Literatura
La Celestina; Fernando de Rojas
Título: La Celestina
Autor: Fernando de Rojas
Resumen de la obra.
Calisto es un noble, que un día, en busca de un halcón suyo se encuentra con Melibea, de la que se enamora perdidamente pero ella le rechaza. Calisto, que arde de amor, entra en un profundo desasosiego y su criado Sempronio le recomienda a Celestina, una vieja alcahueta como mediadora. Celestina, rápidamente acepta el encargo, ya que ve que puede obtener mucho dinero de Calisto y se alía con Sempronio; ambos tratan de aliarse también con Pármeno, otro criado, que conoce las malas artes de Celestina y trata de prevenir a Calisto, pero éste no le hace caso. Mediante engaños, Celestina se gana la confianza de Melibea y consigue que el amor florezca entre los jóvenes. Pero la codicia es mala consejera y provoca la muerte de Celestina al no querer repartir su botín con los criados; más tarde ellos serán ajusticiados y por tanto, muertos. Para vengar la muerte de Celestina, Elicia y Areúsa, prostitutas, encargan a Centurio, que acabe con la pareja. Éste provoca una pelea callejera y al oírla, Calisto cae por una escalera y muere... después de lo ocurrido Melibea confiesa a su padre sus amores y se arroja desde la torre de su casa suicidándose. La obra termina con el llanto de su padre, Pleberio por su hija muerta.
Marco sociocultural de la obra.
La Celestina aparece en el año 1499, dentro de ese período de transición del siglo XV al XVI, que es el reinado de los Reyes Católicos, en el que España realizó hechos de gran trascendencia y en el que se inicia una etapa brillante en la historia y cultura españolas.
En el aspecto cultural, la época de los Reyes Católicos supone un paso decisivo hacia las nuevas formas renacentistas que, en pugna con las medievales, van perfilándose a lo largo del siglo XV, y alcanzan su más alta afirmación en el reinado de Carlos I.
En los tres primeros cuartos de siglo empieza a sentirse con más fuerza la influencia italiana. Este influjo, especialmente de Dante, Petrarca y Boccaccio, se traduce en la literatura en la introducción de la corriente alegórico-dantesca, que llega hasta el último tercio del siglo XV, aunque sus más claros exponentes están en la época de Juan II: el Laberinto de Fortuna o Las trescientas, de Juan de Mena, y la Comedieta de Ponza, del Marqués de Santillana, son un buen ejemplo.
En este siglo aumenta el interés por la antigüedad grecolatina: España entra en la corriente humanística que, con su cuna en Italia, es común a todo el Renacimiento europeo.
En la época de los Reyes Católicos este interés aumenta y adquiere verdadera seriedad: se intensifican los estudios del latín y del griego, al tiempo que se produce una auténtica renovación en el campo de la educación.
Busca en la literatura tradicional posibles fuentes e inspiraciones para los personajes de la Celestina.
El personaje de la Celestina tiene un antecedente claro que pudo ser una posible inspiración para Fernando de Rojas; se trata de la Trotaconventos, personaje extraído del Libro del Buen Amor, de Juan Ruiz, Arcipreste de Hita. Trotaconventos, es pues, una alcahueta que sirve de mediadora entre don Melón y doña Endrina (como posteriormente haría Celestina con Calisto y Melibea). Así, se puede decir que existe un paralelismo entre le comienzo de la historia de don Melón y a doña Endrina y la Celestina, comparando así a don Melón de la Huerta con Calisto, a la viuda doña Endrina con Melibea y en menor medida al criado Sempronio con don Amor.
Al comienzo, don Melón se encuentra con doña Endrina y se prenda de ella, pero ésta le rechaza. (Recordamos que Calisto se encuentra con Melibea, se enamora y ella le rechaza). Y por consejo de don Amor, Melón busca a una alcahueta, que es Trotaconventos. (Sempronio recomienda a Calisto que utilice a una alcahueta como mediadora y para ello propone a Celestina).
Ejemplifica las distintas características de los diferentes lenguajes de los personajes que aparecen en la obra.
Un ejemplo de lenguaje culto, puede ser el de Calisto en este fragmento perteneciente al primer acto:
CALISTO - En esto veo, Melibea, la grandeza de Dios.
MELIBEA - ¿En qué, Calisto?
CALISTO - En dar poder a natura que de tan perfecta hermosura te dotase, y hacer a mí inmérito tanta merced que verte alcanzase, y en tan conveniente lugar, que mi secreto dolor manifestarte pudiese. Sin duda, encomparablemente es mayor tal galardón que el servicio, sacrificio, devoción y obras pías que por este lugar alcanzar tengo yo a Dios ofrecido. Ni otro poder mi voluntad humana puede complir. ¿Quién vido en esta vida cuerpo glorificado de ningún hombre como agora el mío? Por cierto, los gloriosos santos, que se deleitan en la visión divina, no gozan más que yo agora en el acatamiento tuyo. Mas ¡oh triste! Que en esto deferimos: que ellos puramente se glorifican sin temor de caer de tal bienaventuranza, y yo, mixto, me alegro con recelo del esquivo tormento que tu ausencia me ha de causar.
Y el lenguaje vulgar queda ejemplificado en estos fragmentos:
Pármeno y Sempronio (Acto VI)
PÁRMENO - (Ya escurre eslabones el perdido, ya se desconciertan sus badajadas. Nunca da menos de doce; siempre está hecho reloj de mediodía. Cuenta, cuenta, Sempronio, que estás desbabando oyéndole a él locuras y a ella mentiras.
SEMPRONIO - ¡Maldiciente venenoso! ¿Por qué cierras las orejas a lo que todos los del mundo las aguzan, hecho serpiente que huye la voz del encantador? Que sólo por ser de amores estas razones, aunque mentiras, las habías de escuchar con gana).
Elicia y Areúsa (Acto IX)
ELICIA - ¡Apártame allá, desabrido, enojoso! ¡Mal provecho te haga lo que comes! ¡Tal comida me has dado! Por mi alma, revesar quiero cuanto tengo en el cuerpo, de asco de oírte llamar aquélla gentil. ¡Mirad quién gentil! ¡Jesú, Jesú! ¡ Y qué hastío y enojo es ver tu poca vergüenza! ¿A quién gentil? ¡Mal me haga Dios si ella lo es, ni tiene parte de ello, sino que hay ojos que de lagaña se agradan! Santiguarme quiero de tu necedad y poco conocimiento. ¡Oh quién estoviese de gana para disputar contigo su hermosura y gentileza! ¿Gentil? ¿Gentil es Melibea? Entonce lo es, entonce acertarán, cuando andan a pares los diez mandamientos. Aquella hermosura por una moneda se compra de la tienda. Por cierto, que conozco yo en la calle donde ella vive cuatro doncellas, en quien Dios más repartió su gracia que no en Melibea. Que si algo tiene de hermosura es por buenos atavíos que trae. Poneldos en un palo, también dirés que es gentil. Por mi vida que no lo digo por alabarme; más creo que soy tan hermosa como vuestra Melibea.
AREÚSA - Pues no la has tú visto como yo, hermana mía. Dios me lo demande, si en ayunas la topases, si aquel día pudiese comer de asco. Todo el año se está encerrada con mudas de mil suciedades. Por una vez que haya de salir donde pueda ser vista, enviste su cara con hiel y miel, con unas tostadas e higos pasados y con otras cosas, que por reverencia de la mesa dejo de decir. Las riquezas las hacen a éstas hermosas y ser alabadas, que no las gracias de su cuerpo. Que así goce de mí, unas tetas tiene, para ser doncella, como si tres veces hobiese parido: no parecen sino dos grandes calabazas. El vientre no se le he visto; pero, juzgando por lo otro, creo que le tiene tan flojo como vieja de cincuenta años. No sé qué se ha visto Calisto, porque deja de amor otras que más ligeramente podría haber, y con quién más él holgase; sino que el gusto dañado muchas veces juzga por lo dulce lo amargo.
Centurio y Areúsa (Acto XVIII)
CENTURIO - Mochacho, corre, verás quién osa entrar sin llamar a la puerta. Torna, torna acá, que ya he visto quién es. No te cubras con el manto, señora; ya no te puedes esconder, que, cuando vi adelante entrar a Elicia, vi que no podía traer consigo mala compañía ni nuevas que me pesasen, sino que me habían de dar placer.
AREÚSA - No entremos, por mi vida, más adentro, que se extiende ya el bellaco, pensando que le vengo a rogar. Que más holgara con la vista de otras como él que con la nuestra. Volvamos, por Dios, que me fino en ver tan mal gesto. ¿Parécete hermana, que me traes por buenas estaciones, y que es cosa justa venir de vísperas y entrarnos a ver un desuellacaras que ahí esta.
En la escena del banquete Elicia hace una comparación entre Sempronio y Calisto. Explica el motivo y la reacción de Elicia.
La comparación entre Sempronio y Calisto se hace para aplacar el mal temperamento que estaba exhibiendo Elicia, celosa de Celestina, durante el banquete. Ahí se dice que Sempronio estaba hacía algún tiempo como Calisto, citando textualmente: “...que aquí está quien me causó algún tiempo andar hecho otro Calisto, perdido el sentido, cansado el cuerpo, la cabeza vana, los días mal dormiendo, las noches todas velando, dando alboradas, haciendo momos, saltando paredes, poniendo cada día la vida al tablero, esperando toros, corriendo caballos, tirando barra, echando lanza, cansando amigos, quebrando espadas haciendo escalas, vistiendo armas y otros mil actos de enamorado, haciendo coplas, pintando motes, sacando inventiciones...”
La reacción de Elicia es defensiva y alterada, ya que responde a Sempronio que le tiene más amor a otro que a él.
Melibea se resiste a los requerimientos de Calisto en el primer acto, pero más tarde cae en el hechizo de Calisto y Celestina. ¿Por qué causa hace efecto el hechizo mágico de Celestina?
Melibea resiste con vehemencia los requerimientos de Calisto en el primer acto, pero más tarde cae bajo el hechizo de Celestina y Calisto. Porque el hechizo mágico de Celestina parece ser eficaz. El conjuro que hace Celestina deriva directamente de las prácticas de brujería de la época: Celestina traza un círculo mágico y derrama aceite sobre una madeja de hilado mientras hace su conjuro; luego lleva este hilado a casa de Melibea y allí se lo vende consiguiendo a cambio una prenda de Melibea, su cordón, bajo el pretexto de que ayudará a curar el dolor de le muelas (dolor típico de los enamorados) que sufre Calisto. Celestina ha puesto en práctica un encantamiento de philocaptio, o apoderamiento de la voluntad del objeto amado, usando la madeja como instrumento y completando el hechizo con la prenda de la víctima. Así la voluntad de Melibea ha sido encadenada por Celestina, lo que, desde un punto de vista cristiano, hace que la joven quede libre de culpa.
De todos los personajes que aparecen en la obra, hay únicamente uno que parece ser el personaje trágico de la obra. ¿Quién es y por qué?
Realmente, Melibea parece ser la única candidata seria para alcanzar la categoría de personaje trágico en La Celestina, ya que se ve atrapada en una cadena de acontecimientos que no puede controlar, y su único defecto es la caridad que derrocha. Y fijémonos en que esto no difiere mucho del filtro de amor de la historia de Tristán, pues el carácter apasionado que despliega Melibea una vez que el hechizo ha hecho su efecto recuerda en todo al de Isolda.
Compara estos dos personajes de la Literatura Clásica: Calisto y Don Quijote.
Si decimos que Don Quijote es una novela moderna, lo hacemos porque Cervantes demuestra que es imposible hacer convivir el mundo de las caballerías con el mundo de la novela realista; pero esto es, precisamente, lo que Fernando de Rojas ilustra por medio del personaje de Calisto en La Celestina. Calisto es un amante cortés paródico; Calisto trata de seguir la vida de un amante corté de fábula sentimental en u mundo de realismo dialogístico, un mundo de prostitutas, criados, pícaros y alcahuetas y, al igual que don Quijote, Calisto fracasa en su tentativa ya al final muere. Obviamente, esto no es más que una simplificación, pues existe una enorme diferencia entre el sabio loco don Quijote y el erótico egoísta Calisto, pero en esencia sus casos son iguales.
Analiza el final de la obra e imagínate otros finales posibles. Descríbelos.
Final de la obra: Calisto oye unos ruidos fuera, provenientes de una pelea callejera, al tratar de averiguar que es lo que ocurre, cae por una escalera y muere. Melibea, desconsolada, confiesa sus amoríos con Calisto a su padre, y acto seguido se precipita al vacío suicidándose así desde la torre de su casa.
Final propuesto 1: Calisto oye unos ruidos fuera y al tratar de averiguar lo que ocurre se cae por una escalera y queda inconsciente, nerviosa, Melibea confiesa todo a su padre y ve con buenos ojos la relación, y cuando el muchacho despierta les da su bendición para casarse.
Final propuesto 2: Calisto oye unos ruidos fuera y se enfrenta con Centurio y lo mata. Pleberio, padre de Melibea ve a Calisto como buen partido para su hija y propone a la pareja en matrimonio, el cual se celebra inmediatamente.
Opinión personal.
Esta obra me ha gustado más que El Conde Lucanor, ya que posee una trama entretenida e interesante, lo único que no me ha gustado ha sido el estilo en el que se ha redactado ya que el lenguaje es muy rebuscado y según mi parecer, entorpece el seguimiento de la obra y le da un efecto de lentitud argumental.
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Enviado por: | Verónica Alvarez |
Idioma: | castellano |
País: | España |