Historia


Las mujeres en la epoca colonial


El rol de la mujer en la colonia

Para comenzar, debemos hacer una importante aclaración: no existe la mujer de la época colonial americana. Existió una mujer de elite, una mestiza, indígena y también esclava. A su vez, dentro de esos grupos se dieron distintos roles y subdivisiones, lo que llevó a la conformación de un todo complejo y no reducible a un solo papel de mujer. Hubo una gran diversidad de condiciones para las mujeres, diferencias vinculadas con el poder, la riqueza, el acceso a la cultura y, sobre todo, con el grupo étnico al que pertenecían.

Para comprender el rol de la mujer en América, debemos conocer la sociedad colonial americana, y para entender esta, hay que mirar la sociedad española de la época. En la España del siglo XVI, se vive la decadencia de la mentalidad medieval y el auge del humanismo, creador de un nuevo ideal femenino y masculino. Las mujeres son relegadas al hogar y en grupos dominantes, las « corte de amor » cantadas por los poetas, exaltan a la mujer como objeto poético-piadoso, dejando de ser compañera del hombre, convirtiéndola en guardiana de la honra familiar. Estos ideales (que incluyen a la sumisión y el refinamiento), llegan a América junto con el ideal de clausura, vida piadosa y castidad. Se insertó así en la vida femenina de la nobleza, pasando a ser el modelo a seguir de toda las mujeres americanas. La sociedad del nuevo continente, no terminó siendo un reflejo de la estamental sociedad española, tornándose más móvil y dinámica.

-La mujer de la elite: la formación de la elite colonial se dio por linaje (transmisión patrilineal de honores, beneficios, etc.) y por alianzas. Las alianzas matrimoniales respondían a estrategias familiares que afianzaban los vínculos de poder del conjunto familiar. Por medio del matrimonio se asimilaba a otras personas y sus parientes y se fortalecían los patrimonios, porque la novia contribuía con una nueva dote a su nueva familia. Muchos españoles se acomodaron arreglando un buen matrimonio; la dote fue el capital inicial de su desarrollo empresarial. A su vez, la dote también resguardaba el futuro de la mujer (esos bienes estaban a su nombre). Así, la esposa permitía que el grupo asimilara al esposo (hay más permeabilidad social). Es así como la mujer desempeña un papel crucial en la formación de su sociedad.

Ella tuvo como misión la conservación de las tradiciones castellanas, el fomento de la religiosidad en el hogar y la consolidación del modelo de vida familiar. La familia era la fuente primaria de las reglas de vida y tuvo tres funciones: suplió al Estado en la protección de los suyos, facilitó el traspaso de bienes de adultos a jóvenes y preparó a estos últimos para la vida (de esto se desprende la importancia del rol de la mujer). En el ámbito privado, la mueres eran amas y señoras en el hogar (considerando el tamaño de las casas y la cantidad de personas que en ella vivían, se daba un verdadero universo de relaciones humanas). Las funciones de la mujer en el hogar eran: criar a los hijos, manejar los asuntos domésticos y velar por el cumplimiento y enseñanza de los valores culturales y morales.

En la mujer recaía la responsabilidad de mantener la honra de la familia, cumpliendo con el ideal ya citado. El matrimonio era el momento clave de su vida y para ello era preparada desde niña. Debía ser dócil, respetar la autoridad del marido y vivir confinada en su casa. Para conseguir éxito en ese modelo, la educación de las niñas era confiada a religiosas, educándolas en un esquema doméstico de sumisión. Muchas ingresaban a conventos, atraídas por el interés de consagrarse a la fe (o tal vez por un embarazo no deseado o para escapar de un matrimonio impuesto). Era un lugar donde la mujer podía instruirse y también un ámbito aislado del control social y de la autoridad masculina (podían acceder a ciertos conocimientos, como latín, administración, etc.).

El rol público de la mujer era acompañar al marido, realizar actividades de beneficencia e ir a Misa (un verdadero centro social femenino). Al enviudar eran ellas las que tomaban las riendas de los negocios y administración de sus bienes; si lo hacían con éxito, ingresaban al mundo masculino y a las relaciones con las instituciones.

- La mujer mestiza: Tuvo un distinto rol que la mujer de elite. El ideal de clausura no fue tan respetado, ya que tuvieron que dedicarse a labores productivas o de servicio fuera de la casa: comercio, trabajo doméstico (sirvientas, blanqueadoras, costureras) y productivo (hilanderas, fabricantes de velas, y cigarreras), también trabajaron en pulperías, lo que les significó tener un mayor contacto con el exterior, con la sociedad.

Si bien el matrimonio constituía un ideal dentro de sus vidas, éste no tenía el grado de complejidad que en los grupos de elite, pues no estaba en juego un gran apellido, ni había un linaje que cuidar. Esto dio mayor cabida al matrimonio por sentimiento. Debido a esto, la mujer mestiza no debía preocuparse tanto por mantener su honra, aunque esto siguió siendo un ideal presente. Su instrucción sólo la recibieron a través de la catequesis y la práctica del trabajo.

Si consideramos la masa de vagabundos mestizos que circulaban por Chile central durante la colonia y que como donjuanes enamoraban mujeres, e iban de un lugar a otro contratándose como peones, debieron haber muchas madres solteras mestizas. No tenemos fuentes que respalden nuestra hipótesis, pero debemos considerar el hecho que las elites se hacían cargo de niños huérfanos o pobres, dándoles un techo en sus casas. Estos « criados » bien pudieron ser hijos de estas mestizas solteras.

En un principio, el mestizo en general, y por lo tanto la mujer, fue mal visto tanto por hispano-criollos, como por los indígenas. Pero después, la sociedad entera se fue mestizando, mezclando, convirtiéndose en un híbrido; la condición de mestizo dejó de ser definida, precisa…la sociedad se complejizó.

-Mujer indígena: El rol de las indígenas varió según fuera su puesto dentro de su sociedad: fue distinto ser una india de elite que una india normal, sin distinción dentro de la casta.

Después de la llegada de los españoles, fueron ellas las encargadas de transmitir los rasgos tradicionales de la cultura indígena (en las tareas domésticas, el comercio, el vestido, etc.). Con la imposición de la monogamia, que se contraponía a la antigua poligamia, se desestructura su sociedad y muchas mujeres quedan en el abandono. También aumenta la mortandad de indios por los duros trabajos, y por ello sus mujeres (lo mismo que las abandonadas) debían buscar trabajo. Se emplearon principalmente como amas de casa, donde adquirieron un gran poder y se hicieron fundamentales, pero también fueron parte activa en el comercio. Por este camino, aprendieron a usar la moneda y conocieron el idioma español incluso antes que los mismos indios.

Con la reducción de indígenas a pueblos, encomiendas, servicio personal, esclavitud, etc., los hispano-criollos impusieron una nueva estructura, desintegrando la organización indígena, con la consiguiente hispanización de estos últimos. Así, el rol de la mujer indígena en la colonia estuvo determinado por las necesidades y ambiciones de los hispano-criollos y de la corona.

- Mujer esclava negra: por la caída demográfica indígena, se trajeron esclavos negros a América como mano de obra para la agricultura, servicio doméstico y trabajos en las haciendas. Las esclavas urbanas fueron principalmente matronas, panaderas y lavanderas. Eran propiedad de las blancas casadas (formando así parte del patrimonio familiar) y fueron consideradas como objetos, como un bien (estando bajo peores condiciones que indígenas o mestizos, aunque hubo excepciones).

Concluyendo, las mujeres en la colonia no ejercieron un poder tangible (político por ejemplo) si no más bien uno fantasma, « por debajo », influyendo en sus maridos y sus decisiones. Hay que olvidar la imagen de una mujer inepta recluida en su hogar: hemos descubierto que hubo más campos de acción en los que ella también participó (el comercio, la administración, transmisión de valores y herencias en las alianzas familiares). Si bien ejercieron actividades importantes en la sociedad, hubo un rol común para todas ellas: ser la base de la familia.

Siempre detrás de un gran hombre, hay una gran mujer”. :o)

Bibliografía

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  • CRUZ, ISABEL. El traje: transformaciones de una segunda piel. Santiago, Eds. Universidad Católica de Chile, 1996.

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  • SALINAS, CECILIA. Las chilenas de la colonia. Virtud sumisa, amor rebelde. Santiago, LOM ediciones, 1994




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Enviado por:Juan Cristóbal Marín
Idioma: castellano
País: Chile

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