Historia
Inquisición española
9 de abril de 1996
ÍNDICE Pag
¿Qué fue la Inquisición? ............................................. 2
Historia de la Inquisición ............................................ 2
La Inquisición española .............................................. 3
Creación .............................................................3
Organización ......................................................3
Miembros del tribunal ........................................3
Competencia ...................................................... 4
Financiación del tribunal ................................... 4
Procedimientos de tortura ................................. 4
Fin de la Inquisición .......................................... 5
Auto de fe (foto) ................................................ 5
¿Qué fue la Inquisición?.-
Tribunal permanente, distinto del ordinario presidido por un obispo, que estaba encargado por el papado de la lucha contra la herejía.
Historia de la Inquisición.-
Al intensificarse en los siglos XI y XII la actividad de los cátaros y albigenses, considerados como herederos de maniqueos, reaccionaron violentamente contra ellos el pueblo y príncipes cristianos. Hubo muchos casos de violencias populares en que se llegó a aplicar contra aquéllos la pena del fuego. Algunos príncipes dictaron la pena de muerte por el fuegos contra herejes de su tiempo: el conde Raimundo V de Tolosa, Pedro II de Aragón, Luis VIII y Luis IX de Francia. Los papas, durante algún tiempo, tuvieron que frenar el impulso creciente del pueblo cristiano; pero, al fin, ya Alejandro III, en el III concilio ecuménico de Letrán, codificaron las leyes existentes y urgieron su cumplimento.
Federico II publicó, en 1224, una ley imperial por la que se imponía la pena de muerte a los herejes. El papa Gregorio IX, en 1231, aceptó para toda la Iglesia esta constitución y tomó diversas medidas para asegurar su cumplimiento. La principal fue la creación del nuevo tribunal de la Inquisición, del que se encargó definitivamente la nueva orden de los diminicos. Tal fue el origen de la Inquisición. Se comenzó, pues, a proceder contra la herejía conforme a las leyes existentes. En 1231 se nombró inquisidor a Conrado de Marburgo para Alemania, y a otros varios para diversos territorios. En Aragón se estableció el nuevo tribunal a instancias de san Raimundo de Peñafort y de Jaime Y el Conquistador. El primero redactó un Manual práctico de inquisidores, cuyo original ha sido recientemente encontrado y publicado. En este Manual y en algunas cartas de Gregorio IX se expone con todo detalle el modo como debían proceder los nuevos tribunales. Al llegar el inquisidor a una población, dirigía una alocución al pueblo cristiano y anunciaba el llamado tiempo de gracia, durante el cual los culpables que confesaban libremente su culpa eran perdonados y sólo se les imponían ligeras panitencias espirituales. Luego comenzaba el interrogatorio sistemático. En un principio no se disponía de abogado; pero posteriormente se introdujo el sistema del secreto de los testigos, que dificultaba la defensa, pero era necesario para el procedimiento de la Inquisición. La tortura comenzó a utilizarse desde 1252, en tiempo de Inocencio IV. Concluida la investigación, los inquisidores promulgaban la sentencia, cosa que generalmente se hacía en los llamados autos de fe. Para la ejecución de los más graves castigos, los reos eran relajados al brazo secular. El castigo más rigurosos era el de la muerte, que generalmente era por el fuego. Seguían: la cárcel perpetua o temporal y la confiscación de bienes y otros castigos temporales. Algunos penitenciados debían llevar unas cruces sobre sus vestiduras, que fue el origen de los sam-->[Author:MAO]benitos, corozas y otros distintivos de la Inquisición.
La Inquisición española.-
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Creación. Tribunal religioso creado a instancias de los Reyes Católicos para investigar y castigar los delitos contra la fe. Los motivos que impulsaron a los Reyes Católicos a establecer la Inquisición dimanaron, sobre todo, del problema de los falsos conversos judíos (judaizantes), que tenía especial gravedad en la Baja Andalucía. Constituían una burguesía urbana, odiada por su influencia y por la riqueza de algunos de sus miembros. Durante el reinado de Enrique IV actuaron imprudentemente; aunque bautizados, no se recataban practicar ceremonias judaicas, con lo que provocaron reacciones populares, a la vez por motivos sociales y religiosos. También por motivos complejos, más bien religiosos en Isabel y políticos en Fernando, los reyes obtuvieron del papa Sixto IV el nombramiento de los primeros inquisidores en 1478. Dos años después, el primer tribunal comenzó su actuación en Sevilla; luego se crearon en otras ciudades castellanas y en Aragón, donde sustituyeron a la Inquisición medieval. En 1483 se creó el Consejo de la Suprema y general Inquisición (vulgarmente llamado “la Suprema”), con autoridad sobre todos los tribunales provinciales. Como inquisidor general fue nombrado fray Tomás de Torquemada, prior del convento de dominicos de Segovia. Se ha demostrado que Torquemada, como otros fervientes patrocinadores de la Inquisición, era de ascendencia judeoconversa, pues los conversos sinceros profesaron un odio profundo a los judaizantes.
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Organización. La Inquisición, llamada también Santo Oficio, recibió desde el reinado de los Reyes Católicos la organización que, con ligeras modificaciones, había de conservar en sus tres siglos largos de existencia. Era un tribunal eclesiástico qué dependía nominalmente de la Santa Sede, pero en realidad del rey de España, por concesión y delegación suya. Esta circunstancia no autoriza a considerarlo como un tribunal político o mixto, pues no hay que olvidar que los reyes se consideraban protectores de la Iglesia y tenían extensas atribuciones (regalías) en materia de disciplina eclesiástica. El hecho de que a veces se sirvieran de la Inquisición con fines políticos no altera el carácter eclesiástico de dicho tribunal.
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Miembros del tribunal. Cada tribunal constaba de varios inquisidores, un fiscal y los subalternos necesarios. Contaba con el asesoramiento de teólogos, llamado calificadores, y con un crecido número de agentes seculares, llamados familiares, que eran como la policía del Santo Oficio. El cargo de familiar tenía varias ventajas: estaba exento de la jurisdicción ordinaria y probaba la limpieza de sangre del que lo ostentaba, por lo cual era un cargo solicitado; hubo que dar reiteradas órdenes para limitar su número.
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Competencia. La competencia del tribunal sólo se extendía a los bautizados. Los judíos y musulmanes no fueron molestados por él; pero tras la expulsión de los judíos y el bautismo forzado de los moriscos quedó realizada la unidad religiosa en el terreno legal, y todos los habitantes de España cayeron bajo la vigilancia de la Inquisición. El caso de los protestantes extranjeros era más dudoso; la Iglesia reconocía la validez de su bautismo, y, por lo tanto, su obligación de vivir como católicos; los comerciantes o marinos que llegaban a España arriesgaban ser procesados y condenados como herejes y, de hecho, algunos neerlandeses, ingleses y franceses lo fueron, hasta que en el siglo XVII se firmaron tratados comerciales en los que el gobierno de Madrid aceptó la presencia de protestantes extranjeros, con tal que no hicieran propaganda de sus doctrinas ni menosprecio del culto católico. Los casos de brujería y hechicería eran también de la competencia de la Inquisición, así como otros que, en realidad, no pertenecían al dominio de la fe, sino al de las costumbres: bigamia, blasfemia, confesores solicitantes, posesión de libros prohibidos, etc.
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Financiación del tribunal. Los recursos económicos con que contaba el Santo Oficio eran, ante todo, las multas y confiscaciones. La incautación de bienes se aplicaba a todo procesado, y a cuenta de ellos se le mantenía mientras permanecía en prisión. Si era absuelto, se le devolvía el resto; si era condenado a penas graves, sufría además la confiscación total. En los primeros años de actuación, la confiscación de los bienes de muchos judaizantes no sólo permitió atender a los sueldos de los inquisidores y demás gastos, sino que quedó un resto que se empleó en atenciones públicas. El número de condenados bajó mucho en el reinado de Carlos V, por lo que los reyes destinaron el producto de una canonjía a cada catedral a completar los ingresos del tribunal.
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Procedimientos de tortura. Los procedimientos de tortura empleados para obtener confesiones de los acusados contra los que existían graves sospechas eran los que se empleaban entonces en España, no tan duros como los que se practicaban en otros países de Europa. Los más corrientes eran dos: el de los cordeles, que se apretaban hundiéndose en las partes carnosas, y el de la toca, que consistía en un paño que se introducía por la boca hasta la garganta, vertiéndose a continuación agua, con lo que se ponía al reo al borde de la asfixia. Ambos procedimientos eran muy dolorosos, pero había poco riesgo de que produjeran la muerte o la mutilación del atormentado. La escala de penas era muy variada. Las más leves eran las de abjuración, penitencia, multas y obligaciones de llevar puesto el sambenito (túnica amarilla con una cruz roja en forma de aspa). Relativamente leves podían considerarse las penas de prisión, porque eran temporales; aun las sentencias de cárcel perpetuas se reducían a unos pocos años, pues la Inquisición no quería o no podía alimentar indefinidamente a sus presos. Por la misma razón de economía, los autorizaba muchas veces a ganarse la vida trabajando en la prisión, e incluso fuera de ella. Penas más graves eran las de vergüenza pública, azotes y galeras; con frecuencia iban unidas las tres. La pena de muerte se reservaba a los impenitentes y relapsos (reincidentes). Por motivos canónicos no podía imponerla directamente un tribunal eclesiástico; por eso la Inquisición relajaba al reo, es decir, lo entregaba al brazo secular, que desempeñaba el papel de mero ejecutor. La publicación de las sentencias se hacía en un solemne acto público, el auto de fe, verdadero espectáculo que reunía grandes muchedumbres en la plaza principal de la ciudad, y duraba muchas horas y hasta un día entero.
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Fin de la Inquisición. La Inquisición fue suprimida en 1808 por José Bonaparte, y en 1813 por las cortes de Cádiz. En 1814 fue restablecida, pero el arruinado y desacreditado tribunal sólo prolongó una existencia fantasmal hasta su definitiva desaparición, decretada por el régimen liberal en 1820.
Auto de fe.
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Enviado por: | Javi |
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