Deporte, Educación Física, Juegos y Animación


Juegos Olímpicos de Sidney 2000


Educación Física

Curso: 2000/2001

Nº 22 4º E.S.O. B

Índice

Índice

Historia de los Juegos Olímpicos de verano

Atenas (1896)

Libre de las influencias políticas que pronto iban a desfigurar los Juegos Olímpicos, los de Atenas fueron un éxito de organización y asistencia.

Estados Unidos comenzó un siglo de triunfos sin parangón en el atletismo, mientras que Alemania dominó la gimnasia y Francia el ciclismo.

Grecia ganó la mayor cantidad de medallas, pero su interés se concentró principalmente en el maratón, inspirado por la leyenda de Feidipidis, quien cayó muerto tras anunciar la victoria ateniense sobre los persas en la batalla de Maratón en el año 490 antes de Cristo.

No hay demasiados datos al respecto, pero esta prueba de 40 kilómetros fue el punto central de los Juegos de 1896 y 15 de los 17 participantes registrados eran griegos.

Spiridon Louis, un vendedor de agua que se entrenaba dos veces al día en compañía de su mula, ganó la competición ante el deleite de los espectadores que se dieron cita en el estadio olímpico.

Consciente de su condición de aficionado, Louis rechazó ofertas y regalos, así como invitaciones a lo largo de su vida, excepto un carrito y un caballo.

París (1900)

Los desafortunados Juegos Olímpicos de París estuvieron a punto de ahogar el movimiento olímpico moderno cuando no hacía más que comenzar.

Diseñados como algo adicional a la Exposición Universal de París, los Juegos fueron un caos de principio a fin, e incluso algunos competidores no supieron que habían participado en unos Juegos Olímpicos.

Como datos anecdóticos se podrían decir que uno de los obstáculos en las carreras con vallas era un muro de piedra, mientras que los nadadores tuvieron que enfrentarse con las traicioneras corrientes del río Sena y los corredores de la maratón fueron consignados a calles secundarias de la capital francesa.

San Luis (1904)

Si las cosas fueron mal en París, en San Luis resultaron peor. Al igual que sucedió en la capital francesa, los Juegos Olímpicos pasaron a un segundo plano, eclipsados por la celebración de la Feria Mundial.

Pocos europeos se molestaron en cruzar el Atlántico y el ganador original de la maratón fue descalificado tras haber realizado casi la mitad del recorrido en un auto.

Londres (1908)

La maratón volvió a proporcionar el aspecto dramático a unos Juegos que originalmente iban a celebrarse en Roma y que finalmente fueron a parar a Londres tras la erupción del Vesuvio en 1906.

La carrera iba a desarrollarse entre el castillo de Windsor y el estadio olímpico, con final frente a la tribuna que presidía la reina Alejandra. A consecuencia del recorrido, la longitud de la prueba quedó establecida 42,196 metros.

El italiano Dorando Pietri fue el primero en llegar al estadio, pero giró a la derecha en vez de a la izquierda y se derrumbó en la pista. Fue ayudado a llegar a la línea de meta por los asistentes de la carrera y fue descalificado por ello.

Pietri se convirtió en uno de los grandes perdedores olímpicos de la historia e inspiró una canción de Irving Berlin.

Estocolmo (1912)

El estadounidense Jim Thorpe fue uno de los atletas más completos de la historia. En los Juegos Olímpicos de Estocolmo obtuvo medallas de oro en el pentatlón y decatlón, se ganó los elogios del rey de Suecia y se le honró con un desfile en Nueva York.

Pero Thorpe cayó víctima de las draconianas reglas del amateurismo al descubrirse que había jugado al béisbol semiprofesionalmente.

Se le ordenó que devolviera sus medallas, luego fue dando tumbos en diversas ocupaciones y murió 30 años antes de que el Comité Olímpico Internacional (COI) retirase finalmente la penalización.

Amberes (1920)

Tras los horrores de la Primera Guerra Mundial, Europa apenas estaba en condiciones de organizar una competición deportiva. La ciudad de Amberes fue designada como sede en reconocimiento al sufrimiento de los belgas durante el conflicto bélico.

Las condiciones fueron precarias, los vencidos en la guerra no pudieron tomar parte en los Juegos y los resultados reflejan el estado de una devastada Europa.

París (1924)

La era del jazz estaba en pleno auge cuando París organizó los mejores Juegos Olímpicos hasta esa fecha. La mayor parte de los atletas (3.092) procedía de más países que nunca (44) y el nivel de la competición fue alto.

Como muestra la creciente importancia de los Juegos organizados en el mundo, el atleta de mayor éxito fue el finlandés Paavo Nurmi, que combinó la ciencia con sus condiciones físicas para ganar cinco medallas en pruebas de distancia.

Johnny Weissmuller logró tres medallas de oro en las pruebas de natación y posteriormente se convirtió en el famoso Tarzán del cine.

La nota negativa fue el comportamiento del público francés, que abucheó los himnos nacionales de otros países.

Amsterdam (1928)

Alemania fue readmitida en los Juegos Olímpicos y Anni Hodman fue la primera mujer que ganó una prueba de atletismo. Anteriormente se había permitido la participación de las mujeres en competiciones de poco esfuerzo, dejando fuera de ello las pruebas de pista.

Hicieron presión para tomar parte en la competición atlética de Amsterdam pero sufrieron un retroceso al acabar la prueba de los 800 metros en malas condiciones físicas.

Dicha especialidad fue retirada del programa y no volvió a celebrarse hasta los Juegos Olímpicos de Tokio en 1964.

Los Angeles (1932)

La gran depresión económica y lo remoto de California no impidieron que por primera vez se mezclaran deporte y entretenimiento.

El nadador Buster Crabbe ganó espectacularmente la prueba de los 400 metros libres y en recompensa recibió la oportunidad de actuar en producciones de Tarzán, Buck Rogers y Flash Gordon.

Japón se destacó como potencia en natación y Babe Dridriksen, quizás la mejor atleta de la historia, ganó las pruebas de jabalina, salto de altura y los 80 metros vallas.

Berlín (1936)

Adolf Hitler aprovechó la ocasión para promocionar la ideología nazi en el deporte, aunque tuvo que soportar la sorprendente actuación del atleta negro estadounidense Jesse Owens.

Esta figura olímpica histórica ganó medallas de oro en los 100 y 200 metros, salto de longitud y relevos 4x100, aunque no tuvo un reconocimiento oficial en su país de nacimiento.

Estados Unidos había decidido competir a pesar del antisemitismo oficial de Alemania y no incluyó a los dos únicos judíos en su equipo de competiciones en pista a correr los relevos de 4x400 metros.

Los nazis inauguraron el recorrido de la antorcha olímpica que ha quedado como una práctica común y, por vez primera en la historia, los Juegos Olímpicos pudieron televisarse.

Londres (1948)

Las sospechas de que Gran Bretaña no dispondría de fondos suficientes para organizar los Juegos Olímpicos tras el desastre de la Segunda Guerra Mundial se disiparon en cuanto los londinenses acudieron al estadio de Wembley para las pruebas atléticas.

La ropa y los alimentos fueron racionados y los Juegos serías recordados como los Juegos de la Austeridad, con los deportistas albergados en cuarteles de la Real Fuerza Aérea.

La holandesa Fannie Blankers-Koen, de 30 años y madre de dos niños, ganó medallas de oro en los 100 y 200 metros, los 80 metros vallas y los relevos 4x100.

La francesa Micheline Ostermeyer no recibió tantas aclamaciones pero fue igualmente notable. A pesar de ser concertista de piano y practicar entre cinco y seis horas al día, encontró tiempo para ganar las pruebas de lanzamiento de disco y bala y una medalla de bronce en el salto de altura.

Los países perdedores de la guerra -- Alemania, Italia y Japón -- no fueron invitados, mientras que la Unión Soviética decidió no participar.

Helsinki (1952)

En plena Guerra Fría, Helsinki contempló las primeras confrontaciones directas entre Estados Unidos y la Unión Soviética.

El checoslovaco Emil Zatopek, luego olvidado por las autoridades comunistas de su país tras la Primavera de Praga de 1968, ganó las medallas de oro en las pruebas de 5.000 y 10.000 metros. Luego se adjudicó la maratón en su primera participación en la prueba.

Estados Unidos terminó al frente de la tabla de medallas por delante de la Unión Soviética, que había hecho residir a sus representantes en sus propia villa olímpica con alambradas a su alrededor.

Melbourne (1956)

La Guerra Fría se reflejó en las tensiones que estallaron en un partido de waterpolo entre la Unión Soviética y Hungría.

Los jugadores húngaros se vengaron de la invasión de los tanques rusos en su país ganando el encuentro de semifinales por 4-0 y se impusieron en la final a Yugoslavia.

Australia dominó la natación en una época dorada para sus deportistas, mientras que su velocista Betty Cuthbert obtuvo tres medallas de oro.

Roma (1960)

La capital italiana asombró con la celebración de unos Juegos Olímpicos en el marco histórico del Imperio Romano.

La velocista estadounidense Wilma Rudolph, que sufrió poliomielitis durante su juventud, ganó tres medallas de oro; Abebe Bikila, un miembro de la guardia imperial etíope, ganó descalzo la maratón; mientras que el joven boxeador Cassius Clay (luego Muhammad Ali) ganó el título de los semipesados para Estados Unidos.

A pesar de los grandes logros deportivos, las tensiones políticas se hicieron notar en los Juegos Olímpicos, celebrados apenas tres meses después de que un avión espía estadounidense U-2 fuese derribado sobre territorio soviético.

La Unión Soviética encabezó el medallero con 103 preseas, mientras que Estados Unidos logró 71.

Tokio (1964)

Tokio recurrió a los primeros Juegos Olímpicos asiáticos para demostrar que el país había renacido de sus cenizas tras la Segunda Guerra Mundial e impulsar un programa de regeneración urbana sin precedentes por su ambición y tamaño.

Tuvo éxito en los dos cometidos y fue sede de los primeros auténticos Juegos modernos, con la inauguración de nuevas autopistas, un monorriel y competiciones asistidas por lo último en tecnología.

Yoshinori Sakai, nacido cerca de Hiroshima unas horas después del lanzamiento de la primera bomba atómica el 6 de agosto de 1945, llevó la antorcha al estadio olímpico.

El nadador estadounidense Don Schollander se convirtió en el primer atleta en ganar cuatro medallas de oro en natación y Bob Hayes igualó el récord mundial de los 100 metros lisos.

México (1968)

Fue un año cargado políticamente tras el aplastamiento por parte de la Unión Soviética de un movimiento inicial de libertad política en Checoslovaquia y las protestas de la juventud rebelde contra la guerra de Vietnam y el sistema capitalista.

El movimiento olímpico no resultó inmune a estas circunstancias y antes de celebrarse los Juegos tuvo lugar la muerte de 260 estudiantes en la Plaza de las Tres Culturas en México.

Los estadounidenses Tommie Smith y John Carlos efectuaron el saludo del "Black Power" (Poder Negro) durante las ceremonias de entrega de medallas tras su actuación en la prueba de los 200 metros.

En el aspecto estrictamente deportivo, el atleta estadounidense Bob Beamon consiguió saltar 8,90 metros en la prueba de longitud, algo que se creía fuera de toda probabilidad.

Munich (1972)

Los Juegos perdieron la inocencia que les quedaba el 5 de septiembre de 1972 cuando ocho palestinos irrumpieron en la Villa Olímpica y entraron en el dormitorio israelí. Dos israelíes resultaron muertos y nueve fueron tomados como rehenes. Todos ellos perecieron en el tiroteo de los secuestradores con la policía en un aeropuerto militar, en un suceso presenciado por todo el mundo a través de la televisión.

El Comité Olímpico Internacional (COI) decidió que los Juegos continuaran tras un paréntesis de 24 horas. El nadador estadounidense Mark Spitz, que había ganado siete medallas olímpicas ya había partido hacia su país. En vez de quedarse para recibir los honores que sehabía ganado, Spitz, judío, temió que pudiera ser el próximo objetivo.

Montreal (1976)

Las naciones africanas boicotearon los Juegos en protesta contra la gira de un equipo de rugby neozelandés por Sudáfrica, mientras la ciudad huésped de los Juegos se endeudaba tremendamente.

La Unión Soviética y Alemania Oriental eclipsaron a Estados Unidos en el medallero y el finlandés Lasse Viren se convirtió en el primer atleta que retuvo los títulos de los 5.000 y 10.000 metros.

La gimnasta rumana Nadia Comaneci, de 14 años, ganó el primer 10 de actuación perfecta con su actuación en barras asimétricas y continuó su asombroso desempeño con otras seis marcas de 10.

Moscú (1980)

El presidente estadounidense Jimmy Carter demandó un boicot occidental a los Juegos de Moscú en protesta por la invasión soviética de Afganistán el año anterior.

Estados Unidos se quedó en casa, así como Alemania Occidental, mientras que otros países apoyaron el boicot pero permitieron que sus atletas decidieran por sí mismos.

Dos atletas británicos tuvieron una notable actuación.Steve Ovett derrotó al favorito Sebastian Coe en los 800 metros, para luego perder en su distancia favorita: los 1.500 metros.

Los Angeles (1984)

Como se podía haber previsto, el bloque soviético boicoteó los segundos Juegos concedidos a Los Angeles alegando temores de seguridad.

Los estadounidenses no parecieron resentirse por ello, ya que la ausencia de los atletas del bloque soviético supuso más medallas para ellos.

Carl Lewis, cumpliendo su predicción de emular a Jesse Owens, ganó medallas de oro en los 100 y 200 metros, el salto de longitud y los relevos 4x100. Las competiciones atléticas fueron espectaculares. El británico Sebastian Coe logró su segundo título de los 1.500 metros y Mary Slaney perdió la oportunidad de ganar los 3.000 metros cuando se derrumbó llorando tras chocar con la sudafricana Zola Budd.

¡Error!Argumento de modificador desconocido.

Seúl (1988)

Los temores de violencia y terrorismo eran palpables antes de los Juegos de Seúl, pero finalmente pocos países se unieron a Corea del Norte en el boicot.

El atleta canadiense Ben Johnson cambió la imagen del deporte al dar positivo en el control de esteroides tras ganar la final de los 100 metros en tiempo récord mundial.

La competición de boxeo se vio opacada cuando el árbitro neozelandés Keith Walker fue atacado por funcionarios sudcoreanos y guardas de seguridad tras quitar dos puntos al local Byun Jong-il por golpear con la cabeza al búlgaro Alexander Hristov.

Juegos Olímpicos de Sidney 2000

Barcelona (1992)

Los cuatro años que siguieron a los Juegos de Seúl fueron dramáticos, con la caída del Muro de Berlín, el colapso de la Unión Soviética y el desmantelamiento del apartheid en Sudáfrica. Estos cambios se reflejaron en unos Juegos en los que se pudo notar el alivio de la carga política superada tras aquellos acontecimientos.

Un duelo de una ventaja de 50 metros sobre el resto de los competidores entre la etíope Derartu Tulu y la sudafricana Elana Meyer en los 10.000 metros simbolizaron lo que los Juegos deben de ser.

Tras haber logrado en un sprint la victoria por 30 metros, se volvió y esperó a Meyer. Tulu, primera africana ganadora de un título saludó de la mano con Meyer, primera medallista sudafricana tras la época de prohibición de los Juegos en 1960.

Atlanta (1996)

El calor del sur de Estados Unidos en el marco del rock 'n roll negro crearon el clima idóneo para que el texano Michael Johnson explotase con un récord mundial de 19.32 segundos en la final de los 200 metros para convertirse en el primer deportista que gana el doblete de 200-400.

Mientras, Lewis desafió a la edad para ganar su cuarto título consecutivo de salto en longitud.

Desafortunadamente, los Juegos se vieron afectados por una serie de fallas organizativas, sobre todo en el sistema de transporte.

Australia

Australia es una nación joven, pero un territorio ancestral. Tribus aborígenes que emigraron del sur de Asia se esparcieron por el continente más viejo del mundo hace 40.000 años. Los primeros residentes blancos -- convictos británicos y sus guardias -- llegaron en 1788 a lo que hoy se conoce como el Puerto de Sydney.

En aquel tiempo, Gran Bretaña mantenía una ambiciosa política colonialista y sus cárceles estaban superpobladas. Con la esperanza de que una prisión colonial situada en un lugar estratégico ayudaría a controlar el comercio en la zona Asia-Pacífico, Gran Bretaña embarcó a 775 criminales (en su mayoría condenados por delitos de poca importancia) y a sus celadores rumbo hacia el otro lado del mundo.

La corona, siguiendo una política de "tierra de nadie" que se negaba a reconocer el derecho de los aborígenes a poseer tierras, fue haciéndose con el dominio de todo el continente durante el siglo siguiente. Sus seis colonias formaron una confederación y obtuvieron la independencia de Gran Bretaña en 1901.

Hoy, Australia es una monarquía parlamentaria-democrática, gobernada por representantes elegidos pero oficialmente bajo el mando de la reina Isabel II, jefa de Estado del país. Los sondeos de opinión muestran que la mayoría de los australianos quiere que su país se despoje de este último vestigio del colonialismo. No obstante, un referéndum sobre la creación de una república -- cuyos detractores afirmaron que fue maquinado cínicamente por el gobernante partido pro monárquico para frenar la propuesta -- no obtuvo el respaldo suficiente en noviembre pasado.

El actual primer ministro, John Howard, es miembro del Partido Liberal, que en realidad se ubica en el ala conservadora del espectro político (el otro importante, el Partido Laborista, es la verdadera organización política liberal).

El sistema parlamentario es sólo una de las muchas instituciones y tradiciones heredadas de Gran Bretaña, país al que muchos residentes -- incluso los nacidos en Australia -- se refieren todavía como "el hogar". Pero la población ya no es predominantemente anglo-céltica; en el último medio siglo, Australia se ha convertido en una de las naciones más multiculturales del mundo. Casi uno de cada cuatro habitantes nació en el extranjero y en la actualidad cerca del 16 por ciento de la población total, que abarca 18,3 millones, habla en su casa otro idioma distinto del inglés.

Los nuevos inmigrantes han cambiado la sociedad australiana de alguna manera. Introdujeron en el país los cafés, los vinos y la cocina condimentada. También han expuesto a los australianos a una gran variedad de música y películas. Pese a todo, la mayoría de los australianos sigue compartiendo la tradicional pasión por la cerveza, los deportes (en especial el cricket, el rugby y el futbol australiano), las apuestas y el ocio. El distintivo nacional predominante es que cada cual debe tener "una salida justa" en esta vida.

Pero precisamente las tensiones culturales que más división generan conciernen a cómo equilibrar ese sentimiento con el reconocido maltrato que en el pasado se dio a los aborígenes del país. Un fallo judicial marcó un hito en 1993 al conceder a los aborígenes el derecho a ser propietarios (o de ser compensados por tierras confiscadas) de cualquier terreno que su tribu haya ocupado de forma continuada desde que llegaron los colonizadores blancos. A raíz de ello, muchas demandas iniciaron su camino hacia los tribunales.

Entretanto, muchas comunidades de aborígenes continúan luchando contra los problemas sociales - entre los que figuran la pobreza, el alcoholismo y la baja expectativa de vida. Recientemente, grupos activistas exigieron una disculpa gubernamental oficial y un trato que garantice a los aborígenes derechos distintivos por haber sido los primeros habitantes del país. Este asunto parece que seguirá en discusión más allá del centenario de la fundación de Australia, que se cumplirá en enero del 2001.

Sydney, la gran triunfadora de los juegos olímpicos

Menudo desafío le dejó Sydney a las próximas sedes olímpicas. El éxito de la organización de los XXVII Juegos fue tan descomunal que resultará muy difícil repetirlo y las futuras sedes saldrán probablemente perdiendo en la comparación.

Los problemas de transporte que tanto se temían no aparecieron y los desplazamientos de deportistas, funcionarios, público y periodistas no registraron inconvenientes. Las instalaciones fueron soberbias y todo funcionó a la perfección.

La impresión generalizada es que, desde el punto de vista organizativo, los juegos fueron superiores incluso a los de Barcelona de 1992, considerados unánimemente como los mejores de la historia.

E infinitamente mejores que los de Atlanta de hace cuatro años, que pasaron a la historia como un ejemplo de cómo no hacer las cosas. En esos juegos hubo sedes dispersas, el transporte no funcionó, la distribución de resultados tampoco y hubo una comercialización desenfrenada, que el Comité Olímpico Internacional juró no se repetiría.

El proyecto de Sydney que tanto impresionó en los papeles resultó más brillante todavía trasladado a la práctica y dejó para la posteridad un modelo de organización ideal, pero que será muy difícil de imitar.

Buena parte de los juegos estuvieron concentrados en un "Parque Olímpico" ubicado en un área suburbana de Sydney, a la que estuvo cerrado el acceso a los vehículos que no tuviesen permisos especiales.

A esa zona, que incluyó la Villa Deportiva, se podía llegar mediante autobuses o con un tren que tenía una estación en el corazón del Parque Olímpico.

El resto de las competencias se realizó en sedes no muy alejadas, muchas de ellas en el moderno centro de Sydney.

En todos los estadios la organización fue inmaculada y nadie emitió la más mínima queja.

Otro legado de los juegos será la exitosa campaña contra el dopaje. Se realizaron 3.600 controles durante la justa y menos del 0,5 por ciento dieron positivo.

El vicepresidente del COI Jacques Rogge dijo que "eso es un buen indicio" ya que la incidencia de casos de dopaje está descendiendo.

"Los deportistas tienen miedo (de ser descubiertos) porque los controles están mejorando", expresó Rogge.

Parte del éxito de los juegos es atribuible al trabajo de los voluntarios, que, a diferencia de otras ocasiones, tienen directivas precisas y saben cómo cumplirlas.

En muchos juegos, incluidos los de Atlanta, los voluntarios más que una ayuda fueron una pesada carga, ya que tenían un despiste total.

A la eficiencia de los voluntarios y los organizadores se sumó un ambiente festivo generado por los residentes de Sydney, que dejaron de lado el desinterés de antaño y decidieron disfrutar al máximo esta ocasión única, que dio a su ciudad y su país una proyección internacional que no tenían.

El nadador ruso Alexander Popov, quien compitió en Barcelona '92 y Atlanta '96, dijo que estos fueron los mejores juegos olímpicos en los que participó. "No importa de dónde viene el deportista. Todos se sintieron contentos de estar aquí. Fue como un gran feriado", manifestó.

Información sobre las instalaciones olímpicas

Villa olímpica

Ubicación:Newington; junto al Parque Olímpico de Sydney
Capacidad: 10.305 competidores y 5.100 delegados.

Principal instalación de alojamiento para los atletas.

Fecha: Sept. 2 - Oct. 4

Villa para los medios de comunicación

Ubicación: Lidcombe
Distancia desde Sydney: 15 minutos.
Capacidad: 6.000.

Alojamiento para los periodistas acreditados.

Fecha: Sept. 5 - Oct. 4

Centro de Convenciones y Exhibiciones de Sydney

Ubicación: Darling Harbour
Distancia desde Sydney: 14 kilómetros.
Capacidad: Centro de Convenciones, 3.840; Salón de Exhibiciones 1 y 2, 9.000; Salón de Exhibiciones 3, 7.500 (preliminares),10.000 (finales); Salón de Exhibiciones 4, 5.000 (finales); Salón de Exhibiciones 5, 5000 (preliminares).

Deportes: Levantamiento de pesas, Judo, lucha, boxeo, esgrima. Fecha: Levantamiento de pesas, sept. 16-26 (días 1-5, 7-11); lucha (grecorromana), sept. 24-27 (días 9-12); lucha (libre): sept. 28 - oct. 1 (días 13-16); boxeo, sept. 16-oct. 1 (días 1-9, 11-16); esgrima, sept. 16-24 (días 1-9); Judo, sept. 18 - 22 (días 1-7)

El domo y los Pabellones

Ubicación: Parque Olímpico de Sydney, Homebush Bay
Distancia desde Sydney: 14 kilómetros
Capacidad: El Domo, 10.000; los Pabellones Ross, Binnie y Buring, 6.000 cada uno

Deportes: Badminton, baloncesto, balonmano, pentatlón moderno (tiro y esgrima), gimnasia rítmica y voleibol.

Fecha: Badminton, sept. 16-23 (días 1-8); baloncesto, sept. 16-26 (días 1-11); balonmano, sept. 16 - oct. 1 (días 1-16).

Centro de tiro con arco

Ubicación: Parque Olímpico de Sydney, Homebush Bay.
Distancia desde Sydney: 14 kilómetros.
Capacidad: 4.500.

Deporte: Arco

Fecha: Sept. 22-27 (días 1-7)

Estadio de Béisbol

Ubicación: Parque Olímpico de Sydney, Homebush Bay.
Distancia desde Sydney: 14 kilómetros.
Capacidad: 20.000.

Deportes: Béisbol y pentatlón moderno.

Calendario: Béisbol, sept. 19-28 (días 2-5, 7-9, 11-12); pentatlón moderno, sept. 30 - Oct. 1 (días 15-16).

Centro Olímpico Blacktown en Reserva Aqualina

Ubicación: Reserva Aqualina, Blacktown.
Distancia desde Sydney: 40 kilómetros.
Capacidad: Béisbol, 4.000; Sóftbol, 8.000.

Deportes: Béisbol y sóftbol.

Calendario: Béisbol, sept. 17-24 (días: 2-5, 7-9); sóftbol, sept. 17-76 (días 2-8, 10-11).

Velódromo Dunc Gray

Ubicación: Bankstown, Sydney
Distancia desde Sydney: 20 kilómetros. Capacidad: 6.000.

Deporte: Ciclismo en pista.

Calendario: Sept. 16-21 (días 1-6).

Centro Ecuestre

Ubicación: Horsley Park, Sydney
Distancia desde Sydney: 42 kilómetros.
Capacidad: 50.000.

Deportes: Competiciones ecuestres.

Calendario: Dressage, sept. 25-27, 29-30 (días 10-12, 14-15); saltos, sept. 21, 24-25, 28, oct. 1 (días 6, 9-10, 13, 16); evento de tres días, sept. 16-21 (días 1-6).

Mountain Bike Course

Ubicación: Granja Fairfield City, Abbotsbury.
Distancia desde Sydney: 46 kilómetros.
Capacidad: 20.000.

Deporte: Ciclismo de montaña.

Calendario: Sept. 23-24 (días 8-9).

Estadio Penrith Whitewater

Ubicación: Lago Penrith
Distancia desde Sydney: 61 kilómetros.
Capacidad: 12.500.

Deportes: Canotaje y piragüismo.

Calendario: Sept. 17-22 (días 2-5).

Centro de Regatas

Ubicación: Lago Penrith
Distancia desde Sydney: 61 kilómetros.
Capacidad: 27.000.

Deportes: Remo y canotaje/piragüismo - sprint.

Calendario: Sept. 26 - oct. 1 (días 11-16).

Centro Acuático Ryde

Ubicación: Ryde.
Distancia desde Parque Olímpico de Sydney: 11 kilómetros.
Capacidad: 4.000.

Deporte: Waterpolo.

Calendario: Sept. 23-30 (días 8-12, 14-16).

Sailing Marina

Ubicación: Rushcutters Bay, Sydney.
Distancia desde Sydney: 3 kilómetros.
Capacidad: Ilimitada.

Deporte: Vela.

Calendario: Sept. 17-30 (días 2-15).

Centro de Tiro

Ubicación: Cecil Park, Sydney.
Distancia desde Sydney: 49 kilómetros.
Capacidad: 7.000.

Deporte: Tiro

Calendario: Sept. 16-23 (Days 1-8)

Estadio Olímpico

Ubicación: Parque Olímpico de Sydney, Homebush Bay.
Distancia desde Sydney: 14 kilómetros.
Capacidad: 110.000.

Deportes y ceremonias: Ceremonias de apertura y clausura; atletismo y fœtbol.

Calendario: Ceremonia de apertura, sept. 15 (día 1); ceremonia de clausura, oct. 1 (día 16) ; Atletismo, sept. 22 - oct. 1 (Días 7-10, Días 12-16); fœtbol, sept. 30 (día 15).

Centro de Hockey Estatal

Ubicación: Parque Olímpico de Sydney, Homebush Bay.
Distancia desde Sydney: 14 kilómetros.
Capacidad: 15.000.

Deporte: Hockey.

Calendario: Sept. 16-30 (días 1-15).

Centro de Deportes Estatal

Ubicación: Parque Olímpico de Sydney, Homebush Bay.
Distancia desde Sydney: 14 kilómetros.
Capacidad: 5.000.

Deportes: Tenis de mesa y Taekwondo.

Calendario: Tenis de mesa, sept. 16-25 (días 1-10); taekwondo, sept. 27-30 (días 12-15).

Centro Acuático Internacional de Sydney

Ubicación: Parque Olímpico de Sydney, Homebush Bay.
Distancia desde Sydney: 14 kilómetros.
Capacidad: 17.500.

Deportes: Natación, clavados, natación sincronizada, waterpolo, pentatlón moderno.

Calendario: Natación, sept. 16-23 (Días 1-8); clavados, sept. 22-30 (Días 7-15); natación sincronizada, sept. 24-29 (Días 9-14); waterpolo, sept. 23, sept. 30, oct. 1 (días 8, 15-16); pentatlón moderno (natación), sept. 30 - oct. 1 (días 15-16).

Superdomo

Ubicación: Parque Olímpico de Sydney, Homebush Bay.
Distancia desde Sydney: 14 kilómetros.
Capacidad: Baloncesto, 18.000; Gimnasia, 15.000.

Deportes: Gimnasia artística, trampolín y baloncesto.

Calendario: Gimnasia artística sept. 16-25 (días 1-6, 9-10); trampolín sept. 22-23 (días 7-8); baloncesto, sept. 27 - oct. 1 (días 12-16).

Centro de tenis

Ubicación: Parque Olímpico de Sydney, Homebush Bay.
Distancia desde Sydney: 14 kilómetros.
Capacidad: Pista central, 10.000; pista 1, 4.000; pista 2, 2.000; pistas de partidos, 200.

Deporte: Tenis.

Calendario: Sept. 19-28 (días 4-13).

Un final feliz para los Juegos de Sydney

Los Juegos Olímpicos de Sydney rompieron una serie de récords que van desde la venta de boletos al número de países que los presenciaron por televisión domingo los

"El pueblo australiano ha acogido los Juegos. Existe un sentimiento casi mágico en Sydney ahora mismo", dijo el ministro de asuntos olímpicos, Michael Knight.

El funcionario dijo que Australia espera recibir un gran impulso en la industria del turismo con el número de visitantes que se espera lleguen a los cinco millones este año.

"Esperamos aprovechar el acontecimiento de la misma forma que se logró en Barcelona en 1992", dijo Knight a los periodistas.

La venta de entradas es un perfecto barómetro de cómo una ciudad acoge las Olimpiadas, y en ello Sydney le ha ganado a todos con un 90 por ciento de boletos vendidos.

"Lo que hace a estos Juegos algo especial es el ánimo de los australianos", dijo Knight. "Merecen una medalla de oro".

Los ingresos brutos por ventas de entradas han superado los 350 millones de dólares con otros 215 millones de dólares procedentes de las ventas al por menor de los recuerdos olímpicos.

Pero 5.000 boletos que no se vendieron fueron regalados en el último momento a los voluntarios olímpicos para asegurar que no hubiera sitios vacíos en las gradas del Estadio Australia durante la ceremonia de clausura de los XXVII Juegos Olímpicos.

Por otro lado, los organizadores dijeron el domingo que los Juegos de Sydney fueron transmitidos a más países que en ocasiones anteriores: 220 comparados con los 214 de los Juegos de Atlanta, en 1996.

Los impactos en el sitio oficial de las Olimpiadas en la Internet superaron los 9.000 millones. El récord previo estuvo en 634 millones en los Juegos Olímpicos de Invierno de Nagano, Japón, en 1998.

Pero los funcionarios de comercialización de los Juegos dijeron que los 15 millones de usuarios individuales registrados quedaron por debajo de las expectativas.

Las estadísticas triviales abundan en el último día de los Juegos de Sydney, como los 10.000 vasos de cerveza y 3.000 perros calientes que se consumen diariamente en el Parque Olímpico, donde las temperaturas llegaron hasta los 34 grados centígrados en un par de ocasiones.

Jones, Thorpe, de Bruijn y Zijlaard acaparan los honores

Frustrada su ambiciosa meta de alzarse con cinco medallas olímpicas de oro, Marion Jones tuvo que compartir los honores de los Juegos de Sydney con una serie de figuras del atletismo, el ciclismo, el boxeo y, sobre todo, la natación.

Sydney no contó con figuras rutilantes como Mark Spitz, Carl Lewis o Nadia Comaneci, que dejaron marcado con sus sellos los juegos en los que participaron. Pero sí hubo una serie de deportistas que sobresalieron por sobre los demás, incluidos la ciclista Leontien Zijlaard, el boxeador Félix Savón, Heike Drechsler, Maurice Greene y Michael Johnson en el atletismo y los nadadores Ian Thorpe, Inge de Bruijn, Pieter van den Hoogenband y Lenny Krayzelburg.

En condiciones normales, las tres medallas de oro que Jones consiguió en los 100, 200 y el relevo 4x400 sumadas a las dos de bronce en el salto en largo y el 4x100) serían una hazaña fuera de serie.

Pero la estadounidense se puso como propósito el histórico reto de ser la primera mujer que se adjudica cinco medallas de oro de atletismo en una justa olímpica, y se quedó corta.

Otros, como sus compatriotas Johnson y Green y la australiana Cathy Freeman llegaron sin tanta fanfarria e hicieron todo lo que se habían propuesto.

Johnson y Greene se llevaron un par de medallas de oro cada uno. Johnson se convirtió en el primero que logra defender su corona en los 400 y sumó otra en el relevo 4x400. Greene triunfó en los 100 y el relevo 4x100.

Freeman, en tanto, fue la primera aborigen australiana que gana un título olímpico al imponerse arrolladoramente en los 400 metros.

La alemana Drechsler, a los 35 años en el ocaso de su carrera, conquistó el oro en el salto en largo, la prueba que hizo naufragar el barco de Jones.

Con Thorpe, De Bruijn, Van den Hoogenband y Krayzelburg a la cabeza y 15 récords mundiales, la natación casi desplaza al atletismo como el deporte rey de los juegos.

El "Torpedo" Thorpe no defraudó y estableció un récord mundial en los 400 metros estilo libre. También ganó oro en dos relevos. Pero sus acciones decayeron un poco cuando fue derrotado por el holandés Van den Hobbenband en la otra prueba en que participó.

Van den Hoogenband y su compatriota De Bruijn casi opacan la figura del "Torpedo". De Bruijn fue la única que obtuvo tres medallas doradas individuales en la natación, mientras que Van den Hoogenband ganó oro en los 100 y 200 libre, en ambos casos con récords mundiales y doblegando a Alexander Popov en los 100 y a Thorpe en los 200.

Tampoco redondeó una actuación perfecta al llegar tercero en los 50.

El estadounidense Krayzelburg se alzó con tres preseas doradas, dos de ellas individuales, en los 100 y 200 espalda, y una en relevos.

El ruso Alexei Nemov fue la gran figura de la gimnasia al apoderarse de dos medallas de oro, una de plata y tres de bronce.

En el boxeo, el cubano Félix Savón se transformó en el tercer pugilista en la historia que gana tres medallas olímpicas de oro.

La holandesa Zijlaard fue la reina del ciclismo con tres medallas de oro (la contrarreloj, la ruta y la persecución individual) y una más de plata (la carrera de puntos).

Venus Williams acaparó dos medallas de oro en el tenis, llevándose el título de los singles femeninos y el de dobles en pareja con su hermana Serena.

La china Fu Mingxia igualó una hazaña conseguida hasta ahora sólo por los norteamericanos Greg Louganis y Pat McCornick al conquistar su cuarta medalla dorada de clavados.

Y el remero británico Steve Redgrave alcanzó su quinta medalla de oro consecutiva al ganar en los cuatro sin timonel.

Deportes




Descargar
Enviado por:Chris Master
Idioma: castellano
País: España

Te va a interesar