Literatura


La Araucana; Alonso de Ercilla y Zúñiga


La Araucana

Alonso de Ercilla

PRIMERA PARTE

La obra comienza con un prólogo al lector que hace el mismo autor. Quiere justificarse de esa inclinación hacia los araucanos siendo el de nacimiento español.

En ese planteamiento, ofrece varias razones para justificarse: entre ellas está la opinión de que la historia es verdadera, por lo que cuenta lo que ve. Es esta historia unos asuntos de guerra donde aparecen las hazañas de los españoles, el devastamiento de los indios.

Con el ensalzamiento de los indígenas, ofrece el valor de los españoles al vencer a unos enemigos tan dignos, que aun siendo menores, utilizaron todas sus fuerzas para luchar por la libertad.

Además explica lo que le costó escribir la obra, ya que estuvo en el campo de batalla escribiendo los hechos. A veces tenía que escribir en pieles de animales. Iba escribiendo los versos como podía. Lo peor fue recomponer luego los pedazos de cuero.

Después aparecen sonetos laudatorios dedicados al autor de la obra.

La voz del autor seguirá apareciendo en el primer canto, no es la voz del narrador todavía. Empieza a explicar el tema principal de la obra: intentará explicar las proezas de los españoles en tierra de los araucanos. Este asunto bélico lo hará realizando en multitud de octavas reales. El autor se presenta como español, por lo que se supone que está en ese bando, pero empieza a exaltar a los araucanos, su gran valor como enemigo de los españoles. Esto es para enaltecer más a los españoles, ya que es más grande la victoria con un gran enemigo.

Sigue explicando que la obra se la dedica al rey español Felipe II, con el que vivió en su casa real. Le cuenta como esta historia es verdadera.

A partir de ahora el autor ya no aparece en primera persona. Aparece como narrador en tercera, como testigo de los hechos: Comienza a hablar de Chile: toda su geografía física. Hace una detallada descripción, sobre todo del estrecho de Magallanes, donde dos mares se juntan. Seguidamente habla, más concretamente, de sus habitantes y de la forma de gobernar de esa región, de la sociedad en general: el Arauco.

La región es gobernada por caciques, los que saben más de la materia bélica.

También hay fuertes niños. Luchan por esa fortaleza haciendo concursos por caminos de tierra y piedras. Esto les servía para aprender a cazar. Estos entran en una sociedad donde no hay estamentos. No hay distinción de clases sociales. Cuenta que cada persona se convertía en algo por su capacidad voluntaria:

No son por flacos medios poseídos

ni van por calidad, ni por herencia,

ni por hacienda y ser mejor nacidos;

más la virtud del brazo y la excelencia

esto hace a los hombres preferidos,...”

Describe el ejemplo de cómo llegar a ser vasallo, y en que consiste su función. Entran dentro del ejército, por lo que describe también este material.

Después habla sobre la organización política. Existe un lugar de reuniones, donde convocan sus asambleas. El autor habla de él como un “locus amoenus”, allí se reúnen para debatir los temas, opiniones, ideas, decisiones, que aparecen en la sociedad. Buscan una solución acorde con la mayoría.

Hay diferentes tipos de personas en el Arauco. Los que creen en los ritos, en la religión. Y los que tan sólo creen en la fuerza y el ánimo del soldado.

Después de esta descripción social, cuenta la historia de la región araucana. Fueron conquistados por Valdivia. El Arauco era el pueblo más fuerte, los otros eran inferiores. Aumenta así, la “mísera codicia” de los españoles de los intereses en Chile. Habla de esa conquista de Valdivia. A esta figura la pone como buena, respeta las costumbres araucanas, pero todos los que van detrás no lo hacen. Es así como los araucanos matan a dos soldados españoles.

Este suceso dará comienzo a una guerra. Se reúnen los caciques araucanos en ese lugar descrito. El autor nombra a éstas importantes personalidades: Tucapel, Paicabi, Cayompil, Elicura... Pero falta uno, que al notar su ausencia, denota ya la importancia en la obra: Caupolicán.

Intentan buscar solución para la reconquista de una plaza ocupada por los españoles. Todos quieren ir con sus soldados. Para solucionarlo se propone una prueba de fuerza física. En esta gana Caupolicán, desterrando del récord a Elicura. Fueron la luna y el sol testigos de su prueba. Vieron como el héroe, sujetaba durante largo tiempo un tronco sobre sus hombros. El autor introduce su voz en varias ocasiones, siendo una de estas, para afianzar la verosimilitud de lo sucedido.

Caupolicán con su tropa obtiene la victoria en la lucha por la plaza de Tucapel. Valdivia, que estaba en los alrededores, reacciona ante esa victoria. Es así como manda a su ejército a la plaza de Tucapel. Primero había mandado una pequeña tropa para ver lo que en ese lugar estaba sucediendo. Por el ausente regreso de esa tropa, deciden ir todos a la plaza. Por el camino encuentra a sus hombres decapitados.

Poco a poco entran tropas españolas, pero todas son derrotadas fríamente por los araucanos. El autor describe la escena bélica con todo detalle. Es una narración a ojo de cámara, donde se ven los cuerpos tendidos en el suelo cubiertos de sangre. Se destaca el hecho heroico de un araucano que pertenecía al bando de los españoles, los cuales creían en su victoria. Cuando los españoles ya cantaban su victoria, un araucano da la vida por los suyos, éste servía a Valdivia. Más tarde será nombrado teniente. Esto refuerza los ánimos de los indios, Caupolicán vuelve con su gente produciéndose enfrentamientos, de los que salen victoriosos éstos últimos. Arrestan a Valdivia, el que pide perdón por su vida. Un anciano lo matará por su cuenta ya que no se fía de las promesas que Valdivia todavía seguía ofreciendo.

La victoria está clara por el bando español, cuelgan las cabezas de los españoles mientras celebran el acontecimiento. Se añade a la celebración, el nombramiento como teniente de aquel héroe que se jugó su vida por los suyos: Lautaro. Ercilla cuenta como se hace esa especie de rito.

Pero no todo es alegría. Les comunican que el enemigo de nuevo está produciendo destrozos en tierras araucanas. Será la primera misión de Lautaro como teniente ir a inspeccionar esa zona con un ejército: Valdivia los había mandado llamar antes de morir. Son 14 españoles los que se encuentran en el Arauco: Almagro, Castañeda, Diego García Herrero, Hernán Cortés, Maldonado, Peñalosa, Escalona... de los cuales cuenta Ercilla que murieron siete, pero les describe con su valentía correspondiente. El enfrentamiento entre españoles y bárbaros se produce también mediante las descripciones del autor, que antepone la valentía de los españoles a los bárbaros.

Todos ya conocían la noticia de la muerte de Valdivia. En el camino se enfrentan con un puñado de indios. Arrestan no sólo a los que más tarde matan sino también a Almagro. Pero este logra escapar reuniéndose más tarde con sus compañeros.

Encuentran a otros indios algo sospechosos que les alojan en su castillo. Totalmente desorientados, vuelven al lugar donde habían iniciado su marcha.

Allí les acogen las viudas de los soldados muertos. Este será el punto donde el bando español se reafirmará de nuevo, formando un nuevo ejército y nombrando un nuevo capitán: Francisco Villagrán. Salen dirección Andalicán donde surgirá una nueva batalla con los Araucanos.

Mientras que el narrador cuenta esta batalla, aparece la voz del autor. Una voz que surge al principio de cada canto. Es aquí donde da una lección moral sobre lo ocurrido. En este caso opina, que aunque hayan visto lo que pasa no escarmientan: los españoles han visto lo que ha pasado con Valdivia y no se rinden, siguen con la idea de batalla en sus mentes.

El narrador prosigue describiendo los hechos de la guerra en Andalicán. Da nombres concretos de los mueren y de los producen esa muerte. En cada bando el autor nombra a alguno como el más destacado: Villagrán (que dedica líneas en su caracterización), y Curiomán.

En plena guerra aparece Villagrán para dar ánimos a los españoles con un fuerte discurso que llega a asustarlos más que los propios araucanos. Es herido por el bando contrario. Su ejército intentan salvarle montándole a caballo para que salga de esa escena. Aún así sigue luchando a caballo.

La batalla sólo contiene muertes, y las que lo sufren son las mujeres:

(...)“Y a las tristes mujeres delicadas

el debido respeto no guardaban

antes con más rigor por las espadas

sin escuchar sus ruegos, las pasaban” (...)

Finalmente los araucanos alcanzan la victoria después de una sangrienta escena.

Los españoles se retiran a Biobío. Allí meten sus heridos en un barco, para ser transportados a su hogar. Los sanos se quedan esperando. Este canto séptimo es una entera descripción del dolor que causó la guerra en tierras Araucanas. Se describe sobre todo desde el punto de vista de las mujeres que han perdido sus maridos y padres de sus hijos. Destaca el discurso de una mujer ante los españoles, pero que es bastante ignorada pese a los ánimos que ofrece a la tropa.

Mientras, los araucanos al mando de Lautaro avanzan al valle Talcam´amida. Se alojan con un bárbaro donde encuentran a un indio cristiano que se ha escapado de su tropa. Este desempeñará la función de las tareas típicas de una mujer.

Días después Lautaro tiene una larga conversación con el mozo bárbaro explicándole que ha tenido que dormir durante 3 días seguidos. La razón es por el agotamiento de la guerra contra los españoles. En medio de la conversación se da cuenta de un silencio reinante. Tiene la curiosidad de la causa. Logra saber al final, que los araucanos se han marchado hacia Penco ya que esta ciudad estaba desamparada.

Es allí donde se reúne con su ejército. Esta ciudad queda saqueada por el bando araucano, además de prender fuego. El narrador lo cuenta con alusiones mitológicas. A esta altura de la narración es poco definida la postura del autor. Esta aventura despista acerca de ello, muestra el bando de los araucanos en lucha contra ciudades de su propia tierra, tan sólo les interesa enriquecerse, o sacar más partido de las cosas. Describe a los araucanos como egoístas. A la misma vez ofrece una descripción de los españoles como luchadores respetables.

Se produce una reunión de caciques araucanos, por lo que Caupolicán manda llamar a Lautaro, así poder celebrar también una fiesta en honor de su victoria.

Ocurre una cosa muy extraña en esa reunión. El bando araucano se vestirá a la manera española. Se destaca el hecho de que Caupolicán vista el traje del anterior jefe español, Valdivia. Es el traje que llevaba el día de su asesinato. El narrador hará una larga descripción sobre este hecho.

En la reunión se propone conquistar la España para someterla al dominio araucano. En torno a esta idea surgen varias posturas a favor y en contra. Verdad es que todavía en Chile se encontraban los españoles, y si una vez conquistaron parte del Arauco, lo pueden hacer más veces. Es así como surge un enfrentamiento entre los caciques. Este enfrentamiento llega a ser físico: es el caso de Tucapel que de acuerdo con la idea mata a Puchelarco, quién opinaba que los hados no eran del todo favorable para los Chilenos.

La reunión se les escapa de la mano. Todo era observado por el nuevo cacique Lautaro quién evita el castigo a Tucapel por ser muy importante su papel en la guerra. Al final todo acaba en una fiesta. Mientras, el bando español se acerca a ese lugar.

Aparece el narrador con su lección de moralidad. Esta vez se refiere a los escasos milagros. Pero en esta historia si que ocurre un milagro: se evita una nueva guerra.

Un ejército de españoles se acercaba a la zona donde estaban los caciques. Éstos, estaban ya preparados para enfrentarse a ellos, estaba claro que iba a comenzar una guerra. Pero en una estruendosa tormenta aparece el dios negativo de los araucanos, que les deja indecisos. Más tarde aparece una extraña mujer con un anciano, les aconseja que se vayan a sus casas.

Este consejo es obedecido inmediatamente después de la desaparición milagrosa de los ancianos. Este hecho fue observado por todo el ejército araucano.

Todo tiene repercusiones. Esta población pasa dos años de horrores: hambre, muertes, escasez de alimentos... Se ven obligados al canibalismo:

“ Causó que una maldad se introdujese

en el distrito y término araucano,

y fue que carne humana se comiese

enorme introducción, caso inhumano,...”

Después de una temporada, cuando llega el invierno, los araucanos parten hacia el valle del Purén, donde se encontraban los españoles. Tenían hambre de guerra, este asunto lo tratan en una nueva reunión, en un concilio. De repente ven acercarse a 4 indios. Éstos eran de las poblaciones vecinas. Les venían a avisar que los españoles ya no se encontraban ahí. Se habían marchado a Penco nuevamente, donde estaban construyendo un muro para defenderse de la guerra próxima. Les manifiestan, en nombre de su pueblo, que están cansados de tanta guerra y que tan sólo querían que se estableciera una paz con los españoles.

Caupolicán se da cuenta de los que en Chile se está produciendo, y en nombre de los araucanos promete cumplir esa paz. Los indios quedan contentos, demasiados contentos, ya que todo su falso teatro les había salido bien. Todo había sido una trampa por parte de los españoles.

Mientras los españoles estaban reconstruyendo la ciudad que había sido saqueada por los araucanos: Penco. Ercilla describe como fue esa larga y dura reconstrucción.

Ese trabajo sería muy costoso materialmente. Les llega el rumor que el Lautaro se ha enterado de la traición de los indios, ya que llega donde los españoles con su ejercito, y no con ganas de paz. Junto a él, vienen guerreros importantes como Tucapel, Elicura... Los españoles habían mandado a un espía para averiguar la intención de los araucanos.

Comienza la guerra. Ercilla la describe con nombres concretos de personajes que intervienen. Destacan las figuras de Juan Alvarado y su amigo Mereguano, además de las figuras araucanas.

Termina la guerra con una nueva victoria de los chilenos y los españoles se retiran a Mapocho. Fueron muchos los españoles que perdieron la vida.

En el tercio araucano, las mujeres se engrandecen por el hecho. El jefe araucano, Caupolicán, organiza una fiesta privada pero que al final terminará invitando a los indios vecinos.

Se organizan juegos competitivos, donde hay premios para los ganadores como: una espada de plata para el ganador de lanza, un casco de oro para el ganador de la lucha... Ercilla da detalles de todos estos juegos típicos en la región araucana, sobre todo el juego de la lucha.

Cuando terminaron los juegos se reunieron los caciques para hablar del tema presente: la guerra.

Eligen a Lautaro para iniciar una nueva guerra con los españoles para ello le dan quinientos soldados. En el camino van arrasando todo lo que encuentran por medio, sobre todo a los pueblos que estaban aliados a los españoles. Cuando llegan a su objetivo se encuentran con un muro.

Villagrán estaba enfermo y manda a su sobrino para hacer frente al ejército araucano. Ya en la noche, cuando los dos bandos estaban muy cerca el uno del otro, Lautaro se adelanta a una ataque contra los españoles, pero esta vez no sería un ataque cuerpo a cuerpo, sino que mandarían un caballo salvaje para asustarles, así reírse de ellos.

Más tarde los araucanos se acercan al muro con la intención de rodar a los españoles y que no salieran de esa construcción. Pese a ser descubiertos por los españoles, nuevamente son derrotados. Pero antes habían ocurridos cosas extrañas.

El narrador soluciona esa misteriosa estrategia de Lautaro de rodear el muro. Los españoles, al descubrirlos, estuvieron dos días esperando un ataque araucano. Pero no fue así, Lautaro planeaba algo. Empiezan así a acercarse al muro, alguien les dice que no hay peligro. Lautaro comunica a estos dos españoles que deberán llevar 6 caballos con 6 caballeros para el futuro enfrentamiento con los araucanos. Además pide 30 mujeres vírgenes, 30 con capas verdes y 30 vestidas con trajes de oro.

¿Qué se traería entre manos Lautaro? Además después les pide que traigan comida ya que su tierra está en sequía desde hace tiempo. Los mozos se negaban a todas esas peticiones y le amenazaban con la muerte por parte de los españoles. Uno de ellos, fue reconocido por Lautaro, había sido un paje suyo.

Todo era un nuevo engaño, realmente no quería comida sino sorprender a los españoles. Pero el paje se da cuenta y hace nacer un fracaso en Lautaro. Este sumido en la depresión decide suicidarse, aunque momentos antes despierta y decide vengarse en una batalla donde la victoria esté asegurada.

Es ahora cuando los españoles persiguen a las tropas araucanas de Lautaro, quién está buscando gente para esa venganza. Villagrán, con ayuda de un indio guía, se dirige a la región donde se encontraba Lautaro.

El narrador introduce una historia que aparentemente no tiene nada que ver: nombramiento del Marqués de Cañete como virrey en Perú. Esta figura va a tener importancia porque a él recurren los españoles para reafirmarse. Éste les ofrecerá un ejército formado por soldados de todas las partes, hasta de Inglaterra, que es donde se encuentra nuestro escritor Ercilla. Éste último se embarcará junto a los demás con destino a Perú.

La amante de Lautaro, tiene un sueño: los españoles vienen en su búsqueda. Guacolda se asusta pensando que en realidad va a suceder eso, Lautaro intenta tranquilizarla. Pero Guacolda presiente algo malo en ese sueño revelación, teme por la vida de su amado con quién desea pasar los últimos momentos agradables.

Como en el sueño sucedía, las tropas españolas se acercaban al fuerte araucano sin que nadie se enterara.

Comienza una nueva guerra con la desventaja araucana. Hubo muertes importantes, y hazañas destacables como es la de un joven español, Andrea. Éste hirió a Rengo (aquel araucano tan importante en los juegos de lucha y lanza), era un soldado muy fuerte. Igualmente mata a otros soldados chilenos. Villagrán también es uno de los soldados importantes que además acabará herido.

Es así como Ercilla narra la muerte de muchos de los araucanos con nombre propio. Es Villagrán y Andrea los máximos protagonistas de esta nueva lucha sonde los araucanos salieron vencidos. Pero antes, cuando los bárbaros tenían apenas fuerzas, recibieron un comunicado de los españoles para rendirse. Deciden no hacerlo, prefieren morirse. Así fue, todos mueren menos uno llamado Mallén. Este empieza a discurrir sobre su posible suicidio por lo que le van a tachar de cobarde, pero le da igual. Quiere que su sangra araucana se mezcle con la de los suyos que están muertos. Mellén se suicida.

Ya en Perú, llegan las naves donde viajaba el escritor, que narra las dificultades que pasan hasta llegar a su destino.

SEGUNDA PARTE

De nuevo Alonso de Ercilla introduce un prólogo donde explica las razones de escribir su obra: para mostrar la verdad. Además expone lo difícil que le está resultando escribir este relato.

Esta vez, introduce los triunfos y derrotas de los españoles por unos enemigos tan prestigiosos y dignos. Aparece la batalla de Lepanto, además de la dificilísima entrada de los araucanos en el fuerte en Penco, Concepción.

El autor sigue narrando su venida hacia Perú. En el camino les acechó una gran tormenta, pero que al final les lleva a tierras araucanas. Una vez allí, encuentran a indios a los que tan sólo quieren cristianizarles con el bautismo, además les dan comida, ropa, medicinas... tan sólo les ayudan. Los araucanos se enteran de esta llegada y se reúnen rápidamente para tomar decisiones. La reunión es presidida por Caupolicán, quien sin duda decide enfrentarse a los españoles.

No todos los caciques están de acuerdo con esta decisión, por lo que entre ellos estalla un enfrentamiento que llega al reto de Peteleguén, un cacique anciano, a batirse en duelo con Tucapel. Pero el reto es aceptado por Rengo, sobrino de Tucapel. Rengo había sido convertido en cacique por su valor en anteriores luchas con los españoles. Los tres acaban batiéndose a duelo. Milagrosamente, Colocolo, frena esta crisis interior de los araucanos. Si no están unidos, los españoles aprovecharán esto para vencer. Todos los caciques piensan lo mismo.

Mandan a Millalauco al terreno español para espiar. Es acogido entre los españoles como en son de paz, aunque sabían sus verdaderas intenciones. Vuelve con los araucanos, mientras los españoles levantan un nuevo fuerte para estar preparados a la llegada de los araucanos. Todos se preparan para la guerra.

Ercilla también está entre esos soldados. Cuenta como se corta con un hielo y se marea, por lo que deja de escribir la historia. En el esta inconsciente, ve aparecer a la diosa Belona vestida con traje de guerra. Ésta le lleva a un lugar donde puede observar la batalla de San Quintín que se está produciendo entre España y Francia. La diosa se va ayudar a los españoles. Ercilla queda perplejo de todo lo que ha podido ver en ese lugar: un paraíso de flores, pájaros, fuentes, ninfas retozando...

Esto le da pie para que Ercilla cuente esta batalla, antes de narrar lo que sucede cuando los araucanos van al fuerte de Penco. Las tropas españolas saquearon la plaza de San Quintín en Francia, ocurriendo antes el aprisionamiento de un líder francés. La victoria fue para los españoles. Además Felipe II impuso medidas en defensa de la mujer, protegiéndola. De nuevo en el monte donde le llevó Belona, aparece una mujer que le adelanta cosas sobre el imperio Español: Casamiento de Felipe II con Isabel de Valois, problemas con el imperio turco, con el reino de Granada, con la isla de Malta, un nuevo casamiento del rey... para saber más cosas tiene que buscar al adivino Fitón.

Vuelta a la “realidad”, Ercilla cuenta el inicio de una nueva guerra entre los araucanos y los españoles. En esta guerra realza la dignidad de los enemigos araucanos. Destaca la hazaña de uno de ellos, que fue herido 36 veces hasta que murió por el golpe de una piedra en la cabeza. Destaca también los caciques Petelegrén y Tucapel, este último dentro del fuerte sigue luchando contra los españoles pese a estar herido. Amplio es el número de soldados españoles que Ercilla nombra como grandes luchadores.

Tucapel logra escapar del frente español después de haber dado la muerte a numerosos españoles.

Introduce ahora el tema amoroso después de haberse disculpado otras veces por no introducir este tema. Acabada ya la derrota de los araucanos, aparece una mujer de luto buscando a su marido para enterrarle. Ercilla es protagonista de este suceso. Tegualda le cuenta su historia, de cómo se enamoró de su marido y lo poco que duró su matrimonio debido a su muerte en la guerra con los españoles. Ercilla se compadece de ella después de haber dudado que fuera una nueva estrategia de los chilenos, La lleva junto a las mujeres españolas. Encuentra a su marido y pide su muerte.

Se rumorea un nuevo ataque de los araucanos, pero que no se produce para pillar desprevenidos a los españoles en otra ocasión. Los españoles ya habían pedido refuerzos. Describe el ejército de los araucanos, reunido por Caupolicán. Los españoles se disponen ir a tierras araucanas, acampan en Talcaguano. De nuevo preparan una batalla, que finaliza con la retirada de los araucanos. Castigan a los araucanos cortando las manos a uno de ellos.

Éste logra llegar donde estaban sus compañeros. Allí hace una fuerte crítica a los españoles, se quieren quedar realmente con el oro de toda América. A partir de aquí las opiniones de los caciques araucanos se dividen.

Los españoles vuelven a la cuesta de Andalicán, donde perdieron una batalla. Llegan con la intención de cristianizar a los indios.

Ercilla encuentra un viejo que luego desaparece. En su búsqueda encuentra a otro junto a una corza. Le explica que está buscando al mago Fitón. Le ayuda a hacerlo ya que es pariente suyo. Cuando llegan a Fitón, se da cuenta que es el primer anciano que luego había desaparecido. Ercilla quería saber sobre guerras futuras y escribir sobre ellas. Mediante una bola de cristal le muestra la batalla de Lepanto que será sofocada con la victoria de Juan de Austria.

Ya en el campamento, aparece un indio enviado por Caupolicán, buscando a Don García. Le ofrece un duelo entre los dos personajes:

Si gana Don García, el estado araucano será español.

Si gana Caupolicán, tendrá el honor de haber vencido aunque de todas formas el territorio sea cristianizado.

El duelo es aceptado.

Nueva batalla en Millarapué, de donde nuevamente se retiran los araucanos. Pero no desesperan sus esperanzas, ya que hasta que no estén muertos no será una victoria española. Son perseguidos por un grupo de españoles donde va Ercilla. Cuando les encuentran, hacen prisioneros a doce araucanos. Deciden matarlos a todos menos a uno: al araucano que habían cortado las manos anteriormente. Éste prefiere morir a ser oprimido. Se ahorcan ellos mismos con una cuerda.

Más tarde, Ercilla vuelve a encontrarse con Fitón, el cual le cuenta que los cielos quieren castigar a los araucanos, pero que los hados desfavorecen a los españoles. Se va con él a su cueva y miran a través de la bola de cristal. Aquí ve ciudades de distintos países: orientales, de Europa, Africa... Llega a ver hasta el Escorial que ha sido mandado construir por Felipe II.

Regresa con sus compañeros, los cuales están de nuevo preparando un fuerte. Por la noche, el escritor se encuentra con una mujer a la hora de su vigilia. Esta mujer es una araucana llamada Glaura. Ercilla decide que merece la pena contar su historia:

“Hija de un cacique de buen linaje, llega un pariente a su casa enamorándose de ella. Es rechazado varias veces hasta que es asesinado por los españoles, igual que a su padre. Ella huye y en el camino le asaltan dos negros con pretensiones sexuales. Además le roban todo. En ese momento un araucano la ayuda y huyen de los negros. Son descubiertos por los españoles. Él desaparece y Glaura desde entonces le busca. Casualmente resulta ser un nuevo aliado de los españoles que avisaba a Ercilla de la venida de los araucanos. Se había aliado a Ercilla por ser éste el que le salvara la vida. Los dos quedan libres y juntos”

Después de una nueva derrota, deciden quemar todo lo tienen, así el enemigo no puede conseguir nada. Es así como Caupolicán lo propone y todos quedan de acuerdo. Los araucanos habían dado todo por la defensa de su patria. Habían perdido a su familia, posesiones por la lucha a favor de su cultura.

Se produce el duelo que tenía pendiente Rengo con su tío Tucapel.

TERCERA PARTE

Sigue produciéndose este duelo. Los duelos eran condenados por la Divina Providencia. Afortunadamente este duelo acaba con buen final, ya que cuando los dos estaban bañados de sangre, sin fuerzas apenas, son interrumpidos por Caupolicán que finalizó el duelo. Los dos quedan como buenos amigos.

El autor se da cuenta del gran tamaño de su obra y acaba por resumir hechos.

De nuevo los españoles construyen otro fuerte para esperar a los araucanos. Caupolicán manda a Pran con los indios aliados de los españoles para espiar. Andresillo se da cuenta de las intenciones de este y le tiende una trampa para saber las intenciones de sus enemigos. Pero además, a cambio del un brazalete de oro y una cinta cuenta a Caupolicán los planes de los otros. Es así como una noche los araucanos se precipitan sigilosamente al campamento de los españoles pero son sorprendidos por estos. Comienza otra guerra entre ellos.

Serán derrotados una vez más los araucanos. Pran se suicida al enterarse de que Andresillo le ha engañado. Son trece los caciques que hacen prisioneros, pero Rengo, Tucapel, Caupolicán y otros más consiguen huir. Un grupo de españoles van en su búsqueda.

En el camino se encuentran con una chiquilla que ha perdido a su padre y a su marido en la guerra. Ercilla cuenta su historia para introducir el tema amoroso. Hace una comparación con Dido en La Eneida. Es así como aprovecha para contar la historia del este personaje mitológico abandonada por su marido Eneas.

Gracias a un indio llegan hasta el campamento araucano, donde éstos son sorprendidos. El indio para que confiasen en él, había apostado su cabeza a que les enseñaba donde estaban los caciques chilenos. Cuando van llegando le atan a un árbol, de donde le recogen una vez apresados Caupolicán y los suyos. Cuando llegaron al campamento araucano, no querían delatar al jefe, pero es su mujer con su hijo en brazos quien lo hace por venganza de no haber sido un buen padre. Se llevan a todos. Marchan dirección a su campamento donde les aguarda Reinoso.

Aquí , en este estado es donde se ve el temor por la vida. Caupolicán pide que no le maten, que el mismo se encargará de cristianizar a los araucanos. Jura obediencia a Felipe II. El gran héroe está empezando a desaparecer. Finalmente es asesinado por unos arqueros.

Mientras los araucanos restantes, se debaten por elegir un nuevo caudillo. Pero es más importante recoger todas las cosas e ir a un lugar a salvo ya que los españoles no tardarían en venir. Si llegaran a su territorio y no encontraran nada, no se molestarían en entrar.

En efecto los españoles se dirigían a por los araucanos restantes, pero en el camino no iban encontrando nada hasta ver la presencia de 10 indios que se ofrecen como guías. Uno de ellos era quién les había aconsejado a los araucanos que huyeran con todas las pertenencias, o sea, que en vez de guiar a los españoles, les hace ir por los peores caminos. Pasan mucho hambre hasta que llegan a un valle lleno de comida.

Aparece un joven en una góndola dando la bienvenida a Reinoso y los suyos. Ercilla describe a esta gente como generosos, ya que les dan comida. Parece que el lado negativo son los españoles que han llegado a esas tierras corrompiendo todo. Muchos más de estos indios se les acercan dándoles regalos. Los españoles están asombrados. Ercilla se siente muy interesado por conocer esa nueva cultura: paisaje, gente, ritos...

Camino a la Imperial, atracan fortuitamente en otra isla, donde Ercilla deja un mensaje al ser él, el primero en entrar en esa isla. En la Imperial les hacen una fiesta, y en una revuelta que causa Ercilla y otro, el escritor es desterrado.

Vuelve a España después de pasar algunos peligros. Llega y se encuentra con una batalla con Portugal. Felipe II se había quedado con este reino y sus habitantes se habían sublevado. Ercilla sigue junto al rey Felipe II, donde narrará su propia vida. Fue desterrado y condenado a muerte. Es así como dejó aparcado el tema de los araucanos, de los cuales no había narrado su final.




Descargar
Enviado por:Pilar
Idioma: castellano
País: España

Te va a interesar