Lied es un término típicamente germánico, intraducible: “canción” o “romanza” no expresan adecuadamente la especificidad, no tanto de la arquitectura formal como del timbre, de las raíces culturales. Lied es, desde el punto de vista del texto, “poesía para música” (pero sin la connotación de bajo rango literario que generalmente acompaña a esta expresión).Se caracteriza por dimensiones breves, en una o varias estrofas compuestas de un número igual de versos, que el juego de las rimas, la regularidad de los acentos, y el carácter de su significado poético, predisponen a ser puesto en música. También la música tiene un carácter que se reconoce por la melodía simple, por una armonía elemental, el trayecto breve y circular, las frases perfectamente balanceadas, con una simetría que traiciona el parentesco original con la danza.
2.1. Historia del Lied:
La historia del Lied se confunde con la historia de la nación alemana; pero el Lied se puede decir que comienza como tal en la segunda mitad del setecientos, cuando en el acompañamiento instrumental se sustituye la notación cifrada del bajo continuo por la de la parte obligada de los instrumentos de tiento, condición indispensable para aquella activa interacción entre voz e instrumento que luego llegará a ser, en el Lied romántico, una mezcla de colores y sonido. Los primeros pasos del nuevo Lied fueron sin embargo guiados por el más escueto racionalismo, y no por el culto de las tradiciones patrias sino por la imitación de modelos franceses. La aparición del joven Goethe disiparon las angustias de aquella importación racionalista. La poesía de Goethe llega a ser el elemento en torno al cual se formó una segunda escuela: simplicidad, claridad, adherencia al texto poético eran los principios que guiaban también a estos compositores, recurrían a la vena fecunda de la tradición popular, profundizando la relación entre palabra y música.
La balada, un género poético-musical estrechamente afín al Lied, alcanzó gran trascendencia llegando al punto de convertirse casi en una devoción. Cultivada, junto al Lied, en el setecientos tardío debería recordarse al menos el nombre de Johan Rudolf Zumsteeg, autor de una famosa Leonora y de otras baladas que no dejaron de influir a Schubert. Luego, en todo el ochocientos, la balada explotó también las potencialidades dramáticas inherentes a su tejido narrativo, hasta traspasar su propio espíritu al oratorio, y a instalarse en el teatro musical propiamente dicho. En general, la balada es un género narrativo-dramático, y en cambio el lied es lírico; algunas son declamatorias, casi recitados. La esencia del lied es la misma de la poesía lírica: se trata de acentuar el sentimiento en un lapso breve.
La filigrana del Lied del setecientos tardío es un fenómeno ligado a la renovación cultural de aquellos decenios, y sobre todo a la floración, en la literatura, de la más luminosa estación poética que Alemania había conocido hasta entonces. Esta renovación era, sin embargo, un fenómeno específicamente alemán; en Viena, donde en la música vocal imperaba la ópera, y donde la influencia italiana y francesa era fortísima, había sido un producto de importación. Sin embargo fue en Viena donde el Lied tuvo su auge( para los músicos berlineses la presencia de Goethe fue un freno más que un estímulo), es aquí donde la música conquista esa autonomía de lenguaje que se traduce en potencia expresiva, obteniendo la posibilidad de confrontarse de igual a igual con la poesía, el piano abandona la función neutral de sostén de las voces. El timbre del piano se enriquece, adquiriendo una dimensión interior que hará de él un interlocutor discreto pero insustituible de las voces del Lied.
Haydn y Mozart dedicaron al Lied una atención marginal e intermitente; acompaña discreta pero constantemente la creatividad de Beethoven, pero cuando en 1816, después del ciclo A la Amada lejana, abandona definitivamente el Lied para dedicarse a los esfuerzos de las obras extremas, ya hacía dos años que Schubert ( quien contaba entonces diecisiete) había escrito Gretchen am Spinnrade (Margarita en la rueca), la primera página del último y más esplendoroso capítulo de la historia multisecular del género.
- Lied nº 14. Der greise kopf (La cabeza canosa), perteneciente a la colección Winterreise:
Este lied, en do menor y con un ritmo ligeramente lento, es una meditación dolorosa y resignada que representa el adiós a la juventud y la aceptación del largo declinar de la vida; así la tendencia a la muerte se realiza con el sonido fúnebre del piano en la estrofa central “¡Qué lejos está todavía la tumba!”.
El transporte realizado, como indico posteriormente, es de una segunda mayor descendente, resultando la tonalidad de si b menor