Política y Administración Pública
Intento de golpe de Estado de 1981
Un País en Tensión
(23 - F)
Índice
1.Antecedentes del golpe.........................................................................Pág 1y2
2.El asalto al Congreso.............................................................................Pág 1-5
3.Tras el golpe-Juicio a los culpables....................................................Pág 5y6
4.Fotografías..............................................................................................Pág 6-12
5.Documentos.............................................................................................Pág 13-16
6. Libros y Teorías sobre el 23-F............................................................Pág 17y18
7. Entrevista..............................................................................................Pág 18y19
Un país en tensión (23-F)
Antecedentes del golpe
El proceso de transición de la dictadura franquista a la democracia siempre tuvo detractores, especialmente en el Ejército, por lo que la posibilidad de un golpe de estado nunca estuvo muy lejos de la realidad. Desde la muerte de Franco, todo movimiento político aperturista debía tener en cuenta a los militares. El 8 de septiembre de 1976, don Juan Carlos informó a la cúpula militar de su intención de legalizar los partidos políticos y sindicatos, garantizando a cambio no ceder ante los separatismos, mantener el orden público y excluir al PCE de la legalización. Los nacionalismos, el terrorismo y la legalización del Partido Comunista eran los aspectos más polémicos de la relación entre el aperturismo que representaba Adolfo Suárez y los militares. Sin embargo, la legalización de los comunistas se produjo. La reacción del Ejército, el 13 de abril de 1977, fue aceptar este hecho "por patriotismo"; la lealtad al rey por parte de la mayoría de los militares fue una de las mayores garantías de la democracia.
Con la Constitución aprobada en las Cortes y a falta de un mes para ser refrendada mayoritariamente por los españoles, las conspiraciones golpistas empezaron a tomar forma. El recrudecimiento de los atentados terroristas colmaron la paciencia de algunos militares. Antonio Tejero y Ricardo Sáenz de Ynestrillas iniciaron una serie de reuniones con la intención de buscar apoyos para un golpe de estado. Las reuniones tenían lugar en el bar "Galaxia" en el barrio de Argüelles (Madrid). Uno de los militares contactados avisó al CESID y desbarató la trama, que pasó a ser conocida como la "Operación Galaxia". Por esta conspiración recibieron los autores una pena de siete meses de cárcel. Antes, Antonio Tejero ya había protagonizado varios incidentes antiaperturistas: se opuso a la legalización de la Ikurriña, desautorizó manifestaciones sin justificación y escribió en un periódico una carta abierta mostrando al rey su rechazo a la Constitución, por lo que fue sancionado. El año 1981 comenzó con un importante lastre que influiría definitivamente en los golpistas del 23-F. El 29 de enero Suárez presenta su dimisión irrevocable como presidente del Gobierno y como presidente de UCD. Detrás de la dimisión había una situación política muy inestable y fuertes luchas de poder dentro de un partido que se deshacía. El descenso electoral de la UCD en las elecciones de 1979, especialmente en Andalucía, País Vasco y Cataluña, supuso un fuerte revés para el presidente. El azote terrorista, la desconfianza de las fuerzas económicas, el supuesto peligro de desmembración del Estado y la inestabilidad política marcada por mociones de censura y de confianza en el Parlamento, desembocaron en una crisis que se trasladó a su propio partido.
Días después de la dimisión se produce la primera visita del rey al País Vasco, que se saldó con incidentes durante el discurso de don Juan Carlos en la Casa de Juntas de Guernica. Los parlamentarios de HB fueron detenidos por injurias y desórdenes públicos.
Esta situación aceleró la idea de un grupo de militares que llevaban tramando un golpe de estado desde el mes de julio de 1980.
La trama golpista nunca ha sido investigada a fondo, por lo que hay muchas teorías sobre los movimientos que se dieron por detrás de lo que acabó siendo evidente y sobre quiénes estuvieron de algún modo implicados. La trama parece iniciarse ese mes de julio de 1980 en el que se dieron cita el teniente coronel Tejero, el civil Juan García Carrés, dirigente de los sindicatos verticales del régimen franquista, y el teniente coronel Pedro Mas Oliver, ayudante del teniente general Jaime Miláns del Bosch, capitán general de Valencia, y de quien llevaba las instrucciones para encargar a Tejero la realización de un plan para asaltar la Cámara Baja.
Según estaba concebida la trama, Tejero debía tomar el Congreso, Miláns del Bosch daría un bando en Valencia y sacaría sus tanques a la calle. La División Acorazada Brunete del general José Juste Fernández saldría con sus fuerzas en Madrid. Se esperaba que con estas medidas el resto de capitanes generales se movilizaran e incorporaran al golpe, cosa que no se produjo. A continuación se nombraría al general Armada como nuevo presidente del Gobierno.
Pero el plan demostró ser inconsistente por improvisado y por falta de apoyos. Sólo se cumplieron las dos primeras partes.
El asalto al Congreso
El día 23 de febrero de 1981, el teniente coronel de la Guardia Civil, Antonio Tejero iniciaba uno de los momentos más bochornosos de la historia parlamentaria de España. Entró en el hemiciclo pistola en mano, se subió a la tribuna y gritó la famosa frase "¡Quieto todo el mundo!" a las que siguieron "¡Todo el mundo al suelo!", "¡Se sienten, coño!", y otras de ese porte. Tejero apuntó con su arma en la cabeza a Landelino Lavilla, presidente del Congreso. A continuación se sucedieron las ráfagas de subfusil para amedrentar a los presentes. Sólo tres diputados se mantuvieron impasibles en su escaño: Santiago Carrillo, secretario general del recién legalizado Partido Comunista de España, uno de los personajes presentes cuya vida corría más peligro; el ex presidente Adolfo Suárez que veía amenazado todo el trabajo realizado por la democracia bajo su gobierno; y el general Manuel Gutiérrez Mellado, vicepresidente para asuntos de la Defensa y mano derecha de Suárez en todo el proceso de la Transición, quién intentó imponer su autoridad y que se vio humillado y zarandeado por Tejero y sus guardias.
Obligados los diputados a sentarse, poco después un capitán, de nombre Muñecas anunció la pronta presencia de la autoridad competente, "militar, por supuesto", añadió. Uno de los más críticos momentos los pasaron algunos conocidos diputados de la Cámara: Gutiérrez Mellado, Carrillo, Felipe González, Alfonso Guerra y Rodríguez Sahagún fueron sacados uno tras otro del hemiciclo a un salón privado. Por algunas mentes pasó la posibilidad de no volverlos a ver. También se temió por la vida de otros diputados como José María Bandrés, de Euskadiko Ezkerra, que había sido abogado defensor de miembros de ETA político-militar. Los asaltantes preguntaron dónde se sentaba, pero nadie se lo dijo. Entre las anécdotas emotivas de esa tarde estuvo la liberación de una diputada de los Socialistes de Catalunya, Ana Balletbó, que se encontraba embarazada de gemelos. Dentro de la Cámara la confusión imperaba, aunque poco a poco llegaban noticias del exterior a través de los gestos que algunos diputados recibían desde la tribuna de prensa y sobre todo gracias a la radio de bolsillo que Abril Martorell consiguió pasar inadvertida. Como inadvertidas pasaron también las señales de Televisión española que grabaron el espectáculo para la posteridad como ejemplo de vergüenza nacional. Un cámara tuvo la sangre fría de no apagar su aparato aunque se vio obligado a moverlo para evitar ser descubierto. Un técnico de sonido de la Cadena SER, Emilio Olavarrieta, también mantuvo su línea conectada, y los españoles pudieron oír lo que ocurría hasta que la emisora decidió dejar de emitir para preservar la vida de su trabajador.
Mientras, en el exterior la intranquilidad cundía. Muchos sindicalistas y afiliados del PCE y PSOE corrieron a sus sedes, sobre todo los primeros, para quemar sus fichas de afiliados o llevárselas a lugar seguro, o para organizarse para lo que hiciera falta. Otros se encerraron en sus casas confiando que el golpe no tuviera apoyos.
Para parar la intervención de la División Brunete y la participación del resto de los capitanes generales de España, se pusieron en marcha las directrices del capitán general de Madrid, Guillermo Quintana Lacaci, y del jefe del Estado Mayor del Ejército, teniente general José Gabeiras Montero. El primero, a través de la red de mando, impidió que la División Acorazada se pusiera en marcha. El segundo desmontó los intentos de Miláns de convencer a los capitanes generales de que el Rey estaba detrás de la operación golpista. Las intervenciones de Sabino Fernández Campo, jefe de la Casa Real, fueron determinantes en este sentido.
Con el Gobierno secuestrado, se constituyó uno provisional en sesión permanente formado por secretarios de Estado y subsecretarios, en contacto permanente con la Junta de Jefes de Estado Mayor, con el fin de "asegurar la gobernación del país dentro de cauces civiles". Jordi Pujol, mientras tanto, habló telefónicamente a las 20:20 con el Rey y transmitió un mensaje de tranquilidad de parte del Jefe del Estado.
Las instalaciones de Prado del Rey también fueron tomadas por los soldados. RNE fue obligada a emitir música militar, mientras que TVE tuvo que cambiar la programación y no pudo ofrecer el Telediario. Avanzada la noche las fuerzas de ocupación desalojaron las instalaciones que volvieron a ofrecer una emisión más o menos "normal", dadas las circunstancias. Los GEO sustituyeron a los militares. Al mismo tiempo, los civiles no diputados que se encontraban en el Congreso empezaron a salir a la calle.
Poco a poco se fue sabiendo que los mandos militares no sustentaban la intentona, pero los tanques movilizados por Miláns del Bosch en Valencia inquietaron a todos. Las emisoras de radio del levante español daban lectura a un bando del general por el que se arrogaba toda la autoridad en su región militar. A las once de la noche, las calles de Valencia se vieron invadidas por sus fuerzas militares. A medianoche, el director general de la Guardia Civil Aramburu Topete y Sáenz de Santamaría, inspector general de la Policía, se acercaron junto con el general Alfonso Armada al Congreso -nadie sabía aún la implicación de éste-. Tras hablar con Tejero unos instantes regresan, pero Armada tardó dos horas más en volver al Hotel Palace, el centro de operaciones. Ni Armada ni Miláns pudieron convencer a Tejero de que acatara la solución que habían pensado: la "solución Armada". El gobierno que pretendía instaurar Armada sería de concentración, y podría incluir a socialistas y quizás a comunistas. Esa solución no era la esperada por Tejero, que se rebeló contra ellos.
La tardanza del Rey en aparecer también fue motivo de inquietud general. A la 1:23 de la madrugada, don Juan Carlos, vestido de militar y como jefe del Ejército, lanza un mensaje por televisión a todo el país desautorizando a los militares golpistas y ordenando el respeto a los principios legales establecidos en la Constitución. Los militares que esperaban una orden real para actuar en un sentido o en otro dieron la espalda al golpe. Ya no había mucho que temer, y a la 1:30 de la madrugada Miláns ordenó la vuelta de los hombres y los carros de combate desplegados en Valencia a sus respectivas unidades. A las 6:15 emitió un bando oficializando la retirada, y, momentos después, el general sublevado dejó su puesto de mando aceptando la orden de retirada impuesta por el Rey. Comenzaba la cuenta atrás en la Cámara de los diputados.
Mientras tanto, en el Congreso había novedades. A la 1:30 una unidad de la policía militar de la División Acorazada Brunete, capitaneada por Ricardo Pardo Zancada, se sumó a los efectivos que mantenían secuestrado el Congreso. Las negociaciones continuaban y se extendieron toda la noche y la mañana del día 24. La orden del rey y la falta de apoyo en el exterior convencieron a Tejero de que su aventura había acabado. A las siete de la mañana fue detenido Juan García Carrés. A las diez las primeras mujeres diputados abandonaron el Congreso. Minutos después, una veintena de guardias civiles se escapaban por las ventanas del Congreso. En el interior, Manuel Fraga y Joaquín Satrústegui se enfrentaban a Tejero exigiendo salir. Por fin, a las doce, quedó liberado el Congreso, y Tejero salía a la calle para firmar su rendición. El pacto establecía que no se pidieran responsabilidades de teniente hacia abajo, petición que fue aceptada por la cadena de mando militar. A las doce y cuarto de la mañana los diputados que quedaban fueron liberados. El golpe había terminado.
Tras el golpe - Juicio a los culpables
Con la rendición de los secuestradores del Congreso se inició un proceso que acabó con el procesamiento de 30 militares y un civil. Los acusados fueron detenidos o se fueron entregando. Al día siguiente el rey se reunió con los representantes políticos, pero después de hacerlo con la Junta de Defensa Militar. Había que tratar con los militares primero para dejar claro que un movimiento involucionista no debía volver a suceder.
El día 27 se convocó una gran manifestación en Madrid. Se recuerda como una de las más grandes de la democracia, con una participación cercana al millón de personas. La pancarta que abría la manifestación llevaba el lema "Por la Libertad, la Democracia y la Constitución", y la portaban representantes de todos los grupos políticos. Fue un acto que contribuyó decisivamente a la consolidación de la democracia a pesar de los problemas que inundaban el panorama político de entonces.
Los procesados por el golpe se sentaron en el banquillo de los acusados por primera vez el 19 de febrero de 1982. En total 32 militares y un solo civil. La vista pública, un consejo de guerra, la llevó a cabo el Consejo Supremo de la Justicia Militar. La sentencia, el 3 de junio, condenaba a 30 años a Miláns del Bosch y a Antonio Tejero, y a seis años a Armada, además de otras penas menores para el resto de acusados excepto once que quedaron absueltos. Un juicio que fue considerado por todas las partes como una farsa. El Gobierno, descontento con la sentencia, recurrió ante el Tribunal Supremo que el 28 de abril de 1983 hizo públicas las condenas definitivas. La pena de todos los acusados aumentó sensiblemente, especialmente la de Armada, que igualó los 30 años de Miláns y Tejero. Otros encausados vieron como su pena se duplicaba, y la mayoría de los absueltos, a excepción de dos, fueron finalmente condenados.
Aun hoy no se sabe con certeza quién estuvo detrás de la trama, y hay muchos puntos oscuros sin explicación. Ninguna investigación se centró en la trama civil y 20 años después, numerosas teorías dispares tratan de explicar lo sucedido sólo con relativo éxito.
FOTOS
"¡Quieto todo el mundo!"
Se está produciendo la votación de investidura de Leopoldo Calvo-Sotelo en el Congreso cuando los diputados se alarman por ruidos de disparos en los pasillos. Tejero, pistola en mano, irrumpe en el Congreso, se encarama al estrado, apunta al presidente del Congreso, Landelino Lavilla y grita su famosa frase: "Quieto todo el mundo". Cerca de él, otros guardias civiles vigilan el hemiciclo con sus metralletas.
Manteniendo la dignidad
La mayoría de los diputados, atemorizados por las ráfagas de subfusil se esconden en sus escaños. Santiago Carrillo y Adolfo Suárez permanecieron sentados desafiando a los golpistas. El general Gutiérrez Mellado, vicepresidente del Gobierno, plantó cara a Tejero exigiéndole obediencia. Fue zarandeado y el ex presidente trató de defenderle.
Los tanques a la calle
Casi simultáneamente al asalto de Las Cortes, el capitan general de Valencia, Jaime Milans del Bosch saca sus tanques a la calle y emite un bando arrogándose toda la autoridad en su región militar. Al día siguiente, Milans retira sus tanques acatando la orden del rey. Las huellas de los tanques se veían al día siguiente en las calles de Valencia.
El Congreso rodeado
En el exterior del Congreso, la Guardia Civil montaba vigilancia. Un cordón de miembros de las Unidades Antiterroristas Rurales (UAR) separaba a los periodistas del escenario del golpe. La orden era mantener a los informadores a un metro de las armas.
"Ordeno mantener el orden constitucional"
El rey aparece de madrugada en televisión. Vestido de militar, como jefe del ejército español, anuncia que ha dado la orden de mantener el orden constitucional dentro de la legalidad vigente. Sus palabras desaniman a los militares indecisos hacia cualquier intento de secundar la intentona golpista.
Se acabó: el "pacto del capó"
Al día siguiente algunos de los guardias civiles que tomaron el Congreso abandonan la intentona y salen por las ventanas. El golpe está acabado, los alrededores del Parlamento empiezan a llenarse de gente, los diputados salen de la Cámara y, por último, Tejero abandona el hemiciclo para firmar el "pacto del capó" por el cual asumía toda la responsabilidad del acto.
El pueblo habla: "¡Democracia!”
La noche del 27 de febrero casi dos millones de personas inundan Madrid en la mayor manifestación de la democracia. Fue la reafirmación popular de que la senda democrática que había iniciado España no tenía vuelta atrás.
La clase política encabeza el acto
A dicha manifestación no faltó la clase política. La pancarta con el lema "Democracia" fue sustentada, entre otros, por Felipe González (PSOE), Santiago Carrillo (PCE), Agustín Rodríguez Sahagún (UCD) y Manuel Fraga (AP).
Compañeros de aventura
Teniente Tejero Molina General Milans del Bosch
Alfonso Armada Foto de la Guardia Civil
En las fotos, el teniente de la Guardia Civil Antonio Tejero Molina y el general Jaime Milans del Bosch, con otros de los sublevados. Alfonso Armada iba a ser el nuevo presidente del Gobierno de triunfar el golpe. Mediado el golpe, el capitán Ricardo Pardo Zancada se unió a los golpistas, y más tarde llegó el capitán de navío Camilo Menéndez los cuales hablaron con Tejero.
Un recuerdo en el techo
Aparte de las imágenes y las narraciones radiofónicas, queda aun en el Congreso un recuerdo de aquél intento de golpe de estado. El techo del hemiciclo conserva todavía el rastro dejado por 33 balas que impactaron durante las ráfagas de metralleta de los golpistas.
Documentos
Bando del general Jaime Milans del Bosch en Valencia (23-F)
Capitanía General de la III Región Militar. Excelentísimo don Jaime Milans del Bosch y Ussía, teniente general del Ejército y capitán general de la III Región Militar, hago saber, antre los acontecimientos que se están desarrollando en estos momentos en la capital de España y el consiguiente vacío de poder, es mi deber garantizar el orden en la región militar de mimando hasta que se reciban las correspondientes instrucciones de Su Majestad el Rey. En consecuencia, dispongo:
·Artículo primero: Todo el personal afecto a los servicios públicos de interés civil queda militarizado, con los deberes y atribuciones que marcan la ley.
·Artículo segundo: Se prohibe el contacto con las unidades armadas por parte de la población civil. Dichas unidades repelerán sin intimidación ni aviso todas las agresiones que puedan sufrir con la máxima energía, igualmente repelerán agresiones contra edificios, establecimientos, vías de comunicación y transporte, servicios de agua, luz y electricidad, así como dependencias y almacenes de primera necesidad.
·Artículo tercero: Quedarán sometidos a la jurisdicción militar y tramitados por procedimiento sumarísimo todos los hechos comprendidos en el artículo anterior, así como los delitos de rebelión, sedición y atentado o resistencia a agentes de la autoridad, los de desacato, injuria, amenaza o menosprecio a todo el personal militar o militarizado que lleve el distintivo de tal, cualquiera que lo realice, propague o incite o induzca; igualmente, los de tenencia ilícita de armas o cualquier otro objeto de agresión.
·Artículo cuarto: Quedan prohibidos los lock-out, huelgas…, se considera como sedición el abandono del trabajo, siendo principales responsables los dirigentes de sindicatos y asociaciones laborales.
·Artículo quinto: Quedan prohibidas todas las actividades públicas y privadas de todos los partidos políticos, prohibiéndose igualmente todas las reuniones superiores a cuatro personas, así como la utilización por los mismos de cualquier medio de comunicación social.
·Artículo sexto: Se establece el toque de queda desde las nueve de la noche a las siete de la mañana, pudiendo circular únicamente dos personas, como máximo, durante el citado plazo de tiempo por la vía pública y pernoctando todos los grupos familiares en sus respectivos domicilios.
·Artículo séptimo: Sólo podrán circular los vehículos y transportes públicos, así como los particulares debidamente autorizados. Permanecerán abiertas únicamente las estaciones de servicio y suministro de carburante que diariamente se señalen.
·Artículo octavo: Quedan suspendidas la totalidad de las actividades públicas y privadas de todos los partidos políticos.
·Artículo noveno: Todos los Cuerpos de Seguridad del Estado se mantendrán bajo mi autoridad.
·Artículo décimo: Igualmente asumo el poder judicial, administrativo, tanto del ente autonómico o los provinciales y municipales.
·Artículo undécimo: Estas normas entran en vigor el tiempo estrictamente necesario para recibir instrucciones de Su Majestad el Rey o de la superioridad.
Este bando surtirá efectos desde el momento de su publicación. Por último se espera la colaboración activa de todas las personas, patriotas, amantes del orden y de la paz, respecto de las instrucciones anteriormente expuestas.
Por todo ello termino con un fuerte ¡Viva el Rey! ¡Viva por siempre España!
Valencia, a 23 de febrero de 1981. El teniente general Jaime Milans del Bosch.
Mensaje del teniente coronel Antonio Tejero para su publicación en El Alcázar (23-F)
Españoles: las unidades del Ejército y de la Guardia Civil que desde ayer están ocupando el Congreso de los Diputados a las órdenes del general Milans del Bosch, capitán general de la III Región Militar de Valencia, no tienen otro deseo que el bien de España y de su pueblo.
No admiten más que un Gobierno que instaure una verdadera democracia. No admiten las autonomías separatistas y quieren una España descentralizada, pero no rota. No admiten la impunidad de los asesinos terroristas, contra los que es preciso aplicar todo el rigor de la ley. No pueden aceptar una situación en la que el prestigio de España disminuye día a día; no admiten la inseguridad ciudadana que nos impide vivir en paz.
Aceptan y respetan al Rey, al que quieren ver al frente de los destinos de la Patria, respaldados por sus Fuerzas Armadas. En suma, quieren la unidad de España, la paz, orden y seguridad. ¡Viva España!
Mensaje de Su Majestad el Rey en TVE
Al dirigirme a todos los españoles, con brevedad y concisión, en las circunstancias extraordinarias que en estos momentos estamos viviendo, pido a todos la mayor serenidad y confianza y les hago saber que he cursado a los capitanes generales de las regiones militares, zonas marítimas y regiones aéreas la orden siguiente:
Ante la situación creada por los sucesos desarrollados en el Palacio del Congreso, y para evitar cualquier posible confusión, confirmo que he ordenado a las autoridades civiles y la Junta de Jefes de Estado Mayor que tomen las medidas necesarias pata mantener el orden constitucional dentro de la legalidad vigente.
Cualquier medida de carácter militar que, en su caso, hubiera de tomarse, deberá contar con la aprobación de la Junta de Jefes de Estado Mayor.
La Corona, símbolo de la permanencia y unidad de la Patria, no puede tolerar en forma alguna acciones o actitudes de personas que pretendan interrumpir por la fuerza el proceso democrático que la Constitución votada por el pueblo español determinó en su día a través de referéndum.
Lista de procesados y condenados por el 23-F
Antonio Tejero Molina, ex teniente coronel: condenado a 30 años de prisión.
Jaime Milans del Bosch, ex teniente general: condenado a 30 años de prisión.
Alfonso Armada Comyn, ex general: condenado a 30 años de prisión (reducido a 26, 8 meses y un día).
Luis Torres Rojas, ex general: condenado a 12 años de prisión.
Ricardo Pardo Zancada, ex comandante: condenado a 12 años de prisión.
Diego Ibáñez Inglés, ex coronel condenado a 10 años de prisión.
José Ignacio San Martín, ex coronel: condenado a 10 años de prisión.
Miguel Manchado García, ex coronel: condenado a 8 años de prisión.
Pedro Más Oliver, ex teniente coronel: condenado a 6 años de prisión.
Vicente Gómez Iglesias, ex capitán: condenado a 6 años de prisión.
José Luis Abad Gutiérrez, capitán: condenado a 5 años de prisión.
Jesús Muñecas Aguilar, capitán: condenado a 5 años de prisión.
Francisco Acera Martín, ex capitán: condenado a 3 años de prisión.
Carlos Álvarez-Arenas, ex capitán: condenado a 3 años de prisión.
Enrique Bobis González, ex capitán: condenado a 3 años de prisión.
Carlos Lázaro Corthay, ex capitán: condenado a 3 años de prisión.
José Pascual Gálvez, ex capitán: condenado a 3 años de prisión.
Juan Pérez de la Lastra Tormo, ex capitán: condenado a 3 años de prisión.
José Cid Fortea, ex capitán: condenado a 2 años de prisión.
Francisco Dusmet García, ex capitán: condenado a 2 años de prisión.
Juan García Carrés, civil: condenado a 2 años de prisión.
Camilo Menéndez Vives, ex capitán de navío: condenado a 1 año de prisión.
Jesús Alonso Hernáiz, ex teniente: condenado a 1 año de prisión.
César Álvarez Fernández, ex teniente: condenado a 1 año de prisión.
Manuel Boza Carranco, ex teniente: condenado a 1 año de prisión.
Vicente Garricondo Sánchez, ex teniente: condenado a 1 año de prisión.
Pedro Izquierdo Sánchez, ex teniente: condenado a 1 año de prisión.
José Núñez Ruano ex teniente: condenado a 1 año de prisión.
Vicente Ramos Rueda, ex teniente: condenado a 1 año de prisión.
Santiago Vecino Núñez, ex teniente: condenado a 1 año de prisión.
José Luis Cortina López, comandante: absuelto.
Juan Bautista González, capitán: absuelto.
Francisco Ignacio Román, capitán: absuelto.
Libros y Teorías sobre el 23-F
Veinte años después siguen publicándose libros que tratan de explicar los hechos y quiénes estuvieron detrás de ellos. Este año, muchas editoriales se han volcado en el recuerdo de aquellos acontecimientos para, a la luz de nuevas investigaciones y documentos, tratar de esclarecer los misterios que siguen rodeando al golpe. Y teorías no faltan: encontramos libros que tratan el tema de una forma mas novelada, que cuentan los hechos sin pretensión de sacar conclusiones demasiado novedosas (Diego Carcedo: 2001), hasta otros que apuntan a lo más alto, al rey, como máximo responsable (Martínez Inglés: 2001), pasando por los que acusan al CESID (Jesús Palacios: 2001).
Diego Carcedo (2001), 23-F: Los cabos sueltos, Temas de Hoy
Su libro está escrito de forma novelada. Según él, Armada interpretaba sus conversaciones con el rey de manera muy particular, y luego vendió a Miláns la idea de que el rey estaba al tanto de todo y le apoyaba para dar un golpe de timón que se saliera del estricto marco constitucional. Según Carcedo, el rey se sorprendió de que los golpistas utilizaran su nombre, y quedó muy decepcionado con la traición de Armada.
Pilar Cernuda, Fernando Jaúregui y Manuel Angel Menéndez (2001), El golpe del 23-F: la conjura de los necios, ed.Foca
Es uno de los libros más documentados y rigurosos, y por eso mismo no trata de esclarecer de forma rotunda los interrogantes que se plantean. Se trata en este libro la posible implicación del CESID (aportando el, hasta ahora inédito, Informe Jáudenes), y sobre qué ha sido de los implicados. Constata que el rey estuvo en todo momento contra el golpe.
José Manuel Cuenca Toribio (2001), El 23-F: Conversaciones con Alfonso Armada. Actas editorial
Cuenca Toribio ofrece una amplia e interesante entrevista con el ex general Armada, en la que éste defiende su inocencia. Se hacen notar en el libro las incoherencias, ya que aunque afirma que no sabía nada, en otros párrafos parece reconocer que tenía algún papel.
Javier Fernández (2000), Diecisiete horas y media. El enigma del 23-F, ed. Taurus
El coronel Javier Fernández asegura que hubo tres golpes distintos que convergieron. Según él, el golpe fracasó porque los tres tenían objetivos diferentes. Asegura que Armada no era el hombre del rey y que estaban distanciados. También afirma que ninguna capitanía general estuvo dispuesta a secundar el golpe.
Amadeo Martínez Inglés (2001), El golpe que nunca existió, ed. Alkal
Es su libro el más polémico. Se basa en una conversación que el autor mantuvo con Miláns en la cárcel, y en las declaraciones de su confesor, según las cuales Miláns estaba seguro de que el rey estaba detrás de todo y no fue engañado por Armada. Esta conspiración contaría con el visto bueno de todos los partidos para dar un giro con un Gobierno de concentración y evitar un golpe de estado mayor que se esperaba para mayo. El CESID también estaba implicado y el fracaso se debió a la bochornosa actuación de Tejero.
Jesús Palacios (2001), 23-F: El golpe del Cesid, ed Planeta
El CESID es el sujeto principal de la trama según el libro de Palacios. Su investigación se centra en intentar demostrar que Javier Calderón, actual director del CESID, y José Luis Cortina fueron los arquitectos de la solución Armada, destinada a formar un gobierno de regeneración con Armada como presidente.
Miguel Platón (2001), Hablan los militares, ed. Planeta
Platón ofrece la versión de 24 jefes y altos oficiales del Ejército actual sobre el 23-F. Defiende también que ninguna capitanía estuvo por secundar el golpe.
Entrevista
Esta entrevista se la hice a una amiga de mi madre para que me explicase las sensaciones que vivió aquel día, el día del intento de golpe de Estado del Teniente Tejero. Esta mujer se llama Inma Martín y vive en Barcelona.
-¿Qué hacía en aquellos momentos?
- Estaba en casa de mi tía haciendo los preparativos de mi boda, que era en Marzo. Mi padre me llamó, y me dijo que había escuchado por la radio que unos guardias civiles habían ocupado el Congreso. Él estaba muy preocupado. Hasta nos sugirió que compráramos productos como legumbres, arroz, azúcar, etc..., por si se presentaba un caso de guerra.
- Narración del hecho según ella:
El Teniente Tejero entró en el Congreso de los diputados y secrestó durante unas horas a los diputados, a los cuales hizo sentar. Disparó unos tiros al aire, i casi todos los diputados, menos Suárez, Mellado y Carrillo, se escondieron debajo de sus escones.
Nos tranquilizamos mucho cuando el Rey salió por la TV, ya que dijo que este golpe no contaba con el apoyo de la corona española.
- Sensación personal ante el hecho:
Tuve miedo ya que era militante del PSUC y constaba en los archivos del partido y mi marido actual estaba fichado por la Guardia Civil por haber participado en la “Marcha de la Libertad” en la que fue arrestado. También porque él era periodista y no escribía precisamente a favor de un régimen dictatorial. Tuvimos miedo por la reimplantación de una dictadura militar y pensamos en el hecho de exiliarnos durante las primeras horas del golpe.
-Valoración:
- Se estuvo a punto de volver a atrás políticamente hablando, pero por suerte, la democracia estaba más consolidada de lo que pensábamos y era muy claro, que el balance entre sectores pro-democráticos y sectores favorables a una dictadura se decantaba claramente hacia los democráticos, demostrando así su mayoría.
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Enviado por: | Jordi Barajas |
Idioma: | castellano |
País: | España |