“Síguese la comedia o tragicomedia de Calisto y Melibea, compuesta en reprehensión de los locos enamorados, que, vencidos en su desordenado apetito, a sus amigas llaman y dicen ser su dios. Asimismo hecha en aviso de los engaños de las alcahuetas y malos lisonjeros sirvientes”
(Fernando de Rojas; 1984: pág. 16)
El título de “La Celestina” tiene mucho de particular. Su primera edición (Burgos, 1499) carecía de título, aunque todo apunta a que llevaba el de “Comedia de Calisto y Melibea”. Ya en 1501, en su segunda o tercera edición, se añadía el título antes mencionado. Sin embargo, poco después, aparece una nueva versión de la historia con importantes cambios. Entre ellos, y uno de los más destacados, el cambio de título es notable, ahora “Tragicomedia de Calisto y Melibea”. Finalmente, y al parecer por el rechazo de sus lectores a titulaciones, se reemplaza el título por el popular “La Celestina”.
Comedia v/s Tragicomedia: Según el Diccionario Enciclopédico Salvat, comedia es “[una] obradramática, en prosa o en verso, caracterizada por el propósito principal de divertir y la abundancia de lances cómicos y un desenlace festivo” (Salvat, 1997: 958). Si consideramos esta definición, podemos decir que sólo en cierto aspecto se puede titular a esta obra como comedia. Si bien es cierto que su fin último es divertir y abundan en ella algunas escenas cómicas, el desenlace festivo no aparece por ningún lado. Al contrario, su final es trágico y oscuro, totalmente contrario a la idea ya renacentista de comedia clásica como obra con un final feliz. Pero tampoco podría llamarse tragedia porque “La Celestina” presentaba personajes de baja condición social, elemento que no contemplaba la antigua tragedia griega. Es por esto que el autor, en una decisión conciliadora, decide rebautizar a su obra como “Tragicomedia de Calisto y Melibea”, aunando así ambos criterios.
“Reprehensión”: El hecho de reprender o reprehender es un concepto estrechamente ligado a una intencionalidad moralista o didáctica del autor. Así lo comprueba el mismo autor que desea advertir a los locos enamorados y ponerlos en guardia frente a los peligros de lo dionisíaco y carnal. La moralidad de la obra, como hemos visto, tiene para nosotros ese significado. La pasión, lo vital y no reglado, arrastra hacia el caos. La tragicomedia nos muestra sus funestísimos comentarios. Es por esto que todo el desenlace va en reprehensión de aquellos locos enamorados.
“Locos enamorados”/“desordenado apetito”: Aquí llegamos a una denominación vital que determina a toda la obra. Si recordamos que aún se arrastra la tradición medieval de la dicotomía del amor bueno y loco, estos “locos enamorados” están destinados al fracaso. Su amor se reduce a la atracción carnal lo que los hacen locos y sin sentido. Es por eso que la muerte es su último destino.
“Vencidos”:El destino triunfa. No hay manera de impedir el carácter trágico. Estos enamorados son duramente vencidos por pasiones bajas, por lo cual no deben triunfar en el amor.
“A sus amigas llaman y dicen ser su dios”: El carácter antropocentrista empieza a nacer. En los albores de una nueva época y representando en su obra la crisis de la cosmovisión teocentrista medieval, Fernando de Rojas cambia de centro del mundo; para Calisto Melibea es su demiurgo: “Melibeo soy y a Melibea adoro y en Melibea creo y a Melibea amo” (De Rojas, 1984: 22). Este es el inicio de una nueva concepción, pues la anterior está totalmente agotada.
“Avisos de los engaños”: Nuevamente aparece la intencionalidad didáctica del autor. Su obra la crea en “aviso de los engaños”, para así servir, a través de estos trágicos ejemplos, a prevenir futuros “locos enamorados”.
“Alcahueta”: El autor desea advertir al lector acerca de los peligros de las alcahuetas, aquella que él mismo crea con virtuosismo. La “Celestina” es, sin duda, el personaje más importante de esta obra, una creación única e imperecedera. Aunque sea una antagonista y poseedora de todas las características malas de una persona es “el” personaje de la obra. El personaje es un ser complejo, con motivaciones claras y escasas: codicia, avaricia, astucia, egoísmo y cinismo. Por una parte, es un ser marginado por la sociedad honrada, condenada al delito; por otra, vemos cómo cumple una función social importantísima, actuando de mediadora para cuantos vicios la sociedad respetable realizaba bajos sus artimañas. Esta “Celestina” demuestra todos los vicios de la sociedad en decadencia que De Rojas retrata.
“Malos y lisonjeros sirvientes”: Este es otro de los tópicos que determinan acciones en la obra. Sus acciones desencadenan tanto el engaño a Calisto como la muerte de Celestina. Ellos sólo buscan el dinero, como seres marginados, con el secreto anhelo de poseer la posición que sus amos ostentan. Son otros reflejos del cambio social que enfrenta esta época: ya no existe aquella “fidelidad de vasallaje”, propia del Medievo, donde se veía el vasallaje como un servicio a Dios.
De esta forma, ya el título nos da un panorama de la obra, adelantándonos a un mundo nuevo al que, en sus actos, el autor nos ofrece. Es una invitación a descubrir esta maravillosa obra.
Referencias bibliográficas
Cayoso, Danielle La Celestina: aspectos y cualidades. [documento web] http://cayoso.8m.es
De Rojas, Fernando (1984) La Celestina. Santiago. Ercilla.