Sociología y Trabajo Social


La construcción social de la realidad; Bergell y Luckman


LA SOCIOLOGÍA DEL CONOCIMIENTO

Tratado de carácter sistemático, no histórico

Médula - sociedad como realidad objetiva

  • sociedad como realidad subjetiva

INTRODUCCIÓN

EL PROBLEMA DE LA SOCIOLOGÍA DEL CONOCIMIENTO

TESIS

  • La realidad se construye socialmente

  • La sociología del conocimiento debe analizar los procesos por los cuales esto se produce.

CLASES

Realidad y conocimiento

  • Realidad: cualidad propia de los fenómenos que reconocemos como independientes de nuestra propia volición (no podemos hacerlos desaparecer).

  • Conocimiento: certidumbre de que los fenómenos son reales y de que poseen características específicas.

La apreciación sociológica de la realidad y el conocimiento se encuentra a distancia intermedia entre la comprensión del hombre de la calle y la del filósofo.

El sociólogo está obligado, por la lógica misma de la disciplina, a indagar, si la diferencia entre una y otras realidades no puede entenderse en relación con las diversas diferencias que existen entre unas y otras sociedades.

El interés sociológico, materia de realidad y conocimiento, se justifica así inicialmente por el hecho de su relatividad social. Lo que es real para un monje del Tíbet puede no ser real para un hombre de negocios americano. El conocimiento que tiene un criminal difiere del que tiene un criminalista.

Las acumulaciones concretas de “realidad” y “conocimiento” pertenecen a contextos sociales específicos.

Una sociología del conocimiento deberá tratar no sólo las variaciones empíricas del “conocimiento” en las sociedades humanas, sino también los procesos por los que cualquier cuerpo de “conocimiento” llega a quedar establecido socialmente como realidad.

La sociología del conocimiento deberá ocuparse de todo lo que una sociedad considera “conocimiento”, sin detenerse en la validez o no de dicho “conocimiento”.

La sociología del conocimiento se ocupa del análisis de la construcción social de la realidad.

PEQUEÑA HISTORIA DE LA DISCIPLINA

La expresión “sociología del conocimiento” (Wissenssociologie), fue acuñada por Max Scheler en la década de 1920 en Alemania.

Los sociólogos americanos consideran esta disciplina como una especialidad marginal con sabor europeo. (Otros la han tomado como una especie de barniz sociológico aplicado a la historia de las ideas).

  • Acuerdo general en que se ocupa de la relación entre el pensamiento humano y el contexto social en el que se origina.

La sociología del conocimiento constituye el foco sociológico de un problema más general: el de la determinación existencial (Seisgeben- denheit) del pensamiento en cuanto tal.

Condición histórica

Uno de los grandes puntos intelectuales del siglo XIX en Alemania.

La sociología del conocimiento se hace cargo de un problema planteado originariamente por la investigación histórica, en forma más restringida, pero cargando el acento esencialmente sobre las mismas cuestiones.

Los antecedentes intelectuales inmediatos de la sociología del conocimiento son tres corrientes del pensamiento alemán decimonónico:

  • marxista

  • nietzscheano

  • historicista

La sociología del conocimiento derivó de MARX su proposición básica: que la conciencia del hombre está determinada por su ser social, concepto que aparece en los Manuscritos económicos y filosóficos de 1844 (y que fueron redescubiertos en 1932), deriva conceptos clave:

  • ideologías:

ideas que sirven como armas para intereses sociales

  • falsa conciencia:

  • pensamiento alejado del verdadero ser social del que piensa.

La sociología del conocimiento seducida por los conceptos de infraestructura y superestructura, lo que a Marx le interesaba, era que el pensamiento humano se funda en la actividad humana (el trabajo en el más amplio sentido) y, en las relaciones sociales provocadas por dicha actividad.

NIETZSCHE

Antiidealismo.

Su antiidealismo introduce perspectivas adicionales en cuanto al pensamiento humano como instrumento de lucha por la supervivencia y el poder.

Teoría propia sobre la “falsa conciencia”, con sus análisis del significado social del engaño y el, y de la ilusión como condición necesaria para la vida.

El concepto sobre el resentimiento para ciertos tipos de pensamiento humano fue adoptado por SCHELER.

HISTORICISMO

Se manifiesta sobre todo en la obra de Wilhem Dilthey (precursor de la Sociología del conocimiento). Sentido abrumador de la relatividad de todas las perspectivas sobre el acontecer humano.

  • Conceptos historicistas:

La “determinación situacional” (Standortsgebundenheit), y el “asiento en la vida” (Sitz im Leben), se interpretaron directamente como referidos a la “ubicación social del pensamiento”.

  • SCHELER

La sociología del conocimiento constituye para Scheler un método negativo.

Argumenta que la relación entre los “factores ideales” (Idealfaktoren), y los “factores reales” (Realfaktoren), son reminiscencias del esquema marxista de infraestructura y superestructura, no era más que una relación reguladora.

Según Scheler, la sociedad determina la presencia (Dasein), pero no la naturaleza (Sosein), de las ideas.

La sociología del conocimiento es, por lo tanto, el procedimiento mediante el cual ha de estudiarse la selección histórico-social de los contenidos ideacionales, sobreentendiéndose que los contenidos mismos son independientes de la causalidad histórico-social, y, por ende, inaccesibles al análisis sociológico.

Scheler destacó que el conocimiento humano se da en la sociedad como un a priori de la experiencia individual, proporcionando a esta última su ordenación de significado. A esta ordenación Scheler la denomina “concepción relativo-natural del mundo” (Relativnatürliche Weltanschauung), concepto que todavía se considera central en la Sociología del conocimiento.

A la invención de la Sociología del Conocimiento por Scheler, siguió un amplio debate en Alemania respecto a la validez, alcance y aplicabilidad de la nueva disciplina.

Fue la formulación de KARL MANNHEIM la que penetró en el mundo de habla inglesa. Cuando los sociólogos se ocupan hoy de la Sociología del Conocimiento, lo hacen con los términos de la formulación de Mannheim, sobre todo por el factor de la difusión, al estar escrita en gran parte en esta lengua y además estar menos cargada de bagaje filosófico que la de Scheler. Esto se advierte sobre todo en la obra principal de Mannheim: Ideología y Utopía.

Mannheim está más confrontado con el marxismo. Con él la sociología del conocimiento se convertía en método positivo para el estudio de casi todas las facetas del pensamiento humano. Su preocupación clave era el fenómeno de la ideología.

Con el concepto general de ideología se alcanza el nivel de la sociología del conocimiento, la comprensión de que no hay pensamiento humano ( con las únicas excepciones de: la ideología que constituye solo una parte del pensamiento de un adversario y la ideología que constituye la totalidad del pensamiento de un adversario [similar a la falsa conciencia de K. Marx] ) que esté inmune a las influencias ideologizantes de su contexto social.

Mannheim acuñó el término “relacionismo” en contraposición al “relativismo” (el conocimiento sólo puede darse desde una posición determinada). La influencia de DILTHEY es muy importante en el pensamiento de Mannheim.

Mannheim destaca el poder del pensamiento utópico, el cual produce una imagen distorsionada, pero, posee dinamismo para transformar esa realidad.

SOCIÓLOGOS ESTUDIOSOS DE LA SOCIOLOGÍA DEL CONOCIMIENTO

ROBERT MERTON

  • Ha sido el sociólogo americano más importante y que más tiempo ha dedicado a la sociología del conocimiento integrándola con el de la teoría estructural funcional.

  • Para Merton el sociólogo del conocimiento por excelencia era Mannheim, pero también puso de relieve la significación de la obra de Durkheim y de Pitirim Sorokin.

TALCOTT PARSONS

  • Principalmente se limita a una crítica de Mannheim.

WRIGHT MILLS

  • Se ocupó de la Sociología del Conocimiento de manera expositiva y sin añadir nada a su desarrollo teórico.

THEODOR GEIGER

  • Da un enfoque neopositivista de la Sociología del Conocimiento y de la sociología en general.

WERNER STARK

  • El problema central de la sociología debe ser la verdad, no la sociología del conocimiento.

El interés de la Sociología del Conocimiento se ha centrado:

a) en el plano teórico sobre cuestiones espistemológicas

b) en el plano empírico sobre cuestiones de historia intelectual

Los autores del libro consideran, no obstante, que, la sociología del conocimiento es parte de la disciplina empírica de la sociología. Trabajan sobre teoría sociológica, no sobre metodología de la sociología.

La sociología del conocimiento debe ocuparse de todo lo que se considera “conocimiento en la sociedad. El “conocimiento” del sentido común más que las “ideas” debe constituir el tema central de la Sociología del Conocimiento, la cual debe ocuparse de la construcción social de la realidad.

Las dos “consignas” (enfoques), más famosas e influyentes de la sociología:

DURKHEIM - Reglas del Método Sociológico

MAX WEBER - Economía y Sociedad

Durkheim: “la regla primera y fundamental es considerar los hechos sociales como cosas”.

Weber: “tanto para la sociología en su sentido actual, como para la historia, el objeto de conocimiento es el complejo significado subjetivo de la acción”.

La apreciación adecuada de la realidad “sui generis” de la sociedad requiere indagar la manera como esta realidad está construida. Sostenemos que esa indagación es la tarea de la sociología del conocimiento.

I). LOS FUNDAMENTOS DEL CONOCIMIENTO EN LA VIDA COTIDIANA

1. LA REALIDAD DE LA VIDA COTIDIANA

La vida cotidiana se presenta como una realidad interpretada por los hombres, y para ellos tiene el significado subjetivo de un mundo coherente.

El método que consideramos más conveniente para clarificar los fundamentos del conocimiento en la vida cotidiana es el del análisis fenomenológico, método puramente descriptivo y, como tal, “empírico”, pero no “científico”.

Lo que interesa es el carácter intencional común de toda conciencia. Mi conciencia es capaz de moverse en diferentes esferas de realidad. Dicho de otra forma, tengo conciencia de que el mundo consiste en realidades múltiples.

La realidad de la vida cotidiana se organiza alrededor del “aquí” de mi cuerpo y el “ahora” de mi presente. Este “aquí” y “ahora” es lo realissimun de mi conciencia.

La realidad de la vida cotidiana se me presenta además como un mundo intersubjetivo, un mundo que comparto con otros. Esta intersubjetividad establece una señalada diferencia entre la vida cotidiana y otras realidades de las que tengo conciencia. No puedo existir en la vida cotidiana sin interactuar y comunicarme continuamente con otros.

La actitud natural es la actitud de la conciencia del sentido común, precisamente porque se refiere a un mundo que es común a muchos hombres. El conocimiento del sentido común es el que comparto con otros en las rutinas normales y autoevidentes de la vida cotidiana.

El lenguaje común de que dispongo para objetivar mis experiencias se basa en la vida cotidiana y sigue tomándola como referencia, aún cuando lo use para interpretar experiencias que corresponden a zonas limitadas de significado.

La temporalidad es una propiedad intrínseca de la conciencia.

La estructura temporal de la vida cotidiana me enfrenta a una facticidad con la que debo contar, con la que debo tratar de sincronizar mis propios proyectos.

La misma estructura temporal es coercitiva, proporciona la historicidad que determina mi situación en el mundo de la vida cotidiana.

2. INTERACCIÓN SOCIAL EN LA VIDA COTIDIANA

La experiencia más importante que tengo con los otros se produce en la situación “cara a cara” que es el prototipo de la interacción social y del que se derivan todos los demás casos.

Las tipificaciones de la interacción social se vuelven progresivamente anónimas a medida que se alejan de la situación “cara a cara”.

El grado de interés y el grado de intimidad pueden combinarse para aumentar o disminuir el anonimato de la experiencia.

La estructura social es la suma total de estas significaciones y de las pautas recurrentes de interacción establecidas por intermedio de ellas. Mis relaciones con otros no se limitan a asociados y contemporáneos. También se refieren a antecesores y sucesores.

3. EL LENGUAJE Y EL CONOCIMIENTO EN LA VIDA COTIDIANA

La expresividad humana es capaz de objetivarse, o sea, se manifiesta en productos de la actividad humana que están al alcance tanto de los productores como de los otros hombres, por ser elementos de un mundo común.

La realidad de la vida cotidiana no sólo está llena de objetivaciones, sino que es posible únicamente por ellas.

Un caso especial de objetivación que tiene importancia crucial es la significación, o sea, la producción humana de signos.

Los signos se agrupan en una cantidad de sistemas.

El lenguaje, que aquí podemos definir como un sistema de signos vocales, es el sistema de signos más importante de la sociedad humana.

Las objetivaciones comunes de la vida cotidiana se sustentan primariamente por la significación lingüística. La comprensión del lenguaje es esencial para cualquier comprensión de la realidad de la vida cotidiana.

Subjetividad, los hombres necesitan hablar de sí mismos hasta que llegan a conocerse a sí mismos.

Cualquier tema significativo que cruce de una esfera de realidad a otra puede definirse como un símbolo y el modo lingüístico por el cual se alcanza esta trascendencia puede denominarse lenguaje simbólico.

La religión, la filosofía, el arte y la ciencia son los de mayor importancia histórica entre los sistemas simbólicos de esta clase.

La distribución social del conocimiento arranca del simple hecho de que no sé todo lo que saben mis semejantes y, viceversa, y culmina en sistemas de idoneidad sumamente complejos y exotéricos.

II). LA SOCIEDAD COMO REALIDAD OBJETIVA

1. INSTITUCIONALIZACIÓN

a) Organismo y actividad

No existe un mundo del hombre en el mismo sentido en que es posible hablar de un mundo de los perros o de los caballos.

El ser humano es proceso de desarrollo, se interrelaciona no sólo con un ambiente natural determinado, sino también con un orden cultural y social específico mediatizado para él por los otros significantes a cuyo cargo se halla.

Es posible afirmar que el hombre posee una naturaleza, aunque, es más significativo decir que el hombre construye su propia naturaleza, o, más sencillamente, que el hombre se produce a sí mismo. El hecho de que el hombre se produzca a sí mismo no implica una suerte de visión prometeica del individuo solitario. La autoproducción del hombre es siempre, por necesidad, una empresa social. Los hombres producen juntos un ambiente social con la totalidad de sus formaciones socio-culturales y psicológicas.

La humanidad específica del hombre y su sociabilidad están entrelazadas íntimamente.

El homo sapiens es, siempre, y en la misma medida, homo socius.

El orden social existe solamente como producto de la actividad humana.

b) Orígenes de la Institucionalización

Toda actividad humana está sujeta a la habituación. Decir que un sector de actividad humana se ha institucionalizado es lo mismo que decir que ha sido sometido al control social.

Un mundo institucionalizado se experimenta como realidad objetiva, tiene una historia que antecede al nacimiento del individuo y no es accesible a su memoria biográfica.

El proceso por el que los productos externalizados de la actividad humana alcanzan el carácter de objetividad se llama objetivación. El mundo institucional es actividad humana objetivada, así como lo es cada institución de por sí.

La externalización y la objetivación son momentos de un proceso dialéctico continuo:

La sociedad es un producto humano

La sociedad es una realidad objetiva

El hombre es un producto social

El conocimiento teórico es sólo una parte pequeña y en modo alguno la más importante de lo que una sociedad toma por conocimiento. El conocimiento relativo a la sociedad es una realización en el doble sentido de la palabra:

1. como aprehensión de la realidad social objetiva y

2. como producción continua de esta realidad.

c) Sedimentación y tradición

El lenguaje objetiva las experiencias compartidas y las hace accesibles a todas las que pertenecen a la misma comunidad lingüística, con lo que se convierte en base e instrumento del acopio colectivo de conocimiento. Además, el lenguaje aporta los medios de objetivizar nuevas experiencias, permitiendo que se incorporen al acopio de conocimiento ya existente, y es el medio más importante para transmitir las sedimentaciones objetivadas y objetivizadas en la tradición de la colectividad de que se trate.

La transmisión del significado de una institución se basa en el reconocimiento social de aquélla como solución “permanente” a un problema “permanente” de una colectividad dada.

Los actores potenciales de acciones institucionalizadas deben enterarse sistemáticamente de esos significados, lo cual requiere una cierta forma de proceso “educativo”. Los significados institucionales deben grabarse en la conciencia del individuo.

d) Roles

Todo comportamiento institucionalizado involucra “roles” y éstos comparten así el carácter controlador de la institucionalización.

Los “roles” representan el orden institucional, la institución, con su conjunto de acciones “programadas” se asemeja al libreto no escrito de una obra teatral.

Decir que los “roles” representan instituciones, es decir que posibilitan que ellas existan, una y otra vez, como presencia real en la experiencia de individuos concretos.

En el curso de la historia, los “roles” que representan simbólicamente el orden institucional total, se han localizado la mayoría de las veces en las instituciones políticas y religiosas.

El análisis de “roles” tiene particular importancia para la sociología del conocimiento porque revela las mediaciones entre los universos macroscópicos de significados que están objetivados en una sociedad y las maneras como estos universos cobran realidad subjetiva para los individuos.

e) Alcance y modos de la institucionalización

¿Cuál es la dimensión del sector de actividad institucionalizada comparada con el que queda sin institucionalizar?

“Vida teórica”: cuerpos especializados cuyo prestigio social depende en realidad de su ineptitud para hacer cualquier cosa que no sea teorizar.

La institucionalización: no es un proceso irreversible. A veces, en ciertas áreas de la vida social puede producirse la desinstitucionalización.

Segmentación del orden institucional: solamente ciertos tipos de individuos realizan ciertas acciones.

Distribución social del conocimiento: con “roles” específicos reservados para ciertos tipos.

La reificación: es la aprehensión de fenómenos humanos como si fueran cosas, vale decir, en términos no humanos, o posiblemente suprahumanos.

[La reificación es la aprehensión de los productos de la actividad humana como si fueran algo distinto de los productos humanos, como hechos de la naturaleza, como resultados de leyes cósmicas o manifestaciones de la voluntad divina.].[La reificación implica que el hombre es capaz de olvidar que él mismo ha creado el mundo humano y, además, que la dialéctica entre el hombre, productor, y sus productos pasa inadvertida para la conciencia.].

La reificación puede describirse como un paso extremo en el proceso de objetivación, por el que el mundo objetivado pierde su comprehensibilidad como empresa humana y queda fijado como facticidad inerte, no humana y no humanizable. En particular, la relación real entre el hombre y su mundo se invierte en la conciencia

2. LEGITIMACIÓN

a) Orígenes de los universos simbólicos

La función de la legitimación consiste en lograr que las objetivaciones de “primer orden” ya institucionalizadas lleguen a ser objetivamente disponibles y subjetivamente plausibles.

Nivel incipiente: sistema de objetivaciones lingüísticas de la experiencia humana.

Nivel 2: proposiciones teóricas en formas rudimentarias, directamente relacionadas con acciones concretas.

Nivel 3: teorías explícitas según las cuales un sector institucional se legitima por un cuerpo de conocimiento diferenciado.

Nivel 4: los universos simbólicos son cuerpos de tradición teórica que integran zonas de significados diferentes y abarcan el orden institucional en una totalidad simbólica. (Teoría de la anomía de Durkheim).

El universo simbólico aporta el orden para la aprehensión subjetiva de la experiencia biográfica. Si se concibe a la sociedad como el “lado luminoso” de la vida humana, las situaciones marginales constituyen el “lado sombrío” que se cierra siniestro en la periferia de la conciencia cotidiana.. Por el sólo hecho de que el “lado sombrío” tiene su realidad propia, que suele ser siniestra, constituye una amenaza constante para la realidad “lúcida”, establecida y positiva de la vida en sociedad.

En la legitimación de la muerte es donde la potencia trascendente de los universos simbólicos se manifiesta con más claridad, y donde se revela el carácter apaciguador fundamental de las legitimaciones definitivas de la suma realidad de la vida cotidiana. La primacía de las objetivaciones sociales de la vida cotidiana puede retener su plausibilidad subjetiva solo si se la protege constantemente contra el terror. Ser anómico, por lo tanto, significa carecer de esa defensa y estar expuesto, solo, al asalto de la pesadilla.

Algo muy similar puede afirmarse con respecto a la significación social (en oposición a la individual que acabamos de ver) de los universos simbólicos.

El universo simbólico también ordena la historia y ubica todos los acontecimientos colectivos dentro de una unidad coherente que incluye el pasado, el presente y el futuro.

El universo simbólico proporciona una amplia integración de todos los procesos institucionales aislados. Ahora la sociedad entera adquiere sentido. El orden político se legitima por referencia a un orden cósmico de poder y justicia, y los “roles” políticos se legitiman como representaciones de estos principios cósmicos.

Toda la realidad social es precaria

Todas las sociedades son construcciones que se enfrentan al caos.

La existencia humana es una externalización continua. A medida que el hombre se externaliza, construye el mundo en el que se externaliza.

b) Mecanismos conceptuales para el mantenimiento de los universos simbólicos

Desde el punto de vista histórico, el problema de la herejía ha constituido con frecuencia el primer impulso para la conceptualización teórica y sistemática de los universos simbólicos. El desarrollo del pensamiento teológico cristiano como resultado de una serie de desafíos heréticos a la tradición “oficial” aporta excelentes ejemplos históricos de este proceso.

Una ocasión importante para el desarrollo de la conceptualización destinada al mantenimiento de los universos es la que se presenta cuando una sociedad se enfrenta con otra que posee una historia muy diferente.

La aparición de un universo simbólico a modo de alternativa constituye una amenaza porque su misma existencia demuestra empíricamente que nuestro propio universo es menos que inevitable.

Dos sociedades que se enfrentan y cada una de las cuales posee universos en conflicto desarrollarán mecanismos conceptuales destinados a mantener sus respectivos universos.

Los mecanismos conceptuales que mantienen los universos simbólicos siempre entrañan la sistematización de legitimaciones cognoscitivas y normativas que ya estaban presentes en la sociedad de modo más sencillo y que cristalizaron en el universo simbólico en cuestión.

Mecanismos conceptuales:

  • mitología

  • teología

  • filosofía

  • ciencia

El pensamiento teológico puede distinguirse del mitológico en términos de un mayor grado de sistematización teórica.

La coexistencia de una mitología sencilla entre las masas y una teología sofisticada entre una élite de teorizadores que contribuyen ambas a mantener el mismo universo simbólico, es un fenómeno histórico frecuente. Solamente si se tiene este fenómeno en mente es posible, por ejemplo, llamar “budistas” a las sociedades tradicionales del Lejano Oriente, o, llegado el caso, llamar “cristiana” a la sociedad medieval.

Mecanismos conceptuales para el mantenimiento de los universos:

La terapia y la aniquilación. La terapia aplica el aparato legitimador a los “casos” individuales (control social).

c) Organización social para el mantenimiento de los universos simbólicos

Todos los universos construidos socialmente cambian porque son productos históricos de la actividad humana, y el cambio es producido por las acciones concretas de los seres humanos.

La realidad se define socialmente, pero las definiciones siempre se encarnan, es decir, que los individuos y grupos de individuos concretos sirve como medidores de la realidad.

Los conflictos sociales (surgen como resultado de la división del trabajo) entre elencos dedicados exclusivamente a la legitimación del mantenimiento de los universos (entre expertos y profesionales, también entre grupos de expertos, por ejemplo: camarillas rivales).

Las definiciones rivales sobre la realidad se determinan en la esfera de los intereses sociales competitivos cuya rivalidad, a su vez, se “traduce” en términos teóricos.

Históricamente la mayor parte de los monopolios de las tradiciones ha sido religiosa, por lo que es posible decir que las Iglesias, entendidas como combinaciones monopolistas de expertos con dedicación exclusiva para una definición religiosa de la realidad, son inherentemente conservadoras una vez que han conseguido estabilizar su monopolio en una sociedad dada. Recíprocamente, los grupos gobernantes a los que preocupa el mantenimiento del status quo político tienen una orientación religiosa esencialmente eclesiástica y, por eso mismo, sospecharán de todas las innovaciones en la tradición religiosa.

Cuando una definición particular de la realidad llega a estar amenazada a un interés de poder concreto, puede llamársela ideología.

Con frecuencia una ideología es adoptada por un grupo en razón de elementos teóricos específicos conducentes a sus intereses. Una vez que la ideología es adoptada por un grupo cualquiera (más exactamente, una vez que una doctrina particular se convierte en la ideología del grupo en cuestión), se modifica de acuerdo con los intereses que ahora debe legitimar, lo que entraña un proceso de selección y adición con respecto al cuerpo original de proposiciones teóricas.

La mayoría de las sociedades modernas son pluralistas, en el sentido de que comparten un universo central y diferentes universos parciales que coexisten en un estado de acomodación mutua.

Los conflictos abiertos entre las ideologías han sido reemplazados por grados variables de tolerancia o ansia de cooperación.

La situación pluralista presupone una sociedad urbana con una división del trabajo altamente desarrollada, una alta diferenciación concomitante en la estructura social y un gran superávit económico.

El pluralismo mismo constituye un factor acelerador, precisamente porque contribuye a minar la eficacia de resistencia al cambio que tienen las definiciones tradicionales de la realidad.

El pluralismo fomenta tanto el escepticismo como la innovación y por ende, resulta inherentemente subversivo para la realidad ya establecida del status quo tradicional.

Un tipo de experto que tiene importancia históricamente, posible en principio en cualquiera de las situaciones que acabamos de examinar, es el intelectual, al que podemos definir como un experto cuya idoneidad no es requerida por la sociedad en general. (El intelectual es, pues, por definición, un tipo marginal).

La revolución es, por supuesto. una opción de gran importancia histórica. En este caso, los intelectuales emprenden la realización de sus designios para la sociedad en la sociedad.

La historia de los movimientos revolucionarios modernos aporta muchos ejemplos de la transformación de los intelectuales revolucionarios en legitimadores “oficiales” tras el triunfo de dichos movimientos.

El cambio social debe siempre entenderse como vinculado por una relación dialéctica a la historia de las ideas.

III. LA SOCIEDAD COMO REALIDAD SUBJETIVA

1. INTERNALIZACIÓN DE LA REALIDAD

a) Socialización primaria

Comprensión teórica de la sociedad que comprende tres momentos:

  • externalización

  • objetivación

  • internalización

En la forma compleja de la internalización, yo no solo “comprendo” los procesos subjetivos momentáneos del otro: “comprendo” el mundo en que él vive, y ese mundo se vuelve mío.

Solamente cuando el individuo ha llegado a este grado de internalización puede considerárselo miembro de la sociedad.

El proceso ontogenético por el cual esto se realiza, se denomina socialización, y, por lo tanto, puede definirse como la inducción amplia y coherente de un individuo en el mundo objetivo de una sociedad o en un sector de él.

Se advierte a primera vista que la socialización primaria suele ser la más importante para el individuo y que la estructura básica de toda socialización secundaria debe semejarse a la primaria.

El individuo llega a ser lo que otros significantes lo consideran. Pero no es un proceso mecánico y unilateral: entraña una dialéctica entre la auto-identificación y la identificación que hacen los otros, entre la identidad objetivamente atribuida y la que es subjetivamente asumida.

Lo importante es el hecho de que el individuo no sólo acepta los “roles” y las actitudes de otros, sino que en el mismo proceso acepta el mundo de ellos.

La relación entre el individuo y el mundo social objetivo es como un acto de equilibrio continuo.

b) Socialización secundaria

La socialización secundaria es la internalización de “submundos” institucionales o basadas sobre instituciones.

Los procesos formales de la socialización secundaria se determinan por su problema fundamental: siempre presupone un proceso previo de socialización primaria, o sea, que debe tratar con un yo formado con anterioridad y con un mundo ya internalizado.

c) Mantenimiento y transformación de la realidad subjetiva

Toda sociedad viable debe desarrollar procedimientos de mantenimiento de la realidad para salvaguardar cierto grado de simetría entre la realidad objetiva y la subjetiva.

La socialización primaria internaliza una realidad aprehendida como inevitable.

El carácter más “artificial” de la socialización secundaria vuelve aún más vulnerable la realidad subjetiva de sus internalizaciones frente al reto de las definiciones de la realidad.

La realidad de la vida cotidiana se mantiene porque se concreta en rutina, lo que constituye la esencia de la institucionalización. La realidad de la vida cotidiana se reafirma continuamente en la interacción del individuo con los otros. Así como la realidad se internaliza originariamente por un proceso social, así también se mantiene en la conciencia por procesos sociales.

El vehículo más importante del mantenimiento de la realidad es el diálogo. La vida cotidiana del individuo puede considerarse en relación con la puesta en marcha de un aparato conversacional que mantiene, modifica y reconstruye continuamente su realidad subjetiva.

El prototipo histórico de la alternación es la conversión religiosa. La relación entre conversión y comunidad no constituye un fenómeno peculiarmente cristiano. No se puede seguir siendo musulmán fuera del `umma' del Islam, ni budista fuera del `sangha', y probablemente tampoco hindú en ningún lugar que no sea la India.

Las estructuras de plausibilidad de la conversión religiosa han sido imitadas por los organismos de alternación seculares, cuyos mejores ejemplos se encuentran en las áreas del adoctrinamiento político y en la psicoterapia.

El requisito conceptual más importante para la alternación consiste en disponer de un aparato legitimador para toda la serie de transformaciones.

En la socialización secundaria el presente se interpreta de modo que se halle en relación continua con el pasado, con tendencia a minimizar aquellas transformaciones que se hayan efectuado realmente. Dicho de otra manera, la base de realidad para la resocialización es el presente, en tanto que para socialización es el pasado.

2. INTERNALIZACIÓN Y ESTRUCTURA SOCIAL

La socialización siempre se efectúa en el contexto de una esctructura social específica.

Por “socialización exitosa” entendemos el establecimiento de un alto grado de simetría entre realidad objetiva y la subjetiva. Inversamente, la “socialización deficiente” debe entenderse en razón de la asimetría existente entre la realidad objetiva y la subjetiva.

El éxito máximo de la socialización probablemente se obtenga en las sociedades que poseen una división del trabajo sencilla y una mínima distribución del conocimiento. La socialización en esas condiciones produce identidades socialmente predefinidas y perfiladas en alto grado.

La identidad, pues, se halla sumamente perfilada en el sentido de que representa totalmente la realidad objetiva dentro de la cual está ubicada. Dicho de otro modo, todos en gran medida son lo que se suponen sean.

La posibilidad de “individualismo” se vincula directamente con la posibilidad de socialización deficiente. El “individualista” surge como un tipo social específico que tiene al menos el potencial para peregrinar ente una cantidad de mundos disponibles y que, deliberada y conscientemente, se ha fabricado un yo con el “material” proporcionado por una cantidad de identidades disponibles.

3. TEORÍAS DE LA IDENTIDAD

La identidad constituye, un elemento clave de la realidad subjetiva y en cuanto tal, se halla en una relación dialéctica con la sociedad.

La identidad se forma por procesos sociales. Una vez que cristaliza, es mantenida, modificada o reformada por las relaciones sociales. Los procesos sociales involucrados, tanto en la formación como en el mantenimiento de la identidad, se determinan por la estructura social. Las identidades producidas por el interjuego del organismo, conciencia individual y estructura social reaccionan sobre la estructura social dada, manteniéndola, modificándola o aun reformándola.

Los tipos de identidad son “observables” y “verificables” en la experiencia preteórica y por ende precientífica.

La identidad es un fenómeno que surge de la dialéctica entre el individuo y la sociedad.

La dialéctica genuina aparece a causa de la potencia realizadora de las teorías psicológicas. Puesto que las teorías psicológicas son elementos de la definición social de la realidad, su capacidad de generación de la realidad es una característica que comparten con otras teorías legitimadoras; sin embargo, su potencia realizadora asume grandes dimensiones, en particular porque se realiza por medio de procesos que sirven para la formación de la identidad y que tienen una carga emocional.

4. ORGANISMO E IDENTIDAD

La canalización social de actividades constituye la esencia de la institucionalización, que es el fundamento para la construcción social de la realidad.

La realidad social determina no solo la actividad y la conciencia, sino también, en gran medida, el funcionamiento del organismo.

El hombre está biológicamente predestinado a construir y a habitar un mundo con otros. Ese mundo se convierte para él en la realidad dominante y definitiva. Sus límites los traza la naturaleza, pero una vez construido, ese mundo vuelve a actuar sobre la naturaleza. En la dialéctica entre la naturaleza y el mundo socialmente construido, el propio organismo se transforma. En esa misma dialéctica, el hombre produce la realidad y por lo tanto se produce a sí mismo.

CONCLUSIÓN DE LA SOCIOLOGÍA DEL CONOCIMIENTO Y TEORÍA SOCIOLÓGICA

Los análisis de la objetivación, la institucionalización y la legitimación resultan directamente aplicables a los problemas de la sociología del lenguaje, a la teoría de la acción y las instituciones sociales, y a la sociología de la religión.

La sociología del conocimiento presupone una sociología del lenguaje y una sociología del conocimiento, sin una sociología de la religión, resulta imposible y viceversa.

Las posiciones de Weber y Durkheim pueden combinarse en una teoría amplia de la acción social sin que se pierda la lógica interna de ambas.

El análisis del “rol” del conocimiento en la dialéctica entre individuo y sociedad, entre identidad personal y estructura social, proporciona una perspectiva complementaria crucial de todas las áreas de la sociología.

La convicción de que una sociología puramente estructural está expuesta endémicamente al peligro de reificar los fenómenos sociales con demasiada frecuencia termina confundiendo sus propias conceptualizaciones con las leyes del universo.

La mera retórica acerca de la dialéctica, al estilo de la que cultivan comúnmente los marxistas doctrinarios, debe resultarle al sociólogo nada más que otra forma de oscurantismo.

Tenemos la convicción de que únicamente la comprensión de lo que Marcel Mauss llamó el “hecho social total” protegerá al sociólogo contra las reificaciones distorsionantes que encierran el sociologismo y el psicologismo.

La investigación empírica sobre la relación de las instituciones con los universos simbólicos legitimadores contribuirá grandemente a la comprensión sociológica de la sociedad contemporánea. Los términos como:

- secularización

- era científica

- sociedad de masas

o, inversamente, de:

- individuo autónomo

- descubrimiento del inconsciente

no hacen más que indicar la inmensidad de los problemas que requieren aclaración científica.

La sociología del conocimiento entiende la realidad humana como realidad construida socialmente. El sociólogo es el heredero de cuestiones filosóficas que a los filósofos profesionales ya no les interesa considerar.

La sociología debe desenvolverse en dialogo permanente con la historia y la filosofía y, si así no sucede, pierde su propio objeto de investigación.




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Enviado por:Vicky Izarzugaza
Idioma: castellano
País: España

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