Literatura
La música del Azar; Paul Auster
Informe de Lectura
La Música del Azar
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Paul Auster
Resumen
Un mes después que el padre de Jim Nashe muere, Thérese lo abandona, llevándose a su pequeña hija Juliette, donde su hermana en Minnesota, y él que trabajaba en el cuerpo de bomberos de Boston, comprende que ahora su condena es errar.
La herencia de su padre, a quien sólo vio 2 veces en su vida, asciende a 200,000 dólares, y le permite vagabundear por todo Estados Unidos, en un Saab rojo, el mejor auto que nunca tuvo y que compró antes de partir. Nashe gasta la mayor parte de su dinero en gasolina, moteles, revistas, libros y cassettes, gozando de una soledad casi completa y un desarraigo casi absoluto. En cada pueblo que se detiene a dormir, traza su camino para el día siguiente, pero sin dirigirse realmente hacia allá.
Luego de haber tratado de volver a su vida antigua como bombero en Boston, y tras un largo año conduciendo, apenas le quedan 10,000 dólares, por lo que decide acortar algunos gastos. Cuando se dirige camino a New York, conoce a Jack Pozzi, un jovencísimo jugador de póquer, a quien la noche anterior han golpeado en una partida, acusándolo de hacer trampa. El sueño de Jack, es ir al Campeonato Mundial de Póquer, el cual se realizaría en un par de meses más y para entrar, se necesitan más de 20,000 dólares, pero lo ha perdido todo en la golpiza que le dieron la noche anterior. Pero ahora tiene otra idea, la cual es ir a la mansión de dos excéntricos millonarios (que han ganado su fortuna jugando a la lotería) a ganar dinero jugando póquer, para entrar al campeonato. Jim se ofrece para asesorarle financieramente, y juntos parten hacia Pennsylvania, a la casa de Flower y Stone. Un sólo juego, y puede hacerles ricos.
Su partida de póquer es a las 12 p.m., pero están citados a las 4 p.m., y cuando llegan, los millonarios les enseñan la casa y les cuentan que han ido a Irlanda y les ha gustado tanto un castillo del siglo XVII, que lo han comprado, y se lo han traído, con la idea de construir un muro. Después de comer, pasan al juego, y Jack, que es un excelente jugador se adelanta. Pero luego de que Jim va al baño, empieza su racha de mala suerte y pierde los 10,000 dólares. Cuando Jim vuelve, decide sacar los últimos 2,000 dólares que poseía y jugarlos, al perderlos, apuesta su auto, y cuando pierde este también, su actitud, es casi de indiferencia. Para tratar de ganar el auto y poder salir de allí, deciden jugar doble o nada, pero pierden de nuevo y no tienen más dinero con que pagar. A Flower se le ocurre que construyan el muro, y así quedaría saldada la deuda. Después de mucho pensar, Nashe, convence al muchacho y redactan un trato, en donde acuerdan que les darían alojamiento gratis, y que podían pedir cualquier cosa que quisieran. Al firmarlo, parten hacia el prado, donde se encuentran las 10.000 piedras del castillo, su idea es cumplir 50 días, ya que por cada hora les pagarían 10 dólares.
El remolque tenía dos pequeñas habitaciones, un baño, una cocina, una mesa y un sofá, y Calvin Murks (el capataz) escribe una lista de las necesidades materiales que debía traer el próximo día. A las 7 a.m. en punto, Murks golpeó la puerta, y Jim y Jack salieron a trabajar, para empezar el muro. Hicieron una zanja en la tierra de 600 metros de largo, fueron a almorzar, y volvieron en la tarde para empezar a poner las piedras. Trabajaban 5 horas en la mañana y cinco en la tarde, con una hora de descanso para almorzar, y así siguió durante varios días.
Un día Jack se abalanza sobre Murks y lo golpea, y Jim lo sujeta por atrás para alejarlo, y al día siguiente, Murks vuelve con un revólver, en caso de que ocurra otro incidente. Nashe empieza a pensar y pensar y cada vez va formulado teorías de qué significa que Murks traiga el revólver, de porqué ya no viene en auto al prado, porqué nunca los dejan hablar con Flower y Stone, y porqué está toda la casa rodeada con rejas de mas de 2 metros de alto y electrificadas. Cuando sólo quedan 3 días para ser libres, Nashe y Pozzi deciden seguir trabajando después de ser libres, ya que todo lo que poseían, lo habían perdido en la partida de póquer. Pero Jim empieza a darse cuenta de que todos estos pequeños “mensajes” que Murks hacía, eran para reafirmar su estado de casi esclavos.
La última noche, Jack decide celebrarla, y le piden a Murks que compre champagne, vino, langostas y que traiga a una prostituta, Tiffany, de Atlantic City para Jack. Luego de una ruidosa noche, Murks llega a las 10 de la mañana con un sobre para los dos. Jim, lo abre y lo primero que ve es: “NASHE Y POZZI: GASTOS”. Flower y Stone habían decidido cobrar por todo lo que les habían hecho gastar (libros, cigarros, comida, compañía, etc.), con lo que la deuda de los 10,000 dólares estaba saldada, pero todavía le faltaban alrededor de 4,000 para saldar esta nueva. Sin saber que hacer, Jim ayuda a Jack a escaparse por debajo de una de las cercas en la noche, y decide quedarse haciendo el trabajo él. Pero cuando Jack se estaba despidiendo, un auto pasa, con una rubia, un señor y un niño, el cual los saluda. Jack sale corriendo y Nashe vuelve al remolque a dormir.
A las seis de la mañana se levantó y abrió la puerta y distinguió una masa botada enfrente, no supo que era Jack hasta que estuvo realmente cerca, y vio que estaba cubierto en sangre, con la cara machacada y con sus signos vitales muy débiles. Murks llegó a las 7 como siempre, con su yerno Floyd, y al ver a Pozzi, deciden llevárselo al hospital, pero no dejan a Nashe ir con ellos.
Solamente debía trabajar 16 días ahí, y saldría para el día de su cumpleaños, el 13 de diciembre, pero en la mitad de la primera semana, Murks lleva consigo al prado a su nieto Floyd Junior, un chico de 4 años de edad. Sólo al verlo realmente de cerca, Nashe se da cuenta de que era el mismo niño que él y Jack habían visto el día que este último se escapó.
En la cabeza de Jim, empieza a formarse la idea que quizás este niño le contó s su padre, que había visto a alguien saliendo, y como Floyd quería mucho a su suegro, Murks debía haberle mandado a matar y Floyd, lo habría hecho. Entonces Jim piensa que debería matar al niño, que por su culpa, Jack está muerto, o sino, debería tomarlo como rehén, y obligar a Murks a contarlo todo. Pero luego de caer enfermo, y dormir durante 2 días seguidos, a Jim se le desaparecen estos pensamientos demoníacos, pero siguen presentes en el fondo.
Nashe decide averiguar donde está Jack, pero Murks no le deja ocupar el teléfono, por lo que pide que le traigan a Tiffany, la prostituta. Jim decide contarle toda la verdad para que llamara al hospital para ver si realmente Jack Pozzi fue internado, ya que perfectamente, podrían haber dicho que lo llevaban al hospital, pero lo habían tirado en el camino. Tiffany le promete que va a llamar y que le va a mandar una carta de vuelta con la respuesta. La carta nunca llega, y él no culpa a Tiffany, sino a Murks, que sabe que la abrió y la leyó.
Jim está completamente solo, no tiene contacto con el mundo exterior y el único humano que ve es Murks, que repentinamente empieza a ser amigable con Nashe, el cual desconfía, pero a la vez comienza a ceder ante él y antes, que se resignaba totalmente a dirigirle la palabra, termina conversándole la mayor parte del tiempo que trabaja. Jim le pide que por favor le traiga un piano eléctrico para poder distraerse en las noches, y es cuando descubre que a ellos, dos humanos totalmente desconocidos, el azar, les ha jugado un papel tan importante que en cierto sentido los ha unido, quedando plasmados en notas, en tonos, en la música de la vida.
En la tarde del día de su cumpleaños, Jim se convierte en un hombre libre, pero decide nuevamente quedarse para conseguir dinero con el fin de comprar un boleto de avión a Minnesota e ir a ver a su adorada Juliette. Ya tenía un plan de lo que iba a hacer después de que saliera, iba a ir al hospital y preguntar si a Jack Pozzi lo habían internado, y si no, iría a la policía y denunciaría a Murks y a Floyd.
Calvin y su yerno invitan a Jim a tomar unos tragos para celebrar su liberación, pero Nashe se rehusa, y le insisten hasta que el decide ir. Toman el jeep de los millonarios y van a buscar el auto de Murks, el antiguo Saab rojo que perteneció a Jim. Nashe se había olvidado completamente de esto, y cuando se subió, la nostalgia volvió. Jim no tenía idea a donde se dirigían, ni en que estado estaban, al subirse cerró los ojos y los abrió cuando llegaron al bar.
Fueron a un bar llamado Ollie's, parecido a una cantina del Lejano Oeste, y pidieron un par de tragos. Jim estaba muy callado pero al rato de empezar a tomar, Floyd comienza una charla con él. A las 11 p.m. aproximadamente, deciden irse, y Jim le pide a Murks si es que puede conducir el auto de regreso.
En el auto, Floyd hablaba y hablaba, Murks tosía y Jim lo único que quería era estar en paz, por lo que prendió la radio y buscó una estación de música clásica que a él tanto le gustaba. Al escuchar la melodía, una mezcla entre Mozart y Haydn, se sumergió totalmente en sus pensamientos, acordándose de esos momentos que pasó en ese mismo auto, cuando iba conduciendo, sin saber a donde se dirigía, sin un destino claro, sin esperar nada, solo sabiendo que el camino estaba ahí, y que nada lo podía detener. Aceleró otro poco, recordando la velocidad, el viento en la cara, y su soledad completa. Llevó el auto hasta 100 km./h, sin pensar en el presente, sólo en el pasado, ese magnífico pasado en su auto, luego apretó más el acelerador hasta llevar el velocímetro a 120 kilómetros por hora.
Fue en ese instante cuando Murks le gritó que iba muy rápido. Jim tomó una curva y aceleró más, y entonces, Murks apagó la radio y todo el encantamiento que había sobre Jim desapareció y miró a Murks y le dijo que no se metiera, cuando volvió la cabeza al camino, vio un farol que se dirigía hacia ellos. No había tiempo de frenar, ni de hacer alguna maniobra, por lo que Jim aceleró. Escuchó a Murks y su yerno, a lo lejos, pero ya sofocados por la sangre, y Jim vio que la luz ya estaba sobre él, y solo cerró los ojos, para no verla.
Opinión Personal.
Un libro entretenido, que agarra fuertemente al lector y que al final lo deja volando inmerso en sus pensamientos. Cuando uno lee este libro, está siempre pensando que va a pasar una cosa, pero da siempre un sutil giro, y luego de caer como siervos de Flower y Stone, el libro cambia hacia una especie de literatura gótica moderna. Estando siempre pendiente de un final feliz, como casi siempre nos han enseñado, uno siempre piensa, que primero, ganan la partida contra los millonarios, luego que apuestan de nuevo, y ganan el triple de lo que tienen, y luego, que se logran escapar y juegan póquer y ganan más dinero. Siempre teniendo la idea de que no llegan a un final fatal como es el del libro.
Lo único que le criticaría al libro, más bien a Paul Auster, es que generalmente escribe guiones, por lo que en sus novelas, los detalles son muchos, y a veces llegan a cansar. Pero uno al final se acostumbra cuando ya lee la “literatura Auteriana” y se da cuenta de que sin los detalles el libro, y el autor, no serían lo que son.
Creo que es un libro con una fuerte unión a la pregunta qué tan fáciles somos, como hombres, de volvernos locos, por la soledad, ya que todos los hombres debemos tener comunicación, sin ella no seríamos hombres, sino que máquinas, que sólo responenden a estímulos de cosas. La desesperación de estar solos y sumisos, el trabajo extenuante de ahora, que ya no trabajamos para vivir, sino que vivimos para trabajar, para pagar deudas, para ser modelos del Jaguar (sistema), para estar en igualdad material, y la traición de los cercanos a nosotros son más factores que nos pueden volver locos. Este libro muestra también el compromiso, que puede comenzar en perfectos extranos, unidos por el azar, como así también por la amistad que puede haber entre humanos, aunque sea ficción, hay que tener esperanzas, por tener una sociedad mejor.
Creo también que en cierto sentido se describe un poco a los “nuevos ricos”, con ciertas excentricidades que tienen, por el hecho de tener ya dinero, como por ejemplo la compra de un castillo europeo. Dinero que se les puede acabar, pero que en el caso de los ricos de esta novela no se acababa, a pesar de sus caprichos. Quizás también puede mostrar la codicia de ellos, al cobrarle a Jim y a Jack sus gastos y que el dinero nos hace más avaros y ambiciosos sin disfrutar la escencia de la gente.
Al final, Jim se vuelve loco, loco por una soledad que él mismo había ansiado desde que decidió desapegarse de todo, y conducir y conducir, sin un destino final. Nashe, un hombre valiente y perseverante, cede a su final, sin importarle el futuro. Se deja llevar hacia su destino final, el destino de todos los hombres; la muerte.
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Enviado por: | Francisca Davalos |
Idioma: | castellano |
País: | España |