Historia
La Hispania Pre-romana
LA HISPANIA PRE-ROMANA
Hispania fue, para los antiguos, la riquísima tierra de Occidente donde el carro solar se detenía, todos los atardeceres, para hallar frescor y reposo. Más allá se encontraba el insondable Océano.
En efecto, Hispania era un lugar atrayente por sus legendarias riquezas y, al mismo tiempo, envuelto en misterio. Era la tierra de las Hespérides, ninfas del ocaso que guardaban celosamente en un jardín cerrado las manzanas de oro, símbolo de la fecundidad de la tierra. También allí, en una isla de la costa gaditana, vivía Gerión, gigante de tres cabezas que poseía un fabuloso rebaño de bueyes.
LOS PUEBLOS PRIMITIVOS DE HISPANIA
Los antiguos pobladores de la península componían una variada gama étnica y cultural:
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LOS PUEBLOS MEDITERRÁNEOS: se asientan en el sur y en la costa levantina. Desarrollan una cultura de tipo urbano debido a la influencia de colonos establecidos en la zona. Su economía se basa en la agricultura, ganadería y pesca, pero, sobre todo, adquieren especial relevancia la metalurgia y la orfebrería y, consiguientemente, el comercio.
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LOS PUEBLOS INDOEUROPEOS: llegan por los pasos del Pirineo, al norte peninsular, extendiéndose posteriormente hacia la Meseta y el oeste. Se caracterizaban por su primitivismo. Se organizaban en tribus, se dedicaban a la agricultura y al pastoreo y viven en poblados fortificados.
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FENICIOS: Fenicios: venían de Tiro. Son los primeros en llegar atraídos por la riqueza mineral de la Península. Fundaron algunas ciudades como Gades, Malaka y Sexi, además, tenían una colonia en África, Cartago. Introdujeron su alfabeto y un sistema de acuñación de monedas. Entran en declive cuando los babilonios conquistan Tiro, afectando a sus colonias en Hispania.
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GRIEGOS: procedentes de Focea vinieron aquí principalmente porque en su lugar de origen había problemas. Tenían una gran colonia en Francia, Massalia, y en la Península fundaron Ampurias y Rosas. Sus ciudades estaban estructuradas en cuadrícula y con ágora. Comerciaban con tartessos e iberos. Dejaron constancia de su alfabeto.
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CARTAGINENSES: llegaron desde Cartago para comerciar. Sin embargo, a fines del S.III a.C. su objetivo era el de reclutar soldados entre la población nativa y recaudar dinero para pagar al ejército para luchar contra los romanos. Tras romper el tratado del Ebro que tenían con los romanos llegó la 1ª G. Púnica que se desarrolló en Sicilia y que acabó con victoria romana. Más tarde explotó la 2ª G. Púnica, esta vez en la Península, y los cartagineses volvieron a ser derrotados. A partir de este momento comienza la conquista romana.
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TARTESSOS: se extendieron desde Huelva hasta Cartagena y permanecieron en la Península hasta mediados del S.VI a.C. cuando desaparecieron por razones desconocidas. Su economía se basaba fundamentalmente en la minería (Sierra Morena y Riotinto). También desarrollaban actividades como la pesca, la agricultura y la salazón de pescado. Eran grandes orfebres. Traían el oro de África y comerciaban con griegos y fenicios. Destaca el Tesoro de Carambolo, encontrado en Sevilla, que consta de numerosas muestras en oro. Era una sociedad jerarquizada en castas con la figura del rey en la cúspide. Tenían alfabeto.
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IBEROS: pueblo indoeuropeo que se asentó desde el Pirineo aragonés por el levante peninsular hasta el sur. Su actividad fundamental era la agricultura, pero también se dedicaban a la minería y a la industria textil. Era una sociedad jerarquizada donde destacan los reyes y jefes militares. Construyeron santuarios para el culto a los dioses. Dejaron esculturas religiosas como las damas oferentes (dama de Elche).
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CELTÍBEROS: provenían de Europa, pero se mezclaron con los iberos del centro de la Península. Se asentaron por el norte y centro peninsular. Son pueblos poco desarrollados que se dedicaban principalmente a la agricultura, pero la metalurgia del hierro estaba muy avanzada.
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Destacan los verracos, vetones y vacceos. Éstos últimos vivían en una gran ciudad, Numancia. Se copian de la cerámica ibera. Por otro lado, los pueblos del noroeste, galaicos y astures, son de origen celta; y los de la zona vasca, austrigones y vascones, se desconoce. Eran casi nómadas, pues se dedicaban al pastoreo, la ganadería, el pillaje y la recolección. Vivían en castros y era la mujer quien organizaba el poblado (matriarcado).
HISPANIA ROMANA
LLEGADA DE LOS ROMANOS A HISPANIA
La presencia romana en Hispania se debe, en un principio, a la necesidad de contrarrestar las fuerzas del ejército cartaginés cuyo dominio del Levante y sur peninsulares constituía una clara amenaza para Roma. Sin embargo, una vez eliminado el peligro tras la victoria en la Segunda Guerra Púnica, los romanos no quisieron renunciar a las ventajas que les podía reportar el sometimiento de la península ibérica, fuente casi inagotable de recursos económicos y militares.
La conquista y la penetración posterior de la cultura y de las formas de vida romanas estuvieron en gran parte condicionadas por la diversidad de la geografía y la población.
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La conquista y romanización de las tierras orientales y meridionales fue la más fácil, debido al superior desarrollo cultural de sus gentes y a una mayor permeabilidad hacia influencias y contactos exteriores.
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Los pueblos guerreros del centro y del oeste, con una economía casi exclusivamente agrícola y ganadera, recibieron con hostilidad la presencia de las fuerzas romanas de ocupación y sólo tras largas guerras terminaron por someterse a Roma.
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Los pueblos del norte, los más pobres y alejados de influencias exteriores, sólo fueron un objetivo para Roma a principios de la época imperial, cuando empezaron a constituir una molestia para la seguridad de las fronteras del Imperio.
La entrada de los romanos en Hispania se produce cuando la presencia cartaginesa en la península alcanza su mayor importancia, especialmente en el siglo III a.C. Hasta la aparición de los primeros problemas con la potencia surgente (Roma) en el año 226 a.C. se establece un pacto entre Cartago y Roma que divide la península en dos zonas de influencia. El conflicto de Sagunto en el año 219 a.C. provocará la entrada de tropas romanas en el 218 a.C. a través de Ampurias, dirigidas por Publio Cornelio Escipión y su hermano Cneo. Sin embargo este primer ejército fue derrotado por los cartagineses en la batalla de Castulo (212 a.C.). Al año siguiente desembarcó otro Publio Conelio Escipión, hijo del primero de los anteriores y conocido en el futuro como "Africano" porque vencerá años después a Aníbal en Zama, que tomó Cartago Nova en el año 209 a.C. y acabó con los cartagineses en la batalla de Ilipa. El final de esta fase de la conocida como Segunda Guerra Púnica provoca que Hispania se convierta en Provincia romana "de facto".
SEGUNDA GUERRA PÚNICA: La Segunda Guerra Púnica fue considerada por los autores antiguos como uno de los mayores acontecimientos de la Antigüedad. Y fue importante porque en ella se rompió el equilibrio político entre Roma y Cartago en el occidente del Mediterráneo, pasando definitivamente el Estado romano a tener una posición hegemónica indiscutible. Hispania participó en esta guerra con sus hombres, sus medios materiales y su propio territorio: el resultado de la misma se decidió en la Península Ibérica y los hispanos contribuyeron decididamente a inclinar la balanza del lado de Roma. Tras establecer su base de operaciones en Tarraco, Cneo Cornelio Escipión somete la zona costera desde los Pirineos hasta el Ebro y, posteriormente, las legiones romanas llegan al Guadalquivir: la única razón de presencia, aseguraban los cipiones a los habitantes de Hispania, era expulsar a los cartaginenses y liberar los territorios sometidos. Pero la reacción de los cartaginenses no se hizo esperar: lograron arrinconar y vencer por separado a Publio y Cneo, que cayeron en el campo de batalla. Ante el peligro inminente, el joven Publio Cornelio Escipión es enviado a Hispania, quien, sin dudarlo, decide atacar la principal base púnica, Carthago Nova, privando a los cartaginenses del puerto mejor comunicado con África y de las minas de plata de la cercana Castulo (Linares), necesarias para financiar la guerra. Las ciudades vecinas, ante la previsible caída del dominio cartaginés, se someten al poder de Roma. Primero en Baecula (Bailén) y después en llipa (Alcalá del Río) el ejército cartaginés es derrotado. La entrega de Gades señala el fin de su presencia en la península.
En el año 197 a.C. la península fue dividida en dos provincias encomendadas a Pretores: Hispania Citerior e Hispania Ulterior, situándose el límite de ambas cerca de Cartagena.
Hispania Ulterior: la pobreza de sus tierras obligaba a los lusitanos a realizar actos de bandidaje por el rico valle de Baetis. Si bien en un principio Roma no concedió demasiada importancia a estos pillajes, acabó considerándolos como ataques a sus aliados y, por tanto, motivo de guerra. En el año 147 a.C., los lusitanos invaden Turdetania con Viriato a la cabeza. Tras varias expediciones victoriosas, el desgaste producido por las continuas campañas bélicas comienza a hacer mella en su ejército. Consciente de su inferioridad ante las legiones romanas, Viriato emprende negociaciones con el entonces gobernador de la Ulterior, Q. Servilio Cepión, quien consigue sobornar a tres miembros del consejo del caudillo lusitano. Víctima de la conspiración, Viriato es asesinado y los lusitanos se declaran, finalmente, súbditos de Roma. Una vez en posesión de Lusitania, las armas romanas penetraron en el noroeste alcanzando el Valle del Miño.
Hispania Citerior: el 143 a.C. se sublevan las tribus celtíberas. La ciudad de Numancia, bastión de la resistencia, llevaba ya cuatro años imbatida. El Senado romano decidió poner fin a tan prolongada situación y envió a Publio Cornelio Escipión Emiliano, que se había hecho famoso como autor de la destrucción de Cartago. Durante el invierno, Escipión entrenó duramente al ejército, acampando cerca de Tarraco. Al llegar el verano, se trasladó a la Celtiberia, saqueando las mieses recién cosechadas y privando así a los numantinos de sus recursos de aprovisionamiento. Escipión se dispuso a sitiar la ciudad y rendirla por el hambre: la rodeó de un foso y una valla de unos 9Km. de perímetro y organizó una severa vigilancia día y noche. Numacia resistió quince largos meses al cabo de los cuales tuvo que aceptar la rendición. Las fronteras romanas quedaron fijadas en la línea del Duero.
HISPANIA, ESCENARIO DE LAS GUERRAS CIVILES: en el siglo I a.C. se abre un período de grave crisis política marcado por las guerras civiles. Hispania es uno de los escenarios en los que se desarrollan estas guerras.
En el año 83, Q. Sertorio, miembro del “partido popular”, es nombrado gobernador de la Hispania Citerior. Poco después, el aristócrata Sila, tras vencer a su enemigo Mario, establece la dictadura en Roma mediante un golpe de Estado. Sertorio decide atrincherarse en Hispania para luchar contra el dictador y crear un estado independiente de Roma: con este fin organiza un ejército y constituye un Senado con exiliados romanos.
El Senado romano se alerta ante tal situación; el plan de Senado no puede, bajo ningún concepto, prosperar. Por ello dos ejércitos, el de Cneo Pompeyo desde la Hispania Citerior y el de Q. Cecilio Metelo desde la Ulterior, emprenden una acción conjunta que permite ganar terreno en la Celtiberia y en Lusitania. Ante las dificultades y la fortuna adversa, Sartorio se vuelve cruel y es asesinado víctima de una conjura.
Desde entonces, la resistencia indígena va a ser escasa. Pero Hispania sufrirá de nuevo las consecuencias de las luchas políticas romanas, esta vez entre Pompeyo y César.
El 61 a.C. Julio César es nombrado pretor de la Hispania Ulterior. Tras una serie de brillantes campañas contra los lusitanos, consigue adentrarse en territorio galaico y alcanzar Brigantium (La Coruña). Elegido cónsul en el 60 a.C., pacta compromiso político con Craso, uno de los hombres más ricos de Roma, y con Pompeyo. Marcha después a la Galia como gobernador; a Pompeyo le corresponde el gobierno de Hispania.
Pero la alianza entre César y Pompeyo se rompe, iniciándose así una nueva guerra civil. César emprende la marcha desde las Galias para enfrentarse a las legiones pompeyanas en Hispania; en llerda (Lérida), cerca al ejército enemigo obligándolo a capitular. Esta victoria le dio el dominio de la Citerior. El último foco de resistencia en la Ulterior fue aniquilado en la batalla de Munda (Montilla)
EL FINAL DE LA CONQUISTA: GUERRAS CÁNTABRO-ASTURES: los graves problemas políticos vividos en Roma a lo largo del siglo I a.C. impedían mantener un ejército de ocupación en la zona. Sin embargo, con el nuevo régimen imperial, su fundador Octavio Augusto pretendía instaurar la paz mediante un sólido sistema de defensa. Para ello era preciso someter los territorios hostiles o simplemente independientes, y la cornisa cantábrica era uno de los territorios.
El general Agripa consiguió vencer la resistencia de cántabros y astures y asegurar la paz. El ejército de ocupación quedó instalado y se dio comienzo a la organización del territorio y a la explotación de sus riquezas. Y así, después de dos siglos de continuos enfrentamientos, toda Hispania quedó sometida al poder de Roma y, como provincia ya pacificada, se integró en el mundo romano participando de su destino hasta el fin de la Antigüedad.
PROVINCIAS HISPÁNICAS EN LAS DISTINTAS ETAPAS. COLONIAS Y MUNICIPIOS
Hispania fue el nombre con el que los romanos designaron al conjunto de la península ibérica. Hispania fue dividida en dos provincias la Citerior, que comprendía el territorio nororiental, y la Ulterior proyectada hacia el sur de la Península. En tiempos de Augusto fue dividida en tres provincias: Tarraconense, con capital en Tarraco, Bética, cuyo centro eran Corduba y Lusitania regida desde Emerita - Augusta. En la época del emperador Caracalla la zona noroccidental de la Tarraconense se desgajó, pasando a constituir la nueva provincia de Gallaecia. En tiempos del emperador Diocleciano, Hispania se articuló en seis provincias: Gallaecia, Tarraconense, Bética, Lusitania, Cartaginense y Mauntania Tingitana. Por último, en el siglo IV, se añadió una nueva provincia, la Baleárica, que comprendía las Islas Baleares.
PERSONALIDADES HISPÁNICAS DESTACADAS
SÉNECA: filósofo latino, dramaturgo, político y eminente escritor de la edad de plata de la literatura latina. Lucio Anneo Séneca nació en Córdoba, hijo del retórico romano Marco (Lucio) Anneo, más conocido como Séneca el Viejo. Tras estudiar retórica y filosofía en Roma, Séneca el Joven, como hoy se le conoce, quedó profundamente influido por las enseñanzas de los estoicos, cuya doctrina desarrollaría en lo sucesivo. En el año 49 d.C. Séneca se convirtió en pretor y fue nombrado tutor de Nerón, hijo adoptivo del emperador Claudio. A la muerte de Claudio, en el 54, Nerón se convirtió en emperador. La honestidad y la moderación que caracterizaron los cinco primeros años de su mandato fueron en gran medida resultado de la sana influencia de Séneca y Sexto Afranio Burro (muerto en el año 62), jefe de la guardia pretoriana. Hacia el año 62, Séneca perdió todo control sobre el emperador. La gran fortuna que Séneca había logrado acumular para entonces despertó los celos de Nerón, que intentó infructuosamente envenenarlo. Retirado de la vida pública, Séneca se dedicó plenamente a escribir y a estudiar filosofía. En el año 65 se vio involucrado en una conspiración para asesinar a Nerón, liderada por el plebeyo Cayo Calpurnio Pisón, que se suicidó por orden del emperador.
LUCANO: nombre completo Marco Anneo Lucano (39-65), poeta romano, nacido en Córduba (hoy Córdoba, España), en Hispania y educado en Roma. En un principio gozó del favor del emperador Nerón, pero más tarde se le prohibió, por orden imperial, escribir más poesía. Movido por el rencor, Lucano participó en una conspiración contra Nerón. Al descubrirse la trama, el emperador le ordenó que se suicidara. La única obra que se conserva de Lucano es la inacabada Bellum Civile, más conocida como la Farsalia, un poema épico en diez volúmenes sobre la guerra civil entre los generales Cayo Julio César y Pompeyo el Grande. Este poema es único en la épica latina por el hecho de no reconocer la intervención divina en el curso de los acontecimientos históricos. La Farsalia fue una obra muy leída durante la edad media y de ella se hicieron varias traducciones al castellano.
MARCIAL: poeta hispano romano, cuyo nombre completo era Marco Valerio Marcial y fue uno de los más notables escritores de epigramas satíricos de la antigüedad. Sus versos ofrecen un retrato vivo y en ocasiones nada halagüeño de la Roma imperial durante la segunda mitad del siglo I d.C. Marcial nació en Bílbilis (Hispania) y alrededor del año 64 d.C. se fue a Roma en busca de fortuna. En esta ciudad llevó la vida de un hombre de letras itinerante y pobre. Entre sus amistades figuraban eminentes literatos y hombres de leyes, como Plinio el Joven, Juvenal y Quintiliano. Posteriormente se ganó el favor de los emperadores Tito y Domiciano, y fue nombrado miembro del orden ecuestre (una clase de ciudadanos con fortuna, al margen del orden senatorial).
QUINTILIANO: cuyo nombre completo es Marcus Fabius Quintilianus (c. 35-c. 95), es un retórico romano que nació en Calagurris (ahora Calahorra) en Hispania. Estudió en Roma donde primero ejerció de abogado, pero se le conoce por haber sido profesor de Retórica. Se le nombró profesor oficial de la materia, con sueldo procedente de los fondos públicos. Uno de sus alumnos fue el orador romano Plinio el Joven. Tras ejercer durante veinte años como abogado y profesor, se retiró para dedicarse a escribir.
TRAJANO: emperador romano (98-117), conquistador de Dacia y Mesopotamia, y primer emperador romano de origen hispano. Nacido en Itálica (cerca de la actual Sevilla, en la Bética, actualmente España), lo más probable es que su familia fuera de origen romano. De joven se instruyó en el Ejército romano y tomó parte activa en las campañas de Hispania, Siria y Germania, durante los reinados de los emperadores Tito y Domiciano. Se distinguió como general de inteligencia excepcional, y en el 91 fue elegido cónsul. En el 97, el emperador Nerva le adoptó y asoció al imperio. A pesar de que pasó la mayor parte de su reinado ocupado en las campañas militares, realizó diversas reformas administrativas. Se construyeron vías nuevas, canales y puentes, se restauró la vía Apia, se desecó parte de la llanura Pontina, y se levantó el magnífico Foro de Trajano, en Roma. En Italia, se construyó el puerto de Centum
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Enviado por: | Isa |
Idioma: | castellano |
País: | España |