Filosofía y Ciencia
Libertad del ser humano
Institución: Instituto San Francisco de Asís.
Asignatura: Filosofia
Curso: 6to A
“¿Somos libres?”
Teología moral cristiana y ética natural
La reflexión ética acompaño siempre al saber humano. Sócrates afirma que la ética es “la ciencia de las ciencias”. Según Sócrates, la decadencia que padecía Grecia en su tiempo provenía de la crisis de la vida moral de los atenienses. Aristóteles escribió que la persona humana se distingue del animal porque conduce su vida moralmente, definió al hombre como un “animal ético”. Aristóteles escribió 3 éticas: La ética a Nicomaco representa una de las obras cumbres de la literatura ética de todos los tiempos. Entre la ética filosófica y la moral cristiana existen dos diferencias: de método y de fin.
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Método: La ética filosófica emplea el método filosófico; deduce y argumenta a favor de la vida moral solo desde la razón. La teología moral asume los valores éticos y argumenta a partir de los datos que le ofrece la Biblia.
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Fin: La ética filosófica se propone que el hombre alcance un doble fin: que se perfeccione como persona y sea feliz. La teología moral persigue la perfección sobrenatural, considera que el cristiano es hijo de Dios por la gracia, por lo que trata de orientarle a conseguir no solo la felicidad temporal sino que también alcance la bienaventuranza de la vida eterna.
La filosofía se fundamenta en la concepción del hombre como “animal racional” y como “ser social”. La teología entiende la “racionalidad” y la “socialidad” como cualidades humanas que se originan del hecho de que el hombre ha sido creado a “imagen y semejanza de Dios”. Además el bautizado es hijo de Dios y, por el Bautismo, ha recibido una nueva vida, que le configura con el mismo Cristo.
La vida de los fieles renacidos en Cristo
La teología moral católica deriva de la concepción cristiana de la persona, según la cual el bautizado ha recibido una nueva vida. El Bautismo ocasiona tales cambios, que se habla del “hombre nuevo”, de la “nueva criatura”, hasta el punto que se afirma que el cristiano ha sido “re-engendrado”, que “ha nacido de nuevo”, que en el esta “la vida de Cristo”, que “es hijo de Dios”. San Pablo menciona que Cristo se ha “injertado” en el cristiano, que parecen confirmarse las palabras de Jesús “El que me ama esta en mi y yo en el”. Estas expresiones no son simples metáforas, sino que expresan realidades sobrenaturales que la fuerza de Dios produce en el hombre que se bautiza.
Los textos bíblicos hablan de que el cristiano “ha sido vestido y revestido de Cristo”, que debe tomar la “forma” de Cristo, que ha de esforzarse porque “Cristo se configure en el”, que “ha de pensar” como Cristo, querer como Cristo y ha de “tener los mismos sentimientos de Cristo Jesús”. A partir de estos textos se entiende la moral cristiana como “seguimiento, imitación e identificación con Cristo”. No se trata solamente de escuchar una enseñanza y de cumplir un mandamiento, sino de adherirse a la persona misma de Jesús compartir su vida y su destino.
La llamada universal a la santidad
Es lógico que la conducta moral del cristiano no tenga como limite solamente la vida honrada, ni una existencia correcta desde el punto de vista ético, sino que esta obligado a que todas sus acciones le llevan a identificarse con Cristo.
Si la vida moral es vivir de acuerdo con lo que cada uno es, el cristiano debe esforzarse, mediante la ayuda de la gracia y la recepción de los sacramentos, por alcanzar la cima de su ser, o sea la perfección. La moral cristiana no es, pues, una ética de mínimos, sino una moral que postula y lleva a la santidad.
El Sermón de la Montaña, “carta magna” de la moral evangélica
En el sermón de la Montaña, Jesús supera las demandas éticas del AT recogidas y formuladas en los Diez Mandamientos. Estos mantienen su vigencia, tal como expresamente afirmo el Señor.
La vieja “ley del talión” pierde vigencia ética y se manda devolver bien por mal. Finalmente el amor al prójimo ya no tiene fronteras, pues se convierte en el mandamiento del amor universal a todos los hombres. Así, la predicación de Jesús en el monte concluye con esta máxima: “sed perfectos como perfecto es vuestro Padre celestial.
La encíclica “Veritatis splendor” el discurso de las Bienaventuranzas “contiene la formulación mas amplia y completa de la ley nueva, en clara conexión con el Decálogo entregado por Dios a Moisés en el monte Sinaí” y denomina al Sermón de la Montaña como “la carta magna de la moral evangélica”.
Las bienaventuranzas indican el espíritu de la nueva moral predicada por Jesucristo. Como también afirma la Encíclica Veritatis splendor.
“Las bienaventuranzas se refieren a actitudes y disposiciones básicas de la existencia y, por consiguiente, no coinciden exactamente con los mandamientos. Por otra parte, no hay separación o discrepancia entre las bienaventuranzas y los mandamientos: ambos se refieren al bien, a la vida eterna.
El sermón muestra la apertura y orientación de los mandamientos con la perspectiva de la perfección que es propia de las bienaventuranzas. Estas son ante todo promesas de las que también se derivan, de forma indirecta, indicaciones normativas para la vida moral. Son una especie de autorretrato de Cristo y, precisamente por esto, son invitaciones a su seguimiento y a la comunión de vida con El.
EL FUNDAMENTO DE LA MORALIDAD
Moral y Religión
En el campo semántico, unos separan tanto la ética y la moral, que reservan la palabra “ética” para significar la teoría racional, mientras que aplican la palabra “moral” para la doctrina religiosa. En el ámbito teórico, mientras para algunos no cabe una moral que no se fundamente en la religión; otros, por el contrario, niegan el carácter de ciencia a toda moral de origen religioso.
Distinción e identidad entre ética y moral
“Ética” y “moral” tienen el mismo origen etimológico: “ética” deriva del griego “ethos” y significa “costumbre”, mientras que “moral” deriva del latín “mos” que también significa “costumbre”. Ambos términos tienen la misma significación semántica. Con el tiempo, el termino “ética” designo la ciencia filosófica, mientras que “moral” se reservaba para las éticas de origen religioso. En la actualidad, “ética” y “moral” vuelven a ser términos sinónimos.
Relación entre Religión y Moral
La ética era una parte de la Filosofía y consideraban éticamente “bueno” aquello que era lo “mejor” para el hombre, pues respetaba su naturaleza especifica. Al juzgar la conducta del individuo, el criterio último de la valoración ética de los actos humanos lo situaban en Dios.
En el siglo XX las relaciones existentes entre la Ética y la Religión, los autores no eran concordes, hasta el punto que cabe enumerar 3 teorías: 1. Ética y Religión no se distinguen, por lo que existe entre ellas una identidad absoluta.2. Ética y Religión se contraponen y una niega a la otra.3. Ética y Religión ni se identifican ni se oponen, sino que entre ambas se dan múltiples puntos de relación.
Posibilidad de una ética no religiosa
La razón puede justificar una serie de principios éticos “que regulen la conducta humana, a partir de la excelencia de la persona, se pueden enunciar algunos principios morales que, si se cumplen, dignifican al hombre y, al contrario, si se conculcan, tal dignidad queda muy seriamente comprometida. Respecto a la denominada “ética civil”, la Conferencia Episcopal Española admite que cabe elaborar una ética de la convivencia a partir de las declaraciones que tratan de regular la vida ciudadana; en la Constitución española y en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, hay unos valores morales que podrían servir de base ética de la convivencia.
Cabe elaborar unos principios éticos validos que se justifican a partir de una concepción racional de la dignidad propia de la persona humana. No se debe exigir una ética religiosa a una sociedad que se declara no creyente. La Iglesia no quiere imponer su mensaje moral a los ciudadanos que no se confiesan cristianos. La Iglesia solo puede ofertar su programa moral, si bien ha de hacerlo con la fortaleza que le da la seguridad de que la moral cristiana es, en verdad, la que salvaguarda íntegramente la dignidad de la persona.
Origen religioso de la Moral
La única razón valida de una “ética universal” es que se acepte la existencia de Dios, pues, como se afirma, “solo un incondicionado puede obligar incondicionalmente.
El Magisterio ha enseñado siempre que el fundamento último del actuar ético del hombre es preciso situarlo en Dios. Pio XI rechazo los intentos de separar la moral de la religión, que se iniciaban en la doctrina totalitaria nazi y en el positivismo jurídico de su tiempo.
Como enseño Pio XII: “cuando temerariamente se niega a Dios, todo principio de moralidad queda vacilando y parece, la voz de la naturaleza calla o al menos se debilita paulatinamente.
Esta doctrina es común en la enseñanza del Magisterio, la cual se puede formular en la siguiente tesis de Juan XXIII: “la base de los preceptos morales es Dios. Si se niega la idea de Dios, estos preceptos necesariamente se desintegran por completo”.
Esta doctrina católica no es aceptada por la cultura de la increencia de nuestro tiempo, pero es irrenunciable para una concepción y presentación del mensaje moral cristiano y también para las éticas filosóficas que asuman los presupuestos de la Ley Natural.
El hombre es un ser moral por naturaleza
La moralidad en el hombre procede de su condición de ser racional: el estatuto moral de la persona no le viene de “fuera”, sino que tiene origen en su misma naturaleza. La filosofía define la estructura moral del hombre a partir de su condición de se persona. Aristóteles definió al hombre como “un ser ético”, y situaba la diferencia entre el hombre y el animal a partir de tres realidades: la racionalidad, la socialidad y la eticidad. El hombre es un animal, pero se distingue de los demás animales porque piensa, porque es social y porque debe vivir éticamente. Una diferencia esencial entre el hombre y el animal se sitúa en la moralidad: el animal no tiene ética, el hombre si. Por ello, dado que el hombre es un ser inteligente y libre, debe orientar sus actos de un modo racional y no guiado por los instintos sino con pleno uso de su inteligencia y de su libertad responsable.
La “eticidad” es algo impuesto al hombre por agentes externos de modo que las normas morales quitan la autonomía que al ser humano, en cuanto a ser libre, le compete. O bien pretenden negar la ciencia moral ya que es algo extraño que constriñe al hombre y le quita la libertad o proponen una doctrina ética que hace depender el juicio moral de las circunstancias en que se encuentra la persona, del fin que el individuo se proponga al actuar, de las consecuencias que se derivan de la acción, de las costumbres vigentes en cada sociedad o de las valoraciones sociales de cada época histórica, etc.
La teología moral niega esos extremos. Aun reconociendo el valor filosófico de la ciencia ética, añade a esta consideración un dato decisivo: su origen divino. L a teología moral no niega la fundamentación racional de la ética filosófica, sino que le da una explicación última. La Revelación enseña que la razón de la eticidad del hombre deriva de que ha sido creado por Dios. Según la narración bíblica, el hombre ocupa un lugar destacado en el cosmos, pues ha sido creado por Dios a “su imagen y semejanza”, por lo que su conducta ha de conformarse con su singular naturaleza.
Dios ha creado al hombre de manera que pueda comportarse de un modo moralmente adecuado
El hombre refleja en su mismo ser la “imagen” de Dios. Esto demanda que su comportamiento no puede ser arbitrario, sino que ha de actuar conforme a su dignidad. Dios hace al hombre libre y le constituye señor de la creación. Esa condición espiritual de la persona demanda, que el hombre se relacione con Dios de un modo adecuado. A partir de su origen divino, la persona humana debe tender a Dios como un fin ultimo de su vida: la “imagen divina”, el Creador ha impreso en el ser mismo del hombre el deseo de tender hacia El.
Encontramos distintas corrientes éticas. Esto se debe a dos razones fundamentales: Por la diversa concepción que se tenga del hombre (la Antropología) y según se acepte o se niegue la existencia de Dios. Como es sabido existe una intima relación entre Ética y Antropología, pues la conducta que se prolonga y exija el hombre depende del concepto que se tenga de el. La concepción del hombre esta condicionada a que se admita o no la existencia de Dios e incluso a la idea que se tenga de ese Dios. De ahí derivan las diversas corrientes éticas.
Para el cristiano hay una nueva razón de su actuar ético a partir de la novedad de ser que le comunica la gracia bautismal. El sacramento del Bautismo hace que el cristiano participe de la vida de Cristo. La gracia configura la vida del cristiano de un modo novedoso, de forma que demanda un nuevo tipo de comportamiento: debe actuar al modo como Cristo actúo.
OTRAS CARACTERÍSTICAS DE LA ANTROPOLOGÍA CRISTIANA
Unidad radical de la persona
En el ser humano confluyen dos elementos, el “cuerpo”, como elemento material, se distingue del “alma”, que se define como un ser espiritual. Negar la “distinción” es caer en el “monismo antropológico”, que acaba en el materialismo, ya que cualquier concepción monista del hombre no puede negar la realidad del cuerpo. Pero la “distinción” no permite hablar de “separación”, pues cuerpo-alma constituyen la unidad radical de la persona y cuando se “separan”, sobreviene la muerte.
El cuerpo es “humano” en cuanto esta informado por el alma. A su vez, el espíritu del hombre se denomina “alma” por el hecho de que es un espíritu encarnado. Es decir, entre cuerpo y alma se da una mutua interrelación, hasta el punto de que ambos se coposibilitan mutuamente. Esta doctrina tiene que tanto el bien como el mal morales, al ser humanos, se llevan a cabo en la unidad de la persona. Por eso, se ha de evitar cualquier tipo de dualismo al hablar de ciertos pecados.
El pecado, introducción del desorden en el orden divino
El hombre y la mujer rompieron con el proyecto inicial de Dios. La antropología cristiana parte del supuesto de que el hombre y la mujer están heridos en lo más íntimo de su naturaleza. La existencia del pecado original, así como los efectos que ocasiona en el ser humano, están definidos como verdades de fe por la Iglesia. Ese orden causado en la criatura humana por el pecado de origen tiene efectos inmediatos en su conducta moral, pues al dato incuestionable de que la naturaleza, es proclive al pecado, se añade que el hombre esta sometido a la tentación del dominio y a la influencia corrosiva de la vida social que le inducen al mal.
Como efecto del pecado original, el hombre nace con una triple herida: la ignorancia, que le ocasiona la posibilidad de equivocarse en la vida, la concupiscencia, que provoca en el las malas inclinaciones, y la muerte, que le amenaza y mantiene la categoría de castigo.
El hombre ha sido redimido y elevado por la Redención de Jesucristo
Si bien aquella triple herida se mantiene, sin embargo, el bautizado ha sido elevado por la gracia a un nuevo ámbito de existencia, es decir, al orden sobrenatural. Mediante la nueva vida recibida en el Bautismo, el cristiano es hijo de Dios, es ayudado de continuo por la gracia divina y esta capacitado para recibir los Sacramentos, los cuales le proporcionan la ayuda necesaria para vencer las dificultades que le ocasionan los enemigos sino también le facilitan que pueda llevar a termino la vida de Cristo identificándose con El.
Como enseña el Catecismo de la Iglesia Católica: “tras la caída, el hombre no fue abandonado po Dios. Al contrario, Dios lo llama y le anuncia la victoria sobre el mal y el levantamiento de su caída”. Y respecto a la vida moral, el Catecismo señala la nueva meta a la que el bautizado ha sido llamado: imitar a Cristo, identificando su vida con la de El, hasta alcanzar aquí la santidad y luego la salvación eterna.
El pecado de origen y la redención marcan los límites del ser humano: su debilidad y su grandeza. Todo hombre es proclive al mal y al pecado, pero, en razón de la dignidad alcanzada por la redención, es capaz de aspirar a las más altas cotas de la perfección y de la santidad.
Nociones claves de la Moral Fundamental
El hecho de la libertad
La vida moral esta asentada sobre el dato de que el hombre es un ser libre. Sin la libertad, las acciones humanas serian, buenas y malas en si mismas y además podrían originar bienes y males sin cuento tanto al individuo como a la convivencia social, pero perderían la valoración moral. En virtud de la libertad, el hombre es sujeto de deberes que debe cumplir y de derechos que puede reclamar.
La conciencia
La conciencia es el único núcleo más secreto y el sagrario del hombre, en el que este se siente a solas con Dios. La conciencia emite juicios prácticos acerca de la bondad o malicia de un acto.
La norma moral
El cristiano debe orientar su conducta en orden a cumplir esas normas morales que Dios dicto a la humanidad.
Las fuentes de la moralidad
La objetividad de la acción que se realiza o se emite; el fin que persigue el sujeto al actuar y, finalmente, las condiciones en las que se lleva a cabo la acción o las circunstancias en que se encuentra el sujeto. En concreto, el objeto, el fin y las circunstancias se constituyen en fuentes de la moralidad de los actos humanos.
EL FIN ÚLTIMO DEL HOMBRE
Desde la fundación de la ciencia ética en la cultura griega, se propuso que el fin último de la ética es la felicidad: la persona debe conducirse moralmente porque desea ser feliz, pues, como escribe Aristóteles, a la felicidad aspiran todos los hombres. San Agustín repite la misma sentencia: ciertamente, todos nosotros queremos ser felices, y en el genero humano no hay nadie que no de su asentamiento a esta proposición incluso antes de que sea plenamente enunciada.
Para la ética cristiana, la felicidad perfecta es la salvación, la vida feliz en el Cielo, lo cual constituye el objetivo último de la existencia. El cristiano sabe que la razón última de conducirse rectamente no es para disfrutar de un bienestar temporal, sino para alcanzar la plenitud de su vida en la felicidad eterna.
Dios, fin último del hombre
El mundo ha sido creado para la gloria de Dios. Pero la razón de este fin no es aumentar su gloria, sino para manifestarla y comunicarla, pues como escribe Santo Tomas: Dios abrió su mano con la llave del amor y surgieron las criaturas.
Dios es le principio de todas las criaturas, tiene que ser también su fin ultimo. Dios es el fin de la persona humana, si esta tiene su origen en Dios como ser racional y libre, es claro que debe tender hacia el, hasta el punto de constituirlo en el fin último de su vida. Y es en Dios, donde el hombre encuentra la verdadera felicidad.
Dios, principio y fin de la existencia, orienta la vida del hombre según su querer, el cual coincide con el bien de la persona. Con esta respuesta, la persona humana sabe de donde viene, adonde va y como ha de actuar.
El hombre debe orientar hacia dios todas sus acciones
Conviene aclarar que, el fin último no es solo la salvación eterna, sino orientar todos sus actos a Dios. De aquí que la vida moral abarque cada una de las acciones singulares que realiza la persona humana.
“La vida moral posee un carácter teleológico esencial, porque consiste en la ordenación deliberada de los actos humanos de Dios, sumo bien y fin último del hombres. Lo testimonia, una vez más, la pregunta del joven a Jesús: ¿Qué eh de hacer de bueno para conseguir la vida eterna?” (Encíclica varitatis splendor).
Para el papa, las acciones humanas se pueden orientar a dios, pero es preciso que sean en sí mismas buenas: no vale cualquier acto, sino que es preciso que sean actos objetivamente buenos. Si el hombre quiere conducir su vida rectamente, debe practicar el bien prescripto en la ley moral.
El hombre tiende a alcanzar el fin último cuando dirige todos sus actos a Dios. El cumplimiento de lo establecido por las normas morales es el camino para que el hombre adquiera su felicidad aquí y la salvación eterna después del estadio temporal de su vida.
Pero, en alguna ocasión el hombre ha de tomar decisiones que comprometen su vida. Esos compromisos no serán difíciles de llevar a término si se piensa que la felicidad eterna compensa de todas las privaciones que conlleva la elección por Dios. Según el catecismo de la iglesia católica:
“La bienaventuranza prometida nos coloca entre opciones morales decisivas. Nos invita a purificar nuestro corazón de sus malvados instintos y a buscar el amor de Dios por encima de todo. Nos enseña que la verdadera dicha no reside ni en la riqueza o el bienestar, ni en la gloria humana o el poder, ni en ninguna obra humana, por último que, como en las ciencias, las técnicas y las artes, ni en ninguna criatura, sino solo en Dios, fuente de todo bien y de todo amor.”
Fin último de toda criatura: la gloria de Dios
La revelación cristiana muestra en todo momento que Dios mismo es el objeto de esa manifestación divina a la humanidad.
Esta verdad muestra que el teocentrismo es una característica de la concepción cristiana de la moral en contraposición a otras corrientes de pensamiento que pretenden situar al hombre como centro del mundo.
El catecismo de la iglesia católica sintetiza en los textos de la doctrina bíblica sobre la vida de Dios y como debe relacionar al hombre cuando alcanza a descubrir la grandeza de Dios en su gloria.
Pero esa humildad del hombre frente a la grandeza de Dios no humilla sino que la eleva su propia dignidad al poder reconocer y experimentar la gloria de Dios.
Respecto a la vida moral, la gloria de Dios tiene una importancia decisiva, pues reclama del hombre que reconozca de esa dignidad con un comportamiento adecuado.
Pero es obvio que señalar la gloria de Dios como fin de la vida moral no es una actitud egoísta por parte de Dios puesto que la gloria de Dios repercute en la vida humana.
De aquí el hombre adquiere su dignidad cuando reconoce la dignidad original de Dios creada a imagen y semejanza suya.
Algunos modos de glorificar a Dios
La vida moral abarca los diversos ámbitos en los que se desenvuelve el hombre y la mujer. Además, contempla las relaciones que brotan de la convivencia social con los demás. Así mismo el programa moral abarca el campo del amor, que confluye a la dimensión del matrimonio y la familia. Pero la vida moral no sería plena si, no se considera convenientemente las relaciones del hombre con Dios.
Los deberes morales del hombre con su creador se pueden estructurar del siguiente modo:
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El hombre ha de rendir culto a Dios, lo que se lleva a cabo por el ejercicio de la virtud de la religión que incluye 4 actos: adoración, acción de gracia, desagravio y oración de petición. También se enumeran como actos propios de la virtud de la religión el voto y el juramento
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El cristiano puede cometer pecados más graves como la blasfemia, el sacrilegio y el uso indebido del nombre de Dios.
Características del fin sobrenatural
El fin último sobrenatural, tiene las siguientes características:
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Es preciso firmar que solo puede aspirar y lograr alcanzarlo el bautizado.
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En su calidad de fin sobrenatural supera las fuerzas humanas por lo que está condicionado al empleo de medios sobrenaturales.
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El fin sobrenatural que se le asigna al hombre permite que el bautizado se pueda comunicar con Dios.
Llegado a estos límites no cabe más que admirar la alta vocación a la que es llamado el hombre y se ha de resaltar la grandeza de la vida moral del cristiano que le permite alcanzar tales metas.
El último fin debe ejercer un influjo real en el actuar humano
La influencia que ejerce la consideración del último fin sobre el actuar humano es considerable. Cabe fijar las siguientes novedades:
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La consideración del fin último sirve de criterio para medir la moralidad de cada uno de los actos singulares del actuar humano.
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Cuando el hombre constituye como fin último de su vida el dar gloria a Dios todas sus acciones adquieren un carácter nuevo. En primer lugar elimina de su vida aquellas acciones que le alejan de Dios y finalmente las obras en si buenas reciben una nueva tonalidad dado que no solo se purifican de algunas imperfecciones inherentes a todo actuar humano, sino que le agradece el amor a Dios con que se lleva a término.
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Da lugar a una moral de altos valores étnicos. Se pone a Dios como fin de la existencia, se propone una escala de valores bien distinta de la que tiene como ideal étnico un proyecto de honradez humana.
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La vida moral no se reduce a intentar encontrar un proyecto puramente humano, sino que se pone como arquetipo de existencia llevar a término un proyecto de vida global, según el querer de Dios.
Algunos errores actuales sobre el último fin
Las insuficiencias y los errores de algunas corrientes éticas de nuestro tiempo, cabe reducirla en dos grandes grupos:
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Antropocentrismo: los grandes étnicos reclamaban para fundamentar la ciencia ética el recurso de Dios. Este calificativo se debe aplicar a otros grupos, en conjunto con sistemas morales que se asientan sobre antropologías insuficientes. Cabe mencionar lo siguiente:
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Se deben mencionar aquellos autores que profesan una moral sin Dios, quienes niegan que sea posible elaborar una moral digna del hombre si se reconoce la existencia de Dios.
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Se incluyen en este grupo aquellos autores que reducen el hombre a pura biología. Son los que engrosan la corriente del socio biologismo.
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Los sistemas étnicos que hacen derivar la moralidad de las costumbres sociales de cada época.
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Finalmente, puede integrarse aquellos autores que niegan un sujeto ético; quienes afirman que el hombre no tiene en sí mismo una entidad que le permita realizar actos verdaderamente responsables.
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Materialismo: Cabe destacar diversas corrientes y autores que coinciden con los enumerados en el apartado anterior. Por ejemplo:
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Quienes reducen el hombre a pura materia, donde se puede distinguir el materialismo dialectico hasta el defensor del azar.
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Las corrientes antropológicas que niegan una diferencia esencial entre el hombre y el animal, donde se distingue lo fiscalista y emergentista.
Estas corrientes étnicas y los autores creen que al borrar a Dios del horizonte étnico el fin ultimo de la vida moral se reduce al bienestar personal, a lograr una convivencia pacifica en el ámbito social.
La libertad humana
La razón de que al hombre se le exija un comportamiento moral es que es un animal racional y libre. Si el agente no es libre, sus acciones no son buenas ni malas, dado que las realizadas no por decisión personal libremente asumida, sino que se mueve por su interés según las circunstancias y los caprichos.
Existencia de la libertad
La existencia de la libertad es un dato incuestionable: yo puedo optar por seguir escribiendo o por jugar al tenis. Pero mi capacidad de decisión es tal, que puedo decidirme a recibir lecciones de este deporte e incluso dedicarme a él. Negar la libertad, cuando se reclama su ejercicio y se protesta en el caso en que no se respete o se abuse de ella, no tiene sentido.
Lo que cabe afirmar es que la libertad humana es limitada y que las capacidades de optar son restringidas, pero rehusarla es negar la evidencia.
Para un cristiano, la existencia de la libertad no solo es un dato de la experiencia más íntima de su vida, sino que la asiente abalada por la doctrina bíblica. Este sentido bíblico, cree que la libertad se da cuando el hombre se decide por vivir la vida del espíritu y no se deja conducir por los vicios de la carne.
Finalmente, el concilio de Trento definió la libertad como condición del ser humano, a pesar de los males que en ella ocasiono el pecado de origen.
Sentido y definición de la libertad
El hombre se distingue por la racionalidad y la capacidad de obrar libremente.
También, conforme con sus leyes biológicas, actúan los seres vivos: los vegetales proceden; de modo semejante, los animales se comportan de acuerdo con los instintos de sus respectivas especies. El animal actúa automáticamente, siguiendo su impulso instintivo. El hombre, por el contrario, puede intervenir de inmediato en el proceso de su actuar.
Esa capacidad de decidirse a actuar o de abstenerse, es lo que cabe entender como libertad.
En términos generales la libertad es la capacidad que tiene el hombre de auto determinarse.
Una definición más cercana a la ciencia moral determina que la libertad es la capacidad interior de la persona mediante la cual la voluntad se puede optar entre querer o no querer, determinarse por distintas posibilidades o decidirse por su contrario.
Dentro de esta definición se pueden destacar tres clases de libertades:
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La libertad de necesidad: es la posibilidad de actuar o no actuar
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La libertad de especificidad: es la capacidad de decidirse entre diversas opciones
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La libertad de contradicción: es la que decide entre dos cosas opuestas.
A esta altura en que se sitúa la libertad se destaca la obra del ser humano hasta el punto en el que cabría definirlo como el hombre es el ser libre. En la libertad confluyen la razón, la voluntad y la vida afectiva sentimental, ya que estas tres dimensiones constituyen el ser humano.
Limitaciones de la libertad
La limitación de la libertad viene determinada por la propia estructura de la persona, que es un ser esencialmente finito, por lo que la libertad está sometida a ese mismo límite de finitud.
La limitación de la libertad tiene orígenes muy diversos algunas veces viene dado por la naturaleza del propio ser. Otras veces la limitación deriva de las circunstancias que afectan a su mismo origen, y siempre se limita por la condición de ser varón o mujer, niño, adolescente o anciano, ya que no todas las personas pueden hacer lo mismo.
La propia libertad se reduce porque puede invadir el ámbito en el que se ejerce la libertad del otro, que también es un ser libre.
Las limitaciones condicionan el ejercicio del ser humano pero no niegan su existencia. Son condiciones de su ser, y todo hombre está condicionado. Cosa distinta que son las determinaciones que violan la independencia del sujeto ya que la característica de la persona es auto determinarse. Sin embargo la libertad del individuo se mantiene en su interior, aunque no pueda ejercerla.
Además, no toda limitación es negadora de la libertad sino que puede dar lugar a nuevas posibilidades para ejercitarla en un nuevo ámbito.
Libertad, verdad y bien
La libertad es, una condición del ser humano. Como enseña el catecismo de la iglesia católica: la libertad es en el hombre una fuerza de crecimiento y de maduración en la verdad y la bondad (CEC, 1731)
Libertad y razón
La relación libertad-verdad es de fácil comprensión, porque para que el hombre actuara libremente, se requiere que conozca lo que realmente va a ejecutar o, lo que pretende omitir o elegir.
La razón es que la propia estructura de la libertad supone que el sujeto conoce la naturaleza del acto que realiza (la bondad o la malicia). En efecto solo es libre el hombre que conoce la verdad. De ahí se siguen dos consecuencias:
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El medio para crecer en la libertad es profundizar en la verdad. El hombre libre es aquel que ama, busca y consigue la verdad.
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El camino para ayudar a los otros a que sean libres es posibilitarles que salgan del error y conozcan la verdad.
Libertad y bien
La relación entre “libertad” y “bien” es estrecha, y mas difícil de expresar conceptualmente. Si se niega la libertad para hacer el mal, parece que se limita e incluso puede pensarse que se rehúsa la condición libre del hombre. La libertad debe ejercitarse para el bien.
La libertad humana debe respetar el ámbito de su realidad específica y no debe violentarla, no puede lesionar lo que el hombre es. Cuando el hombre usa la libertad para hacer el mal, muestra, ciertamente, que es libre, pues no hace un uso legítimo de ella.
La persona humana es un ser libre por lo tanto elige el tipo de conducta que le permite alcanzar la propia perfección. Puede hacer el mal pero no debe realizarlo. La libertad se sitúa, no en el poder físico sino en el deber moral.
Libertad y responsabilidad
Estos dos términos se implican mutuamente, de forma que la “libertad” debe ser “responsable”.
Cada persona se siente responsable de sus actos, por lo que exige que se le reconozca la garantía de su actuar. Por ello, se ensalza y premia la acción buena y al contrario, se censura y condena el actuar malo, de forma que el que hace el bien se le premia, y el que hace el mal se le condena.
La libertad y la gracia
La cooperación de la gracia no determina la libertad, sino que representa no solo una ayuda para ejercerla racionalmente, sino para dirigir sus actos al fin ultimo sobrenatural. La gracia facilita superar la ignorancia y vencer las pasiones, conforme al querer de dios.
La gracia facilita conducir su vida sin acudir a las múltiples tentaciones a que están sometidos. La situación calamitosa en que se encuentra le lleva con frecuencia a hacer un mal uso de la libertad. La gracia le presta una ayuda para superar esa condición.
Merito, gracia y libertad
Merito es la retribución que se le da a quien ha realizado una obra buena.
La primera gracia proviene de dios, pero, podemos después merecer a favor nuestro y de los demás gracias útiles para nuestra santificación, para el crecimiento de la gracia y de la caridad, y para la obtención de la vid eterna.
La liberta perfecciona el ser de la persona
La libertad es una apasionada conquista que dura toda la vida. Cada persona ha de estar en continuo ejercicio de lograr su condición de ser libres, puesto que la libertad es mas un proyecto que una consecución, es mas una meta que un logro.
La propia libertad es una labor costosa, pues, además del amor a la verdad y del dominio de los instintos requiere un ejercicio de obras buenas, esta es llamada, libertad moral. La libertad moral debe traspasar el deseo “de poder hacer” a la determinación del “debe hacer”. La “libertad de” es decir sentirse libre de ciertas limitaciones, debería ocuparse en la “” libertad para” ósea la libertad “parea hacer el bien”.
Naturaleza de la vida moral
La actividad moral en si misma es algo muy complejo pues en ella confluye la insondable del ser humano, concurrente al menos los siguientes factores: la psicología que define el carácter, la sensibilidad y las pasiones que en ella anidan, los hábitos, las ideas de la época, la educación recibida, la formación religiosa, etc.
La vida moral a de partir de cuatro notas que diferencian al ser humano como tal.
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La unidad esencial propia de la persona humana, en la cual confluye el cuerpo y el alma, es el hombre o la mujer individuos los que hacen el bien o el mal.
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La condición historiada que le es propia a la persona, por lo tanto en su actuar interviene su edad y condición del individuo, la formación recibida, la biografía que constituye el entramado de su pasado.
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La socialidad, al ser una dimensión esencial del ser humano, también deja sentir sobre la persona los diversos factores sociales, tales como el inflijo del entorno cultural.
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La persona esta radicalmente abierta a la trascendencia, una conducta moral derivada del querer de dios. A esa dimensión religiosa el cristiano añade la elevación sobrenatural por la gracia de dios
Los actos humanos
El hecho de que el hombre sea un ser inteligente y libre, es lo que permite que sus actos sean verdaderamente humanos y la persona sea buena o mala en el orden étnico. Los actos humanos son actos morales, porque expresan y deciden la bondad o malicia del hombre mismo que realiza esos actos. Los actos buenos hacen a la persona buena, por el contrario los actos malos la envilecen, pues hacen a la persona mala.
En consecuencia para que una acción pueda clasificarse de moral antes debe de ser humana, por eso la moralidad de una acción requiere que la persona la lleve a cabo con consentimiento y libertad. Un acto será moral en la medida en que, para su ejecución, el sujeto se haya empeñado en conocer la bondad o la malicia del acto.
Existe la posibilidad de que el individuo actué como persona consiente y responsable, en definitiva, es un imperativo antropológico salvar la dignidad humana de la persona y no disminuir su calidad de ser inteligente y libre.
Respecto a la rozón el tiene capacidad de poseer la verdad, incluso conocer la existencia de la verdad universales, por lo cual la inteligencia puede discernir lo que es bueno y malo.
Criterios que permiten juzgar que un acto no es humano
Una acción y la deliberación con que se lleva a la practica un acto deja de ser humanos cuando cesa de ser consiente y voluntario. Hay que distinguir entre “advertencia” y “consentimiento”.
Defectos de conocimientos
Son varias las causas que pueden disminuir e incluso eliminar un recto conocimiento moral de las acciones que se ejecutan.
A_ Ignorancia: Es la carencia de conocimiento. Variedades:
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De hecho: se ignora si un acto concreto esta o no prohibido;
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De derecho: si se desconoce la existencia de una ley moral;
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Vencible: cuando es posible salir de la ignorancia;
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Invencible: si es posible salir de ella
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Crasa o supina: cuando no se pone esfuerzo alguno para vencerla;
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Afectada: si se rehúsa poner los medios para salir de ella
B_ Duda: puede afectar al conocimiento y a la voluntad, aquí tratamos de la duda en el conocer. Clases:
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Positiva: si hay motivos positivos para dudar;
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Negativa: si no hay razones o solo muy tenues sin fundamento serio para dudar;
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De derecho: si se duda acerca de la existencia u obligación de la ley;
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De hecho: cuando se duda si un acto concreto se incluye en la ley;
Deficiencias en la libertad
Las causas que pueden disminuir e incluso anular la libertad son múltiples:
A_ Concupiscencia: es la inclinación de las pasiones que buscan satisfacer el bien sensible. Las pasiones pueden ser fuentes del pecado, por lo que se debe mantener el domino de las mismas. Las pasiones influyen en los actos libres, pero dependen del consentimiento de la voluntad. Algunas normas para la lucha contra las pasiones:
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Antecedente: es la que precede y en parte ocasiona la acción;
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Concomitante: es la que acompaña a la acción;
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Consiguiente: es la que sigue y acrecienta la acción;
-La concupiscencia antecedente y concomitante puede disminuir la libertad de un acto determinado.
-La concupiscencia consiguiente no disminuye la voluntariedad, pero fomentada puede aumentar la voluntariedad.
B_Violencia: es la coacción que una fuerza exterior puede ejerce sobre la voluntad. Puede darse dos situaciones:
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Absoluta: cuando quita la libertad, aunque se la resista;
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Relativa: si se le puede resistir;
-La violencia absoluta quita la libertad, por lo que los actos realizados no son imputables al sujeto.
-La violencia relativa solo disminuye la libertad.
-La violencia absoluta se ha de evitar en el consentimiento interno.
C_ Miedo: es el temor fundado en los males que se pueden originar al interesado. Se distinguen dos casos:
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Externo: es motivado por agente externos al sujeto;
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Internos: nacen el sujeto por motivos psicológicos;
-El miedo externo o interno, en la medida en que quite la libertad resta culpabilidad a la acción que se realiza.
La acción de doble efecto
Este es el caso en que una acción tenga dos efectos uno bueno y otro malo. Para que un acto tenga estas características debe de cumplir estas cuatro condiciones:
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Que la acción sea buena o al menos indiferente;
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Que el fin que se persigue sea alcanzar el efecto bueno;
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Que el efecto primero e inmediato que se sigue sea el bueno y no el malo;
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Que exista causa proporcionalmente grave para actuar;
Las fuentes de la moralidad
El teólogo debe emitir un juicio moral de las acciones humanas a partir de tres criterios:
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Objeto: el elegido o acción que se lleva a cabo;
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Fin: lo que se busca con la acción o sea la intención con que se realiza;
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Circunstancia: lo que ocurre en la acción u omisión del dato;
Escuela o esquemas morales
Son las teorías que, a partir de las fuentes de la moralidad, de tal forma acentúan un de ellas que dan origen a teorías insuficientes o erróneas pues desvirtúan el concepto mismo de lo moral cabe enumerar las siguientes:
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Objetivismo ético
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Éticas finalistas o teleológicas
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El circunstancialismo ético
Pepe Mujica sobre el consumismo
Pepe Mujica, en el video, habla sobre como esta sociedad en la que vivimos, que se ha vuelto totalmente consumista, mercantilista y capitalista, hace referencia que en el principio de la historia ya hace millones de años atrás, cuando los objeto no eran de el o de aquel sino nuestro, cuando éramos una sociedad socialista y cada persona era libre. También dice que ahora ya perdimos parte de esa libertad porque debemos de emplear horas de trabajo para poder satisfacer esa necesidad de bienes materiales que día a día crese, ya que simplifica nuestras vidas, en cierta forma damos parte de nuestras vidas y horas para que podamos tener mas comodidad nos esclavizamos y perdemos nuestras libertades para por adquirir mas y mas.
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Enviado por: | Franco |
Idioma: | castellano |
País: | Argentina |