Filosofía y Ciencia


La rebelión de las masas; Ortega y Gasset


Como introducción al comentario del libro La rebelión de las masas es conveniente hacer una pequeña biografía de Ortega, ya que es fundamental conocer el contexto histórico y la mentalidad del autor para comprender mejor la obra.

La rebelión de las masas; Ortega y Gasset
José Ortega y Gasset nació en Madrid en el año 1883. Era hijo del influyente periodista Ortega y Munilla. Se doctoró en filosofía por la universidad de Madrid y luego se trasladó a Leipzig, Berlín y Marburgo (ciudades alemanas) para ampliar conocimientos.

En el año 1911 regresó a Madrid para ser catedrático de metafísica, etapa que se prolongaría hasta el comienzo de la Guerra Civil española, en el año 1936.

En 1914 hizo su primera obra importante: Las meditaciones del Quijote, donde plasma su pensamiento filosófico de clara influencia kantiana y sus reflexiones sobre el hecho artístico (ampliadas en 1925 con la publicación de La deshumanización del arte). Un año más tarde fundó la revista España.

En el año 1923 fundaría otra revista, en esta ocasión llamada La Revista de occidente, que, junto a la editorial del mismo nombre, cumplió una importante labor de divulgación de las ideas filosóficas europeas, principalmente alemanas, y en cuyas páginas aparecían de vez en cuando algunos escritores noveles tan ilustres como Alberti o García Lorca. Con Gregorio Marañón y Pérez de Ayala firmó en 1931 el Manifiesto de los intelectuales, donde se declaraba a favor de la II República. Con esto contribuyó a la caída de la monarquía española, representada en ese momento por Alfonso XIII.

A comienzos de la década de 1920 sus escritos comenzaron a orientarse hacia el análisis de los comportamientos sociales de las masas que conforman la sociedad contemporánea (es la etapa conocida como perspectivista). Sus obras más destacadas en esta línea son España invertebrada (1921), El tema de nuestro tiempo (1923) y su título de mayor trascendencia, La rebelión de las masas (1930), que es el ensayo que nos ocupa.

Publicó numerosos comentarios y artículos en periódicos a los que se sintió muy ligado: El Imparcial (creado por su abuelo) y posteriormente El Sol, que fundó él mismo.

Cuando el rey se marchó (con una carta en un famoso periódico, donde demostró un gran amor por España y una enorme dignidad humana), comenzó el deseado sistema de República en España. Ortega fue elegido diputado de las Cortes Constituyentes de 1931, pero poco duraría en el cargo porque, descontento con la orientación radical de la Constitución (en especial por la aprobación del Estatuto de Autonomía de Cataluña) abandonó su puesto el mismo año.

Con el estallido de la Guerra Civil Española en 1936, Ortega abandonó el país y residió en Francia, Países Bajos, Argentina y Portugal antes de su regreso en 1945. Entre las obras de esta última etapa hay que destacar ¿Qué es filosofía? (1950) y, publicadas póstumamente, Meditaciones sobre Europa (1957) y El hombre y la gente (1958). Igualmente hay que mencionar sus estudios sobre pintores españoles, en especial, Papeles sobre Velázquez y Goya (1950) y Velázquez (1954). Falleció en Madrid en 1955 donde se encontraba con el fin de dar unas conferencias y fundar el Instituto de las Humanidades.

A pesar de que el guión del trabajo exigía una introducción más corta y acorde con lo que va a suponer el comentario, he preferido hacerla de este modo porque me parece mucho más útil tanto para mí como para un supuesto lector posterior.

La estructura del estudio sigue los parámetros fijados en clase (índice, introducción, desarrollo o ideas principales, conclusión con comentario personal o del autor y bibliografía).

La realización del resumen de este libro supone mucha dedicación debido a que es una continuidad de ideas fundamentales y se corre el riesgo de hacerlo o bien demasiado extenso o bien tan corto que no se observen principios trascendentales. Por ello he confeccionado la sinopsis de forma ideológica y no siguiendo el desarrollo lineal de la obra. A pesar de todo, el orden de las ideas aventuradas aquí se ha intentado que sea similar al de la exposición auténtica del libro.

LA MASA:

Todo el libro gira en torno a qué es la masa y por qué se considera que estamos presenciando su particular revolución.

Según dice Ortega, la masa es el conjunto de un estereotipo de persona al que él mismo llama hombres-masa. Este hombre-masa no se corresponde con ninguna clase social ni económica, pero sí a una forma de ver la vida. El autor afirma que la proliferación de esta clase de persona es producto de los sistemas políticos de su época, además de la ascensión del nivel de vida. De todos modos, no niega la existencia de la masa en otros momentos históricos.

El hombre integrante de la masa se cree que con lo que sabe ya tiene más que suficiente y no tiene la más mínima curiosidad por saber más. Con el paso de los años ha perdido toda capacidad de asombro y además, desprecia todo lo que sea superior a él. “Masa es todo aquel que no se valora a sí mismo”, dice el autor al comienzo del ensayo, pero no se valora a sí mismo ni para bien ni para mal, sino que lo que realmente le hace sentirse bien es pertenecer a la masa, es decir, ser igual a los demás. Pertenecer a la masa, es por tanto, no tener iniciativas, seguir al resto, ser normal. De este modo, en tanto y cuanto uno se da cuenta de sus limitaciones, se puede sentir desdichado, pero no se sentirá masa.

En contraposición a la masa, dice Gasset, se encuentran las minorías selectas. Estas tampoco tienen que pertenecer obligatoriamente a un determinado grupo social (aunque es evidente que atribuir a minoría el adjetivo de “selecta” nos sugiere lo contrario) y que se interesan por aspectos muy concretos y muy especializados. La separación de la sociedad en masa y minorías selectas no es, por tanto, una división social. Es una fragmentación de las personas en dos tipos. Es más, afirma el ensayista que en cada clase social hay un determinado tipo de masa y minoría con diferencias al respecto de las otras clases. Antes, la masa sabía donde se hallaba su posición en la dinámica social y conocía a la perfección en qué campos no podía entrar siendo masa (tenía que dejar de serlo para introducirse, cosa que permitía a algunas personas conscientes de su “rango” medrar hacia minoría). No obstante, la propagación de la masa ha provocado la invasión de ésta en todos los ámbitos, pero sin dejar de ser masa. Esto a Ortega le parece “brutal”.

El famoso escritor dedica unas breves palabras hacia la aristocracia que me parecen fundamentales para comentar más tarde. Explica que no le parece nada bien que uno sea ensalzado por lo que hicieron sus mayores, tal y como pasa actualmente con los títulos de nobleza, y le parece infinitamente más razonable lo que hacen los de ascendencia oriental, que cuando realizan algún acto de importancia dignifican a sus antepasados (aunque sea un ejemplo sin la mayor trascendencia, describe a la perfección la opinión de Gasset). Por contrapartida dice también que el mundo occidental debe gran parte de su singularidad a que los “ilustres” lo han guiado con corrección

¿Por qué, entonces, estamos asistiendo a la rebelión de las masas?

Ortega responde a esta pregunta a lo largo de toda la obra, pero su pensamiento se puede enunciar de la siguiente forma: La proliferación del hombre-masa en la sociedad de la época había provocado que lujos considerados exclusivos para minorías fuesen considerados de dominio público. Se puede considerar entonces como una rebelión de la misma para cambiar la situación. Hay otro aspecto que el autor considera revolucionario, consistente en que era la primera vez que la masa tenía poder sobre sí misma y hacía valer los derechos que tanto esfuerzo le había costado conseguir a lo largo de los siglos. Es lo que llama “Imperio de las Masas” y realmente merece el calificativo de rebelión, después de muchos años de desigualdades. A Ortega todo esto no le parece mal en un principio y lo ve lógico de la ascensión del nivel de vida, pero lo ve un tanto peligroso en el sentido de que las masas son fácilmente manipulables y además la historia viene demostrando que sólo actúan de forma violenta. Es decir, las masas no son peligrosas de por sí, sino que pueden ser manipuladas y los actuantes pueden tener malas intenciones.

EUROPA Y AMÉRICA:

Para comenzar con la recapitulación de los pensamientos de Ortega al respecto de Europa y América, tengo que decir que para él, Europa está compuesta de Alemania, Francia, Reino Unido y a veces, España, Italia y Austria. De igual modo, América está formada tan sólo por Estados Unidos y Canadá.

En el libro, estos datos se encuentran principalmente al principio y en la segunda parte, la de “¿Quién manda en el mundo?”.

Rotundamente niega el autor la existencia de una decadencia europea ya que, si consideramos que el término no requiere una comparación, el hecho material es que los países europeos no han dejado jamás de evolucionar y ofrecer a sus ciudadanos un mejor nivel de vida. No obstante, si consideramos que Europa ha ostentado el “reinado” del mundo y con el actual Imperio de las Masas ha cedido esa jefatura (en la primera mitad de siglo aún no se había hecho el relevo, que más tarde comentaremos) sí puede considerarse una mala época para el continente.

En el libro se hace una clara apuesta por la hermandad de los pueblos europeos que se podría remontar a la época romana y se dice que las guerras europeas no han sido más que cuatro tiros y ya (si Ortega hubiese visto la Segunda Guerra Mundial antes de escribir La rebelión de las masas...)

Igualmente dice el autor que los doscientos años de historia americana le confiere una personalidad muy pobre y por eso se encuentra a la cola de Europa en casi todos los aspectos. Sobre todo porque Estados Unidos es una nación formada a partir de inmigraciones de ciudadanos occidentales y, por tanto, su cultura es una imitación a la nuestra. Dice también que América es el paraíso de las masas dado que es un país íntegramente formado a partir de aquéllas.

Ortega expresa alguna vez que Rusia (o la URSS de ese tiempo) es otra nación nueva (similar en ese aspecto a los EEUU, pero con muchos matices que diferencian ambas naciones) que no tiene la cultura suficiente como para asumir ningún mando europeo.

Me parece especialmente importante lo que expresa el ensayista al respecto de los nacionalismos. Ve completamente absurdo que en un mundo con tendencia a la unidad se pretendan particiones y separatismos.

EL PRIMITIVISMO:

Ortega intenta señalar en La rebelión de las masas lo primitivo que resulta el hombre-masa bajo dos aspectos diferenciados, la ciencia y la cultura.

Hay dos capítulos del libro en los que se habla de primitivismo. Son Primitivismo y técnica y Primitivismo e historia. Lo mejor será tratarlos de modo individual:

1. -PRIMITIVISMO Y TÉCNICA

No se comenta en ningún momento del libro el significado de la palabra primitivismo, ya que se da por sabida. No obstante, es conveniente señalarlo antes de empezar a resumir este capítulo porque de no hacerlo así, se corre el riesgo de no entender absolutamente nada. Cuando nos referimos a primitivismo, estamos hablando de una conducta humana propia de pueblos bárbaros y atrasados. Del mismo modo, se utiliza por extensión para definir una actuación brusca y ruda.

La subida del nivel económico ha provocado la existencia de un tipo de persona que dirige la sociedad por constituir la mayoría de la población. A este individuo no le interesan los principios de la civilización, es más, se da la extraña paradoja de que, simultáneamente a que cada vez tiene más apetito por gozar de los avances tecnológicos, hay menos personas interesadas en la ciencia. Y este es el hecho más representativo del primitivismo en la técnica.

Afirma el autor que la técnica no tiene cabida en una sociedad en la que las personas no están entusiasmadas con los principios científicos fundamentales en los que se basa y dice asimismo que se está viviendo en una época en la que la ciencia avanza gracias a la inercia provocada por la época anterior y asegura que nos estamos aproximando a un seco frenazo del que ni los propios científicos están preparados.

Opina también que estamos asistiendo a unos años en los que la masa, de carácter primitivo, “nada” en medio de un mundo que se puede considerar civilizado, al menos técnicamente y explica además algo que es verdaderamente interesante. Dice que el mayor signo de primitivismo es la opinión que se tiene actualmente de “mientras halla dollars, habrá ciencia”, sobre todo porque América se ha puesto a la cabeza de los últimos descubrimientos. Sin embargo él dice que los científicos americanos se están sustentando en investigaciones europeas para realizar sus avances oportunos y de no existir la ciencia europea, la americana no seguiría el trabajo.

Terminando expresa Ortega que el hombre de ciencia se está devaluando hasta convertirse en el nuevo parias social, grupo del que hay que excluir a los filósofos debido a que se pueden defender ellos mismos de todos los posibles ataques.

2. -PRIMITIVISMO E HISTORIA

La naturaleza está siempre ahí, se sostiene a sí misma. No obstante, la civilización no se sostiene sola, requiere un esfuerzo considerable.

Actualmente el hombre-masa se cree que puede aprovechar la civilización sin hacer el menor esfuerzo por mantenerla y en esto radica el segundo aspecto de su primitivismo. Se ha extendido además la opinión que considera a la civilización espontánea, es decir, últimamente no se piensa que todos los adelantos son fruto de muchos siglos de historia sino que se asumen sin más.

A más progreso, más complicada resulta la vida. Sin embargo, no surgen más cabezas con las capacidades suficientes como para solucionar los problemas que acaecen y a las que hay no se les permite llegar al poder.

Para terminar con el primitivismo, dice Ortega que, a pesar de considerar sus pensamientos apolíticos, el fascismo y el bolchevismo son ideologías primitivistas si tenemos en cuenta que no tienen fundamentos históricos, y esa es la causa de su inminente caída.

EL PACIFISMO:

Las opiniones sobre el pacifismo las vierte Ortega en el epílogo para los ingleses.

Por lo pronto, conviene expresar la idea que tiene el autor sobre el pacifismo, que es la siguiente:

Pacifismo: Se llama pacifismo al conjunto de las diferentes actitudes de política exterior cuya única cosa en común es la creencia en que la guerra es un mal y es preciso eliminarla.

No obstante, Ortega se plantea la realidad de la guerra. ¿Supone realmente un mal la guerra?.

La guerra es un invento propio de la Humanidad gracias al cual se resuelven los más diversos problemas que tenemos. En el supuesto de que la guerra no existiese, habría que inventar otro procedimiento porque, de no hacerlo así, las numerosas trifulcas que pueden darse se quedarían sin arreglar y eso no haría más que agravar el problema. Además, provocó la invención de otro nuevo hallazgo: la disciplina.

Dice Ortega que la genialidad de la guerra radica en dos aspectos fundamentales: su invención y su superación, que es precisamente a lo que debería aspirar el verdadero pacifismo. Al mismo tiempo, deberíamos saber que no se puede tratar de eliminar la guerra sin la más mínima pretensión de sustituirla por otro método mejor. La paz no es lo que queda cuando extirpamos las confrontaciones, sino que requiere una construcción, un trabajo.

En esta sección habla Gasset de la esclavitud y, sin llegar a decantarse a favor o en contra, la concibe como otro gran adelanto para el género humano ya que antes se mataba a los vencidos y tras el “maravilloso” descubrimiento se les permitía vivir a cambio de trabajar para el vencedor.

NOTA: En este resumen a menudo parece que las cosas las escribo yo, y me gustaría recordar que no es así, sólo es la síntesis del libro. Simplemente sucede esto por no querer reiterar en las palabras “Ortega”, “el autor”...

Tras la lectura del libro La rebelión de las masas, cabe plantearse las siguientes preguntas:

¿Existe la masa hoy día? ¿Pertenezco yo a la masa? ¿O bien son términos anticuados propios de principios de siglo?.

Las respuestas a estas cuestiones se me antojan algo complicadas de resolver ya que no dispongo de los datos estadísticos necesarios para asegurar mis contestaciones, pero si tengo en cuenta solo el ambiente en el que me muevo, estoy seguro de poder llegar a conclusiones interesantes.

Mi profesor de literatura del año pasado, Víctor Pérez, hizo una pequeña encuesta a principios de curso. Fue preguntando uno a uno ¿Y tú, cómo eres?. Lo “desgarrador” del asunto es que la mayoría de la gente simplemente respondía: “yo soy normal”, sin ni siquiera matizarse a sí mismos. Hay que suponer que es una reacción lógica de la inseguridad del momento ¿O no?

El ser humano, por naturaleza, se siente tan a gusto en el grupo que hace casi cualquier cosa por continuar perteneciendo al mismo. Nos infunde más seguridad estar cómodamente alojados en un conglomerado ya que si todo el mundo se equivoca, rectificar es más fácil, mientras que si nos equivocamos nosotros de forma aislada, perdemos el respaldo del resto.

La disección que realiza Ortega del hombre-masa nos recuerda bastante a lo que consideramos ignorante en filosofía: persona que cree que ya conoce todo lo que necesita saber y no busca más entendimiento. Se cree que ya lo ha visto todo y no se sorprende ante nada... Y todo el mundo sabe que ignorantes ha habido siempre, no se puede negar.

Una de las cosas que me suscita opiniones contrariadas es la descripción cuantitativa que hace el autor del fenómeno de las masas. Por un lado me sobrecoge, pero por otro me tranquiliza ya que, si hay tantos hombres-masa, ¿Cómo es que yo no conozco a casi nadie que se adapte a la perfección al estereotipo?. No obstante, si alguien duda de la existencia de la muchedumbre, que se vaya a un estadio de fútbol y admire. ¡Cuántas personas actuando como una sola! ¿Será este deporte el nido de la masa de esta década?.

En conclusión, el hecho indiscutible es que el ser humano que tiene poca personalidad se refugia en instituciones (clubes de fútbol, masa...) que considera superiores a él. Pero el análisis psicológico que hace Ortega de estas personas no creo que sea el adecuado, al menos no en la actualidad. Tras la inmensidad de la masa, hay personas que actúan de forma individual, que tienen sus propias opiniones y que están demostrando día a día su capacidad de discernimiento, a pesar de que haya hombres carismáticos capaz de ponerse al frente de todos los demás y controlar a la muchedumbre.

Sin embargo, creo que el hombre-masa del que habla Ortega se puede aplicar perfectamente a su época porque en esos momentos el auge económico estaba provocando la proliferación de una nueva clase social -la clase media- que no tenía la madurez necesaria para dirigirse a sí misma debido a la escasa educación que había recibido y suponía un peligro potencial ya que podían ser manipulados.

Propone entonces Ortega un estado gobernado por los mejores. Pero no por los mejores en el sentido de los aristócratas, tal y como alguno interpretó, sino por las mejores cabezas escogidas entre todas las personas. Concretando, estamos hablando de un modelo elitista que tiene por característica que la elite está constituida por la elite real. Si lo analizamos fríamente, la idealización de este sistema político provocaría un Estado perfecto. Lo que me desalienta del asunto es que es exactamente lo que pasa con el comunismo, la dictadura, la democracia...

Para terminar con el tema de las masas, debo decir que Ortega dedicó demasiado tiempo a pensar en los nocivas que resultan y nada a plantear la posible solución, o al menos, decirnos cómo podemos vivir en el mundo sin pertenecer a las mismas.

Está claro que cuando el autor escribió que América estaba a remolque de Europa, no había visto el imperio comercial que ha formado Estados Unidos en nuestros días. De todas maneras, sus argumentos son bastante valiosos porque tiene razón en algunas cosas, sobre todo en las referentes a los temas culturales. Desde luego América tiene mucho que envidiar a Europa en materia de cultura, tradición e historia.

La supuesta hermandad de los pueblos europeos con el paso de los siglos me parece una soberana tontería ya que por todo el mundo es sabido que de nuestros tiempos hacia atrás eran los monarcas los que manejaban el mundo a merced de sus intereses personales. Las guerras europeas no se pueden considerar como cuatro tiros y ya está, sino las más encarnizadas del mundo ya que también hemos poseído la más alta tecnología militar del planeta. ¿No le entraron ganas a Ortega de modificar el libro tras conocer las cincuenta millones de muertes que provocó la Segunda Guerra Mundial?

Me parece un poco pobre la panorámica que tiene el autor del mundo: para él sólo cuentan cuatro o cinco naciones de Europa y dos de América. Lo cierto es que la riqueza de la historia y cultura de otros países, como China, aportan diversidad al planeta (y la diversidad es riqueza). Además, excluye de todo movimiento internacional a Japón, nación que ya en esa época se estaba volviendo poderosa.

Ortega cae en alguna ocasión en considerar al Estado como una perfecta unión entre personas que buscan tener más poder, no obstante no acierta a pensar que la realidad de algunas naciones es que se han formado por haber sido anexionadas a la fuerza a algún Imperio y luego se han independizado conjuntamente con otro pueblo y se han acabado fusionando, o han sido simples incorporaciones a otro país por la fuerza...

Llamar a la guerra o a la esclavitud grandes inventos de la Humanidad me parece de un hombre que ha perdido el sentido real del significado de la palabra persona. Si bien es cierto que la guerra arregla problemas, también es verdad que a veces deja más conflictos de los que existían antes, claro que no ha pasado nunca a la historia lo que siente una madre cuando le han matado a todos sus hijos, a su esposo, a sus hermanos... si eso es menos valioso que el prestigio mundial, o que un pedazo de tierra, no se me ocurre nada más que decir. Los rencores que deja una guerra, sobre todo si es civil, son mucho más importantes que cualquier otra cosa. Lo fácil es ver los enfrentamientos desde el punto de vista del general, que está cómodamente sentado en su sofá planificando la estrategia que seguirán sus hombres para el día siguiente (hay que darse cuenta de lo tremendamente inhumana que es la estrategia militar, por ejemplo: mando dos mil hombres aquí para distraer y mientras llevo allá diez mil esperando que lleguen solamente mil) y lo difícil es imaginarse soldado que recibe la orden de tirarse de paracaídas en tal lugar junto a otros diez mil más sabiendo que se espera lleguen al suelo mil.

Creo que si Ortega hubiera visto el dolor que sufrieron los esclavos negros de Norteamérica, que no habían perdido ninguna guerra ni nada, sólo constituían una sociedad menos evolucionada que la occidental, no habría escrito con la ligereza que escribió su tesis sobre la esclavitud. La libertad es uno de los derechos básicos que tenemos todos los seres humanos y la privación de aquélla me parece muy grave.

A pesar de que este Ortega habla bastantes veces de la pérdida de los valores morales, lo cierto es que a él mismo se le olvidan los más básicos con demasiada frecuencia.

A modo de guía para el ensayo, he elaborado una lista con los autores que se citan:

AGUSTIN CHAMBERLAIN

Político británico

ALUINO

Profesor y eclesiástico inglés que llevó su vida pública en Francia

amos

Profeta de la Biblia

anatole france

Novelista y premio Nobel francés

aristóteles

Filósofo y científico griego

augusto comte

Filósofo francés

balfour

Político, primer ministro británico

broblie

Físico. Premio Nobel francés (teoría cuántica)

buster keaton

Actor y director de cine mudo estadounidense (Humorista)

cervantes

Escritor barroco español

cid campeador

Caballero castellano (edad media)

confucio

Filósofo chino fundador del confucianismo

cornelio balbo

Político

dante

Escritor y poeta italiano

dawson

Geólogo canadiense

descartes

Escritor y científico francés

einsten

Científico alemán, premio Nobel

fergusson

Poeta escocés

galileo

Físico y astrónomo italiano (movimiento aleatorio)

goethe

Poeta, novelista y científico alemán

guizo

Político, historiador y profesor de historia francés

heder

Político e historiador francés

hegel

Filósofo alemán representante del idealismo

herbert spencer

Sociólogo inglés (teoría del liberalismo)

horacio

Poeta romano

humboldt

Naturalista y explorador alemán

jorge manrique

Poeta español

kant

Filósofo ilustrado alemán

leibniz

Filósofo y matemático alemán

lord kelvin

Matemático y físico británico

macaulay

Historiador y político británico

mach

Físico y filósofo austríaco

marx

Sociólogo alemán

melebranche

Filósofo y teólogo francés, especialista en metafísica

mellarmé

Poeta francés

mussolini

Político y dictador italiano

napoleón

General francés

newton

Físico inglés (leyes de gravitación universal)

nietzsche

Filósofo y filólogo alemán

platon

Filósofo griego

ranke

Historiador alemán

rathenau

Político y economista alemán

renan

Historiador religioso francés

rousseau

Escritor francés

saavedra fajardo

Diplomático y escritor español

sorel

Filósofo y político francés

spengler

Filósofo e historiador alemán

stuar mill

Filósofo y economista británico (teoría del liberalismo)

tolstoi

Escritor ruso

trajano

Emperador romano de origen hispano

He querido señalar las citas que me parecen más importantes del libro porque creo que resumen perfectamente la filosofía de Ortega:

-La mentira sería imposible si el hablar primario y normal no fuese sincero.

Esto me hace pensar un poco en el significado de la palabra verdad, o mejor dicho, en la carencia de su significado. ¿Tendríamos en nuestro vocabulario la palabra “verdad” si no mintiésemos?. Por eso digo que la verdad no adquiere significado pleno sin la mentira.

-El engaño resulta ser un humilde parásito de la ingenuidad.

Y realmente acertó Ortega calificando al engaño como parásito ya que cumple exactamente las mismas funciones que aquel: se introduce en la ingenuidad y se aprovecha de ella hasta que la pervierte.

-Un libro sólo es bueno en la medida en que nos trae un diálogo latente, en la medida en que sentimos que el autor sabe imaginar concretamente a su lector.

Eso es cierto ya que los libros que realmente pasan a la historia son estos.

-Yo no he escrito ni he hablado jamás a la Humanidad.

Ortega no quiere asumir la responsabilidad de hablar a los mortales, pero lo cierto es que la enorme difusión de sus libros ha producido precisamente ese efecto.

-La unidad de Europa no es una fantasía sino que es la realidad misma.

Mucho hay dicho en este trabajo del tema, pero la verdad es que las nuevas tendencias unionistas dan la razón a Ortega.

-La historia es la realidad del hombre no tiene otra.

-Una estupidez no se puede dominar si no es con otra.

Modificando su frase original, mi opinión es que una a estupidez no vale la pena combatirla, ya se encarga ella solita de derrumbarse a sí misma.

-El hombre medio representa lo que el nivel del mar en geografía.

-Cuando algo que fue ideal se hace ingrediente de la realidad, inexorablemente deja de ser ideal.

Y esto es justo lo que define a ideal, no formar ingrediente de la realidad.

-La historia, como la agricultura, se nutre de los valles no de las cimas, de la altitud media social y no de las eminencias.

-Todo descubrimiento filosófico no es más que un des-cubrimiento, un traer a la superficie lo que estaba en el fondo.

Esto es bastante subjetivo porque lo mismo puede decirse de cualquier otra disciplina.

-La imaginación es el poder liberador que el hombre tiene.

Y lo cierto es que tiene toda la razón del mundo: la única evasión que tiene un ser humano es su imaginación y sin esta, el mundo queda reducido a un montón de reacciones químicas.

  • Ortega y Gasset, José. La rebelión de las masas, editorial Orbis, 1983.

CAPÍTULOS PAGS

Introducción 1

Resumen 2-6

Conclusión 7-10

Bibliografía 11

Ortega y Munilla: Escritor y periodista de gran influencia en la España de principios de siglo. Nació en Cuba en el año 1856 y murió en Madrid en 1922. Fue copropietario del periódico El Imparcial y promovió el lanzamiento a la fama de los ensayistas de la generación del 98. Autor de obras como La cigarra (1879) o Estracilla (1917).

Metafísica: Rama de la filosofía que se ocupa de la naturaleza de la realidad última. La metafísica está dividida en ontología, que tiene que ver con la cuestión de cómo muchos tipos fundamentales de entidades componen el universo, y la propia metafísica, que se ocupa de describir los rasgos más generales de la realidad.

Influencia kantiana: Significa seguir las enseñanzas del famoso filósofo ilustrado Inmanuel Kant.

Gregorio Marañón: Médico y escritor español nacido en Madrid.

Ramón Pérez de Ayala: Escritor y abogado español nacido en Oviedo, ambos formaban parte de la élite intelectual de la época.

Para estos casos, Ortega siempre pone como punto de referencia al Imperio Romano.

Ortega asegura que primitivamente no existían unidades concretas que lideraran el mundo, sino muchas a la vez. En nuestra época, la mejora de las comunicaciones había conseguido que Europa asumiera esta superioridad.

“...donde no ser normal es indecente”, concreta el Ortega.

Como dice el propio autor, no hay que olvidar que la técnica es ciencia pura.

Se remonta Ortega desde el Renacimiento hasta el siglo XIX.

Con la palabra civilización se refiere a la modernidad, al progreso que tantos años hemos empleado para conseguir.

Personalmente recomiendo la lectura del libro La historia interminable y el capítulo de los Yskàlnari (está en el libro de filosofía).

Veo conveniente explicar esto. La idea del fascismo es que si nos dirige el mejor, no se puede equivocar y todas sus decisiones serán correctas, gracias a lo que se llegaría a la formación del Estado perfecto. No obstante, como se viene demostrando a lo largo de toda la historia de la Humanidad, no hay persona perfecta. Y es una de las pocas verdades en las que creo plenamente y sin reservas.

También es cierto que en la Segunda Guerra Mundial no sólo murieron europeos, también japoneses (Hiroshima, Nagasaki, Pearl Harbour...), estadounidenses (desembarco de Normandía, Pearl Harbour...), judíos (si los consideramos asiáticos).

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Enviado por:Gomtor
Idioma: castellano
País: España

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