, tristeza).
La libertad como el más preciado tesoro del hombre.
La muerte como algo inherente a la vida.
Lo sobrenatural, misterioso o satánico.
Los temas extraídos de leyendas orientales, medievales, tradicionales...
La libertad guía la renovación de la poesía desde el punto de vista formal, pasando a ser pilares fundamentales la inspiración, la espontaneidad y la originalidad creadora.
La musicalidad y el ritmo poético con acentos muy marcados (rimas agudas y repeticiones, con mucho ritmo).
La alternancia de estrofas y versos de distinta medida: octosílabos, tetrasílabos, endecasílabos, etc. Las estrofas más utilizadas son octavas reales, décimas, redondillas, silvas...
La rehabilitación de poemas tradicionales como el romance.
El uso de un lenguaje culto, retórico y grandilocuente, con uso abundante de figuras retóricas atractivas e inusuales.
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Géneros poéticos.
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Poesía narrativa: Es la forma poética adoptada por los románticos que vuelven una mirada nostálgica hacia el pasado. Continúa la tradición del Romancero y se inspira en temas exóticos, legendarios o históricos. Su tono es épico-heroico; suele incorporar diálogos dramáticos y fragmentos líricos; utiliza versos de distinta medida y un lenguaje retórico plagado de esdrújulas y elementos sonoros que aportan una gran musicalidad.
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Poesía lírica: es la expresión genérica más representativa del romanticismo, pues en ella se da rienda suelta al conflicto interior del poeta. Sus temas giran en torno a los sentimientos más íntimos: el amor, la esperanza, el desengaño, el deseo de libertad, la rebeldía social. Tiene una forma más sencilla y un tono menos retórico que la poesía narrativa. Distinguimos en su desarrollo dos etapas:
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Etapa romántica: Coincide con el triunfo del movimiento en la década de los 30. El autor más destacado es Espronceda, quien recopiló sus poemas en una obra titulada Poesía; recoge himnos, odas y canciones, entre las que destacan la Canción del pirata, El mendigo, El reo de muerte...
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Etapa postromántica: Cuando ya el romanticismo empieza a decaer en Europa surgen los dos grandes poetas románticos españoles: Gustavo Adolfo Bécquer y Rosalía de Castro.
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En las rimas I-XI el tema principal es la poesía misma, la creación poética.
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En las rimas XII-XXIX se muestra un amor positivo y feliz.
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En las rimas XXX-LI aparecen el desengaño y el fracaso amoroso.
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Las rimas LII-LXXVI versan sobre la soledad y la muerte.
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Brevedad y sencillez en el lenguaje.
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Utilización de estructuras paralelísticas.
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Musicalidad y rima asonante.
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Combinación de versos de arte menor y mayor.
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Escasez de retoricismos.
El autor más representativo de este género es José de Espronceda (1808-1842); prototipo de romántico revolucionario, no sólo por su poesía, sino también por su vida política y sentimental, escribió dos grandes poemas narrativos: El estudiante de Salamanca y El diablo mundo.
GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER.
(1836-1870) Se ha convertido en el símbolo del romanticismo subjetivo e intimista. Sus penurias económicas, sus fracasos amorosos y una penosa enfermedad le llevaron a componer una serie de poemas sensibles, delicados e íntimos, de formas sencillas y conmovedoras.
Su obra se publicó en revistas y diarios, pero hasta después de su muerte no vio la luz una recopilación de sus Rimas. En prosa escribió también Leyendas y Cartas desde mi celda, siguiendo los gustos románticos.
Bécquer intentó dar cuenta de su concepción estética en varios de sus poemas y artículos en prosa. Para él, la poesía es tan inexplicable como el amor, y participa del ideal siempre presente en sus poemas. Creía en la inspiración, pero también en el trabajo de elaboración formal de los poemas.
A Bécquer se le ha considerado el primer poeta moderno, modelo de autores posteriores (Machado, Juan Ramón Jiménez, poetas de la generación del 27...) y de influencia decisiva en la poesía española e hispanoamericana contemporánea. Las Rimas son setenta y seis poemas, en su mayoría muy breves, que reproducen la historia de una pasión amorosa. Se pueden dividir en 4 series:
Sus rasgos formales más característicos son:
TEMA 5: LA NOVELA DE LA VIDA.
Pág. 102.
La sociedad de la 2ª mitad del siglo XIX.
Durante la segunda mitad del siglo Xix, la sociedad cambia y progresa con un gran desarrollo tecnológico. La burguesía se consolida como clase dominante y defiende sus posiciones conservadoras frente a los movimientos obreros de un proletariado que nace como consecuencia de la industrialización y de la emigración a las ciudades.
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País: | España |