Literatura


La Regenta; Leopoldo Alas, Clarín


Los datos biográficos de Leopoldo Alas podrían compendiarse muy fácilmente en los términos en que lo hizo en 1918 el lacónico Azorín: “Su vida externa se reduce a bien poco: cursó la carrera de Derecho; vivió en Madrid largas temporadas, y aquí trató a literatos y periodistas; ganó una cátedra en una Universidad; colaboró en los periódicos abundantemente; Escribió novelas y cuentos; estrenó un drama en un acto. Nada más”. Pero la ocasión requiere menos parquedad en cuanto a la vida “externa” y -tratándo de un escritor dotado de una intimidad tan excepcional entre los escritores españoles de su tiempo- en cuanto a la vida “interna”.

Penúltimo de cinco hermanos, nace Leopoldo Enrique García-Alas Ureña el 25 de Abril de 1852, en Zaragoza, de padre asturiano (Genaro García-alas) y madre también asturiana (Leocadia Ureña)

en Zamora aunque el siempre dijo que más que nacer, le habían nacido en Zamora haciendo una clara alusión a que su verdadera “patria chica” sentimental fue siempre Asturias, patria de sus padres. En Zamora, en león y en Guadalajara, ciudades donde su padre fue siendo sucesivamente gobernador civil, pasó Leopoldo su infancia, y en León hace sus primeros estudios en la escuela de los jesuitas de San Marcos. Traslada la familia a Oviedo encuentra la tranquilidad necesaria en su vida.

Para comprender la obra de Clarín resulta conveniente comenzar por una semblanza biográfica que no pretende más que recopilar lo que los investigadores (Posadas, Cabezas, Gómez Santos, Martínez Cachero, Gamallo Fierros, etc.) han publicado, antes de profundizar en el estudio de su mejor obra y una de las de más alto prestigio de al literatura española de todos los tiempos comparada incluso por algunos críticos con El Quijote de Cervantes: La Regenta

Según Cabezas, el joven pasó dos años sin asistir a ninguna escuela leyendo libros de la biblioteca de su padre, entre otros de Cervantes y Fray Luis, que serían siempre sus autores favoritos. El 4 de octubre de 1863 ingresa en la universidad de Oviedo para cursar lo que entonces llamaban estudios preparatorios, que posiblemente equivalían a lo que luego fue el ingreso en el bachillerato. Cursa este bachiller entre la fecha anteriormente citada y 1869.

Por esos años Alas conoce a los hijos del indiano González del Valle y, para “estrenarla en el salón de representaciones que estos adinerados tenían en su casa de Cimadevilla, escribe Leopoldo una comedia en verso que titula “El sitio de Zamora”... , entre los 12 u los 13 años.” Esa primera obra se ha perdido. “Una segunda comedia que estrenaron en su salón Leopoldo y su pandilla... era, según la referencia de los dos amigos del escritor, una pieza burlesca al estilo clásico en que es describían, teatralizadas, las peripecias de la propia pandilla un día en que entre todos no tenían para pagar una deuda de honor. El título era “Una comedia por un real” ”

Durante los años de bachillerato conoce también a los que serán para siempre sus íntimos amigos y entre todos publican un periódico que lleva por título “La Instrucción”. “Se publicaron muy pocos números de “La Instrucción” -escribe Posada- y nadie pensó en conservarlos, es una pena por que al fin y al cabo en este periodicucho hicieron sus primeras armas como escritores públicos el futuro Clarín, Armando Palacio Valdés... y... Tomás Tuero.”Poco tiempo después comienza a publicar Alas, en solitario, otro periódico titulado “Juan Ruiz” (Este era el seudónimo con que Alas firmaba en “La Instrucción”). Tenía entonces 16 años.

La fecha del fin del bachillerato consta con seguridad: el 8 de Mayo de 1869 recogió su título con la calificación de sobresaliente.

Según Cabezas, por estas fechas tiene lugar su primera experiencia sexual. No conocemos el nombre de la mujer pero se trataba, al parecer, de una campesina avilesina y se conocieron y trataron durante el verano de 1869. Sea como sea, es muy probable que es basara en este primer amor para escribir su obra de teatro “Teresa”.

Se matricula en la universidad de Derecho en el curso 69/70 acogiéndose a la recién creada enseñanza libre. Terminó la carrera de Derecho en tan sólo dos años, “me hice abogado en un periquete”, diría años más tarde.

Al terminar sus estudios fue propuesto para una mención de honor pero en su expediente no consta que se presentara por lo que Cabezas afirma que Alas dudaba de la imparcialidad de algunos de sus profesores, a cuyos oídos habían llegado las sátiras de Juan Ruiz. Otra explicación más convincente es la que expone que Alas no daba ninguna importancia a las buenas notas. Cuando acudía a la universidad... mientras tantos a fuerzas de buenas notas se consumían repasando apuntes entre clase y clase, Alas leía para si o en unión con algunos compañeros el argumento o escena de un drama o versos de Zorrilla, o un artículo de Gil Blas, o bien discurría o discutía con Tuero los acontecimientos de literarios o políticos del día.

En cualquier caso la universidad de Oviedo no debía de ofrecer muchos atractivos al joven deseoso de aprender. En una de sus “cartas a un estudiante” dirigida a su amigo Tuero, evocaba Alas el ambiente de la universidad diciendo: “En nuestra universidad... me había hecho Licenciado en Derecho, sección de civil y canónico, casi sin darme cuenta de ello. Sabía lo que muchos de mis compañeros y... valga la verdad, de mis profesores. Esto no es inmodestia porque, hablando en puridad, ni los profesores ni yo sabíamos gran cosa. Y ¿por qué? por falta de plan y reflexión en los estudios y además por la pequeñez de miras con que es enseña y se aprende, generalmente, la carrera de abogado. Nada más puro, más noble, que el derecho; nada más alejado de su trascendencia que la facultad de derecho.”

Clarín, como tantos otros intelectuales, sintió pronto la necesidad de ir a Madrid para completar su formación, su propósito inicial fue estudiar otra carrera: “era -escribió refiriéndose a este momento- allá por los años de 1871/72. Yo me había hecho abogado en un periquete aprovechando lo que entonces llamábamos libertad de enseñanza en mi pueblo, para correr a Madrid a estudiar lo que entonces se denominaba Filosofía y Letras”

En la capital se reunió con sus tres mejores amigos y se instalaron en una posada, como entonces se llamaban, de la calle Silva “regida por una viuda de un traductor español de las obras de Chateaubriand, dama cariñosa y distinguida que contribuyó, no poco, con su bondadoso trato a facilitar la adaptación de los recién llegados. Alas, Tuero, Palacio y Rubín pasaban las mañanas en su cátedra de la central; después de almorzar se reunían alrededor de la humeante cafetera para dedicarse cada cual a sus estudios o a sus lecturas. Los días pares tenían lección de francés y los impares de italiano a cargo de un signore residente en Madrid años hacía y maestro de la bella lingua de una numerosa clientela aristocrática... Los cuatro señores menudeaban cuanto podían sus idas al teatro, gran afición de Clarín sobre todo, y desde el día siguiente de su llegada a Madrid se hicieron socios del viejo Ateneo, que en cierto modo habría de ser el domicilio espiritual de Clarín, como de tantos otros intelectuales de la época.

A poco de llegar a Madrid publica otro periódico, titulado Rábagas. “Reunidos los cuatro amigos -dice Posada- en el gabinete con honores de redacción, de la posada de la calle Capellanes, después de un duro examen y de animada controversia, Tuero se impuso y acordaron sacar a la calle el anhelado periódico” Figuraban como redactores los cuatro amigos y como redacción Capellanes, 2,la pensión donde entonces vivían.

Posada, que no conserva ningún numero del periódico pero afirma tener uno delante cuando escribe su libro, nos da una idea del contenido y del tono del mismo, incluso reproduciendo algunos textos. El blanco principal de las críticas de los jóvenes amigos era Luis Zorrilla. Para Cristino Marcos también hay críticas, pero respetuosas. A Ruiz Gómez lo llaman tonto sin rodeos.

Es indudable que, como tantos otros provincianos trasladados a Madrid (antes y después) Alas tuvo que sentir el desarraigo, la soledad y la falta de la familia y de la tierra. El mismo se ha referido a ella en algunos textos y su amigo Posada la refleja espléndidamente en sus memorias. Clarín buscaba refugio para su soledad en la iglesia, el teatro y las inmediaciones del puente de Segovia.

Palacio Valdés, evocando las tertulias de aquella época dice en su “Testamento literario”: “Nos reuníamos una docena de literatos en la cervecería Inglesa de la calle San Jerónimo. Después nos trasladamos a la escocesa de la calle del Príncipe, donde el propietario nos habilitó un espacio independiente. Soplaba en esta tertulia, no hay que negarlo, el viento de la maleficencia, pero sólo de un modo ocasional. Las brisas reinantes eran las del buen humor y el donaire. Se rendía culto desaforado y extravagante al chiste... Pocas veces se habían reunido a diario tantos hombres de ingenio agudo y chispeante.

Poco tiempo después de su llegada a Madrid comienza Alas a colaborar en la prensa y, según Cabezas, “después de firmar muchas cosas con distintos seudónimos y también con su nombre, el 2 de Octubre de 1875 firma por primera vez con el seudónimo de Clarín su “Azota calles de Madrid (Apuntes en la pared)”.

Decía Clarín en el texto:

Voy a inaugurar en verso

mis revistas de Madrid

con un modesto romance

que tenga su rintintin;

y voy a decirles a ustedes

lo que les quiero decir,

mediante Dios y mediante

el gobernador civil.

Durante el verano de 1876, según Cabezas, “escribe sus primeros cuentos y algunas composiciones en verso, que al año siguiente irán viendo la luz en las páginas de la revista de Asturias. Eran sus trabajos serios, puramente literarios”

En esta misma época acabó de afianzar su propensión al idealismo, a la integridad ético-religiosa, a la tolerancia, a un pensamiento organicista y armónico y a la observancia de una conducta recta, abnegada, dedicada al bien progresivo de la humanidad y de la patria: a una forma de pensar y de ser, en fin, que el krausismo de algunos de esos maestros de la universidad le legaban; legado al que nunca renunció Leopoldo Alas.

En carta a José Quevedo (¿1876?) escribe a este su amigo intimo (al que a veces llama Orestes considerándose él mismo su Pílades):

Me decías en una de tus cartas que temías verme caer en el positivismo. Como sistema filosófico me parece imposible que yo llegue a abrazarlo en mi vida; como modus vivendi, por lo que tiene de práctico, de circunspecto, de rico en material científico lo considero muy aceptable, razón suficiente de su presencia de la filosofía. De todos modos estoy decidido a estudiarlo un poco de veras, comenzando por la Física la Filosofía y, si es necesario, las Matemáticas. Temo que no hayas entendido lo que quiero darte a entender con esto: no quiero hacerme positivista, pero me parece haber oído una voz entre la cháchara de estos naturalistas que pide en justicia nuestro amor y en estudio.

Al poco de comenzar los estudios de Filosofía y Letras, Clarín los abandona y, quizás bajo la influencia de Giner, decide preparar su doctorado en Derecho.

Preparó su tesis sobre el Derecho y la Moral y obtuvo el título de doctor el 8 de Julio de 1878. La tesis se publicó en la Revista Europea.

Según S.Saillard, el 23/12/1878, fue propuesto para la cátedra de Economía Política y Estadística. Es posible que en aquel tiempo la oposición se preparara con poco rigor o que se encontrara con un tribunal favorable y quisiera aprovechar la oportunidad para ingresar en el escalafón. Parece, en todo caso, que las razones “administrativas” debieron pesar más que las vocacionales por que no siguió cultivando los estudios de economía.

Por estos años es posible que ya padeciera la enfermedad que acabaría con su vida. Según Gómez Santos, “a los treinta años aparentaba cincuenta; su tuberculosis intestinal además de envejecerle, le entristecía.

Según Cabezas, “a partir de Enero de 1879 sus viajes a Oviedo son demasiado frecuentes (...) Por fin, en la primavera de 1882 encontramos la razón de los tan misteriosos viajes. Las relaciones con Clarín de Onofre García Argüelles llegaron a adquirir lo que pudiera llamarse estado oficial” La que iba a ser su mujer vivía en el número 20 de la calle Oscura y padecía un “tumor tuberculoso” además de una marcada cojera.

La familia de los García Argüelles tenía un “palacio de señores” y en el se celebró la boda el 29 de Agosto de 1882. A la ceremonia asistieron numerosos invitados de diversa índole social por expreso deseo de Clarín.

Los datos de que disponemos nos autorizan a pensar que el matrimonio de Clarín fue “normal” para su época. La mujer probablemente administraba el dinero de la familia y se quedaba en casa mientras el marido jugaba en el casino con los amigos. Sally Ortiz Aponte dice -sin aportar pruebas- “Leopoldo fue hombre de una sola mujer, dueño de un hogar feliz y de unos hijos buenos y rectos. Me imagino que su vida fue un rosario de caricias matizadas por el amor y el deber”

Sabemos que fumaba mucho, y en cuanto al uso del alcohol él mismo dice en una de sus cartas a Pepín Quevedo que “todo el mundo me tiene por guasón, por positivista, por sidrero si es caso”

La llegada de los liberales al poder tuvo consecuencias muy favorables para Alas: sin nueva oposición el 12 de Julio de 1882 fue nombrado catedrático de Economía Política y Estadística de Zaragoza. Como sabemos esto es lo que le permitió casarse.

Según Cabezas, los esposos hicieron su viaje de novios en Septiembre, aprovechando un encargo que el marqués de Riscal, propietario del periódico “El día”, hiciera a Clarín para escribir unos artículos sobre el problema social en Andalucía y añade que “los primeros días de Octubre está Clarín de regreso en Zaragoza”

En esta ciudad se hospedaron en una pensión temporal ya que el 6 de Julio de 1883 obtiene Alas su traslado a la plaza de Prolegómenos, Historia y Elementos de Derecho Romano de Oviedo. Al poco tiempo se establecen en un modesto piso de la calle Uría. La esposa, que ya había tenido antes un aborto, dio a luz el 13 de Septiembre de ese mismo año.

También en este año (1883) comienza Clarín a escribir La Regenta, de la que termina los primeros capítulos antes de la Navidad. En ella trabaja todo el invierno del 84 y luego, durante el verano, en Guimarán.

El 25 de Abril de 1885 el obispo Martínez Vigil publica una pastoral contra la obra, acusando al escritor de haberla distribuido “entre todos los alumnos” como “galardón y estímulo” y considerándola como “un libro cargado de erotismo, de escarnio a las prácticas cristianas y de alusiones injuriosas a respetabilísimas

personas”. Clarín se defendió de estas acusaciones alegando que “cualquier autor (...) estaría loco si distribuyera de forma gratuita su obra” además de defenderse de las acusaciones contra el contenido de la obra.

Fue concejal junto a Posada. Resultó elegido el 2 de Mayo del 87, por el distrito de Santa Clara y en representación del partido de Castelar: “con un gesto de aristocrática modestia -escribe Don Adolfo Posada- ocupó en Oviedo el cargo de concejal y juntos actuamos varios años en el “honrado concejo”

El 12 de Septiembre de 1888 fue nombrado, por concurso, catedrático numerario de Elementos de Derecho Natural, también en Oviedo, y continuó desempeñando este cargo hasta su muerte.

Los que lo trataron coinciden en que la cátedra fue la gran vocación de Alas. Sus numerosísimas colaboraciones en la prensa eran para él un medio para completar su exiguo sueldo de catedrático. El propio Alas escribió: “Cuantas veces, por cumplir un compromiso, por entregar a tiempo la obra de jornalero acabado, me sorprendo en la ingrata tarea de hacerme inferior a mi mismo, de escribir lo peor que sé, de escribir lo que sé que no vale nada, que nada importa, que sólo sirve para llenar un hueco y justificar un salario”. No hay que pensar, por ello, que a Clarín le faltara afición al periodismo. Lo que le abrumaba era escribir con tanto apremio y, menudo, descuidadamente.

Clarín abandonó pronto el catolicismo y su preocupación por los asuntos religiosos no fue excesiva durante su juventud. Hacia 1892 pasó una grave crisis espiritual, de la que iba a salir con una renovada preocupación religiosa: “La amante esposa, -dice Cabezas- que vive atenta a las más leves manifestaciones de su pensamiento y de su vida, es quien primero se da cuenta del fenómeno. Le ha sorprendido muchas noches en ardorosa y, al parecer, estéril vigilia. Ha visto como cada noche rompe las cuartillas escritas la noche anterior y escribe con ahínco febril las que romperá al día siguiente. Agotadora tarea en la que pasa noches enteras... Un mes después de los primeros síntomas, Clarín pasa ahora horas enteras en completa soledad y rehusa lo que para él supone la mayor satisfacción del cariño: la compañía de sus hijos. En el bosque de la Carbayeda, tendido sobre el césped reseco por los calores caniculares... No parecen interesarle gran cosa el paisaje ni las cosas que le rodean... Tampoco los libros.”

Pero al fin “ un día Clarín regresa del bosque de la Carbayeda con el semblante más alegre. La esposa nota que Clarín está cambiando y está contento... Ya no es un viajero extraviado que mira con ansiedad el horizonte. Es un hombre que ha encontrado el camino”

Según Cabezas, “unos meses después, la fantasía creadora de Clarín... nos ofrece en un cuento -Cambio de luz- los más ocultos matices del proceso intimo, de la transformación psicológica que había sufrido su espíritu”

Según Carolyn Richmond, “ a lo largo de toda su vida, Leopoldo Alas sintió una afición por el teatro, una verdadera pasión que se manifiesta de diversas maneras en su variada obra... Hacia 1899 en carta al crítico catalán José Ysart, subraya Alas la importancia que en la representación teatral tienen el actor y su arte, añadiendo que “acaso era esa mi verdadera vocación”” No debe extrañarnos, por tanto, que, por consejo de María Guerrero y Echegaray se decidiera a probar fortuna en este género. Su Teresa se representó el 20 de Marzo de 1985 en el teatro español de Madrid.

La obra constituyó un fracaso, a lo que posiblemente contribuyó, no poco, la actitud de los criticados por Clarín, que actuaban ahora de críticos.

Teresa aborda un tema “social”, que algunos calificaron de socialista, aunque el propio Alas se “defendió” diciendo: “mi drama no es socialista”

Se representó en Barcelona el 16 de Julio de 1895, con éxito de público y con una crítica elogiosa de La Vanguardia. Posteriormente escribió Clarín otra obra titulada La Millonaria, que no llegó a representarse. En 1896 publicaba Alas otro ensayo dramático que tampoco se estrenó

Clarín mantuvo relaciones amistosas con los socialistas, aunque discrepara de ellos en muchas cosas fundamentales. El periódico El Socialista le propuso para una discusión sobre el marxismo en la prensa: “Usted en El Heraldo y nosotros aquí” y Alas aceptó, en principio, aunque propuso que también participaran Adolfo Buylla y Melquíades Alvarez. Cuando, en 1897, estuvo en el Ateneo de Madrid para dar un ciclo de conferencias pudo haberse celebrado la polémica oral pero Alas tuvo que regresar a Oviedo por motivos de salud y, al parecer, la polémica no tuvo lugar.

La tuberculosis intestinal que Clarín padecía fue agravándose hasta el punto de que, en ocasiones, daba sus clases en casa. No quería dejarse reconocer por el médico aunque, finalmente, se puso en manos de su sobrino Alfredo Martínez. Murió el 13 de Junio de 1901, de madrugada. Unos días antes, el día 2, se había trasladado desde su casa de Campomanes 3 a la Fuente del Prado, en el extrarradio de la ciudad.

El día de su muerte se reunieron en su casa varios amigos y discípulos. “Aquella tarde se habló en la tertulia de la confesión de Clarín. Hubo opiniones diversas y, por fin, se acordó que su amigo, el canónigo Villa, subiese al cuarto del enfermo y que este procediese con total libertad” Clarín estaba tan convencido de lo efímero de su enfermedad que, tras intentar persuadirlo para la confesión voluntaria final, fueron incapaces de confesarle la gravedad de la situación.

El féretro fue depositado en la capilla por amigos y profesores. Depositado este en la universidad, se celebró el funeral en San Isidro. Fue al día siguiente -dice Cabezas- cuando bajo un cielo gris, a pesar de ser pleno verano, se llevó a Clarín a su última morada.

Autor: Leopoldo Enrique García Alas Ureña, Alias Clarín

Titulo: La Regenta

*La Regenta es la protagonista de esta novela. La llaman así en Vetusta (su ciudad y donde se desarrolla la mayor parte de la trama argumental de la obra) porque está casada con el antiguo regente de la ciudad y, dado que la obra es la historia de su vida, no es de extrañar que Leopoldo eligiera ese titulo para dar nombre genérico a todo el libro.

Línea argumental:

*La historia es, como ya he anticipado, la historia de la vida de Ana Ozores, una mujer marcada por el sufrimiento durante toda su vida y que mantiene durante toda la obra una necesidad de conseguir la felicidad que la vida le ha negado hasta ahora del modo que sea, así utiliza desde el misticismo hasta el adulterio aunque siempre descubre algo malo en todo aquello que le gusta.

La obra recoge además una cantidad de historias entretejidas con la principal y de momentáneo protagonismo que, además de mantener en todo momento al lector entretenido, ayudan a crear el ambiente adecuado en torno a una situación para entender en cada momento los sentimientos de los protagonistas de la obra.

Es, ante todo una historia de sentimientos verdaderos en una sociedad hipócrita.

Personajes:

*Ana Ozores de Quintanar es una mujer marcada profundamente por la educación recibida en su infancia, contradictoria en todo momento, por un lado nació en el seno de una extraña familia en que muy pronto faltó la madre y el padre relegó la educación de su hija a una nodriza que inculcaba en Ana el sentimiento religioso e hipócrita dominante en la época mientras él se dedicaba a sus labores de política liberalista. Durante la obra pasa por numerosísimos estados de animo de lo más variopinto, desde la depresión misticista más pura, influenciada por el Magistral, hasta el libertinaje de llegar a cometer adulterio. Como se ve, es una mujer sumamente influenciable en busca de un bienestar que parece escaparle.

*Fermín De Pas “el Magistral”, “el Provisor” es una importante personalidad religiosa en Vetusta, la mano derecha del obispo, se podría decir. Ordenado sin vocación y bajo el constante yugo de su madre, vive martirizado por la lucha moral que mantiene consigo mismo al verse enamorado de Ana (esto tan sólo lo deja entrever Leopoldo Alas hasta el final de la obra) y con las obligaciones al respecto que sus hábitos le infunden. Esta lucha interior se manifiesta en una constante obsesión por convertir a Ana en una beata de forma que puedan amarse en “el espíritu” como él dice. Estos intentos se ven recompensados durante buena parte del libro pero con la llegada de la segunda primavera Ana comienza a ser una persona de carácter tranquilo y moderadamente religiosa.

*Alvaro de Mesía es un hombre seductor, lo que bien podría llamarse un don Juan, del que nunca se sabe si de verdad está enamorado de La Regenta o la considera tan sólo un trofeo amoroso por lo difícil de la presa. Sea como fuere él se pasa la obra buscando los amores de Ana sin por ello despreciar a otras esporádicas amantes y esta búsqueda llega a buen termino en los últimos capítulos donde Ana se entrega a él de un modo apasionado violando su matrimonio. Es uno de los pocos personajes de los que Clarín evita hablar de modo omnisciente de modo que apenas se conocen sus verdaderos sentimientos y tan sólo se pueden deducir por su actitud en cada momento. Está tan obsesionado por los favores de La Regenta que no duda en hacerse amigo inseparable del marido de Ana para poder estar así más cerca de ella y conocerla más profundamente antes de dedicarse a su declaración de amor.

*Víctor Quintanar es el marido de la Regenta y a él le debe ese apodo. La relación entre él y su esposa no es en absoluto la de un matrimonio normal, más bien se asemeja a la relación entre un padre y su hija duermen en dos alas opuestas del caserón, apenas tienen relación hablada, esto es debido a que ella se casó por no defraudar a sus tías(que la habían acogido tras la muerte de su padre) que creían que quedaría “para vestir santos” y a que él se casó porque ya era mayor y encontrar una moza recatada y de buena familia le sería difícil si dejaba escapar esa oportunidad; así el matrimonio se celebró casi por conveniencia y ambos lo viven como un “trámite” para no dar que hablar a las malas lenguas vetustenses siempre al acecho de nuevos escándalos.

*Frígilis es el mejor amigo de Quintanar y su compañero en las numerosísimas escapadas de caza al monte. Es un personaje siempre presente pero de participación casi nula en la trama de la historia, su “gran amor” es la naturaleza y a ella dedica todos su tiempo; se presenta como alguien que rehusa de toda compañía humana pero al final de la obra es el único que se mantiene al lado de Ana cuando todos le dan la espalda, a pesar de ser una persona contraria a las relaciones con los demás humanos, se muestra como el más humano de toda Vetusta en estos momentos.

*Obdulia es la versión femenina de Mesía, una conquistadora nata, provocadora donde las haya y amiga de saltar de cama en cama. Su intención es hacer de Ana una mujer parecida, al menos, un poco a ella ya que en el fondo envidia su porte y elegancia innatos que ella no puede conseguir ni pagando a los mejores sastres, para ello contribuye no poco a juntar siempre que tiene ocasión a Ana y Mesía por aquello de que “el roce hace el cariño”.

*Visitación, la del banco es la compañera de correrías de Obdulia Fandiño pero mucho más recatada y menos agraciada, ella se contenta con ser mirada y deseada por algún hombre de vez en cuando. Contribuye de manera notoria a la unión de Alvaro de Mesía y Ana.

Además de estos, existen otros muchos personajes que van cobrando protagonismo en todas esas historias de los vetustenses que, como ya he anticipado, se entrelazan con la historia de Ana. Es importante considerar en ocasiones a la sociedad de Vetusta como un único personaje con unos sentimientos y reacciones propios sobre todo a la hora de criticar alguna de esas historias por todos conocidas y por todos ocultadas que de cuando en vez salen a la luz; perdonan todo pecado mientras sea un “secreto a voces” y no una noticia de alcance publico. Ahí es donde se aprecia principalmente la crítica de Clarín hacia la hipocresía de sus contemporáneos, no olvidemos que Vetusta es en realidad Oviedo y que la acción se desarrolla en el mismo contexto histórico que el del autor.

Espacio:

*La acción se desarrolla principalmente en Vetusta, una ciudad antigua, de piedra y con unos ghetos sociales profundamente marcados, este espacio marco cobra en no pocas ocasiones el papel de influir de forma decisiva en el estado de animo de los personajes y, sobre todo, de Ana. Un espacio de vital importancia para el desarrollo de la historia es el vivero, una propiedad de los marqueses de Vetusta en el que se desarrollan las fiestas de la nobleza y en donde Ana y su marido se retiran para superar una profunda crisis nerviosa que sufre Ana hacia el desenlace de la obra; este espacio es también muy importante en el estado de animo de la Regenta ya que el ambiente natural y los aires del campo le devuelven una vitalidad que consideraba perdida desde hacía tiempo.

Otros espacios en que se desarrolla la acción son el Casino, lugar de reunión de los hombres de la clase alta vetustense donde se critican y comentan los acontecimientos políticos y sociales del momento; la catedral, donde la Regenta mantiene sus encuentros con su padre de confesión el señor Fermín de Pas y la residencia de los marqueses, donde se reúne a menudo lo más selecto de Vetusta para comer, cenar, platicar un rato sobre cualquier tema o incluso aprovechar sus múltiples dormitorios para satisfacer las necesidades del amante.

Tiempo:

*La historia transcurre en un período de dos años y algunos meses a excepción de parte de los primeros capítulos en los cuales se narra, resumida, la infancia de Ana para que el lector pueda comprender mejor los sentimientos de esta mujer. Además, es común la técnica del flash-back, es decir saltos en el tiempo para hilar la historia del personaje que nos ocupa en un determinado momento con la historia de otro personaje con el que se encuentre en ese momento, esta técnica puede Clarín alargarla incluso durante capítulos enteros de forma que el lector está en todo momento informado de cómo ha vivido los hechos uno u otro personaje.

Lenguaje:

*Es muy importante en esta obra fijarse en los diferentes registros que Leopoldo utiliza para diferenciar unos personajes de otros y de si mismo. La gran mayoría de los personajes son personas de un elevado estatus social pero con una educación no muy abundante dado la época en que viven, aún así manifiestan su empeño por parecer cultos ante los demás de un curioso modo: durante todas sus conversaciones introducen frases en idiomas ajenos al suyo que ni ellos ni sus compañeros de tertulia entienden, de forma que se atreven a decir frases hechas en francés, inglés y sobre todo latín con un sentido completamente contrario al suyo original, pero como ni uno ni otros conocen el verdadero significado de esas expresiones continúan usándolas para hacer más aparentemente interesante su conversación.

En cuanto al lenguaje de Clarín, narrador omnisciente, usa un registro culto pero accesible a cualquier persona con un mínimo de cultura y un pequeño diccionario de bolsillo a mano aunque este no tendría que ser utilizado en muchas ocasiones.

Opinión personal:

*Me pareció uno de esos libros que toda persona debe leer para su formación y entretenimiento. A pesar de que hay momentos en los que parece que te será imposible llegar hasta el final la novela lo mantiene a uno en vilo por conocer el final y no puedes dejar de leer. Desde luego es una de las novelas más completas que he leído, tiene amor, intriga, historias cotidianas, envidias y, sobre todo, tiene una protagonista que encandila a cualquiera con su dulzura, buen porte y estilo. Y por si no fuera poco, Clarín supo entrelazar múltiples historias de los vetustenses que bien podrían leerse como relatos cortos independientes, en los que el sentimiento de humanidad aflora sin quererlo. Es un libro que sabe tratar tan bien los sentimientos sin caer en la cursilería o en el melodrama barato que me ha dejado un buen sabor de boca difícil de superar.

FRAGMENTO 1

Los sapos cantaban en los prados, el viento cuchicheaba en las

ramas desnudas, que chocaban alegres, inclinándose, preñadas ya

de las nuevas hojas; y Ana, apoyándose tranquila en el brazo

fuerte del mejor amigo, olfateaba en el ambiente los anuncios

inefables de la primavera. De esto hablaban ella y Frígilis. Crespo,

satisfecho, tranquilo, apacible, en voz baja, como respetando el

primer sueño del campo, su ídolo, dejaba caer sus palabras en el

Perífrasis o circunloquio

alma de Ana que entonces comprendía aquella adoración

tranquila, aquel culto poético, nada romántico, que consagraba

Frígilis ala naturaleza, sin llamarla así, por supuesto. [...]

El amor de Frígilis a la naturaleza era más de marido que de

amante, y más de madre que de otra cosa. En aquellos momentos,

al volver a Vetusta con Ana del brazo, se hacía elocuente, hablaba

largo y sin miedo, aunque siempre pausadamente; en su voz había

arrullos amorosos para el campo, que describía, y temblaba en sus

labios el agradecimiento con que oía a otra persona palabras de

cariño e interés por los árboles, pájaros y flores.

21

14

14

Personificación o prosopopeya.

Personificación o prosopopeya.

Personificación o prosopopeya.

Personificación o prosopopeya.

Personificación o prosopopeya.

Protagonista (véase La Regenta, Personajes)

Este adjetivo cobra vital importancia para la comprensión del texto, Ana está en este momento sumida en una profunda crisis nerviosa pero la compañía de su amigo y el entorno idílico hacen que por un momento se encuentre sosegada.

Hipérbole.

Cosificación.

Personaje secundario (véase La Regenta, Personajes)

Mismo personaje que el anterior. Es muy común en Clarín el poner apodos a sus personajes de forma que pueda nombrarlos de forma continua sin caer en antiestéticas redundancias.

Enumeración.

Personificación o prosopopeya.

Símil; compara la actitud de Frígilis con el respeto al sueño ajeno.

Hipérbole.

Hipérbole.

Hipérbole.

Hipérbole. La función de todas estas hipérboles es poner de

Hipérbole. manifiesto la idílica admiración de Frígilis a la

Hipérbole. naturaleza.

Hipérbole.

Hipérbole.

Espacio principal (véase La Regenta, Espacio)

Epíteto.

Hipérbole.

Hipérbole.

Este fragmento pertenece al capítulo 19 del libro. En él, el autor pretende expresar el estado de ánimo de Ana y para ello acude a un lenguaje llano, fácil de entender y al espacio protagonista(la naturaleza)que, aunque no se aprecia claramente en este fragmento, influye a lo largo de todo el libro en el estado de ánimo de La Regenta. Son frases muy elaboradas que transmiten a la perfección la idolatría de Frígilis hacia el campo.

Es un texto climático que he dividido en dos partes:

1ª Parte: (Desde el inicio hasta la 5ª línea “...de la primavera...”)En ella describe el entorno natural que rodea a los personajes.

2ª Parte: (Desde “De esto hablaban...” hasta el final) Presenta la actitud de los dos frente al espacio.

1ª Subparte: (Desde el inicio hasta “...por supuesto”) Habla de la actitud de ambos respecto al espacio.

2ª Subparte: (Desde “El amor...” hasta el final) Se centra más en la actitud de Frígilis respecto al espacio y en sus sentimientos.

Palabra clave: NATURALEZA

Campo semántico: sapos, viento, primavera, campo, pájaros...

El fragmento, al igual que la práctica totalidad del libro está escrito como narrador omnisciente.

El tiempo transcurre simultáneamente al tiempo del lector y toda la obra está escrita en pasado.

Resulta muy importante la analogía con la vida del autor: como Ana, Leopoldo pasaba numerosas crisis de carácter espiritual y, también como ella, solía refugiarse en la naturaleza para elevar el estado de ánimo, para él era la Carbayeda y para Ana el Vivero.

FRAGMENTO 2

Llegaron a lo más alto del bosque; allí había una meseta, y en un claro sitio suficiente para medir más de treinta pasos. Las últimas condiciones del duelo eran estas: veinticinco pasos, pudiendo avanzar cinco cada cual. Valía apuntar en los intervalos de las palmadas, que habían de ser muy breves. Lo cierto era que Fulgosio, el Coronel, nunca había presenciado un duelo a pistola, aunque él aseguraba haber asistido a muchos, y Ronzal y Bedoya en su vida habían intervenido en semejantes negocios.

Frígilis sólo había visto el duelo frustrado de Mesía. Aquellas condiciones las había copiado el coronel de una novela francesa que le había prestado Bedoya. Lo único original allí era que Fulgosio juraba que su honor de soldado no le permitía autorizar un simulacro de desafío, y que el duelo a pistola y a tal distancia y a la voz de mando sin apuntar y entre dos primerizos, pues primero era también Mesía a pistola, sería la carabina de Ambrosio.

Este fragmento pertenece al desenlace de la obra, es el momento en el cual, después de haber desafiado Quintanar a Mesía por acostarse con su mujer, estos se dirigen a batirse en duelo junto con sus correspondientes padrinos. Ninguno de los dos desea en realidad batirse pero uno por sentir su amor propio ultrajado(Quintanar) y otro por no querer quedar como el cobarde que demostró ser en duelos anteriores(obsérvense las referencias a este anterior duelo de Mesía en el texto) admiten el duelo.

Cabe prestar especial atención al espacio que, aunque no lo parezca, es el mismo que el del fragmento anterior pero gracias a la simplicidad del texto y al lenguaje aún más llano que en el fragmento anterior parece un lugar mucho más angosto.

Importante es también de nuevo la analogía con la vida del autor ya que él se convirtió en un experto tirador desde que en una ocasión le desafiaran y saliera mal parado, de modo que conoce tanto los sentimientos de Mesía como los de Quintanar por haber vivido las situaciones de desafiante y de desafiado.

Personajes: Los únicos de importancia son los que ya conocemos (Mesía, Quintanar, Frígilis) los demás son personajes de escasa importancia en la novela que cobran un protagonismo ficticio en este momento por casualidad.

Es un texto climático en el que el tiempo transcurre simultáneamente al del lector.

Palabra clave: DUELO

Campo semántico: pistola, palmadas, pasos, carabina...

1ª Parte: (Desde el inicio hasta la 4ª línea “...muy breves.”) En él se explica el entorno y las condiciones del duelo.

2ª Parte: (Desde la 4ª línea hasta el final) Comenta las experiencias anteriores de los padrinos para poder ser tales.




Descargar
Enviado por:Aarón Navia
Idioma: castellano
País: España

Te va a interesar